Un científico lo declaró muerto en 2014, y ahora tiene su
lápida. El glaciar islandés Ok perdió su condición hace cinco
años, mermado y finalmente agotado por efecto del cambio climático.
En su recuerdo, a finales de Agosto varios investigadores
instalaron en su lugar una placa que pretende, más allá de
constatar la desaparición de Ok, alertar sobre los efectos
devastadores del cambio global.
La placa, en islandés e inglés, lleva por título "Una carta
al futuro" y lanza un mensaje que apela al presente pero también
a las generaciones futuras. "Ok es el primer glaciar islandés
en perder su condición. En los próximos 200 años se espera
que todos nuestros glaciares sigan el mismo camino. Este monumento
está ubicado para reconocer que sabemos lo que está pasando
y qué hace falta hacer. Solo tú sabes si lo llevamos a cabo",
reza el texto.
Los glaciares, según explica en una nota la NASA, no desaparecen
solo porque el área que cubren se reduzca. Se forman a partir
de la nieve que con el tiempo se compacta en forma de hielo,
un hielo que, por su peso, va deslizándose ayudado por la
gravedad. Pero la capa de hielo de Okjökull (nombre islandés
del glaciar, que se dice jökull en ese idioma) adelgazó tanto
que ya es insuficiente para que el hielo fluya. Y un glaciar
que no fluye es, según expertos, un glaciar muerto. Así lo
confirmó el glaciólogo Oddur Sigurdsson en 2014, fecha oficiosa
de la muerte de Ok, uno de los científicos que participó
en la ceremonia de colocación de la placa.

Con todo, la desaparición de Ok no era imprevisible. Ha ido
mermando a lo largo del siglo XX. En un mapa de 1901 se extendía
en un área de 38 kilómetros cuadrados, que en 1978 ya eran
solo tres. Una imagen de satélite de 1986 aún lo mostraba
como una imponente mancha blanca en forma de cúpula ubicada
al norte de un cráter repleto de nieve.
El funeral científico por Ok puede ser el primero de 400,
la cantidad de glaciares que atesora el país nórdico.
Un glaciar es una gruesa masa de hielo que se origina en
la superficie terrestre por acumulación, compactación y recristalización
de la nieve, mostrando evidencias de flujo en el pasado o
en la actualidad. Su existencia es posible cuando la precipitación
anual de nieve supera la evaporada en verano, por lo cual
la mayoría se encuentra en zonas cercanas a los polos, aunque
existen en otras zonas, en montañas. El proceso del crecimiento
y establecimiento del glaciar se llama glaciación. Los glaciares
del mundo son variados y pueden clasificarse según su forma
(de valle, de nicho, campo de hielo, etc.), régimen climático
(tropical, temperado o polar) o condiciones térmicas (base
fría, base caliente o politermal). Un 10 % de la Tierra está
cubierta de glaciares, y en tiempos geológicos recientes ese
porcentaje llegó al 30 %. Los glaciares del mundo acumulan
más del 75 % del agua dulce del mundo.
Los casquetes polares, que reciben también el nombre de glaciares
continentales o inlandsis, son los glaciares más importantes
que existen actualmente sobre la Tierra. Ocupan en total 15
millones de km2, lo que significa el 90% las áreas cubiertas
por el hielo. El casquete de la Antártida es el más extenso.
Los glaciares son producto del clima y están permanentemente
intercambiando masa con otras partes del sistema hidrológico.
Los glaciares crecen con la adición de nieve y otros tipos
de hielo y pierden masa por fusión de hielo en agua, evaporación
(sublimación) y el desmembramiento de témpanos de hielo.
La diferencia entre ganancias y pérdidas de masa de un glaciar
se llama balance de masa.
Cuando el balance de masa da negativo el glaciar pierde
masa y cuando es positivo gana masa creciendo. A la adición
de masa de un glaciar se le llama acumulación y a la pérdida
ablación. Las principales formas de acumulación son la precipitación
directa de nieve, la escarcha, el congelamiento de agua líquida,
nieve transportada por vientos, nieve y hielo traídos por
avalanchas, cencelladas y el congelamiento de agua en las
capas basales. En los glaciares se suele trazar una línea
imaginaria llamada línea de equilibrio la cual divide al glaciar
en cuestión en dos zonas, una de acumulación y una de ablación
en términos netos.
En los lugares de un glaciar donde la acumulación de nieve
es mayor a la ablación se va acumulando nieve de año a año
y las capas más profundas de la nieve se van transformando
en hielo glaciar. La transformación en hielo glaciar se debe
a dos procesos uno de compactación y otro de metamorfismo.
La velocidad de la transformación depende de la humedad y
la temperatura. Los cristales de nieve que precipitan sobre
un glaciar tienen formas que van desde hexágonos y agujas
a otras más complicadas, pero estas formas son inestables
al acumularse ya sea en un glaciar o en otra parte y se evaporan
en áreas de alta exposición y reciben condensación en lugares
más protegidos, lo que termina por darles un aspecto más redondo.

Antes de convertirse en hielo glaciar la nieve se torna en
neviza, que esencialmente es nieve que ha sobrevivido un año
por lo menos. En los glaciares, donde la fusión se da en la
zona de acumulación de nieve, la nieve puede convertirse en
hielo a través de la fusión y el recongelamiento (en períodos
de varios años). En la Antártida, donde la fusión es muy lenta
o no existe (incluso en verano), la compactación que convierte
la nieve en hielo puede tardar miles de años. La enorme presión
sobre los cristales de hielo hace que éstos tengan una deformación
plástica, cuyo comportamiento hace que los glaciares se muevan
lentamente bajo la fuerza de la gravedad como si se tratase
de un enorme flujo de tierra.
