La salsa es un género musical bailable resultante
de la síntesis del son cubano y otros géneros de música caribeña,
con el jazz y otros ritmos estadounidenses. La salsa fue consolidada
como un éxito comercial por músicos de origen puertorriqueño
en la ciudad de Nueva York en la década de 1960, si bien sus
raíces se remontan a décadas anteriores en países de la cuenca
del Caribe. La salsa finalmente se extendió a lo largo de
Colombia y al resto de América, dando lugar a escenas regionales
puertorriqueña, panameña, venezolana, cubana, dominicana,
colombiana y de otros países de América Latina. La salsa abarca
varios estilos como la salsa dura, la salsa romántica y la
timba.
El director cubano Machito afirmó que la salsa
era lo que él había tocado durante cuarenta años (entre 1930
y 1970 aproximadamente) antes de que el género musical se
denominara así. Por otro lado, el músico neoyorquino de ascendencia
puertorriqueña, Tito Puente, negaba la existencia de la salsa
como género en sí, afirmando que «lo que llaman salsa es lo
que he tocado desde hace muchísimos años: se llama mambo,
guaracha, chachachá, guaguancó, todo es música de influencia
cubana». El músico Eduardo Morales define la salsa como «un
nuevo giro de los ritmos tradicionales al son de la música
cubana y la voz cultural de una nueva generación», «una representación
de la identidad cubana e hispana en Nueva York». No obstante,
aunque el son cubano es la espina dorsal de la salsa, el elemento
fundamental en el surgimiento de la salsa es el papel de los
músicos puertorriqueños y su cultura, tanto en la isla de
Puerto Rico como en su diáspora neoyorquina. En ese sentido,
se señala el peso específico de los puertorriqueños en Nueva
York que, aunque minoría, eran numéricamente muy superiores
a cualquier asentamiento latinoamericano. También se aduce
al intercambio cultural entre puertorriqueños y Estados Unidos
en la escena musical latina de Nueva York.

Nueva York, años 30. Llegan los semáforos
y continuan los coches de caballos.
La salsa presenta las siguientes características:
- Ritmo: Utiliza como base la clave de son,
el patrón rítmico del son cubano, que puede ser 2-3 o 3-2.
- Melodía: En muchos casos las melodías usadas
en la salsa se corresponden con las empleadas tradicionalmente
en el son montuno aunque puede asimilarse también a otros
géneros de la música cubana y caribeña tradicional, inclusive
melodías de la música popular latinoamericana.
- Armonía: Se corresponde con la utilizada en
la música occidental.
- Instrumentación: Usa instrumentos de percusión
cubanos popularizados desde los años 1920 como pailas o timbales,
bongó, güiro cubano, cencerro, dos maracas y conga. Arsenio
Rodríguez se presentó como el primer músico en incorporar
la conga o tambó a las orquestas de baile.
Amén de la percusión, la instrumentación se
completa con piano, contrabajo (en muchos casos bajo eléctrico),
trompetas, saxofón, trombones, flauta y violín. La influencia
del jazz afrocubano viene determinada por el arreglo aunque
no es una condición imprescindible en la salsa.
La célula rítmica más representativa de
la salsa se llama «clave de son» que tradicionalmente
es interpretada por las claves. Los bailadores y músicos
de salsa agrupan el patrón en dos partes:
A) Una parte de 3 toques de clave donde
se presenta un contrarritmo intermedio.
B) Una parte de 2 toques de clave 2 sin
contrarritmo.
Los números representan las negras, el
signo más [+] representa el golpe de las claves, y el
punto [.] representa a cada corchea.
"clave de son 3-2"
1. 2. 3. 4. 1. 2. 3. 4. +.. +.. +... +.
+...
"clave de son 2-3"
1. 2. 3. 4. 1. 2. 3. 4. .. +. +... +..
+.. +.
Existe otro patrón rítmico similar que
es utilizado raramente en la salsa, y proviene del complejo
de la rumba cubana. Este patrón presenta 2 contrarritmos
en una de sus partes.
"clave de rumba 3-2"
1. 2. 3. 4. 1. 2. 3. 4. +.. +... +.. +.
+...
"clave de rumba 2-3"
1. 2. 3. 4. 1. 2. 3. 4. .. +. +... +..
+... +
La clave no siempre se toca directamente,
pero forma la base de otros instrumentos de percusión,
así como también de la canción y el acompañamiento,
que lo usan como ritmo común para sus propias frases.
Por ejemplo, este es el ritmo común de la campana con
clave 2-3:
.. +. +... +.. +... + clave 2-3 +. *.
+. * * +. * * +. * * campana coincidente con el 2 de
clave
El signo más [+] representa un golpe grave
de la campana. El asterisco [*] representa un golpe
agudo de la campana.
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En 1933, el músico cubano Ignacio Piñeiro utilizó
por primera vez un término relacionado, en un son cubano titulado
«Échale salsita». A mediados de los años 1940, el cubano Cheo
Marquetti emigró a México. De regreso en Cuba, con influencia
de las salsas picantes de comida, le dio ese nombre a su agrupación
Conjunto Los Salseros, con quienes grabó un par de discos
para las disqueras Panart y Egrem. En 1957 fue a Caracas (Venezuela)
por motivo de varios conciertos en esa ciudad y fue en Venezuela
donde se comenzó a emitir en la radio la palabra «salsa» a
la música que hacían los soneros cubanos de esa época y posteriormente
se le designaría este nombre a lo que sería la recopilación
de muchos ritmos caribeños que se comenzó a hacer en Nueva
York y Puerto Rico. La especialista en música Sue Steward
afirma que la palabra fue originalmente usada en la música
como un «llanto de apreciación para un picante particular
o un solo rápido», viniendo a describir un género de música
específico de la mitad de los años 1970 «cuando un grupo de
músicos latinos de Nueva York, comenzó a examinar los arreglos
de las grandes bandas clásicas populares desde la era del
mambo de los años 1940 y 1950». Ella menciona que la primera
persona que usó el término «salsa» para referirse a este género
musical en 1968 fue un disc-jockey de radio venezolano de
nombre Phidias Danilo Escalona, quien emitía un programa radial
matutino llamado La hora de la salsa en el que se difundía
la música latina producida en Nueva York como una respuesta
al bombardeo de la música rock en aquellos días (la beatlemanía).
