Cerca de 100 crías de tortugas carey, una especie
en peligro de extinción, han nacido en una playa brasileña
de Pernambuco gracias a que el acceso a esta zona está prohibido
por el confinamiento para luchar contra el contagio de coronavirus.
La playa de Janga, en Pernambuco (Brasil), se encuentra actualmente
desierta por las restricciones decretadas para contener la
pandemia de Covid-19. Las autoridades han prohibido el acceso
a la misma y esto ha sido muy positivo para una especie animal
en peligro de extinción, la tortuga carey. Según informan
las autoridades locales, 97 huevos de esta especie de tortuga
marina han eclosionado en la playa, una de las más concurridas
del país, aprovechando su momentánea soledad. En un vídeo,
tomado por funcionarios gubernamentales, se puede apreciar
como los recién nacidos avanzan libremente hacia el mar sin
la presencia de personas en su camino. Después de nacer, estos
animales suelen corren el riesgo de ser atacados por depredadores
o molestados por bañistas.
Las tortugas carey están calificadas como una
especie en peligro crítico por la organización World Wildlife
Fund (WWF), que defiende que su existencia es de vital importancia
para los "ecosistemas marinos y ayuda a mantener la salud
de los arrecifes de coral y el lecho de algas marinas". Según
fuentes gubernamentales, en lo que va de año han nacido un
total de 291 tortugas marinas en las costas del estado de
Pernambuco, de las cuales 204 son tortugas carey.
Diego se ha ganado su retiro dorado. Con 100 años recién
cumplidos, esta tortuga gigante volverá a su hábitat
natural ocho décadas después de haberse visto obligada
a salir de la isla Española (Galápagos, Ecuador). Fue
a mediados de los años cincuenta, cuando la caza indiscriminada
de estos animales para venderlos en el mercado negro
provocó que esta especie quedara en serio peligro de
extinción. Sin embargo, Diego fue fundamental para salvar
su especie, convirtiéndose en un semental. En la década
de los cincuenta, los científicos fueron capaces de
rescatar a 14 tortugas de la especie Chelonoidis hoodensis,
entre las que se encontraba Diego. Ante el temor de
que pudieran desaparecer de la faz de la Tierra, decidieron
llevarlas al centro de reproducción de la isla de Santa
Cruz con el objetivo de conseguir fortalecer su diezmada
población. Diego, de hecho, fue repatriado desde un
zoológico de San Diego, donde fue llevado en la década
de los treinta.
Diego ha conseguido tener más de 800 descendientes.
Pero el problema de la desaparición de esta especie
de tortuga gigante iba mucho más allá de lo que supone
que una especie deje de existir: en su ausencia, las
plantas leñosas comenzaron a crecer en el terreno, lo
que provocó que animales como la iguana, el lobo marino
o el albatros fueran perdiendo espacio, provocando que
estos animales autóctonos comenzaran también a reducir
su población, pudiendo provocar una futura desaparición
de sus especies. Así fue como en 1976 se decidió poner
en marcha un programa de reproducción de esta especie
de tortuga, en el que Diego tuvo mucho que decir. Cuando
se puso en funcionamiento, solo existían dos machos
y 12 hembras de su especie vivos: 44 años después, la
población consta de más de 2.000 animales, de los que
un 40% aproximadamente son descendientes de Diego. O,
dicho de otro modo, de las 2.000 tortugas, unos 800
son sus hijos directos.
Su capacidad procreadora ha permitido que su especie,
en claro peligro de extinción, pase a gozar de buena
salud y que incluso haya podido ser devuelta a su hábitat
natural, consiguiendo repoblar la isla Española para
evitar que esta impresionante especie se extinguiera.
El programa de reproducción pasó a estar formado por
15 tortugas diferentes, pero Diego pasó a ser fundamental
con su capacidad para aumentar la población de la isla.
Los expertos consideran el plan todo un éxito, pero
quieren seguir monitorizándolo para ver cómo se desarrolla
en los próximos años. A día de hoy, el problema no está
en la tasa de supervivencia —situada en más de un 52%
desde que son devueltas del centro de reproducción a
su hábitat natural— sino en su ADN: y es que si buena
parte de la especie pertenece a un mismo 'padre', esto
es negativo, porque se acaba con la variabilidad genética
de la especie.
Tras conseguir repoblar su especie, condenada a desaparecer,
Diego regresará a la naturaleza con los deberes hechos.
Volverá a la isla Española para vivir en su hábitat
natural 80 años después de tener que abandonarlo. A
sus 100 años, vivirá un retiro dorado, que llegará después
de que se 'desintoxique': deberá librarse de las semillas
o plantas que haya comido en Santa Cruz y que no existen
en la isla Española para evitar un impacto negativo
en la zona.
