Ni siquiera el dinero puede salvarte del olvido. O quizá
sí, aunque se tarden 17 siglos y ocurra por casualidad. Hace
unos años un agricultor con un arado descubrió un montón de
pequeñas piedras de colores que resultaron ser teselas de
uno de los mosaicos más grandes de todo el arco mediterráneo,
de unos 300 metros cuadrados.
El yacimiento arqueológico de la villa romana de Noheda,
en Villar de Domingo García (Cuenca), reveló en 2018 nuevos
hallazgos en los que se encontraron un peristilo y un gran
salón, de 750 metros cuadrados, medidas sin parangón.
Aunque se descubrió hace tiempo es ahora cuando los
medios de comunicación se han echo eco, debido a los
últimos descubrimientos, que han dado conocimiento
de la verdadera grandiosidad del entorno. Si por algo destaca
esa villa, que perteneció a un hombre inmensamente rico, un
multimillonario de la época romana, es porque se hizo enlosar
su mansión con uno de los mosaicos más grandes de todo el
arco mediterráneo, de unos 300 metros cuadrados, que las administraciones
esperan abrir al público "cuanto antes".

Es el mayor mosaico figurativo del Imperio Romano. En su
parte superior, el mosaico tiene un gran cortejo dionisíaco,
en el que se representa al dios Baco en posición central coronado
por victorias aladas y ménades, en lo alto de una carroza
arrastrada por cuatro centauros músicos. A ambos lados del
cortejo aparecen ménades danzantes y sátiros portando antorchas,
mientras que inmediatamente debajo de esta gran escena hay
una pareja heroica entrelazando sus manos, en lo que parece
que es una escena nupcial.

En la parte derecha de la primera escena descrita, varias
parejas de hombre, vestidas del mismo modo, ejecutan lo que
parecen ser pasos de baile, mientras que al otro lado de la
nave se perciben pies de otros personajes, que no han sido
todavía descubiertos. Bajo ellos, jóvenes desnudos pescan
variadas especies marinas. A los lados de esta gran escena
marina, hay además escenas de atletas combatiendo, en pleno
pugilato y alzando los trofeos obtenidos. Aún no se conoce
su nombre, ni su historia, pero este gran comerciante y poderoso
señor que vivió en el siglo IV podría recuperar su gloria
gracias a su mansión. Y además, la exhibición de los restos
supondría un auténtico impulso para ese pequeño pueblo, de
poco más de 200 habitantes, pues los arqueólogos calculan
que sólo se ha excavado el 5% de toda la superficie del complejo,
que podría incluir varios edificios y multitud de estructuras.
Así lo ha indicado el arqueólogo responsable de las excavaciones,
Miguel Ángel Valero, que aseguraba que para estos descubrimientos
se ha utilizado un georradar en colaboración con la Universidad
de Cádiz, que indica que lo que aún no se ha excavado está
a la altura de los descubrimientos ya hechos, por lo que todo
el cojunto no tendría igual en el mundo romano. Por ejemplo,
el patio monumental con columnas. Valero explicaba que se
abre a las tres terrazas artificiales de más de 25 metros,
y con un desnivel de dos metros entre cada una de ellas, en
las que estaba construida esta villa. De hecho, en una de
las terrazas inferiores hay unos estanques, de 15 metros de
largo por seis de ancho, que convertirían a las de Noheda
en las "más impresionantes conocidas hasta el momento, no
se han encontrado paralelos". Está previsto que pronto sea
visitable y que los interesados puedan contemplar el que podría
ser el mayor conjunto escultórico en mármol de la Hispania
romana, pues ya se han encontrado más de 550 fragmentos de
esculturas de mármol de gran calidad, procedente de las famosas
canteras de Carrara, en Italia.
Veamos otros restos en España ...

Las termas romanas de Campo Valdés eran unos baños públicos
de época romana situados en el actual Campo Valdés, en el
barrio de Cimadevilla, en la localidad asturiana de Gijón.
Fue declarado Bien de Interés Cultural el 8 de mayo de 1987.
Las ruinas que han perdurado pueden visitarse y forman parte
del yacimiento arqueológico de Cimadevilla junto con otros
restos de la misma era como la muralla de la ciudad. El edificio
de las termas comenzó a edificarse en el siglo I y estaba
dividido en diferentes ambientes: una zona fría, una templada,
y una cálida con piscina calentada mediante un sistema de
calefacción subterráneo. Las paredes de algunas estancias
estaban decoradas con frescos. En el siglo II se inicia una
reforma y ampliación como atestiguan diversos restos.

Las termas de Campo Valdés fueron descubiertas accidentalmente
tras unas obras de alcantarillado realizadas en 1903. Calixto
Alvargonzález y Julio Somoza se encargaron de las primeras
labores de excavación y documentación, elaborando con los
resultados un informe que fue archivado por el Ayuntamiento
de Gijón. El interés por los restos romanos no volvió a aflorar
hasta el fin de la Guerra Civil, cuando se destruyó la antigua
iglesia de San Pedro, edificada sobre las ruinas. Es entonces
cuando se discutió si volver a levantar el templo en su emplazamiento
original, idea que finalmente se llevó a cabo ocultándose
una parte del yacimiento para siempre. Tras una serie de intentos
de exponer parte de las ruinas al público, las excavaciones
se iniciaron en 1990 y sacaron a la luz una gran parte de
la construcción, construyéndose después el actual museo, que
fue inaugurado en 1995.
También en Gijón encontramos el yacimiento
arqueológico de Cimadevilla, situado en el barrio de Cimadevilla.
El yacimiento comprende una serie de ruinas romanas descubiertas
en las excavaciones de 1982. El yacimiento está compuesto
por:
- Termas romanas: Situadas en Campo Valdés, son una construcción
de carácter público datadas entre los siglos I y II. En el
siglo II se inicia una reforma y ampliación de las mismas,
como demuestran zócalos, mosaicos o pinturas murales. Se pueden
visitar.
- Fábrica de salazón: Fábrica de salazones datada entre los
siglos III y IV, que indica la existencia de una estructura
comercial de manufactura de pescado. Tras las excavaciones
y su estudio, se volvió a cubrir dejando una muestra en la
Torre del reloj.
- Muralla de defensa: La obra más importante de los romanos
está datada entre los siglos III y IV. La muralla tenía unos
850 metros de recorrido y albergaba en su interior el poblado
romano existente. La muralla contenía además torres de defensa
y vigilancia semicirculares.


Ruinas de Itálica, en Santiponce, Sevilla En sus inicios,
esta ciudad romana fue fundada por el general romano Publio
Cornelio Escipión para que sus soldados pudieran descansar
tras la victoria conseguida frente los cartagineses en el
siglo III a.C. Experimentó una larga época de bonanza hasta
que el declive del Imperio romano causó su decadencia. En
la imagen, mosaicos romanos que se colocaban en el suelo de
las casas como decoración con motivos animales.
La primera ciudad romana construida fuera de las fronteras
italianas, todavía en proceso de excavación e investigación.
Sus mosaicos, el entramado urbano, los edificios públicos
y objetos de uso cotidiano no tienen desperdicio. Cabe destacar
que todavía se celebran importantes eventos teatrales.


Cerca de la ciudad de Tarifa y dentro del Parque
Natural del Estrecho, los romanos fundaron esta ciudad en
el siglo II a.C., situada en un precioso enclave a pocos metros
del mar. En la imagen aparecen los restos de la Basílica de
Baelo Claudia y en primer plano la plaza sur, pero uno de
los lugares más importantes de este yacimiento era la factoría
de salazón y garum. Además también se puede visitar las ruinas
del antiguo teatro –con capacidad para 2.000 personas–, varios
templos, tiendas, termas y murallas.


