El Distrito Rojo de Ámsterdam, una de las zonas
más populares de la ciudad, y donde operan unas 600 prostitutas
que se exhiben en sus famosos escaparates, mudará de aspecto.
La alcaldesa, la ecologista Femke Halsema, presentó para su
discusión un proyecto múltiple con el que espera poner fin
al turismo masivo que congestiona el barrio y combatir la
prostitución ilegal y el tráfico de personas. Halsema cree
que la capital holandesa está lista para un cambio de imagen
que, de aceptarse, contempla desde correr las cortinas de
los escaparates de las prostitutas para evitar grupos de mirones
a cerrar todos los burdeles de la zona y repartirlos por la
capital.
La prostitución es legal en Holanda desde el
año 2000 y la alcaldesa es pragmática. “Se legalizó porque
pensamos que es una oportunidad para que la mujer que la ejerce
sea independiente. Es un hecho histórico en el centro urbano,
pero se analiza desde un punto de vista moralizante, o bien
a base de discusiones muy polarizadas. Hablar con todo el
mundo y alcanzar un consenso es necesario, aunque la decisión
final compete al Ayuntamiento. Yo animo al debate”, declaró
Halsema al rotativo local Het Parool.

Un hombre pasa frente a un escaparate de prostitutas
en el Barrio Rojo de Ámsterdam, en Abril de 2017.
Sus planes van subiendo en intensidad y son
los siguientes: correr las cortinas de las ventanas para que
las prostitutas no sean un reclamo turístico, aunque también
pueden sentirse desprotegidas, un aspecto a tener en cuenta;
cerrar una parte de los edificios y sus ventanas y abrirlos
en otras zonas de la ciudad para no tener que compensar a
los dueños del inmueble (las mujeres alquilan allí su puesto);
ampliar el número de escaparates y burdeles en el Distrito
Rojo, pero manteniendo las cortinas echadas; o clausurarlo
todo en el barrio y repartir ventanas y clubes por Ámsterdam
o tal vez en las afueras. Todo un abanico para que los ciudadanos
opinen.
Según la regidora, “deben garantizarse los derechos
de las prostitutas para que trabajen de forma autónoma, pero
en el Distrito Rojo se han convertido en una atracción y la
gente se ríe de ellas, las insulta o las fotografía sin su
permiso. Luego hay que combatir el tráfico de personas, el
fraude y el blanqueo de dinero y devolver la tranquilidad
al barrio”. En el sindicato que agrupa a las trabajadoras,
Proud, el amplio proyecto no ha sentado bien. “No empodera
a la mujer en absoluto. Ellas deben tomar sus propias decisiones
y hay que dejarlas operar por su cuenta. Todas saben cómo
acceder a la policía o a las instancias locales adecuadas
si pasa algo, no es necesario obligarlas a pedir una licencia
para tener clientes en casa con la excusa del tráfico de personas”,
dice Foxxi Angel, la portavoz sindical, que ejerce con este
nombre. La ley holandesa considera a la prostituta una trabajadora
por cuenta propia y cada Ayuntamiento decide si exige o no
un permiso de trabajo; para los burdeles sí es obligatorio.
La agrupación calcula que “de las cerca de 600
trabajadoras del barrio, el 50% es de Europa central y del
este y el resto de América Latina; más o menos, porque hay
muy pocas holandesas autóctonas”. La propuesta preferida del
sindicato sería una mezcla de los planes publicados, pero
siempre respetando la independencia de las que ejercen de
escort [de lujo o acompañantes], o por su cuenta, en casa,
que rechazan las licencias. “Que dejen las ventanas como están
y no vigilen las viviendas particulares con la excusa de que
ahí puede haber tráfico encubierto de personas. El problema
es la masificación turística, pero de eso tiene la culpa el
Consistorio, no las mujeres. Las trabajadoras han estado siempre
allí. A los turistas los atrae la ciudad, que ha hecho campaña
durante años para resultar atractiva porque ello reporta grandes
beneficios. Que lo regulen mejor”, añade Foxxi Angel.

Dos prostitutas en el Distrito Rojo de Ámsterdam
en Octubre de 2015.
