La Real Sociedad de Geografía de Londres y el
Earthwatch Institute declararon a las abejas como los animales
más importantes del planeta, considerando que es el único
ser vivo que no transporta ningún tipo de patógeno. Sin embargo,
también declararon que esta especie se encuentra en peligro
de extinción. El investigador y biólogo Daniel Favre explicó
que el principal motivo de que las abejas se encuentren amenazadas
es la deforestación masiva y el uso desmedido de pesticidas
El estudio realizado por el Earthwatch Institute demostró
que la alimentación de los seres humanos depende en gran medida
de las abejas, ya que éstas favorecen a la polinización y
reproducción de plantas. Por otro lado, biólogos del Instituto
Federal de Tecnología de Suiza están realizando estudios para
comprobar que las ondas emitidas por los teléfonos celulares
durante una conversación son capaces de desorientar a las
abejas hasta matarlas. La organización internacional Greenpeace
propuso prohibir el uso de plaguicidas tóxicos, fomentar alternativas
agrícolas naturales, además de crear un sistema de áreas libres
de telecomunicaciones.
La perfecta simbiosis entre plantas y abejas
genera un beneficio recíproco y también un gran beneficio
para el planeta. Las flores de las plantas atraen a las abejas,
que recogen el néctar y el polen, a cambio las abejas polinizan
esas flores, ya que los pelillos que recubren su cuerpo se
cubren de microscópicos granos de polen que irán a parar a
otra flor, dando lugar a su fecundación y a la producción
del fruto y de sus semillas. Las abejas son las responsables
del 80 % de la polinización de las plantas.

La biodiversidad depende de la polinización
de las abejas, si se extinguieran o se vieran minimizadas
sería una debacle ambiental. Sólo en términos de nutrición
humana sería una catástrofe, según Greenpeace, el 75% de los
alimentos que consumimos dependen de la polinización, además
el equilibrio ecológico desaparecería porque el 70% de las
plantas dependen de la polinización, más de 4.000 especies
de plantas sobreviven gracias a las abejas. Según datos de
Greenpeace, si la actividad que desarrollan las abejas tuviera
que hacerse mediante la acción del hombre y sus máquinas costaría
265.000 millones de euros. Pero más allá del dinero y de la
producción de miel, la desaparición de la polinización de
las abejas se traduciría en la pérdida de muchas especies
animales y vegetales, incluyendo las que el ser humano necesita
para su alimentación. Una hipotética extinción de estos insectos
sociales perjudicaría de forma importante el equilibrio ecológico
del planeta, hasta tal punto que la supervivencia humana sería
casi imposible. Albert Einstein afirmó que si las abejas desapareciesen
el ser humano no sobreviviría muchos años sobre el planeta.
Desde hace unos años, la población abejas está
disminuyendo de forma alarmante. Hay varios factores que actúan
contra estas polinizadoras, el deterioro y la pérdida de hábitats,
especies invasoras, el impacto del cambio climático y sobre
todo el uso de plaguicidas y pesticidas de la agricultura
industrializada. Como ejemplo, según publicó la revista
Nature, la abeja europea no es capaz de detectar la presencia
de los tres pesticidas neonicotinoides más comunes, quedando
expuestas a sus efectos nocivos.
¿Por qué sus celdas son hexagonales? Su objetivo es
el de aprovechar al máximo el espacio y si fueran cuadradas
o redondas no lo aprovecharían tan bien. Las abejas
reinas suelen vivir alrededor de tres años y las obreras
sobre de tres meses. Las colmenas también tienen su
propia estructura de clases. Primero la abeja reina,
luego las obreras y luego los machos o zánganos. ¡Asombroso!
El veneno que desprenden las abejas una vez pican (y
por tanto mueren) se ha utilizado históricamente para
tratar enfermedades como Parkinson, Alzheimer, artritis
o artrosis. Las abejas zángano son los machos fértiles
que proceden de huevos sin fecundar. El más fuerte,
será el encargado de fecundar a la reina.
Quien no lo consiga, tendrá que ir de colmena en colmena
hasta que lo consiga. Hay colmenas que pueden alcanzar
una capacidad de hasta 100.000 abejas, la mayoría obreras.