Una de las construcciones romanas mejor conservadas
de toda la Península ibérica es el acueducto de Segovia. Esta
obra de ingeniería da cuenta de las grandes aportaciones que
llevaron a cabo los arquitectos romanos en cuanto a la funcionalidad
de sus edificios. Gracias a este acueducto todos los habitantes
de la ciudad recibían agua en sus casas.
Nuevos estudios arqueológicos han cambiado el
siglo de datación del I al II, al final del gobierno de Trajano,
aunque todo apunta a que fuera construido durante el gobierno
de Adriano. Es uno de los acueductos que ha prestado servicio
hasta hace poco a la ciudad. Es de piedra granítica del Guadarrama,
se ha utilizado la técnica de sentada en seco con sus bellos
sillares, y en sus ciento sesenta y siete arcos. El agua viene
del manantial de la Fuenfría situado en la sierra.
Por suerte no ha sufrido muchas modificaciones,
en el año 1072 Al-Mamún de Toledo atacó la ciudad, sufrieron
daño treinta y seis arcos. Que fueron restaurados en el siglo
XV por el monje del Parral Fray Juan de Escobedo.
De carácter palaciego, la villa romana de Santa Lucía
es uno de los mayores hitos de su época conservados
en la provincia de Segovia. Ubicada en el municipio
de Aguilafuente, constituye un ejemplo perfecto de este
tipo de construcciones en la época del final del imperio
romano. La última campaña llevada a cabo en el yacimiento
ha desvelado los muros de una fachada de unos 45 metros
de largo, expoliados durante los siglos posteriores.
Los trabajos se han centrado en la parte oriental del
complejo y ha permitido delimitar el perímetro de la
construcción principal.
Gracias a esta campaña se conoce el tamaño completo
del edificio central de la villa del siglo IV d.C. En
total abarcó 2.200 metros cuadrados. Solo el patio central,
que contó en su día con columnas, alcanzaba los 450
metros cuadrados de área. Toda la explotación abarcaba
sobre diez hectáreas, incluyendo zonas productivas y
poblados del servicio. Estos datos confirman que, durante
el final de la era romana, Santa Lucía fue un importante
centro rural en lo que hoy es Segovia.

El carácter aristocrático del enclave quedó claro desde
casi el inicio de los trabajos del lugar, en los años
60. Entonces se hallaron mosaicos y ricos pavimentos.
Una veintena de profesionales de la Universidad Complutense
de Madrid han sido los responsables de llevar a cabo
las excavaciones, durante el mes de julio. Desde 2018
se realizan trabajos continuados sobre el terreno, en
una colaboración que incluye también al ayuntamiento
de Aguilafuente o la Junta de Castilla y León. Además
de la fachada, los investigadores encontraron restos
de épocas tanto anteriores como posteriores. Entre los
primeros se encuentran vestigios de muros de un enclave
de los siglos II y III d.C. que precedió a la villa
tardorromana. De los segundos destacan especialmente
las más de diez tumbas visigodas halladas. Tras quedar
en ruina el complejo aristocrático, los góticos aprovecharon
el lugar para convertirlo en una necrópolis. También
se sigue la pista a la iglesia que da nombre al lugar,
edificada en la Edad Media y que acogió en el siglo
XIII un pequeño núcleo rural. Antes de advocarse a Santa
Lucía, el templo estuvo dedicado a San Mamés.

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La construcción primitiva romana del Puente
Mayor de Ourense data del siglo I d. C. quizás de los tiempos
del Emperador Augusto. Los fundamentos en gran parte de la
sillería baja y media de los pilares pertenecen a esa época.
El arco central fue el más amplio de todos los puentes de
piedra del Imperio Romano. La primera reconstrucción medieval
la mandó hacer el Obispo D. Lourenzo en la primera mitad del
siglo XIII. Otras arreglos son del XIV, XVII y XIX. De este
puente se servían entre otras las vías romanas, las que comunicaban
Aquae Flaviae (Chaves) y Bracara Augusta (Braga) con Lvcus
(Lugo) y Iria Flavia.


Con el romanticismo de las luces nocturnas,
las murallas romanas de Lugo –declaradas Patrimonio de la
Humanidad– muestran una de sus mejores imágenes. Fue levantada
en el siglo I a.C. por orden del emperador Augusto en la antigua
ciudad romana de Lucus Augusti. Actualmente, la muralla rodea
el casco antiguo de la ciudad, perfecto para recorrer callejeando,
posee un adarve de 2 kilómetros de largo que permite pasearla
de principio a fin.

El puente romano de Lugo o puente viejo, es
un puente de origen romano que ha sufrido numerosas reconstrucciones
durante los siglos xii, xiv y xviii. Está construido en sillería
y esquisto, y presenta vigas metálicas. Cuenta con 104 m de
longitud y 4 m de ancho, cruza el río Miño a su paso por el
suroeste de la ciudad de Lugo, uniendo la Calzada da Ponte
con la carretera vieja de Santiago, vertebrando esta última
el barrio lucense de San Lázaro. Está situado muy cerca del
balneario de aguas termales, que data asimismo de la época
romana.
Se trata de una estructura hecha la base de
piedra y pizarra, a la que se añadieron unas pasarelas metálicas.
El firme estaba asfaltado y permitía el paso de vehículos
ininterrumpidamente, excepto a los vehículos pesados, que
no tenían autorizado el paso. Era un puente de mucho uso,
al quedar muy cerca del Club Fluvial de Lugo, entre otras
instalaciones de recreo, o del Policlínico Lucense, y al ser
el paso más lógico hacia carretera de Portomarín o el Club
de Golf de Lugo. Tras la construcción del nuevo puente sobre
el Miño, el tráfico fue desviado a una nueva ruta creada a
tal fin. Actualmente este puente es uno de los dos puentes
peatonales con los que cuenta la ciudad.
Es un puente diseñado y construido en la época
de la romanización de Galicia, que se valió de la vía número
XIX del Itinerario de Antonino, comunicando Lucus Augusti
con Bracara Augusta (la actual Braga) pasando por Iria Flavia
(la actual villa de Padrón). La razón de su construcción era
la necesidad de cruzar el río Miño. Siglos más tarde, en la
Baja Edad Media, sufriría restauraciones de cierta relevancia
debido por una parte al mal estado en que se encontraba y
por la otra a las nuevas necesidades de transporte de la época.
Llegada la Edad Moderna, nuevamente hubo que hacer reparaciones
para, finalmente, en 1893 modificar definitivamente su aspecto,
al serle suprimidos varios elementos. Sin embargo, los fundamentos
de la ponte actual, llamada vieja o romana, son en buena parte
los originales. A causa de la construcción de un nuevo puente
en el año 2009, el puente romano de Lugo fue restaurado y
quedó para uso peatonal.
Durante el proceso de restauración, se eliminaron
las pasarelas metálicas y se eliminó el asfalto del firme,
tratando de asemejarse lo máximo posible a como era en tiempos
de los romanos.
La Calzada da Ponte que baja desde la Porta
Miñá o Puerta del Carmen (una de las diez puertas de la muralla,
que es además una de las cinco originales y la que mejor se
conserva) hasta el puente romano, forma parte del Camino Primitivo
de peregrinación a Santiago de Compostela. Aquí comienza también
una ruta de senderismo Las ribeiras altas, Miño arriba, conocida
popularmente con el nombre de «Paseo del Puente Viejo», una
ruta de más de once kilómetros que transcurre por ambas orillas
del río, en dirección a un viejo transformador de electricidad.

Tuéjar data de la Edad del Bronce. Destacan
las pinturas rupestres de los Corrales de Silla. Se encuentran
en tres abrigos. De época iberorromana destaca el emplazamientos
del Castellar, el castillo de Zagra, la presa de origen romano
y el nacimiento del célebre acueducto romano de la Peña Cortada,
el acueducto de la Dorca, las explotaciones mineras de hierro
de la época romana en la Peña del Rayo, el arco del Portal
de los Santos, un aljibe, la fuente de la Rocha, los Aztucacs,
el casco antiguo.... La presa romana es el origen del famoso
acueducto de la Peña Cortada. Actualmente buena parte de la
huerta de Tuéjar, Chelva y otros municipios aún se riegan
con el agua derivada de esta presa. Sigue el patrón de las
presas romanas, una pared perpendicular a la corriente del
río, denominada saeptum. Eleva el nivel del agua y deriva
el agua hacia un lateral donde se inicia el canal (specus),
mientras que el agua sobrante desborda la presa y sigue su
caudal.




