www.juezyverdugo.es --- contacto@juezyverdugo.es

 

27 - Mayo - 2024
>>>> Never Mind ...

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Never Mind the Bollocks, Here's the Sex Pistols o simplemente conocido como Never Mind the Bollocks es el primer y único álbum de estudio de la banda británica de punk Sex Pistols. La banda entró al estudio en octubre de 1976 para grabar su primer disco, dirigidos por su mánager, el empresario de la moda Malcom McLaren, quien les había conseguido un contrato con EMI. En julio ya había grabado una maqueta con 7 demos, entre ellos su primer sencillo. Eso les permitió firmar con la discográfica, impulsados por la popularidad del movimiento patrocinado por McLaren, que desde su boutique Sex apadrinó a otros artistas como Siouxsie Sioux y su banda, The Clash, Buzzcocks, y The Damned. Como fruto de su trabajo salió, el 26 de noviembre de 1976 su primer sencillo, Anarchy in the UK.

La banda se presentó el 1 de diciembre de 1976 en el programa televisivo de la BBC Today, en reemplazo de Queen, quienes por diversos contratiempos no pudieron asistir al programa. Para sustituir a la banda, que había cancelado a último momento, el presentador Bill Grundy entonces se vio obligado a invitar a un, hasta entonces, desconocido grupo de punks para que les reemplazaran. Llegaron ocho personas, cuatro pandilleros y cuatro músicos, que no diferían del aspecto de los pandilleros, llamados Bromley Contengent. El aspecto amenazante de la banda estuvo calando por el estudio antes de la presentación. De hecho, para bajar los ánimos en la entrevista previa al show, el presentador bromeó con su propio supuesto estado de embriaguez. Finalmente la banda abrió con la palabra Fuck y tocó su sencillo «Anarchy in the U.K.». El resultado de ese espectáculo fue la suspensión de Grundy del programa y el inicio del fenómeno Sex Pistols. La prensa cubrió al día siguiente el incidente y eso le dio a la banda la promoción adecuada para iniciar su gira el 2 de diciembre, enfrentándose a todo tipo de censuras, por lo que sólo pudieron cumplir con seis fechas.

El álbum fue editado en el Reino Unido el 28 de octubre de 1977 por la discográfica Virgin Records.

El álbum y la irreverencia del grupo tienen su explicación en los eventos que vivía Inglaterra a mediados de los años 70 y el descontento musical. El primer gran problema era la crisis económica del país, que llevó al alza el desempleo y al desencadenamiento de huelgas y protestas. En el ámbito musical, el propio mánager de la banda Malcom McLaren odiaba el movimiento pacifista y psicodélico del hippismo, y buscaba que la música rock volviera a sus raíces rudas. A todo eso se sumó la tradición izquierdista de McLaren. De hecho el odio del mánager de la banda por Pink Floyd era bastante conocido en esos días. A pesar de la influencia de McLaren (fue él quien bautizó a la banda), los miembros de Sex Pistols ya tenían un espíritu rebelde y contestatario años antes como individuos. Así mismo los miembros de la banda también odiaban a Pink Floyd.

El disco es considerado uno de los más escandalosos de la historia de la música. Su publicación generó controversia desde el inicio, comenzando por la inclusión de la palabra "Bollocks" (cojones en inglés británico vulgar) en el título. Pronto, se iniciaron acciones legales para censurar el nombre y prohibir la exhibición del álbum en las tiendas de discos, como ya había hecho el dueño de Virgin Records Richard Branson en su local de Nottingham. El 24 de noviembre de 1977, el abogado defensor de Branson y los Pistols, John Mortimer, logró demostrar al jurado que la palabra "bollocks" era un uso legítimo en inglés antiguo para decir sacerdote, por lo cual, simplemente no tenía ningún sentido en el contexto del título. Ante la validez del argumento de Mortimer el jurado sentenció que:

Much as my colleagues and I wholeheartedly deplore the vulgar exploitation of the worst instincts of human nature for the purchases of commercial profits by both you and your company, we must reluctantly find you not guilty of each of the four charges.

Por mucho que mis colegas y yo deploremos la explotación de los peores aspectos de la naturaleza humana con el fin de lograr beneficios comerciales como lo hace usted y su compañía, debemos a regañadientes declararlo inocente de los cuatro cargos.

