Ni en las plantas ‘lo juntan todo’ ni el reciclaje
quita empleo. Nueve bulos que no ayudan a concienciar a la
sociedad.
Pese a que la concienciación ecológica y medioambiental
de los españoles crece a paso agigantados, el reciclaje continúa
siendo una asignatura pendiente para algunos españoles. Muchos
de los que todavía se resisten a cuidar del planeta lo hacen
por desidia, pero otros tantos se niegan por ignorancia o
desconfianza. No en vano, suelen esgrimir como excusa mitos
que carecen de veracidad.
Quizá una de las leyendas urbanas más extendidas
sea que en los camiones lo juntan todo. Probablemente debido
a que algunos camiones recogen residuos procedentes de diferentes
tipos de contenedores, dando la sensación visual de que en
su interior ‘se junta todo’. Nada más lejos de la realidad,
pues este tipo de vehículos dispone en su interior de un sistema
bicompartimental que permite almacenar distintos deshechos
sin que se mezclen. La utilización de este sistema también
contribuye al cuidado del medioambiente, pues reduce el número
de camiones circulando, evitando así la emisión de millones
de toneladas de C02 a la atmósfera.

Si no lo mezclan en los camiones, lo hacen posteriormente
en las plantas, proclaman los desconfiados. Otro bulo. Tras
su recogida, los diferentes tipos de residuos son llevados
a alguna de las 95 plantas de selección existentes en España,
para su separación, clasificación (manual y automática), limpieza
y procesamiento, en función de los materiales de los que está
fabricados. Este proceso garantiza que los deshechos puedan
ser tratados correctamente y, más tarde, reciclados.

Para que el ciclo del reciclaje funcione de
manera efectiva, además del gesto de los ciudadanos, se necesita
la intervención de numerosos profesionales, tanto del ámbito
público como el privado: personal para las rutas de recogida
de los residuos, empleados para las plantas de selección…
Según Ecoembes, la organización medioambiental sin ánimo de
lucro que coordina el reciclaje de envases en España, el reciclaje
de envases ha generado hasta la fecha en España más de 42.600
puestos de trabajo, 9.400 de ellos de forma directa.

Algunos materiales, como el vidrio o el plástico,
pueden ser reciclados de forma casi ilimitada sin perder su
calidad, ahorrando en recursos y energía.

Los productos elaborados a partir de materiales
reciclados tienen la misma calidad que los que no lo son.
La prueba es que cada vez es más común encontrar todo tipo
de productos reciclados en el mercado, pues en numerosas ocasiones
los envases que se reciclan se utilizan para la fabricación
de textiles, mobiliario… En el caso de las latas, tras el
proceso de reciclaje, se convierten en bobinas de aluminio
con las que se fabricarán nuevas latas de refresco o de conservas,
o llantas de bicicleta. Por su parte, los tetra briks, reciben
una nueva vida como aglomerado para muebles o lingotes de
aluminio. Los plásticos, PET, PEAD, film y plástico mezcla,
son convertidos en poliéster reciclado con el que se crean
fibras textiles, mientras que los envases del contenedor azul
(papel y cartón) renacen como bobinas de papel nuevo para
cajas de zapatos, libros y periódicos, entre otros productos.

La fabricación de productos a partir de elementos
reciclados aporta muchos más beneficios ambientales que si
estos se elaboran desde cero. Solo en 2018, los españoles
reciclamos 1.453.123 toneladas de envases domésticos, lo que
permitió ahorrar 1,45 millones de toneladas de materias primas
y la emisión de 1,6 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera,
el equivalente a 8.200 vuelos realizados entre Madrid y Canarias.
Gracias al reciclaje, también se redujo el gasto de energía
en 6,21 millones de MWH y el consumo de agua en 20,3 millones
de m3.

¿Cuesta más reciclar que fabricar un
producto de cero? Un punto que entronca con el anterior. De
nuevo, aquí debemos hacer referencia al enorme coste que supone
para el medio ambiente extraer continuamente materias primas
para generar productos. Bastan un par de datos para ilustrar
a los más desconfiados: fabricar una lata con materiales reciclados
reduce un 95% la energía, mientras que en el caso de la fabricación
de papel reciclado el consumo de energía y agua es un 62%
y 86% menor, respectivamente.

