En una gran victoria legal para la comunidad LGBTI, Botsuana
ha juzgado como inconstitucionales aquellas normas que criminalizan
las relaciones con personas del mismo sexo.
En el contexto africano, donde 33 de 54 países prohíben tajantemente
la homosexualidad (cinco de ellos bajo pena de muerte), una
decisión como esta supone un enorme paso adelante en la lucha
por los derechos humanos. Un mes después del revés que supuso
la decisión del Tribunal Supremo de Kenia de no derogar las
antiguas leyes coloniales que penalizaban las prácticas homosexuales,
la victoria de los activistas LGBTI puede suponer un avance
para otros países del entorno que luchan contra la persecución
de personas por su condición sexual.
"En nuestra opinión, las leyes 164 y 165 menoscaban el derecho
del demandante a la dignidad, la privacidad y la libertad
y, en último término, son discriminatorias en la práctica",
declaró uno de los tres magistrados instructores del
caso, Michael Leburu. Los magistrados también han rechazado
el argumento principal del Gobierno, para quien la sociedad
botsuanesa no estaba aún preparada para este cambio legal.
"El Estado no puede actuar como un policía en las camas de
la gente. La opinión pública en casos como estos es relevante,
pero no decisiva. Se trata de derechos fundamentales más que
del punto de vista del público", considera Leburu.
Con este fallo, Botsuana pasa a engrosar la lista de 21 países
africanos que o bien han despenalizado la homosexualidad (como
Ruanda, Costa de Marfil o Seychelles) o bien tienen vacíos
legales sobre ella. En el otro extremo encontramos países
como Uganda, con una enorme influencia de pastores ultrarreligiosos,
que ha intentado en varias ocasiones aprobar la ley más restrictiva
contra los derechos de las personas homosexuales, la conocida
como "matagays". El jefe de estado, Yoweri Museveni, impulsó
en 2018 una ley antihomosexual con pena de cárcel que oscilaban
desde los 7 años hasta la cadena perpetua, aunque la justicia
desestimó esta ley. Dicha norma no sólo prevé pena de muerte
en algunos casos (como que uno de los homosexuales tenga el
VIH) sino que dice que cualquiera que "aconsejase o ayudase
a otra persona a cometer actos de homosexualidad" (por ejemplo,
alquilar una habitación a un homosexual) se enfrentaría a
siete años de prisión. En Nigeria, otro ejemplo de represión
contra los homosexuales, la pena por mantener relaciones con
personas del mismo sexo es de 14 años de cárcel.
Botsuana, un país sin litoral en el sur de África,
tiene un paisaje definido por el desierto del Kalahari
y el delta del Okavango, que se transforma en un abundante
hábitat animal durante las inundaciones estacionales.
La enorme Reserva de Caza del Kalahari Central, con
sus valles de ríos fosilizados y llanuras onduladas,
alberga una gran cantidad de animales, entre ellos jirafas,
guepardos, hienas y perros salvajes.


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El desafío al código penal del país fue realizado por un
hombre gay anónimo conocido únicamente por las iniciales LM.
En marzo, en una declaración escrita dijo al Tribunal Superior
que dichas leyes le «limitan a la hora de interactuar con
otros de la misma manera por temor a ser encarcelados. No
estamos buscando personas que acepten la homosexualidad sino
que sean tolerantes».
Una victoria histórica para los movimientos LGBTI en Botsuana,
quienes han estado luchando para reconocer sus derechos en
los últimos años con éxito. En 2010, la Ley de Empleo hizo
ilegal que las empresas rescindieran los contratos debido
a la orientación sexual de sus trabajadores. En 2016, el tribunal
dictaminó que el gobierno no podía negarse a registrar organizaciones
de derechos LGBTIG. Un año después, la mujer transexual Tshepo
Ricki Kgositau se ganó el derecho a que su verdadero género
fuera reconocido oficialmente en Botsuana. Kgositau declaró
a las puertas del tribunal supremo que «ya era hora» de que
se deshicieran de las leyes discriminatorias de la época colonial
y «interpretara su propia humanidad».
Ante un público expectante en la sala del tribunal, los jueces
dieron la razón a varios litigantes, entre ellos, Letsweletse
Motshidimang, un ciudadano gay de Botsuana que cuenta también
con el apoyo de organizaciones locales e internacionales como
el Centro de Litigación de África del Sur (SALC, siglas en
inglés).
Los miembros de la comunidad LGTBI que acudieron al juzgado
abandonaron la sala entre cantos y abrazos de alegría y las
redes sociales se han llenado también de felicitaciones.
En África Oriental la situación para el colectivo es difícil,
donde encontramos, por ejemplo, Tanzania, donde mantener relaciones
homosexuales puede suponer hasta 30 años de prisión. En Dar
es Salam, principal ciudad comercial del país anunciaron la
creación de un a "brigada" para perseguir al colectivo, aunque
el gobierno se desvinculó de esta noticia.

