El procesamiento de luz multiespectral ha descubierto
zonas de la obra como las manos y la frente que fueron dibujadas
con una técnica denominada spolvero, que permite transferir
un boceto preparatorio al soporte definitivo de la pintura.
Dicho de otro modo, Leonardo da Vinci hizo una especie de
copia de un boceto antes de pintar definitiva su famosa y
enigmática Gioconda. De alguna manera se podría decir que
el cuadro es, literalmente (al menos en parte), una calcomanía.
Así lo aseguran el ingeniero Pascal Cotte, fundador
de Lumière Technology, y Lionel Simonot, especialista en propiedades
ópticas de los materiales del Instituto Pprime de la Universidad
de Piotiers, en el artículo que ambos firman en la revista
Journal of Cultural Heritage tras hallar puntos negros de
carbón, característicos de esta técnica pictórica, impregnados
en la tabla. La icónica obra de arte que Leonardo da Vinci
comenzó a pintar en 1503 y que llevó con él hasta su muerte
en 1519 no habría sido pintada, pues, completamente a mano
alzada.
El spolvero consiste en dibujar la imagen en
un cartón y agujerear su contorno con un punzón para seguidamente
ponerlo sobre una hoja encima del soporte final de la obra
–en el caso de la obra maestra de Leonardo da Vinci una tabla
de madera de álamo–. Después se empapan los agujeros con polvo
de carbón traspasando el contorno del dibujo a la madera de
manera precisa. Este procedimiento fue muy utilizado durante
el Renacimiento y era especialmente apreciado para realizar
obras en serie o frescos, que no permiten rectificaciones
debido al rápido secado de la pintura. El propio Leonardo
utilizó la técnica en otras de sus obras, como la Dama del
armiño, "pero nunca antes se había demostrado en La Gioconda"
afirma Cotte en una nota de prensa emitida por el Centro Nacional
para la Investigación Científica (CNRS, por sus siglas en
francés).

Que extraños estos hombres modernos ...
El estudio, realizado con técnicas de escaneo
de alta resolución capaces de detectar la luz más allá del
espectro visible para el ojo humano, ha revelado el spolvero
en las muñecas y en la frente de la retratada: "En cuanto
a las manos, la pintura final retoma el dibujo de puntos preparatorio",
mientras que en la frente, se observa que los puntos de carbón
fueron enlazados por Da Vinci, pero que después no respetó
la silueta "en el velo y la frente plasmados en la pintura
que todos conocemos, claramente desplazados hacia la izquierda",
explica Lionel Simonot en la nota de prensa del CNRS. "Esto
significa que en el proyecto inicial de Leonardo da Vinci,
el rostro de la Mona Lisa estaba orientado más a la derecha",
concluye el investigador.
Aunque la tecnología empleada no ha permitido
hallar restos de spolvero en otras zonas de la pintura –las
partes más oscuras, donde la capa de pintura es muy absorbente,
explican los autores–, el estudio ha revelado otro detalle
oculto, una pequeña mancha de carbón semejante a una aguja
de pelo, dibujada a mano alzada a la derecha de la cabeza
de Lisa Gherardini, que Leonardo no conservó en el diseño
definitivo. Lo que reforzaría la idea del cambio de idea del
artista entre los primeros bocetos y el resultado final de
la obra.
Pero, ¿cómo se atraviesa una gruesa capa de
pintura hasta llegar a la superficie de la madera para encontrar
restos de carbón sin dañar una obra de 500 años de antigüedad?
La técnica empleada consiste en proyectar una serie de luces
intensas sobre la pintura y medir la luz reflejada en cada
zona. Por encargo del Centro de Investigación y Restauración
de Museos de Francia (C2RMF), que quería analizar los pigmentos
utilizados por el genio florentino en la obra, Pascal Cotte
tuvo acceso a la Mona Lisa en 2004 y con la cámara multiespectral
que él mismo ha desarrollado capturó 13 imágenes de la pintura
en 13 longitudes de onda diferentes: diez en el espectro visible
y tres en el infrarrojo cercano. Después procesó las imágenes
con el llamado Método de Amplificación de Capas (LAM, en inglés),
que permite analizar la penetración de la luz en la pintura
y posibilita recrear todas sus capas, 1.650 tomas en este
caso.

