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17 - Mayo - 2020
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Cerca de 100 crías de tortugas carey, una especie en peligro de extinción, han nacido en una playa brasileña de Pernambuco gracias a que el acceso a esta zona está prohibido por el confinamiento para luchar contra el contagio de coronavirus. La playa de Janga, en Pernambuco (Brasil), se encuentra actualmente desierta por las restricciones decretadas para contener la pandemia de Covid-19. Las autoridades han prohibido el acceso a la misma y esto ha sido muy positivo para una especie animal en peligro de extinción, la tortuga carey. Según informan las autoridades locales, 97 huevos de esta especie de tortuga marina han eclosionado en la playa, una de las más concurridas del país, aprovechando su momentánea soledad. En un vídeo, tomado por funcionarios gubernamentales, se puede apreciar como los recién nacidos avanzan libremente hacia el mar sin la presencia de personas en su camino. Después de nacer, estos animales suelen corren el riesgo de ser atacados por depredadores o molestados por bañistas.

Las tortugas carey están calificadas como una especie en peligro crítico por la organización World Wildlife Fund (WWF), que defiende que su existencia es de vital importancia para los "ecosistemas marinos y ayuda a mantener la salud de los arrecifes de coral y el lecho de algas marinas". Según fuentes gubernamentales, en lo que va de año han nacido un total de 291 tortugas marinas en las costas del estado de Pernambuco, de las cuales 204 son tortugas carey.

Diego se ha ganado su retiro dorado. Con 100 años recién cumplidos, esta tortuga gigante volverá a su hábitat natural ocho décadas después de haberse visto obligada a salir de la isla Española (Galápagos, Ecuador). Fue a mediados de los años cincuenta, cuando la caza indiscriminada de estos animales para venderlos en el mercado negro provocó que esta especie quedara en serio peligro de extinción. Sin embargo, Diego fue fundamental para salvar su especie, convirtiéndose en un semental. En la década de los cincuenta, los científicos fueron capaces de rescatar a 14 tortugas de la especie Chelonoidis hoodensis, entre las que se encontraba Diego. Ante el temor de que pudieran desaparecer de la faz de la Tierra, decidieron llevarlas al centro de reproducción de la isla de Santa Cruz con el objetivo de conseguir fortalecer su diezmada población. Diego, de hecho, fue repatriado desde un zoológico de San Diego, donde fue llevado en la década de los treinta.

Diego ha conseguido tener más de 800 descendientes.

Pero el problema de la desaparición de esta especie de tortuga gigante iba mucho más allá de lo que supone que una especie deje de existir: en su ausencia, las plantas leñosas comenzaron a crecer en el terreno, lo que provocó que animales como la iguana, el lobo marino o el albatros fueran perdiendo espacio, provocando que estos animales autóctonos comenzaran también a reducir su población, pudiendo provocar una futura desaparición de sus especies. Así fue como en 1976 se decidió poner en marcha un programa de reproducción de esta especie de tortuga, en el que Diego tuvo mucho que decir. Cuando se puso en funcionamiento, solo existían dos machos y 12 hembras de su especie vivos: 44 años después, la población consta de más de 2.000 animales, de los que un 40% aproximadamente son descendientes de Diego. O, dicho de otro modo, de las 2.000 tortugas, unos 800 son sus hijos directos.

Su capacidad procreadora ha permitido que su especie, en claro peligro de extinción, pase a gozar de buena salud y que incluso haya podido ser devuelta a su hábitat natural, consiguiendo repoblar la isla Española para evitar que esta impresionante especie se extinguiera. El programa de reproducción pasó a estar formado por 15 tortugas diferentes, pero Diego pasó a ser fundamental con su capacidad para aumentar la población de la isla. Los expertos consideran el plan todo un éxito, pero quieren seguir monitorizándolo para ver cómo se desarrolla en los próximos años. A día de hoy, el problema no está en la tasa de supervivencia —situada en más de un 52% desde que son devueltas del centro de reproducción a su hábitat natural— sino en su ADN: y es que si buena parte de la especie pertenece a un mismo 'padre', esto es negativo, porque se acaba con la variabilidad genética de la especie.

Tras conseguir repoblar su especie, condenada a desaparecer, Diego regresará a la naturaleza con los deberes hechos. Volverá a la isla Española para vivir en su hábitat natural 80 años después de tener que abandonarlo. A sus 100 años, vivirá un retiro dorado, que llegará después de que se 'desintoxique': deberá librarse de las semillas o plantas que haya comido en Santa Cruz y que no existen en la isla Española para evitar un impacto negativo en la zona.

