La región de Magallanes, en el extremo austral
de Chile, está conformada por miles de islas e innumerables
canales, fiordos, senos y bahías que comprenden cientos de
kilómetros de costas, muchas de ellas todavía poco exploradas
debido a las dificultades que comporta la navegación en esta
área, aunque sus pobladores, con sus sencillas canoas de corteza,
se desplazaban sin problema por sus peligrosas aguas. Entre
estas aguas destaca el seno Última Esperanza, una gran extensión
marina que abarca la costa continental por el oriente y la
costa noreste de la península Antonio Varas, por el occidente,
en la Patagonia chilena.
Esta zona fue durante milenios el dominio de
los llamados nómadas del mar, cazadores-recolectores-pescadores
que en época histórica fueron conocidos como kawésqar. El
calificativo de "nómadas del mar" deriva de la alta movilidad
de estas poblaciones y de su medio de transporte: la canoa.
Estas gentes surcaron canales y mares interiores demostrando
una gran habilidad técnica y un gran conocimiento geográfico.
Si bien los kawésqar históricos son relativamente bien conocidos,
poco se sabe sobre su pasado. Estos cazadores-recolectores-pescadores
forman parte de los escasos grupos humanos que consiguieron
mantener esta estrategia de subsistencia hasta prácticamente
nuestros días. El estudio, por lo tanto, de su historia, solo
posible a partir de la arqueología, es fundamental para comprender
la diversidad de estrategias desarrolladas por estos grupos
y su resiliencia frente a las presiones ambientales.
A las increíbles dotes de navegación de estas
poblaciones y su gran conocimiento geográfico hay que añadir
la no menos extraordinaria proeza de vivir en un ambiente
tan climáticamente hostil. Estos grupos canoeros encontraron
en este entorno de clima frío, húmedo y lluvioso el espacio
donde establecerse y prosperar durante milenios. Desarrollaron
conocimientos y habilidades únicos que les permitieron aprovechar
de manera eficiente los recursos de su entorno, sobre todo
los recursos litorales. Obtenían alimentos mediante la caza
de mamíferos marinos y terrestres, de aves, la pesca y la
recolección de moluscos y plantas, recursos abundantes en
las costas insulares que ocuparon. La acumulación de los desechos
de su alimentación ha dado lugar a la formación de yacimientos
arqueológicos característicos denominados concheros, muy valiosos
para los arqueólogos ya que su investigación permite abordar
aspectos relevantes sobre su forma de vida.

El equipo arqueológico trasladándose a la isla
en barca.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------
En este contexto se desarrolla el proyecto
"Excavaciones arqueológicas en la isla Diego Portales (Última
Esperanza, Chile): Canoeros del mar interior", que se centra
en el mar interior de Última Esperanza, una zona de sumo
interés ya que permite analizar las estrategias de movilidad
de los grupos canoeros, por lo menos durante los últimos
dos mil años.
El poblamiento de la región de los canales
y mares interiores de Última Esperanza (Chile) ha permanecido
prácticamente desconocido hasta la fecha, con tan sólo algunas
prospecciones arqueológicas en el interior que documentan
que la zona fue ocupada hace al menos cinco mil años. Aunque
existen algunas observaciones etnográficas. La más antigua
se remonta a la exploración de Juan Ladrillero, que en febrero
de 1557 atisbó a indígenas canoeros haciendo señales desde
un campamento en la isla Focus, ubicada al este de la isla
Diego Portales. Posteriormente la Misión Hidrográfica Inglesa
de Philip Parker King y Fitz Roy (1826-1830) describió un
asentamiento abandonado en la costa de la bahía Easter,
en la isla Diego Portales, donde se observaron materiales
relacionados con la construcción de canoas de corteza. La
presencia de población indígena en el área perduró hasta
principios del siglo XX.
En el año 2017, arqueólogos del proyecto realizaron
una exploración de la isla Diego Portales, situada en el
mar interior de Última Esperanza, donde pudieron constatar
evidencias de montículos de conchas, materiales líticos
y antiguos bosques explotados. En la misma visita, y en
torno a la bahía Easter, se registraron marcas de que mostraban
descortezamiento de árboles, que según los análisis podrían
ser contemporáneas al asentamiento indígena descrito. Esta
visita fue determinante para el desarrollo del actual proyecto
arqueológico, cuyo objetivo prioritario es la prospección
sistemática y la excavación de los concheros localizados
en la isla. Así, el proyecto se inició en el año 2019, financiado
por el Ministerio de Cultura de España y con el apoyo de
la Fundación Prisma Austral de Chile.