Detalles de los restos de carbón encontrados
por Jacques Cotte en La Mona Lisa.
Con esta pionera técnica de escaneo y procesamiento
de luz multiespectral, Cotte ha logrado identificar y aislar
cada capa de pintura, óxido y barnices como si fueran láminas
que se despegan y se pueden examinar por separado. Gracias
a ella ha realizado sorprendentes descubrimientos en estos
últimos 15 años en los que no ha dejado de analizar cada milímetro
del retrato "pelándolo" como si fuera una cebolla.
A partir del encargo original del C2RMF, el
ingeniero ha realizado una propuesta sobre los colores originales
de la obra, antes de que los barnices se fusionaran con los
pigmentos y le dieran la tonalidad verdosa que tiene en la
actualidad. Según él, el resultado se aproximaría bastante
a la Mona Lisa del Museo el Prado, la copia más temprana de
la obra, que salió del taller de Leonardo da Vinci casi al
mismo tiempo en que el maestro trabajaba en la versión del
Louvre.
Otros hallazgos que Cotte asegura haber realizado
durante estos tres lustros son que originalmente la Gioconda
tuvo cejas y pestañas (que sí aparecen en su gemela del Prado),
pero que debieron esfumarse en alguna de las muchas restauraciones
que sufrió la obra; que cambió la posición de algunos dedos
o que originalmente pintó a su modelo con un rostro más ancho
y una sonrisa más evidente. Incluso ha llegado a exponer una
teoría que afirma que la obra del Louvre ha perdido 2,3 cm
en algún momento de la historia, porque sus proporciones no
respetan la proporción áurea –es decir que la suma de su lado
mayor y menor dividida por el lado mayor sea igual al lado
mayor dividido entre el menor–, considerada por Leonardo un
ideal estético. Según las mediciones ópticas de Cotte para
que se cumpliese esta regla (que se observa por ejemplo en
el Hombre de Vitrubio), el ancho de la tabla debería medir
55,5 cm y no 53,2.
Todo ello viene a confirmar la relación obsesiva
que ha establecido el mundo actual con la Gioconda y su autor,
que ha llevado al sobreanálisis de la obra hasta el punto
que cada nuevo detalle que se revela sobre ella genera una
gran cantidad de posibles explicaciones que originan a su
vez nuevas preguntas y crean un bucle que mantiene el halo
de magia y de misterio en torno a la obra de arte más famosa
de la historia.

El taller de Lumière Technology.
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En 1911, el famoso cuadro de Leonardo Da Vinci desapareció
del Museo del Louvre. El robo de la Gioconda, sin duda uno
de las obras más importantes del genio italiano, fue catalogado
como el robo del siglo. Con el robo llegó su fama. Los visitantes
del Museo del Louvre se multiplicaron. La mayoría quería observar
el espacio vacío que había dejado el ladrón en el Salón Carré
del museo.

La Mona Lisa se convirtió entonces en un auténtico
icono popular, reproducido hasta la saciedad, cuya fama aún
perdura, incluso entre los artistas.

Un cantante callejero vende ¿La has visto? La
Gioconda, una de tantas canciones cómicas que proliferaron
tras el robo. Los meses pasaban y nada se sabía del cuadro.
Empezó a cundir la desesperación: ¿Dónde estaba La Gioconda?

El embajador de Francia, varios ministros italianos
y el director del Louvre posan en Roma junto a la Mona Lisa
en la ceremonia de retorno del cuadro a Francia en diciembre
de 1913.

La prensa de la época siguió el robo y su evolución
con mucho interés. El cuadro se reprodujo en multitud de portadas,
hecho que contribuyó a la mitificación del mismo.

La Gioconda se despide de los "mirones" para
ir al encuentro de "mi vinci" en esta postal.

La prensa española también se hizo eco de la
sorprendente noticia. A pesar de que el mismo día del robo
nadie se dio cuenta, al día siguiente, la noticia de que el
cuadro había sido sustraído estaba en boca de medio mundo.

Esta caricatura de la época muestra el retorno
de la obra fuertemente custodiada, aludiendo al hecho de que
quizás el robo se había producido por la falta de seguridad.

Foto de la ficha policial de Vincenzo Peruggia.
A pesar de las múltiples especulaciones sobre un cerebro oculto
del robo, tan sólo se condenó al italiano. Peruggia había
resultado ser un pobre desgraciado, lejos del sofisticado
ladrón de arte internacional que la gente había imaginado.
Quizá por ello salió del paso cumpliendo apenas siete meses
en prisión.

