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Sucedió durante la luna de miel, en la habitación de un hotel de
Dubai, país donde la práctica sí es legal. Una alemana de Baja Sajonia,
que tenía entonces 31 años, fue sometida por la fuerza a la ablación
del clítoris por parte de su propio marido, que responde por estos
hechos en el juicio que comienza hoy ante el tribunal regional de
Braunschweig y que tiene previstas seis sesiones. La acusación,
que pide diez años de prisión por mutilación y lesiones corporales
graves, ha explicado en su presentación de cargos que la mujer soportó
la operación por miedo a la amenaza de divorcio y al ostracismo
cultural asociado a este. El hecho de que la profesión del marido
sea la de ginecólogo ha puesto en alerta a las autoridades de la
región, por temor a que esté llevando a cabo esta práctica a otras
mujeres de forma clandestina.
Ambos cónyuges son alemanes de origen inmigrante, una comunidad
en la que esta práctica no es para nada un hecho aislado. Según
la más reciente estimación de la organización de defensa de los
derechos de las mujeres Terre des Femmes, en Alemania hay más de
100.000 mujeres y niñas a las que se ha practicado la mutilación
genital y entre 2.000 y 17.000 niñas nacidas en Alemania corren
en este momento riesgo grave de sufrirla. Esto convierte a Alemania
en uno de los países de la UE de mayor riesgo, el cuarto por detrás
de Francia, Bélgica y Holanda.
Una niña muestra un estilete utilizado para la mutilación
femenina en Costa de Marfil.
«El aumento de la inmigración ha traído a Alemania una práctica
intolerable contra la que es muy difícil luchar, porque para las
autoridades es imposible saber si, cuando las familias viajan al
extranjero, albergan esta intención», dice Fadumo Korn, fundadora
de la asociación Nala, en Frankfurt, que también asume que las mutilaciones
genitales tienen lugar en secreto en Alemania sin ser descubiertas
hasta el momento del primer parto.
Los Mossos d'Esquadra evitaron a mediados de 2023 que tres hermanas
de un pueblo de la comarca de la Segarra (Lérida) pudieran salir
del país mediante el protocolo que detecta el riesgo de ablación
y el matrimonio forzado. Unos meses antes se impidió viajar
a una bebé de 17 meses a Sierra Leona. La madre explicó que quería
que le hiciesen «lo mismo que a ella».
«En muchos países africanos, es un requisito previo para casarse,
sólo entonces las niñas se consideran puras, por lo que a menudo
son las madres las que se encargan de promover la operación durante
la infancia, porque no quieren que sus hijas queden solteras», explica
Cornelia Strunz, del Holspital Waldfirede de Berlín Zehlendorf,
«es una cuestión de mentalidad que se traslada a Alemania hasta
la segunda y tercera generación de inmigración». Esta creencia se
arraiga también a través de mitos. «Entre mujeres y hombres se cuenta
que el clítoris puede dañar al pene durante las relaciones sexuales,
causándole una picadura salvaje, o que los labios de la vulva seguirán
creciendo hasta ser monstruosos si no se lleva a cabo la ablación»,
relata la tradición oral, por lo que Korn no cree que estos juicios
garanticen la seguridad de las mujeres, sino que confía más en «campañas
de información en los colegios que abran los ojos a las niñas y
les proporcionen herramientas para hacer frente a sus padres». «Tienen
que poder cuestionar esa decisión dentro de su propia familia y
aprender que tienen derecho a hacer algo al respecto», dice, «tienen
que ser conscientes de los peligros de desangrado o de que se les
vuelva a abrir la cicatriz, y sobre todo saber que la está prohibida
en Alemania según el Código Penal». El mayor foco de peligro en
este momento son los centros de acogida de refugiados, dice.
Aminata Touré, ministra regional de Asuntos Sociales de Schleswig
Holstein, ha pedido que la mutilación genital femenina sea motivo
de concesión del estatus de asilo en Alemania. «Se debe prestar
mayor atención a los derechos de las mujeres y niñas refugiadas
y se debe reconocer la violencia de género como motivo de asilo»,
ha reivindicado, pero la imposibilidad fáctica de que Alemania preste
asilo a todas las mujeres africanas amenazadas y la nueva política
restrictiva de asilo del gobierno alemán alejan de la realidad esta
reivindicación. Por el momento, Alemania está formando a los empleados
de la Oficina Federal de Migraciones para poder responder con sensibilidad
a este peligro que se cierne sobre las niñas y mujeres refugiadas.