La Corte Constitucional de Ecuador aprobó
a su vez el matrimonio entre personas del mismo sexo, una
decisión que ha sido inmediatamente aplaudida por organizaciones
que defienden los derechos de la comunidad LGBTI del país
sudamericano. El Constitucional se ha pronunciado con cinco
votos a favor y cuatro en contra en dos casos de matrimonio
de dos parejas homosexuales, según ha informado el diario
ecuatoriano 'El Comercio', en un fallo histórico en el país.
Christian Paula, presidente de la organización
Pakta, que impulsó ambos casos, ha expresado su satisfacción.
"La justicia ecuatoriana ha reflexionado sobre el avance de
la historia de los derechos, ha tomado en cuenta la realidad
y brinda luces al entregar a los LGBTI la ciudadanía completa
finalmente", ha dicho. "Esperamos la resolución escrita para
conocer los términos y el comunicado oficial de la Corte Constitucional.
Todo lo que sabemos es de gente de dentro, no tenemos el comunicado",
ha agregado. Por su parte, la Federación Ecuatoriana de Organizaciones
LGBT ha aplaudido el fallo, que ha descrito como "icónico",
y ha expresado su deseo de que "no sólo sea referencia para
los países andinos, sino para toda la región latinoamericana".
"Estamos avanzando por la vía Constitucional, pero queremos
más: vamos camino hacia la adopción homoparental", ha agregado
la organización, tal y como ha recogido el diario local 'El
Telégrafo'.
El fallo de la Corte Constitucional ecuatoriana
ha llegado un día después de que la Justicia de Botsuana ordenara
la despenalización del sexo entre personas del mismo sexo
que regía en el país en virtud de una legislación que se remontaba
a la era colonial.
En el día Internacional contra la Homofobia,
Taiwán hizo historia al legalizar el matrimonio entre personas
del mismo sexo. Esto lo convierte en el primer país asiático
que legitima la unión entre parejas homosexuales. Con este,
ya serían 28 países en los que el matrimonio gay ya es legal.
Luego de una larga jornada de debate, los diputados taiwaneses
aprobaron esta propuesta con 66 votos a favor y 27 en contra.
"Taiwán hoy debe resonar como una llamada de atención,
iniciando un movimiento más amplio en toda Asia para garantizar
la igualdad para las personas LGBTI y una protección proactiva
de sus derechos por parte de los gobiernos de toda la región”,
escribió Phil Robertson, subdirector para Asia de Human Rights
Watch en Twitter. Este es un avance para los derechos de personas
LGBTI y aunque en 78 países sigue siendo ilegal el matrimonio
homosexual, incluso en algunos es delito ser gay, el listado
de los países que lo han legalizado ha aumentado año tras
año. Los países en los que es posible que las personas del
mismo sexo contraigan matrimonio son: 1. Países Bajos (2001)
2. Bélgica (2003) 3. España (2005) 4. Canadá (2005) 5. Sudáfrica
(2006) 6. Noruega (2009) 7. Suecia (2009) 8. Portugal (2010)
9. Islandia (2010) 10. Argentina (2010) 11. Dinamarca (2012)
12. Brasil (2013) 13. Francia (2013) 14. Uruguay (2013) 15.
Reino Unido (2013) 16. Nueva Zelanda (2013) 17. Inglaterra
(2014) 18. Gales (2014) 19. Escocia (2014) 20. Luxemburgo
(2015) 21. Estados Unidos (2015) 22. Irlanda (2015) 23. Colombia
(2016) 24. Finlandia (2017) 25. Malta (2017) 26. Alemania
(2017) 27. Australia (2017) 28. Taiwán (2019) Además, en 62
países prohíben la discriminación en el empleo basado en la
orientación sexual. Israel, Sudáfrica, Alemania, Nueva Zelanda
y Colombia, algunos de ellos. También hay 31 países en donde
está prohibida la incitación al odio basada en la orientación
sexual. Algunos de ellos son: Bélgica, Dinamarca, Canadá,
Sudáfrica, Bolivia, Ecuador, Paraguay o Colombia.
Se llama movimiento LGBTI al movimiento social y político
que lucha contra la discriminación, ya sea por orientación
sexual o identidad de género, y en favor de la equiparación
y el reconocimiento de derechos de las personas lesbianas,
gais, bisexuales, transgénero y transexuales. En los
últimos años, el movimiento ha incluido también otros
colectivos relacionados con la sexualidad. Es habitual
afirmar que el movimiento LGBTI se inició en Occidente
con el «movimiento de liberación LGBT», que normalmente
se considera surgido en 1969 con los disturbios de Stonewall
en Estados Unidos. Sin embargo, diversas investigaciones
han ido revelando, que existen desde el mundo antiguo,
y en diversas culturas, movimientos impulsados por personas
que coinciden con los términos modernos de LGBTI. Una
de las principales acciones del movimiento LGBTI es
el Día del Orgullo LGBTI, usualmente mediante manifestaciones
multitudinarias, dedicadas centralmente a exteriorizar
ante la sociedad el orgullo que sienten las personas
participantes de ser coherentes con sus deseos, orientaciones
e identidades.

