EEUU ha declasificado este viernes un informe
de inteligencia que responsabiliza al príncipe heredero de
Arabia Saudí, Mohamed bin Salmán, de la operación para matar
a Jamal Khashoggi en 2018. La desclasificación del documento
se produce justo un día después de la llamada telefónica entre
Joe Biden, presidente de EEUU, y el rey saudí, Salmán bin
Abdulaziz. El informe de la Oficina del Director Nacional
de Inteligencia confirma las conclusiones clasificadas a las
que llegó la CIA tras el asesinato en 2018. La conclusión
está basada sobre el control que Mohamed bin Salmán tiene
en la toma de decisiones, su "apoyo por las medidas violentas
para silenciar a disidentes en el extranjero, incluido khashoggi"
y la participación en la operación de altos miembros de seguridad
y asesores.
"El príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed
bin Salmán, aprobó una operación en Estambul, Turquía, para
capturar o matar al periodista saudí Jamal Khashoggi", sostiene
el documento. Medios estadounidenses habían informado de que
la Casa Blanca quería que se produjese esta llamada antes
de hacer público el informe. En el comunicado de la llamada
distribuido por la Casa Blanca no se hace alusión alguna a
Khashoggi, aunque sí que se hace referencia a los derechos
humanos. "Los dos discutieron sobre la seguridad regional,
incluidos los esfuerzos renovados liderados por la ONU y EEUU
para acabar con la guerra en Yemen, así como el compromiso
de EEUU a ayudar a Arabia Saudí a defender su territorio",
informó la Casa Blanca.
La historia moderna de Arabia Saudita comienza con
un reformador islámico llamado Muhammad ibn Abd-al-Wahhab
y un gobernante local llamado Muhammad bin Saud, quienes
fundaron el Emirato de Diriyah, también es conocido
como Primer Estado saudí en el año 1744, en la parte
central de Arabia. Arabia Saudita tiene las reservas
de petróleo más grandes del mundo. El gobierno está
dando mucha importancia al desarrollo de las infraestructuras,
la ciencia y la tecnología. Muchos economistas y otros
expertos piensan que el país está en proceso de convertirse
en un país líder de Oriente Medio.

Regidos por antiguas costumbres.
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"El presidente destacó la importancia que pone
EEUU en los derechos humanos universales y el Estado de derecho".
"La divulgación pública (del informe) marcará un nuevo capítulo
en las relaciones de Estados Unidos con Arabia Saudí y una
diferencia clara en la política del presidente Joe Biden y
la del expresidente Donald Trump", sostuvo la cadena de televisión
NBC, que dijo haber tenido ya acceso al informe en 2018. Según
la agencia estatal saudí SPA, ambos líderes subrayaron en
la llamada la intención de "fortalecer lazos". La agencia,
que no hace mención alguna a los derechos humanos, sostiene
que el rey Salmán expresó "la voluntad del reino de alcanzar
una solución política e integral en el Yemen". El Gobierno
saudí inicialmente negó toda responsabilidad en el asesinato
de Khashoggi, pero más tarde sostuvo que el periodista fue
asesinado accidentalmente por agentes que buscaban extraditarlo.
La versión oficial de Arabia Saudí es que esos agentes, vinculados
estrechamente con el príncipe Bin Salmán, actuaron por su
cuenta y que el gobernante no estuvo involucrado. En Arabia
Saudí, ocho individuos fueron condenados por la muerte de
Khashoggi y cinco de ellos fueron sentenciados a la pena capital.
Más tarde esas sentencias fueron conmutadas por la pena de
20 años de prisión.
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EEUU ha anunciado sanciones y restricciones
de visado a más de 70 saudíes que "se cree que han estado
implicados en amenazas a disidentes en el extranjero", algunos
de ellos involucrados en el asesinato de Khashoggi. El secretario
de Estado, Antony Blinken, ha presentado en un comunicado
la llamada 'Prohibición Kashoggi', en homenaje al periodista
y a través de la que se han impuestos las restricciones a
76 saudíes. "La 'Prohibición Khashoggi' permite al Departamento
de Estado imponer restricciones de visado a individuos, que,
actuando en nombre de Gobiernos extranjeros, se cree que hayan
estado implicados directamente en actividades extraterritoriales
contra los disidentes, incluyendo la supresión, acoso, vigilancia,
amenazas o daños a periodistas, activistas y otras personas
percibidas como disidentes por su trabajo", dijo Blinken.