A Masten Stavast, arquitecto y dueño del club
Agapi (amor, en griego) que explota 27 ventanas en el Distrito
Rojo, cerrarlas o correr sus cortinas le parece “una tontería”.
“En el barrio hay mucho control y vigilancia
policial. Aquí no cabe el tráfico de seres humanos. Desengáñese,
el turista no viene a Ámsterdam solo para ver el Rijksmuseum.
Esta es una zona muy visitada y los clientes de las chicas
son los turistas. Puede haber congestión la noche del viernes
y el sábado, entre las diez y las once de la noche, pero nada
más. El problema es que, desde 2010, el Consistorio ha cerrado
de forma sistemática las ventanas con la excusa de mejorar
las condiciones de vida de las trabajadoras, y de paso el
ambiente local. Han desaparecido entre 120 y 150 ventanas,
y lo que pasa es que algunos grupos de vecinos de las calles
adyacentes se quejan mucho y son escuchados. A nosotros, la
comunidad de empresas del lugar, no nos hacen tanto caso los
poderes locales”, asegura, en conversación telefónica.
Según la información colgada en la página web
de Agapi, el alquiler de una habitación le cuesta a la trabajadora
sexual 100 euros durante el día; de noche son 175 euros. El
turno de mañana y tarde se prolonga entre las 10.00 y las
20.00 horas. El de noche empieza a las 20.00 y llega hasta
las 05.00 de la madrugada. “En ambos, hay vigilancia del personal
del club para evitar clientes indeseables o malos tratos.
En caso de emergencia, la trabajadora puede pulsar una alarma.
En situaciones extremas se llama a la policía”. Ámsterdam
“está lista para pensar en un Distrito Rojo sin prostitución,
si es necesario”, ha querido dejar claro la alcaldesa. La
próxima semana, está previsto un primer encuentro entre todos
los interesados, es decir, trabajadoras, vecinos, dueños de
burdeles y ventanas y el propio Consistorio, para analizar
los planes. Durante el verano, un mensajero municipal se reunirá
con cada uno de sus representantes para averiguar cuáles son
las propuestas preferidas: una o dos a lo sumo. Sobre ellas,
evaluadas y tal vez retocadas, debe tomarse la decisión final.
Aunque la prostitución se concentra en el Distrito
Rojo de Ámsterdam desde el siglo XVI, los problemas asociados
hoy al lugar datan de 1970, por culpa del crimen organizado,
el tráfico de personas y de heroína. Para 1980, la imagen
de la zona está muy deteriorada, y el Consistorio toma cartas
en el asunto, pero no puede contener los delitos más graves.
Los burdeles son legalizados en el año 2000, y entre 2007
y 2018 se aplica el denominado Proyecto 1012, que es el distrito
postal del barrio. Se mejoran los edificios, se abren otro
tipo de negocios y es reducido el número de ventanas en uso
para las prostitutas. A principios de 2018, los auditores
municipales concluyen que “el Proyecto 1012 ha permitido manejar
mejor el uso de las ventanas, pero no está claro que sea efectivo
contra el tráfico”.

En Octubre de ese año, la nueva alcaldesa, Femke
Halsema, anuncia que quiere colaborar con todos para que “sea
un barrio seguro y bonito”.
El Ayuntamiento de Ámsterdam prohibió
en Marzo de este año las visitas guiadas en el Barrio
Rojo, la zona del centro de la ciudad donde se concentra el
negocio de la prostitución. Aunque la medida alcanzará, en
diversos grados, a otros puntos del casco antiguo, allí ha
sido tomada “por respeto a las trabajadoras del sexo”. La
mayoría se muestra en las ventanas y escaparates que han convertido
el lugar en una atracción turística. Justo lo que el Consistorio
quiere evitar. Desaparecen también las giras por los bares
de la zona anunciadas solo para consumir alcohol en todos
ellos. La medida entrará en vigor en Enero. Los paseos con
guía por el Barrio Rojo se anuncian en todo tipo de publicidad
relativo a la capital holandesa, pero “en estos momentos,
está fuera de lugar ver a las prostitutas como un entretenimiento
para el turismo”, ha dicho Udo Kock, concejal de Finanzas.