La primera manifestación no oficial del
colectivo LGTBI en La Habana (Cuba) a mediados de 2019,
terminó con enfrentamientos y dos detenciones.
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Los siete sabios del bosque de bambú fueron
un grupo de filósofos, poetas y músicos chinos, de la corriente
qingtan (pura conversación) del taoísmo, en el inicio de la
dinastía Jin (265-420). El historiador Louis Crompton lo compara
con el movimiento hippie surgido en Estados Unidos en el siglo
XX. El grupo generó un movimiento cultural crítico de las
intrigas, la corrupción y la agobiante atmósfera de la vida
cortesana durante las luchas políticas del periodo de los
Tres Reinos, proponiendo un estilo de vida sencillo y libertario,
basado en la amistad y la comunión con la naturaleza. Dentro
del espíritu libertario del movimiento estaban admitidas las
relaciones homosexuales. Al menos dos de los siete sabios,
Xi Kang y Ruan Ji -considerado un activista antisistema y
el mayor poeta de su tiempo-, mantuvieron una relación amorosa
y sexual (similar a lo que en Occidente se denominaría homosexualidad
varios siglos después) sobre la que escribieron textos de
celebración.
Kukai conocido tras su muerte como Kobo-Daishi,
fue El Gran Maestro Propagador de la Enseñanza Budista, fundador
de la secta de budismo Shingon en Japón en el siglo IX. Se
le atribuye también la creación del shudo, una corriente promotora
de la homosexualidad y la bisexualidad masculina estructurada
por la edad, que prevaleció en la sociedad samurái hasta el
fin del siglo XIX.
En Persia durante los siglos VIII y IX, existieron
las ghulamiyyat (declinación femenina de ghulam, un tipo de
varones jóvenes eternamente célibes, que según el Corán estarán
al servicio de las mujeres justas cuando lleguen Al Janah,
el día del Yaum al-Qiyamah, jóvenes mujeres que combinaban
muchas características del género masculino (vestimenta, corte
de cabello, bigotes pintados, nombres varoniles), simultáneamente
con otras características del género femenino (maquillaje,
labios pintados, cejas depiladas, uso de joyas). Las ghulamiyyat
se consideraban mujeres, no ocultaban ni fajaban sus pechos,
mantenían relaciones amorosas con varones, cuyos nombres pintaban
en las mejillas y les estaba permitido participar en eventos
prohibidos para mujeres, como las peleas de perros, las carreras
de caballos y los juegos de ajedrez. Las ghulamiyyat aparecieron
en tiempos del sultán Harun al-Rashid (766-809) y según la
historiadora Shereen El Feki, estuvieron de moda y alcanzaron
una gran aceptación social en Bagdad. Fueron protagonistas
de un género literario especialmente dedicado a ellas, cuyo
máximo exponente fue el poeta Abu Nuwas (747-815), célebre
por su poesía en lengua árabe de celebración del amor no heteronormado.
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La Sociedad de la Orquídea Dorada, también conocida
como Amigas del Corazón, fue un movimiento femenino secreto
fundado alrededor de 1644 en la provincia de Guandong, China,
para acoger a las mujeres que se negaban a aceptar el matrimonio
heterosexual, con el fin de formar comunidades exclusivamente
femeninas, que incluían las uniones sexuales y amorosas entre
mujeres, formalizadas mediante la aprobación familiar, una
ceremonia matrimonial y un pacto de fidelidad. Las personas
contrayentes eran denominadas "esposa" y "marido" y en sus
relaciones sexuales solían utilizar dildos. Las mujeres unidas
en matrimonio lésbico recogían su cabello en rodetes para
exteriorizar su condición. La Sociedad admitía también relaciones
lésbicas de mujeres casadas en matrimonios heterosexuales.
Las parejas del mismo sexo podían formar familias, mediante
la adopción de niños huérfanos o abandonados, e incluso podían
adoptar niñas que tomaran el juramento de adoptar los valores
lésbicos de la Sociedad. La Sociedad de la Orquídea Dorada
se guiaba por los valores generales del budismo, que aceptaba
la posibilidad de que dos personas destinadas a estar juntas
reencarnaran en personas del mismo sexo. La Sociedad desapareció
a comienzos del siglo XX, cuando la influencia occidental
promovió una fuerte represión de la homosexualidad. En la
sociedad china actual, la expresión "hermanas orquídea dorada"
significa "amigas del alma dispuestas a morir por la otra".
El teatro chino (conocido como "ópera china")
recurrió tradicionalmente a actores y actrices que representaban
personajes que no se correspondían con su género. La costumbre
se inició para los actores varones que representaban mujeres
a comienzos de la dinastía Tang (617-918) y para actrices
mujeres que representaban varones (kunsheng), al menos desde
el siglo XIII. El teatro chino generó a partir de los últimos
años del siglo XVIII un estilo que se volvería preeminente
y tomaría el nombre de "Ópera de Pekín". La aparición de la
Ópera de Pekín coincidió con la prohibición para las mujeres
de actuar en el teatro y para los funcionarios de asistir
a los prostíbulos, hecho que motivó a éstos últimos a buscar
relaciones sexuales con los hombres y personas transgénero
que interpretaban los personajes tan (femeninos). La combinación
de esas circunstancias llevó no solo a ampliar la importancia
de la interpretación drámática transgénero, sino también a
combinar la misma con la homosexualidad de muchos de los actores,
los procesos de feminización y las relaciones no heterosexuales.