Antony John «Tony» Blinken (Nueva York, 16 de
abril de 1962) es un consejero en política exterior estadounidense.
Actual Secretario de estado de los Estados Unidos. Ejerció
como vicesecretario de Estado de Estados Unidos de 2015 a
2017 y como asesor adjunto de Seguridad Nacional de 2013 a
2015 bajo la presidencia de Barack Obama.
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El asesinato de Yamal Jashogyi, un disidente
saudí, periodista del Washington Post y exgerente general
y editor en jefe del canal de noticias Al-Arab, se produjo
el 2 de octubre de 2018 en el consulado saudí en Estambul,
y fue perpetrado por agentes del gobierno saudí, presuntamente
para suprimir su actividad disidente.
Atraído al edificio del consulado con el pretexto
de proporcionarle documentos para su próxima boda (con una
ciudadana turca llamada Hatice Cengiz), Jashogyi fue atado,
asfixiado y desmembrado por un escuadrón de asesinos sauditas
de 15 miembros. Los últimos momentos de Jashogyi se capturan
en grabaciones de audio, cuyas transcripciones se hicieron
públicas posteriormente. La investigación turca concluyó que
Jashogyi había sido estrangulado tan pronto como ingresó al
edificio del consulado, y que su cuerpo fue desmembrado y
tirado, probablemente en el cercano Bosque Belgrad o en un
terreno de cultivo en la provincia de Yalova. Los investigadores
turcos, así como las investigaciones del New York Times, concluyeron
que algunos de los 15 miembros del equipo saudí estaban estrechamente
relacionados con el príncipe heredero saudí Mohamed bin Salmán
y que el equipo había viajado a Estambul específicamente para
cometer el homicidio. El gobierno saudita se comprometió en
un gran esfuerzo para encubrir el asesinato, incluida la destrucción
de pruebas.

Después de cambiar repetidamente su relato de
lo que le sucedió a Khashoggi en los días posteriores al asesinato,
el gobierno saudí admitió que Khashoggi había sido asesinado
en un asesinato premeditado, pero negó que el asesinato hubiera
tenido lugar según las órdenes de bin Salman, quien dijo que
aceptó la responsabilidad por el asesinato "porque sucedió
bajo mi supervisión", pero afirmó que no lo ordenó. Las autoridades
turcas publicaron una grabación de audio del asesinato de
Khashoggi que, según ellos, contenía evidencia de que Khashoggi
había sido asesinado por orden de Mohammed bin Salman. Para
noviembre de 2018 la CIA, basada en múltiples fuentes de inteligencia,
había concluido que bin Salman había ordenado el asesinato
de Khashoggi. En el mismo mes, Estados Unidos sancionó a 17
personas sauditas por el asesinato de Khashoggi, incluido
el exasesor de bin Salman, Saud Al-Qahtani, pero no sancionó
al mismo Bin Salman. El entonces presidente de los Estados
Unidos Donald Trump disputó la evaluación de la CIA, expresó
su apoyo a Bin Salman y declaró que la investigación sobre
la muerte de Khashoggi tenía que continuar.
El asesinato provocó un intenso escrutinio global
y críticas al gobierno saudita. Un informe de junio de 2019
emitido por la relatora especial de las Naciones Unidas sobre
ejecuciones extrajudiciales Agnès Callamard concluyó que el
asesinato de Khashoggi fue "un asesinato brutal y premeditado,
planeado y perpetrado". Callamard determinó que la responsabilidad
del asesinato de Khashoggi, y la elaborada campaña para encubrirlo,
recae en los más altos funcionarios de la corte real saudita
y que "evidencia creíble" exigía la "investigación de la responsabilidad
individual de los funcionarios sauditas de alto nivel, incluido
el príncipe heredero". El informe de Callamard también detalló
el papel del cónsul general saudita en Estambul en la coordinación
del asesinato, socavando la afirmación de que el asesinato
fue un acto no autorizado por parte de agentes deshonestos.
El relator especial pidió que la ONU llevara a cabo una investigación
criminal y, debido a que Khashoggi era residente de los Estados
Unidos, el FBI. En enero de 2019, el gobierno saudí inició
juicios contra 11 sauditas acusados de participar en el asesinato
de Khashoggi.

