El proyecto Petrifying Wealth, dirigido por
la investigadora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas
(CSIC) Ana Rodríguez, ha presentado una primera versión de
su visor interactivo en abierto. Este recoge más de 17.000
construcciones en piedra de los siglos XI, XII y XIII diseminadas
por la península Ibérica, Italia y el sur de Francia; y pone
a disposición del usuario una serie de filtros que permiten
individualizarlas por su tipo -calzadas, fortificaciones,
edificios religiosos, etc-, época y material de construcción.
Por ahora, sin embargo, solo está operativo
el visor de calzadas y caminos, mientras que el resto será
accesible al final del proyecto, según el equipo. Se puede
ver también el número de construcciones en un área específica
y acercar el visor hasta distinguir cada edificio en concreto,
en el cual se despliega un cuadro específico para este. El
objetivo final es enlazar este visor con numerosas bases de
datos que den información en profundidad sobre cada elemento;
y que las personas y entidades especialistas han puesto a
disposición del proyecto, abierto también a la colaboración
de particulares. El resultado es un ambicioso atlas interactivo
que incluye incluso construcciones ya desaparecidas, pero
de las que quedan testimonios documentales.
El título completo del proyecto es “Petrificando
la riqueza. El cambio a la construcción en piedra en el sur
de Europa como una inversión colectiva en la identidad” y
describe un gran cambio que experimentó el sur del continente
a partir de la mitad del siglo XI, cuando se produjo una rápida
difusión de las construcciones en piedra y ocasionalmente
ladrillo. Esto ha permitido que muchas lleguen hasta nuestros
días y nos permitan conocer el modo de vida y las preocupaciones
de esa época, caracterizada por un gran número y variedad
de estructuras de defensa -como castillos y murallas-, edificios
religiosos y laicos. La construcción en piedra también manifiesta
una mayor riqueza, ya que se trata de un material caro, y
una perspectiva de uso a largo plazo que justifique la inversión
y esfuerzo superiores al uso de materiales perecederos como
la madera.

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Ana Rodríguez, la directora del proyecto, explica
así el propósito del proyecto y de su acceso abierto: “Al
compartir nuestra investigación libremente, buscamos acercar
esta útil herramienta cartográfica, capaz de interactuar con
otras fuentes de datos georreferenciados, a una audiencia
amplia y diversa, haciendo visibles las estructuras de piedra
y de otros materiales duraderos de la Edad Media de una manera
práctica y estimulante”.

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Historia medieval de España es la denominación
historiográfica de un periodo de más de mil años, entre los
siglos V y XV, en el marco territorial completo de la península
ibérica, cuya identificación con la España actual ha sido
objeto de debate esencialista acerca de qué sea España. Como
hitos inicial y final suelen considerarse las invasiones germánicas
de 409 y la conquista de Granada de 1492. El reino visigodo,
a partir de la batalla de Vouillé (507), abandonó su presencia
en Galia y se centró en las antiguas provincias romanas de
Hispania. Fracasado el intento de construir una sociedad dual,
en la que la minoría visigoda se mantuviera rígidamente separada
de la mayoría hispanorromana, a partir del III Concilio de
Toledo (589) se fomentó la construcción de una sociedad y
cultura comunes, con un gran peso de las instituciones eclesiásticas,
bien adaptadas a las estructuras pre-feudales que se venían
imponiendo paulatinamente desde la época tardorromana.
La Iglesia Catedral-Basílica Metropolitana de la Asunción
de Nuestra Señora de Valencia, llamada popularmente
la Seu en valenciano, es sede del arzobispado de Valencia
y está dedicada por deseo de Jaime I —siguiendo la tradición
del siglo XIII— a la Asunción de María. Fue consagrada
el año 1238 por el primer obispo de Valencia posterior
a la Reconquista, Fray Andrés de Albalat. El gótico
valenciano es el estilo constructivo predominante de
esta catedral, aunque también contiene elementos del
románico, del gótico francés, del renacimiento, del
barroco y neoclásico. En su interior se venera el Santo
Cáliz, fechado del siglo I, y dado a la catedral por
el rey Alfonso el Magnánimo en 1436. Contiene algunas
de las primeras y mejores pinturas del Quattrocento
de toda la península ibérica, que llegaron de Roma a
través de artistas contratados por Alejandro VI. Este
último Papa valenciano, cuando aún era el cardenal Rodrigo
de Borja, hizo la petición para elevar la sede valentina
al rango de Metropolitana, categoría que le fue otorgada
por el papa Inocencio VIII en 1492.