Según esta versión, Phidias Danilo Escalona le preguntó
a Richie Ray:
- ¿Qué es lo que ustedes tocan?
- Esto que nosotros hacemos lo hacemos con sabor, es
como el ketchup, que le da sabor a la comida.
- ¿¡¿Qué es eso de ketchup?!?
- Bueno, eso es una salsa que se utiliza en los Estados
Unidos para darle sabor a la hamburguesa.
- ¡Ah...! ¿Entonces lo que ustedes tocan es salsa?
Pues, damas y caballeros, vamos a escuchar ahora la
salsa de Ricardo Ray y Bobby Cruz.
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Bobby Cruz llamó a Pancho Cristal para bautizar
con el término «salsa» el nuevo LP que estaba lanzándose al
mercado, Los durísimos (1968). Esta versión es apoyada por
cantantes de salsa como Rubén Blades, Tite Curet Alonso y
otros. Era la hora del almuerzo, del aderezo, del sabor, y
por supuesto, del son cubano, el guaguancó, la guaracha y
el montuno. Ed Morales también menciona la palabra como usada
para animar una banda al incremento del tempo y que «pone
a los bailarines en una parte alta» para agradecer un momento
musical y expresar un tipo de nacionalismo cultural, proclamando
el calor y sabor de la cultura latina». También menciona a
Johnny Pacheco, que realizó un álbum llamado Salsa na’ má,
que Morales tradujo como «solo necesitas un poquito de salsa
o condimento». La palabra salsa para designar la música hecha
por los «latinos» en Estados Unidos, comenzó a usarse en las
calles de Nueva York a finales de los años 1960 y principios
de los 1970. Por esta época, el pop latino no era una fuerza
importante en la música que se escuchaba en Estados Unidos
al perder terreno frente al doo wop, al R&B y al rock and
roll. El surgimiento de la salsa abre un nuevo capítulo de
la música latina en la música popular estadounidense donde
jugó un papel de primer orden la orquesta Fania All-Stars,
dirigida por el dominicano Johnny Pacheco quien junto al desaparecido
abogado Jerry Masucci fundaron el importante sello salsero
Fania Records.

Fania Records celebró su 50 aniversario
en 2014.
Entre los años 1930 y 1950, la música afrocubana
era consumida ampliamente por los sectores de origen latino,
específicamente puertorriqueña, de Nueva York. Los puertorriqueños
en Nueva York, fundamentaban su música en gran medida en los
elementos de origen afrocubano. Según algunos músicos e historiadores,
salsa es un nombre comercial dado a toda la música caribeña
de influencia afrocubana y puertorriqueña en los años 1970.
La salsa se expandió a fines de los años 1960 y de los 1970
a los 1990. Nuevos instrumentos, nuevos métodos y formas musicales
(como canciones de Brasil) fueron adaptados a la salsa. Nuevos
estilos aparecieron como las canciones de amor de la salsa
romántica. Mientras tanto, la salsa se convirtió en parte
importante de la escena musical de Puerto Rico, Colombia,
República Dominicana, Venezuela, Panamá y lugares tan lejanos
como Japón. Con la llegada del siglo XXI, la salsa se ha convertido
en una de las formas más importantes de la música popular
en el mundo.
La integración de las tumbadoras y el bongó
en los conjuntos que tocaban son montuno fue un elemento fundamental
en la instrumentación de orquestas de baile. A fines de los
años 1920, los sextetos y septetos de son, que usaban bongó,
alcanzaron en Cuba una notable popularidad. En 1928, Gerardo
Machado con la intención de reducir la influencia de los elementos
africanos en la música cubana, prohibió el uso del bongó,
las congas y las comparsas de carnaval. Esto provocó que las
orquestas de charangas con el uso timbales incrementaran su
popularidad. El bongó fue reintroducido en la música popular
cubana a finales de los años 1930.Cerca de 1940, el Conjunto
Llave de Rafael Ortiz introdujo las tumbadoras o congas en
una orquesta, instrumentos que anteriormente solo se usaban
en música folclórica afrocubana. Arsenio Rodríguez popularizó
el uso de las congas al integrarlas a su conjunto, introduciendo
el son montuno a nivel comercial.
En los años 1940, Mario Bauzá, director y arreglista
de la orquesta de Machito «Los Afro-Cubans», agregó trombones
al son montuno y la guaracha. Estas innovaciones influyeron
en músicos como José Curbelo, Benny More y Bebo Valdés. En
el álbum Tanga (1943), Bauzá fusionó elementos de la música
afrocubana con el jazz. La influencia del jazz afrocubano
y del mambo desarrollado por Pérez Prado en 1948, propició
la introducción del saxofón en las orquestas de son montuno
y guaracha. En 1955, Enrique Jorrín le agregó trompetas a
las orquestas de charanga, que hasta ese momento solo usaban
violín y flauta. Ya para los años 1950, la música bailable
cubana, es decir el son montuno, el mambo, la rumba y el chachachá,
se constituyó en un elemento de gran popularidad en los Estados
Unidos y Europa.