Excavación de un yacimiento en Diego Portales.
Hasta la fecha se ha llevado a cabo una campaña
de trabajo de campo en el norte de la isla, que ha permitido
localizar ocho yacimientos de tipo conchero. Los sondeos
realizados en dos de ellos, Bahía Easter 1 y Bahía Easter
2, confirmaron que los yacimientos corresponden a ocupaciones
de grupos de cazadores-recolectores-pescadores. La densidad
de montículos de conchas en los yacimientos y sus dimensiones
sugieren que las costas de la isla Diego Portales fueron
frecuentadas de manera recurrente por estos grupos. Las
dataciones obtenidas indican que estas ocupaciones se produjeron
durante el Holoceno tardío, abarcando los últimos dos mil
años.
Las ocupaciones registradas corresponden a
campamentos establecidos a pocos metros sobre el nivel de
la alta marea, en el interior del bosque y cerca de playas
estrechas y protegidas. Se trata de concheros en los que
se ha documentado el consumo de fauna marina, terrestre,
pruebas de talla lítica y algunas áreas de combustión. Junto
con los yacimientos se han detectado marcas de descortezamiento
en los árboles más viejos de los bosques costeros. A partir
de los resultados obtenidos en las prospecciones y sondeos
realizados en el año 2019 se ha determinado que los grupos
canoeros que frecuentaron el noreste de Diego Portales desarrollaron
una estrategia de movilidad centrada en la explotación de
recursos marinos, sugiriendo la circulación reiterada por
los canales que rodean la isla. Estos mismos canoeros navegaban
hasta la costa continental de Última Esperanza para proveerse
de recursos terrestres y realizar intercambios con otros
grupos.

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Los yacimientos documentados en 2019 en la isla
Diego Portales, junto con los localizados previamente gracias
a diversas prospecciones en distintas áreas de la región (por
ejemplo en isla Focus, el sur de la Península Varas o el canal
Última Esperanza) dan cuenta del poblamiento de determinadas
áreas de costa, a resguardo de los vientos dominantes del
oeste, a lo largo de una secuencia de varios miles de años.
Asimismo, y al menos en tiempos históricos, el seno Obstrucción,
otro mar interior, jugó un papel muy importante al conectar
mediante una breve ruta de porteo el mar interior de Última
Esperanza con otros mares interiores, los senos Skyring y
Otway. El registro arqueológico de todo este sector permitirá
a los investigadores una mayor comprensión de la forma en
que estos pueblos se desplazaban por la zona, además de caracterizar
el tipo de intercambios que se llevaban a cabo y evaluar el
grado de interacción social entre los grupos de canoeros y
los de cazadores-recolectores terrestres. También se podrá
determinar el grado de resiliencia de las comunidades canoeras
a los cambios ambientales ocurridos en Última Esperanza desde
principios del Holoceno hasta época reciente (siglos XIX y
XX).
Hasta el momento, los trabajos arqueológicos
del equipo han consistido en el registro de evidencias arqueológicas
en superficie o la realización de pequeños sondeos. La excavación
en extensión de determinados yacimientos en el futuro permitirá
reconstruir con mayor precisión y resolución el paisaje social
conformado por los grupos canoeros en Última Esperanza, además
de evaluar el impacto ambiental que tuvieron estas comunidades
en la isla Diego Portales.
El proyecto "Excavaciones arqueológicas en la
isla Diego Portales (Última Esperanza, Chile): Canoeros del
mar interior" está codirigido por Raquel Piqué y Vanessa Navarrete,
del departamento de Prehistoria de la Universidad Autónoma
de Barcelona y por Alfredo Prieto de la Universidad de Magallanes-Centro
de Investigación GAIA Antártica (UMAG). El proyecto cuenta
además con la participación de investigadores del Centro Austral
de Investigaciones Científicas CADIC-CONICET (Ushuaia, Argentina),
del Museo de Historia Natural Río Seco y Museo Regional de
Magallanes (Punta Arenas, Chile) y del Museu d’Arqueologia
de Catalunya, además de contar con la colaboración de arqueólogos
chilenos y miembros de la comunidad kawésqar.
Puedes ampliar información en ...
>> destacado >> 11 de septiembre de 2020.

JyV >> fotografía >> septiembre
2020.
Nutuayin Mapu y el cine indígena en Chile.
|
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------


--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------




--------------------------------------------------------------------------------------------------------------
|