El tamaño de los glaciares depende del clima de la región
en que se encuentren. El balance entre la diferencia de lo
que se acumula en la parte superior con respecto a lo que
se derrite en la parte inferior recibe el nombre de balance
glaciar. En los glaciares de montaña, el hielo se va compactando
en los circos, que vendrían a ser la zona de acumulación equivalente
a lo que sería la cuenca de recepción de los torrentes. En
el caso de los glaciares continentales, la acumulación sucede
también en la parte superior del glaciar pero es un resultado
más de la formación de escarcha, es decir, del paso directo
del vapor de agua del aire al estado sólido por las bajas
temperaturas de los glaciares, que por las precipitaciones
de nieve. El hielo acumulado se comprime y ejerce una presión
considerable sobre el hielo más profundo. A su vez, el peso
del glaciar ejerce una presión centrífuga que provoca el empuje
del hielo hacia el borde exterior del mismo donde se derrite;
a esta parte se la conoce como zona de ablación. Cuando llegan
al mar, forman los icebergs al fragmentarse sobre el agua
oceánica.
En los glaciares de valle, la línea que separa estas dos
zonas (la de acumulación y la de ablación) se llama línea
de nieve o línea de equilibrio. La elevación de esta línea
varía de acuerdo con las temperaturas y la cantidad de nieve
caída y es mucho mayor en las vertientes o laderas de solana
que en las de umbría. También es mucho mayor en las de sotavento
que en las de barlovento.
Los glaciares de Groenlandia y de la Antártida resultan mucho
más difíciles de medir, ya que los avances y retrocesos del
frente pueden estar compensados por una mayor o menor acumulación
de hielo en la parte superior, presentándose una especie de
ciclos de avance y retroceso que se retroalimentan mutuamente
dando origen a una compensación dinámica en las dimensiones
del glaciar. En otras palabras: un descenso de la altura del
glaciar de la Antártida, por ejemplo, podría generar un mayor
empuje hacia afuera, y al mismo tiempo, un mayor margen para
que se acumule de nuevo una cantidad de hielo similar a la
que existía previamente: recordemos que esta altura (unos
3 km) está determinada por el balance glaciar, que tiene una
especie de techo determinado sobre el cual no se puede acumular
más hielo por la escasa cantidad de vapor de agua que tiene
el aire a gran altura (por lo general, a más de 3000 m).
Dado que los glaciares están compuestos por agua forman parte
del ciclo hidrológico. Los glaciares actúan como reservas
de agua que retienen parte de las precipitaciones. Los glaciares
del mundo albergan el 68,7 % del agua dulce de la Tierra.
El agua líquida de los glaciares puede provenir de dos fuentes:
de la fusión de nieve o hielo o directamente de lluvia. El
sistema hidrológico interno de un glaciar es complejo variando
de lugares de percolación a sistemas de túneles, grietas y
cuevas. Existen varias formas en las que agua líquida puede
ser almacenada dentro de un glaciar como en nieve y firn,
en crevasses, en lagunas supraglaciales, cavidades englaciales
y subglaciales aparte del sistema de drenaje subglacial y
englacial así como también en los sedimentos subglaciales.

Los glaciares afectan la hidrología de las hoyas hidrográficas
aún en cuencas donde la superficie glaciarizada es reducida.
La descarga de agua de un glaciar suele ser estacional siendo
más alta en verano. En el caso de glaciares temperados estos
están en la primavera tardía cubiertos por nieve a la temperatura
de fusión. En los glaciares temperados el agua de fusión percola
a través del firn hasta llegar a un nivel donde el firn se
encuentra saturado de agua líquida. Esta agua se encuentra
impedida de seguir percolando por el hielo que hay debajo
del firn en los glaciares el cual es prácticamente impermeable.
Esto termina por formar un acuífero abierto en el firn.
El grosor del acuífero va a depender de la eficiencia del
drenaje englacial y también de la gradiente hidráulica. En
los estados del firn, aproximadamente el 40 % del espacio
de los poros puede ser ocupado por agua siendo el 60 % restante
ocupado por aire atrapado.
Fascinante. ¿No?
El hielo se comporta como un sólido quebradizo hasta que
su acumulación alcanza los 50 metros de espesor. Una vez sobrepasado
este límite, el hielo se comporta como un material plástico
y empieza a fluir. El hielo glaciar consiste en capas de moléculas
empaquetadas unas sobre otras. Las uniones entre las capas
son más débiles que las existentes dentro de cada capa, por
lo que cuando el esfuerzo sobrepasa las fuerzas de los enlaces
que mantienen a las capas unidas, éstas se desplazan unas
sobre otras. Otro tipo de movimiento es el deslizamiento basal.
Éste se produce cuando el glaciar entero se desplaza sobre
el terreno en el que se encuentra. En este proceso, el agua
de fusión contribuye al desplazamiento del hielo mediante
la lubricación. El agua líquida se origina como consecuencia
de que el punto de fusión disminuye a medida que aumenta la
presión. Otras fuentes para el origen del agua de fusión pueden
ser la fricción del hielo contra la roca, lo que aumenta la
temperatura y por último, el calor proveniente de la Tierra.
El desplazamiento de un glaciar no es uniforme ya que está
condicionado por la fricción y la fuerza de gravedad. Debido
a la fricción, el hielo glaciar inferior se mueve más lento
que las partes superiores. A diferencia de las zonas inferiores,
el hielo ubicado en los 50 metros superiores, no están sujetos
a la fricción y por lo tanto son más rígidos. A esta sección
se la conoce como zona de fractura. El hielo de la zona de
fractura viaja encima del hielo inferior y cuando éste pasa
a través de terrenos irregulares, la zona de fractura crea
grietas que pueden tener hasta 50 metros de profundidad, donde
el flujo plástico las sella. La rimaya es un tipo especial
de grieta que suele formarse en los circos glaciares y tiene
una dirección transversal al movimiento por gravedad del glaciar.
