“Lo sucedido se veía venir”. Lo dice sentado
en un bicitaxi en La Habana Vieja un muchacho llamado Ariel,
señalando una cola inmisericorde ante una tienda que opera
con la moneda nacional y donde acaban de sacar detergente.
Hay calma en el barrio, pero el lamento de Ariel es el de
muchos cubanos, trabajen para el Estado o en el sector privado:
pedaleando o sin pedalear, con unos ingresos normales no alcanza
para vivir. “Si a esto le sumas que no hay medicinas, que
el desabastecimiento es absoluto, las colas de horas, más
los apagones que han empezado y décadas de sucesivas crisis,
todo sin esperanzas de que la cosa mejore, pues ahí tienes
la bomba”, opina el joven, que no quiere dar su apellido y
dice haber visto “desde lejos” las manifestaciones que sacudieron
la capital y varias ciudades y pueblos de Cuba, y que han
causado una verdadera conmoción nacional. “La gente no da
más. Nunca antes había sucedido un estallido parecido”, asegura.
Un recorrido por La Habana Vieja y Centro Habana
cinco días después de las protestas muestra las heridas abiertas,
y también el magma que supura de ellas. En el Malecón, en
cada esquina de sus siete kilómetros, hay apostados dos o
tres policías. Agentes de tropas especiales con uniformes
negros —que impresionan— se exhiben a ratos por el paseo del
Prado, San Lázaro y otras calles principales que fueron escenario
de los incidentes, donde hubo episodios violentos, asaltos
a tiendas, un muerto, decenas de heridos de ambos bandos y
centenares de detenidos. De vez en cuando, en algunos parques
y espacios públicos se ven grupos de civiles gritando consignas
para reafirmar su adhesión a la revolución, y es verdad que
hay tranquilidad en la calle, pero también que permanecen
las largas filas de siempre para comprar pan, alimentos, artículos
de primera necesidad y, ahora, hasta en los timbiriches que
reparan móviles, donde se instalan aplicaciones VPN para acceder
a la Red, pues internet no funciona, o funciona muy mal, desde
las protestas.
El Malecón, el gran paseo máritimo de La Habana, está
en grave peligro por el cambio climático. Las autoridades
buscan soluciones a una situación crítica: está subiendo
el nivel del mar y los huracanes, cada vez más húmedos
e intensos, golpean y deterioran el muro de hormigón
que custodia la avenida más famosa de la isla, así como
sus edificios históricos de principios del siglo XX.
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A media hora de camino en coche desde La Habana
Vieja, en el barrio de La Coronela, Yunior García recibe a
los periodistas en su pequeño apartamento de un maltratado
edificio. “La gente ha empezado a abrir los ojos, está perdiendo
el miedo y dispuesta a hacer algo para que las cosas cambien,
sobre todo los jóvenes, ya es un problema generacional”, es
su percepción. García, de 38 años, es dramaturgo y fue uno
de los líderes de la manifestación del pasado 27 de noviembre
frente al Ministerio de Cultura, donde se reunieron unas 300
personas, en su mayoría creadores, para exigir libertad de
expresión y el cese del hostigamiento contra los que disienten.
Hoy está bajo una medida cautelar de arresto domiciliario,
tras ser detenido en una sentada frente al Instituto Cubano
de Radio y Televisión, realizada en solidaridad con los que
salieron a las calles en el poblado de San Antonio de los
Baños, la chispa que encendió la ola de manifestaciones.
García no duda de que el Gobierno puede lograr
contener la protesta con el uso de la fuerza policial y la
aparición, por primera vez, de equipos antimotines en las
calles —”algo nuevo para los cubanos”—, pero considera que
lo ocurrido marca “un antes y un después”. “Esto es una crisis
general, ya hay una ruptura en una parte de la sociedad que
no confía en el Gobierno y que no tiene miedo a expresar lo
que piensa”, añade. Opina que ahora “solo le han puesto una
curita a un salidero que es irreversible, pero no han cambiado
la pieza rota”. “Pueden contener la situación con la falta
de información, con el corte de internet, con la represión
policial, pero será por un tiempo. Si no hay cambios reales
concretos, estructurales, objetivos, no reformas cosméticas,
las cosas en Cuba seguirán empeorando”, dice García. A su
juicio, es imperioso abrir espacios inclusivos en la sociedad
y democratizar el país, pero no solo en lo político. “Hay
muchos prestigiosos economistas que llevan reclamando hace
tiempo transformaciones radicales para mejorar la vida de
la gente y que el país progrese, y no les hacen caso”.