Esta caricatura muestra la expectación con que
se esperaba la llegada de la Mona Lisa a Francia tras ser
recuperada en Italia.
La mañana del martes 22 de agosto de 1911, el
personal del Museo del Louvre se percató de que la Mona Lisa
había desaparecido. No es extraño que el día anterior nadie
se diera cuenta, ya que el lunes era día de cierre. A eso
hay que unir que las obras solían moverse para ser fotografiadas,
por lo que, en un primer momento, aquel hueco vacío no alarmó
a nadie. Al día siguiente, la noticia de que el cuadro había
sido sustraído estaba en boca de medio mundo; el robo del
retrato de Leonardo copó la portada de los diarios de todo
el planeta.
Al principio, los investigadores pensaron que
podría tratarse de un chantaje y que el ladrón pediría un
rescate. También se sugirió que era una llamada de atención
ante las escasas medidas de seguridad del museo. Se llegó
a detener e interrogar a Apollinaire y a Picasso, por aquella
época jóvenes artistas de vanguardia, rebeldes que clamaban
contra las anquilosadas instituciones artísticas y que, ciertamente,
habían estado implicados en la sustracción de alguna pieza
del museo. Sin embargo, los meses pasaban y nada se sabía
del cuadro. Empezó a cundir la desesperación: ¿Dónde estaba
La Gioconda? Al mismo tiempo, el escándalo hizo que la Mona
Lisa adquiriera de golpe una popularidad universal. Tras la
reapertura del museo, los curiosos hacían cola para visitar
el espacio vacío que antes ocupaba el retrato de Leonardo.
La pintura aparecía reproducida por doquier: ocupaba las páginas
de la prensa –que seguía la crónica del robo día a día–, se
empleaba como reclamo publicitario y hasta dio lugar a películas
sobre el robo. Como afirma R. A. Scotti en El robo de la sonrisa:
"Mona Lisa abandonó el Louvre siendo una obra de arte y volvió
convertida en un icono".
En 1913 se había perdido toda esperanza
de encontrar el cuadro. La Mona Lisa ya ni siquiera
aparecía en el catálogo del Museo del Louvre. Sin embargo,
a finales de noviembre, un rocambolesco suceso daría
un vuelco a toda la historia del robo: el director de
la Galería de los Uffizi y un marchante de arte fueron
citados en un hotel de Florencia por un tal "Leonardo",
que afirmaba tener en sus manos el retrato robado en
París. Tras examinar el cuadro y comprobar su autenticidad,
dieron parte a las autoridades y el ladrón fue detenido.
El ladrón quería devolver el cuadro a Italia, su verdadero
hogar, pues creía que formaba parte de las obras de
arte que Napoleón se había llevado a Francia.
Enseguida se desveló la identidad de "Leonardo".
Se trataba del italiano Vincenzo Peruggia, antiguo trabajador
del Louvre, que argumentó una razón política para el
crimen: quería devolver el cuadro a Italia, su verdadero
hogar, pues creía que formaba parte de las obras de
arte que Napoleón se había llevado a Francia a principios
del siglo XIX. Antes de volver a Francia, la obra se
expuso en Florencia, Roma y Milán, captando la atención
de numeroso público. Finalmente, el 4 de enero de 1914
regresó a París. Peruggia había resultado ser un pobre
desgraciado, lejos del sofisticado ladrón de arte internacional
que la gente había imaginado. Quizá por ello salió del
paso cumpliendo apenas siete meses en prisión.
Sin embargo, la duda sobre la existencia
de un compinche o algún otro ideólogo del delito ha
alentado todo tipo de teorías. En 1932, el reportero
norteamericano Karl Decker afirmó haber conocido en
Casablanca en 1914 a un misterioso marqués llamado Eduardo
de Valfierno, que le habría contado el verdadero trasfondo
del robo más famoso del siglo: el plan era realizar
diversas copias que, pasando por verdaderas, se habrían
vendido a varios coleccionistas incautos. La historia
nunca pudo ser probada, por lo que el misterio perdura.
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11 datos importantes y curiosidades sobre la “Mona
Lisa”:
La Mona Lisa es una de las obras más reconocibles que
hay en el mundo entero. Miles de reproducciones, ensayos,
reportajes y documentales se han hecho sobre la también
llamada Gioconda, incluso hay gran cantidad de mitos
y creencias que giran en torno a ella. Millones de personas
visitan todos los años el museo du Louvre, localizado
en la capital francesa, simplemente para ver desde lejos
aquella –diminuta- pintura hecha por el maestro renacentista
Leonardo da Vinci.
1.- La Mona Lisa fue una pintura por encargo de Francesco
del Giocondo para su esposa Lisa Gherardini. De ahí
viene el porqué también la llaman “La Gioconda”. Se
sabe poco de la vida de Lisa. Solo existen algunos datos
como que nació en 15 de junio de 1479 en Florencia,
tuvo 5 hijos y murió a los 63 años de edad. Aparentemente
fue una noble de clase media de la familia Gherardini,
una dinastía de mercaderes importantes.
Algunas teorías conspiratorias muy populares en la
actualidad aseguran que en realidad es un símbolo de
un secreto que quería ocultar Leonardo da Vinci en un
cuadro, u otras más imaginativas, dicen que es el mismo
Leonardo vestido de mujer. Sin embargo hasta la fecha
no se ha demostrado nada que las apoye.
2.- Suele estar mal escrita. En realidad la forma correcta
sería “Monna Lisa” y no “Mona” como comúnmente se le
llama. La palabra Monna viene de Madonna que se traduciría
al español como “mi dama”.
3.- Según registros que se manejan oficialmente por
el museo Louvre y algunos historiadores, fue pintada
entre 1504 y 1519. El tiempo estimado en el que tardó
en acabarla fue de dos meses aproximadamente, pero se
tiene documentado que en aquellos años Da Vinci era
una persona muy ocupada así que pudo haber tardado más.
Para agregar y entender más a fondo el contexto en que
fue hecha. La época en la que fue creada se le denomina
como alto renacimiento, un movimiento cultural europeo
caracterizado por grandes avances técnicos y científicos
en un lapso relativamente corto de tiempo. Por esa y
muchas otras razones, esta pintura es tan importante
para los historiadores.