Podría decirse que es una grieta que se forma en los puntos
donde se separa la nieve del fondo del circo del hielo que
todavía está bien adherido en la parte superior.

La velocidad de desplazamiento de los glaciares está determinada
por la fricción y la pendiente. Como se sabe, la fricción
hace que el hielo de fondo se desplace a una velocidad menor
que las partes superiores. En el caso de los glaciares alpinos,
esto también se aplica para la fricción de las paredes de
los valles, por lo que las regiones centrales son las que
presentan un mayor desplazamiento.
Esto fue confirmado en experimentos realizados en el siglo
XIX en los que se utilizaron estacas alineadas en glaciares
alpinos y se analizó su evolución. Posteriormente se confirmó
que las regiones centrales se habían desplazado mayores distancias.
Sucede exactamente lo mismo, aunque a menor velocidad, que
el agua de los ríos moviéndose en sus cauces. Las velocidades
medias varían. Algunos presentan velocidades tan lentas que
los árboles pueden establecerse entre los derrubios depositados.
En otros casos, sin embargo, se desplazan varios metros por
día. Tal es el caso del glaciar Byrd, un glaciar de desbordamiento
en la Antártida que, de acuerdo a estudios satelitales, se
desplazaba de 750 a 800 metros por año (unos dos metros por
día).
El avance de muchos glaciares puede estar caracterizado por
períodos de avance extremadamente rápidos llamados oleadas.
Los glaciares que exhiben oleadas, se comportan de una manera
normal hasta que repentinamente aceleran su movimiento para
después volver a su estado anterior. Durante las oleadas,
la velocidad de desplazamiento es hasta 100 veces mayor que
bajo condiciones normales.
Las rocas y los sedimentos son incorporados al glaciar por
varios procesos. Los glaciares erosionan el terreno principalmente
de dos maneras: La abrasión y arranque.
A medida que el glaciar fluye sobre la superficie fracturada
del lecho de roca, ablanda y levanta bloques de roca que incorpora
al hielo. Este proceso conocido como arranque glaciar, se
produce cuando el agua de deshielo penetra en las grietas
y las diaclasas del lecho de roca y del fondo del glaciar
y se hiela recristalizándose. Conforme el agua se expande,
actúa como una palanca que suelta la roca levantándola. De
esta manera, sedimentos de todos los tamaños entran a formar
parte de la carga del glaciar.
La abrasión ocurre cuando el hielo y la carga de fragmentos
rocosos se deslizan sobre el lecho de roca y funcionan como
un papel de lija que alisa y pule la superficie situada debajo.
La roca pulverizada por la abrasión recibe el nombre de harina
de roca. Esta harina está formada por granos de roca de un
tamaño del orden de los 0,002 a 0,00625 mm. A veces, la cantidad
de harina de roca producida es tan elevada que las corrientes
de agua de fusión adquieren un color grisáceo. Una de las
características visibles de la erosión y abrasión glaciar
son las estrías glaciares producidas sobre las superficies
rocosas del lecho; fragmentos de roca con afilados bordes
contenidos en el hielo marcan surcos a modo de arañazos finos.
Cartografiando la dirección de las estrías se puede determinar
el desplazamiento del flujo glaciar, lo cual es una información
de interés en el caso de antiguos glaciares.
La velocidad de erosión de un glaciar es muy variable. Esta
erosión diferencial llevada a cabo por el hielo está controlada
por cuatro factores importantes:
- Velocidad del movimiento del glaciar.
- Espesor del hielo.
- Forma, abundancia y dureza de los fragmentos de roca contenidos
en el hielo en la base del glaciar.
- Erosionabilidad de la superficie por debajo del glaciar.
En ambientes de alta montaña, los glaciares pueden presentar
una cobertura detrítica superficial continua, conocida con
el nombre de debris covered glacier. Esta capa produce, tanto
en la zona de acumulación, como en la zona de ablación, un
proceso progresivo de adelgazamiento de masa que genera una
importante acumulación de detritos en ambientes supraglaciales.

Este tipo de glaciares recubiertos representan la fase intermedia
dentro del continuum de los sistemas glaciales (dependientes
del flujo de detritos y del hielo dentro del sistema), desde
glaciares descubiertos a glaciares rocosos. El origen de los
detritos supraglaciales se asocia a la existencia de una secuencia:
cara libre, talud en laderas con escarpes rocosos, que presentan
alta sensibilidad a la meteorización y descargan detritos
en forma directa sobre la superficie glacial. La acumulación
de detritos supraglaciales influye directamente sobre los
procesos de ablación y de flujo de hielo, debido a alteraciones
en el albedo y en la conductividad térmica del glaciar.
En este sentido, Strem (1959), NAakawo & Yonng (1981, 1982)
(en Ferrando, 2003) y Benn & Evans (1998) definen un umbral
inferior a 1 cm en la capa de detritos como el espesor que
favorece la fusión del hielo y una capa de detritos de 1 cm
o más como aislante del hielo subyacente. Los procesos de
fusión del hielo pueden favorecer el aumento en la capa detrítica
supraglacial, debido a la incorporación de material intraglaciar
al manto del debris covered glacier o cobertura detrítica
glaciar. Esta situación, puede generar fenómenos de ablación
diferencial, generando procesos de inversión del relieve,
caracterizados por la fusión «in situ» del hielo intersticial
de la cobertura detrítica en las zonas recubiertas del glaciar;
este proceso es conocido con el nombre de Karst glacial o
Criokarst. El incremento de detritos sobre la superficie glacial,
puede provocar en casos extremos, procesos de ablación con
tasas que tienden a cero, generando, en consecuencia, una
ineficiente evacuación de los detritos y un proceso cada vez
mayor de control topográfico en la dinámica del sistema, además
de un mayor desarrollo de morrenas medianas y centrales.
