El virus de los antivacunas avanza por EE. UU.
Los brotes de sarampión se convierten en una constante en
ciertas áreas del país.
El Centro de Control y Prevención de Enfermedades
de Estados Unidos ha alertado que el número de casos de sarampión
en lo que va de año ya ha superado al total de contagios en
el 2018 y las autoridades sanitarias vuelven a poner una vez
más en el punto de mira a los movimientos a favor de la libertad
de los padres a decidir sobre la salud de sus hijos. Uno de
ellos es A Voice for Choice, que preside Christina Hildebrand.
Desde California, Hildebrand rebate con la seguridad de quien
ha repetido muchas veces el mismo mensaje que «el sarampión
es una enfermedad altamente contagiosa también entre vacunados»
y hace mención a algunos de los estudios sobre la «ineficacia
y los peligros de las vacunas» que su organización utiliza
como argumentario. «No importa el número de investigaciones
científicas que se publiquen negando la relación entre la
triple vírica (vacuna del sarampión, paperas y rubeola con
el autismo). Los médicos no pueden pasarse todo el día en
Internet negando teorías de la conspiración y menos contrarrestar
el poder de las ocurrencias seudocientíficas de famosos como
Gywneth Paltrow», explica Arthur Caplan, director de la división
de Bioética de la Facultad de Medicina de New York University.
Autor de libros sobre ética y políticas de vacunación, el
doctor Caplan alerta de la «falsa apariencia de seriedad»
de entidades como la de Hildebrand y, muy especialmente, de
la del Centro Nacional de Información sobre Vacunas.

Christina Hildebrand. En la Edad Media habria
que verla ...
Detrás de la enorme presión que ejercen estos
grupos, el profesor ve motivaciones económicas ya que algunos
se lucran con la venta de productos naturales «como si un
complejo vitamínico pudiese reemplazar la eficacia demostrada
de una vacuna». «Si estamos siendo más activos y visibles
es por la necesidad de defender una decisión que debería ser
libre e individual ante la aprobación de leyes más estrictas»,
sostiene Hildebrand refiriéndose a la norma del 2015 que en
California obliga a que todos los niños sin excepción tengan
su calendario de vacunas al día para poder ir a la escuela.
La OMS ha señalado la desconfianza en las vacunas como una
de las 10 grandes amenazas mundiales del 2019 para la salud
y hace tan solo unos días Facebook y YouTube anunciaban medidas
para controlar los contenidos de los antivacunas ante su proliferación
en la red. Mientras, legisladores de Nueva York proponen seguir
los pasos de California y eliminar cualquier excepción al
programa de vacunaciones, incluso la que alude a motivos religiosos.
En la metrópoli neoyorquina los contagios se dan principalmente
entre la comunidad judía ultraortodoxa de Brooklyn.

Los casos siguen aumentando también más al norte,
en el condado de Rockland, a pesar de estar vigente el estado
de emergencia de 30 días que decretó el Gobierno local a finales
de marzo para prohibir el acceso a espacios públicos a cualquier
menor sin vacunar bajo multa de hasta 500 dólares. Un grupo
de padres presentó una demanda alegando que esta ley solo
puede aplicarse en casos extremos como catástrofes naturales
o durante disturbios.
La práctica totalidad de los contagiados en
este condado de poco más de 300.000 habitantes son también
ultraortodoxos. «Viven casi aislados del resto de la población
pero con familiares en Brooklyn. De ahí la relación entre
los dos brotes, originados por un contagio en Israel», explica
José Guillermo Rosas, ejecutivo adjunto del Condado. Asegura
que los rabinos están cooperando en campañas de vacunación
y que la mayoría de ellos insisten en que su doctrina no se
opone a las vacunas. De ser así, los motivos por los cuales
algunos piensan que una comunidad que no utiliza Internet
es reacia a inmunizarse habría que buscarlos en grupos como
PEACH, que llevan tiempo centrados en barrios ultraortodoxos
mediante la distribución de revistas. Ahí se llega a afirmar
que las vacunas no serían aptas para judíos al contener «sangre
de mono, rata y cerdo». Hildebrand denuncia que son ellos
los que están sometidos «a la persecución social como si fuésemos
unos locos irresponsables con la salud de nuestros hijos cuando
hemos tomado una decisión tras la consulta de mucha información».Una
información que, a pesar del descrédito de la comunidad científica
se extiende sembrando la duda y poniendo en riesgo la salud
pública. Para expertos como el profesor Caplan, el mejor antídoto
para combatir este fenómeno es un marco legal más severo «porque
la libertad de elección de los padres no puede estar por encima
del derecho humano a la salud de sus hijos».