Ricardo Torres es investigador del Centro de
Estudios de la Economía Cubana, y como muchos de sus colegas
viene advirtiendo desde hace tiempo que la situación es grave
y que hace falta apresurar los cambios. “No tengo dudas de
que lo que se dejó de hacer, o se hizo mal y a medias en la
última década, tiene mucho que ver con la crisis actual. Muchos
de nosotros teníamos una sensación de urgencia que lamentablemente
no fue compartida por las autoridades. Ha faltado voluntad
política, y también se aprecian brechas en competencias técnicas
clave dentro de los funcionarios públicos”, señala. Como el
resto de sus compatriotas, Torres vivió con angustia los acontecimientos
violentos de los últimos días, aunque, como Ariel en su bicitaxi,
piensa que era posible prever que algo iba a suceder. “Personalmente,
veía que se estaban acumulando demasiadas insatisfacciones
que no se canalizaban. Las penurias son tan agudas que a muchos
les recuerdan los peores momentos de inicios de la década
de los noventa”. Lo ocurrido en los últimos días ha conmocionado
al país como nunca, y numerosos artistas y personalidades
de la cultura se han pronunciado abiertamente de forma crítica
sobre la violencia policial vista estos días en la calle.
“La construcción de ese país tiene que ser a través del consenso
y no de la violencia y la represión. Una Cuba en la que la
tranquilidad y la unidad tengan que ser preservadas con las
calles en manos de las tropas especiales, será una Cuba rota”,
dijo el director de cine Fernando Pérez, resumiendo el sentir
de muchos creadores.
En las más altas instancias políticas también
se ha sentido la sacudida. El sábado, frente a la Embajada
de Estados Unidos, en el malecón, fue convocada una manifestación
de apoyo en la que estuvieron Raúl Castro y el presidente
cubano, Miguel Díaz-Canel, que acusó nuevamente a Washington
de estar detrás de las protestas y manipular las redes sociales
para provocar un alzamiento y el caos en el país. Las autoridades
anunciaron que permitirán la importación de alimentos y medicinas
sin aranceles a los viajeros que lleguen al país, una primera
medida en la dirección de aliviar la situación, pero claramente
insuficiente.