Una vez cumplen los 21 días de vida, las abejas obreras
han de salir a recolectar néctar, polen, propóleo y
agua para que las glándulas que segregan cera no se
atrofien. Es la etapa de las pecoreadoras. Toda esa
mezcla será una fantástica miel

Un zángano es el ejemplar macho de las
abejas. El origen de esta palabra es una onomatopeya,
en referencia al zumbido que emiten. Con este significado
se pueden citar algunos sinónimos: haragán, gandul,
vago, holgazán y perezoso. ¿Te identificas?
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Los 5 beneficios de las abejas para el Medio Ambiente:
1 – Equilibran la ecología y favorecen los ecosistemas.
2 – Generan ingresos económicos para regiones agrícolas.
3 – Fabrican productos naturales como la miel, la
cera y la jalea real.
4 – Son responsables de la fecundación y la reproducción
de árboles y plantas con flores y frutos.
5 – Son imprescindibles para el 75% de cultivo de
alimentos.
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Por su labor al producir miel, que ha servido
como alimento y medicina por milenios, Eslovenia propuso conmemorar
a este insecto un día en el año. Los polinizadores han sido
una ayuda para combatir el hambre a lo largo de la historia.
Dedicarle un día a la abeja fue idea de Eslovenia
y las Naciones Unidas atendieron su iniciativa. Es lógico
que quieran rendirle homenaje a una auténtica bestia de carga,
como le dicen. Un insecto que puede polinizar hasta 7.000
flores al día y proveer miel como alimento y medicina sin
necesitar una parte de tierra o algún capital. Su papel en
la naturaleza ha cubierto por milenios una parte de la demanda
alimentaria del mundo. Por eso las Naciones Unidas en su lucha
por erradicar el hambre antes del año 2030 (uno de los Objetivos
de Desarrollo Sostenible -ODS-) ha dado el sí a esta iniciativa,
fijándole el día 20 de mayo en su calendario. La razón es
que en esa misma fecha, en Eslovenia, se celebra el nacimiento
de Anton Janša, quien en el siglo XVIII fue pionero en las
técnicas modernas de apicultura en ese país.

Aunque existe otro argumento para hacerles un
día. Insistir en el peligro que viven estos animales en la
actualidad, bajo riesgo de desaparecer. Los ponilizadores,
en este caso las abejas y otros insectos, están disminuyendo
de manera alarmante por el cambio climático y el uso de químicos
en la agricultura según las Naciones Unidas. El peligro es
tanto que la plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad
y Servicios de los Ecosistemas (IPBES en inglés) le ha insistido
al mundo que “un creciente número de polinizadores están amenazados
de extinción, a nivel mundial, debido a varios factores, muchos
de ellos causados por el hombre, lo que pone en riesgo los
medios de existencia de millones de personas y cientos de
miles de millones de dólares de producción agrícola”.
Las abejas de la miel que viven en zonas altas
son más grandes, más oscuras y su pelaje es más largo en comparación
con las abejas de zonas bajas. Sin embargo, estas diferencias
no parecen ser debidas a genes relacionados con la morfología
o la pigmentación, sino a genes asociados con el comportamiento
y la alimentación, según un estudio con participación de investigadores
del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC),
publicado en la revista Molecular Ecology.

Los investigadores han explorado las diferencias
en el ADN entre poblaciones de abejas asiáticas (Apis cerana)
pertenecientes a zonas altas y bajas en la provincia de Yunnan,
China. “Hemos utilizado diferentes programas bioinformáticos
para escanear los genomas de estas abejas y hemos identificado
varias regiones que parecen estar favorecidas por la selección
natural en las abejas de zonas altas”, explica Santiago Montero-Mendieta,
investigador predoctoral del CSIC en la Estación Biológica
de Doñana, en España.
En estudios anteriores se había relacionado
la capacidad de adaptación a zonas altas de las abejas africanas
(Apis mellifera) con dos mutaciones que afectan el orden de
determinados genes dentro de los cromosomas 7 y 9. Algunos
de estos genes estarían relacionados con la conducta alimentaria,
lo que podría indicar que la abundancia y distribución de
los alimentos es un factor importante para la adaptación a
los hábitats de gran altitud en abejas. Sin embargo, ahora
los resultados de este estudio indican que las abejas asiáticas
que viven en zonas altas no tienen tales reordenamientos cromosómicos
en su genoma. Por ello, se sugiere que estos mecanismos no
son imprescindibles para que las abejas se adapten a zonas
altas. “En nuestro estudio con abejas asiáticas no hemos encontrado
diferencias en genes que tengan funciones asociadas a la morfología
o la pigmentación y dichos genes tampoco se observaron previamente
en las abejas africanas”, añade Montero-Mendieta.
