El 30 de marzo de 1973, el científico Kurt W.
Riegel alertaba en la revista Science sobre cómo la contaminación
lumínica se estaba convirtiendo en una amenaza para la astronomía:
"Está dañando algunos programas astronómicos y es probable
que se convierta en un factor importante que limite el progreso
en la próxima década. Es muy difícil encontrar sitios adecuados
en EEUU para nuevas instalaciones de observación del cielo
oscuro", adelantaba el astrónomo de la Universidad Johns Hopkins.
Medio siglo después, sus predicciones no sólo se han cumplido
con creces. Otro estudio publicado hoy en la misma revista
muestra que pese a las medidas puestas en marcha y la mayor
concienciación sobre este problema, lejos de mejorar, va a
más y es más grave de lo estimado. Hay muchos lugares de la
Tierra en los que nunca oscurece por completo y las previsiones
apuntan a que en los próximos años, la luz artificial seguirá
eclipsando a las estrellas a un ritmo más alto de lo que sugerían
las observaciones por satélites. Porque cada vez será más
difícil ver estrellas.
Fotos tomadas por astronautas de la misma zona
de Southeast Calgary, Alberta (Canadá) en 2010 (arriba) y
2021 (abajo).
Para poner en perspectiva qué supone ese aumento
de la iluminación artificial, los autores de este estudio
ofrecen esta estimación basada en sus datos: una persona que
nazca ahora en un lugar en el que sean visibles 250 estrellas,
sólo podrá ver 100 dentro de 18 años por culpa de la contaminación
lumínica.
La nueva investigación, liderada por Christopher
Kyba, ha sido realizada con observaciones realizadas por 51.351
científicos ciudadanos a lo largo de los últimos 12 años,
entre 2011 y 2022, en todo el mundo. Hasta ahora las estimaciones
sobre el impacto de la luz artificial se hacían mayoritariamente
con satélites y se calculaba que estas emisiones aumentaban
un 2% por año. Pero esos satélites que pueden medir el brillo
del cielo global tienen una resolución y sensibilidad limitadas
y, a menudo, no pueden observar las longitudes de onda producida
por las luces LED modernas que tanto han proliferado en la
última década. Con las observaciones desde tierra, ahora han
calculado que el brillo del cielo nocturno por la iluminación
artificial aumenta entre un 7 y un 10% por año.
"Los resultados presentados en este estudio
son extremadamente preocupantes, y no sólo para los astrónomos,
pues afectan a toda la humanidad. Nos aterra pensar que esta
contaminación lumínica desbocada pueda suponer en un futuro,
no muy lejano, el fin de las noches oscuras y el fin de la
astronomía desde tierra", asegura a este diario Rafael Bachiller,
director del Observatorio Astronómico Nacional (IGN).
El Observatorio Astronómico Nacional es una
institución científica española cuya actividad se desarrolla
en el campo de la astronomía.
Como explica el científico español, sin vinculación
con esta investigación de Science, "el fondo brillante del
cielo es una auténtica pesadilla para los astrónomos" que
está obligando a trasladar los observatorios a los lugares
más remotos del planeta". Y a esto se suma otro problema más
reciente, que es la proliferación de "las megaconstelaciones
de satélites, que suponen un problema incluso en los observatorios
astronómicos más remotos de la Tierra". Y es que desde su
punto de vista, "la situación es alarmante. El 99% de la población
en Europa y en EEUU vive bajo cielos contaminados por las
luces artificiales. La Vía Láctea queda escondida para un
tercio de la humanidad, lo que incluye a más de un 60% de
los europeos. Si observamos las imágenes tomadas desde la
Estación Espacial Internacional (ISS), la Tierra de noche
cada vez se asemeja más a una enorme bombilla que brilla en
el espacio y que nos deslumbra". Este tipo de polución afecta
a los seres vivos de muchas formas, y no sólo a los animales
terrestres, como han mostrado varios estudios. Por ejemplo,
una investigación en 2015 señalaba que las áreas protegidas
marinas cada vez estaban más expuestas a la luz artificial
debido a la proliferación de los barcos de crucero, plataformas
petroleras y al desarrollo costero. Una iluminación que modifica
los comportamientos de los habitantes marinos pues muchas
especies, como el calamar y el zooplancton, se guían por patrones
de luz natural. En lo que respecta a la situación concreta
de España, Bachiller considera que no es ejemplar: "El mapa
nocturno de la península Ibérica muestra cómo destacan las
luces de nuestras ciudades. Las imágenes de satélite de nuestro
país muestran la mayor superficie saturada con luz por superficie.