Casi 170 millones de niños en todo el mundo,
incluidos más de 2,5 millones en Estados Unidos y medio millón
en el Reino Unido, no recibieron la primera dosis de la vacuna
contra el sarampión durante los pasados ocho años, lo que
abre la posibilidad de brotes globales de la enfermedad, indica
un informe de Unicef divulgado el 25 de Abril. “El caldo de
cultivo de los brotes mundiales de sarampión de los que somos
testigos hoy en día se estableció hace años”, dijo Henrietta
Fore, directora ejecutiva de UNICEF —el Fondo de las Naciones
Unidas para la Infancia—, a través de un comunicado. “El virus
del sarampión siempre encontrará a niños sin vacunar”, agregó.
Entre las razones de esta preocupante tendencia,
Unicef citó la falta de acceso a la vacuna, los sistemas de
salud deficientes, así como el temor o el escepticismo respecto
de las vacunas en general. El ascenso del movimiento en contra
de la vacunación, cuyos miembros son conocidos como antivacunas,
en Estados Unidos y el resto del mundo podría estar ligado
al rechazo del tratamiento. Simon Stevens, director del Servicio
Nacional de Salud del Reino Unido, calificó el rechazo como
“una grave y creciente bomba de tiempo de salud pública”.
El rechazo ha sido alentado por la difusión de información
falsa, a menudo en plataformas de redes sociales, sobre supuestos
vínculos entre las vacunas y el autismo, una teoría rotundamente
rechazada por científicos y médicos. “Con los casos de sarampión
que casi se cuadriplican en Inglaterra en solo un año, es
extremadamente irresponsable que cualquier persona divulgue
historias que infundan miedo sobre las vacunas, y las compañías
de redes sociales deberían tener un enfoque de tolerancia
cero hacia este contenido peligroso”, dijo Stevens.

El sarampión, una enfermedad viral altamente
infecciosa que es más contagiosa que el ébola o la tuberculosis,
es todavía una causa de muerte importante entre niños pequeños
en todo el mundo, afirmó la Organización Mundial de la Salud.
Más de 365 niños mueren de sarampión cada día, de acuerdo
con Unicef, y la enfermedad también puede causar ceguera,
sordera o daño cerebral. Dos dosis de la misma vacuna combinada
—sarampión, paperas y rubéola (conocida como triple viral)—
son necesarias para proteger a los niños de la enfermedad.
Para que una comunidad completa esté protegida, incluidos
los bebés y otros que todavía no han sido vacunados —conocido
como inmunidad de rebaño—, se necesita de una cobertura de
inmunización del 95 por ciento. Sin embargo, la cobertura
global es mucho más baja: en 2017, la cobertura en todo el
mundo fue reportada en un 85 por ciento para la primera dosis
y en un 67 por ciento para la segunda, indicó Unicef. Casi
169 millones de niños en todo el mundo no recibieron la primera
dosis, con un promedio de más de 21 millones de niños que
no la recibieron cada año desde 2010 hasta 2017. Más de 2,5
millones de niños en Estados Unidos, y más de medio millón
en Francia y el Reino Unido, no recibieron la primera vacuna
contra el sarampión entre 2010 y 2017. ¿Podría ser la cifra
tan elevada que afecte la inmunidad de rebaño del Reino Unido?
Depende, dice Anna Schurich, una profesora de Inmunología
en el King’s College de Londres. “Si tienes zonas de padres
que no vacunan a sus hijos y todos viven cerca, entonces incluso
números relativamente bajos de niños no vacunados pueden volverse
problemáticos, debido a que podrían infectar potencialmente
el uno al otro”, dijo. “Si los niños no vacunados están muy
apartados, entonces el riesgo es, por supuesto, más bajo”,
agregó.
El Reino Unido eliminó el sarampión en 2016,
dijo el gobierno. Sin embargo, aunque la enfermedad ya no
es endémica del país, el Reino Unido ha experimentado brotes
recientes de sarampión, y los niveles de inmunidad entre principalmente
personas jóvenes permanecen más bajos de lo requerido. "El
sarampión es una de las enfermedades más contagiosas que conocemos,
así que puede necesitar solo una persona infectada en un área
con tasas de vacunación bajas para causar un brote”, indicó
el servicio de Salud Pública de Inglaterra, un organismo gubernamental,
mediante un comunicado en Enero. Brotes de la enfermedad han
sido reportados en ciudades británicas como Leeds, Liverpool,
Birmingham y Surrey desde Octubre de 2017, de acuerdo con
el Servicio Nacional de Salud. Sin embargo, Mánchester parece
ser un punto focal de la enfermedad en el país, con 47 casos
de sarampión desde principios del año. El año pasado, la ciudad
tuvo en total tres casos, informó la BBC.