El movimiento transgénero en el teatro chino, excedió su función
puramente dramática, para expresar profundas y antiguas relaciones
entre la cultura china, la homosexualidad y las identidades
transgénero y transexuales. El historiador Siu Leung dice
que "el clímax de la figura de sexualidad ambigua del personaje
como una obsesión cultural, ocurrió en la era dorada de la
Ópera de Pekín, entre los años 1920 y 1930, culminando en
el cuerpo del último ícono Mei Lanfang (1894-1961)". La película
china Adiós a mi concubina de 1993, que se traduce literalmente
como El gran señor abandona a su concubina, dirigida por Chen
Kaige, tiene como tema la vida de dos actores transgénero
de la Ópera de Pekín.

De manera similar al teatro chino, el teatro
kabuki de Japón fue el ámbito en que se desarrolló un importante
movimiento homosexual, bisexual y transgénero, alrededor de
la figura de los wakashu kabuki (actores adolescentes masculinos),
especialmente aquellos que interpretan papeles femeninos,
llamados onnagata (con forma de mujer). De modo similar a
lo que ocurrió en China, el movimiento tomó fuerza luego de
1629, cuando el Shogunato Tokugawa (Edo) prohibió a las mujeres
actuar en el teatro y los personajes femeninos fueron representados
por hombres, una especialidad dramática que había iniciado
Izumo no Okuni en 1603. El movimiento coincidió con el auge
social de las clases comerciantes, que adoptaron antiguas
tradiciones samurái, como el shudo. La combinación de ambos
movimientos llevó a que los actores onnagata fueran objeto
del deseo por parte de los hombres ricos, quienes comenzaron
a establecer relaciones amorosas y sexuales con los onnagata,
muchas veces a cambio de favores económicos.
Mojing Dang, literalmente Partido de Frotar
el Espejo, expresión usual para el tribadismo, fue una sociedad
lésbica semi-secreta que actuó en Shanghai desde fines del
siglo XIX y que se consideraba descendiente de las Diez Hermanas,
una asociación lésbica de monjas budistas activa en Chaozhou
desde varios siglos antes. El clan estaba liderado por una
mujer cantonesa y estuvo activo durante unos veinte años.
La expresión mojing, de mo frotar y jing espejo, aludía al
tribadismo, práctica sexual que el clan promovía y que consiste
en el frotamiento de las vulvas y clítoris de dos mujeres,
una con la otra. La palabra mojing es de uso habitual en China
para referirse despectivamente al lesbianismo.
En la segunda mitad del siglo XIX, la mayoría
de los países del mundo ya no castigaban o nunca habían castigado
los actos homosexuales o transgénero. Sin embargo, algunas
potencias occidentales, entre ellas el Imperio Británico,
Estados Unidos y Alemania, mantenían figuras de origen bíblico
de la Europa medieval, como los delitos de sodomía o de fornicación
entre varones, que eran utilizados para encarcelar principalmente
a varones homosexuales y "travestis". Esta situación represiva
hizo que, en Alemania y en menor medida en Inglaterra, aparecieran
en el último tercio del siglo, iniciativas exigiendo la despenalización
de los actos homosexuales y el travestismo.

Alan Turing, el genio que pasó de héroe a villano.
El Gobierno británico anunció en 2017 el indulto
a título póstumo de miles de homosexuales que fueron
condenados por delitos contemplados en las leyes de
ofensa sexual, en una aplicación directa de la denominada
Ley Turing, bautizada así en honor del descifrador de
códigos de la Segunda Guerra Mundial.
El matemático, durante la segunda guerra mundial descifró
los mensajes de los codificadores de teletipos FISH,
y los cables encriptados de los Nazis, los famosos códigos
“Enigma“.
Precisamente, basándose en esa experiencia desarrolló
el sistema que se utilizó para la primera computadora
programable electrónica digital llamada Colossus. Pese
a todo, en 1952 Alan Turing fue acusado de “indecencia
grave y perversión sexual” (los actos de homosexualidad
eran ilegales en el Reino Unido en esa época), perdió
todos sus cargos y fue condenado a castración química
mediante un tratamiento hormonal con estrógenos. Dos
años después, en 1954 se suicidó a los 41 años.