Las ciudades españolas poseen las calles más iluminadas de
Europa y Madrid y Valencia se encuentran entre las ciudades
con mayor contaminación lumínica del continente".
El primer cielo protegido del mundo se encuentra
en La Palma.
No obstante, considera que "España está jugando
un papel importante para su protección. Así, la isla de La
Palma está completamente protegida (por ley) de la contaminación
lumínica y es ahora una auténtica reserva para el estudio
del cielo. La Fundación Starlight creada en España está llevando
a cabo una labor ejemplar certificando la calidad de las áreas
con cielos más oscuros (tanto en España como en el extranjero)
y recomendando su protección urgente". Y es que la buena noticia
es que, según el astrónomo, es un problema fácil de solucionar:
"La lumínica es una de las formas de contaminación más fáciles
de corregir: basta con iluminar hacia abajo y con la intensidad
imprescindible. En España nos quedan algunos de los rincones
más oscuros de Europa. Confiemos en que en el nuevo Real Decreto
que pretende regular el alumbrado exterior se tenga en cuenta
las numerosas alegaciones que están siendo preparadas por
asociaciones de astrónomos y otros colectivos sensibles al
inmenso valor de nuestro cielo oscuro nocturno". Bachiller
recuerda que "muchos niños y jóvenes que viven en el medio
urbano no han podido ver la Vía Láctea en toda su vida y,
de seguir así, dentro de poco tendrán que viajar a lugares
remotos para poder verla. Todos (y no solo los astrónomos)
deberíamos tener derecho a disfrutar de la oscuridad del cielo
nocturno".
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Apagar las luces de las grandes y sobreiluminadas
ciudades para que sus ciudadanos puedan volver a ver las estrellas.
Puede parecer difícil de conseguir, pero una ciudad holandesa
se lanzó al experimento con ayuda de la Unesco en 2022.
No es una ciudad desvinculada de las estrellas,
ya que Franeker, situada al norte de Países Bajos, tiene una
historia ligada a la astronomía. En ella nació un astrónomo
de renombre mundial, Jan Hendrik Oort, y en ella está también
el planetario más antiguo del mundo, el Planetario Real de
Eise Eisinga. Además, esta ciudad de las estrellas está situada
junto al Mar de Wadden, Patrimonio de la Humanidad desde donde
se pueden disfrutar de unas vistas ilimitadas de cielos llenos
de estrellas.
El experimento consiste en apagar todas las
luces, vallas publicitarias y alambrado público no esenciales
en la ciudad, labor para la que han tenido que colaborar tanto
los residentes de Franeker como las empresas, Unesco Netherlands
y Studio Roosegaarde, el laboratorio de diseño social liderado
por Daan Roosegaarde y del que procede este proyecto.
Seeing Stars, que es como se llama el proyecto,
no pretende aplicarse solo en la ciudad de Franeker, sino
que su objetivo es viajar a las siguientes ciudades en los
próximos meses: Leiden, Sídney, Venecia, Estocolmo y Reikiavik.
La alcaldesa de Franeker, Marga Waanders, ha señalado: “Estoy
muy orgullosa de apagar todas las luces de nuestra ciudad,
de ver las estrellas y cómo este acto nos ayuda a sentirnos
conectados entre nosotros”.
Recuperando la vista de las estrellas en Franeker.