Agnès Callamard es una experta francesa en derechos
humanos y la relatora especial sobre ejecuciones extrajudiciales,
sumarias o arbitrarias nombrada por el Consejo de Derechos
Humanos de las Naciones Unidas. También es directora del proyecto
Global Freedom of Expression de la Universidad de Columbia.
En diciembre de 2019, luego de un proceso secreto,
un tribunal saudí absolvió a 3 acusados, sentenció a muerte
a 5 acusados (Fahad Shabib Albalawi, Turki Muserref Alshehri,
Waleed Abdullah Alshehri, Maher Abdulaziz Mutreb y Salah Mohammed
Tubaigy) y sentenció a 3 acusados a penas de prisión. Los
acusados absueltos, Saud al-Qahtani y Ahmed al-Asiri, eran
funcionarios de seguridad sauditas de alto nivel, mientras
que los cinco hombres condenados a muerte eran "esencialmente
soldados de infantería en el asesinato". Los fiscales sauditas
rechazaron los hallazgos de la investigación de la ONU y afirmaron
que el asesinato "no fue premeditado", sino que fue "tomado
de improviso en el momento". El relator especial de la ONU,
Callamard, dijo que el veredicto saudí era una "burla" porque
"los autores intelectuales no solo caminan libres, sino que
apenas han sido tocados por la investigación y el juicio".
El grupo de derechos humanos Amnistía Internacional calificó
el veredicto de "encubrimiento" y el gobierno turco dijo que
los juicios habían estado muy lejos de "justicia y rendición
de cuentas".
Tras el asesinato, varios otros activistas
saudíes exiliados informaron que el régimen saudí intentó
atraerlos a sus embajadas. Middle East Eye publicó afirmaciones
de una fuente no identificada con conocimiento de las agencias
de inteligencia sauditas de que el asesinato es parte de una
operación más grande de asesinatos silenciosos de críticos
del gobierno saudí por parte de un escuadrón de la muerte
llamado "Escuadrón Tigre", compuesto por agentes de inteligencia
más confiables y calificados. Según la fuente, el Escuadrón
Tigre asesina a los disidentes utilizando diversos métodos,
como accidentes automovilísticos planificados, incendios domésticos
o clínicas de envenenamiento mediante la inyección de sustancias
tóxicas en los oponentes cuando asisten a chequeos médicos
regulares. Los presuntos miembros del grupo son reclutados
de diferentes ramas de las fuerzas sauditas, dirigiendo varias
áreas de especialización.
Según Middle East Eye, cinco miembros eran
parte del escuadrón de la muerte de 15 miembros que fueron
enviados a asesinar a Khashoggi. En cuanto a reacciones de
la comunidad internacional, el entonces presidente de los
Estados Unidos Donald Trump, expresó su apoyo al gobierno
saudita reservándose el juicio sobre la culpabilidad. Esto
creó un alboroto bipartidista en el Congreso, sacudiendo los
cimientos de la estrecha relación estadounidense-saudita con
los llamados a la suspensión de las ventas militares. Los
gobiernos de varios países pidieron una investigación transparente
y condenaron el asesinato. Los países árabes aliados de Arabia
Saudita caracterizan las secuelas como una campaña mediática
contra Arabia Saudita.