El año pasado, el Ayuntamiento ya estipuló que los grupos
dieran la espalda a las ventanas rojas que dan nombre al lugar,
cuando se detuvieran para atender a las explicaciones del
cicerone. Tampoco podían tomarse fotos, mirarlas de forma
continuada o llamarlas a voces. Beber durante el paseo estaba
también prohibido. De nuevo, se trataba de evitar la intimidación
y reducir la congestión urbana. Por De Wallen (los muros,
en neerlandés) el nombre oficial del distrito, pasan más de
un millar de grupos semanales, según cifras municipales. En
hora punta, llegan a sumar 28 a la hora, y tanto los vecinos
como las prostitutas se quejan del ruido y las aglomeraciones.
La nueva regulación se ha impuesto al ver que la situación
no mejoraba. En el resto de las calles de la ciudad, los grupos
no podrán superar las 15 personas, y el guía deberá contar
con el correspondiente permiso.
Aunque los grupos desaparecerán del Barrio Rojo,
los turistas sí podrán ir acompañados de un experto en cualquier
modalidad de embarcación por los canales, previo pago de una
tasa de 66 céntimos de euro. Desde 2018 ocurre lo mismo con
los autocares. Para evitar el efecto llamada y que aumente
de nuevo el volumen de este tipo de diversión, se ha puesto
fin a los paseos gratuitos. La autorización para el cicerone
cuesta 100 euros. Los que operen sin licencia se arriesgan
a una multa de 190 euros. Si el fraude lo comete una empresa,
la sanción aumenta a 950 euros. En caso de reincidencia —tres
veces como máximo— se retira el permiso de forma permanente.
My Red Light (Mi Luz Roja), el primer burdel
holandés gestionado por las prostitutas, abrió en 2017 en
el Barrio Rojo de Ámsterdam, y no sale a flote. El Ayuntamiento
proporcionó un inmueble a la cooperativa formada al efecto,
pero el local debe cumplir las normas del resto del sector,
y tiene deudas, ha registrado cuatro posibles episodios de
tráfico de personas -uno de los delitos que se pensaba combatir-
y no está bien gestionado. Así lo dice un informe encargado
por la alcaldesa.
Corinne Dettmeijer, experta en comercio ilegal
de seres humanos y violencia sexual, y autora del estudio,
llega a afirmar que el Consistorio “nunca debió haberse embarcado
en esta aventura”. Sin embargo, “ahora que está en marcha,
tiene que involucrarse más en la gestión de My Red Light,
si se quiere reforzar la posición de los trabajadores del
sexo. Aunque ello suponga que el Ayuntamiento pueda parecer
el dueño de un burdel; la otra opción es el cierre”, indica.
Por otro lado, alaba “la atención personalizada y el excelente
estado de las instalaciones, además de la presencia de una
antigua prostituta capacitada para la gerencia”.
Eberhard van der Laan, el alcalde anterior,
pensó que dejar en manos de las prostitutas el burdel donde
trabajan reforzaría su seguridad y evitaría la presencia de
proxenetas. Sin embargo, “las ambiciones eran demasiado grandes,
y la idea no fue realista desde el principio”, señala Dettmeijer.
“Por otro lado, no puedes cambiar este mundo en un año y medio.
Tal vez poco a poco. Hay que rebajar las expectativas y recurrir
a apoyos estatales. No digo que haya más control, sino mayor
presencia municipal. Quizás en dos años mi recomendación tampoco
funcione, pero hay que intentarlo”, añade. Justine le Clercq,
artista, escritora y portavoz de My Red Light, aseguró poco
después de la apertura que esperaban que sirviera “para emancipar
y empoderar a las mujeres (también transexuales y varones)
que ejercen voluntariamente la prostitución”.
Y ahí radica, en parte, el aparente descalabro
del proyecto. El propio informe indica que el Consistorio
deseaba que la cooperativa se convirtiera en un modelo de
gestión, abierto a las mejoras en un sector conflictivo. “Pero
es un experimento y necesitamos ayuda. El informe nos parece
bien, porque recomienda una colaboración mejor entre la organización
y el Ayuntamiento. Los consejeros ejecutivos hacen ahora un
buen trabajo en la gestión financiera, y la investigadora
también indica que hay buen contacto con el banco [Rabobank,
uno de los colaboradores]. Las expectativas de ambos lados
no eran realistas”, dice Lyle Muns, trabajador del sexo y
miembro de la junta supervisora del burdel. My Red Light tiene
ahora entre 14 y 20 trabajadores, y se presenta en su página
de web como “el primer colectivo donde se han unido para alquilar
las habitaciones de forma independiente”.
