Una decena de trabajadores cavaban 21 fosas
en un descampado del cementerio de Nador este domingo al mediodía.
El sol caía de lleno sobre Sidi Salem, el nombre de este camposanto
situado en las afueras de la ciudad fronteriza. “Solo nos
quedan dos hoyos por cavar”, apuntaba Farid, nombre figurado
de uno de los obreros, con el que se protege su identidad.
“Empezamos el sábado y terminaremos esta tarde”. Farid y otros
de sus compañeros afirman que el entierro está previsto para
el lunes. Las autoridades marroquíes han declarado que el
viernes murieron 23 subsaharianos atrapados a los pies de
la valla de Melilla. Varias organizaciones civiles elevan
la cifra de muertes, pero los obreros solo esperaban terminar
23 fosas. Los hoyos formaban un par de filas al final de un
cuadrante destinado al entierro de todos aquellos que mueren
lejos de su tierra, en pleno proceso migratorio y que acaban
por ser de ninguna parte. Agentes de policía vestidos de paisano
se acercaron a los redactores de este diario para advertirles
de que tomar fotos en ese lugar está prohibido.
El pasado Marzo Melilla sufrió el mayor
salto a la valla de su historia: 2.500 inmigrantes de los
cuales lograron pasar casi 500.
Pasado el mediodía, la Asociación Marroquí de
Derechos Humanos (AMDH) publicó una foto en las redes sociales
tomada desde las afueras del cementerio donde tachaba de “escándalo”
la decisión de que las autoridades se dispongan a enterrar
“a una parte de los emigrantes muertos” solo dos días después
de que los cuerpos llegasen a la morgue de forma totalmente
opaca. “Sin investigación, sin autopsia, sin identificación,
las autoridades buscan ocultar el desastre”, apunta el comunicado.
A preguntas de EL PAÍS, las autoridades marroquíes no aclararon
si se han practicado autopsias antes de los enterramientos.
Los miembros de la AMDH piden que se investiguen las circunstancias
de las muertes y si se pudo haber evitado la tragedia. Omar
Naji, responsable en Nador de la AMDH asegura haber sido testigo
el viernes de la escena de los subsaharianos apelotonados
en el suelo mientras eran identificados por la policía, imágenes
sobrecogedoras que su organización ha difundido a través de
varios vídeos. “El problema, bajo la valla”, explica Naji,
“es que la policía delimitó una zona muy estrecha para identificar
a los emigrantes. Y los tuvo allí durante horas, bajo el sol,
sin darles ninguna medida de socorro”. La AMDH es la asociación
civil de mayor implantación en Marruecos y la que ha difundido
gran parte de los vídeos sobrecogedores en los que decenas
de migrantes yacen inertes y boca abajo, sobre en el suelo,
muchos de ellos maniatados, sin que apenas se distinga quién
está vivo y quién muerto. Y Omar Naji es el hombre de esta
organización sobre el terreno.
La Asociación Marroquí de Derechos Humanos asegura
que no se han practicado autopsias ni identificado a quienes
fallecieron durante el salto a la valla.
Naji afirma haber visitado el viernes la morgue
del hospital Hassani, donde se encuentran los cadáveres de
los emigrantes subsaharianos y asegura que contó al menos
15 muertos. “Estaban en el suelo. Eso significa que la morgue
estaba saturada. Y solo había dos personas trabajando allí”.
El mismo viernes, la AMDH ya advertía sobre la posibilidad
de que los muertos fueran despachados deprisa y realizaba
un llamamiento a no enterrar a los fallecidos de forma apresurada
y a abrir una investigación “global, rápida y seria para determinar
las responsabilidades y consecuencias”.
Farid, uno de los enterradores, permanecía ajeno
este domingo a cualquier polémica sobre una posible ocultación
de datos clave sobre las circunstancias de la muerte. “Estamos
preparando las fosas de los africanos, que llegan el lunes”,
explicaba. El lugar es terreno vetado para los curiosos. Acercarse
y rondar por entre los enterramientos sin nombre, identificados
solo con fecha, puede suponer un encontronazo con las autoridades
marroquíes, que mantienen un férreo control sobre todo lo
que rodea a la carga violenta del viernes en el Barrio Chino,
una pedanía a pie de valla. Más de una veintena de personas
fueron detenidas después de que la policía judicial les tomase
testimonio la noche del viernes, según la AMDH. La organización
aseguró que todos permanecían en la comisaría de Nador a la
espera de declarar ante el fiscal este lunes.
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Sobre las 6.30 de la mañana, Hakim (nombre ficticio
para proteger su identidad) salía de casa en Barrio Chino
de Nador camino de Beni Enzar para hacer recados. El hombre
regenta una tienda en la barriada pegada a la valla con Melilla,
por cuyo paso fronterizo entraron a la ciudad autónoma 133
personas este viernes, un acceso por la fuerza que en la parte
marroquí acabó en tragedia. Al menos 23 murieron supuestamente
aplastados o asfixiados al quedar atrapados en un pasillo
del dispositivo fronterizo, según las autoridades de Nador.
La Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH) y el colectivo
Caminando Fronteras elevan la cifra a 27 fallecidos. Cuando
Hakim detuvo su moto para pararse a observar, casi mil personas
estaban entrando por las calles de Barrio Chino dispuestas
a plantar cara ante las fuerzas marroquíes desplegadas en
ese punto del perímetro. El choque derivó en drama y dejó
una multitud de cuerpos amontonados en las calles de la ciudad
fronteriza marroquí. Los vecinos de Nador describen escenas
dantescas: “Todo era sangre, en la cabeza, en las manos, en
los pies...”.
