En Gambia, más de la mitad de las mujeres de
entre 15 y 49 años han sido sometidas a la mutilación genital
femenina. Un procedimiento que es catalogado internacionalmente
como una violación a los Derechos Humanos. Aun así, el Parlamento
del país votó a favor de revocar la prohibición de la ablación.
Un paso que encendió las alarmas de las mujeres del país.
Los congresistas, mayoritariamente hombres, votaron a favor
de eliminar la ley que protege a las mujeres y niñas del país
desde 2015. Ahora tendrá que pasar a una comisión para ser
votada definitivamente.
"Las consecuencias de esta conversación de los
últimos meses ya han tenido un gran impacto a nivel de nuestra
comunidad. Ya estamos viendo que hay un aumento en los informes
de mutilación genital femenina que se llevan a cabo abiertamente
dentro de nuestra comunidad. Entonces, pueden imaginarse lo
que pasaría si se revocara esta ley", sentenció Fatou Baldeh,
fundadora de Mujeres en la liberación y el liderazgo en Gambia.
Fatou Baldeh OBE (diciembre de 1983) es una
activista de los derechos humanos gambiana, conocida por su
campaña contra la mutilación genital femenina (MGF).
Pásate por Intro >> Resumen temático
>> Ablación.
Un total de 42 de 58 parlamentarios de la Asamblea
Nacional se mostraron a favor de tramitar la despenalización
de la ablación. De salir adelante la norma en su lectura final,
supondrá un inusitado revés para los esfuerzos por criminalizar
esta práctica. En 2015, la pequeña nación de África Occidental
impuso elevadas multas y penas de cárcel a quienes practicaran
la MGF, que, según la Organización Mundial de la Salud, no
tiene beneficios para la salud y puede provocar hemorragias
excesivas, shock, problemas psicológicos y la muerte. Si deroga
la histórica prohibición, Gambia se convertirá en la primera
nación africana en revocar tal decisión y anula las protecciones
respecto a la ablación.
A pesar de los avances en la promulgación de
prohibiciones legales, el Fondo de las Naciones Unidas para
la Infancia concluyó en un informe publicado a principios
de este mes que el número de mujeres y niñas que han sufrido
la MGF en todo el mundo aumentó de 200 millones hace ocho
años a 230 millones en la actualidad. Se practica en 92 países,
51 de los cuales tienen leyes que la prohíben, según Equality
Now, un grupo de defensa de la igualdad.
La prohibición de Gambia, adoptada bajo el autocrático
expresidente Yahya Jammeh, se ha enfrentado a la oposición
en el país abrumadoramente musulmán, en particular desde que
el presidente Adama Barrow llegó al poder en 2017. El pasado
agosto, tres mujeres fueron multadas por practicar la mutilación
genital femenina a ocho niñas, convirtiéndose en las primeras
personas condenadas en virtud de la ley. El Consejo Islámico
Supremo de Gambia respondió al veredicto diciendo que la circuncisión
femenina era una de las virtudes del islam y pidiendo al gobierno
que reconsiderara la prohibición.
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Gambia, a un paso de la cadena perpetua para
homosexuales.
Conexión entre comunidades y fomento
de la igualdad de género.
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La República de Gambia es el país
maís pequeño de África Occidental, completamente
rodeado por Senegal, excepto en el punto donde el río
Gambia desemboca en el océano Atlántico. Sin
embargo, el insignificante tamaño de sus territorios
se compensa con las vistas. Con largas playas de arena, bulliciosas
ciudades de impresionante arquitectura y una gran cantidad
de vida salvaje, éste es uno de los países más
sorprendentes de la zona. Además, los gambianos son
amables y hospitalarios, lo que da a la región la reputación
de "costa sonriente". Los turistas se sienten atraídos
por el sol invernal a buen precio, la rica historia y la apasionante
mezcla de culturas. Si se aleja de las tumbonas, descubres
una cara diferente del país, rica en ecoturismo, fauna
y flora, y oportunidades para la observación de aves.
Es la otra vertiente.
A Gambia la miramos en el mapa como una frontera
extraña y alargada que se inmiscuye en territorio senegalés.
En realidad ha sido así desde hace siglos cuando los colonizadores
aprovecharon el cauce del río Gambia, que da nombre al más
pequeño de los países del África continental, para el comercio
de esclavos hacia el nuevo continente descubierto al otro
lado del Atlántico. En realidad tanto el río como el Océano
son las claves sobre las que se sustenta este país . Ellos
son la vida de los gambianos, gente luchadora y amable que
trata de ir dando pasos para avanzar en los difíciles tiempos
que corren.