Una vez que el material es incorporado al glaciar, puede
ser transportado varios kilómetros antes de ser depositado
en la zona de ablación. Todos los depósitos dejados por los
glaciares reciben el nombre de derrubios glaciares. Los derrubios
glaciares se dividen por los geólogos en dos tipos distintos:
- Materiales depositados directamente por el glaciar, que
se conocen como tilles o barro glaciar.
- Los sedimentos dejados por el agua de fusión del glaciar,
denominados derrubios estratificados.
Los grandes bloques que se encuentran en el till o libres
sobre la superficie se denominan erráticos glaciares si son
diferentes al lecho de roca en el que se encuentran (esto
es, su litología no es la misma que la roca encajada subyacente).
Los bloques erráticos de un glaciar son rocas acarreadas y
luego abandonadas por la corriente de hielo. Su estudio litológico
permite averiguar la trayectoria del glaciar que los depositó.
Morrena es el nombre más común para los sedimentos descabalados
de los glaciares. El término tiene origen francés y fue acuñado
por los campesinos para referirse a los rebordes y terraplenes
de derrubios encontrados cerca de los márgenes de glaciares
en los Alpes franceses. Actualmente, el término es más amplio,
porque se aplica a una serie de formas, todas ellas compuestas
por till. En muchos glaciares de valle se pueden distinguir
los siguientes tipos de morrenas:
- Morrena terminal: Una morrena terminal es un montículo
de material removido previamente y que se deposita al final
de un glaciar. Este tipo de morrena se forma cuando el hielo
se está fundiendo y evaporando cerca del hielo del extremo
del glaciar a una velocidad igual a la de avance hacia delante
del glaciar desde su región de alimentación. Aunque el extremo
glaciar está estacionario, el hielo sigue fluyendo depositando
sedimento como una cinta transportadora.
- Morrena de fondo: Cuando la ablación supera a la acumulación,
el glaciar empieza a retroceder; a medida que lo hace, el
proceso de sedimentación de la cinta transportadora continúa
dejando un depósito de til en forma de llanuras onduladas.
Esta capa de til suavemente ondulada se llama morrena de fondo.
Las morrenas terminales que se depositaron durante las estabilizaciones
ocasionales del frente de hielo durante los retrocesos se
denominan morrenas de retroceso'.
- Morrena lateral: Los glaciares alpinos producen dos tipos
de morrenas que aparecen exclusivamente en los valles de montaña.
El primero de ellos se llama morrena lateral. Este tipo de
morrena se produce por el deslizamiento del glaciar respecto
a las paredes del valle en el que está confinado; de esta
manera los sedimentos se acumulan en forma paralela a los
laterales del valle.
- Morrena central: El otro tipo son las morrenas centrales.
Este tipo de morrenas es exclusivo de los glaciares alpinos
y se forma cuando dos glaciares se unen para formar una sola
corriente de hielo. En este caso las morrenas laterales se
unen para formar una franja central oscura.
- Morrena superficial: Están situadas en la superficie del
glaciar.
- Morrena de frente: Se sitúan en la parte delantera del
glaciar.
Sin el efecto de las glaciaciones los valles de montaña tienen
una característica forma de V, producida por la erosión del
agua en la vertical. Sin embargo, durante la glaciaciones
esos valles se ensanchan y ahondan, lo que da lugar a la creación
de un valle glaciar en forma de U. Además de su profundización
y ensanchamiento, el glaciar también alisa los valles gracias
a la erosión. De esta manera va eliminando los espolones de
tierra que se extienden en el valle. Como resultado de esta
interacción se crean acantilados triangulares llamados espolones
truncados, debido a que muchos glaciares profundizan sus valles
más de lo que hacen sus afluentes pequeños. Por consiguiente,
cuando los glaciares acaban retrocediendo, los valles de los
glaciares afluentes quedan por encima de la depresión glaciar
principal, y se los denomina valles suspendidos.
Las partes del suelo que fueron afectadas por el arranque
y la abrasión, pueden ser rellenadas por los denominados lagos
paternoster, nombre del latín (Padre nuestro) que hace referencia
a una estación de las cuentas del rosario. En la cabecera
de un glaciar hay una estructura muy importante, se llama
circo glaciar y tiene una forma de cubeta con paredes escarpadas
en tres lados, pero con un lado a veces semiabierto que desciende
hacia el valle. En los circos se da la acumulación del hielo.
Estos empiezan como irregularidades en el lado de la montaña
que luego van aumentando de tamaño por el acuñamiento del
hielo. Después de que el glaciar se derrite, estos circos
suelen ser ocupados por un pequeño lago de montaña denominado
tarn.

Glaciar O'Higgins, en la Patagonia.
Los lagos formados en un antiguo glaciar de montaña pueden
deberse a dos motivos: cuando son represados por las morrenas
laterales y la morrena terminal, la cual termina siendo abierta
por la erosión del río que emana del lago glaciar, como sucede
en la laguna de Mucubají en Venezuela y los que se deben a
la sobreexcavación del glaciar al encontrar atravesada en
el valle una roca muy dura (gneiss y granito en los Andes
venezolanos, como puede verse en la Laguna Negra). En este
caso, lo mismo que sucede con los ríos de lava, el hielo puede
acumularse en el fondo del valle y ascender cuando encuentra
una roca muy dura, desparramándose valle abajo después de
salvar el obstáculo. A veces cuando hay dos glaciares separados
por una divisoria, y ésta, ubicada entre los circos, es erosionada
se crea una garganta o paso.
