Cuentan que José María Calleja siempre decía
una frase: «Tenemos que tener la dignidad y la valentía dos
peldaños por encima del miedo». Su muerte a los 64 años a
causa del coronavirus ha sobrecogido a infinidad de conocidos
que lo recuerdan como a un hombre honesto, con un gran compromiso
cívico y una gran valentía. Porque Calleja no sólo era un
periodista. En los años 80 y 90 fue el gran símbolo del periodismo
libre y comprometido con la democracia en el lugar de España
donde más difícil era ser periodista: el País Vasco.
José María Fernández Calleja (León, 1955) había
ingresado en el Hospital Clínico de Madrid el 29 de marzo.
Tras agravarse su salud, fue trasladado a la UCI, donde murió.
Nacido en León (aunque ya de niño su familia
se trasladó a Valladolid), Calleja fue un joven comunista
del PCE cuya militancia antifranquista lo llevó a la cárcel.
Fue entre 1973 y 1974, con sólo 18 años.
Tras estudiar Historia en la Universidad de
Valladolid, en los años 80 se estableció en el País Vasco,
donde acabó entrando en la agencia Efe. En aquellos años de
plomo en los que buena parte de la sociedad vasca miraba a
ETA con compresión, Calleja vio con claridad que sus asesinatos
y amenazas eran injustificables, cuenta Cristina Cuesta, víctima
del terrorismo y una histórica del compromiso contra la banda
a quien en 1986 aquel joven periodista «ayudó muchísimo» para
montar el germen de la primera asociación por la paz en San
Sebastián. «Siempre estuvo con nosotros, con ese humor que
tenía, siempre tan cordial y tan cariñoso», recuerda, emocionada.
De hecho, en los años siguientes Calleja participó en todo
tipo de concentraciones cívicas contra ETA y siempre se enfrentó
a sus cómplices con la palabra.

Sobre todo cuando saltó a la televisión pública
vasca, ETB. Años muy duros: 1987-1995. Allí, como editor y
presentador del informativo del mediodía, el Teleberri, hizo
historia. En una cadena dependiente del Gobierno vasco en
la que predominaba la neutralidad mal entendida, el presentador
usaba el lazo azul y llamaba terroristas a los terroristas
y asesinatos a los asesinatos. «Empezaba los informativos
diciendo: 'Un día más, Julio Iglesias Zamora sigue secuestrado
por la banda terrorista'», recuerda Gorka Angulo, compañero
de profesión. O arrancaba: «Ortega Lara cumple el 36º día
sometido a la tortura del secuestro».
Decir la verdad le costó caro. En 1993 aparecieron
carteles que decían: «Calleja, asesino». En 1995 nuevos pasquines
con su cara: «Los asesinos llevan lazo azul». Por entonces
supo que ETA le tenía entre sus objetivos. Llegaron los escoltas.
También una diana y la amenaza: «Serás el siguiente».
Pese a no tener una relación estrecha con Castilla-La
Mancha, la muerte del periodista José María Calleja ha
causado un gran impacto entre algunos colegas de la radio
televisión pública de la región, donde fue entrevistado
por última vez el pasado 9 de marzo, escasos días antes
de la declaración del Estado de Alarma. Al acabar sendas
entrevistas en la radio y la televisión, José María Calleja
mantuvo, café por medio, una prolongada y afable reunión
con la directora general de CMM, Carmen Amores, y algunos
de sus colaboradores más cercanos. Además de admirar su
sencillez y ejemplo de lucha, su amplio currículo profesional
y su enseñanza de vida en defensa de la libertad, con
la amenaza permanente de la banda terrorista ETA, de ese
encuentro surgió la posibilidad de contar con él para
participar en una Jornada sobre el tratamiento de la información
en clave de igualdad, dirigida a los trabajadores. Calleja
se mostró a disposición y quedó emplazado a una nueva
reunión. Lo que no consiguió ETA, lo logró esta maldita
epidemia. |
En 1995 el director del grupo EiTB, Iñaki Zarraoa,
del PNV, anunció que el periodista no regresaría al Teleberri.