4.- La Mona Lisa fue pintada al óleo con un lienzo
de álamo. Sus características son muy similares a los
cuadros por encargo que se hacían comúnmente en el renacimiento,
pero el que haya sido hecha sobre una tabla de álamo
en vez de un lienzo tradicional, le hizo ganar fama
entre los círculos artísticos porque era algo inusual.
Otra característica significativa es que a pesar de
tener 6 siglos de edad, no se ha restaurado en más de
500 años y todavía permanece intacta. No se sabe a ciencia
exacta el porqué está en tan buenas condiciones, sin
embargo aseguran que se debe a que la han cuidado como
un tesoro en todos estos años.
5.- De un estilo detallado, principalmente en facciones
como los ojos o los labios, muestra algunas diferencias
significativas con trabajos contemporáneos a la época
en que se pintó. Por ejemplo, en el siglo XVI los artistas
buscaban más el equilibrio que hacer énfasis en una
característica en particular, pero Leonardo al ser un
especialista en anatomía, destacó algunos rasgos de
la modelo como la icónica sonrisa. Sus dimensiones son:
30 × 21 pulgadas ó 77 × 53 centimetros. Un tamaño considerado
como estándar de la época para retratos.
6.- Citando el artículo “The myth of the Mona Lisa”
publicado por el diario británico The Guardian, La Mona
Lisa ha tenido cerca de un centenar de intentos de robos
a lo largo de la historia, sin embargo el más famoso
sigue siendo el que sucedió el Lunes, 21 de agosto de
1911, cuando Vincenzo Peruggia la hurtó sin que nadie
se diera cuenta. La mayoría de los historiadores concluyeron
que su objetivo no era más que el dinero, sin embargo
la cultura popular le ha dado un carácter patriótico
a este acontecimiento por intentar regresar la pintura
a su lugar de origen ya que en aquellos años, como explicamos
arriba, se creía que Napoleón fue quien se la llevó
a Francia 100 años antes, sin embargo fue el mismo Leonardo
antes de morir quien se la regaló al Rey Francisco I.
¿Patinó el bueno de Peruggia?
7.- Aunque está protegida con un cristal a prueba de
balas y siempre hay por lo menos dos guardias de seguridad
que la resguardan, la Mona Lisa no ha estado libre del
vandalismo a lo largo de su historia. Entre los acontecimientos
más notables está en 1956 cuando una persona le arrojó
ácido encima y dejó la pintura parcialmente dañada.
Más tarde, ese mismo año, un joven boliviano le lanzó
una piedra lo que causó que parte de la pintura del
lado inferior derecho se deprendiera.
8.- Gracias al Best Seller “El Código Da Vinci” ha
nacido una idea generalizada de que la pintura tiene
muchos “símbolos ocultos”. Para explicar de forma general
de que trata la pintura, vamos a citar las palabras
de Lisa Gherardini, investigadora e historiadora especializada
en el “Alto Renacimiento”: “El retrato fue pintado en
posición vertical y muestra a una mujer que está sentada,
mirando ligeramente al espectador (con el pecho dirigido
a la izquierda y el rostro hacia el centro). Esta es
una postura, también llamada como “pirámide”, muy común,
en especial en los retratos de las Vírgenes que se pueden
encontrar en las basílicas. Por la forma en que están
apoyados sus brazos, a primera vista crea una sensación
de distancia entre el modelo y el espectador.