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Al principio fueron acciones individuales de
los primeros activistas como las de Heinrich Hössli (1784-1864),
Karl Heinrich Ulrichs (1825-1895) o Károly Mária Kertbeny
(1824-1882). Hacia el final del siglo en Alemania empezaron
a organizarse asociaciones con el objetivo de lograr la despenalización
de las prácticas homosexuales y transgénero. En 1897 se creó
en Berlín el Comité Científico Humanitario (Wissenschaftlich-humanitäres
Komitee, WhK) para luchar contra el artículo 175 del código
penal y por el reconocimiento social de los homosexuales y
personas transgénero, convirtiéndose así en la primera organización
pública de defensa de derechos de los homosexuales y personas
transgénero del mundo. El Comité Científico Humanitario consiguió
reunir unas 5000 firmas de notables ciudadanos pidiendo la
eliminación del artículo 175 y llevó la petición al Reichstag
en 1898, pero no fue admitida al ser sólo apoyada por la minoría
del Partido Socialdemócrata. En el Reino Unido donde la presión
policial era mayor también surgió un reducido grupo de activistas
en la clandestinidad como Edward Carpenter (1844-1929) o los
integrantes de la Orden de Queronea.
Los disturbios de Stonewall producidos en el
Greenwich Village en protesta por el acoso policial a la comunidad
LGBTI de Nueva York supusieron un punto de inflexión en la
lucha a favor los derechos civiles de los homosexuales de
todo el mundo. Se desencadenaron el 28 de junio de 1969 como
reacción a una redada policial en el bar de ambiente LGBTI,
el Stonewall Inn, extendiéndose a las calles adyacentes durando
tres días.
Era la primera vez que la comunidad homosexual
se enfrentaba de forma contundente contra las fuerzas policiales,
y causaron gran conmoción en la comunidad sirviendo de aglutinante
de las pequeñas organizaciones homófilas que habían estado
funcionando hasta entonces. Tan sólo unas semanas más tarde,
a finales se fundó en Nueva York el Frente de Liberación Gay
(GLF). La elección de su nombre se explica por la cercanía
ideológica con las luchas anti-imperialistas en Vietnam y
Argelia. A final de año, el GLF ya contaba con grupos en ciudades
y universidades por todo el país, y aunque tuvo una existencia
fugaz pronto fue reemplazada por otros grupos más estables
como Gay Activists Alliance. En poco tiempo surgieron organizaciones
similares en Argentina, Australia, Bélgica, Canadá, Francia,
España, México, Nueva Zelanda, Países Bajos y Reino Unido.
Y no tardaron en aparecer otros grupos con los mismos objetivos
en la mayoría de los países de mundo. Con objeto de conmemorar
el primer aniversario de la revuelta de Stonewall, el GLF
organizó una manifestación pacífica desde Greenwich Village
hasta Central Park, a la que acudieron entre 5.000 y 10.000
hombres y mujeres. Desde entonces y hasta hoy, la mayor parte
de las festividades del Orgullo LGBTI se celebran alrededor
de esta fecha, definida por “la caída de una horquilla oída
en todo el mundo”.

El éxito y consecuencias de los disturbios de
Stonewall se deben en gran medida al cambio de mentalidad
general que se había producido en la sociedad en los años
60, promovida por la revolución sexual, el movimiento feminista
y la lucha por los derechos civiles de las minorías raciales.
Stonewall representa un punto de inflexión en la organización
de los colectivos y la interconexión de la subcultura gay,
cambiando radicalmente su programa político. Mientras que
los activistas de las generaciones anteriores habían luchado
sobre todo por una mayor aceptación, las generaciones siguientes
a Stonewall exigirán el reconocimiento social, la integración
y equiparación de derechos completa.
Recientemente Angola despenalizó las
relaciones homosexuales y prohíbió la discriminación
por orientación sexual. El Parlamento de Angola aprobó
un nuevo Código Penal que supone el fin de la criminalización
de las relaciones homosexuales en ese país. Una magnífica
noticia que convierte al país africano en el primero en despenalizar
la homosexualidad en este año 2019. El cambio va incluso más
allá, al sumarse a la prohibición de discriminar a personas
en base a su orientación sexual.
El Código Penal vigente hasta el momento, heredado
de la época colonial portuguesa, castigaba a quienes practicaren
de manera habitual actos contra natura. Es cierto que en Angola,
a diferencia de otros países de África, la homosexualidad
no ha sido objeto de persecución sistemática, pero la persistencia
de una norma que podía ser aplicada a cualquier tipo de relación
homosexual mantenía en una situación especialmente vulnerable
al colectivo LGTB. El nuevo Código Penal elimina esta posibilidad.
La decisión ha sido saludada no solo por entidades
LGTB (como ILGA, organización paraguas que agrupa a colectivos
de todo el mundo) o de defensa de los derechos humanos (como
Human Rights Watch), sino también por la Oficina del Alto
Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos,
que dirige desde septiembre de 2018 la expresidenta chilena,
Michelle Bachelet. Según el mencionado informe de ILGA, publicado
por última vez en 2017, 72 estados criminalizaban los actos
sexuales consentidos entre personas adultas del mismo sexo,
con datos de detenciones recientes bajo estas leyes en 45
estados. El dato suponía una mínima mejoría respecto a lo
que el mismo informe recogía en 2016, cuando 74 países penalizaban
las relaciones homosexuales (según el criterio de ILGA, ya
que según la fuente a la que se recurra pueden existir diferentes
criterios interpretativos sobre cuál es la realidad legal
en algunos países y territorios). A la espera de una nueva
evaluación de la situación, que previsiblemente se publicará
este año, hoy día hay que excluir de esa lista al menos a
Angola; a la India, cuya Corte Suprema declaraba en septiembre
inconstitucional la norma que criminalizaba la homosexualidad
(también heredada de la época colonial, en este caso británica)
y a Trinidad y Tobago, cuya Corte Suprema confirmaba, también
en septiembre, una sentencia previa en el mismo sentido.