En 1970, el motor de la economía británica seguía siendo la industria de producción. Todo el norte y parte medio de Inglaterra, junto a la ciudad escocesa de Glasgow, era el centro industrial, lleno de fábricas y minas. La mayoría de los trabajadores industriales de base cobraban un salario modesto, pero con un puesto de empleo muy estable. Muchas familias ya llevaban varias generaciones trabajando en las mismas fábricas de acero, minas de carbón o astilleros y vivían en comunidades muy unidas donde todo el mundo se conocía.

Sin embargo, mucho mayor fue la controversia generada por las letras de "Anarchy in the U.K." y "God Save the Queen", así como el arte de portada de Jamie Reid para el sencillo de esta última. Ambas canciones fueron marcadas como insultos a la sociedad civil y a la monarquía y particularmente "God Save the Queen" hacia la reina Isabel II. Ante esto, el vocalista Johnny Rotten y el guitarrista Steve Jones insistieron en afirmar que el ataque no era hacia la reina en particular sino que hacia el gobierno británico en general. De cualquier manera, la controversia no hizo más que aumentar las ventas del álbum. Para poder vender el disco, ante la negativa de los dueños de las tiendas de discos a publicarlo en sus vitrinas por miedo a una demanda por parte del gobierno, la banda decidió promocionarlo en vivo bajo el seudónimo de S.P.O.T.S. (Sex Pistols on Tour Secretly). Otra canción que causó revuelo en el Reino Unido fue "Pretty Vacant", sin embargo en este caso no por su letra sino por la peculiar pronunciación de Johnny Rotten en la palabra "vacant". Su exagerada acentuación en la sílaba "cant" emulaba fonéticamente a la palabra "cunt" (literalmente, coño en inglés). A pesar de las suspicacias, Rotten nunca admitió que esa haya sido su intención. Muchas versiones anteriores de los temas habían sido emitidas en el Bootleg Spunk, editado poco antes del lanzamiento de Never Mind the Bollocks. Además, para este álbum se grabaron dos diss tracks, "New York", dirigido a The New York Dolls, y "EMI", dirigido a su antiguo sello discográfico EMI.

'Guerrilla', la serie sobre el Londres combativo de los años 70. Con uno de los momentos más convulsos en la historia del Reino Unido como telón de fondo, relata la historia de una pareja comprometida políticamente relación y valores se pondrán a prueba cuando liberan a un preso político y forman una célula radical encubierta.

Never Mind the Bollocks llegó pronto al # 1 en la lista británica de álbumes más vendidos, sin embargo, en la lista estadounidense de Billboard solo llegó al # 106. En 1998, los lectores de la revista Q lo votaron como mejor álbum de la historia, mientras que en 2000 la misma revista lo colocó # 10 en su lista de los 100 mejores discos británicos de todos los tiempos. En 2001, el canal VH1 lo colocó # 17 en una lista similar. Por su parte, Rolling Stone lo calificó en 1987 como el segundo álbum más importante de los últimos 20 años, por detrás de Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band de The Beatles y lo posicionó # 41 en su lista de los 500 mejores álbumes de todos los tiempos de 2003. Fue incluido por el escritor Robert Dimery en su libro "1001 discos que hay que escuchar antes de morir" y los lectores de Kerrang! lo calificaron como el mejor álbum de la historia del punk. En general, gran parte de los críticos y músicos consideran a Never Mind the Bollocks, Here's the Sex Pistols como uno de los discos más importantes de la historia del punk rock. Se considera como un precursor del movimiento punk, ya que si bien Ramones había sido el primer lanzamiento del género, siendo lanzado un año antes, Never Minds the Bollocks condensaba la desesperación de la juventud británica por un cambio en la sociedad, ya que había serios problemas económicos, desempleo, y descontento con la política.

Los miembros de los Sex Pistols iniciaron una batalla ante la Alta Corte de Londres por el uso de su música en una serie de televisión sobre sus vidas. El guitarrista Steve Jones y el batería Paul Cook demandaron al líder y cantante del grupo, Johnny Rotten, porque se opuso al uso de sus canciones en Pistol, una serie dirigida por el cineasta británico Danny Boyle y basada en las memorias de Jones, estrenada en 2022.

Never Mind the Bollocks también marcó un punto de inflexión en el punk rock por la producción musical. El productor Chris Thomas se esmeró en trabajar el sonido clarificándolo y agregando guitarras a las grabaciones originales en lugar de lanzar el álbum con la música sin refinar como era característico en los grupos del género. Esto causó cierto rechazo por parte de algunos sectores del mismo.