Nador es una ciudad bereber del Rif, Marruecos,
capital de la provincia homónima, situada a 15 kilómetros
aproximadamente al sur de la ciudad española de Melilla y
a 165 kilómetros de Alhucemas, en el norte del país. En 2014
tenía cerca de 161 726 habitantes. La ciudad cuenta con un
aeropuerto internacional.
La morgue de Nador, apesta.
A Mohamed, un vecino cuya casa va a dar al paso
fronterizo, le despertaron los gritos de una multitud que
se derramaba por la calle desde la carretera que circunvala
la villa y que bordea el camino hacia el monte Gurugú, una
elevación que domina la vista hacia Marruecos desde Melilla,
pegada a la costa. “Querían entrar”, refiere de forma parca.
Entre 1.500 y 2.000 personas cargadas con palos y mochilas
llenas de piedras se aproximaban al poblado, donde consiguieron
reventar con una cizalla las puertas cerradas del cruce fronterizo
para entrar en tropel por la cuesta que baja hasta el lado
español y donde quedaron atrapados, cercados en una maniobra
de pinza por las fuerzas marroquíes desplegadas a su espalda.
En cuanto escuchó las detonaciones de las granadas de humo
que los agentes emplearon contra los migrantes, Mohamed cerró
las ventanas, estremecido: “Si no, te disparan a ti”.
El intento de entrada a Melilla del viernes
ha sido el más cruento y mortal que se ha registrado a ambos
lados de la valla. La AMDH ha alertado contra cualquier intento
de enterrar a los fallecidos con premura y sin que se abra
una investigación “global, rápida y seria” sobre lo ocurrido
para establecer responsabilidades. La información fue opaca
y confusa durante todo el día. Organizaciones como la Asociación
Marroquí de Derechos Humanos se han quejado de que, durante
todo el viernes, se prohibió el acceso al hospital Hassani
de Nador (a unos 15 kilómetros de la frontera), adonde se
había trasladado a los muertos y heridos. Por la tarde, y
hasta la caída del sol, fuerzas de seguridad marroquíes mantenían
tomada la entrada a Barrio Chino junto a la frontera. Allí
se habían dispuesto al menos 15 autobuses, donde quedaron
varados durante todo el día decenas de detenidos. Hacer preguntas
o tomar notas en la zona era razón suficiente para levantar
recelos que acababan en acoso por parte de los agentes.
Nota de prensa, Julio 2022:
La comisaria de Interior, Ylva Johansson, ha
considerado una prioridad que una investigación esclarezca
los hechos en la muerte de al menos 23 inmigrantes en la valla
de Melilla, al señalar que es «inaceptable» tanto que mueran
personas en la fronteras de la Unión Europea como que estas
sean asaltadas de forma violenta. En un debate en el Parlamento
Europeo centrado en el episodio vivido el pasado 24 de junio,
la comisaria sueca ha indicado que «es difícil» saber exactamente
que sucedió el «viernes negro», por lo que ha dicho apoyar
las peticiones para una investigación de las muertes de los
migrantes, apuntando a que se produjo una estampida al concentrase
miles de personas en un paso reservado para residentes legales.
«Me temo que pueda haber más víctimas, muchos
más heridos, incluido un alto número de agentes que fueron
puestos ante gran presión«, ha señalado la responsable de
Interior de la UE. En todo caso, Johansson ha denunciado que
es «inaceptable que personas fuercen su entrada en la UE usando
medios violentos» y es «inaceptable que muera gente de esta
forma en nuestras fronteras». Al mismo tiempo, ha vuelto a
insistir en el papel de las mafias y sin entrar en el caso
concreto del episodio vivido en Melilla, ha señalado que el
«99% de los migrantes» usan redes de tráfico de personas.
En todo momento, la socialdemócrata sueca ha defendido que
la política migratoria europea «no es racista» sino «incompleta».
«Nos falta una política integral de asilo y migración y es
urgente adoptar todo el paquete», ha indica sobre el pacto
migratorio que desde hace años negocian los Veintisiete.
La gestión gubernamental del episodio en Melilla
ha cosechado críticas a ambos lados del arco parlamentario,
así, por parte del PP, el eurodiputado y exministro de Interior,
Juan Ignacio Zoido, ha denunciado la «hipocresía» de Pedro
Sánchez y ha denunciado que «lejos de estar bien resuelta»,
la gestión de la frontera por parte del Gobierno es un «cúmulo
de desaciertos». De esta forma ha criticado los «bandazos»
del Ejecutivo socialista en política migratoria pasando «del
efecto llamada del Aquarius y la retirada de las concertinas,
a la actual complacencia ante el desastre humanitario».
Para Octubre de 2019, las concertinas se habían
retirado.
Para Ciudadanos el episodio de Melilla se trata
de una «auténtica tragedia» y el «corolario» de la gestión
de las fronteras que hace Marruecos, que «es una mezcla de
negligencia e incapacidad unida a una indecente utilización
política del drama migratorio como mecanismo para presionar
a España y al conjunto de la UE». Así, el eurodiputado Jordi
Cañas ha señalado que la Eurocámara debe pedir el respeto
a los Derechos Humanos de los migrantes y la lucha contra
la inmigración irregular al tiempo que hace respetar los compromisos
adquiridos por Marruecos, que recibe más de 300 millones de
euros en fondos para la gestión migratoria. Izaskun Bilbao,
del PNV, ha criticado que tanto España como Marruecos se «estrellaron»
en la gestión policial «a los dos lados de las fronteras»
y ha pedido esclarecer los hechos, depurar responsabilidad,
establecer medidas de reparación y garantizar que no se repiten
hechos similares.
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