Sin opción o deseo de pactar con un partido
de centroizquierda como ha hecho tras cada cita electoral
desde 2009, el líder del Likud, Benjamín Netanyahu, ha dado
un paso importante para la formación del Gobierno con dos
partidos ultraortodoxos y tres ultranacionalistas. Por la
mañana, Netanyahu anunció un acuerdo con el partido jaredí
sefardí Shas sobre sus puestos ministeriales logrando así
pactos de coalición con todos sus futuros socios tras las
elecciones del pasado 1 de noviembre. Por la noche y a poco
más de 48 horas del plazo final, solicitó al presidente israelí
Isaac Herzog14 días de prórroga a los 28 que le concedió el
13 de noviembre para acabar de acordar todos los nombramientos
y asuntos de gobernabilidad y formalizar los acuerdos por
escrito que le permitan volver al poder tras año y medio en
la oposición. Según especifica en una carta, lo más seguro
es que necesite todos los dias de la extensión para formar
su sexto Gobierno.
Un hombre camina por delante de un cartel de
Netanyahu.
En su carta de respuesta este viernes a Netanyahu,
Herzog recuerda la necesidad de que el nuevo Gobierno trabaje
para todos los ciudadanos sin excepción en momentos de enorme
división interna antes de concederle 10 días de prórroga en
lugar de los 14 solicitados como marca la ley. Un plazo que
usará el veterano dirigente para completar el proceso negociador
y sobre todo, antes del juramento del Gobierno, aprobar una
ley que permita al líder de Shas, Arieh Deri, recibir las
carteras de Interior y Salud, ya que la actual legislación
prohíbe que un imputado o condenado por la Justicia ejerza
de ministro. Cabe recordar que la ley israelí sí permite ser
primer ministro en dichos casos. El único hasta la fecha ha
sido Netanyahu en juicio por tres casos de corrupción. Una
laguna legal que el Gobierno saliente liderado por el centrista
Yair Lapid no pudo corregir debido al veto de algunos diputados
derechistas del bloque que perdió los comicios.
Yair Lapid, el comunicador que llegó a la cima.
En un proceso mucho más complejo de lo esperado
por él mismo debido a las numerosas peticiones de sus socios
en el bloque derechista y religioso, Netanyahu liderará una
coalición apoyada por 64 de 120 diputados en la Knésset. Netanyahu
ha sido generoso -"demasiado" según dirigentes de su propio
partido que esperan en la cola para el reparto de cargos pese
a que el Likud constituye la mitad de la coalición- con sus
socios dándoles prácticamente todo lo que pedían. Además,
ministerios como Defensa o Educación han sido agujereados
en los acuerdos ya que varias de sus aéreas serán otorgadas
a políticos de otros ministerios al tiempo que se aplicará
la rotación de algunas carteras. Una línea roja que Netanyahu
no ha traspasado ha sido negarse, en parte debido a la oposición
estadounidense, a que el diputado ultranacionalista Bezalel
Smotrich sea el ministro de Defensa. Para compensarle -y gozar
del apoyo de los siete diputados de su partido- le concede
responsabilidades civiles sobre israelíes y palestinos en
Cisjordania que hasta la fecha estaban bajo la batuta del
ministerio de Defensa y el Ejército. Este hecho y el nombramiento,
casi seguro, del diputado radical Itamar Ben Gvir como ministro
de Seguridad Interna recibiendo además el control de la Policía
Fronteriza en el territorio ocupado en el 67 son duramente
criticados por la oposición y temidos no solo en la Autoridad
Nacional Palestina (ANP) y Estados Unidos sino en la propia
cúpula militar. En conversaciones privadas, el jefe del Ejército,
Aviv Kochavi, avisó que a nivel práctico y operativo no ve
posible hoy estos cambios tan sensibles según ha informado
el Canal 13 israelí. La composición de la coalición más derechista
en la historia de Israel que incluye dirigentes que prometen
por ejemplo "mano dura contra el terrorismo árabe" (incluyendo
mayor permisividad en los protocolos de apertura de fuego)
y una masiva construcción en las colonias y se oponen a la
ANP y cualquier contacto con su presidente Abu Mazen sugiere
que la peor escalada en Cisjordania e Israel desde 2015 se
agravará aún más. El analista militar del diario Haaretz,
Amos Harel, avisa que Netanyahu podría abandonar "su tradicional
posición cautelosa en el empleo de fuerza" para satisfacer
las demandas de sus socios de Gobierno más radicales de los
que depende para seguir en el poder y quizá ayudarle en su
gran reto: el juicio por corrupción. Un juicio que ha contribuido
a la extrema polarización y un bucle político sin precedentes
en Israel con cinco elecciones desde 2019.
Cisjordania: 6 preguntas para entender cuál
es la situación y los planes de Israel para anexionarse parte
de ese territorio palestino.
La escalada de tensión ha tenido este jueves
un nuevo episodio con la muerte de tres palestinos en un enfrentamiento
armado con soldados israelíes durante una redada en Yenin.
Dos de ellos, Tariq Aldamj, Siddiqui Zakarneh pertenecían
a las Brigadas de los Mártires de Al Aksa, según las primeras
informaciones tras la incursión israelí en la ciudad y en
el campo de refugiados de Yenin. Israel anunció la detención
de "tres sospechosos de haber participado en acciones terroristas".
Tras condenar "el nuevo crimen de la ocupación" y elogiar
a los milicianos muertos definidos como "mártires en los feroces
choques", las facciones palestinas han prometido vengarse
y "seguir la lucha armada hasta la liberación de Palestina".
Israel, por su parte, avisa que seguirá "la lucha antiterrorista
para evitar atentados contra nuestros ciudadanos". Lo sucedido
esta madrugada en el norte de Cisjordania se repite con frecuencia
(incursión militar israelí para realizar detenciones en feudos
de milicias como Yenin o Nablus, respuesta armada de los palestinos
que y se movilizan para ello e intercambio de fuego) desde
que Israel lanzara en marzo una operación ante la creciente
ola de atentados palestinos. En lo que va del 2022, han muerto
al menos 160 palestinos (en su mayoría milicianos en choques,
autores de disparos o lanzamiento de explosivos caseros, cócteles
molotov y piedras contra ciudadanos o soldados israelíes pero
también civiles). En el lado israelí, 31 muertos (23 civiles
y ocho integrantes de las fuerzas de seguridad).
La semana pasada, el cabecilla de la Yihad Islámica
en Yenin, Mohamed Saadi, murió en una redada de fuerzas especiales
israelíes que, como esta madrugada, finalizó en un intenso
intercambio de disparos. La milicia yihadista advirtió con
una represalia y el fin de semana lanzó un proyectil desde
la Franja de Gaza contra el sur de Israel. En respuesta a
la reacción de Yihad, la Fuerza Aérea israelí atacó varios
objetivos del grupo islamista Hamas, que controla el enclave
palestino. En ambos casos, no hubo muertos o heridos. Israel
y la ANP se acusan mutuamente de alentar la escalada ya sea
por acción de unos u omisión de otros mientras Hamas prosigue
su estrategia de alentar ataques y una nueva Intifada desde
Cisjordania mientras mantiene la tregua en Gaza.
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