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Stonewall Inn es un bar LGBT, recordado por ser allí
donde comenzaron los famosos disturbios de 1969, que
significaron el comienzo del movimiento de liberación
LGBT en los Estados Unidos. Está situado en el 53 de
Christopher Street, Greenwich Village, Nueva York. Los
disturbios de Stonewall están considerados como uno
de los hechos más importantes del movimiento por los
derechos civiles de lesbianas, gais, bisexuales y transgéneros.
El cantante Jimmy realizó un discurso, cantó y compartió
con la comunidad LGBTQ y la administración del bar la
noche del World Pride 2019. Cada año durante la marcha
del orgullo la multitud acude a Stonewall para recordar
la historia. Recientemente Dominick DeSimone, el actual
propietario, amplió el local y construyó el Stonewall
Bistro. En junio de 1999, el bar Stonewall Inn fue incluido
en el Registro Nacional de Lugares Históricos de los
Estados Unidos por su significación histórica a la historia
LGTB. El 24 de junio de 2016, el presidente Barack Obama
declaró este lugar como Monumento Nacional.

Una revuelta, la voluntad de no dejarse
avasallar y tres noches que cambiaron la historia. El
lugar que se dedicaba a lo clandestino se convirtió
en el centro de una revolución, en un monumento del
Orgullo LGTBI+. Una catedral clandestina, sórdida, oscura
pero que provocó la salida a la luz de millones de personas.
No tenía destino de posteridad. Podía
haber sido un bar más, un tugurio más, un negocio con
mejor o peor suerte según el año que transcurriera y
cómo lo llevaba adelante quien se encargaba de él. Su
historia está rodeada de mitos y de versiones construidas
retrospectivamente, a la luz de hechos posteriores.
Muchos insisten que el nombre tuvo origen
en The Stone Wall, las memorias de la escritora Mary
Casal; un texto clave de la literatura lésbica de la
década del treinta. Sin embargo son escasas las pruebas
que permiten afirmarlo. También se puede leer en infinidad
de textos que hablan del célebre bar que en los años
treinta su dueña fue una prominente lesbiana apodada
Bonnie. Eso tampoco parece tener asidero. El dueño,
durante décadas, fue Vincent Bonavia y de la deformación
de su apellido parece surgir el Bonnie, que alguna vez
integró el nombre oficial del establecimiento: Bonnie’s
Stonewall Inn se llamó por años.
Su ubicación actual fue la segunda del
Stonewall. Cuando fue re inaugurado en Christopher Street,
un enorme y pesado cartel vertical con letras de neón
pretendió llamar la atención de los transeúntes. Fue
salón de té, restaurante, café. Nunca pareció tener
demasiado éxito hasta que en 1967 se produjo un cambio
de dueños. Dejó la actividad diurna y no todos podían
ingresar a él.
De alguna manera, funcionaba como club
privado en cuanto al ingreso exclusivo para socios.
“Disculpe, sólo para miembros”, se excusaba el portero
cuando advertía que heterosexuales querían ingresar.
Pero su principal tarea era otra, debía filtrar a los
policías encubiertos que pretendían entrar.
En los papeles era un Club de Botella.
Cada uno llevaba su botella y la tomaba con los demás
que tenían membresía. Pero eso era todo una ficción.
El Stonewall era un club gay en el corazón del Village
neoyorquino.

El Stonewall se convirtió en un éxito
desde la primera noche. Algunos adjudicaron eso a su
ubicación, frente a la Plaza Sheridan y en medio de
Greenwich Village. La zona tenía mucha actividad. En
la misma cuadra estaba el Village Voice, la revista
fundada entre otros por Norman Mailer, la librería Eight
Street, epicentro de la literatura Beat y el bar The
Lion’s Head frecuentado por intelectuales como James
Baldwin, Frank McCourt o Gore Vidal. Pero el secreto
del suceso se alojaba en el salón del fondo del local.
Allí se bailaba. Y era el único bar en todo Nueva York
en el que los gays podían bailar entre sí. En muchos
de los otros lugares que funcionaban en la ciudad ni
siquiera podían hablar entre ellos ni mirarse prolongadamente.
Todo se trataba de un mudo juego de miradas furtivas.
Eso, por ejemplo, ocurrió en un bar llamado Julius que
quedaba a una cuadra del Stonewall. La música la aportaba
una rockola. Del Jukebox salían los hits bailables de
la época y muchas de las canciones que eran escuchadas
en la comunidad.