El aumento de la enfermedad en el Reino Unido
sigue la desconcertante tendencia en todo el mundo. Estados
Unidos, por ejemplo, tiene reportes de 695 casos de sarampión
este año —la cifra anual más alta registrada desde 2000—,
dijeron funcionarios de salud federal el 24 de Abril. Unicef
advirtió en Marzo que el sarampión ha crecido globalmente:
los países sin casos reportados de sarampión en 2017 experimentaron
un brote de cientos de casos el año pasado. Brasil —donde
la ausencia de casos de sarampión en 2017 fue seguida de una
cantidad pasmosa de 10.262 casos en 2018— encabezó la lista.
Después, le siguió Moldavia, con 312 casos en 2018, y Montenegro,
con 203. El sarampión puede ser la enfermedad, pero con demasiada
frecuencia el verdadero contagio es la desinformación, la
desconfianza y la complacencia. En algunos casos, las personas
no toman la enfermedad con la suficiente seriedad, debido
a que no ven a menudo el peligro en su entorno inmediato.
En otros casos, podría deberse a que consideran las vacunas
como inseguras o contra natura.

El movimiento antivacunas ha estado en crecimiento
en Europa, más notoriamente en Polonia, según un informe de
la Unión Europea publicado el año pasado. El número de rechazos
a las vacunas en el país creció de 4893 en 2007 a 23.147 en
2016, menciona el informe. La República Checa, Finlandia y
Suecia también han experimentado un descenso brusco en la
confianza en las vacunas, de acuerdo con el informe. Sin embargo,
otros países europeos están tomando una postura diferente.
En Italia, un declive en las vacunaciones en todo el país
y un brote de sarampión alentó al gobierno a prohibir que
alrededor de trescientos niños en la ciudad de Bolonia asistieran
a la escuela en Marzo, al hacer cumplir una ley que señala
que los niños inscritos en planteles educativos deben tener
diez vacunas. Era una decisión muy diferente a la medida temporal
adoptada por las autoridades el año pasado —después de años
de que el gobernante Movimiento Cinco Estrellas contribuyera
a fomentar la confusión sobre las vacunas— que permitió a
los niños permanecer en la escuela mientras que sus padres
dieran fe de que habían sido vacunados. Una nota del médico
no era necesaria.
Ni contra el tétanos, la polio o el sarampión:
Ethan Lindenberger pasó sus primeros 18 años sin ninguna vacuna.
Pero en diciembre, contra el consejo de su madre, fue a vacunarse,
un acto de rebeldía que le ha valido una invitación al Congreso
de Estados Unidos, donde ha explicado su caso. Desde que lo
relató por primera vez en público en noviembre pasado, el
joven se ha convertido en un héroe de los activistas en favor
de la inmunización en Estados Unidos. El auge del movimiento
antivacunas ha provocado varios brotes de sarampión en lugares
como Francia, Italia, Brasil y Ucrania.

"Crecí con una madre que cree que las vacunas
son peligrosas y que hablaba abiertamente sobre sus puntos
de vista tanto en Internet como en persona", testificó este
estudiante de secundaria el martes ante senadores estadounidenses,
junto a expertos y un funcionario de salud pública. "Fue una
progresión lenta hasta que empecé a ver las pruebas", dijo
Lindenberger, en traje y corbata ante el comité de Salud del
Senado. "Me intrigaba que tanta gente refutara a mi madre".
Era en Facebook donde su progenitora se informaba
sobre el tema. Él, en cambio, comenzó a informarse en los
Centros para el Control de Enfermedades (CDC), autoridad sanitaria
en Estados Unidos, así como en organizaciones de salud pública
y en revistas científicas. Pero cuando le mostraba a su madre
artículos científicos que señalaban, por ejemplo, que la vacuna
MMR (contra el sarampión, las paperas y la rubéola) no causaba
autismo, ella le respondía: "Eso es lo que quieren que pienses".
Lindenberger se volvió famoso en Noviembre,
cuando publicó un artículo en el sitio web de noticias Reddit
titulado: "Mis padres son un poco estúpidos y no creen en
las vacunas. Ahora que tengo 18 años, ¿adónde voy a vacunarme?