¿Transportar los productos reciclados
contamina más? La afirmación correcta es al revés: en muchas
ocasiones la recogida y transporte de los productos reciclados
contamina menos. Esto es así debido a que habitualmente estos
deshechos solo se trasladan cuando alcanzan un determinado
volumen, lo que permite realizar un número inferior de viajes
y, por tanto, reducir la contaminación.

Cada persona genera en torno a 470 kg de basura
al año, motivo por el que la aportación de individuo es crucial.
En España, un total de 37 millones de ciudadanos afirman reciclar.
Gracias a ello, en 2018 se ha logrado alcanzar una tasa de
reciclaje de envases domésticos del 78,8% (frente al 65% exigido
por la Unión Europea para 2025), aunque se debe recordar que
estos solo tienen un peso del 8% sobre el total de residuos
urbanos que se generan.

Casi 22 millones de toneladas de residuos, unos
466 por habitante y año. Son los últimos datos del INE, que
reflejan el volumen de basura que recogieron las empresas
en España en 2015. Una gran magnitud de residuos recopilados,
entre otras, por Ecoembes, quien domina el mercado dando cobertura
a alrededor de 46 millones de personas gracias a los 84 convenios
que tiene con las Administraciones Públicas, según datos de
2016.
Ecoembes recicla envases de plástico, latas
de acero y aluminio y briks (contenedor amarillo) y de cartón
y papel (contenedor azul). Es una organización sin ánimo de
lucro que integra a las principales empresas y asociaciones
de envasadores, materias primas, comercio y distribución.
Opera mediante el Sistema de Responsabilidad Ampliada del
Productor y existe desde 1996 para dar "una respuesta (empresarial)
a las obligaciones de la Ley de envases". El modelo, que implica
la recogida y separación de residuos de envases domésticos
para su reciclado, es el siguiente: las empresas venden los
productos envasados y aportan fondos para financiar la gestión
de los residuos; los ciudadanos separan los envases y los
depositan en los contenedores; las entidades locales recogen
los envases y los llevan a las plantas de selección; y los
recicladores transforman los residuos en nueva materia prima.
De forma similar funciona Ecovidrio, la otra gran organización
sin ánimo de lucro que también opera mediante el Sistema de
Responsabilidad Ampliada del Productor. Encargada reciclar
los envases de vidrio, la empresa agrupa a las principales
compañías de sidra, vino, cervezas y bebidas espirituosas.
Aunque su papel también es destacado en el mercado del reciclaje
en España, es de menor tamaño que su hermana mayor, Ecoembes.
Ecoembes está gestionada bajo la empresa Ecoembalajes
España S. A., la cual, según sus cuentas anuales de 2016,
consultadas por eldiario.es, ese año tuvo una cifra de negocio
de 494,1 millones de euros. Esta facturación proviene fundamentalmente
de las aportaciones que hacen las empresas participantes en
Ecoembes, que pagan en función de los envases que declaran.
Según su informe anual de 2017, su facturación ha llegado
a los 529 millones. La junta de accionistas está compuesta
por tres grupos. El principal es el de los envasadores, que
aportan el 60% del capital. Entre ellos, destacan varias asociaciones
nacionales: Empresas de Detergentes y Productos de Limpieza,
Fabricantes de Azúcar, Empresas de Aguas y Bebidas Envasadas
y la Federación de Industrias de Alimentación y Bebida. También
participan empresas como Bimbo, Campofrío, Codorniu, Colgate,
Danone, Freixenet, Gallina Blanca, l'Oreal, Nestlé, Pescanova
y PepsiCo. De menor importancia son los dos grupos restantes:
el de materias primas supone el 20% del capital y el grupo
de comercio y distribución el 20% restante. En el primer conjunto
destacan asociaciones nacionales como la del Envase de PET
(un tipo de plástico usado comúnmente en las botellas), el
Envase de Madera, el Reciclado de la Hojalata y el Reciclado
de Aluminio. En la segunda categoría están, entre otras empresas,
El Corte Inglés o Dia. El principal accionista de Ecoembalajes
es Participación Ecológica S.A., la cual tenía el 54,99% de
las acciones en 2016. Esta compañía comparte sede con Promarca,