La primera versión británica del álbum tenía originalmente once canciones hasta que el grupo cambió su parecer y solicitó la inclusión de «Submission». Sin embargo, por razones comerciales Virgin no pudo suspender la impresión y retrasar el lanzamiento del disco por lo cual se incluyó gratuitamente un póster y «Submission» en un sencillo aparte. En consecuencia, para la versión de doce canciones emitida posteriormente en noviembre del año 1977 hubo muchas variantes erróneas en la contratapa; en algunos casos nombrando «Submission», en otros omitiéndolo, en otros incluyendo «Belsen Was a Gas» que no pertenecía al álbum y en otros simplemente dejando la contratapa en blanco. Todos las canciones son atribuidas como composición conjunta del grupo. Las letras son todas obra de Johnny Rotten (letra original de «Pretty Vacant» por Glen Matlock y de «Seventeen» por Steve Jones).

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

El 27 de mayo de 1977, antes de las celebraciones patrióticas del 25 aniversario del ascenso de la reina Isabel II al trono, el grupo punk The Sex Pistols lanzó un tema incendiario que desató una tormenta de polémica y los volvió famosos de la noche a la mañana. La canción, God Save the Queen (“Dios salve a la reina”), era una mordaz crítica a la monarquía y al tradicional orden político que representaba. Acompañada de golpes de guitarra básicos, una energía cruda y letra ferozmente cáustica, proclamaba que la reina “no es ningún ser humano”, que el pueblo “no tiene futuro” y que Reino Unido era “un régimen fascista”. El disco, y el momento en que se lanzó en vísperas del Jubileo de Plata, pareció ser un desafío directo a la reverencia tradicional que se le brindaba a la monarca en esa época. Pocos días después, la BBC se apresuró a emitir un veto total de la canción en sus emisoras de radio y canales de TV.

El director de BBC Radio 2, Charles McLelland, catalogó la canción como de “un mal gusto craso”, mientras que el parlamentario laborista Marcus Lipton la denunció diciendo que “si la música pop iba a ser usada para destruir nuestras instituciones establecidas, entonces ella debería ser destruida primero”.

Muchas cadenas de tiendas, como Woolworths, simplemente rehusaron tener el sencillo en su inventario. The Sex Pistols surgió como una parte del movimiento punk que se extendía rápidamente por Reino Unido a mediados de la década de 1970, cuando el país luchaba contra el estancamiento económico y enfrentaba una crisis de desempleo, apagones de electricidad y tensiones raciales en ebullición.

Los Sex Pistols mostraban irreverencia contra la monarquía y aquí firman un contrato con su representante, Malcolm McClaren, frente al Palacio de Buckingham.

Con su espíritu de improvisación y postura antiautoritaria, el punk fue la respuesta al aburrimiento, la conformidad social y la alienación que muchos jóvenes sentían. La música que surgió articuló la hipocresía que percibían tanto de la clase dirigente británica como de la cultura tradicional. Sin tapujos, rebeldes y beligerantes, The Sex Pistols fueron la personificación de la ética punk. Seis meses antes del lanzamiento del sencillo, en noviembre de 1976, una de esas instituciones tradicionales, la emisora nacional de Reino Unido, la BBC, invitó a la banda a una entrevista en su programa de actualidad, Nationwide. La emisora estaba interesada en comprender el movimiento cultural que reflejaba la ira, frustración y desilusión que parecía prevalecer en la juventud del país y que claramente preocupaba tanto a sus televidentes mayores. En ese entonces, la banda estaba compuesta por el cantante Johnny Rotten (cuyo nombre real es John Lydon), el guitarrista Steve Jones, el baterista Paul Cook y el bajista Glen Matlock, quien luego fue reemplazado por Sid Vicious. Fueron presentados dentro de un segmento que pretendía familiarizar a la audiencia con lo que describieron como “el culto del punk”. “Bueno, podrá no ser el mejor rock ‘n’ roll del mundo, pero ciertamente es el más polémico”, decía la narración del presentador Lionel Morton con un evidente tono reprobador para luego advertir a los televidentes que un diario londinense había tildado a The Sex Pistols de “la banda más agresiva y desagradable jamás vista”.

Ni la industria musical ni la prensa parecían entender la atracción que ejercían la banda sobre la juventud.

