Un equipo de científicos chinos consiguieron
en 2018 implantar a cinco niños orejas creadas con una tecnología
experimental que combinaba las células cultivadas con la impresión
3D. Los niños sufrían microtia, una deformidad congénita del
oído externo que afecta a uno de cada 5.000 recién nacidos
y es más frecuente entre las poblaciones hispanas, asiáticas,
nativos americanos y en la zona de los Andes. La microtia
no solo afecta a la forma de las orejas, si no también a su
funcionalidad.
Los investigadores tomaron condrocitos (un tipo
de célula de los cartílagos) de los niños afectados por microtia,
para crear nuevo cartílago con forma de oreja, siguiendo la
forma del apéndice sano que se había replicado con impresoras
3D. Los condrocitos son responsables de mantener la matriz
cartilaginosa de este tipo de tejido.
El siguiente paso consistió en implantar el
apéndice creado en el laboratorio en los niños, reconstruyendo
la oreja. Los científicos aseguraban concluir con éxito el
diseño, creación y regeneración del oído externo en los pacientes,
tratados durante dos años y medio.
¿Y ahora?
Alexa por fin podrá hacerse coleta o recogerse
el pelo en un moño sin complejos. Esta mexicana de 20 años
residente en San Antonio (Texas) es el primer ser humano en
el mundo en recibir un implante de una oreja impresa en 3D
y fabricada a partir de células humanas, tejido vivo de la
propia Alexa. “Creo que me va a subir la autoestima”, ha declarado
a The New York Times, el diario que hoy ha avanzado esta información.
La joven sufre una rara malformación congénita denominada
'microtia' (etimológicamente, 'oreja pequeña'). Esta condición
afecta a uno de cada 5.000 o 7.000 nacimientos, según datos
de la Asociación Microtia España. Generalmente afecta solo
a un oído –en el caso de Alexa, al derecho– y es más frecuente
en niños que en niñas. En ambos casos, suele ser un motivo
de burla en el patio del colegio; algo que Alexa comenzó a
sufrir en la adolescencia: “Algunas personas no fueron consideradas
y eso empezó a molestarme”.
Momento en que la bioimpresora genera la estructura
de la oreja.
La oreja ha sido fabricada por 3DBio Therapeutics,
una empresa de medicina regenerativa ubicada en Nueva York.
La operación a la que se ha sometido Alexa forma parte de
un ensayo clínico con más voluntarios para evaluar la eficacia
y la seguridad del implante, cuyo nombre comercial es AuriNovo™.
Hasta ahora, los pacientes con microtia que querían someterse
a un injerto tenían dos opciones: o una prótesis artificial
o una elaborada con cartílago extraído de sus propias costillas,
lo que suponía mayores molestias y una estancia hospitalaria
más prolongada. Este implante en 3D requiere un procedimiento
quirúrgico menos invasivo que el uso de cartílago.
En el caso de Alexa, con un procedimiento similar
al de la biopsia, los médicos tomaron muestras de sus células
cartilaginosas (los llamados 'condrocitos') de su oreja malformada.
En concreto, medio gramo de tejido. Esas células fueron luego
cultivadas con nutrientes en laboratorio para estimular su
proliferación. A continuación, fueron mezcladas con una tinta
biológica a base de colágeno, “como si fueran pepitas de chocolate
mezcladas con helado de galleta”, según ha relatado a The
New York Times Nathaniel Bachrach, director científico de
3DBio.
Estructura de la oreja de tejido cartilaginoso
impresa en 3D.
Ese colágeno con células cartilaginosas fue
posteriormente inyectado en la impresora 3D, que en solo 10
minutos se encargó de producir, como si fuese una manga pastelera
de alta precisión, una réplica simétrica de la forma de la
oreja sana de Alexa. La estructura impresa fue enviada en
un recipiente especial a San Antonio, Texas. Allí fue injertada
por el doctor Arturo Bonilla, uno de los principales cirujanos
pediátricos especializados en microtia y fundador del Instituto
de Deformidades Auditivas Congénitas. El injerto no consiste
en 'coser' la oreja, puesto que se trata de un tejido cartilaginoso;
sino que se inserta en la zona requerida debajo de la piel.
Cuando esa piel se tensa, se amolda a la forma impresa mostrando
la apariencia de una oreja natural.
“Este es un momento verdaderamente histórico
para los pacientes con microtia y, más ampliamente, para el
campo de la medicina regenerativa, ya que estamos empezando
a demostrar la aplicación en el mundo real de la tecnología
de ingeniería de tejidos de próxima generación”, apunta en
una nota de prensa el doctor Daniel Cohen, director general
y cofundador de 3DBi. En camino, afirman desde esta compañía,
hay muchas otras aplicaciones que servirán para reconstruir
lesiones y malformaciones nasales o para tratar problemas
vertebrales. El precio del tratamiento no ha sido facilitado
por la empresa.
En la primera consulta se debe determinar si
el oído interno está intacto y la vista es normal. Si la vista
es normal, el próximo paso (si un canal no es visible externamente)
comporta determinar si existe un canal, por medio de una Tomografía
Computarizada. En los pacientes más jóvenes se realiza bajo
sedación. La edad a la que se realiza la reconstrucción depende
de la técnica escogida.
La cirugía más temprana es a la edad 5-6 años
para reconstrucción con implantes de Medpor y 7 a 10 para
la reconstrucción autóloga con injerto de cartílago costal.
Dependiendo de la técnica puede ser preciso esperar hasta
los 8-10 años para obtener suficiente cantidad de cartílago
y reconstruir una oreja de tamaño adulto (el pabellón auricular
alcanza un tamaño similar al del adulto a la edad de los 9-10
años).
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