La Administración de Donald Trump recibió un
pago de 100 millones de dólares por parte de Arabia Saudí,
en medio de la crisis por el asesinato del periodista Jamal
Khashoggi, ocurrido en la embajada saudí en Turquía. Según
desvela The New York Times, el abono se efectuó el mismo día
que el secretario de Estado Mike Pompeo llegó a Riad para
hablar sobre este caso.
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Los derechos humanos en Arabia Saudita están
basados en las leyes religiosas islámicas bajo el régimen
monárquico de la Casa de Saud. Arabia Saudita dispone de un
programa “contra-radicalización” cuyo propósito es “combatir
la propagación y la atracción de las ideologías del terrorismo
entre la población en general” e “inculcar los verdaderos
valores del Islam, tales como la tolerancia y la moderación”.
Esta “tolerancia y moderación” ha sido cuestionada por “The
Baltimore Sun” sobre la base de informes de Amnistía Internacional
acerca de Raif Badawi, el bloguero que recibió una sentencia
de 10 años en la cárcel y 1000 latigazos. El estricto régimen
que gobierna Arabia Saudita fue considerado entre “lo peor
de lo peor” en el informe anual de Freedom House sobre derechos
humanos y políticos del año 2010.
La tortura y el maltrato de personas detenidas
son hechos comunes, extendidos y generalmente cometidos con
impunidad. Según lo informado, la metodología incluye golpes,
suspensión por las extremidades y privación del sueño. Según
informes, entre las personas sometidas a maltrato se incluyen
manifestantes que fueron mantenidos incomunicados durante
días o aún semanas, sin que se hubieran formulado cargos en
su contra ni fueran sometidos a juicio. Las fuerzas policiales
y las autoridades de inmigración de Arabia Saudita rutinariamente
cometen abusos contra personas demoradas o detenidas, especialmente
trabajadores de los países del tercer mundo.
Arabia Saudita es uno de aproximadamente treinta
países en el mundo que incluye el castigo físico entre sus
penalidades legales. Algunos crímenes menores como el “desvío
sexual” o la embriaguez son castigados con azotes. En los
2000, se informó sobre mujeres sentenciadas a ser azotadas
por causa de adulterio; realmente, las mujeres eran víctimas
de violación, pero como no podían probar quienes eran los
abusadores, fueron consideradas culpables de cometer adulterio.
El número de azotes no está claramente determinado por la
ley y varía de acuerdo al criterio de los jueces, oscilando
entre decenas de latigazos a varios cientos, generalmente
aplicados en un periodo de semanas o meses. En el 2004, el
Comité contra la Tortura de Naciones Unidas criticó a Arabia
Saudita por las penas corporales llevadas a cabo bajo la Sharia.
Los miembros de la delegación saudí respondieron defendiendo
sus “tradiciones legales”, mantenidas desde el inicio del
Islam, hace 1400 años y rechazaron la interferencia en su
sistema jurídico. Las cortes continúan imponiendo sentencias
de azotes como castigo principal o adicional para muchos delitos.
Al menos cinco acusados fueron condenados a penas que oscilaban
entre 1.000 y 2.500 latigazos. El castigo tuvo lugar en cárceles.
La sharía o sharia, o ley islámica, es el cuerpo de
derecho islámico. Constituye un código detallado de
su conducta, en el que se incluyen también sus normas
relativas a los modos del culto, los criterios de su
"moral" y de su vida, las cosas que ellos tienen permitidas
o prohibidas y las reglas separadoras entre lo que consideran
el bien o el mal. Sin embargo, su identificación con
su religión es matizable: aunque está en el Islam, no
es un dogma ni algo indiscutible (como pudiera serlo
el texto del Corán), sino objeto de sus interpretaciones.