Cuando chocaron con la normativa municipal,
que impide buscar clientes a través de Internet o Facebook
[puesto que el edificio está en la calle y sus 14 ventanas
son visibles] se llenaron de deudas. Las habitaciones permanecían
vacías durante el día, y solo había visitantes nocturnos,
de modo que los costes de mantenimiento superaron los ingresos.
“Eso fue un golpe nada más empezar. Por la mañana hay poca
demanda debido a los turistas, en el Barrio Rojo”, subraya
Muns. Aunque el Ayuntamiento quería evitar la explotación
del inmueble por parte de empresarios ajenos, no cambió las
reglas. En 2018, Le Clercq lamentó que les trataban como si
fueran un negocio del sexo similar al resto de los ubicados
en el Barrio Rojo. La búsqueda de prostitutas fue otro problema.
Al menos cuatro de los ocho primeros candidatos no pasaron
la criba de la policía porque tenían antecedentes penales.
Y los agentes se quejaron de las frecuentes llamadas de auxilio
desde la cooperativa, que carece de vigilantes particulares
en la puerta. Pero el mayor peligro ha sido el tráfico de
personas. Según fuentes policiales, al menos cuatro de las
personas que ofrecieron allí sus servicios pudieron ser víctimas,
y no se les informó a tiempo. Dicha demora le costó una multa
de 25.000 euros al colectivo. “Cuando somos de los pocos que
hemos denunciado. Nadie quiere sanciones, pero nuestra prioridad
es la seguridad de las prostitutas y la relación con la policía
ha mejorado”, asegura Lyle Muns. La alcaldesa tomará en los
próximos meses una decisión sobre el futuro de la cooperativa
sexual.
En la misma zona se abrió a finales de
2015 el primer museo de la prostitución del mundo, para enseñar
sin tapujos la trastienda de un oficio legalizado en Holanda
pero no por ello ausente de estigma social.
Situado en el turístico barrio de la capital
holandesa, quiere dar una visión completa del mercado sexual,
sin «romanticismos añadidos», explica Ilonka Stakelborough,
creadora de la «Fundación Geisha», que vela por los derechos
del sector. Por eso no olvida la denuncia del trabajo forzado
por los proxenetas y la trata de blancas, en cuyo circuito
caen sobre todo «mujeres provenientes de los Balcanes», según
la colaboradora en la realización de la propuesta museística,
que ha surgido de una iniciativa privada. El museo quiere
contribuir a la «normalización» del oficio, cuya legalización
en 2000 en Holanda ha tenido efectos no deseados: «muchas
estudiantes, por ejemplo, no quieren inscribirse como activas
en el mercado porque eso aparecería en su curriculum y deciden
trabajar en sus casas», reconoció la extrabajadora del sexo.
Pero también aspira a ser simplemente una «experiencia»
para el visitante, que tiene la oportunidad de situarse en
el lugar de la prostituta dentro del escaparate, ver las habitaciones,
con su modalidad barata o de lujo, instrumentos sadomasoquistas
y ver la moda de las meretrices desde los años veinte a la
actualidad. Tras pagar una entrada de 7,50 euros en una taquilla
que imita la de las casas de citas de los años 50, el visitante
se introduce en el interior de las estrechas casas que albergan
los escaparates del Barrio Rojo, cuyos orígenes se remontan
a finales del siglo XIX. En la parte interior de la ventana,
la decoración se limita a las cortinas rojas y la presencia
de una nevera cercana a las sillas desde donde la prostituta
llama a la atención de los clientes. Desde ahí, una puerta
de flecos es la única barrera a la habitación del burdel,
un espacio de escasos metros cuadrados, por la que la prostituta
paga 150 euros por medio día. Sobre una cama de marco de azulejos
que recuerda al de una bañera, una luz de neón violeta ilumina
el cuarto, con un lavabo como única otra decoración.