Uno de los dueños, el que tuvo la idea
y lo gerenciaba, era un joven de 26 años con afición
por la comida. Tanto es así que eso se trasladó a su
apodo. Lo conocían como Fat Tony. Pero lo importante
estaba en su apellido, Lauria. Era hijo de un capo mafia,
integrante del Clan Genovese. Su padre y los otros jefes
mafiosos no vieron con buenos ojos que Fat Tony montara
un bar para homosexuales. Su padre, en particular, esperaba
otra cosa de él; lo había enviado a los mejores colegios
católicos privados. Dentro de los negocios de “La Familia”
ese era uno de los que menos prestigio tenía. Sin embargo,
a las pocas semanas la visión mutó de manera radical:
ese bar de mala muerte estaba proporcionando interesantes
recursos. La conexión de la mafia con los bares para
homosexuales no era una novedad. Había comenzado en
la década del treinta en su afán de la mafia de no dejar
negocio ilegal por transitar, como si fuera obligatorio
para ellos abarcar todo el abanico de lo clandestino.
Los mafiosos estaban exultantes. Recuperaron la inversión
en la primera noche: eso no significa tampoco que la
esa velada inaugural haya concurrido una multitud: la
inversión inicial había sido mínima. Durante dos años
y medio todo fue ganancia para los hampones. Desde su
apertura hasta la noche que del 28 de junio de 1969
en el cual ingresaría en la historia.

Anthony «Fat Tony» Salerno fue un gánster
estadounidense, quien sirvió como subjefe y jefe suplente
de la familia criminal Genovese en la ciudad de Nueva
York desde 1981 hasta su condena en 1986.

El precio que debían pagar era de 1.200
dólares semanales a la policía. La recaudación era puntual
y el pago se realizaba sin protestar. Era la mejor manera
de seguir trabajando sin inconvenientes. Ese era uno
de los rasgos distintivos del Stonewall, una de sus
fortalezas: nadie era molestado, ni corría riesgo de
ser detenido una vez que atravesaba su puerta de ingreso.
Las razzias, por lo general, se programaban. Se hacía
al principio de la noche (para no afectar la recaudación)
y eran llevados a la comisaría los que estaban vestidos
con ropas de otro sexo (la regla era extraña y precisa:
los hombres debían portar al menos tres prendas masculinas
para evitar ser detenidos). El bar era de un sordidez
definitiva. La oscuridad ocultaba la suciedad y las
deficiencias edilicias. La principal inversión de Fat
Tony había sido varias latas de pintura negra: todas
las paredes y la vidriera pintadas de ese color: a mayor
oscuridad, menos imperfecciones. No había agua corriente.
En la barra, los vasos se lavaban en una pileta que
era llenada al inicio de cada jornada; durante la noche
sólo se los enjuagaba en ese agua y se los volvía a
reutilizar. Como si la clientela, debido a sus inclinaciones
sexuales, no mereciera más. Pero lo que interesaba era
la libertad de movimiento que había dentro del Stonewall.
La excusa de los dueños, cada vez que alguien se quejaba
de las condiciones del sitio, era que con la plata que
la policía les exigía como coima, no les quedaba margen
para reformas.
Era un bar Speakeasy. O al menos así se
lo llamaba. El nombre proviene de la década del veinte
del siglo pasado, de los años de la Ley Seca. La Prohibición
(de la venta de alcohol) produjo un gran mercado negro
y la proliferación de lugares que funcionaban como clubes
privados, con acceso restringido, y en los que se podía
frecuentar la marginalidad, lo prohibido: tomar alcohol.
Casi medio siglo después, a fines de la década del sesenta,
lo clandestino consistía en pasar una velada con alguien
del mismo sexo.

El maltrato en la noche de Nueva York
por parte de la policía era habitual. Como si los homosexuales
no gozaron de derechos algunos. El avasallamiento era
cosa de todas las noches. El Stonewall funcionaba como
una especie de oasis, oscuro e incómodo, en un rincón
de la ciudad. Antes del Stonewall, dos mujeres o dos
hombres no podían darse a mano en público sobre una
mesa ni, mucho menos, bailar abrazados a la vista de
otros en un local, ni siquiera cuando una Corte de Nueva
York dictaminó que el baile abrazado, un lento (close
dancing en inglés), entre personas del mismo sexo no
constituía una actividad ilegal. En los otros bares,
aún en aquellos que se suponía gay friendly, acechaban
policías de civil, intentando agarrar a alguien infraganti;
muchas veces ellos mismos eran los que hacían propuestas
sexuales que si eran aceptadas por la otra persona ocasionaban
su inmediata detención.
En Nueva York regía una Ley Antisodomía
que estuvo vigente hasta 1980. La homosexualidad estaba
prohibida en todo Estados Unidos. El único estado que
no la castigaba era Illinois. El riesgo de ser detenido
era mucho mayor que el de alguna noche en un calabozo
y una multa. Era el escarnio público, la segura pérdida
de su trabajo y la desintegración de su familia. La
noche del 28 de junio de 1969 la policía hizo un redada
en el Stonewall. Mientras se llevaban a varios de los
asistentes, sólo por estar allí, alguien se rebeló.