Su copresentadora Maggie Norden, quien en realidad era mucho más joven que el representante de la banda, Malcom McLaren, también parecía tener dificultades para entender la atracción de tantos jóvenes por el este visceral y nihilista rock casero y el desprecio del grupo por la autoridad. Le planteó a McLaren que “estaban más interesados en el caos que en cualquier otra cosa”. “Bueno, esa es una acusación de personas que realmente no entienden lo que los chicos quieren”, respondió McLaren. “Los chicos quieren emoción, quieren cosas que transformen lo que es básicamente un vida muy aburrida para ellos en este momento, y la música, la joven música rock, es lo único que tienen, lo que piensan que pueden controlar. Y si miras la cartelera de éxitos, realmente no tiene nada que ver con eso”.

Norden reprendió la banda, afirmando que “estaban tratando de escandalizar a todo el mundo”, además de considerar sus vestimentas “estrambóticas”. Le preguntó a Johnny Rotten si estaba satisfecho con el término punk, señalando que significaba “despreciable, mezquino”. “La prensa nos lo puso. Es problema de ella, no de nosotros. Nunca nos llamamos punk”, respondió enigmáticamente. La presentadora continuó interrogándolos sobre qué había de malo con las bandas de los 60s que seguían vigentes, como The Rolling Stones y The Who, con los que ella parecía estar más a gusto en términos del sonido de la rebelión adolescente. Johnny Rotten los desestimó sencillamente diciendo: “Simplemente no significan nada para nadie”.

¿Qué fue el punk y por qué asustaba tanto a la gente?

El programa Nationwide de la BBC también había invitado al periodista musical Giovanni Dadomo, quien en esa época escribía para las publicaciones Sounds y ZigZag, para retar a la banda. Los acusó de hacer música “poco original” y calificó la actitud de los Pistols como “aburrida”. “La destrucción por sí misma es, al final de cuentas, sosa”, manifestó Dadomo. “Ustedes saben que no ofrece esperanza alguna, realmente no busca el cambio. Solo está diciendo, ‘no nos gusta esto, somos diferentes, mírennos”. McLaren respondió: “Tienes que destruir para crear, sabes bien. Tienes que hacerlo pedazos y construirlos de nuevo en una forma diferente”. Se desconoce qué tan sincero fue Dadomo consigo mismo y con su propia perspectiva, dado que el año siguiente conformaría y cantaría en su propia banda de rock que llamaría The Snivelling Shits (Las Mierdas Lloronas). McLaren seguía empecinado en su creencia que la banda superaría la resistencia coordinada de la industria musical, los medios y las instituciones políticas, convencido de que la gente joven tenía el poder para cambiar la opinión pública. “No será un periodista, realmente no será la industria musical. Será el chico de la calle porque es él quien compra el disco”, afirmó. “¿Importa si el álbum no vende?”, preguntó Norden. “No hay duda de que venderá”, aseguró McLaren.

Malcolm McClaren estaba convencido del éxito que tendrían los Sex Pistols.

Se refería al sencillo con el que debutaron The Sex Pistols, Anarchy in the UK ("Anarquía en Reino Unido"), que llegaría al puesto 38 en la cartelera de éxitos británica. Ese tema también sería censurado por la BBC después de la controvertida aparición de la banda en el programa de televisión Today, que estuvo llena de palabrotas y se sumió en el caos. En esta ocasión, sin embargo, los intentos de reprimir God Save the Queen sólo sirvieron para impulsar su popularidad. El disco se vendió como pan caliente en las tiendas que lo ofrecían, subiendo hasta el segundo puesto en la cartelera de éxitos. El primer lugar le fue negado, un tanto irónicamente dado el veto, a una canción titulada I Don’t Want to Talk About It (“No quiero hablar de eso”), de Rod Stewart. Eso generó acusaciones de que la cartelera de éxitos había sido manipulada para evitar que los Pistols llegaran a número uno, lo que fue interpretado por los punks como una evidencia más de los esfuerzos de los estamentos tradicionales de acallar la disconformidad.