¿Puedo vacunarme a mi edad?". Ethan recibió miles de respuestas,
hasta el punto de que su publicación se hizo viral y se recogió
en varios medios de comunicación. Muchas vacunas son teóricamente
obligatorias en Estados Unidos para ir a la escuela. Pero
47 de los 50 Estados permiten exenciones por razones "personales",
"filosóficas" o "religiosas", incluyendo, Ohio, donde vive
el joven. En California, Misisipi y Virginia Occidental solo
se permite por motivos médicos. Según la Organización Mundial
de la Salud (OMS), es necesario que el 95% de la población
esté vacunada para alcanzar el umbral de inmunidad del grupo
ante una enfermedad. El senador republicano Lamar Alexander,
presidente del comité de Salud, ironizó sobre la tensión que
el tema debe de generar en el hogar del joven. "Me gustaría
ser invitado a la cena de Acción de Gracias en su casa", dijo.
"Saludo su espíritu crítico", afirmó otro senador, el demócrata
Tim Kaine. La madre de Lindenberger no testificó públicamente.
"Sigo tratando de ser lo más respetuoso y amable posible con
ella y de mostrarle la verdad", dijo Ethan tras la audiencia.
"Creo que ella entiende que esto es importante para mí. Eso
es suficiente para la relación", añadió. De hecho, el joven,
que vive con su padre y quiere ser pastor, cree firmemente
que el rechazo a la inmunización por parte de su madre se
basó en un buen sentimiento. "La gente realmente no reacciona
a los números y los datos", dijo el joven. "Mi madre reafirmaba
que su posición era correcta porque conocía casos, pero las
correlaciones no son lo mismo que la causalidad". Y apuntó:
"Las fuentes que difunden desinformación deben ser la principal
preocupación del pueblo estadounidense". Según Lindenberger,
las historias personales tienen que tener la réplica de historias
igualmente personales sobre las muertes y las complicaciones
de enfermedades infecciosas contra las cuales existen vacunas.
"Convencer a los padres de que (...) sus hijos corren peligro
es la mejor manera de hacer que las personas cambien de opinión",
dijo. Él mismo tiene cuatro hermanos y hermanas menores, y
trata de persuadirlos. "Hasta ahora ha habido una inclinación
sustancial hacia mi lado", ha asegurado.
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Pero no es el único. "Mis padres son
algo estúpidos y no creen en las vacunas. Ahora tengo 18 años,
¿dónde puedo vacunarme?” Así, con esa sincera y rebelde declaración
de intenciones, abre un popular hilo de Reddit —una red social
estadounidense— donde un adolescente pide consejo recién cumplida
la mayoría de edad para resolver una tarea de la que sus progenitores
ignoraron durante casi 20 años: actualizar la cartilla de
vacunación de su hijo. “Nunca he sido vacunado de nada, ¡sabrá
Dios cómo sigo vivo a día de hoy! ”, continúa Ethan Lindenberger,
autor del hilo que recibió más de 1.200 comentarios de usuarios
que ayudaron a este joven estadounidense a obtener la inmunidad
que le fue privada durante casi dos décadas.
¿Y por qué no le vacunaron cuando tocaba? Pues
como buenos antivacunas, los Lindenberger no vacunaron a ninguno
de sus cinco hijos —Ethan entre ellos— porque consideran que
causan trastornos como el autismo, algo que la Organización
Mundial de la Salud (OMS) ha desmentido en varias ocasiones.
“Mis padres piensan que las vacunas son una especie de conspiración
del gobierno”, escribió en Reddit el joven. Gracias a la ayuda
de los usuarios de la red social y a su valentía para enfrentarse
a sus padres, Ethan se pinchó todos los medicamentos que necesitaba
su cuerpo para protegerse de enfermedades como la hepatitis
o sarampión, rubéola o paperas. Y, así, logró también que
todos estemos mucho más protegidos porque asegura que la red
de vacunación que nos protege a todos continúe siendo efectiva.
En Australia, por ejemplo, algunos "descarados" adolescentes
están inmunizándose de forma secreta sin el conocimiento de
sus padres que censuran ese tipo de comportamientos. Según
el diario Courier Mail, varios “jovencitos confusos” de más
de 15 años se están aprovechando de las leyes del estado nororiental
de Queensland que permiten vacunarles sin contar con el permiso
de sus progenitores. Es lo que los doctores australianos ya
califican como la ‘Generación V’. Y es que estamos ante los
descendientes de la primera gran generación de los antivacunas.
¿Como surgió el movimieno antivacunas?
Todo comenzó cuando Andrew Wakefield, un antiguo cirujano
e investigador, publicó un estudio en el que relacionaba la
inmunización de la vacuna triple vírica, contra el sarampión,
las paperas y la rubéola, con el desarrollo del autismo en
los niños. Más tarde se descubrió que dicho artículo era una
farsa debido a que el estudio no solo contó con una muestra
de 12 niños sino que su metodología también tenía demasiados
sesgos. Sin embargo, el estudio fungió como un detonante que
activó la alarma en los padres que hasta ese momento habían
confiado en la seguridad de las vacunas. Para tranquilidad
de todos, investigaciones posteriores se dieron a la tarea
de analizar la seguridad de la vacuna triple vírica y su relación
con el autismo, los resultados coinciden: la vacuna triple
vírica no causa autismo. Sorpresa.