El Museo del teatro romano de Cartagena fue
diseñado de manera que el visitante inicia un camino mediante
el cual se va sumergiendo poco a poco en un mundo antiguo
cuyo final es la entrada al gran teatro romano. Los trabajos
de restauración llevados a cabo a principios del siglo XXI
permiten apreciar todas las partes que formaban la estructura:
la cávea (gradas), la orchestra (dónde actuaba el coro), el
proscenium (donde se situaban los actores), la scaena frons
(el frente escénico) y el patio porticado detrás de la escena.
Construido entre los años 5 y 1 a. C. en la
ciudad de Carthago Nova, actual Cartagena. Tenía capacidad
para unos 7000 espectadores, y estuvo en uso hasta el siglo
III, a partir del cual se superpusieron varias edificaciones.
En 1988 fue descubierto por el arqueólogo de la Universidad
de Murcia Sebastián Ramallo Asensio y las excavaciones dirigidas
por él lograron exhumarlo para poder ser visitado en el marco
del Museo del Teatro Romano. El 21 de enero de 1999 fue declarado
Bien de Interés Cultural en la categoría de monumento.


Tarragona tiene unos orígenes comunes con los
de las primeras ciudades de Itálica, donde los primeros asentamientos
fueron los campamentos de las legiones que descansaban después
de las batallas de conquista. Con el paso del tiempo, Tarraco
se convirtió en una ciudad de gran importancia para el Imperio
romano, siendo la capital de la provincia Tarraconensis. El
anfiteatro, construido en la época de Augusto, junto con las
murallas, templos, el foro y un acueducto son los vestigios
que se pueden visitar actualmente.
La conquista de Ampurias, puerto y mercado griego, supuso
la vía de entrada de la romanización a la Península ibérica.
Se produjo durante la Segunda Guerra Púnica con el desembarco
del ejército romano en las costas de la ciudad en el año 218
a.C. Entre las ruinas de Ampurias todavía se pueden observar
los restos de varias domus, con los mosaicos que se colocaban
en el suelo y la ínsula que formaba un grupo de casas, la
basílica, el forum y las tabernae.

En plena comarca de El Bierzo, las montañas
de la Médulas fueron una de las fuentes más importantes de
oro para el Imperio romano. La explotación de estas minas
por parte de los romanos se inició durante la época del emperador
Augusto. El historiador Plinio el Viejo ya habla de la excavaciones
en las minas de oro de esta zona, remarcando la dureza de
las condiciones en las que trabajaban los obreros.

Uno de los elementos artísticos que más caracterizan
el arte romano fueron los mosaicos con los que decoraban las
paredes y el suelo de los lugares más cotidianos. En Mérida,
antigua Emerita Augusta, se puede visitar el teatro romano
–uno de los mejor conservados–, el anfiteatro, el circo, el
acueducto, el puente y el arco de Trajano, además de algunos
mosaicos. En la imagen, las pequeñas piezas de forma cuadrada,
las teselas, recrean una escena cotidiana de caza.

El Teatro Romano, elegido en 2020 como
uno de los edificios más icónicos de España en la revista
Viajes National Geographic.
Así lo ha definido esta conocida publicación:
Con la arquitectura y el arte pasa como
con la gastronomía: no se puede definir un destino solo
por sus greatest hits, también por la valoración genera
de su patrimonio. Y en el caso de España, el resultado
global es tan fascinante que es muy difícil de sintetizar.
Y es que en este territorio hay desde esbeltas ruinas
antiguas hasta iconos contemporáneos, sin olvidar las
construcciones medievales que originaron las actuales
ciudades. Por eso, este viaje es a través del tiempo,
de los estilos y de la geografía, trazando un mapa con
los edificios más singulares de cada provincia con un
objetivo ulterior: levantar lo que sería la maqueta
perfecta de nuestro país.
No sería una barbaridad asegurar que,
junto al Acueducto de Segovia, el Teatro Romano de Mérida
es la herencia más sobresaliente de todas aquellas que
dejaron los arquitectos y constructores de esta civilización.
Un ejemplo de su relevancia es que sigue siendo el epicentro
cultural de la ciudad, sobre todo con el Festival Internacional
de Teatro Clásico durante el verano, y su emblema turístico.
Y es que no existe en todo el Mundo Antiguo un Frons
scaenae como este, con sus emblemáticas columnas corintias
que le aportan a cada obra que aquí se representa una
dosis incomparable de delicadeza y elegancia.
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La casa de las columnas se situa en una ciudad
antigua ya desaparecida que fue fundada por celtíberos. Los
numantinos ofrecieron una fuerte oposición al Imperio, que
tuvo que enviar diferentes cónsules para tratar de negociar
con la resistencia. Finalmente, la ciudad cayó después de
un largo sitio del ejército de Escipión en el año 133 a.C.
Hoy en día, entre sus vestigios, se pueden visitar las murallas
y algunos templos romanos.

Durante décadas, los militares han estado haciendo
prácticas de tiro en este solar sin saber que, bajo sus pies,
se encontraban los restos de unas termas romanas y otros edificios
de gran entidad de los siglos III y IV d.C. Las termas de
Los Mondragones en Granada. Estos vestigios volvieron a aflorar
en febrero de 2018 durante unas catas arqueológicas previas
a la demolición de las naves situadas en las antiguas instalaciones
del Ministerio de Defensa. Los restos de las termas romanas
se localizan en los suelos reservados para un futuro espacio
público y forman parte de la villa romana descubierta en 2013,
cuando el equipo de arqueólogos dirigidos por Ángel Rodríguez
descubrió dos grandes mosaicos romanos, un molino de aceite,
75 sepulturas tardo-antiguas y una iglesia paleocristiana.

El acueducto romano de Sexi se ubica en el municipio
de Almuñécar (Granada, Andalucía, España), conservándose de
él varios tramos: uno en el barrio de Torrecuevas, otro en
el casco urbano de Almuñécar y otros dos restantes entre el
barrio de Torrecuevas y la ciudad de Almuñécar, en medio de
los cultivos de árboles tropicales (chirimoyo, aguacate, mango)
de la vega sexitana. Su función era la del abastecimiento
de agua a la ciudad, en época del Alto Imperio romano. Se
trata del acueducto romano mejor conservado de Andalucía.
Es Bien de Interés Cultural desde 1931.

El Santuario romano de la partida de Mura en
Lliria, Valencia, constituye uno de los conjuntos arquitectónicos
más singulares e importantes de la Hispania Romana. Presenta
un estado de conservación excelente, con un grado de integración
urbanística notable. Los restos conservados formaban parte
de un gran complejo de carácter público, en el que se diferencian
una zona religiosa organizada alrededor de un santuario oracular,
un conjunto termal doble como complejo lúdico con función
curativa y diversas dependencias y establecimientos dotaciones.
El conjunto termal de Mura, sería un balneario con dos edificios
termales que aprovecharía las propiedades terapéuticas del
agua procedente de las fuentes de Sant Vicent, donde en época
romana se construyó el Templo de la Ninfas. En la época bajo
imperial las termas se abandonan, siendo ocupadas sucesivamente
en época bizantina y visigoda, probablemente como monasterio
cristiano hasta mediados del siglo VII d.C. en que se abandonan
definitivamente.

A 21 km de Ronda encontramos uno de los yacimientos
romanos de Andalucía más impresionantes. Entre los restos
de esta antigua ciudad destaca el teatro construido en el
siglo I a.C. directamente sobre la roca madre, pero también
son visibles los restos de sus termas y de varias viviendas
romanas. Lamentablemente no cuenta con una estructura acondicionada
para los turistas pero, sin duda, merece la pena visitarlo.

Aroche es uno de los enclaves más antiguos de
toda la Sierra de Huelva, reflejo de pueblos que han pasado
por su territorio desde hace más de cinco milenios. La ocupación
de la Península Ibérica por las fuerzas del Imperio Romano
dio pie a la fundación de dos núcleos en el actual término
municipal arocheno: Arucci y Turóbriga, dos centros de vida
a escasa distancia y de los que hoy día perviven numerosos
restos.
En la actual Aroche, un buen número de piezas
expuestas en el Museo Arqueológico de la Cilla dan fe de la
presencia romana en estas tierras. Fragmentos de esculturas,
monedas, basas y capiteles, restos del podium de un templo
y otros elementos componen la rica colección de este centro
cultural abierto al púbico para su disfrute.
Por su parte, en los Llanos de la Belleza, a
unos tres kilómetros aproximados del casco urbano arocheno
se asienta el único yacimiento romano visitable en la provincia
de Huelva. La ermita de San Pedro de la Zarza, conocida popularmente
como de San Mamés (siglo XV), se asienta sobre la antigua
basílica romana de la ciudad de Turóbriga (siglo I d C), cuyas
excavaciones se están desarrollando desde finales de los años
90 del pasado siglo XX con gran éxito. Hasta el momento, los
trabajos han permitido desenterrar buena parte del foro, de
varias viviendas, el Campo de Marte y de las enormes termas
de las que disfrutaban los vecinos de la antigua Turóbriga.