“Hemos identificado señales de selección en
genes potencialmente relacionados con la mejora del aprendizaje
a través del olfato y la capacidad de recordar dónde se encuentran
los alimentos. Creemos que estas mejoras podrían ser cruciales
para las abejas que viven en zonas altas, ya que en dichas
zonas la disponibilidad de recursos suele ser menor” explica.
“Por ello, aunque la adaptación a hábitats de gran altitud
en las abejas asiáticas tiene una base genética diferente
a la de las abejas africanas, pensamos que es posible que
se esté produciendo una selección para genes con funciones
similares en ambas especies”.
Los resultados de esta investigación serán de
gran utilidad para monitorear las poblaciones de abejas asiáticas
y establecer prioridades de conservación. Matthew T. Webster,
investigador en la Universidad de Uppsala (Suecia), que ha
dirigido el estudio, manifiesta que: “los servicios de polinización
proporcionados por las abejas son esenciales para la producción
de alimentos en todo el mundo”, pero que por desgracia “las
poblaciones de abejas asiáticas en China han ido disminuyendo
desde principios del siglo XX debido a los cambios en las
prácticas agrícolas y la introducción de abejas no nativas”.
Por lo tanto, “resulta importante comprender como las poblaciones
de esta especie se adaptan a las diferentes condiciones ambientales
tales como la altura, ya que esto puede ayudar a mejorar los
esfuerzos de conservación y su manejo,” concluye el investigador.
El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto
Demográfico (MITECO) es un departamento ministerial
del Gobierno de España encargado del desarrollo de las
políticas gubernamentales en materia de medio ambiente,
energía, minería, desarrollo sostenible, protección
del patrimonio natural, de la biodiversidad y del mar,
agua, lucha contra el cambio climático y la dirección
de un modelo productivo y social más ecológico. Igualmente
corresponde al Ministerio para la Transición Ecológica
y el Reto Demográfico la propuesta y ejecución de la
política de lucha contra la despoblación, así como la
elaboración y el desarrollo de la estrategia nacional
frente al reto demográfico.
Desde 2020, su titular es Teresa Ribera.
El MITECO fue creado en junio de 2018 asumiendo funciones
tanto del Ministerio de Agricultura como del Ministerio
de Energía. En 2020 fue renombrado como Ministerio para
la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, justificó
la creación de la cartera de Transición Ecológica por
la necesidad de concentrar las políticas encaminadas
a construir un futuro sostenible. En este sentido, este
nuevo ministerio aglutinará todas las competencias energéticas
y medioambientales con las que se pretende, entre otros,
acelerar la descarbonización en España.
Según el Real Decreto 2/2020, de 12 de enero, por el
que se reestructuran los departamentos ministeriales,
corresponde al Ministerio para la Transición Ecológica
y el Reto Demográfico:
- La propuesta y ejecución de la política del Gobierno
en materia climática, de energía y medio ambiente para
la transición a un modelo productivo y social más ecológico.
- La elaboración y el desarrollo de la política del
Gobierno frente al reto demográfico y el despoblamiento
territorial.
- La propuesta y ejecución de la política de agua como
bien público esencial.
- La propuesta y ejecución de la política de lucha
contra la despoblación.
- La elaboración y el desarrollo de la estrategia nacional
frente al reto demográfico.
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El Gobierno de España prepara por primera
vez desde inicios de 2019 un plan de acción para intentar
revertir la desaparición dramática de las abejas y otros polinizadores.
El documento reconoce que se trata de un "grupo biológico
clave en la preservación de la producción primaria, sobre
la cual se sustenta la vida sobre este planeta" y que una
de las causas principales de su declive es el uso masivo de
"productos químicos en agricultura". Sin embargo, el plan
no prevé la eliminación de insecticidas de probada toxicidad
sobre estos polinizadores de los que hay autorizadas 300 variedades
en el registro del Ministerio de Agricultura. El desplome
documentado de los insectos ha alcanzado dimensiones de extinción
masiva. En general, el 40% de las especies están amenazadas
con la desaparición. Las abejas y polinizadores (como las
mariposas) en particular están en el ojo del huracán y la
aplicación masiva de químicos en la industria agrícola detrás
de su desplome continuo. "El plan es un paso importantísimo,
pero debería incluir medidas urgentes y sin precedentes porque
nos encontramos ante un crisis planetaria", analiza Luis Ferrerim,
responsable de Agricultura en Greenpeace.