Y a pesar de todas las preguntas hechas durante la entrevista en Nationwide, de la BBC, sobre el comportamiento peligroso en las presentaciones de The Sex Pistols, fueron los integrantes de la banda o aquellos asociados con sus canciones los que fueron objeto de violencia. Después de la conmoción causada por el disco, el 19 de junio de 1977, Johnny Rotten y los productores de la canción, Chris Thomas y Bill Price, fueron atacados con navajas frente a un pub en el norte de Londres. Al día siguiente, el baterista, Paul Cook, fue asaltado por seis hombres armados con cuchillos a la entrada de una estación de metro. El 7 de junio, menos de dos semanas después del lanzamiento de God Save the Queen, la banda contrató un barco para navegar por el río Támesis y tocó con actitud desafiante la canción mientras navegaba frente a la sede del Parlamento. Los Pistols invitaron al periodista especializado en música Allan Jones a viajar en el bote y verlos tocar en vivo. “Naturalmente, cuando tocaron ‘Dios salve a la reina’, ese barco pudo haber implosionado. Fue increíble”, le contó a la BBC en 2012. Pero no duraría mucho. La policía forzó la embarcación a atracar, lo que dio origen a una pelea y 11 personas, incluyendo McLaren, fueron arrestadas.

La banda organizó un concierto a bordo de un barco en el Támesis que pasó frente al Parlamento.

La polémica y los vetos no terminaron para la banda con God Save the Queen. Su primer álbum Never Mind the Bollocks (“No le prestes atención a las cojudeces”), lanzado ese mismo año, también fue vetado de las principales cadenas de tiendas. También desencadenó un juicio por obscenidad después de que el gerente de la tienda de discos Virgin Records en Nottingham (en el centro de Inglaterra) fuera arrestado por exponer el “material impreso indecente” de la carátula, que fue creado por el diseñador Jamie Reed. Tres meses después del lanzamiento del álbum, The Sex Pistols se desbandaron tras una desastrosa y caótica gira por Estados Unidos.

El movimiento punk duró poco, pero tuvo una repercusión duradera en la música y en la moda.

Pero el impacto del grupo reverberó mucho más allá de su breve existencia, y God Save the Queen, con su desgarrada musicalidad, no ha perdido nada de su potencia: sigue siendo la fiel representación de espíritu antiautoritario del punk. “La canción no ha perdido nada de su fuerza a lo largo de los años”, dijo Jones a la BBC en 2012. “Las emociones detrás de la canción, el sentido de desafío, de rebelión siguen siendo completamente relevantes y seguirá sonando más apasionante que cualquier otra cosa que está en la cartelera en este momento”.

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

A casi 45 años de su lanzamiento, los Sex Pistols reeditaron el clásico de punk ‘God Save the Queen’ en el marco de la conmemoración en Reino Unido por los 70 años de la reina Isabel II en la corona. El tema fue publicado originalmente en 1977 durante el jubileo de plata de la reina como una forma de protesta hacia la monarquía. La canción fue vetada de la BBC por su letra punzante que se rebelaba ante la autoridad y el uso del título del himno de Inglaterra, pero aún así consiguió ocupar los primeros puestos en los listados de ese país. La reedición se publicó disponible en formato digital y dos ediciones físicas: la primera contó con 4000 copias de la versión publicada por Virgin Records con su lado B, ‘Did You No Wrong’; la segunda, más limitada con un poco menos de 2000 copias, ya que se trata de la versión de A&M Records con el lado B, ‘No Feelings’. A inicios del 77, el sello A&M Records había firmado a los Sex Pistols con el propósito de incursionar en el punk, pero debido al mal comportamiento de la banda, el contrato fue desechado y con él fueron destruidas casi 25 mil copias de ‘God Save the Queen’/‘No Feelings’. Actualmente, son pocas las ediciones originales que se encuentran, lo que ha hecho que sean de las piezas coleccionables más codiciadas en toda la historia de la música.

Días después del lanzamiento de la reedición, Danny Boyle estrenó Pistol, la miniserie basada en la autobiografía del guitarrista Steve Jones, Lonely Boy: Tales From a Sex Pistol. Desde su anuncio en 2021, el show alimentó las tensiones entre los exmiembros de la banda por el desacuerdo de John Lydon (Johnny Rotten), quien tildó el proyecto como “la mierda más irrespetuosa que haya tenido que enfrentar”. Luego de una corta batalla legal en donde se rectificó que los derechos de licencias por el uso del nombre y la música del grupo se decidirían por la regla de la mayoría, la serie finalmente se estrenó y presentó su primer tráiler.

La historia de una pandilla de niños de clase trabajadora ruidosos y sin futuro que sacudieron el establishment aburrido y corrupto, amenazaron con derrocar al gobierno y cambiaron la música y la cultura para siempre.