Las propiedades saludables de las aguas de Casares
fueron aprovechadas por los romanos, y no nos extraña, ya
que son ricas en hierro y azufre. La edificación original
de estos baños se inició con los romanos pero, posteriormente,
fueron los árabes quienes retocaron la estructura. Gracias
a ello se han podido conservar hasta nuestros tiempos. Cuentan
que hasta el mismísimo Julio César se bañó en sus aguas, algo
que tú también puedes hacer. En la actualidad están considerados
como Bien de Interés Cultural y continúan siendo de uso público.

La denominada 'costa del ladrillo', formada
por innumerables edificaciones levantadas a lo largo de las
costas españolas en un ejercicio de impacto contra el medio
ambiente y la estética, además de estar rodeada de incontables
ilegalidades urbanísticas y pelotazos inmobiliarios. Uno de
los casos a destacar fue el de un chalet de Xábia, Alicante,
propiedad de la familia del ministro franquista Mariano Navarro
Rubio. El lujoso chalet de un ministro franquista, construido
sobre ruinas romanas, que el PP evitó que pasara a manos públicas.
El legado romano constituye todavía gran parte del
presente de España. La calidad de los servicios que
desarrollaron para su ciudadanía, como baños públicos,
murallas, calzadas o sistemas de alcantarillado, se
conserva con el paso de los siglos. Los acueductos son
el perfecto ejemplo de ingeniería civil romana puesta
al servicio de las ciudades. Aunque no fueron los únicos
que desarrollaron sistemas para transportar agua, sí
que instauraron esta estructura, la más eficiente para
canalizar el agua a los núcleos de población. Ofrecen
además información sobre qué localidades eran las más
importantes en la época. En España, cuando hablamos
de este tipo de construcciones, en imposible no pensar
en el majestuoso y famosísimo acueducto de Segovia,
el mejor ejemplo, el más grande y probablemente el mejor
conservado. Pero hay muchos más, algunos más pequeños
o a los que el tiempo ha tratado un poco peor, o que
simplemente tienen menos fama.

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La historia de todos sus moradores -romanos,
visigodos, árabes y cristianos- ha dejado su huella en el
Castillo de Sagunto. La fortaleza, cuyo recinto amurallado
tiene casi 1 km de longitud, está dividida en 7 plazas y desde
los 172 m de altura de la Sierra Calderona, regala magníficas
vistas de todo el litoral.

El cercano teatro, construido alrededor del
año 50 d. C. en la ladera septentrional de la ciudad. La técnica
empleada para su construcción es la del Opus Caementicium,
un encofrado de mortero revestido de pequeñas piedras de cantería).
El graderío, la escena y otras zonas deslucen por completo
por culpa de su “rehabilitación”. Cabe decir que los vomitorios
y túneles son impresionantes.

Durante la dominación romana de la península
Ibérica surgieron multitud de asentamientos a lo largo de
la costa dedicados a la explotación de los recursos obtenidos
en la mar. Uno de estos asentamientos fue localizado en Punta
Umbría, en una zona conocida como “El Eucaliptal” en la década
de 1990, si bien ya era conocida su existencia desde mucho
antes por los habitantes de la localidad. Los materiales encontrados
y analizados pusieron al descubierto una asentamiento localizado
entre los siglos II y VI d.C. Entre los restos encontrados
se hallaba una necrópolis y un conjunto de piletas cuyo uso
era el de transformar y elaborar conservas y salazones. Este
enclave sería por tanto una más de las Cetariae o factorías
repartidas por todo el litoral del Golfo de Cádiz. Entre los
productos elaborados destacaría el garum, un manjar muy apreciado
en el Imperio Romano, la púrpura, los salazones de diversas
especies etc.

El Teatro Romano de Málaga data del siglo I
y se puede encontrar en el corazón de la hermosa capital de
Málaga, a los pies de su imponente fortificación. Fue descubierto
en 1951 y se tuvieron que derribar edificios para completar
las excavaciones arqueológicas. Curiosamente los árabes lo
emplearon como cantera para construir la Alcazaba y en ella
se pueden apreciar restos de columnas pertenecientes a este.
En agosto del año 77 en Roma se estaba construyendo
el Coliseo o Anfiteatro Flavio, una magna obra que seguramente
no pasaría desapercibida para dos representantes de
la villa de Sabora, en el actual término Cañete la Real.
Se trataba de Caius Cornelius Severus y Marcus Septimius
Severus, dos 'duonviros' -representantes municipales
de la ciudad-. Ambos acudían a entrevistarse con el
mismísimo emperador César Vespasiano Augusto para hacerle
dos peticiones.
La primera de ella, la más importante, era el traslado
de la villa, que por aquel entonces se encontraba en
el cerro que hay junto al actual cementerio de Cañete
la Real hasta una zona llana, de vega, que ofrecía mejor
ubicación para los habitantes de la población. La segunda,
el cobro de nuevos impuestos a quienes pasaran por las
nuevas tierras.

Lugar ocupado por la primitiva Sabora.
Así se desprende del texto que ha trascendido hasta
la fecha de una tabla de bronce que resume la resolución
final de Vespasiano respecto a la solicitud de estos
dos saborenses. La lápida original desapareció en un
incendio en el siglo XVIII, pero hoy pocos ponen en
duda la veracidad de lo que esas palabras afirman. Sobre
todo porque el emperador sólo decide aceptar una de
las solicitudes, la del traslado a otro emplazamiento.
Eso sí, exige que la nueva ciudad pase a llamarse Flavia
Sabora. Con ese primer término se aludía al linaje al
que pertenecía Tito Flavio Vespasiano.
Por otro lado, el emperador deniega la segunda petición,
la de cobrar tributos, dejando entender, como se aclara
en el texto de la antes citada tabla, que eso no es
de su competencia directa sino del procónsul -gobernador
de la época-. Y dicho esto, pide que ambas resoluciones
se publiquen en bronce y que se coloque en un sitio
público de Flavia Sabora.

Réplica de la tabla de bronce donde se
leen las resoluciones de Vespasiano.
Los dos 'duonviros' tuvieron que hacer un largo viaje
desde Sabora hasta Roma. Recorrieron buena parte de
la Hispania y la Galia para después entrar en el actual
territorio italiano. Una vez llegaron a la capital del
imperio, fueron atendidos por un magistrado, que era
el encargado de preparar la entrevista con el emperador.
Después, sólo tardaron tres días en ser recibidos por
Vespasiano, uno de los hombres más poderosos del mundo
en aquella época.
Como recuerda el historiador Pedro Cantalejo, la primitiva
Sabora «era una ciudad estipendaria», es decir, que
estaba allí antes de que los romanos la sometieran y
le otorgaran la potestad de acogerse al derecho romano.
«De no ser así, aquellos duonviros no habrían sido atendidos
por Vespasiano», aclara Cantalejo. Caius Cornelius Severus
y Marcus Septimius Severus iban convencidos de que serían
recibidos por el emperador.
La única prueba de este relato hoy es la mencionada
tabla de bronce, que desapareció en el incendio del
antiguo Real Alcázar de Madrid en la Navidad de 1734.
Aquella lápida había formado parte de la colección personal
de Carlos V y fue calcinada al igual que más de medio
millar de obras de arte y antigüedades españolas y europeas
irreemplazables. Entre ellas, varias obras de Leonardo,
Tiziano, Tintoretto, Ribera, Durero e incluso alguna
de Velázquez. Afortunadamente, el texto fue documentado
previamente, en el siglo XVI, aunque hay quien durante
mucho tiempo ha puesto en duda su originalidad. Para
Cantalejo «no tiene sentido que se hubiera falsificado
un texto en el que se deniega una petición». Hoy se
puede leer en una réplica ficticia -en cuanto a la forma-,
pero con aquellas palabras, en una tabla que se encuentra
dentro del centro de interpretación de 'Los Vigías del
Territorio', en lo que fue Hins Qannit, el castillo
de Cañete la Real.

