Gabriel Boric, el izquierdista que lideró las
protestas estudiantiles y ahora gobernará Chile. Tiene 35
años y creció en una familia acomodada de raíces catalanas.
Fue cabecilla del movimiento estudiantil que en 2011 sacudió
Chile y se convirtió en diputado por la región de la Antártica
chilena en 2014. Le tocará liderar la transición hacia el
modelo de país que consagre la futura Constitución y abordar
los anhelos de cambio social que le han aupado al mandato,
tras derrotar holgadamente este domingo al ultraderechista
José Antonio Kast en unas polarizadas elecciones.
De la calle saltó a las instituciones y en 2014
fue elegido diputado por su región, Magallanes y la Antártica
chilena, la más austral del país. Descendiente de familia
croata, por parte de padre, y catalana, por parte de madre,
es el mayor de tres hermanos de la tercera generación nacida
en Chile. Se crió en un entorno acomodado del sur chileno
y aterrizó en la capital para estudiar Derecho en la Universidad
de Chile, la más prestigiosa del país. "Soy un privilegiado…
Me hice de izquierdas cuando adquirí conciencia de que algunos
de los privilegios que tenía se sostenían en que otros no
los tuvieran", reconoció en una entrevista.
Su camino hacia la política institucional no
puede separarse de su pasado como líder del movimiento estudiantil
chileno. Junto con otros nombres de esta generación, como
Giorgio Jackson o Camila Vallejo, que hoy le acompañan al
frente de la candidatura, fue parte de una generación de jóvenes
dispuesta a poner en jaque un modelo educativo heredado de
la dictadura de Pinochet (1973-1990). Irrumpió en el escenario
político chileno en 2011, cuando fue elegido presidente de
la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (Fech)
y, desde ahí, fue uno de los protagonistas de las movilizaciones
que en 2011 reclamaron "una educación pública, gratuita y
de calidad".

Estudiantes protestan contra la "educación de
Pinochet" en 2013, Chile.
"Los enemigos son quienes quieren privatizar
la educación pública y mercantilizar todos los aspectos de
nuestras vidas [...] Se viene la articulación de un nuevo
movimiento no solo para cambiar la educación, sino para transformar
el país entero", dijo Boric una vez proclamado ganador. En
ese entonces, el primer Gobierno de Sebastián Piñera (2010-2014)
intentaba rebajar la tensión en las calles y apostó por un
desgaste natural del movimiento, que nunca llegó. El pulso
de los estudiantes con Piñera se sostuvo durante meses. El
candidato ha recordado en varias ocasiones aquellos días,
en especial la protesta del 4 de agosto de 2011, una de las
más reprimidas desde el retorno a la democracia hasta entonces.
La jornada se saldó con casi 900 detenidos solo en Santiago
de Chile. Como presidente de la Fech, Boric se convirtió también
en uno de los principales portavoces de la Confederación de
Estudiantes de Chile (Confech). La visibilidad de aquellos
años le abrió el camino a la política.

Boric desembarcó en el Congreso en 2014, con
27 años, tras casi terminar los estudios de Derecho. Le quedó
pendiente el examen final de grado y la memoria, por lo que
no está licenciado y no ha recibido el título de abogado.
"Estando en la carrera no me imaginaba ejerciendo en tribunales,
litigando, ¡qué paja! [¡qué pereza!]. De hecho, no me titulé
ni estoy pensando en titularme, no me quiero dedicar a ser
abogado nunca", reconoció en una entrevista en 2018. Por esas
afirmaciones recibió críticas durante la campaña. Desde la
Cámara de Diputados, donde fue reelegido en 2017, formó con
Jackson, su ex compañero de protestas, la coalición de izquierda
Frente Amplio, que para las elecciones de aquel año irrumpió
con 20 diputados. En los comicios legislativos de este domingo
sumaron cinco parlamentarios más. El bloque es a menudo comparado
con Podemos en España. Boric siguió de cerca su nacimiento
y evolución y, en varias ocasiones, se ha reunido con Pablo
Iglesias y con la actual ministra de Igualdad, Irene Montero.
Conceptos como "la casta política" se escucharon alguna vez
también en la izquierda chilena. Otro de sus referentes es
el expresidente uruguayo José Mujica, que participó en la
campaña de Boric.
Una de las decisiones por las que fue más criticado
fue la firma del acuerdo político transversal por una nueva
Constitución, justo un mes después del inicio del estallido
social de octubre de 2019. El gesto, que siempre ha defendido,
le costó el reproche de parte de sus bases, que consideraron
que era una forma para salvar al presidente Sebastián Piñera
y frenar la movilización social.