Este señor con cara de besugo es Andrew
Wakefield.
En 2004 la revista The Lancet publicó un estudio
en el que se comparaban distintos indicadores de salud en
alrededor de 1.290 niños con trastornos del espectro autista
y en cerca de 4.470 sanos, todos inmunizados con la vacuna
triple vírica. Los investigadores hallaron que dicha inmunización
no aumentaba el riesgo de que los niños desarrollaran un trastorno
del espectro autista. Poco después se publicó otra investigación
realizada a gran escala en The Journal of the American Medican
Association realizada en 95.727 niños estadounidenses con
hermanos mayores. De ellos, 994 fueron diagnosticados con
un trastorno del espectro autista, 1.929 tenían un hermano
mayor con la alteración y 134 de este último grupo padecían
autismo. Todos los pequeños fueron inmunizados entre los años
2001 y 2012 con dos dosis, una dosis o ninguna de la vacuna
triple vírica. Finalmente, el 84% de los niños con hermanos
mayores no afectados por el autismo fueron vacunados a los
dos años y el 95% a los cinco años. En el caso de los pequeños
cuyos hermanos tenían autismo, el 73% fue vacunado a los dos
años y el 86% a los cinco años.
Los resultados mostraron que la inmunización
con la vacuna triple vírica no estaba relacionada con un mayor
riesgo de desarrollar un trastorno del espectro autista, ni
a los dos años ni a los cinco. Tampoco se encontró que los
niños con hermanos afectados por el trastorno tuvieran un
riesgo mayor por vacunarse. Sin embargo, estos no son los
únicos resultados que comprueban que la vacuna triple vírica
no causa autismo. Otra serie de estudios dirigidos a analizar
el mercurio contenido en forma de timerosal en esta vacuna,
no han encontrado evidencias que relacionen la exposición
a esta sustancia con el desarrollo de un trastorno del espectro
autista. Otra investigación, esta vez publicada en The New
England Journal of Medicine, analizó en 1.047 niños algunas
variables neuropsicológicas como el lenguaje, la memoria verbal,
el rendimiento escolar, la atención, las funciones ejecutivas,
la regulación de la conducta y la inteligencia. También valoró
al primer y séptimo mes de vida los niveles de hiperactividad,
atención, los tics, tartamudeos y funciones ejecutivas, así
como el grado de exposición al mercurio prenatal. Los investigadores
concluyeron que la exposición al mercurio no está relacionada
con cambios en el desarrollo neurocognitivo de los niños.
Y mientras tanto, según ha podido descubrir
la revista Wired, Amazon recomienda y muestra entre los más
vendidos en su web libros de teorías antivacunas y pseudociencias
que podrían acabar matando a alguien. ¿Por qué hace esto?
No es que Jeff Bezos se haya unido a este grupo. La culpa
la tienen los algoritmos de recomendación y la manera en la
que los usuarios pueden puntuar los productos o subir los
libros para ponerlos a la venta. Básicamente, a la hora de
colocar los productos y de sugerirlos, los algoritmos solo
toman en cuenta las estrellas que han recibido, las buenas
críticas, etc. Esto hace que en este caso libros como estos
que en su mayoría no han sido escritos por médicos ni tienen
ninguna base científica consigan llegar al número 1. Casi
el 100% de este tipo de títulos ni siquiera se han vendido
tanto, pero los leales a esta causa se dedican a dejar buenas
críticas para que llegue a más gente. Y además, quienes suben
los libros a Amazon pueden elegir la categoría en la que quieren
que aparezca, como por ejemplo “medicina” aunque sea una farsa.
Así es como si buscas “vacunas” en Amazon, los primeros libros
que salen son historias de la vida de personas que no se han
vacunado, o las supuestas consecuencias que tiene vacunarse.
Y eso no es todo, porque en la versión americana de Amazon
aparecen también títulos que dicen que el cáncer se puede
curar tomando zumo de naranja. Los expertos han pedido ya
a la compañía de Bezos que haga algo para evitar que esta
situación continúe ya que es un peligro para la salud nacional
y mundial ya que el alcance que tiene esta página es increíblemente
amplio. Google y Facebook se están haciendo cargo de no promocionar
webs, vídeos o productos relacionados con este fenómeno. Ahora
le toca a Amazon.