Según contó Calleja a la investigadora María Jiménez, Zarraoa
le dijo: «Calleja, tu especial beligerancia con la violencia
me plantea problemas en mi entorno». Él contestó: «Joder,
pues cambia de entorno», a lo que el director replicó: «Además,
como vas con escolta, no puedes ser objetivo». Y Calleja:
«Hombre, como soy objetivo, por eso me han puesto escolta».
Salió de ETB y HB lo celebró. Otra de las cosas que él decía:
«Pasamos de la dictadura de Franco a la de ETA». Ambas le
condenaron.
Amenazado y escoltado, acabó marchándose a Madrid
un año después (1996). Aunque nunca abandonó Euskadi. En 2001
condujo junto a Maite Pagazaurtundua el multitudinario acto
de la plataforma ¡Basta Ya! que en el Kursaal de San Sebastián
reunió a Redondo (PSOE) y Mayor Oreja (PP) para impulsar su
(fallida) alianza electoral.
Ya en Madrid, Calleja trabajaría, entre otros
muchos medios, en CNN+, donde presentó el programa El Debate.
Doctor en Ciencias de la Información y profesor asociado en
la Universidad Carlos III de Madrid, en la actualidad participaba
en tertulias de la Cadena Ser y TVE y escribía artículos para
el digital eldiario.
Entre sus méritos figura el haber publicado
en 1997 el primer libro sobre las víctimas de ETA, Contra
la barbarie. Un alegato en favor de las víctimas de ETA),
y el haber recibido la orden al mérito constitucional. En
febrero pasado vio la luz su última obra, Lo bueno de España,
en la que quiso reunir aquello de lo que los españoles pueden
sentirse orgullosos.

Muchos de quienes le conocían, sobre todo en
el País Vasco, están despidiéndose de Calleja en las redes
sociales con mucho cariño. En muchas casas hay hoy vascos
-políticos de todo color, periodistas, policías, civiles...-
llorándole. Le definen como a un demócrata convencido, situado
en la izquierda política y siempre un defensor de las libertades
y de los valores constitucionales.
Los homenajes a su figura se sucedieron desde
que se conoció la noticia. Por ejemplo, Antonio García Ferreras,
el presentador de Al Rojo Vivo, no pudo contener la emoción
al informar en directo ese mismo día del trágico suceso, mientras
que Julia Otero, de Onda Cero, subrayó entre lágrimas haber
perdido “un buen hombre”.
Este jueves, María Casado, la conductora de
La Mañana de TVE, programa donde colaboraba Calleja, le ha
recordado en directo y no ha podido contener ni la emoción
ni las lágrimas: “Hemos perdido a uno de los nuestros, nuestro
compañero José Mari Calleja”. “Lo que no pudo hacer ETA lo
ha conseguido, me van a permitir, ha conseguido este puto
bicho”, ha añadido Casado. Sus palabras y su emoción ha estado
tan a flor de piel que incluso el expolítico del PP en el
País Vasco, Borja Sémper, ha tenido casi que coger aire antes
de empezar la entrevista. “Me estás emocionando. Esto no estaba
previsto. Todo con un mínimo de sensibilidad tenía que ser
Callejero. José Marí tenía una parte conocida que era su valor
y su manera de expresarse, pero hay otra parte que me parece
maravilloso que la estéis recordando y es que era un tío cariñoso”,
ha recordado Sémper.
Calleja, amenazado por ETA, publicó el pasado
mes de febrero su última obra, Lo bueno de España. En ella
reflexiona sobre los hechos históricos, las iniciativas y
los personajes que permiten sentir un orgullo razonable de
este país.
José María Calleja: "La España constitucional, de
la convivencia y del progreso son valores de izquierdas".