Afganistán, en la imagen o Indonesia
son otros paises donde predomina.
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En el año 2012, el bloguero saudí Raif Badawi
fue acusado de apostasía, delito castigado con la pena capital.
Luego de varias revisiones, finalmente en el año 2014 la sentencia
se fijó en 1000 latigazos y 10 años de prisión. El castigo
se aplicaría a lo largo de 20 semanas. La primera serie (50)
fue aplicada el 9 de enero de 2015, pero la segunda serie
fue aplazada por motivos de problemas médicos. Este caso fue
internacionalmente condenado y puso un considerable grado
de presión sobre el sistema legal saudí. En su Informe 2014/2015,
Amnistía Internacional dio a conocer los casos del defensor
de derechos humanos Mikhlif bin Daham al Shammari y de la
trabajadora doméstica filipina Ruth Cosrojas, sobre los cuales
también se aplicaron penas de flagelación.
Arabia Saudita impone la pena capital, en algunos
casos mediante decapitación. La pena de muerte puede ser impuesta
por una amplia gama de delitos incluyendo el asesinato, la
violación, el robo a mano armada, el uso reiterado de drogas,
la apostasía, el adulterio, la brujería o hechicería y puede
ser ejecutada mediante decapitación con una espada, lapidación
o fusilamiento, seguido de crucifixión. En el año 2005 hubo
191 ejecuciones, 38 en el año 2006, 153 en el año 2007 y 102
en el año 2008. Para el año 2015, el informe de Amnistía Internacional
habla de “decenas”, sin dar precisiones del número exacto
de ejecuciones. Un portavoz de National Society for Human
Rights (Asociación Nacional de Derechos Humanos), una organización
financiada por el gobierno saudí, expresó que el número de
ejecuciones está aumentando porque los índices de criminalidad
están aumentando, que los presos reciben un trato humanitario
y que las decapitaciones disuaden a la delincuencia, diciendo
“Alá, nuestro creador, conoce mejor lo que es bueno para Su
pueblo ... ¿Deberíamos sólo pensar en los criminales y preservar
sus derechos y no pensar en los derechos de los otros?”
Algunos casos de condenados a la pena capital
llegan al conocimiento de la prensa internacional debido a
sus características particulares. En los últimos tiempos,
tal es, por ejemplo, el caso del jeque Nimr al Nimr, quien
inició una campaña -con un discurso basado en la “no violencia”-
solicitando más derechos para la población chiita, fue detenido
en el año 2012, acusado de desobediencia, instigación popular,
alzamiento armado y apoyar a potencias extranjeras y finalmente
sentenciado a muerte en el año 2014. Su sobrino, Ali al-Nimr,
fue arrestado en el año 2012 por delitos cometidos en el 2011,
cuando solo tenía 17 años de edad. Amnistía Internacional
ha realizado una campaña de acción urgente para evitar su
ejecución que en estos momentos solo depende de la firma del
rey saudí.