Ortofoto donde se aprecian inmuebles de
la época romana.
Tiene sentido también que los habitantes de Sabora,
situado originalmente en un sitio de difícil acceso
que facilitara su defensa, en tiempos de paz quisieran
trasladarse a otro enclave más cómodo, llano, más próximo
a las comunicaciones de la época y en un enclave más
fértil, como es la vega de Cañete la Real. Por esa ubicación,
pocos historiadores habían apostado hasta la fecha.
Incluso algunos aludían a que no estaba ni siquiera
en territorio cañetero. Sin embargo, en el inicio de
este verano, tras apreciar a expoliadores en la zona
con detectores de metales, se puso el foco en ese enclave,
conocido como El Carrascal. A partir de ahí, tras comprobar
varias ortofotos de estas parcelas, se pudo comprobar
la existencia de estructuras de varios inmuebles, fácilmente
apreciables desde una perspectiva aérea.
Antonio Aranda, que fue el vecino que dio la voz de
alarma por la presencia de los expoliadores, ha sido
durante años uno de los que firmemente estaban convencidos
de que en esas tierras, hoy sembradas por cereales,
se encontraba Flavia Sabora, la última de las ciudades
romanas importantes que quedaba por localizar en la
provincia de Málaga. Con las evidencia de las ortofotos,
el Ayuntamiento de Cañete la Real se puso manos a la
obra para pedir a otras administraciones públicas la
colaboración para poder identificar con un georradar
todo este valioso yacimiento romano que hoy está bajo
tierra. De momento, el alcalde del municipio, Jacobo
Aranda, está en contacto con la Diputación de Málaga,
que se ha comprometido a colaborar, después de que el
pleno provincial se aprobara por unanimidad una moción
de Adelante Málaga para que se ayudara al consistorio
cañetero para el estudio y preservación de Flavia Sabora.
El Ayuntamiento de Cañete la Real ya ha elaborado un
informe sobre el yacimiento y se lo ha enviado a la
administración supramunicipal para su evaluación.

Enclave donde se trasladó Flavia Sabora
(El Carrascal).
Por su parte, Cantalejo cree que es también muy importante
que se reúnan todas las piezas romanas halladas en Cañete
la Real para estudiar con más detalle la historia de
esta ciudad romana. En este sentido, recuerda que, además
de estar en algunos museos, muchos vestigios de la época
se encuentran en manos de propietarios de cortijos de
la zona.

Una ortofoto hecha en el otoño de 2012
permite ver la estructura de este importante yacimiento
arqueológico. La Real Flavia Sábora, la última de las
ciudades romanas que quedaba por localizar en Málaga.
Las huellas de los expoliadores en la
vega de Cañete la Real pusieron sobre la pista a su
Ayuntamiento. Se había detectado la presencia de estos
ladrones con sus detectores de metales sobre una zona
que tenía ya una protección arqueológica, si bien se
desconocían sus características. «Comprobamos que se
habían hecho agujeros en la vega -a los pies del cerro
Sábora- y empezaron a aparecer restos de mármoles, con
los que intuimos que bajo el suelo había edificaciones»,
explicó el entonces alcalde de Cañete la Real,
Jacobo Aranda.
A partir de ahí el Ayuntamiento comienza
a hacer sus propias pesquisas y encuentra en una ortofoto
de 2012 un auténtico plano de lo que pudo ser la ciudad
romana de Flavia Sábora. Esta fotografía hecha por satélite
se hizo posiblemente en el otoño, cuando los cereales
de esta zona agrícola dejan ver lo que muy pocos intuían.
El paraje conocido como El Carrascal fue una importante
ciudad romana que se fundó en el siglo I d.C., Flavia
Sabora, que estaba documentada, pero no tenía una ubicación
definida. De hecho, era hasta ahora posiblemente la
única ciudad romana que quedaba por localizar en Málaga.
De esta forma, se podrá unir a la lista de otras villas
de ese período, como Acinipo (Ronda), Lacipo (Casares),
Caviclum (Torrox) o Aratispi y Antikaria (Antequera),
entre otras.
Tras este hallazgo visual, el Ayuntamiento
de Cañete la Real organizó reuniones con los
propios vecinos e incluso con la Guardia Civil para
atajar el problema de los expolios. Además de contactar
con la Delegación Territorial de Cultura y Patrimonio
de Málaga para «afrontar iniciativas y tareas en común
que devuelvan la dignidad a este enclave». Entre otras
medidas, era necesario hacer un georradar en esta zona
arqueológica, que, en principio tiene más de 90.000
cuadrados de superficie, lo que podría dar una información
más precisa de lo que hay bajo estás fértiles tierras
agrícolas cañeteras. Con esta herramienta, se puede
ver con suma precisión lo que hay hasta cinco metros
bajo tierra. Eso sí, Aranda apuntó a que la extensión
de este valioso hallazgo podría ser más extenso aún,
ya que con las ortofotos «se ven edificios de grandes
dimensiones».

Gracias a la fotografía realizada en satélite,
se intuyen muchos edificios, como éste, cuadrangular,
de más de trescientos metros cuadrados de superficie.
Hasta ahora de Flavia Sábora sólo se conocía
de su existencia, pero no sobre su ubicación exacta.
Incluso algunos estudios apuntaban que podía estar en
el término municipal de Teba tras el hallazgo de algunas
piezas arqueológicas en él. Sin embargo, este descubrimiento
permite identificar por fin a la vega cañetera con su
ciudad romana. La principal pista que había sobre esta
ciudad romana desapareció, pero estaba documentada.
En concreto, se encontró en la vega una tabla de bronce
que relataba de alguna forma el origen de Flavia Sábora.
Ésta, que pasó a formar parte de la colección de Carlos
V, desapareció en el incendio que se produjo en el antiguo
Real Alcázar de Madrid en 1734. Eso sí, desde el siglo
XVI se sabía de su contenido.
Según se explicaba en ese documento, dos
'duonviros' -cargos municipales en la época- viajaron
hasta Roma para pedir all emperador Vespasiano que les
dejara abandonar el poblado de origen íbero de Sábora,
situado en el cerro del mismo nombre -junto al cementerio
de Cañete la Real-, y trasladarse a una zona de vega
cercana, que contaba con mejores comunicaciones y la
proximidad de manantiales para abastecerse de agua.
En esa misma tabla de bronce, el emperador
accede a esa solicitud con la condición de que la nueva
ciudad pasara a llamarse Flavia Sábora -de esta forma
se incluye en el nombre la dinastía de emperadores que
mandaban en la época-. Aquel documento, eso sí, deniega
otra segunda petición de los 'duonviros', cobrar tributos
a los que por allí pasaran camino a otras ciudades.
Además, ordena que la tabla se coloque en un sitio público
dentro de la nueva ciudad. Lo que se desprende de aquella
tabla de bronce es que los habitantes de Sábora, en
un período de paz, pidieron bajar de aquel cerro, que
tenía un gran valor estratégico y defensivo -y hoy grandes
vistas panorámicas del Valle del Guadalteba- para crear
una ciudad romana con mejores condiciones. En aquella
época ya no parecía coherente seguir viviendo en un
lugar de difícil comunicación y sin agua.

El pasado 20 de abril de 2017 se fallaron
los Premios Hispania Nostra a las buenas prácticas en
la conservación del Patrimonio Cultural correspondientes
a la Convocatoria 2017, otorgados conjuntamente por
la Asociación Hispania Nostra y la Fundación Banco Santander,
resultando ganadora La Fortaleza de la Mota, sita en
Cañete.
Este hermoso paisaje lo habitan especies
como el buitre leonado, el águila ratonera, el cernícalo,
el búho real, el zorro y la cabra montesa, entre otros.
Sus tierras las surcan el río Guadalteba
y el río Corbones. El pueblo de Cañete la Real se levanta
a 740 m sobre el nivel del mar, sobre la sierra que
lleva su nombre, entre el Cerro del Padrastro (998 m)
y el Cerro del Castillo (840 m) y a 100 km de Málaga
capital. Desde estos cerros cercanos a la localidad
se obtiene visión de un hermoso paisaje. La cota más
alta del municipio es el Mojón Gordo (1.022 m).
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2017, año de sequía, La falta
de lluvias hizo estragos en el campo cordobés. Pero el descenso
del nivel de los pantanos provocó interesantísimas
sorpresas, como el afloramiento de yacimientos arqueológicos
romanos que durante años o incluso décadas estuvieron sumergidos
bajo el agua. Es el caso del pantano de Iznájar, el mayor
de Andalucía. La bajada del pantano de Iznájar dejó al descubierto
restos arqueológicos en el paraje de El Pamplinar, en el término
municipal de Rute.
Un grupo de arqueólogos de ArGe, asociación
dedicada a la investigación en el valle del Genil pidieron
los permisos a la Delegación de Cultura para realizar una
excavación de urgencia y documentar los restos con la mayor
brevedad posible antes de que la subida de las aguas del pantano
los volviera a cubrir. Los resultados de las investigaciones,
financiadas en parte por la Diputación de Córdoba, mostraron
que el yacimiento resultó ser un gran centro de producción
de aceite de época romana.