En Nueva York, el «sonido cubano» de las bandas
se fundamentó en los aportes de músicos puertorriqueños que
tocaban la música cubana de moda en ese entonces. Como ejemplo,
mencionar a Machito, Tito Rodríguez, Tito Puente o incluso
figuras como el director catalán Xavier Cugat. Por otro lado,
y ya fuera del círculo de Nueva York, grupos como la Orquesta
Aragón, la Sonora Matancera y Dámaso Pérez Prado y su mambo
lograron una importante proyección a nivel internacional.
El mambo fue influido por el jazz afrocubano y el son. Las
grandes bandas de este género mantuvieron viva la popularidad
de la larga tradición del jazz dentro de la música latina,
mientras los maestros originales del jazz se circunscribieron
a los exclusivos espacios de la era del bebop. La música latina
interpretada en Nueva York desde 1960 fue liderada por músicos
como Ray Barretto y Eddie Palmieri, los cuales estaban fuertemente
influidos por ritmos cubanos importados como la pachanga y
el chachachá. Después de la crisis de los misiles en 1962,
el contacto cubano-estadounidense decayó profundamente. En
1969 Juan Formell introdujo el bajo eléctrico en los conjuntos
soneros de Cuba. El cuatro puertorriqueño fue introducido
por Yomo Toro en la orquesta de Willie Colón en 1971 y el
piano eléctrico en los años 1970 por Larry Harlow.

Artesanias de Puerto Rico.
En los años 1970 se incrementó la influencia
puertorriqueña en el ámbito de la música latina en Nueva York
y los «nuyoricans» pasaron a ser una referencia fundamental.
La palabra salsa para designar la música hecha por los «latinos»
en Estados Unidos, comenzó a usarse en las calles de Nueva
York a finales de los años 1960 y principios de los 1970.
Por esta época, el pop latino no era una fuerza importante
en la música que se escuchaba en Estados Unidos, habiendo
perdido terreno frente al doo wop, al R&B y al rock and roll.
En ese contexto, el surgimiento de la salsa abrió un nuevo
capítulo de la música latina, especialmente en los Estados
Unidos.
La historia de la salsa, en la que participaron
gran cantidad de músicos, puede rastrearse en cierta medida
en la trayectoria de algunas importantes compañías discográficas.
En los años 1970 Fiesta Récord, Manhattan Recording Company,
y en especial Fania Records, lanzaron al estrellato una gran
cantidad de «salseros» desde Nueva York, realizando giras
y conciertos por todo el mundo. La compañía Fania Records
fue fundada en marzo de 1964 por el abogado y empresario Jerry
Masucci y el flautista dominicano y director de orquesta Johnny
Pacheco. Fania comenzó con Larry Harlow y la producción de
Willie Colón y Héctor Lavoe en 1967. Fania Records le dio
el espaldarazo definitivo al género al grabar y distribuir
los discos de la gran mayoría de las estrellas salseras de
los años 1970. Dentro de esta empresa se formó la agrupación
Fania All Stars, orquesta que agrupó una gran cantidad de
músicos y cantantes de salsa como: Ray Barretto, Willie Colón,
Johnny Pacheco, Rubén Blades, Héctor Lavoe, Ismael Miranda,
Cheo Feliciano, Bobby Cruz, y artistas invitados como Tito
Puente, Celia Cruz, y Eddie Palmieri.
Tito Puente fue el creador de una discografía
prodigiosa que abarca más de 100 discos.
La dotación instrumental de Fania All Stars
representó los nuevos giros de la música caribeña en los años
1970. Además del piano y bajo, la presencia de instrumentos
de percusión como timba, tumba y bongó que eran extensamente
utilizados por las orquestas de Puerto Rico y Nueva York desde
los años 1940. La sección de instrumentos de viento estaba
constituida por tres trompetas y tres trombones, dotación
bastante extraña en la tradición musical caribeña y que perfilaría
el sonido particular de la salsa hasta nuestros días. La ausencia
del saxofón era notable, pues en ese momento pertenecía a
conceptos musicales del pasado y a la fastuosidad de las Big
Band. La sustitución del saxofón por el trombón permitía diferenciar,
en algo, el sonido de la salsa del sonido cubano tradicional.
Por último, se destaca la presencia del cuatro puertorriqueño
ejecutado por el músico Yomo Toro incorporado a la agrupación
para traer al ámbito musical urbano la guitarra de las zonas
rurales caribeñas (tanto el tres cubano como el cuatro puertorriqueño).
El cuatro puertorriqueño adquiría jerarquía de solista y de
instrumento bandera en la Fania All Stars a la vez que se
establecen las diferencias instrumentales y sonoras con la
música cubana.
En 1965 Joe Cuba Sextet, con el cantante Cheo
Feliciano, grabaron el tema «El pito (I'll never go back to
Georgia)» y el mismo año Richie Ray y Bobby Cruz grabaron
el tema «Comején». En el año 1969, El Gran Combo de Puerto
Rico grabó «Falsaria». Este tema, originalmente un bolero,
se interpretó como salsa. También la orquesta de Willie Colón
con Héctor Lavoe como vocalista, grabó «Che che cole» y otros
temas importantes. En 1971, Eddie Palmieri grabó el tema «Vámonos
pa’l monte» y Cheo Feliciano, como solista, grabó «Anacaona».
En 1973 Raphy Leavitt con la Orquesta La Selecta grabaron
«Jíbaro soy». A su vez, en Perú se graba el tema «Llegó la
banda» de Enrique Lynch y su conjunto, la misma que año más
tarde sería popularizada por Hector Lavoe. En 1974 Celia Cruz
y Johnny Pacheco grabaron «Quimbara» e Ismael Rivera hizo
lo propio con «El nazareno». Por otro lado, el festival de
la Fania All Star realizado en Zaire ese mismo año fue un
evento a destacar en la difusión de la salsa.