Muchos sostienen que el primer grito fue dado por Stormé
DeLarverie, una lesbiana que instó a los demás a no
dejarse avasallar. Alguien tiró la primera lata de cerveza,
alguien la primera botella, alguien la primera piedra.
La noticia de una rebelión inesperada corrió por todo
el Village con una velocidad inusitada. Una razzia cotidiana
terminó en una batalla campal que continuó varias noches
más. Y que dio origen a una revolución. Stonewall, el
levantamiento ocurrido ahí en esas noches, corrió a
la par de otros hechos de su tiempo. Fue una manifestación
de las desigualdades y de las injusticias de esos años.
La Nueva Izquierda en política, las Panteras Negras,
los conflictos raciales. Los hechos de Stonewall se
diferencian porque no hubo organización política detrás,
no hubo premeditación. Hubo una reacción ante las injusticias
y las postergaciones. Fue el punto de ebullición de
un clima opresivo que se tornó tan insoportable que
produjo una explosión impensada, fuera de todo cálculo.
Y provocó la revolución más inesperada.

El 3 de julio, en medio de esas noches
de caos, el Village Voice, la revista progresista de
la época cuya redacción estaba en la misma cuadra -lo
que permitió que varios de sus redactores pudieran presenciar
los hechos desde sus inicios- dijo: “El Poder Gay (Gay
Power) llegó a Sheridan Square. Estas calles parecieron
este fin de semana un escenario sacado de una novela
de William Burroughs desde que el súbito espíritu del
Poder Gay sacó su cabeza y escupió un cuento de hadas
que la ciudad nunca había escuchado”. “Después de Stonewall,
los homosexuales se volvieron mucho más visibles no
sólo para el mundo exterior, sino para ellos mismos.
En Stonewall se formó una comunidad y una ideología.
Antes no había orgullo; sólo miedo gay, soledad gay
y desconfianza gay y odio a uno mismo gay”, escribió
Edmund White. Luego de las revueltas de esas noches
de junio, todo cambió para el local. El Stonewall había
perdido la mayor de sus virtudes: la discreción. Se
había convertido en un lugar demasiado visible. Eso
provocó que los mafiosos abandonaran el negocio. A partir
de ese momento arrancó un derrotero por la subsistencia
del lugar. El local se dividió en dos y a partir de
principios de la década del setenta pasaron decenas
de negocios por ahí. Desde venta de zapatos y locales
de ropa hasta varios emprendimientos gastronómicos.
En 1987 un emprendedor intentó usufructuar la historia
y puso un bar con el mismo nombre. La aventura terminó
dos años después. En 1990 otro bar y otro cierre. Hasta
que a partir de 2006, unos nuevos dueños recuperaron
el viejo nombre de Stonewall Inn y el lugar se convirtió
en motivo de peregrinación, en un espacio de memoria.
Stacey Lentz, activista LGTBI+, y Kurt Kelly son quienes
llevan adelante en la actualidad el negocio. Luchan
contra las crisis y contra la escasez de clientes, intentando
que el valor histórico del lugar los ayude a que las
cuentas cierren. El Stonewall fue declarado como Monumento
Histórico por Barack Obama hace unos años. El año pasado,
cuando se cumplieron 50 años de las revueltas, una multitud
participó del desfile del Día del Orgullo en Nueva York.
Más de 150 mil personas integraron la enorme peregrinación
que tuvo su momento culminante, su punto más emotivo,
cuando el itinerario de la marcha coincidió con el pequeño
local de la calle Christopher, el lugar dónde la resistencia
tuvo inicio. El Stonewall, el oscuro bar en el que sus
clientes se cansaron de los maltratos e iniciaron una
revolución.
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Nota de prensa, Diciembre 2021:
Chile aprueba el matrimonio igualitario con amplia
mayoría. Chile se ha convertido, con 82 votos a favor
frente a 20 en contra en la Cámara Baja, en el octavo
país latinoamericano en legalizar el matrimonio igualitario,
después de Argentina, Brasil, Colombia, Uruguay, Ecuador,
Costa Rica y varios estados de México.

A su vez, Canadá adopta la ley para prohibir las “terapias
de conversión”. El Senado canadiense ha aprobado sancionar
hasta con cinco años de prisión a quien ofrezca estas
prácticas.

Nota de prensa, Junio 2020:
Los actuales dueños del Stonewall Inn han lanzado dos
campañas para recaudar fondos con el objetivo de evitar
su cierre tras meses sin abrir por la pandemia. El icónico
bar LGTBI de Nueva York, Stonewall Inn, no es una excepción:
el cierre de bares y restaurantes decretado por las
autoridades para evitar la expansión de la pandemia
del coronavirus ha puesto entre la espada y la pared
a sus dueños, que han lanzado dos campañas para recaudar
fondos con el objetivo de evitar su cierre.
"Como muchas familias y pequeños negocios en todo el
mundo, Stonewall Inn está luchando. Nuestras puertas
han estado cerradas durante más de tres meses para asegurar
la salud y la seguridad de los clientes, los trabajadores
y la comunidad", arranca un comunicado difundido en
la página oficial del local.
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