En 2011 John Schofield, miembro del Departamento de Arqueología de la Universidad de York, afirmó que el graffiti que los Sex Pistols hicieron en uno de los edificios de Denmark Street merecía ser preservado. Schofield pidió para ese graffiti la consideración de patrimonio nacional, lo que vendría a equipararlo a los dibujos prehistóricos que se conservan en algunas partes del país, ya que lo consideró un descubrimiento equiparable al de la tumba de Tutankamón. El graffiti en cuestión, en una pared de la Denmark Street en Londres, lo dibujo John Lydon, y en él aparecen ocho caricaturas de él mismo y otros miembros del grupo, así como Malcom McLaren y otras personas relacionadas con los Sex Pistols. El organismo británico encargado de ello lo concedió en 2016, el edificio en el que se realizó el graffiti recibió una placa azul, que lo identifica como un edificio de especial relevancia histórica. "La prensa dijo una vez que las grabaciones tempranas de los Beatles descubiertas en la BBC eran el descubrimiento arqueológico más importante desde la tumba de Tutankamón. El graffiti de los Sex Pistol es seguramente lo mismo y, para nosotros, le roba el puesto", afirmó Schofield.

Historic England, el organismo de Reino Unido responsable de la identificación y explotación de edificios y objetos relevantes para la Historia, ha concedido a la casa de Londres donde vivieron los Sex Pistols durante un corto periodo de tiempo y en la que grabaron algunas demos para su primera maqueta con Dave Goodman en julio de 1976, el grado de edificio de Interés Histórico.

Coincidiendo con el estreno en Disney+ de la serie “Pistol” y con el inminente 45 aniversario de un álbum de referencia, lanzaron una reedición de “Lonely boy”, la autobiografía del guitarrista de Sex Pistols, con una exquisita selección de imágenes.

A principio de los años 70 la sociedad británica ya había vivido importantes cambios en respecto a los años pos-guerra: los Beatles ya aparecieron y se separaron, los festivales de rock ya llenaban estadios, Inglaterra ya había ganado el mundial de fútbol en 1966, la revolución sexual ya estaba en pleno auge, la inmigración masiva de indios, paquistaníes y caribeños ya había empezado, ya se veían chicos con pelo largo, rapado o rastas, chicas con minifalda y vaqueros ceñidos por la calle de todos los barrios…, pero en otros aspectos, seguía siendo una sociedad bastante tradicional.

En 1970, el motor de la economía británica seguía siendo la industria de producción. Todo el norte y parte medio de Inglaterra, junto a la ciudad escocesa de Glasgow, era el centro industrial, lleno de fábricas y minas. La mayoría de los trabajadores industriales de base cobraban un salario modesto, pero con un puesto de empleo muy estable. Muchas familias ya llevaban varias generaciones trabajando en las mismas fábricas de acero, minas de carbón o astilleros y vivían en comunidades muy unidas donde todo el mundo se conocía.

El pasado Marzo nos dejaba el dramaturgo Edward Bond, sacudió la escena londinense a finales de los 60 y principios de los 70 con un puñado de obras que evidenciaban la penuria y el embrutecimiento a los que se veían abocados los jóvenes de clase obrera.

Pásate por la selección de autores.

El estado cuidaba del bienestar de los trabajadores alquilándoles viviendas de «protección oficial» a un precio asequible, conocido como council houses. En 1970, más o menos 1/3 de británicos vivían en casas alquiladas del estado. Aparte de aportar viviendas, el gobierno también ofrecía ayudas especiales para pensionistas, madres solteras, familias numerosas y hogares de bajo ingreso. Sin embargo, muchos de los council houses eran pequeños y las familias eran más numerosas, así que muchos trabajadores, sobre todo los hombres, pasaban el mayor parte de su tiempo libre en los bares del barrio, porque era el único lugar donde tenía un sitio para sentarse. Los sindicatos defendían los derechos de los trabajadores y tenían un peso importante político. Cuando convocaban una huelga, no había nadie que acudía al puesto de trabajo. A mediados de los 70, cuando muchas industrias de producción ya no resultaban rentables, los sindicatos convocaron huelgas tras huelgas para evitar el despido. Cada semana sólo trabajaban 3 días y muchas casas se quedaron sin luz ni gas. La circulación de dinero también estaba sujeta a un estricto control estatal. Cuando salías fuera del país, tenías que avisar a la hacienda la cantidad de libras que llevarías fuera.

Amigas a punto de entrar en los años 80.