El paisaje que se puede observar al fondo
fue creado a base de una perspectiva aérea, predominantemente
con tonos fríos (azules y grises). Aparentemente no
hay puntos de fuga claros y referencias del terreno
muy específicas, por esa razón muchos aseguran que hay
algo oculto en el fondo. En el ojo derecho de la Mona
Lisa se pueden ver las letras “LV”. En el izquierdo
también hay algún símbolo que todavía no podemos descifrar,
Probablemente sea una “B” o una “E”. Si se mira con
mucho detenimiento, a lo largo de la pintura hay decenas
de figuras geométricas, predominantemente usadas como
líneas de guía. También se pueden ver símbolos difusos
como el “2” y el “7” en el rostro; posiblemente debido
al esoterismo de Leonardo.”
9.- Una de las características más destacadas
de La Mona Lisa es que es considerada como una obra
de arte invaluable en todos los aspectos. Algunos especialistas
de arte mencionan que su precio es similar al 3% del
PIB de Francia multiplicado por 50, es decir, entre
mil a 5 mil millones de dólares. Es tan alto el precio
que si juntan a las 100 obras más caras que se han vendido
en la historia, no le llegan ni a la mitad del precio.
10.- No es nada nuevo escuchar el argumento:
“La Mona Lisa está muy sobrevalorada a comparación de
otras obras famosas”. Es verdad que no es artísticamente
perfecta ni revolucionaria a su época, sin embargo su
verdadero valor va por otro lado. Fue pintada por Leonardo
da Vinci, considerado por muchos como una de las personas
más importantes de la historia de la humanidad por todos
sus aportes en distintas disciplinas. Además de ser
un artista destacado, también fue un inventor fuera
de serie. Llamado en ocasiones como un “científico loco
adelantado a su época”, desde que vivió hasta la actualidad,
sigue siendo una personalidad admirada por muchos (aunque
lleva varios cientos de años fallecido). Es una atracción
turística importante de París. La llamada “ciudad de
la luz”, es la ciudad más turística del mundo recibiendo
cerca de 50 millones de visitantes todos los años. Uno
de sus puntos turísticos que toda guía de viaje tiene
son los museos, en especial el Louvre. En este museo
visitar a La Mona Lisa es una parada obligada para todos,
sin embargo es tanta la gente que hay para entrar a
la sala exclusiva de la pintura, que se pueden hacer
filas de más de 3 hora para ingresar en cualquier época
del año. Es un ícono de referencia para el arte. En
el mundo del arte cuando alguna obra adquiere el calificativo
de “ícono”, su valor aumenta exponencialmente. Al tener
tantas historias y mitos que la rodean, su popularidad
y atractivo es mayor.
11 .- Tiene cejas. Comenta Lisa Gherardini
que la razón principal por la que no se llegan a notar
es porque la pintura tiene más de 500 años y los pigmentos
con el paso del tiempo se van difuminando.
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Si atendiéramos a todas las hipótesis en torno
a la Mona Lisa, la modelo del célebre cuadro de Leonardo Da
Vinci sería un collage de varias identidades. O la mujer más
enferma de la historia. La obra iniciada en 1503 acumula más
de cinco siglos de enigmas y millones de visitantes cada año
que pasan por su hogar, el Museo del Louvre. Vamos con algunas
teorias locas. La ponen a caer de un burro. Tal cual.
1. Sufría de hipotiroidismo La teoría más reciente
apunta a un problema de tiroides que le condenaba a esa característica
sonrisa. Lo defiende Mandeep R. Mehra, director médico del
Centro Cardíaco y Vascular Brigham en Boston. Auque se ha
desarrollado en 2018, lleva décadas mencionándose. Mientras
observaba la obra más famosa del museo parisino durante una
visita veraniega a Francia, al médico le sobrevino una nueva
idea en torno a la obra. Defiende que la curiosa anatomía
de la Mona Lisa quizá desvele una condición médica: el hipotiroidismo.
Argumenta su teoría en una carta al editor de la revista médica
Mayo Clinic Proceedings. La piel amarillenta, la ausencia
de cejas y el nacimiento del pelo muy atrasado de la modelo
del cuadro son algunos de los síntomas físicos que Mehra relaciona
con los problemas de tiroides. Una forma extraña de cuello,
que el doctor plantea como un posible bocio, y la hinchazón
de la mano derecha son otros de sus argumentos para plantear
esta hipótesis. Un posible hipotiroidismo provoca un "retraso
psicomotor y debilidad muscular", asegura el médico en el
texto, lo que podía explicar esa sonrisa incompleta en el
rostro de la modelo.
2. Continuando con la especulación médica, el
crítico de arte Jonathan Jones apuntaba en 2017 en The Guardian
que la Gioconda tenía sífilis. Era una enfermedad muy común
en Europa durante los primeros años del siglo XVI. Para reforzar
su teoría, con la que pretende explicar el tono lúgubre de
un cuadro "lleno de enfermedad y muerte", el británico recuerda
que uno de los pocos documentos históricos relacionados con
Lisa Gherardini es la compra de algo tan inusual como el agua
de caracol. "En tiempos anteriores a la medicina moderna,
era uno de los ingredientes básicos para combatir las enfermedades
de transmisión sexual", comenta Jones en su artículo, en el
que admite que esa compra está fechada más de una década después
de que la mujer posara para el pintor.
3. El diagnóstico del doctor Vito Franco, de
la Universidad de Palermo, defendía que la Gioconda tenía
los niveles de colesterol muy elevados, explicaba al diario
italiano La Stampa en 2010. "Oh, qué interesante. Tenía colesterol
como la mayoría de nosotros. ¿Llegaría a los titulares de
la prensa que el modelo de un cuadro tiene colesterol si no
fuera porque es el cuadro más famoso?", se pregunta el escritor
británico investigador egipcio Donald Sassoon, autor del libro
Mona Lisa. Historia de la pintura más famosa del mundo (Crítica)
y profesor de historia europea comparada en la universidad
londinense Queen Mary.