El Plan de Acción Nacional para la Conservación
de Polinizadores que prepara el Ministerio para la Transición
Ecológica reconoce el peligro que suponen los plaguicidas
–"Insecticidas, herbicidas y fertilizantes, y su uso inadecuado,
pueden causar la muerte de manera directa o indirecta"– y
pide "evitar y reducir" su aplicación. Para Ferrerim esto
es "poco ambicioso", poco concreto. El Ministerio considera
que "da respuesta a los compromisos con la Coalición Internacional
de Conservación de Polinizadores, de la que España forma parte,
así como a las consideraciones reflejadas en la Iniciativa
UE sobre polinizadores". Según los cálculos de la organización,
atajar la desaparición de polinizadores impone una "reducción
drástica" de los plaguicidas con un calendario concreto para
dejar de aplicar estos productos químicos: prohibir los insecticidas
cuyas fichas técnicas admiten que son peligrosos en 2025 y
rebajar a la mitad el uso de plaguicidas en general para 2050.
España es el país de la Unión Europea que más pesticidas consume:
casi 80 millones de kilos al año, según Eurostat. Ecologistas
en Acción aprieta más las tuercas y considera necesaria esa
rebaja general para 2023 "como máximo".
Transición Ecológica responde que "esos objetivos
[de eliminación] no figuran, por el momento, en el borrador
sometido a información pública. Pero se han introducido otra
serie de medidas al objeto de reducir el riesgo derivado del
uso de fitosanitarios". "Es preciso un cambio de mentalidad.
La industria química ha instalado la idea de que sin plaguicidas
no hay agricultura. Si se hubieran utilizado de manera sostenible,
como pide la regulación europea, no se habría llegado a esta
situación", dice Ferrerim. El investigador de la Universidad
de Sidney Francisco Sánchez-Bayo ejemplificaba así este modelo
agrícola: "Se han sustituido los insecticidas tradicionales
por los sistémicos que se ponen recubriendo la propia semilla".
Esto hace que se pase de fumigar cuando aparece la plaga a
plantar semillas cubiertas de insecticida de manera preventiva.
"Los agricultores ponen todos estos insecticidas en el campo
entero desde el principio, aunque no sean necesarios", aclaraba
el ecólogo.

Se dice que las abejas de Cuba son una de las más sanas
del mundo, la razón, en la isla no hay pesticidas, sin
embargo, esta no es la única razón. Es tan sorprendente
la apicultura cubana que algunos apicultores logran
recolectar 45 kg de miel por colmena, lo que nos debiera
hacer pensar que dejar de usar químicos agrícolas permite
a las abejas prosperar. En el 2016, Cuba produjo 9,120
toneladas de miel con un rendimiento promedio de 51
kg de miel por colmena, según declaraciones del Centro
de Investigación de Abejas Cubanas. De hecho la miel
orgánica es el cuarto producto de exportación cubano.
Cuba, privada de drogas efectivas contra la varroa,
un género de ácaros que produce la enfermedad denominada
varroasis o varroosis, debido al embargo al que está
sujeta la isla y en ausencia de la entrega de tales
productos por parte de la Unión Soviética, tuvo que
encontrar un método alternativo para salvar a sus abejas.
En 1996 la varroa fue diagnosticado en Cuba e hizo un
daño significativo, recordó en 2010 en una conferencia
Adolfo Pérez, director de las investigaciones de la
apicultura de Cuba. Después del primer impacto, todas
las abejas silvestres habían desaparecido durante
más de dos años. Entonces la población de abejas silvestres
comenzó a recuperarse. Al cruzar sus abejas con abejas
silvestres que eran naturalmente resistentes al parásito,
los apicultores de la isla en realidad hicieron una
selección genética drástica, que inmunizó a sus
colonias contra las amenazas naturales.
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El borrador ministerial reconoce que preservar
estos insectos en particular es crucial, precisamente para
el sector agrícola: aportan un servicio valorado "en 2.400
millones de euros". El 84% de las plantas cultivadas en Europa
y el 78% de las flores silvestres dependen de los insectos
polinizadores. Aunque el proyecto parte de Transición Ecológica,
el registro de pesticidas recae en el Ministerio de Agricultura,
que ha participado en la parte del plan que se refiere a los
fitosanitarios. Agricultura no ha especificado si su departamento
planea o tiene previsto regular estos productos de manera
que vayan retirándose de los campos españoles. No es un medida
extravagante, ya que los gobiernos de la Unión Europea acordaron
en febrero de 2018 prohibir los pesticidas a base de nicotina
(que han sido los más usados), precisamente por el daño constatado
que infligen a las abejas silvestres y domésticas.