La escritora madrileña Almudena de Arteaga contó
en 2010 una increíble historia, tan sorprendente como poco
conocida, en la novela «Los ángeles custodios». La vacuna
de la viruela no llegó a las Américas en tubos de ensayo,
sino en los cuerpos de 22 niños gallegos, emigrantes prematuros
que cruzaron el Atlántico a comienzos del siglo XIX acompañados
por el doctor Francisco Javier Balmis, Isabel Cendal -responsable
de un orfanato de La Coruña- y el joven cirujano José Salvany.
El productor Robert Fonollosa, director general de Four Luck
Banana, conoció la historia por un artículo periodístico y
comprendió enseguida, al igual que la autora de «La princesa
de Éboli», que ahí había un relato apasionante. Así nacieron
estos «22 ángeles», que La 1 estrenó a finales de 2016.
«La historia es brutal. Comencé a investigar y encontré el
libro de Almudena. Lo que más me llamó la atención fue la
única mujer que había en el barco. Todo el proyecto se fundamentó
en su personalidad, en la valentía de Cendal, quien consiguió
22 niños, en hospicios y en aldeas, y luego tuvo el arrojo
de embarcarse con un montón de marineros, en aquella época».
Fonollosa destaca que es «la primera expedición filantrópica
de la historia, pagada por el Reino de España».
María Castro da vida a Isabel Cendal, mientras
que Pedro Casablanc es el doctor Balmis y Octavi Pujades,
José Salvani. Completan el reparto Carlos Santos, Javier Mejía,
Jaime Pujol, José Sospedra, Toni Miso, Fran Nortes, José Manuel
Seda, Mariana Carballal y los niños Camilo Redgrave, Tiago
Rodríguez, Xoel Rupar y Nuno Vilela, entre otros. Miguel Bardem
(«Prim, el asesinato de la calle del Turco») dirige la película,
escrita por Alicia Luna, ganadora de un Goya y de un premio
al Mejor Guión Europeo por «Te doy mis ojos». Además de Luck
Banana y TVE, TVG y Sunrise Pictures también participan en
el proyecto, rodado durante cuatro semanas en localizaciones
de Galicia, Valencia y Madrid.
El papel de Isabel Cendal fue capital desde
el primer momento, como encargada de encontrar a los «22 ángeles»
y de ocuparse después de ellos durante la travesía. Los pequeños
debían tener ocho años y estar libres de enfermedades. Robert
Fonollosa explicó que aunque hoy parezca imposible
separar a niños tan pequeños de sus familias, «hay que tener
en cuenta el contexto histórico». «Eran zonas rurales en las
que había gran escasez. Les prometían una vida mejor y su
marcha suponía una boca menos que alimentar, dentro de familias
con varios hijos, muchos de los cuales se morían». Aunque
ya no se cuenta en la película, Cendal acabó fundando una
escuela de enfermería que todavía sigue en funcionamiento
en México. El presidente de la República aún entrega cada
año un premio que lleva el nombre de Isabel, una personalidad
española mucho más reconocida allí que en España.
La historia de Cendal continuó otros tres años,
ya que repitió la operación en varios países de Asia, como
Filipinas y China, adonde partió ya con niños mexicanos como
portadores de la vacuna. Luego enseñaba a los médicos a conservarla
y a vacunar a la población, una labor impagable. Bastante
novelesco es también el periplo del barco que «hace el papel»
de la fragata «María Pita». Los productores encontraron la
réplica perfecta en San Petersburgo. De allí se trajeron «el
barco de madera navegable más parecido, prácticamente idéntico».
El día que llegó al puerto de El Ferrol, «se tragó una de
las peores galernas que ha habido en esa zona en los últimos
años, el pasado mes de febrero. Vino intacta de milagro»,
añade Fonollosa.
En Septiembre de 2018, saltó a la palestra
el director de cine alemán David Sieveking. Podría haber sido
responsable de una película sobre la vacunación que fuera
beneficiosa para la salud pública. Sin embargo, su documental
Eingeimpft, o sea, "vacunado", que toma el título de su libro
Eingeimpft (Ed. Herder, 2918), acabó como objetivo
de duras críticas. "Es una catástrofe", dijo al respecto y
con preocupación Martin Mahner, científico responsable de
la Sociedad para la Investigación Científica y las Paraciencias
(GWUP, por sus siglas alemanas).
En esta organización, acostumbrada como está
a combatir a quienes discuten los principios científicos desafiando,
por ejemplo, a quienes dicen poseer facultades paranormales,
no perdieron el tiempo en salir en defensa del sistema de
vacunación en Alemania, un sistema que muchos vieron en entredicho
en la película de Sieveking. La GWUP y la Federación de Consumidores
Alemanes crearn incluso una página web sobre la película con
título homónimo a la cinta, www.eingeimpft.de, para contrarrestar
las dudas que pudiera generar el largometraje en los espectadores.