“Parece muy posible que todo lo ocurrido en
Cuba a partir el 11 de julio lo hayan alentado un número mayor
o menor de personas opuestas al sistema, pagadas incluso algunas
de ellas, con intenciones de desestabilizar el país y provocar
una situación de caos e inseguridad”, escribió el novelista
cubano Leonardo Padura desde su casa en el popular barrio
de Mantilla. “También es cierto que luego, como suele suceder
en estos eventos, ocurrieron oportunistas y lamentables actos
de vandalismo. Pero pienso que ni una ni otra evidencia le
quitan un ápice de razón al alarido que hemos escuchado. Un
grito que es también el resultado de la desesperación de una
sociedad que atraviesa no solo una larga crisis económica
y una puntual crisis sanitaria, sino también una crisis de
confianza perdida de expectativas”, agregó el escritor. A
Padura los incidentes le pillaron viendo la final de la Eurocopa
en televisión. “Interrumpieron el partido para poner las declaraciones
de Díaz-Canel en el pueblo de San Antonio de los Baños”, cuenta,
y dice que desde entonces prácticamente no ha podido conectarse
a internet. A la pregunta de cómo está ahora su barrio, dice
que tranquilo, “con la misma cola de siempre frente a la tienda
de la cuadra”. Lo sucedido, cree, es una “advertencia clara”
al Gobierno y este debería recoger el guante. “Lo que se impone
son las soluciones que muchos ciudadanos esperan o reclaman,
unos manifestándose en la calle, otros opinando en las redes
sociales y expresando su desencanto o inconformidad, muchos
contando los pocos y devaluados pesos que tienen en sus empobrecidos
bolsillos y muchos, muchos más, haciendo en resignado silencio
colas de varias horas bajo el sol o la lluvia, con pandemia
incluida, colas en los mercados para comprar alimentos, colas
en las farmacias para comprar medicinas, colas para alcanzar
el pan nuestro de cada día y para todo lo imaginable y necesario”.
Padura, Torres, Ariel y Yunior García coinciden en algo más,
y en eso concuerdan con las autoridades: si EE UU de verdad
quiere ayudar a la evolución en Cuba, debe de eliminar de
inmediato el embargo económico, que exacerba las penurias.
“Con su política, Washington se convierte en el principal
aliado del Gobierno”, afirma Yunior desde su recogimiento
en el reparto La Coronela.
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Las inusuales protestas que surgieron en Cuba
a primeros de mes han provocado un cruce de duras recriminaciones
entre el gobierno de ese país y Estados Unidos. El presidente
cubano, Miguel Díaz-Canel, acusó a Washington de impulsar
"una política de asfixia económica para provocar estallidos
sociales" en su país. EE.UU. aplica desde hace décadas un
embargo comercial a Cuba que en junio fue condenado por 29ª
vez por una amplia mayoría de la Asamblea General de las Naciones
Unidas. "Si se quisiera ayudar a Cuba, lo primero que se debería
hacer es suspender el bloqueo", dijo el presidente de México,
Andrés Manuel López Obrador, al referirse a las protestas
en la isla el mismo lunes.
En medio de una crisis económica y sanitaria
por la pandemia de coronavirus, Cuba vivió sus mayores manifestaciones
en décadas contra el gobierno comunista, que, según grupos
defensores de derechos humanos, las reprimió con violencia.
Díaz-Canel anunció una "orden de combate" para
que sus fuerzas respondieran a las protestas en las calles
y pocas horas después dijo que en las movilizaciones
había "delincuentes". El presidente de EE.UU., Joe Biden,
apoyó en un comunicado el "clamor por la libertad" en Cuba
y reclamó al gobierno de La Habana "que escuche a su pueblo
y atienda sus necesidades en este momento vital en lugar de
enriquecerse". Si bien prometió una nueva política hacia Cuba,
hasta ahora Biden ha mantenido restricciones en viajes y remesas
a la isla impuestas por su antecesor Donald Trump, quien revirtió
el acercamiento a La Habana del gobierno de Barack Obama que
Biden supervisó como vicepresidente. La Casa Blanca respondió
a las críticas al embargo, afirmando a través de su portavoz
Jen Psaki que esa medida permite que "bienes humanitarios",
suministros médicos y alimentos lleguen a Cuba. También indicó
que el hecho de que Cuba se mantenga al margen del sistema
Covax para el reparto internacional de vacunas contra el covid-19
y haya decidido usar su propia vacuna es uno de los desafíos
para el envío de dosis al país. Sin embargo, la Casa Blanca
podría hacer "mucho más" sin levantar el embargo, afirma Andy
Gómez, director retirado del Instituto para estudios cubanos
y cubano-estadounidenses de la Universidad de Miami.
Qué fue el histórico "Maleconazo" de 1994 y cómo se
compara con las masivas movilizaciones.

Conocida también como "la crisis de los balseros",
el "Maleconazo" provocó un aperturismo económico de
la isla.

Pásate por ...


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Por primera vez en más de 60 años, miles de
personas se lanzaron a las calles en decenas de poblados y
ciudades a lo largo y ancho de la isla al grito de "libertad"
y "abajo la dictadura". Ante la magnitud de las manifestaciones,
el presidente Miguel Díaz-Canel se presentó ante la televisión
nacional para convocar a sus seguidores a salir a las calles
a "enfrentar" a los manifestantes. "La orden de combate está
dada: a la calle los revolucionarios", afirmó el mandatario,
quien atribuyó la actual crisis que vive la isla al embargo
de Estados Unidos y a las medidas adoptadas por el gobierno
de Donald Trump. Al poco tiempo y en otra comparecencia televisiva,
el mandatario dijo que en las protestas contra el gobierno
habían participado "delincuentes" con un "comportamiento totalmente
vulgar, indecente, delincuente".
"El domingo es el día de descanso de las familias,
quisieron alterar la tranquilidad en medio de una pandemia.
¿No es cruel, brutal, genocida? Ante ello, han tenido la respuesta
que merecían, como la han tenido en Venezuela", insistió el
mandatario, que no se refirió a la respuesta violenta de sus
fuerzas. Las protestas se iniciaron en la ciudad de San Antonio
de los Baños, en el suroeste de La Habana y se extendieron
por todo el país. "Esto es por la libertad del pueblo, ya
no aguantamos más. No tenemos miedo. Queremos un cambio, no
queremos más dictadura", dijo en diálogo telefónico con BBC
Mundo una manifestante en San Antonio.
Alejandro, quien participó en la protesta en
Pinar del Río, le contó a BBC Mundo que en su provincia la
gente salió a la calle tras ver en las redes sociales lo que
estaba pasando en San Antonio de los Baños. "Vimos la protesta
en las redes y la gente empezó a salir. Este es el día, ya
no aguantamos más", dijo el joven vía telefónica. "No hay
comida, no hay medicinas, no hay libertad. No nos dejan vivir.
Ya nos cansamos", agregó. Tras la convocatoria del Díaz-Canel,
se reportaron contramanifestaciones en algunas provincias.
Algunos videos muestran a decenas de seguidores del gobierno
con pancartas de Fidel Castro, banderas cubanas y del Movimiento
26-7 (creado por Castro en su juventud), gritando consignas
a favor del mandatario cubano y en contra de EE.UU. BBC Mundo
contactó con el Centro de Prensa Internacional para solicitar
una entrevista con las autoridades de Cuba y conocer su posición,
pero no tuvo respuesta inmediata.