Es dificil imaginársela comiendo en un
fast-food ...
4.- Julio Cruz y Hermida publicaba en 2002 el
libro La Gionconda vista por un médico en el que apunta a
una parálisis fácil para explicar su sonrisa. Entre otras
cuestiones, también mencionaba la posibilidad del estrabismo
que tanto divierte a Sassoon. Sus afirmaciones se apoyaban
en los primeros bocetos de la obra, que conserva el Museo
de Chantilly (Francia), que, en su opinión, demuestran cómo
el pintor fue corrigiendo ese detalle del rostro de su modelo.
El propio Cruz y Hermida comentaba en su libro que, la razón
por la que aparece con la boca cerrada es por un bruxismo
que le hacía rechinar los dientes hasta perder algunas de
sus piezas. Para contrarrestar todas estas justificaciones,
Sassoon recuerda la versión de Giorgio Vasari, casi contemporáneo
a Da Vinci, para explicar la sonrisa de la Mona Lisa. Da Vinci
contrató a músicos y cómicos para que entretuvieran a la mujer
durante las largas e inmóviles horas que debía estar posando.
Giorgio Vasari, autor del libro Vida de artistas,
explicaba ya el siglo XVI que la mujer del cuadro era Lisa
Gherardini, la esposa del adinerado comerciante florentino
Francesco del Giocondo, que había encargado el cuadro al genio
italiano. De ahí los títulos del cuadro La Mona Lisa o La
Gioconda. Su título oficial es Retrato de Lisa Gherardini,
esposa de Francesco del Giocondo. Vasari fue quien certificó
la identidad de la modelo de Da Vinci como Lisa Gherardini.
Para tener tantos achaques, es sorprendente que viviera más
de 30 años después de posar para el cuadro. Entonces tenía
menos de 25 años y se sabe que Gherardini falleció con más
de 60. A no ser, claro, que ella no fuera la mujer del cuadro,
como apuntan algunas teorías. Se han barajado identidades
tan peregrinas como que era una cortesana italiana. Ernesto
Solari, historiador de arte y experto en Leonardo da Vinci,
recuerda que "hay cientos de atribuciones como esa. Todas
ellos carecen de prueban sólidas. No hay estudios, documentos,
bocetos o referencias que den veracidad a ninguna de ellas".
5.- El psiquiatra británico Digby Quested presentó
en 1992 la teoría del "espejo invertido", publicada en un
artículo para el Bulletin of the Royal College of Psychiatrists.
"La sonrisa de Mona Lisa se inclina hacia la izquierda, gesto
más común entre los hombres. La imagen es un autorretrato
invertido, tanto en la mirada oblicua como en el género sexual",
decía entonces. Su hipótesis estaba basada en análisis hechos
por ordenador una década antes, que demostraban que los rasgos
de la Mona Lisa y del conocido autorretrato de Da Vinci en
su vejez casaban casi a la perfección. "Otra tontería", sentencia
Donald Sassoon.