"Una película puede en 90 minutos crear más
inseguridad que lo que puede aclarar una página web y el conocimiento
científico mundial. Aceptamos el reto", se lee nada más cargar
la página de la GWUP y la organización de consumidores germanos.
La película no despertó gran interés del público. A
que no lo haga parecen decididos en la GWUP. Algunos de sus
miembros llegaron a presentarse en cines para distribuir folletos
sobre la vacunación en detrimento de la obra de Sieveking.
El cineasta y autor vió en esta iniciativa una campaña
en su contra.

La película, un documental autobiográfico, cuenta
la historia personal de la familia de Sieveking y de cómo
en su hogar se lidia con las vacunas llegado el momento de
decidir qué hacer con el primero de sus hijos. Su compañera
sentimental, la compositora Jessica de Rooij, no quiere vacunar
a su hija Zaria. La madre primeriza tiene miedo de posibles
efectos secundarios. Sieveking está a favor de la vacunación
de su hija. En vista de las visiones enfrentadas en casa de
los padres, se impone la idea de encontrar un compromiso entre
las partes. "Mi película es una película sobre una decisión
sobre las vacunas, sobre encontrar una solución cuando en
una pareja uno quiere vacunar a los niños y el otro no", dijo
Sieveking. "La madre se preocupa por el contenido de la vacunas
y los efectos no deseados. Entonces yo empiezo a buscar argumentos
para la vacunación, porque yo estoy muy a favor de la vacunación.
Entonces recibo información crítica sobre la vacunación, me
pongo en contra y luego evoluciono a una posición que es que
para las enfermedades más importantes uno debe vacunarse",
aclara el cineasta y escritor. Entre tanto, llegan a pasar
dos años hasta que vacunan a su hija.
La crítica no fué blanda con Sieveking.
La prensa se hizo eco en general de muchos reproches procedentes
de la comunidad científica. Los hay que calificaron la cinta
de "tendenciosa" por contener "informaciones falsas". En el
diario Süddeutsche Zeitung, por ejemplo, se llegó a
afirmar en un editorial que "cada niño que por culpa de esta
película permanezca sin vacunar, es algo de lo que se debe
hacer responsable al director y a quienes le apoyan". Señalados
están ahí las empresas públicas Radiodifusión Bávara y Radiodifusión
de Berlín-Brandeburgo. Ambas han apoyado el proyecto de Sieveking.
El editorial del Süddeutsche Zeitung lo escribía Kathirn Zinkant,
bioquímica y reportera de temas científicos del periódico
bávaro. El texto iba titulado: "Hechos alternativos son la
esencia del populismo".
El director, en plan autodidacta, busca empaparse
por su cuenta de bibliografía sobre inmunología y vacunación.
Lee, realiza entrevistas, asiste a conferencias y hasta viaja
a África para ver el trabajo del antropólogo danés Peter Aaby,
quien ha teorizado sobre los llamados "efectos no específicos
de las vacunas" a partir de su experiencia en países en vías
de desarrollo. La hipótesis de este investigador, que no es
médico, plantea que las vacunas vivas atenuadas – en las que
se utiliza una forma debilitada del germen que causa la enfermedad
– tienen ventajas respecto a las inactivadas – que contienen
una versión muerta del germen. En estas últimas suelen estar
los adyuvantes, sustancias que contribuyen a que el organismo
reaccione mejor a la vacuna.
En las vacunas inactivadas se encuentran, por
ejemplo, las muy debatidas en la película de Sieveking sales
de aluminio. "La película da la impresión de que no habría
que utilizar vacunas inactivadas porque son malas", dijo Natalie
Grams, médico al servicio de la GWUP. Ella es la responsable
de la web crítica con la película de Sieveking. Creyendo tal
vez que esa sustancia tiene que ver con el metal en su forma
más conocida, a De Rooij se la oye decir en la película: "¡Quiero
que la niña permanezca libre de metales!". Sieveking pasa
buena parte de la película con Aaby. El metraje da mucha importancia
a su investigación, y eso molesta en la GWUP, donde gustaría
ver expuestas más hipótesis sobre la vacunación. Sieveking
se defiende. "Yo no he hecho un film que presenta todo el
conocimiento científico sobre la vacunación. Yo he hecho una
película de una familia que busca tomar una decisión sobre
las vacunas", sostiene, al tiempo que defiende su trabajo.