Las protestas se iniciaron en la ciudad de San
Antonio de los Baños, en el suroeste de La Habana y se extendieron
por todo el país.
Las protestas, que fueron duramente reprimidas
según muestran numerosos videos y cuentas de redes sociales,
son un hecho sumamente inusual en una isla donde la oposición
al gobierno no está permitida. ¿Cómo se explica entonces que
miles de cubanos hayan salido a las calles de un extremo a
otro de la isla?
Las protestas en la isla parecen ser el resultado
de un hartazgo acumulado de la población que se ha acrecentado
en los últimos meses en medio de una las mayores crisis económicas
y de salud que ha vivido Cuba desde el llamado "periodo especial"
(la crisis a inicios de los 90 tras el desplome de la Unión
Soviética).
El detonante de la actual situación parece ser,
de hecho, una mezcla de la gravedad de la situación con el
coronavirus y las medidas económicas tomadas por el gobierno
que han hecho cada vez más difícil la vida en Cuba. La isla,
que mantuvo la pandemia bajo control en los primeros meses
de 2020, vio en las últimas semanas un rebrote que la ha llevado
a colocarse entre los lugares con más casos registrados por
cantidad de población en América Latina. Solo el sábado, se
reportaron oficialmente 6.750 casos y 31 muertes, aunque numerosos
grupos opositores denuncian que las cifras no cuentan de la
situación real y que muchos fallecimientos por covid-19 son
atribuidos a otras causas. Durante la última semana, el país
ha roto sus récords diarios de contagios y muertes, lo que
ha llevado, según denuncias, al colapso de numerosos centros
de salud. BBC Mundo conversó hace unos días con varios cubanos
que aseguran que sus familiares murieron en sus casas sin
recibir cuidados médicos o en los hospitales por carencias
de medicamentos. Es el caso de Lisveilis Echenique, que contó
que su hermano, de 35 años, murió en su casa por no haber
lugar para él en los hospitales o de Lenier Miguel Pérez,
que asegura que su esposa embarazada murió por lo que considera
"negligencias médicas".
Casos como los anteriores comenzaron a multiplicarse
en las redes sociales en los últimos días y, durante el fin
de semana, se llenaron de mensajes bajo las etiquetas #SOSCuba
y #SOSMatanzas para pedir ayuda internacional y una "intervención
humanitaria" ante la crítica situación con el coronavirus
en la isla. Miles de cubanos se sumaron a la iniciativa, a
la vez que se volvieron virales varios videos de hospitales
colapsados. En su mensaje del domingo, el presidente cubano
consideró que la situación actual era la misma que habían
vivido otros países y que a Cuba había llegado tarde porque
habían logrado mantener controlado el virus antes. Destacó,
además, que Cuba había producido sus propias vacunas contra
el coronavirus (aunque la administración de las dosis todavía
es limitada en la mayoría de las provincias).
En medio de reuniones febriles del Gobierno cubano,
en una de las cuales participó el expresidente Raúl
Castro, para analizar la situación en la isla desde
que comenzaron las protestas, se conoció que un hombre
resultó muerto durante un enfrentamiento entre manifestantes
y fuerzas de seguridad. El episodio tuvo lugar el lunes
en un barrio periférico de La Habana, explicó el Ministerio
del Interior cubano (Minint). Se trata de un ciudadano
de 36 años. Según la versión oficial, Diubis Laurencio
Tejeda formaba parte de los "grupos organizados de elementos
antisociales y delincuenciales" que "intentaron" tomar
una comisaría del municipio de Arroyo Naranjo, en el
sur de la capital, "con el objetivo de agredir a sus
efectivos y dañar la instalación".