Además de los insecticidas, el plan describe
todo un panorama de amenazas para la supervivencia de las
poblaciones de abejas y demás polinizadores y el resto de
insectos que trasladan el polen vegetal. Estas variedades
están padeciendo una pérdida y degradación progresiva de sus
hábitats, entre otras cosas, por "la intensificación agrícola,
por la ausencia de diversidad espacial y temporal de flores
silvestres que limita la disponibilidad de alimento y lugares
de anidamiento y refugio". No tienen dónde vivir. También
sufren el aumento de enfermedades y parásitos, además del
ataque y expansión de especies invasoras. En este aspecto,
la avispa asiática (Vespa velutina) supone una amenaza creciente:
"Mapas y modelos de predicción de expansión basados en datos
climáticos indican un claro riesgo de colonización por el
norte de la Península Ibérica". En Galicia, Asturias o Cantabria
la avispa avanza en su colonización. Y, como colofón, el cambio
climático. La alteración de las pautas del clima produce cambios
en la distribución de plagas y su virulencia. Pero también
crea nuevas condiciones más favorables para la expansión de
invasores dañinos (como la velutina, precisamente), además
de causar "mayor mortandad por fenónemos climatológicos extremos",
analizan los técnicos del Ministerio. "Dicen que exageramos,
pero si se ha perdido el 80% de los insectos, la palabra es
`catastrófico'", resumió el investigador Sánchez-Bayo.

Las abejas han aprendido a “surfear” para evitar ahogarse.
Un reciente estudio ha descubierto la técnica que utilizan
las abejas para evitar ahogarse cuando caen en el agua.
El secreto reside en la utilización que hacen de sus
alas para crear olas que utilizan para desplazarse hasta
llegar a la orilla.
Todo comenzó cuando el ingeniero Chris Roh caminaba
por el Instituto de Tecnología de California en EE UU.
Allí vio una abeja atrapada en el agua, se paró y observó
cómo navegaba para escapar. Esto ocurrió a mediodía,
cuando el sol proyectaba en el fondo del estanque las
sombras del insecto y de las olas que estaba haciendo
con sus alas. Se percató de que la abeja estaba moviéndose
de una forma particular para crear amplias olas y empujarse
hacia el borde con ellas. “Estaba muy emocionado al
ver este comportamiento, así que llevé la abeja al laboratorio
para estudiarla de cerca”, explica. Allí, Roh y sus
compañeros recrearon el acontecimiento: colocaron agua
en una cacerola, dejaron que se quedara completamente
quieta y luego pusieron un total de 33 abejas de una
en una. A medida que cada insecto batía sus alas en
el agua, se creaban las mismas sombras en el fondo del
recipiente, y vieron que la abeja utilizaba estas olas
para impulsarse poco a poco hasta el borde y poder escapar.

En los días calurosos, las colmenas necesitan agua
para enfriarse, así que cuando la temperatura sube,
las abejas obreras salen a recoger agua de un estanque
y la transportan. A veces, sin embargo, se caen y sus
alas se adhieren al agua impidiéndoles volar. Si no
consiguen liberarse, mueren. Los investigadores se percataron
de que esa adherencia permite que la abeja arrastre
agua con sus alas, creando olas detrás de ella que la
impulsan hacia adelante. “Con este movimiento, el insecto
es capaz de avanzar. Surfea hacia la seguridad”, cuenta
Mory Gharib, compañero de Roh e investigador del mismo
instituto.
Al cabo de unos minutos de experimento, sacaron cuidadosamente
a cada una de ellas para permitirles recuperarse de
sus esfuerzos de natación ya que, aunque las abejas
pueden aguantar mucho tiempo volando, nadar es mucho
más agotador para ellas y solo podrían permanecer durante
10 minutos, según sus estimaciones.
Además, el movimiento de las alas en el agua es más
lento de lo habitual, con una amplitud también menor
que cuando las agitan para volar. Durante todo el proceso,
el lado superior del ala se queda seco. Roh y Gharib,
que trabajan en el Centro de Sistemas y Tecnologías
Autónomas (CAST) del Instituto Tecnológico de California,
ya han comenzado a aplicar sus hallazgos a su investigación,
desarrollando un pequeño robot que utiliza un movimiento
similar para navegar por la superficie del agua. Aunque
requiere mucha mano de obra, esta actividad podría algún
día ser utilizada para generar robots capaces tanto
de volar como de nadar.

