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9 - Abril - 2024
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Peter Higgs (Newcastle upon Tyne, 1929), el 'padre' del bosón de Higgs, falleció el lunes a los 94 años en su casa de Edimburgo. Y con él, ha fallecido una leyenda de la ciencia. La famosísima partícula que él describió teóricamente muchas décadas antes de que los físicos experimentales pudieran demostrar su existencia, fue una pieza clave para entender por qué el resto de partículas son como son. O en otras palabras, la responsable de que las partículas elementales posean masa, la que explica cómo se forma la materia que nos rodea y de la que estamos hechos. Popularmente se la llamó la partícula de Dios, a pesar de que muchos científicos son reacios a utilizar esa denominación que contribuyó a hacerla tan famosa. En una entrevista, el propio Higgs se definió como una persona "no creyente", pero defendía que "la ciencia y la religión pueden ser compatibles".

Ha sido la Universidad de Edimburgo, el centro en el que el profesor Higgs desempeñó prácticamente toda su carrera investigadora, la que este martes ha informado de su fallecimiento, ayer lunes, tras "una corta enfermedad". Hoy la comunidad científica llora la pérdida de uno de los más destacados científicos de nuestra era, y también de uno de los más apreciados por su calidad humana tal y como destacan los que le conocieron. Entre las reacciones de sus colegas tras su muerte proliferan las de aquellos que le recuerdan como un gran profesor y una excelente persona, discreta y con un gran sentido del humor. "Un verdadero caballero, humilde y educado, siempre dando el debido crédito a los demás", en palabras de Alan Barr, catedrático de Física de la Universidad de Oxford. Como científico, fue intuitivo y todo un visionario. Desde que se doctoró en el King's College de Londres en 1954, sólo tardó una década en idear una de las teorías más relevantes para la física de partículas. Lo hizo ya desde la Universidad de Edimburgo, a la que ha estado vinculado desde que acabó sus estudios en la capital inglesa con la excepción un pequeño paréntesis.

En 1964, escribió junto al belga François Englert, y en colaboración con Robert Brout, la fórmula original con la que propuso la existencia teórica de esa partícula que fue bautizada con su apellido, una suerte de 'cemento' que une los ladrillos subatómicos de la materia. De manera simplificada, describieron un mecanismo que contribuye a la comprensión del origen de la masa de las partículas subatómicas (aquellas que son más pequeñas que un átomo). El denominado mecanismo de Higgs predecía la existencia de esa nueva partícula, el bosón de Higgs, que nunca se había visto pero era necesaria para explicar el mundo como lo conocemos. El Modelo Estándar es la teoría o conjunto de reglas que mejor describe la materia visible del universo y el origen de la existencia de masa en las partículas elementales. El bosón de Higgs era la última partícula del Modelo Estándar cuya existencia no había sido demostrada; sólo se tenía la predicción teórica de Higgs y Englert. Había que encontrarla, demostrar con pruebas que verdaderamente existía, y completar ese puzzle.

El éxito del CERN no es solo su capacidad para producir resultados científicos de gran interés, sino también el desarrollo de nuevas tecnologías tanto informáticas como industriales.

La fascinante e innovadora teoría sobre la supuesta existencia de ese bosón fue detallada en el artículo Broken Symmetries, Massless Particles and Gauge Fields, publicado en septiembre de 1964 en la revista Physics Letters, junto al trabajo Broken Symmetries and the Masses of Gauge Boson que apareció un mes después en Physical Review Letters. La comunidad científica se puso en marcha para encontrar el bosón de Higgs. Pero la mayoría de las partículas elementales no pueden encontrarse en condiciones normales en la Tierra, sino que se producen en los rayos cósmicos y en los procesos que se generan en los aceleradores de partículas, que son los instrumentos construidos para estudiarlas. Durante décadas los físicos de todo el mundo estuvieron buscándola, hasta el punto de que de ella se dijo que era la partícula más codiciada de la física moderna. Y no fue una exageración. Se pretendía demostrar su existencia en experimentos realizados en los aceleradores de partículas. Pero todos los esfuerzos resultaron infructuosos durante muchos años. Tras numerosos intentos, en 2012 se logró por fin encontrar el bosón de Higgs en el Centro Europeo de Física de Partículas (CERN), en Suiza, que cuenta con uno de los mayores y más potentes aceleradores del mundo.

Se había descubierto, pues, la última pieza del Modelo Estandar que faltaba por descubrir. El 4 de julio de 2012 pasó a la historia de la ciencia como el día en que gracias a las colaboraciones de los instrumentos ATLAS y CMS en el Gran Colisionador de Hadrones (LHC) del CERN se anunció, en medio de una enorme expectación, el descubrimiento de una nueva partícula con características consistentes con las del bosón de Higgs, es decir, se confirmaba con pruebas la predicción que habían formulado François Englert y Peter Higgs medio siglo antes. Y para emoción y sorpresa de Higgs, él pudo ser testigo de ese hito científico, pues siempre pensó que no viviría lo suficiente para verlo. En eso se equivocó. Muy a su pesar, el siempre discreto Peter Higgs, que por entonces tenía ya 83 años y era catedrático emérito de la Universidad de Edimburgo, se convirtió en un personaje tremendamente popular, cuya presencia era requerida continuamente para participar en eventos o para dar entrevistas.

Su fama creció aún más al año siguiente, en 2013, cuando compartió el Nobel de Física con Englert por "su descubrimiento teórico de un mecanismo que contribuye a nuestro entendimiento del origen de las partículas subatómicas con masa". Además, el hallazgo de esta partícula abrió una ventana para comprender el universo en escalas más pequeñas y a intentar desentrañar algunos de sus mayores misterios. "Espero que este reconocimiento de la ciencia fundamental sirva para ayudar a crear conciencia sobre el valor de la investigación", declaró Higgs cuando compareció para agradecer el Nobel. También en 2013 compartió el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica con Englert y con el CERN por sus trabajos sobre el bosón de Higgs. Los homenajes y reconocimientos se sucedían pero su interés siempre fue hacer y enseñar a hacer ciencia. "Peter Higgs era una persona extraordinaria, un científico realmente dotado cuya visión e imaginación han enriquecido nuestro conocimiento del mundo que nos rodea. Su trabajo pionero ha motivado a miles de científicos y su legado seguirá inspirando a muchos más durante generaciones", ha señalado Sir Peter Mathieson, rector de la Universidad de Edimburgo.

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