Durante los años 70, la gran mayoría de los británicos dejaban los estudios a los 16 años, cuando acababan la educación obligatoria. Sólo una minoría, menos de 5%, estudiaba carreras. Sin embargo, la educación era totalmente gratis hasta la universidad. Entonces, ¿por qué tan poca gente estudiaba? Los hijos de clase alta solían estudiar en centros privados, donde desde pequeño les preparaban para estudiar carreras universitarias, pero estos colegios eran tan caros que sólo 5% de la población podía pagarlos. Los hijos de familias de clase media y obrera iban a colegios públicos, donde al terminar la educación primaria, les sometía a un examen nacional, llamado 11+, para dividirlos en 2 grupos. Los 15% que sacaban las mejores notas estudiarían en colegios secundarios académicos, llamados grammar school; el resto de los alumnos estudiarían en colegios secundarios de oficios, llamados secondary modern. Sólo los alumnos de grammar school tenían la oportunidad de estudiar una carrera, porque en los secondary moderno ni siquiera les enseñaban ciencias, letras y matemáticas más allá del nivel básico. Así que a los 11 años, el futuro profesional de cada niño ya estaba decidido con un único examen.

Por supuesto, los niños que aprobaban solían venir de familias que daban importancia a los estudios académicos, que generalmente eran de clase media. La inmensa mayoría de obreros opinaban que si había trabajo en la fábrica, ¿por qué estudia una carrera? Pero una vez que un joven conseguía una plaza en una universidad, el estado no sólo pagaba todos sus estudios, sino también sus gastos de vivir. Así que, la mayoría de los estudiantes universitarios ya estaban económicamente independientes de los padres. La gran mayoría de aulas secundarias eran separadas por sexo. En universidades de élite como Cambridge y Oxford, los colleges también estaban divididos entre masculinos y femeninos. En 1970, en la universidad de Cambridge había 27 colleges masculinos, 3 femeninos y sólo uno mixto. Esta división institucional ya limitaba el número de alumnas a poco más de 10%.

Paddy's Markets, Newcastle, 1972. Un mercado de larga trayectoria con una amplia gama de artículos, como recuerdos, ropa y producto fresco.

La típica familia inglesa de clase media llevaba una vida muy sencilla. Un típico día empezaba con un desayuno con cereales y una comida y cena que consistía de puré de patatas, guisantes, zanahoria, carne picada y salchichas que tenían más cereales que carne. Según mis padres, mucha gente sólo comía fruta una vez a la semana. Por eso, la mayoría de los ingleses de esa época eran muy delgados. Para mucha gente, lo que le faltaba de calorías lo compensaba con cerveza. Muchos quioscos y tiendas de alimentación tenían un grifo desde donde uno podía echarse una pinta de cerveza de barril. No había mucho control de edad y muchos adolescentes de 14 años ya bebían pintas igual que sus padres.

Casi todas las tiendas cerraban a las 17:30 por la tarde y todo el día el domingo. Para una típica familia de clase media, ir al restaurante era un lujo sólo se permitía como mucho una vez al mes. Mucha gente ya tenía coche pero como mucho uno por familia. Casi todos los que vivían a una distancia razonable de su trabajo se desplazaban en bici o andando. Poquísima gente iba de vacaciones al extranjero. Lo típico que hacía era ir a una zona costera de Inglaterra, como Brighton o Southend, para pasar las vacaciones de verano. No era difícil encontrar a británicos que nunca habían salido de su país.

'Cruella' y la moda punk del Londres de los 70: Una revolución contra la tradición.

En la gran mayoría de familias, era el hombre que trabajaba y la mujer que cuidaba la casa y los niños. Aunque había algunas fábricas que contrataban sobre todo a mujeres, solían ser chicas antes de casarse. Las pocas parejas en que ambos trabajaban eran consideradas familias de «alto ingreso» que podían permitirse lujos especiales. En la vida pública, la mayoría de la gente que daba la cara eran hombres. Hasta en la televisión había pocas mujeres presentadoras. En la BBC sólo había una reportera en 1970: Angela Rippon. La vida social también estaba muy dividida por sexo, sobre todo entre la clase obrera, donde los hombres socializaban con hombres y las mujeres con mujeres. Se veían poquísimos grupos de amigos mixtos, salvo se trataban de varias parejas. La homosexualidad ya era legalizada en 1970, pero aún estaba muy mal visto. La mayoría de los gays no salían del armario y muchos se casaron y tuvieron hijos, aunque vivían su verdadera sexualidad a escondidas en lugares secretos de encuentro.

Estudiantes de la universidad de Cambridge, 1977.