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La miel es utilizada desde hace miles de años en todo el
mundo, ya sea como saborizante de brebajes, alimento o medicamento.
Su composición es variable, sin embargo su principal componente
son carbohidratos en la forma de monosacáridos como la fructosa
y la glucosa, así como disacáridos tales como maltosa, isomaltosa,
maltulosa, sucrosa, turanosa y nigerosa. Estos ingredientes
son los responsables del intenso dulzor de la miel. Además
contiene oligosacáridos como la anderosa y la panosa; enzimas
como la amilasa, peróxido oxidasas, catalasa y fosforilasa
ácida; además contiene aminoácidos, algunas vitaminas B, C,
niacina, ácido fólico, minerales como hierro y zinc, y antioxidantes.
La producción mundial media de miel es aproximadamente de
1 200 000 tn. Los principales países productores son China,
Turquía, Argentina, Ucrania, México y Estados Unidos. Los
principales importadores a nivel mundial son la Unión Europea
y Estados Unidos. El origen botánico de las mieles define
también la mayor o menor facilidad de éstas a cristalizar.
Existen diversas referencias históricas a esta sustancia.
Además de las citas bíblicas, muchos otros pueblos, como los
antiguos egipcios o los griegos, por ejemplo, se referían
a la miel como un producto sagrado, llegando a servir como
forma de pagar los impuestos. En excavaciones egipcias con
más de 2000 años fueron encontradas muestras de miel perfectamente
conservadas en vasijas ligeramente tapadas que aún eran comestibles
y solamente tenían que calentarse. También existen registros
prehistóricos en pinturas rupestres de la utilización de la
miel.
Son conocidas diversas variedades de miel que dependen de
la flor utilizada como fuente de néctar y del tipo de abeja
que la produjo, pero como éstas la fabrican en cantidad cerca
de tres veces superior de lo que necesitan para sobrevivir,
siempre fue posible, primeramente, recogerse el exceso de
ésta para el ser humano y más tarde realizarse la domesticación
de las abejas para el fin específico de obtener su miel, técnica
conocida como apicultura.

Pintura rupestre del mesolítico (8000 a 6000
a, C.), en la "Cueva de la Araña" en Bicorp (Valencia). Representa
a una figura femenina recolectora de miel en un panal arbóreo.
Existen cerca de 320 variedades de miel de distintos
orígenes florales. El sabor, color y olor de la miel depende
de las distintas fuentes de flores y plantas visitadas por
las abejas.
Según la especie de insecto:
- Miel de abeja.
- Miel de avispa; miel producida por varias
especies de avispa.
- Miel de hormiga melífera.
En todo el mundo hay cientos de tipos de miel
ya que lógicamente todo depende del tipo de flor que las abejas
encuentran en su hábitat.
- Miel de azahar: De color ámbar claro, perfumada
y suave al paladar. Procedente del polen de limoneros, naranjos,
mandarinos. Efectos sedantes, ayudando conciliar el sueño.
Es también antiespasmódica.
- Miel de romero: De color ámbar muy claro y
blanco cuando está cristalizada. Aromática y dulce. Estimulante
hepático que favorece la descongestión del hígado. Indicada
para las úlceras de estómago y dismenorrea. No recomendada
a hipertensos.
- Miel de eucaliptus: De color ocre. Muy aromática
con un sabor característico a madera. Antiséptico de las vías
respiratorias y urinarias, de efectos balsámicos y vermífugos.
Indicada contra catarros y afecciones del árbol respiratorio.
- Miel de tomillo: De tono rojizo y sabor agradable.
Indicada para las afecciones respiratorias de tipo inflamatorio,
tos convulsiva y asma. Reguladora de la tensión arterial.
Muy indicada como tonificante ante la fatiga y la astenia.
- Miel de espliego: De color ámbar y sabor característico
a lavanda. Por su poder bactericida y antiséptico, indicada
en uso externo para picaduras de insectos, quemaduras solares
y heridas. Antidiarreico. Preventivo de gripes, bronquitis,
resfriados. Por su alto contenido en hierro, tiene las mismas
indicaciones que la miel de castaño. Favorece el sueño, modera
la irritabilidad, la agresividad y el estrés.