A esta estructura se le denomina collado, paso, abra o brecha,
como sucede en la Brecha de Rolando en los Pirineos, entre
el circo de Gavarnie en Francia y el de Ordesa en España.
Los glaciares también son responsables de la creación de fiordos,
ensenadas profundas y escarpadas que se encuentran en las
altas latitudes. Con profundidades que pueden superar el kilómetro,
son provocados por la elevación postglacial del nivel del
mar y, por lo tanto, a medida que éste aumentaba, las aguas
marinas iban penetrando hacia el interior del valle glaciar.
El fiordo escandinavo más largo es el de Sogne, con más de
200 km tierra adentro.
En latitudes más bajas, el aumento postglacial del nivel
del mar produjo también un fenómeno similar que se denomina
ría: un valle, en este caso fluvial, ocupado por las aguas
marinas después del último período glacial del Pleistoceno,
por el propio aumento del nivel del mar al haberse derretido
los grandes glaciares continentales de Eurasia y América del
Norte.
Además de las características que los glaciares crean en
un terreno montañoso, también es probable encontrar crestas
sinuosas de bordes agudos que reciben el nombre de aristas
y picos piramidales y agudos llamados horns. Ambos rasgos
pueden tener el mismo proceso desencadenante: el aumento de
tamaño de los circos producidos por arranque y por la acción
del hielo.
En el caso de los horns, el motivo de su formación son los
circos que rodean a una sola montaña. Las aristas surgen de
manera similar; la única diferencia se encuentra que en los
circos no están ubicados en círculo, sino más bien en lados
opuestos a lo largo de una divisoria. Las aristas también
pueden producirse con el encuentro de dos glaciares paralelos.
En este caso, las lenguas glaciares van estrechando las divisorias
a medida que se erosionan y pulen los valles adyacentes.
Y las rocas aborregadas, que son formadas por el paso del
glaciar cuando esculpe pequeñas colinas a partir de protuberancias
del lecho de rocas. Una protuberancia de roca de este tipo
recibe el nombre de roca aborregada. Las rocas aborregadas
son formadas cuando la abrasión glaciar alisa la suave pendiente
que está en el frente del hielo glaciar que se aproxima y
el arranque aumenta la inclinación del lado opuesto a medida
que el hielo pasa por encima de la protuberancia. Estas rocas
indican la dirección del flujo del glaciar.
Las morrenas no son las únicas formas depositadas por los
glaciares. En determinadas áreas que en alguna ocasión estuvieron
cubiertas por glaciares de casquete continentales existe una
variedad especial de paisaje glaciar caracterizado por colinas
lisas, alargadas y paralelas llamadas colinas asimétricas.
Las colinas asimétricas son de perfil aerodinámico compuestas
principalmente por till. Su altura oscila entre 15 a 50 metros
y pueden llegar a medir hasta 1 km de longitud.
El lado empinado de la colina mira la dirección desde la
cual avanzó el hielo, mientras que la pendiente más larga
sigue la dirección de desplazamiento del hielo. Las colinas
asimétricas no aparecen en forma aislada, por el contrario,
se encuentran agrupados en lo que se denomina campos de colinas.
Uno de ellos se encuentra en Rochester, Nueva York, y se calcula
que contiene unas 10 000 colinas. Aunque no se sabe con certeza
cómo se forman, si se observa el aspecto aerodinámico, se
puede inferir que fueron moldeadas en la zona de flujo plástico
de un glaciar antiguo.

Se cree que muchas colinas se originan cuando los glaciares
avanzan sobre derrubios glaciares previamente depositados,
remodelando el material.
El agua que surge de la zona de ablación se aleja del glaciar
en una capa plana que transporta fino sedimento; a medida
que disminuye la velocidad, los sedimentos contenidos empiezan
a depositarse y entonces el agua de fusión empieza a desarrollar
canales anastomosados. Cuando esta estructura se forma en
asociación de un glaciar de casquete, recibe el nombre de
llanura aluvial y cuando está fundamentalmente confinada en
un valle de montaña, se la suele denominar tren de valle.
Las llanuras de aluvión y los trenes de valle suelen estar
acompañados de pequeñas depresiones conocidas como kettles
o marmitas de gigante, como se les denominan en español (término
adoptado del francés), aunque es una forma menor del relieve
que se forma en las corrientes fluviales, por lo que no debería
considerarse en sentido estricto como un término relacionado
con los glaciares, aunque son muy frecuentes en terrenos fluvioglaciares.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que un molino glaciar
puede producir marmitas de gigante en el fondo de los glaciares
y quedar al descubierto tras el retroceso de los mismos. Las
depresiones de glaciar se producen también en depósitos de
till.
Las depresiones mayores se producen cuando enormes bloques
de hielo quedan estancados en el derrubio glaciar y después
de derretirse dejan huecos en el sedimento, dando origen,
casi siempre, a un sistema formado por numerosos lagos interconectados
entre sí con formas alargadas y paralelas entre sí, con una
dirección más o menos coincidente con la dirección del avance
del hielo durante los períodos glaciales que se sucedieron
en el Pleistoceno.
Es una morfología glaciar muy frecuente en Finlandia (que
suele denominarse «el país de los 10 000 lagos»), en Canadá
y en algunos de los estados de Estados Unidos como Alaska,
Wisconsin y Minnesota. La amplitud de estas depresiones, por
lo general, no supera los 2 km, salvo en Minnesota y otras
partes, aunque en algunos casos llegan a alcanzar los 50 km
de diámetro. Las profundidades oscilan entre los 10 y los
50 metros.
Cuando un glaciar disminuye su tamaño hasta un punto crítico,
el flujo se detiene y el hielo se estanca. Mientras tanto,
las aguas de fusión que corren por encima, en el interior
y por debajo del hielo dejan depósitos de derrubios estratificados.
