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5 - Julio - 2022
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A estas alturas del verano, puede que ya estés tachando días en el calendario y calcules cuánto falta para que empiecen tus vacaciones. Y no unas vacaciones cualesquiera, sino las primeras con unas medidas anti Covid más relajadas: sin mascarillas, sin restricciones de aforo y, sobre todo, con la posibilidad de volar a casi cualquier destino nacional o internacional. AENA estima que las aerolíneas que operan en los aeropuertos españoles ofrecerán 220 millones de asientos en esta campaña de verano (de abril a octubre). Pero puede que viajar en avión te despierte sensaciones enfrentadas: te mueres de ganas de poner rumbo al merecido descanso, pero sientes algo parecido a lo que los suecos han popularizado como 'flygskam', o vergüenza de volar, debido a la huella de carbono que generan los aviones.

El sector del transporte aéreo es consciente de que, a día de hoy, volar produce esa inquietud. Sin embargo, hace tiempo que tomó un vuelo directo con destino a la descarbonización. Ya en 2016, se convirtió en una de las primeras industrias en poner en marcha un plan de compensación y reducción de emisiones. Era el primer paso hacia desafíos cada vez más concretos, ambiciosos y vinculantes. “Las aerolíneas han tomado una decisión trascendental para garantizar que volar es sostenible”, afirmó el director general de la International Aviation Transport Association (IATA), Willie Walsh, durante la Asamblea general de la organización celebrada el pasado mes de octubre. Se refería al compromiso, asumido por el sector en aquella reunión, de alcanzar las cero emisiones netas en 2050, ratificado también a nivel europeo con la firma del plan Destination 2050. Una meta ambiciosa para la que el sector, a diferencia del tráfico rodado, no puede contar con la alternativa de la electrificación. Al menos a corto y medio plazo: las baterías que garantizarían la autonomía y la potencia necesaria para realizar vuelos de media y larga distancia serían demasiado pesadas para un avión. Por lo tanto, la gran baza para la descarbonización del sector son los combustibles renovables.

Así es el Celera 500L, un curioso avión con forma de bala que busca ser más aerodinámico y consumir menos combustible.

“En la utilización de los SAF (Sustainable Aviation Fuels) están puestas las grandes esperanzas para el transporte aéreo”, afirma Miguel Ángel García Carreño, gerente Sr. de Economía Circular y Descarbonización Industrial de Repsol Technology Lab. Los SAF a los que alude son combustibles líquidos con nulas o bajas emisiones de CO2 obtenidos a partir de materias primas renovables como aceites vegetales sostenibles, grasas animales, biomasa, residuos o incluso CO2 retirado de la atmósfera en el caso de los combustibles sintéticos. El propio Joe Biden certificó hace unos meses las altas expectativas depositadas en los SAF. “He fijado el objetivo de las cero emisiones netas para el sector de la aviación para 2050 y lo he comentado con los responsables de las grandes aerolíneas: alcanzar esa meta va a requerir miles de millones de litros de SAF. Simplemente, no se puede lograr sin el biofuel”, afirmó en abril el presidente de EEUU. “Químicamente, son iguales que el queroseno que ya se utiliza. Los aviones podrán cargar, con los mismos estándares de seguridad y una cantidad de energía equivalente a la que llevan ahora, lo que permite hacer vuelos tan largos como los que se hacen ahora”, especifica García Carreño. Las mismas prestaciones, pero con mucha menos huella de carbono.

El desarrollo del diseño de un avión en forma de V y eficiente en el uso de combustible conocido como Flying-V recibió en 2019 un impulso con el anuncio de que la aerolínea nacional holandesa KLM Royal Dutch Airlines ayudará a financiarlo.

Según las estimaciones de la IATA, los SAF podrían contribuir a reducir alrededor del 65% de las emisiones de CO2 necesarias para que el sector alcance la neutralidad en 2050, de ahí que en los últimos meses se hayan intensificado las experiencias piloto con combustibles SAF. British Airways hizo el primer vuelo transatlántico con un 35% de combustible renovable; Airbus ha completado con éxito varias pruebas propulsando sus diferentes tipos de aeronave (incluido un helicóptero) con un 100% de SAF. Es más, Singapore Airlines ya ha decidido que todos sus vuelos desde Singapur serán propulsados por SAF a partir del tercer trimestre de 2022 y la alianza de aerolíneas One World se convirtió en noviembre de 2021 en la primera en realizar una gran compra de SAF: adquirió 1.325 millones de litros para sus operaciones en San Francisco. A nivel nacional, el primer vuelo propulsado por biojet producido en España a partir de residuos se realizó el pasado mes de noviembre. Cubrió el trayecto entre Madrid y Bilbao como resultado de la colaboración entre Repsol e Iberia, que repitieron experiencia hace unas semanas en varios vuelos de larga distancia con destino a Washington, Dallas y San Francisco. Entre los tres le ahorraron a la atmósfera 125 toneladas de CO2.

El peculiar diseño de tres alas del SE200 (SE Aeronautics), el avión de tres alas que gasta un 70% menos de combustible.

La mayoría de esos vuelos se realizaron con biojet, uno de los dos tipos principales de SAF y que, a su vez, se produce a partir de diferentes tipos de materias primas sostenibles: aceites vegetales ya usados en frituras, residuos orgánicos de la agricultura, la ganadería, la limpieza forestal... Se trata de biojet avanzado, con una huella de carbono entre un 65-90% menor en comparación con los combustibles convencionales. “Su alta densidad energética los hace especialmente adecuados para aquellos segmentos de la movilidad que requieren una gran carga de combustible o tienen que recorrer largas distancias”, expone Clara Rey, Directora de Tecnología de Clientes y Generación Baja en Carbono de Repsol. Pero los biojets no son los únicos SAF que existen ni los únicos con los que ya se han realizado experiencias piloto en vuelos de media y larga distancia. KLM operó con éxito en enero el primer vuelo propulsado con SAF sintético, también conocido como e-jet.

El gigante verde de Airbus.

“Se producen a partir de hidrógeno renovable y CO2 retirado de la atmósfera”, explica Rey. “Por tanto, son combustibles cero emisiones netas, porque el CO2 que se emite durante su combustión, se compensa con el que se retira para su producción”, añade la experta de Repsol. Biocombustibles avanzados, combustibles sintéticos… Los SAF ofrecen soluciones diversas para la descarbonización y todas ellas son ya una realidad que se irá extendiendo a la totalidad de los vuelos en los próximos años. Así, millones de personas como tú podrán volar por todo el mundo sin preocuparse por la huella de carbono de su avión. ¡Buen viaje!

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