- Miel de Tilo: procedente de las flores del
tilo. De color amarillo suave con un aroma fragante. Se cristaliza
fácilmente por lo que se endurece deprisa. Útil en la acidez,
flatulencias, ulceras gástricas o duodenales. Propiedades
antibacterianas. Útil en la bronquitis, gripe y resfriados.
Posee propiedades sedantes siendo muy útil en ansiedad e insomnio.
- Miel de trébol: procedente de la flor de trébol,
de color amarillo suave. Es energetizante. Muy útil para cansancio
o fatiga, personas mayores, épocas de exámenes, recuperación
post operatoria.
- Miel de alfalfa: procedente de las flores
de alfalfa. De color ambarino blanco, de buen sabor y propiedades
similares a la miel de de trébol.
- Miel de avellano: De color amarillo y buen
sabor. Utilizada para la piel y conservar su estado.
- Miel de castaño: procedente de la flor del
fruto y la exudación del árbol. Rica en hierro, beneficiosa
para anemia, sangrado nasal y metrorragia (reglas abundantes).
Los científicos descubrieron que las abejas pueden «aprender
a usar el azul y el amarillo como representaciones simbólicas
para sumar o restar», según el informe publicado en la
revista Science Advances, revisada por pares. Si bien
muchos animales demuestran una comprensión de los números
básicos para tareas tales como forrajeo, esquila y manejo
de recursos, las matemáticas más complejas solo pueden
ser realizadas por un número limitado de vertebrados no
humanos. Los hallazgos son significativos porque las abejas
y los seres humanos están separados por más de 400 millones
de años de evolución, lo que significa que «la cognición
numérica avanzada puede ser más accesible para los animales
no humanos de lo que se sospechaba anteriormente», según
el estudio. |
- Miel de pino o abeto (llamadas miel del bosque):
Procede del mielato que exuda el propio árbol (pinos, abetos,
robles, encimas. De Pino: oscura y permanece líquida mucho
tiempo tras la recolección. De sabor resinoso y excelente
para el tratamiento de la inflamación bronquial. De abeto:
De color verde y muy difícil de conseguir ya que no se produce
todos los años. Aroma balsámico fuerte indicado para afecciones
respiratorias.
- Miel de encina: Producida por las abejas que
liban la melaza que se desprende de los frutos. Es uno de
los tipos de miel de color más oscuro, casi negro. De olor
y sabor a malta muy poco dulce. Indicada para combatir la
anemia por su alto contenido en hierro. Antiasmática y adecuada
contra las afecciones bronquiales y pulmonares.
- Miel de brezo: De color caoba oscuro y sabor
ligeramente amargo. Aumenta la diuresis por lo que va bien
en cistitis, retención de líquidos y piedras en el riñón y
su prevención; inflamación de vejiga, riñón y uretra. Recomendada
en problemas cardíacos: insuficiencia coronaria, arritmias,
cardiopatías, angina de pecho e infarto. Antirreumática. Por
su contenido en minerales está indicada para la anemia, inapetencia
y fatiga.
- Miel de milflores: Procedente de varias floraciones
simultáneas. De color ámbar oscuro y sabor muy variable e
intenso. Antiinflamatoria, digestiva y cicatrizante. Es un
gran complemento alimenticio. Rico en minerales, previene
la anemia, favorece la digestión y es antiséptica. Ideal para
un desayuno completo.

Y algunos tipos de miel menos conocida ...
- Miel de Manuca: Procedente de Australia y
Nueva Zelanda. Autentico antibiótico natural, tanto para tratar
problemas del aparato respiratorio como digestivo. Catarros,
bronquitis, resfriados, ulceras de estomago o duodeno. Por
su propiedad antibacteriana se utiliza en quemaduras, cortes,
afecciones de la boca (aftas bucales e irritación) con enjuagues.
- Miel de Ulmo: tiene un sabor a almendra amarga.
Su cristalización hace que sea fresca en la boca. Dependiendo
de su producción es clara o extra clara. Propiedades bactericidas,
fungicida, antiviral y balsámica. Muy útil para afecciones
de la piel, heridas y hongos.
- Miel de Quillay: Su procedencia de la flor
de Quilay, que se encuentran en Perú, Chile, Argentina y Bolivia.
Propiedades astringentes beneficiosas para la piel. Eccemas,
dermatitis, piel grasa y seborrea. No se aconseja su ingesta
interna ya que contiene alto contenido en saponinas que pueden
ser toxica. Su miel se utiliza para preparados cosméticos
y su corteza también.