En 1975, la Dimensión Latina, de Venezuela,
con Oscar de León como vocalista, grabó «Llorarás», Fruko
y sus Tesos grabaron «El preso», y El Gran Combo de Puerto
Rico, «Un verano en Nueva York». Héctor Lavoe inició su carrera
como solista con el tema «Periódico de ayer». En 1978 La Sonora
Matancera grabó «Mala mujer». Así mismo, el dúo conformado
por Willie Colón y Rubén Blades publicó el disco Siembra,
que contenía temas emblemáticos de la salsa como «Pedro Navaja»
y «Plástico». En 1980 Henry Fiol lanzó sus temas «Oriente»
y su versión de «La juma de ayer». Desde Nueva York la salsa
se expandió primero en América Latina (sobre todo en países
caribeños como Cuba, Colombia, Panamá, República Dominicana,
Venezuela y Puerto Rico. En los años 1980 alcanzó una importante
difusión en Europa y en Japón. Miami se convirtió en una especia
de «segunda metrópoli» para la música cubana, dado el peso
específico de la gran cantidad de inmigrantes cubanos. La
comunidad cubana se constituyó en un referente importante
en la vida de Miami, contrario a lo que pasó en Nueva York,
donde primó la influencia boricua.

Dimensión Latina, de Venezuela.
Durante los años 1980 la salsa se expandió a
Europa y Japón. En este país surgió la Orquesta de la Luz,
que alcanzó alguna popularidad en América Latina. A fines
de esta década surgió la llamada «salsa romántica», estilo
que se hizo popular en Nueva York, caracterizado por melodías
lentas y letras de corte romántico es decir, un concepto similar
a la lírica de la balada pero en ritmo de salsa. Esta nueva
manifestación de la salsa pronto fue asimilada por artistas
boricuas como Frankie Ruiz, Eddie Santiago, Paquito Guzmán,
Marc Anthony, Willie González, Cano Estremera; cubanos como
Dan Den, Rey Ruiz, Issac Delgado y el nicaragüense Luis Enrique.
La salsa en Colombia, en los años 1970, está
vinculada a grupos como Fruko y sus Tesos a través de la empresa
Discos Fuentes y el grupo The Latin Brothers. En 1988, la
empresa discográfica Discos Musart publicó la serie de LP
Salsa Colección Estelar lo que provocó un incremento de popularidad
y la llevó a competir con la cumbia. En los 1980 aparecieron
grupos como Los Titanes, Grupo Niche, Orquesta Guayacán y
Joe Arroyo. También en los 1980, el cubano Roberto Torres
y el colombiano Humberto Corredor desarrollaron en Miami el
concepto de charanga-vallenata.
Desde finales de los años 1940 y principio de
los 1950, las orquestas de "música bailable tropical" como
la de Alfonso Larraín (1947), la Sonora Caracas (1948), la
Billo's Caracas Boys (1951) y Los Melódicos (1958) y Sexteto
de la Juventud (1962), combinaron en sus repertorios cumbias,
merengues y otros ritmos antillanos con géneros cubanos. Esto
determinó el surgimiento de un movimiento que influyó posteriormente
en la salsa venezolana. En ese tenor, se puede hablar de artistas
como Canelita Medina, Federico y su Combo Latino, Los Dementes
o el grupo del músico Carlos Emilio Landaeta, conocido como
"Pan con queso" del Sonero Clásico del Caribe. La salsa en
Venezuela contó con agrupaciones como la Sonora Maracaibo,
el Grupo Mango o Dimensión Latina, de donde salieron figuras
como Oscar D'León. También músicos como Nelson Pueblo agregaron
influencias de música llanera a la salsa nativa.

A pesar de haber pasado por varias etapas en
el desarrollo de la música latina, el estilo de Óscar D'León,
siempre inconfundible, ha mantenido unas constantes que le
han permitido asegurar la fidelidad de su amplísimo público.
La salsa registró un crecimiento regular entre
los años 1970 y 2000 y ahora es popular en muchos países latinoamericanos
y algunos espacios del mercado estadounidense. Entre los cantantes
y grupos destacados en los años 1990 encontramos a figuras
como Rey Ruiz, Luis Enrique, Jerry Rivera, Salsa Kids, Dan
Den, Marc Anthony, La India, La Sonora Matancera, DLG, Gilberto
Santa Rosa, Víctor Manuelle, Michael Stuart, Celia Cruz, Maelo
Ruiz. Las más recientes innovaciones en este género incluyen
la mezcla de rap o reguetón con la salsa dura. La salsa es
uno de los géneros de música latina que ha influido en la
música del occidente africano. Un ejemplo de esta influencia
es el grupo sonero Africando, en el que músicos neoyorquinos
trabajan con cantantes africanos tales como Salif Keita e
Ismael Lo.
A partir de los años 1980, las orquestas de
salsa fueron dejando los sonidos fuertes y las "descargas"
para entrar en un sonido más cadencioso y melódico, acompañada
de letras con abundantes referencias al amor y a las relaciones
sexuales como motivo principal y, en algunos casos, excluyente.
Esta música fue denominada «salsa erótica» y tuvo como máximos
exponentes a Eddie Santiago, Frankie Ruiz, David Pabón, Lalo
Rodríguez, Rey Ruiz, Willie González y Luis Enrique. La categorización
de la salsa erótica trajo como consecuencia que se denominara
al género anterior como «salsa dura», que sufrió una baja
de producción y de popularidad a la par que el nuevo género
se consolidó.