El Sahel forma un cinturón de hasta 5400 km que atraviesa África
desde el océano Atlántico hasta el mar Rojo. Se desarrolla por una
decena de países aproximadamente. Estos son: (de oeste a este) el
sur de Mauritania, norte de Senegal, centro de Malí, norte de Burkina
Faso, sur de Níger, norte de Nigeria, centro de Chad y de Sudán,
Eritrea y norte de Etiopía.
«La herida cicatriza, pero el trauma no», lamenta Safaa Osmon,
que llegó a Alemania de niña y de adulta ha recurrido a la clínica
especializada en la cirugía reconstructiva de Aquisgrán, «ya no
puedes montar en bicicleta, ni correr rápido ni saltar. La micción
solo es posible en un chorro delgado. Es imposible estar sentada
durante largos períodos de tiempo. Te duelen las relaciones sexuales,
te duele al orinar, durante la menstruación...«, justifica su decisión,
y subraya que »sólo puede terminarse con esto si los inmigrantes
de otros países, tanto los padres como los hijos, son separados
de unas ideas y tradiciones que importan desde sus lugares de origen«.
Fatou Baldeh OBE (diciembre de 1983) es una activista de los derechos
humanos gambiana, conocida por su campaña contra la mutilación genital
femenina (MGF).
Baldeh sufrió la mutilación genital femenina a la edad de siete
años y fue víctima de una mutilación similar a la de su madre. Baldeh
se licenció en Psicología y Salud en la Universidad de Wolverhampton.
Posteriormente, cursó un máster en salud sexual y reproductiva en
la Universidad Queen Margaret, Edimburgo.
Tras finalizar sus estudios, trabajó para el Foro de Investigación
Dignity Alert en Edimburgo para fortalecer los derechos de las mujeres
y las niñas y promover los valores humanos. En mayo de 2015, fue
nombrada directora del Foro de Investigación Dignity Alert. En 2013,
señaló públicamente los problemas de la mutilación genital femenina
de niñas en Escocia y fue duramente criticada por tales declaraciones.
Posteriormente, el 30 de enero de 2014, Baldeh compareció ante el
Comité de Igualdad de Oportunidades del Parlamento escocés, donde
se le pidió que hiciera una presentación individual para explicar
las medidas y directrices que deben aplicarse para evitar que las
mujeres jóvenes fueran víctimas de la mutilación genital femenina
en Escocia. Tras pasar la mayor parte de su vida como activista
en Escocia, Baldeh regresó a Gambia en 2018, y creó la organización
Mujeres en Liberación y Liderazgo (WILL, en sus siglas en inglés).
Asimismo, ha impartido talleres y seminarios en Gambia y en el International
Center for Transitional Justice. En marzo de 2020, Baldeh recibió
un premio She por su destacada contribución al empoderamiento de
niñas y mujeres en Gambia. En enero de 2020, la embajadora británica
en Gambia, Sharon Wardle, le concedió la Orden del Imperio Británico
en reconocimiento a su valor y compromiso en la defensa de las comunidades
étnicas y minoritarias negras en Escocia.
"Ahora sé cómo se siente ser una mujer completa": las cirugías
para reparar el daño causado por la mutilación genital femenina.
La Asociación Multicultural de Mujeres Mauritanas DIMBE advierte
que la mutilación genital femenina se ha convertido en una realidad
social en Canarias. Para luchar contra la exclusión social de esta
población en riesgo, DIMBE advierte que debe ser abordada desde
diferentes ámbitos profesionales y comunitarios, destacando la importancia
de la formación y la sensibilización. DIMBE advierte sobre el peligro
de esta práctica, que es reconocida internacionalmente como una
violación grave de los derechos humanos, la salud y la integridad
de las mujeres y las niñas. Las previsiones de Naciones Unidas para
2021 fueron de 4,16 millones de niñas en riesgo de sufrir una mutilación
genital femenina. En España, según datos recogidos del INE 2018,
hay 15.562 niñas de entre cero y catorce años en riesgo de que se
les practique la Mutilación Genital Femenina.
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