Por ello, a medida que el hielo va derritiéndose, va dejando
depósitos estratificados en forma de colinas, terrazas y cúmulos.
A este tipo de depósitos se los conoce como depósitos en
contacto con el hielo. Cuando estos depósitos tienen la forma
de colinas de laderas empinadas o montículos se los llama
kames. Algunos kames se forman cuando el agua de fusión deposita
sedimentos a través de aberturas en el interior del hielo.
En otros casos, solo son el resultado de abanicos o deltas
hacia el exterior del hielo, producidos por el agua de fusión.
Cuando el hielo glaciar ocupa un valle pueden formarse terrazas
de kame a lo largo de los lados del valle. Un tercer tipo
de depósito en contacto con el hielo está caracterizado por
sinuosas crestas largas y estrechas compuestas fundamentalmente
de arena y grava. Algunas de estas crestas tienen alturas
que superan los 100 metros y sus longitudes sobrepasan los
100 km.
Se trata de los eskers, crestas depositadas por los ríos
de aguas de fusión que fluyen por debajo de una masa de hielo
glaciar que avanza lentamente. Estos ríos sirven de aliviadero
al agua de fusión que forma el glaciar en contacto con el
suelo y ocupan una especie de cuevas muy alargadas bajo el
glaciar. El origen de estas colinas alargadas se encuentra
en la distinta capacidad de arrastre de sedimentos entre el
hielo (que es mucho mayor) y el agua: en el cauce de estos
ríos subterráneos se van acumulando materiales arrastrados
por el glaciar que el agua no puede seguir transportando.
El enorme poder de erosión de los glaciares.
De aquí que los eskers sean colinas alargadas por donde pasaron
los ríos internos de un glaciar. Son muy frecuentes en Finlandia
y suelen presentar una dirección en el mismo sentido de desplazamiento
del glaciar.
En 1821, un ingeniero suizo, Ignaz Venetz, presentó un artículo
en el que sugería la presencia de rasgos de paisaje glaciar
a distancias considerables de los Alpes. Esta idea fue negada
por otro científico suizo, Louis Agassiz, pero cuando se encaminó
a demostrar su invalidez, en realidad terminó acreditando
las presunciones de este colega y otros que le siguieron,
como De Saussure, Esmark y Charpentier.
En efecto, un año más tarde de su excursión con Charpentier
(1836), Agassiz planteó la hipótesis de una gran época glacial
que habría tenido efectos generales y de largo alcance. Su
contribución a la llamada Teoría Glacial consolidó su prestigio
como naturalista. Con el tiempo, y gracias al refinamiento
del conocimiento geológico, se comprobó que hubo varios períodos
de avance y retroceso de los glaciares y que las temperaturas
reinantes en la Tierra eran muy diferentes de las actuales.
Se ha establecido una división cuádruple de la glaciación
cuaternaria para Norteamérica y Europa. Estas divisiones se
basaron principalmente en el estudio de los depósitos glaciares.
En América del Norte, cada una de estas cuatro etapas fue
denominada por el estado en el que se encontraban depósitos
de esa etapa eran patentes.
En orden de aparición esos períodos glaciales («glaciaciones»)
de la glaciación cuaternaria son los siguientes: Günz (Nebrasquiense
en Norteamérica), Mindel (Kansaniense en Norteamérica), Riss
(Illinoisiense en Norteamérica), y Würm (Wisconsinense en
Norteamérica). Esta clasificación fue refinada gracias al
estudio detallado de los sedimentos del fondo oceánico. Gracias
a que los sedimentos del fondo oceánico, a diferencia de los
continentales, no están afectados por discontinuidades estratigráficas,
sino que resultan de un proceso continuo, son especialmente
útiles para determinar los ciclos climáticos del planeta.
De esta manera, las divisiones identificadas han pasado a
ser unas veinte y la duración de cada una de éstas es de aproximadamente
100 000 años. Todos estos ciclos están ubicados en lo que
se conoce como la glaciación cuaternaria. Durante su auge,
el hielo dejó su marca en casi el 30 % de la superficie continental
cubriendo por completo unos 10 millones de kilómetros cuadrados
de América del Norte, 5 millones de km² de Europa y 4 millones
de km² de Siberia.

La cantidad de hielo glaciar en el hemisferio norte fue el
doble que en el sur. Esto se justifica porque en el hemisferio
sur, el hielo no encontró para cubrirlo más territorio que
el continente antártico. En la actualidad se considera que
la glaciación empezó entre hace 2 y 3 millones de años, definiendo
lo que se conoce como Pleistoceno. Los glaciares del Pleistoceno,
así como su influencia sobre la aparición y expansión territorial
de los seres humanos se explica en el libro de Gwen Schultz
Glaciers and the ice age. Earth and its inhabitants during
the Pleistocene.
Los efectos de la glaciación cuaternaria todavía se evidencian.
Se sabe que especies de animales y plantas se vieron obligadas
a emigrar mientras que otras no pudieron adaptarse. No obstante,
la evidencia más importante es el actual levantamiento que
experimentan Escandinavia y Norteamérica. Por ejemplo, se
sabe que la bahía de Hudson en los últimos miles de años se
elevó unos 300 metros. El motivo de este ascenso de la corteza
se debe a un equilibrio isostático. Esta teoría sostiene que
cuando una masa, como un glaciar, pandea la corteza terrestre,
esta última se hunde por la presión, pero una vez que el glaciar
se derrite, la corteza empieza a elevarse hasta su posición
original, es decir, a su nivel de equilibrio, al liberarse
del peso del propio glaciar. A esta especie de rebote también
se le denomina movimiento eustático.