A fines de los años 1990 la salsa erótica empezó
a declinar en popularidad, debido principalmente al fuerte
impulso de otros ritmos caribeños como el merengue dominicano
y la bachata en Estados Unidos, centro y parte de Sudamérica,
trayendo aparejada la desaparición del sello RMM, de producciones
netamente románticas. Para ese entonces la salsa había perdido
a muchos de sus grandes baluartes, ya sea por fallecimiento
(Héctor Lavoe, Ismael Rivera), como por reorientación de sus
carreras hacia el jazz «latino» (Ray Barretto, Eddie Palmieri)
como por la realización de grabaciones cada vez más espaciadas
de quienes continuaron en el género (Rubén Blades, Willie
Colón, Johnny Pacheco). El fin de siglo trajo un resurgir
de la salsa dura (que en los años 1990 estuvo representada
apenas por Manny Oquendo y Libre) de la mano de grabaciones
para sellos independientes o minúsculos. Fue el caso de la
Orquesta La 33, que acentuó la salsa con el son montuno y
la guaracha, y Jimmy Bosch, que volvió a dar protagonismo
al trombón, dando así el impulso inicial para la reinstalación
del sonido de la «vieja escuela» en el género: algunos ejemplos
actuales son La Sucursal SA y la Orquesta Bailatino.

Jimmy Bosch, dándole duro ...
En todo el territorio colombiano se escucha
y se baila salsa, especialmente en ciudades como Barranquilla,
Bogotá, Cali, Cartagena, Santa Marta, Eje Cafetero y Medellín.
En Cali se celebra el Festival Mundial de la Salsa; en Bogotá,
el festival Salsa al Parque; y en Barranquilla, el Festival
de Orquestas del Carnaval de Barranquilla. En Cali existen
diversas academias de salsa que compiten en certámenes internacionales;
allí la salsa ocupa el estatus de industria cultural. La cuna
del son cubano, influencia musical de la salsa. Se toca, se
escucha y se baila salsa en toda la isla. Desde la llegada
de los latinoamericanos a España, comenzó la influencia de
la música del Caribe en ese país. Durante la dictadura franquista,
la música cubana fue prohibida (excepto en las islas Canarias)
pues varias canciones fueron críticas contra la dictadura.
En las islas Canarias, la salsa tuvo cierta importancia desde
los años 1970 y 1980, con intérpretes como Caco Senante y
otras bandas de música tradicional cubana y salsa contemporánea.
En todas las islas se escucha y se baila en bares y discotecas.
Se celebra el SalsaOpen, Campeonato de Salsa de Canarias y
el Gran Canaria Salsa Congress. Estados Unidos es productor
de salsa en las ciudades con mayor cantidad de latinoamericanos,
como Los Ángeles, Miami y Nueva York. En Fukuoka se realiza
el Festival Isla de Salsa. Se escucha en la parte central
de México y en la región sur del golfo. Se escucha
en los estados de Veracruz, Oaxaca, Tabasco, Campeche, Yucatán,
Quintana Roo y en la capital, impuesta por los sonideros.
Luis Enrique Mejía López (Somoto, 28 de septiembre de 1962),
más conocido como Luis Enrique, el Príncipe de la salsa, es
un cantante, compositor y productor nicaragüense de música
salsa. En Panamá mantuvo una presencia arrolladora
desde los años 1970. En todo el país se escucha y se baila
salsa. Callao es conocida por ser la cuna de la salsa peruana,
donde se celebra el Festival Internacional Chim Pum Callao.
También tiene acogida en Lima, donde hay festivales exclusivos
como Una Noche de Salsa, en menor medida en las demás regiones
del país. Tuvo algunos exponentes en los años 1960, 1970,
1980 y 1990 y actualmente están entrando en escena artistas
salseros cuyos temas tienen alta repercusión internacional.
Víctor Manuelle o Ismael Miranda son exponentes en Puerto
Rico. República Dominicana En todo el territorio dominicano
se escucha salsa, especialmente en la capital, Santo Domingo.
Venezuela es un país eminentemente salsero, especialmente
en Caracas, Maracaibo, Barquisimeto, Valencia, Miranda y Puerto
la Cruz.
La salsa representa para Cali, en el suroeste de Colombia,
la reivindicación de su cultura y raíces, pero también
un seguro de vida para cientos de jóvenes de los barrios
más pobres. En el barrio Ciudad Modelo, ubicado en la
barriada Comuna 11, Luis Carlos Caicedo dio un giro
a su vida al fundar la escuela artística Nueva Dimensión,
en la que forma a niños de los sectores más deprimidos
de la población para que se conviertan en bailarines
de salsa. Para muchos de ellos, aprender a dominar pasos
como el pico de garza, las lijas o el carabalí, supuso
sobrevivir a un entorno hostil que se aprovecha de la
desesperación para acabar con su futuro. «Un muchacho
que ahorita está aquí, un día, después de muchos años,
me dijo: 'Doy gracias de estar en esta escuela porque
mis amigos ya todos se murieron'», reveló a Efe Caicedo.
A los compañeros de este joven, que se prepara para
entrar en escena, «les gustaban otro tipo de ambientes,
se metían en peleas y les fueron matando uno a uno».
«Gracias al baile se separó de ellos, cada día les dedicaba
menos tiempo y debido a eso se salvó», añade Caicedo.