La ejecución de al-Nimr pendiente de la firma
del Rey Salmán de Arabia Saudita
Arabia Saudita es el país de destino de víctimas
de la trata de personas con propósitos de servidumbre involuntaria
o explotación sexual. Hombres y mujeres de Bangladés, India,
Sri Lanka, Nepal, Pakistán, Filipinas, Indonesia, Sudán, Etiopía,
Somalia y varios otros países, viajan voluntariamente a Arabia
Saudita como empleados domésticos y otros trabajos de bajo
nivel de calificación, pero algunos posteriormente enfrentan
condiciones laborales de servidumbre cercanas a la esclavitud.
Las mujeres, principalmente de países de Asia y África son
traficadas hacia Arabia Saudita con fines de explotación sexual;
otras son secuestradas y forzadas a ejercer la prostitución
luego de haber escapado de empleadores abusivos.
Nimr Baqr al-Nimr, también conocido como el Jeque Nimr
o Nimr Baqir al-Namr, Nimr Bakir al-Nimr y Nemr Baqir
al-Nemr (21 de junio de 1959 - 2 de enero de 2016),
fue un clérigo chií opositor del pueblo de al-Awamiyah,
Provincia Oriental, Arabia Saudita. En la última década
antes de su ejecución se erigió como una de las principales
voces contra las autoridades saudíes, denunciando la
discriminación histórica de la comunidad chií en Arabia
Saudita. Durante las protestas contra el gobierno saudí
registradas en 2011-2012, fue considerado por medios
internacionales como el clérigo chií con más poder local
e influencia entre los jóvenes. Crítico con el régimen
saudí, especialmente con la Casa Saud, fue detenido
en varias ocasiones. En 2014 fue juzgado y condenado
a muerte en un juicio, según distintas organizaciones
internacionales de derechos humanos. El 2 de enero de
2016 fue ejecutado por el régimen saudí, junto a otros
46 condenados a muerte.

Ali Mohammed al Nimr es un joven saudí chií condenado
a muerte por un delito que presuntamente cometió cuando
tenía 17 años relacionado con las protestas en Arabia
Saudita reclamando democracia en el inicio de la primavera
árabe. Fue arrestado en 2012 y condenado a muerte en
2014. Desde el 23 de septiembre de 2015 su condena a
ser crucificado o decapitado está solo a la espera de
ser ratificada por el rey Salmán de Arabia Saudita y
según organizaciones de Derechos Humanos solo puede
salvarle el perdón real. El juicio de Al-Nimr ha sido
considerado injusto por parte de expertos de las Naciones
Unidas como Christof Heyns y Amnistía Internacional
que desarrolla una campaña para pedir que la ejecución
se detenga. El Parlamento Europeo, el presidente francés,
François Hollande, Manuel Valls así como el líder laborista
británico Jeremy Corby han denunciado la situación de
Alí. Ali al-Nimr es sobrino de Nimr Baqr al-Nimr, un
opositor chií al régimen saudí condenado a muerte y
ejecutado el 2 de enero de 2016.

Raif Badawi es un bloguero y defensor de los derechos
humanos de Arabia Saudita y creador del sitio de internet
Free Saudi Liberals (Liberales Saudíes Emancipados).
Badawi fue detenido en 2012 por la imputación de haber
«insultado al Islam por medios electrónicos» y luego
enfrentó varias acusaciones más, incluyendo apostasía.
En 2013 se le condenó por varias imputaciones y recibió
una pena de siete años de cárcel y 600 latigazos. En
2014 se aumentó su condena a 10 años, 1000 latigazos
y una multa. Los latigazos se iban a efectuar durante
un período de 20 semanas. Se administraron los 50 primeros
latigazos el 9 de enero de 2015. Su esposa Ensaf Haidar
dijo, después de oír de los restallidos: «Lo que sentí
es algo que no puedo describir. Fue una mezcla indescriptible
de tristeza y dolor... Fue dolorosamente horrible imaginar
lo que sufrió Raif.» También comentó: «Aprecio toda
la atención que el caso de Raif ha conseguido. Ojalá
que todos los gobiernos del mundo intensifiquen sus
esfuerzos para presionar a las autoridades a acabar
con lo que intentan hacer con mi esposo. Creo que pueden
lograrlo si hablan directamente con el gobierno saudí.»
Fueron pospuestos más latigazos porque las heridas del
primer castigo no habían sanado y su estado de salud
estaba deteriorado. Raif es diabético y de complexión
muy delgada. Iba a recibir el mismo castigo de 50 latigazos
cada viernes durante 18 semanas hasta que se cumpliera
la sentencia.