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A finales del mes de marzo y como en todo el
mundo, el primer ministro Narendra Modi llevó al país hindú
a cuarentena, al menos unas 1.300 millones de personas tendrían
que resguardarse en sus hogares, en un intento por evitar
la propagación del Covid-19. Como se esperaba luego de 2 semanas
desde que se estableció el bloqueo, la India contaba con los
cielos más despejados en décadas, dejando ver la Montaña de
Dhauladhar, que forma parte de la cadena montañosa del Himalaya.
Se pudo observar incluso desde Jalandhar, a 230 kilómetros
de distancia. Los fotógrafos en India no tardaron en subir
a sus tejados para capturar esta maravillosa escena, todo
gracias a la falta de contaminación en el aire.
La región de Jalandhar.
Aunque La India registra los niveles de polución
mas bajos desde hace 20 años, activistas medioambientales,
sociólogos y expertos en política dicen que la aparente indiferencia
ante la toxicidad del aire (ya sea por ignorancia, apatía
o el cegador efecto de la pobreza) le da a los políticos locales
y federales el margen que necesitan para no abordar el problema
de manera contundente. Ni el partido gobernante a nivel federal
ni la principal fuerza de la oposición están en el poder en
la capital, lo que les da pocos incentivos para cooperar con
las autoridades de la ciudad. Y aunque es posible que Delhi
tenga una población de más de 20 millones, su importancia
en las elecciones (los comicios nacionales están previstos
para mayo del próximo año) es insignificante en comparación
con estados como el vecino Uttar Pradesh, que tiene 220 millones.
La tragedia es que no hay voluntad política por parte del
Gobierno federal o del gobierno del estado de Delhi y, como
resultado, los dos pueden exculparse. Cualquier pequeña acción
gubernamental que se vea es debido a la presión que ejercen
los activistas medioambientales y el Tribunal Supremo.
Después de que un cóctel de humos tóxicos cubriera
la capital y su región a finales de 2017, el gobierno
de Delhi declaró una emergencia de salud pública y el gobernador
principal de la ciudad, Arvind Kejriwal, describió a la capital
india como una "cámara de gas". Funcionarios del Gobierno
federal dijeron que la oficina del primer ministro Narendra
Modi les había pedido que se asegurasen de que no volviera
a suceder. Pero los pasos tomados hasta ahora no han cambiado
gran cosa, y en 2020 siguen las acusaciones mutuas entre las
administraciones.
Varias mujeres reciben tratamiento de respiración
asistida en un hospital en Nueva Delhi.
Y ya en España, con el nacimiento de
tres cachorros el pasado sábado 4 de marzo en el centro de
Zarza de Granadilla, en Cáceres, ya son quince los linces
que han nacido en cautividad en las últimas semanas en España.
Solo en el centro de El Acebuche, en el Parque Nacional de
Doñana, han nacido ocho cachorros en menos de siete días,
aunque de estos ocho, dos nacidos prematuros no han podido
sobrevivir. Según explican desde el Ministerio para la Transición
Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco), los tres cachorros
nacidos en el parto de Estela se suman a otros cinco paridos
por Kolia y Omeya en el centro extremeño durante este año.
En Zarza de Granadilla la hembra Estela alumbró 3 crias
y se espera otro parto sobre el 20 de mayo de Hechicera. Por
su parte, en el Centro de El Acebuche, en Almonte (Huelva)
han nacido en siete días un total de ocho linces. Los primeros
tres cachorros nacieron de la hembra Nota de forma prematura,
por lo que solo uno ha podido sobrevivir. Nota dio a luz a
tres cachorros en un parto a los 61 días de gestación, si
bien lo normal es que el parto tenga lugar entre los 63 y
66 días de gestación. Aunque solo sean dos días de antelación,
los últimos momentos de la gestación son muy importantes en
el desarrollo definitivo de los cachorros, explican desde
el Programa de Cría en Cautividad del Lince Ibérico Lynx ex
situ.
Tres cachorros de la hembra Nársil se suman
a los dos de Gitanilla, que dio a luz el pasado 26 de Marzo.
El de Gitanilla fue el primer parto de la temporada
en el centro de cría de El Acebuche. En un primer momento
los criadores pensaron que podrían ser tres los cachorros,
aunque finalmente fueron solo dos. Tanto sus cachorros como
los tres de Nársil se encuentran creciendo con normalidad.
En el centro de Doñana se espera un parto más para el próximo
8 de mayo. En esta temporada de cría se han emparejado 26
hembras reproductoras, una menos que en el año 2019. Cinco
de estas hembras se encuentran en Zarza de Granadilla y 6
en El Acebuche, ambos centros dependientes del Organismo Autónomo
de Parques Naturales (OAPN); mientras que otras ocho están
en La Olivilla, en Jaén; una en el Zoo de Jerez, y 6 en Silves
(Portugal).
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