Seeing Stars es el tercer Proyecto de la serie
DreamScapes del Studio Roosegaarde, en colaboración con la
Unesco Países Bajos, Media.Monks, Visit Friesland, Visit Wadden,
y la ciudad de Franeker.
El propio Studio Roosegaarde ha elaborado una
guía sobre cómo aplicar el proyecto Seeing Stars a tu ciudad
y que incluye los siguientes pasos:
Primero, hay que hacer un índice con los lugares
que emitan más contaminación lumínica, como invernaderos,
vallas publicitarias, gasolineras… Segundo, hay que crear
una impresión artística que dé muestra del impacto de las
luces apagadas y las estrellas luciendo. Lo ideal, crear ese
contraste en un edificio o lugar icónico de la ciudad. Tercero,
presentar la propuesta a la alcaldía de la localidad e intentar
convencer a las autoridades de la importancia y belleza de
ver las estrellas. Una vez que el gobierno de la localidad
se sume al proyecto, hay que implicar a ciudadanos, empresarios
y demás instituciones. Tiene que ser un proyecto comunitario.
Hacer una noche de ensayo general para comprobar el impacto
visual.
Comparativa entre luces encendidas y apagadas
en Franeker.
Más del 80% de la población mundial vive bajo
cielos contaminados por la luz, un fenómeno conocido como
contaminación lumínica. Kathleen Ferrier, presidenta de la
Comisión de los Países Bajos para la Unesco, cree que esto
debe cambiar: “Todo el mundo debería tener derecho a ver las
estrellas a través de un cielo nocturno impoluto. Mirar las
estrellas te hace sentir conectado con el resto del universo,
y te recuerda que todos somos parte del inmenso cosmos. Y
este es el patrimonio universal por el que lucho. Seeing stars
es un importante paso hacia adelante”.
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Los habitantes del municipio navarro de Lerín
ya sabían que en su pueblo gozaban de un cielo privilegiado,
pero 2021 además tienen un sello de calidad Starlight que
lo demuestra. Después de años de esfuerzo, trabajando para
divulgar la astronomía y reducir la contaminación lumínica,
Lerín obtuvo el certificado de primer Pueblo Starlight de
España. La certificación como Pueblo Starlight, que otorga
la Fundación Starlight, está orientada a aquellas pequeñas
localidades con identidad propia y con carácter principalmente
rural, que buscan diversificar su economía mediante el desarrollo
del astroturismo, con el objetivo de favorecer el crecimiento
económico y sostenible del territorio y evitar la despoblación
del mismo. Además, un Pueblo Starlight debe tratarse de un
lugar ideal para la contemplación de los cielos estrellados
y que, al estar protegido de la contaminación lumínica, es
especialmente apto para desarrollar actividades turísticas
basadas en ese recurso natural.
Monumentos como sus casas blasonadas y palacianas,
el rico patrimonio excavado sobre las rocas de yeso y conjunto
de cuevas, hacen de este pueblo un lugar de especial interés
turístico. Parte del término municipal se encuentra en la
Red Natura 2000 de Navarra. Cubierto en buena parte por campos
de cultivo, en él se encuentran dos zonas de especial interés,
el Enclave Natural de los Pinares de Lerín y el Área de Protección
de la Fauna Silvestre Baigorrana, donde se lleva a cabo un
proyecto de protección de aves. Tras varias evaluaciones la
Fundación Starlight comprobó que, en efecto, Lerín
cumple con los requerimientos para obtener esta certificación
y que es un municipio comprometido con los valores Starlight
de protección del cielo nocturno y difusión cultural de la
astronomía. Un ejemplo es Lerín Tierra Estrella, un proyecto
de Astroturismo y Turismo Científico que impulsa el Ayuntamiento
de Lerín y las empresas locales junto a un grupo de científicos
y astrónomos y que reúne cada año en sus jornadas a miles
de aficionados a la astronomía (presenciales y por streaming).
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