Los manifestantes fueron "interceptados" por agentes
de seguridad y "en su intento por evadir la actuación,
vandalizaron viviendas, incendiaron contenedores y afectaron
el tendido eléctrico", además de agredir "con armas
blancas, piedras y objetos contundentes a los agentes
y civiles en el lugar". Tejeda, aseguró el Minint, residía
en este municipio y tenía antecedentes policiales por
desacato, hurto y alteración del orden.
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Con el turismo prácticamente paralizado —uno
de los motores de la economía cubana— , el coronavirus ha
tenido un profundo impacto en la vida económica y social de
la isla, a lo que se ha unido la emergencia de una creciente
inflación, apagones y la escasez de comida, medicamentos y
productos básicos. A inicios de año, el gobierno propuso un
nuevo paquete de reformas económicas que, a la vez que aumentaron
los salarios, dispararon los precios. Economistas como Pavel
Vidal, de la Universidad Javeriana de Cali, estiman que podrían
subir entre el 500% y el 900% en los próximos meses. Ante
la falta de liquidez de divisas, el gobierno promovió desde
el pasado año la creación de las llamadas tiendas en monedas
libremente convertibles, en las que se comenzaron a vender
algunos alimentos y productos de primera necesidad que se
pagan en divisas en las que no reciben sus salarios la mayoría
de los ciudadanos. La pandemia ha sido también sinónimo de
grandes colas para comprar bienes como aceite, jabón o pollo,
al tiempo que los cortes de electricidad se han vuelto cada
vez más frecuentes.
Los medicamentos básicos han comenzado a escasear
tanto en las farmacias como en los hospitales y en muchas
provincias han comenzado a vender pan hecho a base de calabaza
ante la carencia de harina de trigo. Cubanos entrevistados
en la última semana por BBC Mundo aseguran que en algunos
centros médicos no hay ni aspirinas para bajar la fiebre,
mientras la isla ha vivido también brotes de sarna y otras
enfermedades infecciosas. El mes pasado, el gobierno decidió
dejar de aceptar "temporalmente" dólares en efectivo, la principal
divisa que reciben en remesas los cubanos, una medida que
es vista por economistas como la más restrictiva impuesta
sobre la moneda estadounidense desde que estuvo penalizada
durante el gobierno de Fidel Castro.
El gobierno de Cuba atribuye la actual situación económica
al embargo de Estados Unidos. Díaz-Canel aseguró
que este era "el principal problema que atenta contra
la salud y el desarrollo de nuestro pueblo".

Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez es un político cubano
y presidente de Cuba desde el 10 de octubre de 2019
y primer secretario del Partido Comunista de Cuba, elegido
por la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba en
sustitución de Raúl Castro.
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Antes de este domingo, la mayor protesta que
había tenido lugar en Cuba después del inicio de la revolución
de Fidel Castro tuvo lugar en agosto de 1994 frente al Malecón
de La Habana.
La presencia de Fidel Castro y la represión
de un "grupo de respuesta rápida" integrado por policías,
agentes y brigadas de un contingente de constructores la deshizo.
Pero en aquel entonces, muchos cubanos en otras provincias
ni siquiera supieron qué había pasado en la capital. Casi
30 años después, el escenario es muy diferente: ya Cuba no
cuenta con un liderazgo carismático o "histórico" como el
de Castro y hay algo que no existía en ese momento: las redes
sociales. Pese a que durante el gobierno de Castro el acceso
a internet en la isla estuvo restringido, su hermano Raúl
dio pasos de apertura que conllevaron a una mayor conectividad.
Desde entonces, los cubanos han utilizado las redes sociales
para denunciar su incomodidad con el gobierno al punto que
en muchas ocasiones las autoridades responden en sus medios
oficiales sobre lo que están comentado los ciudadanos en las
redes.

