Mijaíl Gorbachov, fallecido este martes a los 91 años, tenía
prohibida su entrada en Ucrania a raíz del férreo apoyo que
brindó a la anexión de la península de Crimea por parte de
Rusia en 2014. Por contra, su posición se había vuelto más
ambigua recientemente en relación a la guerra en Ucrania,
el intento de invasión del país vecino ordenado por Vladímir
Putin para tratar de frenar el acercamiento a Europa del que
fue el origen del mundo ruso -Kiev-. Gorbachov aseguraba hace
escasas semanas sentirse «decepcionado» por la situación con
Ucrania. Lo contó el pasado mes de julio un periodista de
la franquicia rusa de Forbes, Alexei Venediktov, tras verse
con el ex presidente de la URSS. Ya con la enfermedad de riñón
que ha terminado por costarle la vida en estado avanzada,
Gorbachov dio sus únicas pistas sobre su posición en relación
a la guerra de Ucrania. Porque públicamente no se llegó a
manifestar en primera persona, de modo que el testimonio de
este periodista es el único que se ha conocido al respecto.
Y, cuenta, Gorbachov se mostraba «decepcionado» por cómo se
desarrollaron las cosas en Ucrania.
Mijaíl Serguéyevich Gorbachov fue un abogado y político ruso.
Se desempeñó como secretario general del Comité Central del
Partido Comunista de la Unión Soviética desde 1985 hasta 1991
y jefe de Estado de la Unión Soviética de 1988 a 1991.
Es más, su opinión sobre Vladímir Putin había caído varios
puntos últimamente, según contó el mismo periodista. Según
él, Gorbachov pensaba que todas sus reformas «políticas, no
económicas» están siendo «destruidas» por Putin. «Gorbachov
trajo libertad, libertad religiosa, de prensa, de propiedad
privada. ¿Qué otra cosa iba a pensar ahora?», contó Venediktov,
quien también trabajaba en el Eco de Moscú, una radio independiente
crítica con el Kremlin que fue obligada a cerrar en marzo
de este mismo año.
Mucho más clara era la posición de Gorbachov sobre la anexión
de Crimea en 2014. El referéndum que entonces los rusos convocaron
en la península «corrigió un error histórico», sostuvo Gorbachov,
defensor de que este territorio pertenece legítimamente a
la Federación Rusa. Crimea fue otorgada en 1954 por el entonces
líder soviético, Nikita Jruschov, a Ucrania cuando Rusia como
Ucrania eran ambas regiones de la URSS. «Si antes Crimea fue
incorporada a Ucrania conforme a las leyes soviéticas, es
decir, según las leyes del Partido (Comunista de la URSS),
sin preguntar a la gente, esta vez el pueblo corrigió aquel
error», aseguró Gorbachov. La reacción de Ucrania fue prohibirle
su entrada al país. Precisamente en Crimea es donde Gorbachov
tenía su dacha, su vivienda de veraneo. Fue allí donde fue
secuestrado y retenido por miembros del KGB durante el golpe
de Estado de 1991, tras el cual el régimen comunista llegaría
a su fin.
El politólogo estadounidense William Taubman, autor de la
biografía del ex dirigente ruso que lideró la perestroika,
Gorbachov (Debate), reveló que Gorbachov, muerto a los 91
años, tenía «una debilidad» por un político en concreto: el
ex presidente español Felipe González. «Le gustaba mucho reunirse
con él, más que con cualquier otro dirigente. Tenían muchas
cosas en común: eran jóvenes, reformadores, con un pasado
comunista… les gustaba conversar sobre política e ideales»,
afirmó en una entrevista en 2018. Por el contrario, tenía
«una rivalidad casi shakesperiana» con su sucesor político,
Boris Yeltsin, quienes llegaron a «odiarse el uno al otro».
«Y con esa lucha, el proyecto que ambos compartían perecen:
ambos querían reformar el país y, si hubieran hecho causa
común, todo habría durado más tiempo», ha destacado.
«En cierto modo, Gorbachov se convirtió en una especie de
chivo expiatorio para Putin, porque tenía que echarle la culpa
a alguien por el pasado y no podía culpar a Yeltsin. Y todo
el mundo sabe que Putin ha sido el chico de Yeltsin», señalaba
el autor estadounidense.
Taubman recordó que Gorbachov vivía «una vida difícil y triste»,
con apuros económicos y una salud frágil. «La última vez que
le vi utilizaba un bastón para caminar y le costaba levantarse
de la silla. ¿En qué empleaba el tiempo? Tenía un despacho
en su fundación, al que llega se sienta en la mesa, concede
entrevistas… pero comparada con el pasado, su vida era vacía»,
ha lamentado Taubman.
La glásnost fue una reforma política en los últimos años
de la Unión Soviética que buscaba una mayor transparencia
y democratización. La glásnost fue una reforma política en
los últimos años de la Unión Soviética que buscaba una mayor
transparencia y democratización. Con Mijaíl Gorbachov en el
poder desde 1985, la implementación de una serie de políticas
aperturistas para potenciar el desarrollo económico y la democratización
al estilo occidental supusieron un revulsivo para el país.
A la par que la glásnost (‘apertura’ o ‘transparencia’ en
ruso), y también enmarcada dentro de las políticas de uskoréniye
(‘aceleración’), Gorbachov llevó a cabo la perestroika (‘reestructuración’),
centrada en materia económica.
Culpa de esta situación también residía en la «enorme impopularidad»
de la que gozaba Gorbachov en Rusia -la última vez que se
presentó a un proceso electoral en 1996, apenas llegó al 1%
de los votos-. «En su momento, mucha gente acogió con entusiasmo
sus medidas, pero en retrospectiva, los rusos piensan que
eran una gran superpotencia y todo lo que tenían desapareció»,
ha apuntado.
Preguntado entonces por qué ha decidido quedarse en Rusia
con un ambiente mayoritariamente contrario a su persona, Taubman
lo justifica en el hecho de «querer demostrar a la gente que
es un patriota». «Él ya ha sido acusado de traidor en varias
ocasiones y cree que, si se fuera a vivir a Estados Unidos
o Alemania, probaría a los rusos que ha sido desleal», ha
explicado.
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