A pesar del conocimiento adquirido durante los últimos años,
poco se sabe acerca de las causas de las glaciaciones. Las
glaciaciones generalizadas han sido raras en la historia de
la Tierra. Sin embargo, la Edad de Hielo en el pleistoceno
no fue el único evento de glaciación ya que se han identificado
depósitos denominados tilitas, una roca sedimentaria formada
cuando se litifica el till glacial. Estos depósitos encontrados
en estratos de edades diferentes presentan características
similares como fragmentos de roca estriada, algunas superpuestas
a superficies de lecho de roca pulida y acanalada o asociadas
con areniscas y conglomerados que muestran rasgos de depósitos
de llanura aluvial.
Se han identificado dos episodios glaciares Precámbricos,
el primero hace aproximadamente 2000 millones de años y el
segundo hace unos 600 millones de años. Además, en rocas del
Paleozoico Superior, de una antigüedad de unos 250 millones
de años se encontró un registro bien documentado de una época
glacial anterior. Aunque existen diferentes ideas científicas
acerca de los factores determinantes de las glaciaciones las
hipótesis más importantes son dos: la tectónica de placas
y las variaciones de la órbita terrestre.
Debido a que los glaciares se pueden formar solo sobre tierra
firme, la idea de la tectónica de placas sugiere que la evidencia
de glaciaciones anteriores se encuentra presente en latitudes
tropicales debido a que las placas tectónicas a la deriva
han transportado a los continentes desde latitudes tropicales
hasta regiones cercanas a los polos. La evidencia de estructuras
glaciares en Sudamérica, África, Australia y la India avalan
esta idea, debido a que se sabe que experimentaron un período
glacial cerca del final del Paleozoico, hace unos 250 millones
de años. La idea de que las evidencias de glaciaciones encontradas
en las latitudes medias está estrechamente relacionada al
desplazamiento de las placas tectónicas y fue confirmada con
la ausencia de rasgos glaciares en el mismo período para las
latitudes más altas de Norteamérica y Eurasia, lo que indica,
como es obvio, que sus ubicaciones eran muy diferentes de
las actuales.
En otro orden de ideas, el que actualmente se exploten minas
de carbón en el archipiélago de Svalbard también sirve para
corroborar la idea del desplazamiento de las placas tectónicas,
ya que no existe actualmente en dicho archipiélago una vegetación
suficiente como para explicar estos yacimientos de carbón
mineral. Los cambios climáticos también están relacionados
a las posiciones de los continentes, por lo que han variado
en conjunto con el desplazamiento de placas que, además, afectó
los patrones de corrientes oceánicas lo que a su vez llevó
a cambios en la transmisión del calor y la humedad.
Debido a que los continentes se desplazan muy despacio (cerca
de 2 centímetros al año), semejantes cambios probablemente
ocurren en períodos de millones de años.
Se denomina molino glaciar a una cascada producida
en una especie de sumidero en la superficie de un glaciar
y que se forma en una grieta o pozo en el hielo con
las aguas fundidas en la superficie por la acción de
los rayos solares. La caída del agua, a su vez, da origen
a una depresión circular en el suelo del fondo, la cual
va haciéndose más redonda y profunda al ponerse a girar
en ella las rocas arrancadas del mismo. El agua, como
puede verse en el diagrama, se escurre por el fondo
como si fuera dentro de un tubo. A su vez, estos ríos
subterráneos dan origen, con el retroceso de los glaciares,
a eskers y marmitas de gigante. En una imagen de satélite
de la costa noroeste de Groenlandia puede verse el extenso
glaciar de Humboldt en el punto donde llega al canal
entre las islas de Groenlandia y Ellesmere y se fragmenta,
dando origen a una gran cantidad de icebergs. Los pequeños
lagos y ríos que se forman en la superficie del glaciar
(debido al calentamiento producido por los rayos solares)
que pueden verse en el centro de la imagen terminan
abriéndose paso en el hielo a través de los sumideros
que se denominan molinos glaciares

Molino glaciar en el glaciar de Athabasca
(Alberta, Canadá).
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¿Por qué la Tierra sufre una glaciación cada 100.000
años? Un grupo de expertos descubrió el enigma.
Las edades de hielo del planeta solían reproducirse
ancestralmaente en intervalos cada 40.000 años. Sin
embargo, hubo un momento, hace aproximadamente un millón
de años, en el que los intervalos cambiaron a cada 100.000
años.
Expertos de la Universidad de Cardiff han ofrecido
una explicación de por qué el planeta se ve sometido
a edades de hielo cada 100.000 años. Este fenómeno,
conocido como el 'problema de los 100.000 años', ha
estado ocurriendo durante los últimos millones de años
más o menos y conduce a grandes capas de hielo que cubren
América del Norte, Europa y Asia. Hasta ahora, los científicos
han sido incapaces de explicar por qué sucede esto.
Las edades de hielo del planeta solían reproducirse
ancestralmaente en intervalos cada 40.000 años, lo que
tenía sentido para los científicos ya que las estaciones
de la Tierra varían de una manera predecible, con veranos
más fríos que se producen en estos intervalos.
Sin embargo, hubo un momento, hace aproximadamente
un millón de años, llamado el 'la Transición del Pleistoceno
Medio', en el que los intervalos de las edades de hielo
cambiaron de cada 40.000 a cada 100.000 años. Una nueva
investigación publicada ahora en la revista Geology
ha sugerido que los océanos pueden ser responsables
de este cambio, específicamente en la forma en que absorben
el dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera. Mediante
el estudio de la composición química de diminutos fósiles
en el fondo del océano, el equipo descubrió que había
más CO2 almacenado en el océano profundo durante los
períodos de edades de hielo a intervalos regulares cada
100.000 años.
Esto sugiere que dióxido de carbono adicional se está
absorbiendo de la atmósfera e introduciendo en los océanos
durante las edades de hielo, lo que reduce de forma
subsiguiente la temperatura en la Tierra y permite que
vastas capas de hielo engullan el hemisferio norte.