"La gente que yo he entrevistado se ha ocupado durante años
con el tema de las vacunas", abundó. "Aaby sostiene
que las vacunas, además de proteger a los niños contra los
gérmenes para los que están hechas, fortalecen el sistema
inmunitario en general, haciendo posible que los vacunados,
por ejemplo, tengan menos enfermedades intestinales. También
dice que el nivel de supervivencia en los niños vacunados
con vacunas inactivadas es más limitado. Pero él nunca dijo
que hubiera que dejar de vacunar. Él plantea la idea de cambiar
el calendario de vacunación. Pero esto es algo que lleva años
estudiándose", explica Grams. "En Alemania tenemos la Comisión
sobre Vacunación [STIKO por sus siglas alemanas] que provee
las recomendaciones oficiales sobre vacunación, y no se debería
poder tomar decisiones diferentes a las que plantea este comité
científico, que es lo que hace Sieveking", abunda Grams.

Natalie Grams, médico al servicio de la GWUP.
En una de las escenas finales de la película,
después de que la hija se haga una herida en la mano mientras
paseaba por el campo, los padres apuntan la necesidad de vacunar
a la pequeña contra el tétanos – usando una vacuna inactivada.
Sieveking, además, explica la conveniencia de vacunar luego
contra el sarampión – utilizando una vacuna viva atenuada.
"Los efectos positivos de las vacunas vivas neutralizan los
efectos negativos de las vacunas inactivadas", se oye decir
a Sieveking. Él parece no esperar que un comentario así genere
efectos sobre el público.
"Todo el mundo sabe que nosotros no somos científicos",
dice el cineasta. Sieveking asegura que, con su documental,
él quería lanzar un cierto debate público. "Yo tenía la esperanza
de que, con mi película, se pudiera iniciar un intercambio
fructífero entre los antivacunas o los que tienen críticas
a las vacunas y la otra parte, y construir así una especie
de puente para que ambas partes pudieran hablar", reconoce
el cineasta.
Sin embargo, se ha topado con un consenso en
la opinión pública según el cual, al parecer, hay debates
que conviene no tener. "Para las autoridades es importante
mantener las cuotas de vacunación. También está ahí la industria
que quiere vender sus productos. Y por eso pueden trabajar
juntos para que no haya inseguridad en la gente", asume Sieveking.
Él lamenta que se le esté arrinconado con duras críticas a
su película como si fuera un "loco antivacunas" cuando dice
no serlo.
Uno de los problemas de su película, según Grams,
es que el largometraje da la impresión de que los padres pueden
saber más en materia de vacunación que los profesionales y
de que existe una cierta libertad de vacunar. "Como padres,
uno no puede decidir algo mejor que las personas que se han
formado en ese área y que investigan en ese área desde hace
años. Del mismo modo que uno no puede reparar su coche ante
una avería seria o construir un avión. Pero es que se ha llegado
a la idea de que se puede decidir como uno si fuera experto
en vacunación", lamenta Grams. "Además, si cada uno se vacunara
como quisiera, todo el sistema se ve afectado, porque si no
vacuno contra el sarampión a mi hijo durante 10 años, entonces
se genera un riesgo en el que mi hijo se pueda poner enfermo
en ese tiempo, y también hay riesgo de contagio para los otros
niños que no se pueden vacunar porque tienen un sistema inmune
demasiado débil o porque tienen, por ejemplo, cáncer", abunda.
La tasa de vacunación en Alemania ronda el 96%.
Una película como la de Sieveking, que se interroga de un
modo casi naíf sobre las vacunas y el sistema de vacunación,
parece que ni conviene a las autoridades ni convence en el
debate público. "No se desea que haya una discusión sobre
el tema. No lo sabía", concluye Sieveking.

Nota de prensa: Diciembre 2021:

Este viaje permanecerá como el más memorable
en los anales de la historia. En 1803 partieron del puerto
de La Coruña nueve hombres, una mujer y 22 niños con la misión
de llevar la vacuna de la viruela desde España a todos los
rincones de la América hispana y Filipinas. Nunca antes se
había realizado una campaña sanitaria de similares características,
de manera filantrópica y con alcance mundial. La expedición
estuvo en activo durante casi nueve años, recorrió decenas
de miles de kilómetros, vacunó a centenares de miles de personas
contra una de las enfermedades más mortíferas de la humanidad,
y dejó asentadas las bases para unos primerizos sistemas públicos
de salud. Sus integrantes, sin embargo, corrieron distinta
suerte, desde los más altos reconocimientos hasta la muerte
y el olvido. La historia que aquí nos cuenta Javier de Isusi
(Premio Nacional de Cómic 2020, Premio Euskadi de Literatura
en modalidad de Ilustración 2021) es la epopeya de ese puñado
de héroes casi anónimos.
Nota de prensa, Enero 2024:
La OMS certifica a Cabo Verde como país libre
de malaria.

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