A finales del mes de marzo y como en todo el mundo, el primer ministro Narendra Modi llevó al país hindú a cuarentena, al menos unas 1.300 millones de personas tendrían que resguardarse en sus hogares, en un intento por evitar la propagación del Covid-19. Como se esperaba luego de 2 semanas desde que se estableció el bloqueo, la India contaba con los cielos más despejados en décadas, dejando ver la Montaña de Dhauladhar, que forma parte de la cadena montañosa del Himalaya. Se pudo observar incluso desde Jalandhar, a 230 kilómetros de distancia. Los fotógrafos en India no tardaron en subir a sus tejados para capturar esta maravillosa escena, todo gracias a la falta de contaminación en el aire.

La región de Jalandhar.

Aunque La India registra los niveles de polución mas bajos desde hace 20 años, activistas medioambientales, sociólogos y expertos en política dicen que la aparente indiferencia ante la toxicidad del aire (ya sea por ignorancia, apatía o el cegador efecto de la pobreza) le da a los políticos locales y federales el margen que necesitan para no abordar el problema de manera contundente. Ni el partido gobernante a nivel federal ni la principal fuerza de la oposición están en el poder en la capital, lo que les da pocos incentivos para cooperar con las autoridades de la ciudad. Y aunque es posible que Delhi tenga una población de más de 20 millones, su importancia en las elecciones (los comicios nacionales están previstos para mayo del próximo año) es insignificante en comparación con estados como el vecino Uttar Pradesh, que tiene 220 millones. La tragedia es que no hay voluntad política por parte del Gobierno federal o del gobierno del estado de Delhi y, como resultado, los dos pueden exculparse. Cualquier pequeña acción gubernamental que se vea es debido a la presión que ejercen los activistas medioambientales y el Tribunal Supremo.

Después de que un cóctel de humos tóxicos cubriera la capital y su región a finales de 2017, el gobierno de Delhi declaró una emergencia de salud pública y el gobernador principal de la ciudad, Arvind Kejriwal, describió a la capital india como una "cámara de gas". Funcionarios del Gobierno federal dijeron que la oficina del primer ministro Narendra Modi les había pedido que se asegurasen de que no volviera a suceder. Pero los pasos tomados hasta ahora no han cambiado gran cosa, y en 2020 siguen las acusaciones mutuas entre las administraciones.

Varias mujeres reciben tratamiento de respiración asistida en un hospital en Nueva Delhi.

Y ya en España, con el nacimiento de tres cachorros el pasado sábado 4 de marzo en el centro de Zarza de Granadilla, en Cáceres, ya son quince los linces que han nacido en cautividad en las últimas semanas en España. Solo en el centro de El Acebuche, en el Parque Nacional de Doñana, han nacido ocho cachorros en menos de siete días, aunque de estos ocho, dos nacidos prematuros no han podido sobrevivir. Según explican desde el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco), los tres cachorros nacidos en el parto de Estela se suman a otros cinco paridos por Kolia y Omeya en el centro extremeño durante este año. En Zarza de Granadilla la hembra Estela alumbró 3 crias y se espera otro parto sobre el 20 de mayo de Hechicera. Por su parte, en el Centro de El Acebuche, en Almonte (Huelva) han nacido en siete días un total de ocho linces. Los primeros tres cachorros nacieron de la hembra Nota de forma prematura, por lo que solo uno ha podido sobrevivir. Nota dio a luz a tres cachorros en un parto a los 61 días de gestación, si bien lo normal es que el parto tenga lugar entre los 63 y 66 días de gestación. Aunque solo sean dos días de antelación, los últimos momentos de la gestación son muy importantes en el desarrollo definitivo de los cachorros, explican desde el Programa de Cría en Cautividad del Lince Ibérico Lynx ex situ.

Tres cachorros de la hembra Nársil se suman a los dos de Gitanilla, que dio a luz el pasado 26 de Marzo.

El de Gitanilla fue el primer parto de la temporada en el centro de cría de El Acebuche. En un primer momento los criadores pensaron que podrían ser tres los cachorros, aunque finalmente fueron solo dos. Tanto sus cachorros como los tres de Nársil se encuentran creciendo con normalidad. En el centro de Doñana se espera un parto más para el próximo 8 de mayo. En esta temporada de cría se han emparejado 26 hembras reproductoras, una menos que en el año 2019. Cinco de estas hembras se encuentran en Zarza de Granadilla y 6 en El Acebuche, ambos centros dependientes del Organismo Autónomo de Parques Naturales (OAPN); mientras que otras ocho están en La Olivilla, en Jaén; una en el Zoo de Jerez, y 6 en Silves (Portugal).

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