En las décadas de los 60 y 70, el Reino Unido recibió 3 importantes oleadas de inmigración: de las antiguas colonias de Caribe, de India y Paquistán, y de las antiguas colonias de África (sobre todo la minoría india). Los afro-caribeños se dispersaron en los barrios obreros, conviviendo con los ingleses nativos. Por la cercanía cultural, los jóvenes se integraron rápidamente en la sociedad obrera inglesa y gracias a su aportación, se fundaron nuevas tribus urbanas como los rudeboys, los mods y los skinheads.

Rude boys, 1977.

La inmigración india y paquistaní, tanto desde Asia como África, asentaron más en barrios concentrados, formando comunidades propias. Debido a diferencias culturales más pronunciadas, su presencia en la sociedad británica no fue tan bien recibidas y en varias ciudades hubo oleadas de violencia racista conocida como Paki-bashing, es decir, «a la caza de paquistaníes». Sin embargo, como muchos inmigrantes indios poseían un nivel de estudios más alto, sus hijos rápidamente se convirtieron en los alumnos más destacados del colegio. Muchos ingleses también apreciaban la ética de trabajo de los indios, que eran los únicos que abrían sus tiendas por las noches y durante los fines de semanas.

La venta de council housing. Margaret Hilda Thatcher fue una política británica que ejerció como primera ministra del Reino Unido desde 1979 a 1990, siendo la persona en ese cargo por mayor tiempo durante el siglo XX y la primera mujer que ocupó este puesto en su país.

Desde mediados de los años 70 hasta los 80, vino una oleada de importantes cambios. Primero, bajo la presión de los sindicatos, a partir de 1973, el sistema educativo ya no segregaba alumnos a partir de los 11 años ni por nivel académico ni por sexo, dándoles a todos la misma educación académica básica hasta los 16 años. Después, en los 80 vino Thatcher, que cerró las industrias no-rentables, disolvió a los sindicatos y vendió los council houses a compradores privados. Algunos de los obreros se reciclaron de oficio y ascendieron a la clase media, otros se hundieron y se convirtieron en una clase marginal que vivía exclusivamente de las ayudas del estado. Se salvó quién podía, y el estrecho tejido social que unía las comunidades de clase obrera se rompió para siempre.

Huelga de mineros, 1978.

Durante los 90, la economía británica ya se había deshecho de su pasado de producción industrial y se ha re-orientado al sector tecnológico, financiero y de servicios. Cada vez más jóvenes estudiaban carreras, pero el gobierno ya no tenía recursos para pagar sus estudios. En los 90 quitaron las becas de gastos de vivir, en el año 2000 empezaron a hacerles pagar las matrículas. Muchos estudiantes, al terminar la carrera, se encontraron endeudados hasta el cuello. Desde entonces, en la sociedad británica se ha producido una rápida americanización: cada vez más consumista, más individualista, más hedonista pero a la vez más libre, más dinámica, más diversa, más tolerante y más flexible. Comparando la época actual con los años 70, yo diría que entonces, la sociedad era más proteccionista, más intervencionista pero a la vez más rígida, más clasista y con menos movilidad social, donde a cada uno le enseñaba desde pequeño su lugar en una sociedad fuertemente jerarquizada. Sin embargo, el estado no dejaba a nadie a su suerte, sino aseguraba que todo el mundo tenía un puesto de trabajo y una casa donde vivir.

Hilary Mantel es la soberana de la novela histórica, doblemente coronada. Con sus libros En la corte del lobo y La reina en el estrado, sobre el triunfo y defenestración de Thomas Cromwell, consiguió dos premios Man Booker (2009 y 2012), algo que ninguna mujer había logrado antes.

Carmel McBain es la única hija de un matrimonio de clase obrera católico-irlandes. Su madre aspira a una vida mejor para ella, lejos de lo que su pequeño y deprimido pueblo puede ofrecer. Así, anima a Carmel a conseguir una beca para estudiar en la escuela local y más adelante a optar a una plaza en la Universidad de Londres. Carmel no la defrauda. En la residencia en Londres convivirá con un grupo de chicas, todas ellas de clases distintas, con las que afrontará su día a día y quienes la ayudarán a forjar su camino. Pero el exito tiene un precio, y su viaje hacia una vida mejor será solitario y hará que pierda contacto con sus raíces y principios, y con ella misma.

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

NUBE DE

ETIQUETAS

NOVEDADES EDITORIALES