El llamado acueducto de les Ferreres, también
conocido como Puente del Diablo, es una arquería romana que
forma parte del acueducto que suministraba agua desde el río
Francolí a la ciudad de Tarraco (Tarragona), desde una distancia
de 25 km. La arquería está situada en las afueras de la ciudad
de Tarragona (Cataluña, España) que ha sido designada Patrimonio
de la Humanidad por la Unesco, gracias a que es uno de los
monumentos de la época romana que se conservan en extraordinario
buen estado.


El Acueducto de los Milagros es una construcción
de ingeniería civil para el transporte de agua del embalse
de Proserpina a cinco kilómetros de la antigua ciudad de Mérida
en España. Tradicionalmente se ha datado su origen en la ciudad
de Emérita Augusta, capital de la provincia Lusitania en el
Imperio Romano en el siglo I, perdurando su uso durante varios
siglos. Forma parte del conjunto arqueológico de Mérida, declarado
Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1993.
Augustobriga fue antiguo municipio romano situado
en la margen del río Tajo. En el siglo III aparece relacionada
como municipium en el Itinerario Antonino A-25 encabezado
con el título de Alio itinere ab Emerita Cesaragustam 369
que significa Otro camino de Mérida a Zaragoza, 369 millas,
entre las plazas de Leuciana y Toletum. Se encontraba en la
calzada romana que iba desde Emerita Augusta (Mérida) hasta
Caesarobriga (Talavera de la Reina). Otro itinerario que menciona
la ciudad es el llamado Ravennate; la recoge como Augustabria,
entre los núcleos de Lebura y Lomundo.

La población se convirtió, en tiempos medievales,
en Talavera la Vieja, hoy desaparecida al quedar sumergida
por las aguas del embalse de Valdecañas (Cáceres) en 1963.
Sus restos son visibles en tiempos de sequía. Sin embargo,
se pueden contemplar junto a la carretera de Navalmoral de
la Mata a Guadalupe (en Bohonal de Ibor) las ruinas de un
antiguo templo, «los Mármoles», que sirvieron de modelo para
reconstruir el de Diana de Mérida y tres columnas más, procedentes
de otro templo que no se desmontó, pues su podio era de opus
caementicium, conocido con el nombre de «la Cilla», que también
fueron desmontadas y trasladadas.

Pórtico de Curia de Talavera la Vieja, en su
nueva ubicación. Es el único que se conserva en todo el mundo
romano.

Como yacimiento arqueológico, Los Bañales esconde
los restos de una ciudad romana cuyo nombre no puede certificarse
aún con seguridad. Debió ocupar una extensión de algo más
de veinte hectáreas de terreno, delimitadas al norte por un
monumental espacio residencial, al sur por el cerro de El
Huso y La Rueca, al este por Puy Foradado y el trazado elevado
de un acueducto romano, y al oeste por la supuesta necrópolis
al pie del cerro de El Pueyo.

Ercávica es el nombre de una antigua ciudad
romana, con la categoría de municipio, que se encuentra en
Cañaveruelas, localidad cercana al embalse de Buendía, en
la provincia de Cuenca (España). En el contexto de la campaña
de 179 a. C. de Tiberio Sempronio Graco por las tierras de
Celtiberia, se nombra por primera vez la ciudad de Ercávica.
Tito Livio narra cómo la célebre y poderosa ciudad de Ercávica,
impresionada por los desastres sufridos por otros pueblos
del contorno, abrió sus puertas a los romanos. Tito Livio
narra que esta rendición no fue sincera y que cuando Graco
retiraba sus tropas de una comarca las hostilidades volvían
a comenzar. La ciudad de la que habla Tito Livio es la ciudad
celtibérica, de la que la ciudad romana tomó el nombre. La
actual ciudad romana de Ercávica se encuentra situada en un
promontorio sobre el río Guadiela, en el pantano de Buendía
y corresponde con el solar de la antigua ciudad celtibérica.
Lo que se conoce como antigua ciudad celtibérica situada a
escasos kilómetros del margen contrario del río corresponde
en realidad a un campamento militar datado en las guerras
sertorianas, hoy inundado por las aguas del pantano. El acceso
al parque arqueológico se realiza a través del pueblo de Cañaveruelas
por un camino asfaltado de 5 km, que se encuentra bien señalizado.
A partir del siglo II a. C. la ciudad fue adquiriendo
el aspecto típicamente romano, con un trazado regular y delimitada
en su perímetro por una muralla. Del mismo modo contaba con
los edificios tanto públicos como privados propios de una
ciudad romana. Fue bajo el mandato de Augusto, entre los últimos
años del siglo I a. C. y los primeros del I d. C., cuando
se culminó la edificación de la ciudad. En el periodo inmediatamente
posterior (Julio-Claudios) Ercávica adquirió el estatus de
municipio, dentro de la provincia Hispania Citerior Tarraconensis.
Coincidiendo este periodo con la etapa de mayor plenitud,
durante los siglos I y II. A partir del siglo III, la ciudad
fue sufriendo un lento declive que provocará su definitivo
abandono entre los siglos IV y V. Posteriormente la ciudad
fue conocida como Arcávica y mencionada en los Concilios de
Toledo como sede episcopal, posteriormente trasladada a Cuenca.

El embalse de Proserpina es un embalse de origen
romano que se comenzó a construir en el siglo I a. C. y que
está situado a 5 km al norte de Mérida. Recoge las aguas de
dos arroyos y tiene una capacidad de alrededor de 4 hm³. El
buen estado de conservación actual del embalse romano se debe
a que, tras la caída del Imperio romano, además de su función
de abastecimiento de Augusta Emerita a través del Acueducto
de los Milagros, el lago artificial ha sido siempre una popular
zona de baño y recreo, por lo que se continuó cuidando y modificando.
El embalse de Proserpina, así como el de Cornalvo, forman
parte de la denominación Conjunto arqueológico de Mérida,
declarado Patrimonio de la Humanidad en 1993 por la Unesco.

El embalse, que abarca unas 72 hectáreas, recoge
tanto el agua de la lluvia como la que aportan dos arroyos,
Las Adelfas y Las Pardillas. Aunque la obra original es romana,
a lo largo de los siglos ha sufrido numerosas remodelaciones.
El dique, que mide unos 428 m de longitud y 21 m de altura
máxima, tiene forma de talud escalonado aguas arriba formado
por sillares regulares de granito. En esta zona se adosan
nueve contrafuertes de sección rectangular que también tienen
configuración escalonada. En la parte opuesta, el dique se
refuerza con una gran espaldón de tierra.

Interior de una de las dos torres de captación
de agua de la presa.
Durante unas obras de limpieza que empezaron
en 1991 y para las cuales se desecó el embalse, se descubrió
la base del dique y se comprobó que los contrafuertes tienen
forma curva en su parte inferior. Se ha interpretado que puede
tratarse de una primera presa de seis metros de altura, construida
durante la fundación de la ciudad a finales del siglo I a.
C. y que fue ampliada tiempo después, en el siglo II d. C.
En la cara del dique que da aguas abajo existen dos torres
de captación para regular las salidas de agua hacia la ciudad.
El acueducto de los Milagros llevaba el líquido elemento hasta
Augusta Emérita.