¿Por qué a los españoles les cuesta hablar
bien de España? ¿Por qué alguien que se declara “muy
español” sólo puede ser de derechas? ¿Por qué no se
pueden reivindicar los logros del país desde una mirada
progresista? ¿Por qué no se puede poner en valor la
calidad de la democracia patria y sentirse orgulloso
de leyes que admiran en otros países que han sido nuestros
referentes? El periodista José María Calleja se ha sumergido
de lleno en estas preguntas para dar respuestas. Y lo
hace a lo largo de las 347 páginas de Lo bueno de España.
Una crónica histórica ante el ataque nacionalista que
reivindica el valor de España. Reflexión tras reflexión
sobre la democracia en nuestro país. Lo tiene claro:
ha habido una tradición castiza, “por no decir casposa”,
de hablar mal de España. Un “auto odio” histórico. Pero
ser español en el siglo XXI, define Calleja, es “estar
dispuesto a convivir civilizadamente con gente que no
piensa como tú”. Una nación, confiesa, que si fuera
una película, estaría rodada por Saura, Gutiérrez Aragón
y Cuerda. Sonaría al son de los acordes de Mediterráneo,
de Joan Manuel Serrat. Una esencia de país que explica
con su estilo propio.
¿Cómo es la España de 2020? ¿En qué
país vivimos?
Es una España que ha recorrido un periodo
muy meritorio, hemos pasado de una dictadura horrorosa
a una democracia fructífera, de la que tenemos que sentirnos
orgullosos. El problema que le veo ahora es que hay
una serie de fuerzas políticas, sobre todo nacionalistas
catalanas, que han intentado poner en cuestión ese sistema
de convivencia. Lo digo en pasado porque creo que ese
golpetazo que se quiso dar a la democracia ha sido encauzado
y estamos en el momento de seguir avanzando y progresando
en esa democracia moderna y que tanta calidad de vida
nos ha dado desde la muerte de Franco.
¿Cómo se resuelve lo de Cataluña? ¿Tiene
solución?
Puede tener arreglo, solución es muy complicado.
Tienen que hablar, negociar, tratar de llegar a acuerdos
para una cierta convivencia dentro de la comunidad autónoma
catalana y para una relación no de enfrentamiento brutal,
sino de cierta gobernanza entre la Generalitat y el
Ejecutivo de España. Solución definitiva no creo que
tenga porque hay posiciones muy radicalizadas que no
se van a contentar pase lo que pase. Pero por lo menos
debiera tener un encauzamiento político, democrático
y civilizado.
¿Habrá algún día un referéndum? ¿Sería
partidario?
Desde luego no soy nada partidario de
que haya un referéndum. Agravan y dificultan más los
problemas. Quiero pensar que no va a haber porque sería
la consagración definitiva del enfrentamiento y la división.
Creo que no lo va a haber y los que lo plantean hacen
caso omiso a experiencias históricas que dicen que no
es una solución.
Retomando una de las ideas del libro,
¿por qué a mucha gente de izquierdas le da vergüenza
decir ‘español’?
Tiene que ver con el pasado franquista.
Durante cuarenta años la dictadura se apropió de lo
español. Un término bien curioso, parecía que todo lo
que no era franquista no era español. Ha dificultado
la vinculación de la izquierda con la idea de España,
con los símbolos de la España constitucional. Creo que
han sido los gobiernos de izquierdas, los gobiernos
socialistas, los que más han hecho por conseguir una
España moderna y de progreso, y deberían estar orgullosos
de la palabra España. Está claro que en el discurso
nacionalista han conseguido establecer español casi
con el sinónimo de insulto. Pero la España constitucional,
de la convivencia y del progreso son valores de izquierdas.
¿Qué es de verdad ser español en el
siglo XXI? ¿Qué valores representa?
Es estar dispuesto a convivir civilizadamente
con gente que no piensa como tú. Estar dispuesto a no
tener una idea monopolística del país, sino una idea
compartida, y pensar que hay un ámbito de convivencia
y relación civilizada entre distintos pero que no se
plantea darle una patada al tablero.
Por primera vez estamos viendo un Gobierno
de coalición desde la II República. ¿Qué espera?