Por su parte, el emprendedor Jesús Alirio montó con
el apoyo de sus dos hijas, ahora socias, su propia escuela
de baile, Constelación Latina, en el barrio La Riviera,
ubicado en la Comuna 6, «más que nada por la labor social»,
afirma a Efe. Esta zona popular, situado en el extremo
norte de Cali, presenta altos índices de desempleo,
absentismo escolar e inseguridad debido a la presencia
de pandillas juveniles. «A estos chicos los saca uno
de la calle para convertirlos en unos artistas, en unos
campeones», comenta a Efe Jesús Alirio, quien alberga
en las instalaciones de Constelación Latina a más de
250 jóvenes. La labor de este emprendedor va más allá
del mero instructor de salsa ya que «uno se convierte
en psicólogo, papá, mamá... para poder llevar a estos
jóvenes» el amor y el respeto por el arte de la danza.
Estas dos escuelas participan en Delirio, un espectáculo
musical que fusiona salsa y circo, el cual a través
de su Fundación y de programas sociales como «Paso firme»,
invierte parte de sus beneficios en la formación de
jóvenes en riesgo de exclusión. Desde hace dos meses,
Delirio puso en marcha una nueva iniciativa junto con
el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF)
para aquellos menores de edad que no lograron coger
a tiempo el tren del arte y la salsa caleña.

Se trata de jóvenes en centros de reclusión, quienes
reciben cursillos de salsa por parte de coreógrafos
profesionales «para que así tengan la mente despejada
y puedan conseguir un proyecto de vida», explica a Efe,
John Jairo Rodríguez, uno de los instructores que acude
a las penitenciarias de Valle del Lili y el Buen Pastor.
«Son 'pelados' (chicos) muy difíciles que vivieron en
entornos complicados. Son muy fuertes al tratar, pero
cuando entran en el espacio del baile, su rostro cambia.
Es un momento de alegría y felicidad», anota este bailarín
de 27 años que lleva dos décadas encima de los escenarios
a ritmo de salsa. Quizá alguno de estos adolescentes,
cuando cumpla su condena, se convierta con el tiempo
en un reconocido bailarín, como Cecilia Montezuma, hija
de Jesús Alirio y socia de la escuela Constelación Latina.
Ella ha mostrado el frenesí de sus caderas en Europa,
Asia y Latinoamérica y constata que en las comunas de
Cali los niños «están demasiado cerca de ambientes relacionados
con la delincuencia y las drogas», de ahí que apueste
por el baile como una salida real para desarrollar la
zona. Un caso de éxito es el del bailarín Andrés Tascón,
que se inscribió en Constelación Latina hace cuatro
años, una decisión que le alejó «mucho de las malas
amistades», pero que le ha ayudado económicamente, así
como a su «aprendizaje, conocimiento y experiencia».
Tascón, que hace de Michael Jackson en el espectáculo
de Delirio, piensa en viajar a Estados Unidos el año
que viene junto con su hermana para montar una escuela
de salsa en Nueva Jersey y continuar con la misma filosofía
que a él le inculcaron: la salsa puede cambiar vidas.
|
Cuba es la tierra madre de ritmos que, como
el son, la guaracha y el son montuno, constituyeron una referencia
obligada en el desarrollo posterior de lo que sería la salsa.
No obstante, esos ritmos, perduraron y evolucionaron al interior
de la isla, siempre marcada por el virtuosismo de sus músicos
y la capacidad de sus compositores. El son evolucionó al ritmo
de songo por bandas como Los Van Van mientras otros grupos
se mantuvieron tocando salsa dura o charanga, como Son, la
Orquesta Reve, la Orquesta Aragón, Adalberto Álvarez, la Original
de Manzanillo o las Maravillas de Florida, entre otros. Para
1988 NG La Banda desarrolló un nuevo estilo de salsa. A nivel
internacional, su proyección comenzó en Japón en 1993 y más
tarde alcanzó otras partes del globo. A esta forma nueva de
«salsa cubana» se le llamó timba. Este estilo de música se
fundamenta en piezas musicales caracterizadas por una gran
complejidad rítmica y de sonidos, solos y «descargas». Bandas
como Juan Formell y los Van Van, Chucho Valdés e Irakere,
han proyectado con fuerza el sonido «timbero». También, músicos
y cantantes de la diáspora cubana se han destacado en la salsa
romántica, estilo popular en Nueva York desde principios de
los 1980. En este tenor, podemos mencionar cantantes de como
Dan Den, Rey Ruiz e Isaac Delgado.
La salsa por sí misma ya es una consolidación
y combinación de ritmos caribeños e influencias del jazz y
otros. No obstante, la misma ha sido a través del tiempo combinada
con otros géneros musicales, es así que se ha combinado con
el rock, el rap, el ska, la bachata, bolero, en algunos casos
mariachi y una de las más significativas es la cumbia colombiana
la cual originó un género llamado cumbia mexicana. Las primeras
grabaciones que combinan estos géneros fueron hechas en México
por Mike Laure a finales de los años 1950 y por Carmen Rivero
creando su orquesta o su «sonora» en el año 1962 y a mediados
de los años 1960 se les une a estos dos grandes de la música
mexicana la Sonora Santanera (con músicos mexicanos), y más
tarde a finales de los años 1970 los colombianos Joe Rodríguez
y Joe Arroyo implementaron estas combinaciones, y a la par
Fruko y sus Tesos con por ejemplo su tema Como cumbiambero
que soy, la cual muestra una desmedida combinación entre ambos
géneros mientras es ejecutada la parte de música salsa con
el coro título del tema.