Los enigmáticos labios de la sonrisa de
la Mona Lisa fueron ocasionados porque la glándula de
la tiroides estaba poco activa, según afirmaron en 2018
científicos estadounidenses. En uno de los últimos intentos
de diagnosticar una enfermedad al retrato de Leonardo
da Vinci, los expertos de Boston estuvieron de acuerdo
en que un mal funcionamiento de la tiroides explica
su singular apariencia. Esta teoría se discutió por
primera vez en el año de 1959. Mandeep Mehra, profesor
de la Universidad de Harvard y director médico del Centro
vascular y del corazón de Brigham, explicó que la inclinación
de su boca, el cuello hinchado y la línea del cabello
son evidencias notorias sobre esta condición.
Además, sugirió que el tono amarillo de
su piel podría no ser una característica del esmalte
o por la antigüedad de la pintura, sino un síntoma de
un incremento en los niveles dérmicos de carotenoides
totales. “La dieta de los italianos, durante el renacimiento,
era escasa en iodo”, explicó Mehra, “por eso era habitual
desarrollar hipotiroidismo, como se ve en muchas pinturas
y esculturas de la época”. Por otro lado, Mehra admitió
que su apariencia podría deberse simplemente al uso
de sfumato de Leonardo da Vinci. Esta técnica es un
efecto vaporoso que se obtiene por la superposición
de varias capas de pintura extremadamente delicadas,
proporcionando a la composición unos contornos imprecisos,
así como un aspecto de vaguedad y lejanía.
Un año antes, en un intento poco
usual, cerca del 100% de las personas habían
descrito la sonrisa como un gesto “feliz”. El neurocientífico
Juergen Kornmeier, de la Universidad de Freiburg en
Alemania, quien es el coautor de este estudio indicó:
“Estamos realmente asombrados”. Kornmeier y un equipo
usó la imagen de la Mona Lisa en un estudio sobre los
factores que influyen cómo los seres humanos juzgan
los detalles visuales como por ejemplo, los que aparecen
en las expresiones faciales. La Mona Lisa siempre ha
sido objeto de polémicas por ello. El retrato de la
mujer se ha visto desde ser un gesto de felicidad o
bien convertirse en un gesto menos feliz en la medida
que se ve por más tiempo la pintura. Usando una copia
en blanco y negro de la obra de Leonardo, el equipo
manipuló las esquinas de la boca ligeramente hacia arriba
y hacia abajo, para así crear ocho imágenes alteradas:
cuatro progresivamente “más feliz” y cuatro progresivamente
“más triste”. Un bloque de nueve imágenes se le mostraron
a 12 participantes 30 veces. Cada vez las imágenes se
cambiaban al azar y los participantes debían describir
si las imágenes mostraban a una mujer feliz o no. “Dada
la descripción del arte y de la historia del arte, pensamos
que el original quedaría como el más ambiguo”, dijo
Kornmeier.
Pero en lugar de esto, “para nuestro gran
asombro, hallamos que el original de Leonardo lo percibieron
los participantes como feliz en el 97% de los casos”.
En una segunda fase del experimento, en donde se puso
a una Mona Lisa con ocho versiones “más tristes”, la
gente siguió describiendo la imagen original como de
felicidad, pero los participantes cambiaron de opinión
observando las otras imágenes. “Hallaron que las imágenes
eran un poco más tristes que en el primer experimento”,
dijo Kornmeier. Esto confirmó que “no tenemos una escala
fija de felicidad o tristeza en nuestros cerebros y
que todo parece depender mucho del contexto”, dijo el
investigador.
“Nuestro cerebro maneja de manera muy
rápida el campo que observa. Notamos entonces el rango
total y adaptamos nuestros estimados” usando nuestra
memoria sobre experiencias sensoriales previas”, indicó
Kornmeier. El entender este proceso podría ser útil
en el estudio de los desórdenes psiquiátricos, indica
el estudio. Las personas afectadas pueden tener alucinaciones,
ver cosas que otros no ven, lo cual puede ser el resultado
de una alineación equivocada entre el procesamiento
del cerebro y las entradas sensoriales, así como la
memoria perceptual. Un siguiente paso será hacer este
tipo de experimentos, pero ahora con pacientes psiquiátricos.
Otro descubrimiento interesante fue que las personas
identificaron a las Mona Lisa felices mucho más rápidamente
que las tristes. Esto sugiero que “podría haber una
ligera preferencia en los seres humanos hacia la felicidad”,
dice Kornmeier. Como sea, el experimento y trabajo científico
llega a concluir que el gesto de la Mona Lisa es de
felicidad. “Y puede haber alguna ambigüedad al respecto”,
dice Kornmeier, “pero no en el sentido de feliz contra
triste”.
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6.- Angelo Paratico, un historiador y novelista
de Hong Kong, planteó en 2014 que el famoso retrato era en
realidad el de Caterina, una esclava china que era, además,
la madre del pintor. Su teoría apunta a que el padre de Da
Vinci, un notario, pudo conocerla a través de alguno de sus
adinerados clientes. Era habitual en esa época que en países
como España o Italia los ricos tuvieran a su lado esclavas
chinas. El registro de Caterina se perdió justo después del
nacimiento del pintor, en 1452, aseguraba Paratico. El hecho
de que Leonardo escribiera al revés, fuera zurdo y vegetariano,
algo muy raro en la Europa de la época pero muy común en Asia,
sirve de argumento para su teoría. Sigmund Freud, padre del
psicoanálisis, también apuntaba a que la madre del artista
estaba presente, de una forma u otra, en el cuadro. La media
sonrisa de la mujer que aparece en él pertenece a un recuerdo
de Leonardo a su madre y no a la modelo original, contaba
en el libro Un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci (1910).
7.- ¿Una aristócrata española? Se llamaba
Constanza de Ávalos y era en esa época duquesa de Francaville.
Esta posibilidad se sustenta en un poema de la época en donde
menciona que Leonardo la pintó "bajo bello velo negro", como
el del cuadro que aparece en el famoso cuadro. ¿O Isabel
de Nápoles? A pesar de su escepticismo, Ernesto Solari considera
que la hipótesis más creíble de las que rechazan la versión
oficial es la de esta aristócrata italiana mientras era Duquesa
de Milán (entre 1489 y 1494), ya que Leonardo fue pintor de
esa corte durante más de una década. El argumento más relevante
es el bordado del escote que aparece en el cuadro, que es
similar al de la casa Sforza a la que pertenecía su marido.
Costanza d'Avalos Piccolomini era una dama muy
instruida, y que se dedicó con gran éxito a la poesía en italiano.
El Emperador Carlos V le concedió el título de princesa, como
reconocimiento y por su estima. Sus poemas han sido publicados
varias veces junto con los de Victoria Colonna, su sobrina;
además varios de sus poemas se encuentran en la colección
de Ludovico Domenichi
Donald Sassoon recuerda que La Gioconda se puso
de moda "por estar en el momento y el lugar adecuados" y no
tanto por méritos artísticos. Fue en el siglo XIX cuando esta
pintura comienza a ser famosa, más de tres siglos después
de su creación. "Se encontraba en París, el epicentro artístico
del momento, y tenía elementos que apasionaban al movimiento
del romanticismo. Intelectuales franceses como Théophile Gautier
empezaron a fantasear con su sonrisa... y hasta ahora", recuerda
el investigador. Para el historiador, los enigmas en torno
a ella se han creado en una sociedad obsesionada con la fama:
"La razón por la que surgen tantas preguntas en torno a ella
es por ser el cuadro más famoso. Casi nadie se pregunta por
qué sonríen los hombres que posan para los retratos Antonello
da Messina. Algunos de ellos son obras maestras, pero no son
obras famosas". "En realidad, ni siquiera es una mujer misteriosa.
Solo que es el retrato de una mujer (Lisa Gherardini) que
no era muy conocida y que posa en un cuadro que sí lo es.
Si hubiera sido el de una reina, no llevaríamos siglos preguntándonos
qué enfermedades tenía o por qué sonreía. No nos resultaría
interesante", comenta Sassoon. En cambio, Ernesto Solari es
más generoso a la hora de explicar el éxito de esta obra.
"Es el símbolo de una era tan interesante como el Renacimiento.
Represente el ideal humano inmerso en elementos como el universo
o la naturaleza, que eran el centro de sus estudios e investigaciones".