- Miel de Acacia: Es una miel de color ámbar
y muy líquida. Extraída de la misma flor de acacia. Efectos
laxantes que combate el estreñimiento.
- Miel de tiaca: su procedencia es de un árbol
del sur de Chile. De textura suave y cristalización muy fina.
Sabor a frutas frescas y aroma a menta.
La apifobia (del latín apis(abeja) y del griego antiguo
phobos (miedo)), también conocida como melisofobia (del
griego antiguo melissa (abeja) y del Griego antiguo
phobos (miedo)), es un miedo irracional y excesivo a
las abejas, avispas y/o abejorros.
La Apifobia es una de las zoofobias que más se da en
niños y puede privarles de formar parte de actividades
al aire libre. Las personas de mayor edad controlan
el miedo natural a las abejas más fácilmente. Sin embargo,
algunos adultos no pueden evitar dicho miedo a las abejas.
Una forma recomendada de vencer el miedo de los niños
a las abejas es entrenarlos para que planten cara a
ese miedo (un método común de tratamiento para las fobias
específicas). La causa de esta fobia se debe al hecho
de haber tenido experiencias de picaduras de abeja,
especialmente si la persona es alérgica a las mismas.
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La última vez que los científicos informaron oficialmente
que vieron una abeja de Wallace (Megachile pluto) viva,
la abeja más grande conocida del mundo, fue en 1981.
El pasado año y en el archipiélago del norte
de Maluku, en Indonesia, la abeja gigante ha sido fotografiada
y filmada con vida por primera vez. La abeja fue descrita
por primera vez en 1858 por el famoso naturalista británico
Alfred Russel Wallace, quien la vio mientras exploraba
la isla indonesia de Bacan. Describió a la abeja hembra
como «un gran insecto negro parecido a una avispa, con
inmensas mandíbulas como un escarabajo ciervo».

Una de las primeras imágenes de una abeja
gigante de Wallace viva. Megachile pluto es la abeja
más grande del mundo, cuatro veces más grande que una
abeja europea.
En la actualidad, la abeja gigante de
Wallace figura como Datos Insuficientes en la Lista
Roja de la UICN. Sin embargo, lo que los investigadores
sí saben sobre la abeja es que es rara y que hace sus
nidos en los montículos aéreos de termitas. La abeja,
que tiene una envergadura de alrededor de 6.4 centímetros
y un cuerpo que es casi del tamaño de un pulgar humano,
utiliza sus grandes mandíbulas para raspar la resina
pegajosa de los árboles. Luego recubre el interior de
su nido con la resina para protegerlo de las termitas.
En enero de 2019, un grupo de guías indonesios junto
con investigadores de universidades de Australia, Canadá
y los Estados Unidos, se dispusieron a buscar a la abeja.
Solo en el último día de su búsqueda lograron localizar
a una.
Iswan, uno de los guías indonesios, vio
un montículo de termitas a unos 2.4 metros del suelo.
Trepó al árbol al que estaba unido el montículo y miró
adentro para descubrir algo que se movía dentro de un
nido que parecía «húmedo y pegajoso». El experto en
abejas Eli Wyman, entomólogo de la Universidad de Princeton
y anteriormente del Museo Americano de Historia Natural,
subió al árbol y confirmó que era de hecho un nido de
abejas gigantes de Wallace. El fotógrafo de naturaleza,
Clay Bolt, también parte del equipo de búsqueda, fue
el siguiente en subir. «Después de hacer un baile celebratorio,
fotografié a la abeja y grabé algunos videos», dijo
Bolt en una publicación. «Mi objetivo era ser la primera
persona en tomarle una foto a la abeja gigante de Wallace
y lo logré. Eli, que había estado soñando con este día
durante el doble de años, había logrado su objetivo
de ver una especie en la naturaleza que casi nadie más
había visto. Estábamos eufóricos».

Clay Bolt fotografía una abeja gigante
de Wallace viva en su nido, que se encuentra en los
montículos de termitas en el norte de Maluku, Indonesia.
Los investigadores ahora esperan que las
imágenes de la abeja renueven los esfuerzos para aprender
más sobre una especie de la que sabemos muy poco. «Espero
que este redescubrimiento genere investigaciones futuras
que nos brinden una comprensión más profunda de la historia
de vida de esta abeja única e informen cualquier esfuerzo
futuro para protegerla de la extinción», dijo Wyman
en un comunicado.

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