La sala contigua -más amplia, con baño y televisión
sobre un suelo de moqueta roja y ornamentos dorados- recrea
una habitación de un club, cuyo precio de alquiler se sube
tanto para meretrices (a las que les cuesta 350 euros) como
para clientes (que pagan hasta 200 euros por hora por servicios
más prolongados). Las prostitutas que trabajan en el Barrio
Rojo son mujeres de entre 21 y 55 años, muchas jóvenes que
no alcanzan a pagarse los estudios o madres solteras, y en
«el 70 % de los casos, con una pareja estable», según fuentes
del museo. Trabajan «una media de 5 años» y muchas de ellas
no acaba de retirarse «porque se acostumbran a un estándar
de vida de ingresos altos». Por ello, la fundación Geisha
les ayuda a la reintegración pero también a cursos de autodefensa
mientras ejercen. Al terminar la visita al museo, al visitante
se le ofrece un guiño de humor con un reclinatorio para que
confiese sus pecados de lujuria. Sin comentarios.
La Zona Roja de Amsterdam existe aproximadamente
desde el ano 1200. Claro que en esa época no se lo llamaba
así. Hoy la Warmoestraat es la calle mas visitada en la parte
mas vieja de la ciudad, comienza cerca de la Estación Central
y al caminar se puede encontrar el Chickita’s Sex Paradise,
algunos locales gay con todo el cuero y el latex. Al inicio
de la calle Zeedijk se conserva una de las casas mas antiguas
construida en madera. La prostitución siempre estuvo presente,
por ejemplo en la Edad Media los burdeles se hallaban en distintos
lugares, por ejemplo los ubicados entonces en la actual calle
Damstraat eran administrados por el Sheriff de Amsterdam y
sus hombres de confianza. El puerto de Amsterdam siempre tuvo
entre sus visitantes a gente de negocios y hombres de mar
que frecuentaban la ciudad. En el siglo XVI la prostitución
estaba prohibida pero en ese período se desarolló aún más.
En el siglo XVII es cuando aparecen las vitrinas en esta zona,
o sea que el fenómeno actual se originó en la costumbre de
las prostitutas que se ofrecían como mercancía desde la puerta
o la ventana de su casa.
La mágica ciudad de Amsterdam combina sus extensos
canales y numerosos puentes con la original arquitectura de
los siglos XVI y XVII concentrados en una pequeña superficie.
Las obras de famosos artistas como Rembrandt y Van Gogh se
pueden admirar en los museos y caminando por la ciudad se
nos ofrece la historia viva de una de las ciudades mas bellas
y románticas de Europa.

Amsterdam es una ciudad abierta y tolerante,
combina una sólida cultura con gentes de hábitos sencillos.
Conserva y ofrece su historia, tiene una oferta permanente
de variados entretenimientos y hace su visita fácil con un
eficiente sistema urbano de transporte. Aquí todo esta cerca
y es común ver a la realeza viajar en bicicleta.
En la mayor parte de los coffee shops no venden
bebidas alcohólicas y, lo que es más sorprendente aún, aunque
fumar hachís y marihuana está legalizado, en ellos no está
permitido fumar tabaco. El consumo y la venta de las denominadas
"drogas duras" tampoco está permitido en los coffee shops.
En los coffee shops de Ámsterdam podréis consumir
Marihuana de múltiples formas: tomándola en forma de té, fumándola
en pipas de agua e incluso se pueden encontrar magdalenas
y pastelitos también hechos a base de Cannabis. Aunque el
humo es inevitable, si queréis entrar pero no queréis tomar
ninguna droga, podréis tomar un café o cualquier otra bebida.
De los casi 1000 coffee shops que había en Ámsterdam
hace 10 años, en la actualidad se pueden contar unos 150 debido
a la presión que ejercen los países vecinos y a la del propio
gobierno holandés para reducir este tipo de turismo.