La Policía retiene a una manifestante durante
las movilizaciones sociales en Chile en 2019.
Hace apenas unos meses nadie imaginaba la posibilidad
de que Boric pudiese llegar al palacio de La Moneda, sede
de la presidencia del país. Cuando se cumplía apenas un mes
de su 35 cumpleaños, edad en que la ley chilena permite concurrir
a una elección presidencial, su partido lo proclamó como candidato.
Luego se convirtió en abanderado de todo el Frente Amplio,
pero por delante todavía quedaban dos grandes desafíos: recoger
35.000 firmas en tres semanas para validar su postulación
y ganar las primarias al Partido Comunista. Contra todo pronóstico,
logró ambos objetivos. "Nos dijeron que era imposible, pero
aquí estamos", dijo tras conseguir las firmas. Desde entonces
se convirtió en el representante de la coalición Apruebo Dignidad,
que integra junto con los comunistas. "Si Chile fue la cuna
del neoliberalismo en Latinoamérica, también será su tumba",
expresó en su proclamación como candidato.
Sus rivales le reprochan la alianza con el Partido
Comunista, a pesar de sus diferencias, sobre todo en referencia
a la situación política en Nicaragua, Venezuela y Cuba. "En
nuestro Gobierno el compromiso con la democracia y los derechos
humanos será total, sin respaldos de ningún tipo a dictaduras
y autocracias, moleste a quien moleste", ha dicho hace unos
días. La derecha más tradicional le tilda de "extrema izquierda"
y le echa en cara de forma recurrente el encuentro que mantuvo
en 2018 con Ricardo Palma Salamanca, condenado por el asesinato
del exsenador pinochetista Jaime Guzmán, artífice de la dictadura
e ideólogo de la actual Constitución. También lo han criticado
por su inexperiencia y juventud. En la recta final de la campaña,
tuvo que dar explicaciones por una denuncia en su contra por
un caso de presunto acoso sexual ocurrido en 2012, cuando
era presidente de la federación de estudiantes de la Universidad.
La identidad de la denunciante se mantiene en secreto, pero
la denuncia se difundió tras varios posts en redes.

Chile: los mil retos de Boric.

El candidato dijo estar dispuesto a "una investigación"
y aseguró no haber acosado a la denunciante. También dijo
haber evolucionado. "Soy siempre autocrítico respecto a comentarios
y actitudes machistas que haya tenido en el pasado y estoy
en permanente revisión de mi conducta para ajustarla a los
principios que defendemos", dijo. Entre sus propuestas destacan
aumentar el salario mínimo, subir impuestos a los más ricos
y cambios en los sistemas de pensiones, salud y educación.
Pero para afrontar la segunda vuelta contra la extrema derecha,
que se prevé ajustada, necesita convocar a todos los sectores
de la oposición y a los más desencantados de la política:
"No caigamos en el ninguneo ni el desprecio por quienes optaron
por otras alternativas, debemos escuchar y entender por qué
las tomaron", dijo después de conocer los resultados. Inevitablemente
tendrá que moderar algunas de sus posiciones, pero aún es
una incógnita cómo seducirá a abstencionistas y desilusionados
con políticos e instituciones. Se ha convertido en el presidente
más joven de Chile, un millennial que encabezará el Gobierno
más a la izquierda desde el socialista Salvador Allende.
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Con 25 años, Emilia Schneider se convertirá
en marzo en la primera diputada transgénero de Chile. Estudiante
de Derecho, Schneider es parte de la nueva generación de jóvenes
que llega a las instituciones desde los movimientos sociales.
La misma a la que pertenece el presidente electo este domingo,
Gabriel Boric.
Como él, Schneider procede del movimiento estudiantil
–fue presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad
de Chile en 2019– y del feminismo. Su nombre empezó a ganar
fuerza cuando se convirtió en portavoz de las ocupaciones
universitarias del llamado 'mayo feminista' de 2018, cuando
las universidades chilenas se paralizaron para denunciar la
educación machista y la violencia sexual en los espacios educativos.
Tres años después, Schneider llega al Congreso
de la mano de la coalición de izquierdas Frente Amplio que,
junto con el Partido Comunista, forma Apruebo Dignidad, el
bloque que en pocos meses se convertirá en la coalición del
nuevo gobierno de Chile.


En Octubre de 2020 hablábamos del inicio
del cambio.
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