"¿Por qué nadie se pregunta por las sonrisas
en los retratos de Antonello da Messina?", dice Sassoon.
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Jodie Foster tomará las riendas de un nuevo
drama de Hollywood, basado en la Mona Lisa y en uno de los
eventos más impactantes de toda la historia: el robo de La
Gioconda, el cual se llevó a cabo en 1911, ayudando a que
la obra de Leonardo Da Vinci se convirtiera en uno de los
cuadros más populares de todos los tiempos. Así lo informó
Deadline en Enero de este año, donde mencionan que
la dirección correrá a manos de Jane Foster y el guion se
realizará por parte del Bill Wheeler, quien tomará inspiración
o referencias de obras como ‘El Caso de Thomas Crown’ y el
‘El Golpe’, por lo que será interesante ver lo que resultará
de la filmación.

También se comenta que la película no cuenta
con título todavía, pero que adaptará el libro de ‘The Day
They the Mona Lisa’, uno de los más populares de Seymour Reit,
donde mezclan la realidad con la ciencia ficción, resultando
en uno de los robos más impresionantes de todos los tiempos.
Por esta razón, estamos ansiosos por ver cómo saltarán estos
acontecimientos a la gran pantalla, sobre todo cuando la película
estará dirigida por Jodie Foster, una de las directoras más
talentosas de la industria, quien toma las riendas para llevar
el robo de 1911 a los cines y espectadores de todo el mundo.
Si la película se basa en la historia original de La Gioconda,
veremos a Guillaume Apollinaire ser detenido por las autoridades
locales, siendo Vincenzo Perugia el verdadero responsable
del robo, quien en agosto de 1911, tomó la decisión de regresar
la obra de Da Vinci a su lugar de origen, Italia. De momento
son pocos los detalles que sabemos sobre la película, por
lo que solo nos conformamos que la ganadora del Oscar, Jodie
Foster, será la encargada de la dirección de este drama y
que como ya mencionamos, estará basada en el libro de Seymor
Reit, totalmente financiada por Los Angeles Media Fund (LAMF).
Tampoco tenemos una fecha, venta o año de lanzamiento previsto,
pero el estudio espera que el proyecto avance a un ritmo acelerado,
por lo que no tardaremos en conocer más detalles de nuestros
protagonistas, trama y fecha de inicio para la grabación.
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