Hamza Kashgari Mohamad Najeeb es un poeta Saudí y columnista.
En 2011 estaba en una lista Mabahith de Activistas Pro-Democracia.
Se volvió sujeto de controversia después de ser acusado
por insultar al profeta mahoma en tres cortos mensajes
vía Twitter. Samar Badawi es una defensora de los derechos
humanos y de los derechos de la mujer de Arabia Saudita.
Se hizo famosa por un conflicto judicial con su padre,
que la denunció por desobediencia por violar el sistema
de tutela masculina de Arabia Saudita, que le impedía
casarse sin su permiso.
Fahad Albutairi es un comediante, actor, guionista
y preso político de Arabia. Albutairi se convirtió en
el primer cómico en presentarse en el escenario profesionalmente
de Arabia Saudita y en las Monarquías del Golfo Pérsico,
tras la relajación de las leyes estrictas en contra
de la crítica de ciertos aspectos de la sociedad de
Arabia.

Manal Al Sharif es una informática y activista de los
derechos de las mujeres de Arabia Saudita, que ayudó
a iniciar una campaña a favor de los derechos de las
mujeres para conducir.
Loujain Alhathloul es una activista por los derechos
de las mujeres nacida en julio de 1989 y un personaje
público saudita. La revista Arabian Business la incluyó
en el tercer puesto de la lista de las cien mujeres
árabes más poderosas de 2015. Detenida en mayo de 2018
tras exigir públicamente el derecho a conducir y a votar
para las mujeres, a sido recientemente liberada. Hablamos
de ella en los destacados del pasado Diciembre.

Misha'al bint Fahd al Saud fue una princesa de Arabia
Saudita ejecutada por presunto adulterio, aunque también
hay quienes afirman que fue asesinada de manera ilegal,
en 1977, a la edad de 19 años. Misha'al era nieta del
príncipe Muhammad bin Abdulaziz, hermano mayor del entonces
rey de Arabia Saudita, Khalid bin Abdulaziz. Atendiendo
a su pedido, Misha'al fue enviada por su familia a Líbano
para cursar estudios. Allí, se enamoró de Khaled al-Sha'er
Mulhallal, sobrino del embajador saudí en el Líbano
y comenzaron un romance. Cuando, a su regreso a Arabia
Saudita, se supo que habían conspirado para reunirse
a solas en varias ocasiones, se los acusó de adulterio.
Después de intentar simular que había muerto ahogada
y luego ser atrapada con Khalid tratando de escapar
de Arabia Saudita con ella disfrazada de hombre, al
ser reconocida en el control de pasaportes en el aeropuerto
de Jeddah, fue devuelta a su familia.
Según la ley islámica, una persona solo puede ser
declarada culpable de adulterio por el testimonio de
cuatro testigos varones adultos que hayan presenciado
la penetración sexual, o por su propia admisión de culpa,
diciendo tres veces ante el tribunal "he cometido adulterio".
No hubo testigos. Según los dichos de su familia ellos
la instaron a que no confesase, y en cambio simplemente
prometiera que nunca más iba a volver a ver a su amante.
Pero siempre según ese relato, frente a la sala del
tribunal, ella repitió su confesión: "He cometido adulterio,
he cometido adulterio, he cometido adulterio..."