El Rijksmuseum está dedicado al arte, la artesanía
y la historia. Posee la más famosa colección de pinturas del
Siglo de Oro neerlandés así como una rica colección de arte
asiático y egipcio. El Rijksmuseum alberga obras significativas
de casi todos los grandes maestros neerlandeses de los siglos
XV al XVII: Geertgen tot Sint Jans, Lucas van Leyden, Hendrick
Goltzius, Frans Hals, Jan Vermeer, Ferdinand Bol, Nicolaes
Maes, Guerrit Dou, Jacob Ruysdael, y un repertorio generoso
del maestro Rembrandt van Rijn. Cuenta también con pintores
de otros países, como Fra Angélico, Piero di Cosimo, Hugo
van der Goes, Peter Paul Rubens y Francisco de Goya, así como
con numerosos dibujos y grabados, porcelanas orientales, mobiliario
y demás artes decorativas, pintura moderna (Van Gogh, Mondrian,
Karel Appel) y objetos de diseño del siglo XX. De todas formas,
el principal atractivo del museo radica en las 22 pinturas
de Rembrandt, entre las que se cuentan: La ronda de noche,
La novia judía, El árbol de Jesé, La muerte de los inocentes
y varios paisajes de los antiguos Países Bajos. Sometido a
unas largas y difíciles obras de reforma con un coste de 375
millones de euros, el museo reabrió sus puertas en abril de
2013.
www.rijksmuseum.nl

Al morir Vincent van Gogh, a la edad de 37 años,
dejó el extenso legado de su obra, de aproximadamente 900
pinturas y unos 1.100 dibujos. De éstos había logrado vender
pocos y regalado algunos a sus amistades. Sus bienes fueron
heredados por su hermano menor, el comerciante de arte Theo
van Gogh. Éste había coleccionado, además de las obras de
su hermano Vincent, otras de los artistas Paul Gauguin, Henri
de Toulouse-Lautrec, Léon Lhermitte y Jean-François Millet.
Lamentablemente Theo murió un año después de Vincent, por
lo que la herencia fue administrada por su viuda Johanna van
Gogh. Ella reemigró a los Países Bajos, donde organizó las
primeras exhibiciones con las obras de Vincent van Gogh y
contribuyó fundamentalmente a la difusión y el conocimiento
público del artista. En 1905 tuvo lugar la primera gran exposición,
en el Stedelijk Museum en Ámsterdam, mientras que el Rijksmuseum
se negó a aceptar obras de Vincent en préstamo. Debido a que
Vincent hizo varias versiones del mismo tema, Johanna van
Gogh pudo vender algunas pinturas de la colección, sin dar
la impresión general de reducirla. Johanna van Gogh promovió
también tempranamente la publicación de las cartas de su marido
en varios idiomas. Después de la muerte de Johanna van Gogh,
el hijo, el ingeniero Vincent Willem van Gogh (1890-1978),
heredó la colección. Él puso la colección a disposición de
varios museos en calidad de préstamo, hasta que en 1960 creó
la Fundación Vincent Van Gogh, a la que encomendó la colección.
Las pinturas se exhibieron en exposición permanente en el
Stedelijk Museum, hasta que en 1973 el Museo van Gogh abrió
sus puertas.
www.vangoghmuseum.nl
La Casa de Ana Frank (en neerlandés: Annefrankhuis)
en el Prinsengracht es un museo dedicado a la diarista de
guerra judía Ana Frank, que se ocultó de la persecución nazi
con su familia y siete personas más en el ático y el desván
del edificio, tapada la entrada por una falsa estantería.
Así como la preservación del escondite —conocido en neerlandés
como Achterhuis— y una exhibición sobre la vida y tiempos
de Ana Frank, el museo funciona como un espacio para resaltar
todas las formas de persecución, discriminación. Abrió sus
puertas el 3 de mayo de 1960 con la ayuda de suscripción pública,
tres años después de que una fundación fuera establecida para
proteger a la casa de una empresa que buscaba demoler la zona.
Ahora, ya es posible hacer un recorrido virtual en el sítio,
a través de Google Arts & Culture. El 12 de Junio de 2019,
Anne Frank cumplía 90 años. De esta forma, a través de registros
en 360 grados, es posible visualizar las varias habitaciones
de la propiedad, así como la habitación que Ana que tuviera
que esconderse con la hermana, Margot.