empresa que ocupa la secretaría de Ecoembes bajo la figura
de Ignacio Larracoechea Jausoro. Además, el presidente de
Participación Ecológica S.A., Ignacio González Hernandez,
es el consejero delegado de Nueva Pescanova y el presidente
también de Ecoembes. El Consejo de Administración está también
copado por grandes entidades. Cuentan con un consejero delegado
las siguientes: Danone, Calvo, l'Oreal, P&G, Coca-Cola, PepsiCo,
la Asociación Nacional del Envase de PET, Carrefour, Mercadona
y el Grupo Euromadi (donde se incluyen los supermercados Spar).
También tiene un consejero delegado la FIAB
quien, junto con Ecoembes, ha recurrido un proyecto de ley
en Baleares que busca implementar el sistema de retorno de
envases, que complementaría al actual modelo de Ecoembes,
deficiente según el Govern balear. Los recurrentes consideran
que la normativa ataca a la unidad del mercado dentro del
Estado y que es contraria a la Constitución. Ecoembes también
se opuso a implementar el sistema de retorno en la Comunitat
Valenciana, un proyecto que al final no se instauró. La organización
alegó que "era ilegal" y que "subiría la cesta de la compra".
El sistema en cuestión, conocido como SDDR, consiste en pagar
unos céntimos de más al adquirir una botella para que, una
vez retornado el envase, la tienda devuelva el desembolso
al cliente. Desde Ecoembes reafirman su rechazo al SDDR por
varios motivos: "Tiene un alcance marginal sobre el total
de residuos; no es mejor para el medio ambiente porque ahorra
menos emisiones de CO2; complica el reciclaje y prioriza unos
residuos frente a otros; e implica la necesidad de incorporar
otro cubo y más espacio para almacenar los envases". También
creen que "privatiza y mercantiliza el reciclaje" y que "perjudica
al comercio al obligarles a realizar considerables inversiones".
"Los gastos de gestión de un SDDR en la Comunitat Valenciana
podrían suponer 44,8 millones de euros anuales", aseguran.
Añaden que "se está manipulando a la sociedad con un claro
objetivo comercial: el SDDR busca fomentar la venta de máquinas
de retorno".
El sistema SDDR es defendido por muchos grupos
ecologistas y sindicatos, como Greenpeace, Ecologistas en
Acción, el GOB, Amigos de la Tierra, CCOO y Rezero. La directora
de Rezero, Rosa García, recuerda que este sistema puede asumir
niveles de recuperación de entre el 80 y el 90% y que las
empresas están en contra de él porque permite retornar vidrio,
botellas de plástico, briks y latas, lo mismo que ellas ya
gestionan con Ecoembes y Ecovidrio. García alega que "Ecoembes
y Ecovidrio aportan argumentaciones cuestionables para rechazar
el SDDR": "No quieren asumir su responsabilidad, que es la
de gestionar el 100% de los envases. Por mucho que digan que
cumplimos con los objetivos de reciclaje de Europa, es cuestionable,
y las administraciones públicas les están diciendo esto".
García dice que es "falso" que comerciantes y consumidores
tengan que pagar más si se implanta un sistema SDDR. "Ahora,
las empresas pagan por cada botella, por el llamado 'Punto
Verde', un símbolo de una flecha verde dibujada en cada envase
que indica que es reciclable. Si se implanta el sistema de
retorno, pasaran a pagarlo ellos". Para ella, el actual sistema
no funciona: "Con Ecoembes y Ecovidrio se pierden muchos envases,
no son reciclados. Las empresas pagan el 'Punto Verde' por
cada botella, pero ese 'Punto Verde' no está en todas las
botellas que circulan en España, solo en una parte. Es un
cierto fraude. En cambio, con el SDDR tendrías controladas
el 100% de las botellas que se comercializan en España y las
empresas pasarían a pagar por el coste real, cosa que no hacen
ahora". La bióloga defiende que "ha llegado el momento de
que las políticas estén enfocadas en el bien común y no en
el bien empresarial". "Estas compañías miran por su negocio,
buscan asumir menos costes, externalizando los impactos sociales
y medioambientales de su producto", asegura. "El discurso
del Corte Inglés o de Coca-Cola no se aguanta más", concluye.
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