En Cuba se baila con movimientos cadenciosos
de cadera y hombros. Tanto el hombre como la mujer giran uno
alrededor del otro en ambos sentidos y el movimiento de brazos
y solos se ejecutan con un ritmo casi inigualable. Es rica
en movimientos coreográficos, pero en general los cubanos
ponen el acento fundamentalmente en el juego erótico que se
establece entre la pareja de bailadores, quedando el alarde
y la exhibición para la parte de la pieza conocida como montuno,
cuando el cantante, el coro y la orquesta inician una especie
de contrapunto. Este juego permanente ha inducido a muchos
a contraponer la forma cubana de bailar salsa a la llamada
salsa en línea, de origen más bien estadounidense, donde la
exhibición es el fin mismo del baile, desde el principio hasta
el final de la pieza. La improvisación de pasos sin renunciar
a conservar el ritmo todo el tiempo es otro rasgo distintivo
del estilo cubano.
En Puerto Rico se prefiere hacer más lentos
los movimientos de pies y caderas. Sin embargo, los puertorriqueños
realizan muchas piruetas en los concursos de salsa.
Pero los latinos en Estados Unidos no solo conectaron
sus ritmos, sino que desarrollaron un nuevo género de baile:
el New York Style, determinado por la escuela cubana y puertorriqueña
y ampliada por un montón de elementos de academia de baile.
Desde Nueva York este estilo de baile ha encontrado también
en Europa mucha divulgación junto al también estilo de baile
cubano conocido como casino. En los años 1980 se desarrolló
en Cali, Colombia, un género acrobático de baile caracterizado
por el rápido movimiento de los pies y las caderas, que lleva
un conteo de 8 tiempos. En este estilo los giros o vueltas
son de gran importancia. La reproducción de los discos pasó
de una velocidad mayor a la habitual (por ejemplo, un disco
de 33,3 rpm se reproducía a 45 rpm). En cambio en otras ciudades
colombianas como Barranquilla y Cartagena se conservó el estilo
original de baile con movimientos de hombros, caderas y pies.
También en los años 1980 se desarrolló en la costa occidental
de Estados Unidos el L. A. Style (estilo de Los Ángeles),
similar al New York Style, aunque se baila en un tiempo diferente,
en el 1, más de la mitad del baile se realiza con los pies
en el suelo, pero todavía con más elementos de show. Más o
menos hacia el fin del milenio se puede observar que los mexicanos
que vuelven de California hacen creciente la popularidad del
L. A. Style también en México.
La rueda de casino es un baile cubano de grupo
en círculo en el cual uno actúa como voz y va dando órdenes
con vueltas y cambios de pareja que hacen este subgénero divertido
y participativo, como ejemplos de vueltas están el clásico
«70», hasta figuras complejas como «llévala a Matanzas».

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El sello musical que para muchos melómanos definió
el género de la salsa entre las décadas de 1960 al ’70,
Fania Records, fue adquirido a mediados de 2018 por
Concord Music, especialistas en músicas de público
devoto. La colección adquirida incluyó más de
tres mil álbums y los derechos de más de ocho mil canciones.
Aun así, Fania controla los derechos para grabar temas
del catálogo. La Fania es conocida por poner en el mapa
géneros populares como la big band latina, el jazz afrocubano,
el boogaloo, la salsa y el R & B latino, y traer a la
vanguardia las carreras de muchos artistas emblemáticos,
como Celia Cruz y Willie Colón, Héctor Lavoe y Rubén
Blades.
El sello nació en 1964 de las manos del abogado judío
Jerry Masucci y el músico dominicano Johnny Pacheco,
quienes comenzaron vendiendo discos desde el maletero
de sus coches por las calles de la ciudad de los rascacielos.
“Concord ha hecho un compromiso muy importante con
la adquisición y administración de catálogos latinos
clave”, dijo Steven Salm, Director de Desarrollo Comercial
de Concord Music. “Tener la oportunidad de agregar una
joya de la corona de la música latina como Fania, con
su increíble lista de artistas y compositores, nos entusiasma
a todos en Concord”. La compañía de música independiente
con sede en California y distribución mundial a través
de Universal Music Group admite que son “grandes admiradores
de Fania y su extraordinario legado”.
Era el verano de 1973 y un grupo de músicos latinos
dio un concierto histórico en el estadio de los Yanquis.
Unos 40.000 espectadores bailaron al ritmo de un género
que tenía un sabor diferente a los sones, guarachas
y otros ritmos cubanos de la época. Le llamaban salsa.
El género con percusión, piano, voces e instrumentos
de viento ya era muy popular entonces, especialmente
en Nueva York, gracias a su distintiva influencia de
rock y jazz, así como por sus arreglos innovadores como,
el permiso de improvisar en la tarima y los cambios
de posición de los instrumentos en escena. Pero no había
podido congregar a tanta gente hasta entonces. Lo que
hizo posible reunir a todos estos artistas en una sola
tarima fue un sello llamado Fania Records, que se arriesgó
a agrupar a todas sus estrellas bajo una sola orquesta
y un solo nombre: Fania All Stars.

El Centro Latino Smithsonian celebra su
vigésimo aniversario en 2017.
Los egos de tantas celebridades no arruinaron el espectáculo
y el concierto abrió las puertas del mundo a la salsa.
Catapultó a la gloria a Cheo Feliciano, Larry Harlow,
Mongo Santamaría, Héctor Lavoe, Willie Colón, Ray Barretto,
Roberto Roena, Richie Ray, Bobby Valentín, Bobby Cruz
e Ismael Miranda. El 24 de agosto de 2014, exactamente
41 años después de aquel legendario concierto, varias
de las estrellas de la Fania se reunieron de nuevo en
Nueva York.
Esta vez fue en el Central Park, dónde celebraron el
50 aniversario del sello musical, comparado con Motown
Records por su éxito y acogida en Estados Unidos y Latinoamérica.