www.annefrank.org

Desde 1975, el Museo Histórico alberga
en su interior una exposición sobre la historia de Ámsterdam
a través de la cual podréis ver cómo era la ciudad en sus
orígenes y cómo se produjo su crecimiento hasta llegar a la
ciudad tal y como es hoy en día. En la exposición permanente
podréis encontrar pinturas históricas, dibujos y planos, algunas
maquetas explicando cómo ha sido la evolución en la construcción
de las casas en el siglo XX, o una interesante exposición
sobre el descenso de la mortalidad infantil a lo largo de
los años. La exposición se encuentra distribuida en tres plantas
y más de veinte salas divididas por épocas para poder seguir
perfectamente el recorrido sin perderse detalle. ¿Vale la
pena visitarlo? El Museo Histórico de Ámsterdam es una importante
visita turística para todos aquellos que estén interesados
en la historia y cultura de Ámsterdam, un pequeño asentamiento
medieval que evolucionó hasta convertirse en la moderna y
próspera ciudad que es hoy.
www.amsterdammuseum.nl
Tras la Reforma, Ámsterdam se convirtió en una
capital protestante en la que se prohibió el culto católico
en público. Es en este momento cuando surgen las primeras
iglesias católicas secretas. Amstelkring fue la segunda iglesia
clandestina de Ámsterdam después de la capilla de las beguinas
de Begijnhof. Sin duda el principal atractivo del museo es
la Iglesia de Nuestra Señora del Ático. Recorriendo sus empinadas
y estrechas escaleras, en la planta superior del Museo Amstelkring
se encuentra la pequeña capilla de estrechos bancos y dos
semiplantas suspendidas del tejado. Se dice que se podían
llegar a reunir en la iglesia más de 150 fieles. Aparte de
la iglesia escondida, en el Museo Amstelkring también podréis
recorrer diversas estancias de la casa como su cocina, el
confesionario y algunas otras habitaciones donde se exponen
diversos objetos religiosos. Es realmente sorprendente la
construcción que encontramos al adentrarnos en esta casa.
Tres inmuebles unidos por aperturas, galerías, vigas y tirantes
de acero capaces de albergar el lugar de reunión para aquellos
a los que no lograron apartar de sus creencias.
www.opsolder.nl
Después de una completa restauración para recuperar
su aspecto original, la Casa Museo Van Loon fue abierta al
público en 1973. Para conocer a fondo los entresijos del Museo
Van Loon lo mejor es comenzar la visita partiendo desde la
planta baja. En ella podréis ver un vídeo donde se explican
curiosidades y datos interesantes sobre la casa. En el vídeo
aprenderéis cosas como que algunas de las ventanas de la casa
tenían cortinas pintadas y no podía verse a través de ellas
(para que los sirvientes no vieran más de la cuenta), o que
la casa está llena de puertas secretas por donde acceder a
algunas habitaciones sin ser visto. La visita es totalmente
libre y podréis recorrer la casa de la familia Van Loon prácticamente
como si se tratara de la vuestra, caminando con total libertad
por la gran mayoría de las habitaciones, su cocina y el jardín.
www.museumvanloon.nl

El Museo de la Resistencia Holandesa recoge
todos los acontecimientos sucedidos durante los cinco años
que duró la opresión nazi durante la Segunda Guerra Mundial.
Es un museo muy interactivo y está perfectamente decorado.
La exposición del museo comienza con el bombardeo aéreo de
las tropas alemanas sobre Rótterdam. Partiendo de este acontecimiento,
en el museo se narran todos los hechos ocurridos durante esos
años de forma interesante y amena mediante objetos, fotos
y cartas de la época. También encontraréis explicaciones sobre
cómo funcionaban algunos aparatos de los que utilizaban los
espías o la forma en que publicaban sus periódicos clandestinos.
Aunque no es uno de los museos principales de Ámsterdam, el
Museo de la Resistencia Holandesa está muy bien documentado
y posee material interesante que os ayudará a entender cómo
fue el día a día de la invasión y la resistencia. A los amantes
de la historia os encantará. Para que podáis seguir mejor
la línea de acontecimientos se os proporcionará una audio
guía interactiva en español (incluida en el precio de la entrada).
La cantidad de información es apabullante y, si queréis escuchar
todas las narraciones, deberéis pasar varias horas en el museo.