A día de hoy gran parte de la población, principalmente
los jóvenes, tienen acceso a Facebook, Twitter e Instagram,
que constituyen también sus principales canales de información
ante el discurso oficial de los medios estatales. El acceso
a internet también ha llevado a la aparición de numerosos
medios independientes que reportan sobre temas que no solían
aparecer generalmente en los medios oficiales. Las redes se
han vuelto también el canal para que artistas, periodistas
e intelectuales reclamen sus derechos, convoquen manifestaciones
o hagan populares temas musicales de protesta, como Patria
y Vida, una canción cuyo título que se volvió uno de los lemas
de las protestas.
En noviembre pasado tuvo lugar una manifestación
que se organizó a través de las redes sociales luego de que
la policía irrumpiera en la vivienda de unos jóvenes artistas
que realizaban una huelga de hambre. De hecho, las redes sociales
fueron también la vía en la que se esparció el domingo la
noticia de la protesta en San Antonio y la forma en la que
se organizó la protesta inicial. El gobierno de Cuba asegura
que las redes sociales son utilizadas por los "enemigos de
la revolución" para crear "estrategias de desestabilización"
que siguen manuales de la CIA. Y aunque para muchos las protestas
eran de alguna manera previsibles, lo que pueda pasar ahora
es incierto.
El gobierno cubano anunció el miércoles (14.07.2021)
el primer paquete de medidas para apaciguar a la población,
entre ellas la libre importación de alimentos y medicinas,
a tres días de las inéditas protestas que estallaron
en la isla, al tiempo que se ofrecieron "garantías procesales"
para los manifestantes antigubernamentales detenidos.
Las autoridades acordaron "autorizar excepcionalmente
y con carácter temporal, la importación por la vía del
pasajero, es decir del equipaje acompañante en el viaje,
los alimentos, aseos y medicamentos sin límite de valor
de importación y libre de pago de aranceles", dijo el
primer ministro, Manuel Marrero, en la televisión cubana.
Facilitar la entrada de bienes de primera necesidad
era uno de los llamados de las multitudinarias protestas
del 11 y 12 de julio en unas cuarenta ciudades de la
isla, que enfrenta fuertes penurias, agravadas por la
peor crisis económica en tres décadas. En una reciente
carta abierta al gobierno, un grupo de artistas e intelectuales
habían pedido justamente esa medida. "Esto es una medida
que estamos tomando hasta el 31 de diciembre, después
haremos una valoración", dijo Marreo en compañía del
presidente Miguel Díaz-Canel.

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Nota de prensa, Julio 2021:
Hermetismo en Cuba tras la muerte de cinco generales
en diez días. Uno de los fallecidos era el responsable
de la seguridad en Oriente, donde estallaron las protestas
del 11 de julio.
El general de brigada cubano Armando Choy Rodríguez
falleció la noche del lunes a los 87 años de edad, informó
la Universidad Central de Las Villas de su región natal
de Villa Clara. Con él ya son cinco los militares de
este rango fallecidos en los últimos diez días sin que
se haya informado en ningún caso de las causas de sus
muertes.
Dos días antes, el domingo, el Ministerio de las Fuerzas
Armadas Revolucionarias (Minfar) informaba de la muerte
del general de Brigada de la reserva Manuel Lastres
Pacheco, que había luchado como soldado en la guerrilla
de la Sierra Maestra a las órdenes del comandante Ernesto
“Che” Guevara. En los siete días anteriores se había
anunciado el deceso de los también generales de la reserva
Rubén Martínez Puente y Marcelo Verdecia Perdomo, y
el jefe del Ejército Oriental, el general de División
Agustín Peña. Choy Rodríguez, nacido en 1934, fue uno
de los fundadores del Movimiento 26 de Julio que lideró
la Revolución Cubana, en la que tomó parte como combatiente.
Nombrado general por el exlíder Fidel Castro en 1962,
se encargó de dirigir el grupo para el saneamiento y
desarrollo de la Bahía de La Habana y era delegado del
ministro de Trabajo en el puerto de la ciudad.

Armando Choy Rodríguez.
La prensa oficial informó el lunes de la muerte del
general de brigada de la reserva Manuel Eduardo Lastres
Pacheco, quien ingresó a la guerrilla de Fidel Castro
en 1957 y también estuvo bajo las órdenes de Camilo
Cienfuegos en la Columna 2 que hizo la invasión al Occidente
de Cuba. Otro de los altos mandos fallecido recientemente
es el general de división de la reserva Rubén Martínez
Puente, a quien en su día se le acusó por haber transmitido
la orden de Raúl Castro de disparar los misiles, desde
aviones de combate Mig de la Fuerza Aérea de Cuba, para
derribar las avionetas en las que iban los exiliados,
según informa el medio cubano 14ymedio.
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