"La Fania cambió el panorama de la música popular americana",
dijo Evelyn Figueroa, directora de proyectos del Centro
Latino del Smithsonian y experta en salsa. "Trajo una
diversidad de ritmos, hizo una diversidad de composiciones
donde mezclaron de todo, y todo era fascinante, y esa
creación, diversidad, hizo un cambio tremendo". La disquera
fue importante porque promovió a nuevos talentos hispanos
y porque se enfocó en la calidad musical, no en las
ventas, agregó Figueroa.
"La Fania hizo arte musical y eso es diferente de
hacer música para vender. Por eso ha perdurado, por
su calidad de sonido, de composición, de ritmos", agregó
la experta. "Su meta era crear, no vender". Músicos
que ahora son referentes de la salsa contemporánea como
Celia Cruz, Tito Puente y Rubén Blades también fueron
parte del sello, así como como Eddie y Charlie Palmieri,
Adalberto Santiago, Tite Curet Alonso, Papo Lucca, Yomo
Toro, Ismael "Maelo" Rivera, Joe Cuba, Machito, Pete
"El Conde" Rodríguez, Tito Rodríguez y Tommy Olivencia.
Todos estos artistas brillaron individualmente y en
grupo con la Fania All Stars.
El compañerismo del escenario se extendió a sus hogares
y se volvieron más que grandes amigos: familia.
The Associated Press habló con Pacheco desde su casa
en Nueva Jersey, minutos después de que Roberto Roena
llegara de visita. "Me siento muy orgulloso de que cuando
nos juntamos es como una reunión familiar, porque somos
una familia", dijo el maestro en referencia a su próximo
concierto y las reuniones que siempre tienen en Puerto
Rico y Estados Unidos. Pacheco, de 79 años, dijo que
la salsa es básicamente "música cubana con una nueva
fachada". "Le dimos un sonido que sólo se oía a en Nueva
York", agregó. "Si tú te pones a ver los diferentes
ritmos que hay, la salsa es la música más sencilla que
hay, lo que pasa es que nosotros le ponemos sabor y
un 'feeling' distinto". La salsa eventualmente fue opacada
por otros géneros, tendencias y gustos, pero la música
de la Fania siempre contó con seguidores fieles y también
conquistó nuevos corazones. Influyó no sólo a otros
contemporáneos, como el Gran Combo de Puerto Rico, sino
también a generaciones nuevas que brillan en otros géneros,
como Calle 13. Willie Sotelo, pianista y mánager del
Gran Combo, dijo que decidió ser salsero a los 11 años
después de ver el documental "Our Latin Thing" (Nuestra
Cosa Latina), filmado cuando las Estrellas de la Fania
dieron un concierto en el club Cheetah de Nueva York,
en 1971. "Me impactó de sobremanera", recordó Sotelo.
"La vi y yo dije, 'Voy a ser músico de salsa'''.
El vocalista de Calle 13 René Pérez dice que su 'rapeo'
está inspirado en la fluidez del 'soneo' de 'Maelo'
Rivera y su conciencia como compositor en Blades, con
quien grabó el tema La Perla. "No ha habido otro como
él", dijo sobre Rivera. La música de la Fania es tan
original, dijo el otro integrante de Calle 13, Eduardo
Cabra, que si alguien no sabe qué es salsa sólo tiene
que escuchar el álbum Indestructible de Barretto, especialmente
la canción El hijo de Obatalá. "Sólo tengo tocar esta
canción y este disco", agregó Cabra. "Esta canción define
lo que es salsa. Tiene ritmo. Los solos de Barretto,
con su voz y los soneos de Tito Allen".
Es precisamente a la gente joven a la que queria llegar
el entomces nuevo dueño del sello, Codigo Group, empresa
de entretenimiento fundada por el grupo Signo Equity,
con sede en Nueva York. Codigo, que adquirió Fania en
2009, ofreciendo compilaciones nuevas pero sólo como
descargas digitales en iTunes y en su página web.
La mayor parte del catálogo de la disquera, que ahora
incluye otros sellos bajo el nombre de Fania e incluye
casi 20.000 cortes, unos 3.000 álbumes de más de 200
artistas, también está a la venta en formato digital.
La celebración del 50 aniversario también incluyó
el lanzamiento de remixes digitales con DJ's como el
dúo The Whiskey Barons, de Boston, así como más de 40
eventos como conciertos, teatro, danza y proyecciones
de películas.
De las finanzas de la Fania poco se sabe. Hay poca
documentación al respecto y la que existe no está centralizada,
dijo la experta Figueroa. Masucci terminó como único
dueño del sello que fue vendido a Emusica Entertainment
Group, con sede en Miami, en el 2005. Emusica no reveló
cuanto pagó por la disquera, pero la revista Billboard
reportó entonces que habrían sido entre 9 y 12 millones
de dólares. El gerente general de Fania Records/Codigo
Group, Michael Rucker, tampoco dijo cuanto pagó Codigo
por el sello. El concierto final del 50 aniversario,
en asociación con el programa Summerstage, contó
con una orquesta de 23 músicos. Santiago, Lucca, Miranda,
Justo Betancourt, Nicky Marrero, Eddie Montalvo, Hector
"Bomberito" Zarzuela, Jorge Torres, Eliut Cintron, Roberto
Rodriguez Jr., Lewis Kahn, Reynaldo Jorge y Alfredo
de la Fe, entre otros. También participaron Víctor Manuelle,
Giovanni Hidalgo, The Whiskey Barons y Cita & Pete Rodriguez
Jr. Aunque muchos de las Estrellas de la Fania ya perdieron
la vitalidad de antaño, el evento será como ver la grandeza
del pasado reunida en una familia musical que mantiene
vivo el sabor. "Va a ser hermoso", aseguró Pacheco.
"Cada vez que nos juntamos es como un carnaval".
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