Si sólo queréis conocer la línea argumental básica sin meteros
a fondo, en una hora se puede recorrer por completo.
www.verzetsmuseum.org
El Museo de la Ciencia NEMO es el museo de ciencia
y tecnología más importante de toda Holanda. Se encuentra
ubicado en un enorme edificio con forma de barco que tiene
un color verdoso adquirido con el paso de los años (en sus
inicios era de color cobre). El edificio, diseñado por el
arquitecto Renzo Piano, consta de cinco plantas en las que
se pueden realizar algunos experimentos científicos y disfrutar
de algunas exhibiciones interactivas sobre la fuerza de la
gravedad, el magnetismo y otros muchos fenómenos cotidianos
que pueden llegar a sorprenderos. El Centro de Ciencias NEMO
es un lugar perfecto sobre todo para ir en familia, ya que,
aunque la mayor parte del museo está enfocada a los niños,
también entretiene e ilusiona a los mayores. Una buena forma
de despedir el Museo NEMO es subiendo a la azotea, donde se
extiende un gran mirador formado por escalones en los que
podréis descansar disfrutando de unas magníficas vistas de
la ciudad. Justo al lado del Museo NEMO se encuentra atracada
la réplica de un gran barco de La Compañía de las Indias Orientales
llamado “Ámsterdam”. Si os acercáis hasta el barco podréis
descubrir todos los secretos de su interior y comprender cómo
era la vida de los marineros que lo habitaban y trabajaban
en él.
www.nemosciencemuseum.nl

La iglesia Oude Kerk es el edificio más antiguo
de Ámsterdam. Si tenéis que visitar tan sólo una iglesia en
la ciudad, Oude Kerk es la mejor opción. Nieuwe Kerk está
situada en la Plaza Dam, el auténtico corazón de Ámsterdam.
Westerkerk Si queréis tener las mejores vistas panorámicas
de Ámsterdam, la Torre de Westerkerk es la mejor opción.
El Vondelpark es el parque más grande de Ámsterdam
y el lugar preferido para caminar, pasear en bicicleta, practicar
deportes, comer al aire libre o relajarse sentado en alguno
de sus cafés con terraza. Con más de 10 millones de visitantes
cada año, el Vondelpark es el parque más famoso de Ámsterdam
y de toda Holanda. Actualmente tiene unos 470.000 metros cuadrados
sobre los que habitan cientos de especies vegetales diferentes
y pequeños animales capaces de entretener y alegrar a los
visitantes. En el año 1996 el parque fue declarado "Monumento
Nacional" (Rijksmonument, en holandés), hecho indicativo del
gran valor cultural e histórico que representa este espacio.
Si viajáis con niños o, simplemente os apetece descansar y
disfrutar de la tranquilidad, este es el lugar idóneo para
tomarse un respiro. La céntrica situación del Vondelpark en
las cercanías de Leidseplein, hace que este pulmón verde de
la ciudad sea muy atractivo para sus visitantes. Si vais al
parque una noche de verano, probablemente podréis disfrutar
de algún concierto, o puede que de una obra de teatro al aire
libre.

Creado en el año 1638, el Hortus Botánicus de
Ámsterdam es uno de los jardines botánicos más antiguos de
Europa. En este jardín botánico se almacenaron durante varios
siglos miles de plantas exóticas que sirvieron como base para
estudios médicos de todo el mundo. Como curiosidad, en el
Hortus Botánicus se cultivó la primera planta de café de Europa.
Aunque no es demasiado extenso, en el Hortus Botanicus podréis
visitar varios invernaderos con diferentes climas. En cuestión
de minutos podréis pasar de la húmeda sección tropical a un
clima totalmente desértico. La estrella del jardín es la palmera,
en sus diferentes tipos.
Si se dispone de tiempo, y presupuesto, Madurodam
es una ciudad en miniatura formada por maquetas de los edificios
más famosos de Holanda. Es un lugar ideal para niños y también
para los adultos. Volendam es un pueblo de pescadores al noreste
de Ámsterdam. Es uno de los pueblos más bonitos y turísticos
de Holanda.

Marken es un pequeño pueblo situado al noreste
de Ámsterdam. Es un pueblo tan idílico que tendrás dudas de
si es real o irreal.

Utrecht es una de las ciudades importantes de
los Países Bajos.

Capital administrativa de los Países Bajos,
La Haya acoge el Parlamento y distintas embajadas.
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