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Las debilidades internas no desaparecieron,
permitiendo el rápido éxito de la invasión árabe de 711, que
inauguró una prolongada presencia musulmana en España, redenominada
como al-Ándalus. En el periodo del Califato de Córdoba (929-1031)
alcanzó su cumbre, convirtiéndose en una potencia económica
y militar e iniciando una verdadera "edad de oro" cultural
que se prolongó mucho más allá de su desaparición como entidad
política. El surgimiento, consolidación y crecimiento de los
reinos hispanocristianos convirtieron ese periodo de ocho
siglos, desde su punto de vista, en una "Reconquista" y "Repoblación"
de todo el espacio peninsular, al que ya se denominaba "España"
en las nacientes lenguas romances. Se construyó una sociedad
segregada en comunidades definidas de forma étnico-religiosa
(cristianos, moros y judíos, en expresión de Américo Castro);
y fuertemente militarizada (como el paisaje, que se llenó
de castillos); para la que el uso del término "feudalismo"
es objeto de debate historiográfico. En lo que sí hay un consenso
generalizado es en destacar el hecho de que, para la configuración
de su personalidad histórica, fue decisiva la condición fronteriza
cambiante que todas las zonas vivieron en una u otra ocasión.
No obstante, las relaciones no fueron siempre violentas: oscilaron
entre el enfrentamiento y la tolerancia, permitiendo activos
intercambios demográficos, económicos y culturales. Muy frecuentemente,
huestes cristianas fueron empleadas por musulmanes, y viceversa.
Sólo en algunas ocasiones decisivas se produjeron enfrentamientos
entre extensas coaliciones que respondían nítidamente a la
división religiosa.

Hasta el siglo XI el predominio fue claramente
musulmán. En la Plena Edad Media (el periodo de las cruzadas),
entre la conquista de Toledo (1085) y la batalla de las Navas
de Tolosa (1212) la situación pasó por distintos puntos de
equilibrio, pues los espectaculares avances cristianos conseguidos
ante la división andalusí en taifas fueron frenados e incluso
revertidos en los momentos en que los imperios norteafricanos
almorávide y almohade impusieron su unificación bajo un rigorismo
religioso. Las décadas centrales del siglo XIII presenciaron
decisivas conquistas cristianas, que dejaron el territorio
musulmán reducido al emirato nazarí de Granada, mientras que
la estructura territorial peninsular conformaba la denominada
"España de los cinco reinos" (el de Granada, el de Portugal,
el de Navarra y las Coronas de Castilla y de Aragón).
En los siguientes dos siglos el proceso reconquistador
prácticamente se detuvo, en un contexto de crisis general
que incluyó transformaciones estructurales de envergadura
(el inicio de la transición del feudalismo al capitalismo),
graves conflictos sociales y continuas guerras civiles; mientras
surgían las instituciones españolas del Antiguo Régimen, de
gran proyección posterior. La unión de los Reyes Católicos
y su compleja política matrimonial permitió, en el tránsito
de la Edad Media a la Edad Moderna, la construcción de una
Monarquía Hispánica cuya naturaleza y niveles de integración
son, en sí mismas, otro problema historiográfico. Simultáneamente
se desarrollaba la Era de los Descubrimientos, cuyo primer
beneficiario fue Portugal, que para esa época podía ser vista
como la primera monarquía autoritaria de Europa occidental
en constituir un Estado moderno (o nación-Estado), condición
que se disputa con la propia España (de cuyo destino común
no se separó hasta 1640) y los reinos de Inglaterra y Francia.
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