Que no sea un fracaso, creo que las dos
partes que lo forman están perfectamente convencidas
de que como lo hagan mal va a ser un fracaso con consecuencias
complicadas para el futuro de la izquierda. Creo que
se van a afanar en hacerlo lo mejor posible. Eso también
pasa por que las discrepancias lógicas que haya no hagan
reventar la operación. Me gustaría que mejorara la calidad
de vida de la gente, las condiciones de empleo y hacer
avanzar el país en el progreso. Y que se supere esa
especie de lucha atávica entre españoles o entre nacionalismos
de uno u otro tipo.
Hablando de la calidad de vida, en
las primeras sesiones en el Parlamento sólo se habla
de Venezuela. ¿Tenemos un problema en España?
Es un poco llamativa esa ocupación de
la agenda con temas, que no digo que no son importantes
pero no están entre los diez primeros que provocan preocupación
entre los ciudadanos. Por parte de la derecha hay una
estrategia de oposición de no darle ni un minuto al
nuevo Gobierno y hacerlo fracasar, pero da la sensación
de que esa actitud tan crispadora puede provocar una
especie de fatiga de los materiales que al final acabe
cansándoles a ellos. Fïjate la forma en la que se ha
resuelto la situación en el País Vasco. Creo que cargarse
a gente muy significativa del PP, que se ha estado jugando
la vida literalmente… Otros de los que se lo han cargado
no sé si pueden decir lo mismo. Me temo que no. La forma
en la que se ha ventilado eso creo que se va a volver
en contra del propio Casado. No puedes llegar allí y
cargarte al candidato cuando falta un rato para las
elecciones, resolviendo el asunto de una forma muy autoritaria.
Puede ser un efecto bumerán para el propio PP.
Esto lamina un poco lo que es la idea
de la España de las Autonomías. ¿Está en peligro ese
concepto?
Creo que la España autonómica es uno de
los grandes logros de los que tenemos que estar orgullosos
en contra de los que piensan que ha sido un error y
un despilfarro. Creo que ha servido para mejorar la
calidad de vida de los ciudadanos.
Una de las cosas que marca la política
española y que no habíamos vivido hasta ahora es la
irrupción de la ultraderecha en el Parlamento, Vox es
ya la tercera fuerza.
Es una de las novedades de la situación
política. Habíamos hablado muchas veces de que en España
no había un fenómeno de ultraderecha como en otros países
europeos, pues ya lo tenemos. Depende mucho del cómo
haga las cosas este Gobierno de izquierdas para que
Vox no pase de tercera a primera fuerza. Es un poco
la argamasa que va unir a la izquierda pensando que
un fracaso puede dar paso a un partido que hace medio
año, en términos históricos, lo veíamos como irrelevante
fuera del Parlamento y que hoy se está convirtiendo,
y a medida que el proceso de degradación del PP sigue
avanzando, y puede ser el partido para la gente de derechas
de este país.
¿Podría llegar a gobernar Vox en unos
años?
Espero que no. Pero, vamos, todo es posible.
Tampoco pensábamos que iban a tener escaños en el Parlamento
andaluz y los tuvieron, están cogobernando con otros
partidos que en principio les tenían que haber hecho
el cinturón sanitario. Espero que no, pero no se puede
descartar nada.
En el libro habla de la figura del
rey y del monarquía. ¿Goza de buena salud la institución
o está en peligro?
Se está poniendo en cuestión como nunca
antes. La llegada de Felipe VI ha atemperado un poco
esa situación que se produjo con la crisis y la abdicación
del rey Juan Carlos. Se ha pasado de poner todo en cuestión
a aceptarla con naturalidad. Por parte de los que antes
iban a cuchillo contra ella y hoy están en el Gobierno
no hay la más leve crítica. Se ha bajado un poco la
situación que tuvo complicada como institución, creo
que va a seguir vigente. Sobre todo, porque una alternativa
de otras características se encuentra casi en primer
lugar con la división de las fuerzas que pueden proponerla.
No se trata tanto del sistema que tengamos, sino de
que funcione razonablemente bien.
Sigue en:

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