La autora principal de la investigación, Carrie Lear,
de la Escuela de Ciencias de la Tierra y el Océano,
dijo: "Podemos pensar que los océanos actúan por la
inhalación y la exhalación de dióxido de carbono, por
lo que cuando las capas de hielo son más grandes, los
océanos han inhalado más dióxido de carbono del ambiente,
y el planeta se hace más frío.
Cuando las capas de hielo son pequeñas, los océanos
han exhalado dióxido de carbono, por lo que hay más
en la atmósfera y hace que el planeta sea más caliente.
"Al observar los fósiles de criaturas diminutas en el
fondo del océano, hemos demostrado que cuando las capas
de hielo estaban avanzando y retrocediendo cada 100.000
años, los océanos estaban inhalando más dióxido de carbono
en los periodos fríos, lo que sugiere que quedaba menos
en la atmósfera". Las algas marinas desempeñan un papel
clave en la eliminación de CO2 de la atmósfera, ya que
es un ingrediente esencial de la fotosíntesis. El CO2
se pone de nuevo en la atmósfera cuando el agua del
océano profundo sube a la superficie a través de un
proceso llamado surgencia, pero cuando está presente
una gran cantidad de hielo marino esto impide que el
CO2 sea exhalado, lo que podría hacer que las capas
de hielo se hagan más grandes y duraderas. El clima
de la Tierra se encuentra actualmente en una ola de
calor entre los periodos glaciares. La última edad de
hielo terminó hace unos 11.000 años. Desde entonces,
las temperaturas y los niveles del mar han aumentado,
y las capas de hielo han retrocedido de nuevo a los
polos. Además de estos ciclos naturales, las emisiones
de carbono artificiales también están teniendo un efecto
de calentamiento del clima.
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Un 10 % de la Tierra está cubierta de glaciares, y en tiempos
geológicos recientes ese porcentaje llegó al 30 %. Los glaciares
del mundo acumulan más del 75 % del agua dulce del mundo.
En la actualidad el 91 % del volumen y el 84 % del área total
de glaciares está en la Antártida.
Un lago glaciar, conocido también como ibón, es un lago que
ocupa una depresión como consecuencia de la erosión ocasionada
por un glaciar. Se debe distinguir el lago glaciar tanto del
lago proglaciar —que deriva de la fusión de un glaciar— como
del lago morrénico —que se forma detrás de una morrena. Los
lagos de origen glaciar son el resultado de la intensa dinámica
climática y geológica del Pleistoceno. Durante los periodos
de mayor extensión glaciar, la presión glacioestática ejercida
por las grandes masas de hielo sobre el terreno por el que
discurrían —especialmente en las zonas en que se produce una
disminución de la pendiente— produjeron depresiones denominadas
cubetas de sobreexcavación glaciar. El retroceso de las masas
de hielo dejó al descubierto estas cubetas, que se transformaron
en áreas lacustres receptoras de aguas procedentes del deshielo
de glaciares y neveros. Veamos algunos:
- Lago Argentino, Argentina.
Este gran lago del Parque Nacional de los Glaciares, situado
en Patagonia argentina, contiene dos de las mayores atracciones
naturales del planeta, los glaciares Perito Moreno y Upsala,
y ambos vierten sus hielos en esta aguas. El Argentino es
el mayor y más austral de los grandes lagos de Patagonia.
En algunos puntos alcanza una profundidad de hasta 500 metros
lo que lo convierte también en uno de los más profundos del
mundo. En la ribera sur del lago se encuentra la ciudad de
El Calafate, la base turística más habitual para la exploración
de la región.


- Lago Bled, Eslovenia.
Uno de los lagos más bellos de Europa, famoso
por la isla que emerge en el centro y que está ocupada por
el Santuario de Santa María, un lugar de culto y peregrinación
desde hace siglos. Situado a 45 minutos de Ljubljana, la capital
eslovena, el lago está formado por aguas azul turquesa y rodeada
de los Alpes Julianos tapizados de bosques. Bled, la población
que se sitúa junto al lago, es otro de los grandes alicientes
de esta escapada.


- Lago Lousie, Canadá.
El Parque Nacional Banff, en el corazón de las
Rocosas canadienses, tiene entre sus muchos atractivos el
Lake Louise. Sus aguas de color azul lechoso, las paredes
glaciares y los bosques que lo rodean forman una de las imágenes
más bellas que se puedan contemplar. Sus dimensiones tampoco
son desdeñables: 2,5 kilómetros de largo y 90 metros de profundidad.
Cerca se halla el lago Morraine con sus aguas azul profundo
y los magníficos paisajes del Valley of Ten Picks.


Lago de Sanabria, España.
Hace unos 100.000 años, un impresionante glaciar
con lenguas de hielo de más de 20 kilómetros creó el actual
lago de Sanabria. Con una extensión de 4,5 km2 y una profundidad
que alcanza los 53 metros es el lago natural más grande de
la Península Ibérica y uno de los mayores de Europa. El lago
y su entorno están protegidos como parque natural que también
alberga otras lagunas menores. Se halla en la provincia de
Zamora.


Lago Jökulsárlón, Islandia.
Con miles de icebergs flotando en sus aguas
oscuras, este gran lago situado en el extremo sur del glaciar
Vatnajökull es uno los lugares más visitados del país. Estos
témpanos de hielo proceden de los desprendimientos del glaciar
Breiðamerkurjökull. En los últimos cincuenta años el Jökulsárlón
ha sufrido grandes cambios, en 1975 pasó de 7,9 km² de extensión
a los actuales 18 km², a causa de la acelerada fusión de los
glaciares islandeses. Tiene una profundidad máxima de unos
200 metros.


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