Uno de los aspectos más llamativos de Vinuesa
es el enorme atractivo que presenta la combinación de elementos
artísticos con un marco natural inigualable. Un buen ejemplo
de esta singularidad es el denominado Puente Romano, pues
es así como se le conoce habitualmente aunque también se le
llama de San Mateo. Está situado al Sur del casco urbano,
sobre el río Duero, paralelo al puente actual que cruza el
embalse de la Cuerda del Pozo. Es precisamente este embalse
el que determina la visión de tan espectacular elemento ya
que desde que se construyó en 1941, permaneció bajo las aguas
quedando sumergido en ellas durante buena parte del año. Tan
sólo los meses de verano y, en especial, en los años más secos,
se puede tener una perspectiva global de su estructura.
Pero es esta circunstancia la principal amenaza
del puente ya que al estar sumergido, las piedras pierden
su presión y comienzan a descolocarse de manera que cada año
aumenta su deterioro. Además, y dada la calidad de su construcción,
parcialmente se ha visto expoliado desde antiguo desmantelando
parte de los sillares que lo conformaban. A pesar de todo
hoy en día podemos disfrutar de los restos de lo que en su
día fue un majestuoso puente de siete arcos. Además de su
estado de conservación, otro problema que presenta es el de
su atribución cronológica, si bien todo el mundo se refiere
a él y es conocido como romano. Esta circunstancia, aunque
difícil de demostrar, no ha sido descartada por los investigadores
que lo han estudiado, de manera que coinciden, en su mayoría,
en afirmar este origen tan antiguo. Su naturaleza romana estaría
en relación con los restos de una calzada perteneciente a
este periodo, que formaría parte de un ramal interior de la
vía 27 del Itinerario de Antonino que unía las localidades
de Astorga con Zaragoza y que atraviesa de Oeste a Este la
provincia de Soria. Este ramal partiría de Visontium (Vinuesa)
en dirección a Uxama (Osma) pasando por Molinos de Duero,
en cuyo término se conserva una piedra tallada a modo de miliario
en el que se explica que el Magistrado Duovir Lucio Lucrecio
Denso fue quien la hizo construir. Por estos motivos cabe
pensar su origen romano, sin embargo los restos que hoy en
día podemos observar son principalmente medievales.

La presa romana de Almonacid de la Cuba es una
presa de gravedad de origen romano situada en el municipio
español de Almonacid de la Cuba, Zaragoza, Aragón, construida
en siglo I. Situada sobre el río Aguasvivas, con 34 metros
de altura es la presa de mayor altura de todas las presas
romanas que se conservan en el mundo.
La presa fue construida en la época del emperador
Augusto y ha sido reparada en múltiples ocasiones, incluyendo
un periodo en el que fue abandonada durante la segunda mitad
del siglo I. Debido a problemas de colmatación de su embalse,
fue usada finalmente como azud para desviar caudales a los
regadíos de Belchite, a través de un antiguo canal de origen
también romano de 8 kilómetros de longitud. En la actualidad
continúa desempeñando esta función.

El embalse de Cornalvo se encuentra a unos 15
km de la ciudad de Mérida, en la comunidad autónoma de Extremadura,
España. La presa es una edificación romana sobre el arroyo
Albarregas, que era utilizada para abastecer de agua a parte
de la ciudad de Augusta Emerita. La contención es una sólida
muralla de 220 m de longitud por 18 m de altura, estando,
la parte que está en contacto con el agua, en forma de graderío.
La capacidad del embalse está estimada en 11 hm³. La obra
está datada el año 130 y el proyectista nos es desconocido.
Esta construcción fue declarada Monumento Nacional el 13 de
diciembre de 1912. El embalse se sigue utilizando en la actualidad.
Todo su entorno es un parque natural, por lo que goza de protección
especial de la Junta de Extremadura desde 1988. Posee una
rica flora y fauna y en la entrada del parque encontramos
un centro de interpretación que nos ayudará en la visita.
El embalse de Cornalvo, así como el de Proserpina, forman
parte de la denominación Conjunto arqueológico de Mérida,
que fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1993 por la
Unesco, con el número de identificación 664-013.

El ninfeo romano de Alfaro está constituido
por una serie de restos romanos en la localidad española de
Alfaro, en la La Rioja. Este bien cultural se ubica en el
municipio riojano de Alfaro. Su origen se remonta a la antigua
Graccurris. Se encuentra emplazado, en las cercanías del núcleo
urbano de la localidad y por encima del río Alhama, casi en
la confluencia con el Ebro. Consta de un arco, resto de una
pila, el arranque de otro arco, el terraplén de acceso al
primero y varios frogones de hormigón en el cauce. En la declaración
como bien de interés cultural el nombre asignado es «Puente
Romano, en Alfaro». Quedan restos de lo que fue un puente,
la calzada que circulaba sobre él y una presa situada aguas
arriba. La parte mejor conservada corresponde a la manguardia
en la que se localiza el ninfeo.


La presa de arriba o de Román es un azud de
época romana (siglos I-II d.C) situado en la rambla de la
Raja (Jumilla, Región de Murcia, España). Su función era aprovechar
los caudales de avenidas como agua de riego para las zonas
aledañas. Forma parte del llamado conjunto hidráulico de Román,
que incluye los restos de otras dos presas aguas abajo, un
acueducto de 7km de longitud, así como un conjunto de conducciones
y acequias que daban servicio a dos villas romanas que se
encontraban situadas en la zona. La obra ha sufrido numerosas
reparaciones y arreglos. Como muestra de ellos se puede encontrar
una inscripción en el estribo derecho colocada durante las
reparaciones realizadas en el siglo XVIII. La presa de Román
estuvo en funcionamiento hasta mediados del siglo XX.
Las legiones fueron durante siglos la
unidad de infantería básica del ejército romano. Temidos
por sus adversarios, los legionarios –armados con el
gladius (espada corta) y el pilum (jabalina)– han pasado
a la historia por su disciplina, su aplomo y por las
efectivas tácticas que usaban en el campo de batalla,
algunas tan conocidas como la «formación en tortuga».
Estas unidades, formadas por unos 5.000 hombres usualmente,
solían actuar como una máquina de destrucción sobre
los «bárbaros» y los enemigos de Roma. El cine nunca
se pierde una buena historia, y lo ha dejado claro con
la IX Hispana, que ha sido un tema recurrente para los
directores, que han hincado sus dientes en la leyenda
atribuyendo diferentes destinos a los soldados de la
legión. Para unos fue aniquilada, para otros, desapareció
tras retirarse con deshonor del campo de batalla, en
cambio, muy pocos están seguros de su destino definitivo.
Para Juan José Palao, profesor del Dpto.
de Prehistoria, Historia Antigua y Arqueología de la
Universidad de Salamanca, el nacimiento de la IX no
está del todo claro: «Los primeros testimonios de una
legión IX parecen situarse en el primer tercio del siglo
I a.C.», afirma Palao, aunque, según explica, todo apunta
a que el origen más probable de la Hispana sea una legión
con este mismo numeral creada por Octavio (futuro emperador
Augusto) en el 40-41 a.C. Otra peculiaridad de esta
legión es que pasó por Hispania (España), por lo que
recibió el calificativo de «IX Hispana». «Fue conocida
en primer lugar como Hispaniensis, y ese sobrenombre
se transformó en Hispana» afirma Palao. Sin embargo,
algunos autores determinan que «este sobrenombre podría
relacionarse también con un reclutamiento de hispanos
durante dicha estancia», recuerda el profesor. Pero
lo que de verdad atrae a la industria del cine, en referencia
a la IX, es siempre lo mismo: la invasión de Britannia
en la que la unidad tomó parte junto con las legiones
II Augusta, XIV Gémina y XX Valeria Victrix en el año
43 d.C. Aquí, durante la conquista de esta isla brumosa,
comienza el misterio, ya que a partir del año 108 d.C.,
los romanos no volvieron a hacer ninguna reseña de la
Hispana; era como si hubiera desaparecido de repente.
En este preciso momento es donde toma
parte el cine, el cual da diferentes versiones sobre
la historia. La más extendida, según películas o libros
de ficción, es que la IX Hispana fue arrasada por sorpresa
a manos de bárbaros britanos mientras se encontraban
en la isla. Esta es una de las visiones más heroicas
del final de la unidad, en la que cayó hasta el último
hombre en la lucha contra innumerables enemigos. Según
Palao esta hipótesis es «muy antigua y está muy arraigada
en la cultura popular e, incluso, en una parte del mundo
académico». «Su base es la existencia de importantes
conflictos en Britannia (…) y la llegada de la legión
VI Victrix, que habría llenado el hueco dejado por la
desaparición de la IX» destaca. «La combinación de ambos
elementos dio como resultado la citada teoría de la
destrucción de la legión en los enfrentamientos que
tuvieron lugar en Britannia en torno al año 118 d.C.»
sentencia el profesor.

