El exministro de Hacienda Santiago Peña, de
44 años, se convirtió este martes en el nuevo presidente de
Paraguay. "Hoy asumo con honor la responsabilidad de servirlos
como su mandatario. Me dirijo a ustedes con humildad y determinación,
y me comprometo a sostener y consolidar las competencias necesarias
para gobernar con éxito", dijo Peña. De esta manera, el Partido
Colorado, que ha gobernado el país de manera casi ininterrumpida
durante los últimos 71 años, permanecerá en el poder por otros
cinco años. Mario Abdo Benítez, rival político de Peña en
las internas del partido, deja el poder para dar paso al nuevo
mandatario, que llega con el respaldo del expresidente Horacio
Cartes (2013- 2018).
Peña empezó su participación política en el
Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), el principal espacio
de oposición, pero en 2016 se sumó a los colorados para asumir
como ministro de Cartes.
Peña llega al Palacio de López con apenas seis
años de militancia colorada después de un intento previo de
alcanzar la presidencia en 2017, para volver a intentarlo
con éxito este año. Después de una ceremonia de posesión en
el Congreso, Peña juramentó a los ministros de su gabinete,
tras haber sido elegido con casi el 43% de los votos el pasado
30 de abril en las elecciones generales.
Hasta 2015, Peña era un cuerpo extraño en la
política nacional. Economista por la Universidad Católica
de Asunción, en donde dio clases de Teoría Financiera y Teoría
Económica, en 2001 viajó a Estados Unidos para cursar una
maestría en Administración Pública en la Universidad de Columbia,
Nueva York. Peña integró en 2009 el equipo del Fondo Monetario
Internacional (FMI) en Washington, donde dirigió el vínculo
del organismo con África. "En esos años me generaba un gran
impacto el potencial que yo veía para mi país desde afuera",
dijo a la prensa antes de las elecciones internas del partido.
Durante una década integró el Banco Central del Paraguay,
primero en el área de Investigación Económica y luego como
director, pero tuvo que esperar a 2015 para empezar a jugar
en la política nacional. En 2017, el presidente de Paraguay
de aquel momento, Horacio Cartes, lo convocó para liderar
el Ministerio de Hacienda. Y unos meses más tarde lo coronó
como su heredero en el Partido Colorado. En uno de los pocos
países de América Latina sin segunda vuelta electoral, donde
los presidentes no pueden ser reelectos, el ingreso en 2015
de Peña al gobierno lo convirtió en una de las caras visibles
de la principal fuerza política del país.
Poco tiempo después, Peña contó que sintió que
era momento de "bajar a la arena electoral para hacer más".
Fue así que renunció a Hacienda para postularse como precandidato
a presidente de Paraguay. En las internas del partido de 2017,
Peña perdió ante Mario Abdo, al que ahora reemplaza en la
presidencia. En 2018, una vez terminado el gobierno de Cartes,
el actual presidente de Paraguay tuvo su primera experiencia
en el sector privado. Ese año, pasó a integrar el directorio
del Banco Basa, propiedad del Grupo Cartes, el conglomerado
empresarial del expresidente que, según el propio Peña, representa
un 2% del PIB nacional. Entre sus fortalezas, Peña cuenta
con la experiencia de haber pasado por la gestión y de haber
sabido construir con paciencia un perfil de mayor alcance.
Santiago Peña integró el Banco Central de Paraguay
y el Fondo Monetario Internacional.
Para unos, Peña es el "protegido" de Cartes.
Para otros, es quien resguardará al exmandatario en los años
que vienen. La situación de su principal aliado no es sencilla.
La Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento
del Tesoro de Estados Unidos definió a Cartes a mediados del
año pasado como "significativamente corrupto". "Cartes incurrió
en actos de corrupción antes, durante y después de su mandato
como presidente de Paraguay. La carrera política de Cartes
se basó y continúa dependiendo de medios corruptos para el
éxito", dice el comunicado del Departamento de Estado. Pese
a las acusaciones de Estados Unidos, Peña nunca se alejó de
Cartes. "Estamos hablando de un expresidente que ha hecho
de la transparencia y la buena gestión una bandera importante,
de la cual yo estoy totalmente convencido que así fue", dijo
Peña tras conocerse las sanciones de Washington. Sin embargo,
Peña intenta presentarse como un político sin ataduras. "Fui
un colaborador del gobierno de Horacio Cartes y te puedo decir
que en dos años y medio actué con total autonomía", según
declaraciones a ABC Color. Desde la oposición, no creen que
el nuevo presidente gobierne con independencia de Cartes.
"Es un candidato improvisado, que no tiene ninguna experiencia
ni liderazgo político, es un accidente. Es en realidad el
prestanombres de Horacio Cartes", dijo Alegre, derrotado en
las elecciones.
Peña perdió en la internas de su partido en
2017. En 2022, volvió con éxito a intentarlo.
Mantener una economía controlada y mejorar su
desempeño será uno de los principales desafíos de Peña, que
ha dicho que las cifras macroeconómicas del país, elogiadas
en el exterior, no es lo único a lo que deberá prestar atención.
Por eso, entre las promesas de campaña está la de responder
a las necesidades más urgentes de las personas en condición
de pobreza. "Es hora de llegar a un pacto para alcanzar la
calidad de vida que se merecen las familias paraguayas, donde
el consenso sea una obligación", dijo Peña en su primer discuros
como presidente. También asumirá con el desafío de crear medio
millón de nuevos puestos de trabajo. "Crearemos 500.000 nuevos
empleos para que mejore la situación de miles de familias
paraguayas", prometió en campaña. Pero además de la economía
también tendrá que alimentar a partir de este 15 de agosto
la unidad interna. Debera lidiar con los parlamentarios colorados
en una doble situación: sin autonomía propia y con una división
entre Mario Abdo y Horacio Cartes. En el plano internacional,
Peña dijo que buscará que el país sea "protagonista en el
concierto de las naciones", en referencia a sus recursos naturales
como el agua, los alimentos y la energía. En su discurso inaugural
este martes ratificó la importancia que su gobierno dará a
la relación con Taiwán, de la que aseguró se sienten "no solo
aliados" sino también "hermanos". "Nuestra relación con la
República de China y Taiwan es una muestra de esto y del espíritu
amigable y cooperativo de Paraguay con naciones a las que
tenemos un gran afecto y con quienes nos sentimos no solo
aliados, sino que también hermanos", dijo el nuevo mandatario.
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