El secreto de Gambia, el pequeño país africano
que se convirtió en un referente en la lucha contra el cambio
climático.
Hay datos que inquietan especialmente sobre
Gambia como estar en los últimos puestos del índice de desarrollo
humano y las grandes carencias que tiene que soportar su población.
Por eso cuando se viaja hasta allí se está echando un cable
a la comunidad de forma directa o indirecta. Ejemplos de ONGs
como Milcamins Solidari encabezados por Mercé Salomó nos hablan
del trabajo que queda por delante y las formas de ayudar para
levantar esos índices tan negativos. Nos encontramos, por
tanto, un modelo de turismo solidario que está cada vez más
en boga por fortuna de su gente. Pero también se hace mucho
escogiendo a Gambia como destino viajero, ya que potenciar
la industria turística termina siendo bueno para todo el país.
Y es que además no faltan motivos para disfrutar de una estancia
allí y, de paso, aportar un granito de arena. Todo suma siempre.
Se acaba el día en Tanji.
Tanji es una villa de pescadores que probablemente
represente lo mejor del país, la gente, las costumbres. A
última hora del día, que es cuando los barcos
se devuelven a la costa con el pescado capturado, encuentras
la playa de Tanji llena a rebosar. Decenas de embarcaciones
se aproximan a la orilla, surten el mercado, aparecen entonces
quienes sacan de las mismas todo el pescado, quienes persiguen
a éstos por si se les cae alguna pieza, vendedores permanentes
y ocasionales con sus barreños preparados. Cada tarde se juntan
fácilmente varios miles de personas venidas de la capital
y de los pueblos de alrededor. El espectáculo se tiñe de color
humano, de autenticidad sin peros ni matices. Es el paraíso
de los amantes de la fotografía, de quienes vienen buscando
sentir África.
Si de algo no carece Gambia es de naturaleza.
La mayor parte de la misma tiene que ver con el curso del
Río Gambia, columna vertebral de este país. Durante casi 200
km predomina el agua salada y muy cerca de la desembocadura
del Gambia hay una gran extensión de manglares circundados
por charchas y bosques de palma. Uno de los más interesantes
es Makasutu, que además posee algunos lodges de gran categoría
que se adecúan al espacio en el que están. Recorrer esta zona
en canoa, por la mañana temprano o por la tarde, permitirá
el avistamiento de aves y ver saltar a más de un babuíno.
Grupos de mariscadoras en Senegal y Gambia forman
cooperativas que les reportan mayores beneficios ante el deterioro
que sufren los manglares del Delta debido a la emergencia
climática y la deforestación.
Las enredadas raíces de los manglares pueden
distinguirse fácilmente desde lejos. Sus árboles y matorrales
crecen junto a aguas saladas o salobres con sedimentos acumulados
en el lodo. Los manglares son uno de los ecosistemas con mayor
biodiversidad del mundo y contribuyen significativamente al
equilibrio ecológico y los medios de vida de las comunidades.
Sin embargo, en muchas zonas de África Occidental, estos humedales
con una abundante vida silvestre se ven amenazados por los
efectos del cambio climático y la insostenible tala de árboles.
En la periferia de Bondali-Tenda, una pequeña aldea de Gambia
situada cerca de la frontera con la región senegalesa de Casamance,
hay un manglar a lo largo del Bintang Bolong, el mayor afluente
del río Gambia. Un total de 15 familias locales obtienen de
ahí alimentos e ingresos gracias a la pesca.
Durante muchos años, la vegetación de los manglares
ha estado sumamente degradada, al punto de dejar enormes zonas
deforestadas, sin sombra y con una escasa vida subacuática.
A medida que los manglares locales desaparecían, el aire se
volvía más seco y los pescadores luchaban por ganarse la vida
y mantener a sus familias. Desde 2017 esta situación ha cambiado.
Con el apoyo del Programa de Adaptación para la Agricultura
en Pequeña Escala (ASAP) del FIDA, el proyecto NEMA-CHOSSO
ha servido para recuperar más de tres hectáreas de manglares
en Bondali-Tenda. Se han plantado nuevos árboles en las zonas
degradadas a lo largo del río y se ha procedido al mantenimiento
de los barrizales, que proporcionan un hábitat a las aves
acuáticas residentes y migratorias. Ebrima Fatty, líder de
la comunidad local, recuerda que "antes de la intervención
del programa había un gran espacio vacío en esas aguas." "Ahora,
el paisaje está volviendo a ser verde, y se pueden ver peces
más grandes e incluso cocodrilos."
