En septiembre pasado, pocas horas después de que el presidente
ruso Vladimir Putin llamara a 300.000 reservistas militares
para luchar en Ucrania, un video que mostraba largas colas
de autos en la frontera entre Finlandia y Rusia comenzó a
circular en las redes sociales. La Guardia Fronteriza de Finlandia
se apresuró a señalar que era falso. "Algunos de los videos
fueron filmados antes y ahora se sacaron de contexto", informó
a través de Twitter. El tuit fue rápidamente reproducido en
la parte superior de la página en vivo sobre la guerra en
Ucrania que publica el sitio web de noticias de la emisora
nacional Yle.
La respuesta de la Guardia Fronteriza y de Yle destaca un
elemento crucial del éxito de Finlandia contra la desinformación:
la confianza pública en las autoridades y los medios.
La escuela finlandesa: una combinación de personas, tecnología
e inversión.
Finlandia es una sociedad de alta confianza. Según un informe
de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos
(OCDE), el 71% de la población finlandesa confía en el gobierno,
en comparación con el promedio de la OCDE del 41%. Y no es
solo el gobierno: el parlamento, el servicio civil, la policía
y los medios de comunicación disfrutan de altos niveles de
confianza. Eso no significa que los finlandeses crean todo
lo que leen en los periódicos y nunca busquen información
en las redes sociales. Pero cuando lo hacen, la mayoría tiene
la capacidad de evaluar críticamente la información. Esto
hecho ha sido respaldado por estudios.
En un estudio anual del Open Society Institute, el país escandinavo
encabeza una tabla global que mide la resiliencia a la desinformación.
En el llamado Índice de Alfabetización Mediática, que mide
la capacidad de discernir entre noticias verdaderas y falsas,
con puntuaciones que van del 0 al 100, Finlandia sacó un 75,
la calificación más alta.
En comparación, la vulnerabilidad de algunas de las principales
potencias occidentales al llamado "fake news" es mucho mayor.
En Europa, Alemania y Reino Unido sacaron 61 en alfabetización
mediática. Mientras que España 58, Francia 57 e Italia 48.
Del otro lado del Atlántico, en América del Norte, Canadá
sacó 68 y Estados Unidos 60. (América Latina no fue incluida
en el índice). La baja puntuación de EE.UU. genera preocupación
entre quienes creen que la desinformación podría jugar un
papel clave en los próximos comicios legislativos de medio
término, que se disputarán en noviembre. A pesar de que existe
un mayor enfoque en abordar las afirmaciones falsas y engañosas
en las redes sociales, incluso de parte de los propios gigantes
tecnológicos, la desinformación aún se filtra por las grietas.
Cabaña de verano en el archipiélago de Turku.
La página del instituto de estadística finlandés tiene un
apartado llamado Finlandia, entre las mejores del mundo, que
recoge decenas de estudios internacionales en los que ocupan
los primeros puestos. En 2018 resultó elegido como
el país más feliz del mundo por la ONU en su Informe Anual
de la Felicidad.
¿Cómo ha logrado Finlandia combatir la epidemia de noticias
falsas que se esparce online y qué puede enseñarle al resto
del mundo? La piedra angular de su estrategia para no dejarse
engañar por la desinformación está en su sistema escolar.
El pensamiento crítico y la alfabetización mediática han sido
parte del plan de estudios finlandés durante mucho tiempo.
El plan se actualizó en 2016 para enseñar a los niños las
habilidades que necesitaban para detectar el tipo de información
fabricada que se difundió ampliamente ese año en las redes
sociales durante la campaña electoral de EE.UU. "Enseñamos
pensamiento crítico en varias materias. Por ejemplo, en las
clases de Matemáticas observamos cómo se pueden manipular
las estadísticas", explicó a BBC News Marika Kerola, profesora
en la ciudad norteña de Oulu.
La docente Marika Kerola dice que las escuelas enfatizan
el pensamiento crítico en todas las materias.
"En Arte, un proyecto típico sería que los niños crearan
sus propias versiones de un anuncio de shampoo. Puede ser
una imagen que muestre que el cabello no es tan brillante
o radiante como se prometía en la botella", señaló. En las
clases de idiomas, comparan la misma historia escrita como
un texto basado en los hechos y como propaganda, dijo. En
Historia, comparan, por ejemplo, los carteles de la época
de la Segunda Guerra Mundial en la Alemania nazi y en EE.UU.
Otra línea central de defensa contra las noticias falsas
es la Agencia Nacional de Suministros de Emergencia del gobierno.
"En pocas palabras, Finlandia tiene un modelo de seguridad
integral financiado con fondos públicos", dice Markus Kokko,
jefe de comunicaciones del Centro Europeo de Excelencia para
Contrarrestar las Amenazas Híbridas. "El gobierno trabaja
con empresas privadas y los medios de comunicación para desarrollar
la resiliencia de la sociedad ante las amenazas y preparar
a las personas para todo tipo de perturbaciones", explica.
Además de una agencia del gobierno central, Finlandia tiene
varias ONG y organizaciones voluntarias que luchan contra
las noticias falsas. El servicio de verificación de hechos
Faktabaari es probablemente el más conocido de ellos. El enfoque
de Finlandia se centra en adelantarse a la ola de desinformación
y su experiencia sugiere que la moderación proactiva en tiempo
real, que aborda las publicaciones falsas antes de que tengan
la oportunidad de propagarse, marca una diferencia.
La amplia red de bibliotecas públicas de Finlandia también
contribuye a una alta alfabetización mediática.
En ese sentido, habrá que esperar para ver si las medidas
anunciadas por varios gigantes tecnológicos para evitar la
diseminación de noticias falsas durante los comicios legislativos
en EE.UU. funcionan. Meta, propietaria de Facebook e Instagram,
dos de las redes sociales que más se utilizaron para esparcir
desinformación en elecciones pasadas, anunció que tiene más
de 40 equipos trabajando en las elecciones, además de asociaciones
con 10 organizaciones de verificación de hechos en EE.UU.
No obstante, los expertos reconocen que todas estas medidas
son apenas curitas sobre una herida que es mucho más difícil
de curar. No existe una solución rápida para restaurar y reparar
la fe en las instituciones, que es una de las mayores fortalezas
de Finlandia.
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