El 15 de julio de 1977, ambos fueron ejecutados públicamente
en Jeddah, en el parque ubicado en las proximidades
del Edificio de la Reina. A pesar de su estatus real,
le vendaron los ojos, se la hizo arrodillar, y fue ejecutada
de un tiro de acuerdo a las instrucciones explícitas
de su abuelo, un importante miembro de la familia real,
por la supuesta deshonra que trajo al clan real y desafiar
una orden real que le indicaba que debía contraer matrimonio
con un hombre elegido por la familia. Khaled, después
de haber sido obligado a presenciar la ejecución de
Misha'al, fue decapitado con una espada por, se cree,
uno de los parientes varones de la princesa. Fueron
precisos cinco golpes para cortar su cabeza. Ambas ejecuciones
se llevaron a cabo cerca del palacio real en Jeddah,
no en la plaza de ejecución pública. Es de notar lo
extraño del método elegido para terminar con la vida
de la princesa, ya que según la ley islámica los adúlteros
deben ser lapidados. Tras la ejecución la segregación
de las mujeres en Arabia Saudita se hizo más grave y
la policía religiosa también comenzó a patrullar por
bazares, centros comerciales, y cualquier otro lugar
donde los hombres y las mujeres podrían encontrarse.
Cuando se le preguntó luego al príncipe Muhammad si
las dos muertes era necesarias, dijo, "Para mí fue suficiente
que estaban en la misma habitación".
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Antony Thomas, un británico productor de cine independiente
llegó a Arabia Saudita, y entrevistó a numerosas personas
investigando la historia de la princesa, y se encontró
con historias contradictorias, que más tarde convirtió
en el tema del documental británico, "La muerte de una
princesa".
La película fue programada para ser exhibida el 9 de
abril de 1980, por la cadena ITV de la televisión británica
y un mes más tarde por la cadena de televisión pública
PBS en los Estados Unidos. Ambas emisiones causaron
fuertes protestas y una gran presión diplomática, económica
y política por parte de los saudíes. Al no poder conseguir
que se cancelara la difusión en Gran Bretaña, el Rey
Khalid expulsó al embajador británico en Arabia Saudita.
En mayo de 1980, la atención se desplaza a la PBS, allí
los directivos de PBS sufrieron durante un mes la creciente
presión de las corporaciones y los políticos. Uno de
los principales patrocinadores de PBS, Mobil Oil Corporation,
sacó un anuncio a toda página en la página central del
New York Times declarando su oposición a la película
y que la misma amenazaba las relaciones EE. UU.-Arabia
Saudita. Finalmente los funcionarios de PBS optaron
por no continuar con la emisión, y en cambio emitir
dos programas, uno fue una discusión pro-saudí de la
película, y el segundo emitido a principios de junio,
presenta un retrato halagador sobre el papel de las
mujeres en la cultura saudí. Se dijo que el Rey Khalid
de Arabia Saudita, había ofrecido US $ 11 millones a
la empresa de televisión para eliminar la película.
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5 claves para entender la histórica rivalidad entre
Irán y Arabia Saudita (y qué tan cerca están de un conflicto
armado).


Origen y alcances de la rivalidad entre
Arabia Saudita e Irán.


Arabia Saudí intentó hackear el teléfono
del corresponsal del ‘New York Times’ un mes después
del de Bezos.


El caso Khashoggi abre el melón de las
sanciones a Arabia Saudí.


Por qué las jóvenes escapan de Arabia
Saudí. A pesar de las recientes reformas, el sistema
de tutela sigue dando a los hombres el control sobre
las vidas de las mujeres.


Jamal Khashoggi, un periodista crítico
pero no un disidente. El saudí 'desaparecido' en Estambul
expresaba sus opiniones con franqueza sin cuestionar
la monarquía.


Arabia Saudí es uno de los países más
herméticos del mundo, anclado en la tradición, a pesar
de los pequeños gestos aperturistas que el príncipe
heredero, Mohammad bin Salmán, ha ido realizando. Hasta
hace poco, las mujeres saudíes no podían conducir, ni
acudir a partidos de fútbol. Ahora, pueden hacerlo,
pero siempre bajo la supervisión de un ‘guardián’ masculino.
Son pocos los derechos que las mujeres han conseguido
conquistar en este país del Golfo Pérsico donde el Comité
para la Promoción de la Virtud y la Prevención del Vicio,
la policía religiosa guardiana de la segregación de
sexos, ha ido perdiendo fuerza. No obstante, aún queda
mucho trabajo por hacer. Más allá del caso Khasshoggi
reina el hermetismo político y la situación de la mujer
es precaria en una sociedad basada en la tradición y
en una de las escuelas islámicas más arcaicas y conservadoras,
el wahabismo.
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