Los manglares son especialmente vulnerables
al cambio climático. A medida que cambian los patrones de
temperatura y precipitaciones, la ampliación de las zonas
de mareas afecta a los manglares de Gambia y los países vecinos.
El mayor volumen de las mareas, junto con la mayor salinidad
del suelo, han afectado negativamente a las zonas pantanosas
de la región. No obstante, resulta irónico que los propios
manglares sean poderosos recursos para luchar contra el cambio
climático, ya que pueden almacenar una gran cantidad de dióxido
de carbono, en mayor proporción que cualquier otro bosque.
En consecuencia, su destrucción podría liberar grandes cantidades
de gases de efecto invernadero a la atmósfera, lo que resultaría
catastrófico.
Los manglares contribuyen sobremanera a proteger
a las comunidades frente a las perturbaciones meteorológicas
y otras adversidades relacionadas con el clima. Su vegetación
retiene los sedimentos y filtra el agua de escorrentía, lo
que evita la erosión de los suelos y la sedimentación. Sus
raíces también actúan como barreras eficaces durante las tormentas,
al proteger a las comunidades costeras de las inundaciones.
Estos ecosistemas dinámicos y versátiles también
aumentan la sostenibilidad de las condiciones ambientales
y socioeconómicas porque contribuyen a que el microclima sea
más frío en zonas de temperaturas frecuentemente altas; constituyen
un hábitat para los peces, las ostras, los cangrejos de ciénagas
y las almejas, de manera que aumentan las fuentes de alimentación,
los ingresos de los pescadores y la biodiversidad; actúan
como criaderos de peces al permitir la reproducción y sostenibilidad
de la vida acuática, y proporcionan madera para las prácticas
de las pequeñas comunidades, como el proceso de curado del
pescado.
Próximo a Banjul, a unos pasos de una zona de
casas muy modestas, hay una charca conocida como Katschi-Kali
habitada por decenas de cocodrilos. A priori parece una atracción
turística, pero en realidad esta charca con tan fieros reptiles
tiene una larga tradición para los pobladores locales. Muy
cerca, en un baobab se realizaban ceremonias de circuncisión
que tenían que ver con el paso de ser niño a hombre. Y las
mujeres que se bañaran en la misma (ahora vale utilizar el
agua) se quedaban embarazadas por influjo divino. Eso sí,
antes debían tener la suerte de ser respetadas por acechantes
cocodrilos.
A las afueras de Banjul, un grupo de personas
llevan extraños trajes de color naranja y rojo. Llevan un
cuchillo curvo en cada mano y realizan bailes exagerados y
aspavientos hacia las personas que les acompañan. Una
Danza Kankurang en la que participaban «los hombres del bosque».
Esta es una tradición ancestral de la etnia mandinga de cara
a los ritos de iniciación que se tiene con los jóvenes circuncidados
que han realizado su aprendizaje en la selva. Es una costumbre
que poco a poco se ha ido perdiendo pero que aún puede verse
en ciertas zonas de Gambia y Senegal. No es una «turistada»
ni nada parecido. De hecho, los bailarines enfundados en trajes
tintados realizados con corcho de árbol y máscaras monstruosas,
se esconden a los extraños. Son rituales a los que
es muy difícil tener acceso, en un país en su mayoría musulmán
pero con presencia de tradiciones puramente animistas.
En Gambia no verás a los Big Five que
puede haber en cualquier país del Sur de África como Botswana
o Namibia dado que es un país pequeño en el que se ha notado,
aún más si cabe, la presencia intrusiva del hombre. Aún así
hay muchísimas especies de mamíferos que se dejan ver no sólo
en los parques o reservas naturales, que son muchas, sino
también en el día a día. Un claro ejemplo de esto son los
monos, que los hay de varios tipos y que en un lugar como
Bijilo Forest Park (estupendo Parque Natural próximo a Serekunda)
se encuentran por decenas. Muchas veces ves a las hembras
con sus crías abrazadas como cualquier madre con su bebé.
Gracias al turismo esta reserva se puede autofinanciar.
Se considera a Gambia como un auténtico «paraíso
ornitológico», algo que atrae a gente apasionada por los pájaros
y que gusta de observarlos y clasificarlos. De hecho, siendo
un país tan pequeño, se calcula que hay cerca de seiscientas
especies de avifauna que se pueden ver dentro de este territorio,
una cifra real y nada exagerada.
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