El muro de Adriano, la muralla mas larga
de Europa. con una longitud de 135 kilómetros. De origen
romano, es un coloso de piedra levantado en lo que antes
era Britannia con el fin de protegerse de los Pictos,
una tribu localizada en Escocia. A pesar de lo que mucha
gente cree, esta muralla no delimita los términos territoriales
de Escocia y Inglaterra, pero no anda cerca. Está situado
a escasos 20 kilómetros.
Los máximos defensores de esta teoría,
según Palao, son el historiador Ian Richmond y Rosemary
Sutcliff. Esta autora de novela juvenil publicó 'El
águila de la IX legión', en la que explica como la unidad
fue derrotada en Britannia y le fue arrebatada una de
sus insignias: un águila que un joven tratará de recuperar
haciendo frente a los bárbaros. En términos de Palao,
«Sutcliff también situaba la desaparición de la IX legión
en el transcurso del enfrentamiento contra las tribus
caledonias del norte en el año 117 d.C.». Esta idea,
fue recogida exactamente igual cuando se hizo una adaptación
al cine de la novela, lo que ha hecho que sea la versión
mas conocida, aunque, no por ello, necesariamente la
única. Pero Sutcliff no sólo creó un libro, sino que
dio forma a una nueva leyenda: la de la pérdida de la
insignia de la IX. Para ello, se basó en el hallazgo
que se hizo hace algunos años de una pequeña estatua
con forma de águila en Silchester (Reino Unido). Pero,
para Palao, estos datos tienen muy poca credibilidad
histórica: «No hay ninguna base arqueológica ni histórica
para relacionar ambos elementos, incluso la iconografía
no se corresponde con lo que fueron las águilas legionarias
(con alas desplegadas y la cabeza girada hacia un lado)».
Otro final pudo ser la destrucción de
la unidad en Judea, lugar en el que se había sucedido
una revuelta en época de Adriano. «Algunos investigadores
lanzaron la hipótesis de que la legión habría sido destruida
en el transcurso de esta guerra, aunque no hay ninguna
prueba» determina Palao. Por otro lado, se dio a conocer
hace algún tiempo la posibilidad de que la IX hubiera
sido aniquilada por tropas partas en el 161 d.C. «Algunos
investigadores apuntaron la posibilidad de que la legión
desapareciese en Armenia en el transcurso de las guerras
partas en la época de Marco Aurelio» afirma Palao. Finalmente,
también existe la posibilidad de que Roma, altiva y
acostumbrada a las victorias, no quisiera dejar constancia
de la IX debido a que hubiera sufrido alguna derrota
marcada, o porque sus legionarios hubieran cometido
algún acto deshonroso, como huir del campo de batalla.

Centurión es una película de acción británica
del año 2010, dirigida por Neil Marshall, basada en
la leyenda de la masacre de la Novena Legión en Caledonia
a principios del siglo II dC. La película está protagonizada
por Michael Fassbender, Olga Kurylenko y Dominic West.
La historia parece haberse ocupado de
esconder todo dato que permita dar una respuesta segura
del final de la IX. «Lo que sí es cierto es que la legión
debió desaparecer entre el reinado de Adriano y el de
Marco Aurelio, período en el que se sitúa una conocida
inscripción fechada en el año 162 en la que se recogen
las legiones del Imperio y en la que no figura la legión
IX Hispana» explica Palao. En cuanto a las circunstancias
de esa desaparición, el profesor lo tiene claro: «Prefiero
optar por la prudencia» sentencia. «Lo que sí parece
probable es que se tratase de una desaparición traumática
¿una derrota que conllevó unas pérdidas de efectivos
tan cuantiosas que provocaron su desaparición o la refundición
de los efectivos supervivientes con otra unidad?, ¿un
episodio deshonroso que provocó que el emperador la
disolviese?». En cualquier caso existen muchas posibilidades,
y sólo tenemos una cosa clara: lo que pasó exactamente
es casi imposible de determinar y, a día de hoy, sigue
siendo un misterio.
¿Qué pudo haber pasado para que Roma
quisiera «olvidarse» y no dejar testimonio de esta legión?
La desaparición de una legión de las fuentes
oficiales no resulta inaudita en la historia de Roma.
Es plausible una desaparición motivada por una derrota
que supuso su aniquilamiento total o bien el traslado
de parte de sus efectivos a otra legión que conservó
su nombre. Igualmente, cabe la posibilidad de que la
legión se comportase de forma poco honrosa y fuesen
las propias autoridades romanas quienes ordenasen su
disolución. En ambos casos, las fuentes no eran proclives
a conservar memoria de ese tipo de acontecimientos.
¿Qué credibilidad se puede dar a las
películas y libros que cuentan que esta legión tuvo
un final heroico?
A partir de datos históricos, muchas veces
incompletos e inconexos, se inventa una historia cuyo
objetivo es entretener y no dar respuesta a los problemas
históricos.
Péplum es ese género cinematográfico que
aglutina las películas de aventuras ambientadas en la
antigüedad. El término lo utilizó, por primera vez,
el crítico francés Jacques Siclier en un artículo llamado
'L'age du peplum' (Cahiers du cinéma, 1962). El nombre
'peplum' corresponde a una de las prendas que se usaban
en la antigua Grecia -el peplos- y que consistía en
una sencilla túnica sin mangas. En el cine, esta prenda
la han vestido tanto hombres como mujeres y en una infinidad
de modelos. Ahora bien, hay que distinguir entre el
entretenimiento y el hecho histórico. Dejando a un lado
la alteración o deformación del hecho histórico, entretienen.
Lo que si es cierto es que este tipo de cine siempre
supone un aumento del interés por la historia de Roma
entre el público en general.

La última legión (de título original The
Last Legion) es una película estrenada en el año 2007
y dirigida por Doug Lefler, basada en la novela italiana
del mismo nombre (La última legión) escrita por Valerio
Massimo Manfredi.
La película está libremente inspirada
en los acontecimientos del siglo V: la caída del Imperio
romano Occidental bajo su último emperador, Rómulo Augústulo.
Esto se une a otros hechos de la historia ocurridos
en Gran Bretaña y elementos fantásticos acerca de la
leyenda del rey Arturo para darle una base a la leyenda
artúrica.
¿Representan películas como 'Centurión'
o 'Gladiador' la vida de una legión romana con veracidad?
No es posible afirmar eso. En ambas películas
el ejército romano ocupa un lugar secundario. En Gladiator,
aparece al inicio de la película, en el enfrentamiento
contra los germanos, luego desaparece. El caso de Centurión
es parecido, pues tras el aniquilamiento de la unidad
en los comienzos del film, el ejército como conjunto
queda relegado a un segundo plano. Encontramos lo mismo
en La legión del águila, pues a los veinte minutos el
ejército deja de ser centro de la trama. No obstante,
todas ellas tienen una buena puesta en escena en lo
relacionado con el atrezo, aunque, como todo, es mejorable.
¿Qué fallos recurrentes se suelen
ver?
En general, las películas más recientes
suelen cuidar bastante la puesta en escena en lo que
se refiere al uniforme y el armamento, aunque siempre
hay excepciones y aspectos que podrían mejorarse. Le
recreación del ejército de época imperial resulta más
sencilla de llevar a cabo, ya que se conoce mucho mejor
el uniforme y el armamento que usaban gracias a la arqueología.
En lo que se refiere al tipo de luchas, disponemos de
tratados antiguos que describen los distintos tipos
de combate, tácticas y estrategias que se desarrollaban
en cada época. No obstante, hay que tener en cuenta
que en la mayoría de los casos el ritmo que marcan las
películas y lo que pretenden conseguir hacen que se
sacrifique la veracidad histórica en beneficio de la
narración y del interés del espectador.
¿Tiene el espectador una visión distorsionada
de las legiones?
La visión que tenemos del legionario romano
es la del legionario de época imperial que nada, o muy
poco, tiene que ver con el de la etapa republicana.
Si comparamos un legionario del siglo II a. C. con un
legionario del siglo II d. C. nos daríamos cuenta realmente
de lo alejados que estaban el uno del otro.
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