El exsacerdote, Bernard Preynat, desposeído
de su condición de clérigo desde julio de 2019, se sentaba
a principios de 2020 en el banquillo de los acusados del Tribunal
de Lyon (este de Francia) en el proceso del caso que sacó
a la luz pública la pederastia en la Iglesia francesa y su
ocultación orquestada por la jerarquía.
En el banco de los acusadores solo estarán una
decena de las víctimas de los tocamientos y violaciones de
este sacerdote, sufridos entre 1985 y 1991, los que han podido
escapar a la prescripción de la mayor parte de los casos,
un centenar detectados por la investigación y las asociaciones
creadas para buscarlos.
Como ya hizo ante los investigadores, Preynat
dejó claro desde el primer momento que no tiene previsto negar
la acusación: "Reconozco los hechos. En aquel momento no me
daba cuenta de su gravedad".
Con voz entrecortada, Preynat, que ahora tiene
75 años y afronta una pena que puede llegar hasta los diez
años de cárcel y 150.000 euros de multa, aseguró que pudo
abusar "de cuatro o cinco niños a la semana", que lo hacía
sobre todo los fines de semana y cuando los llevaba de campamento.
"No pensaba que estaba cometiendo agresiones sexuales", aseguró
el antiguo clérigo, que sin embargo confesó que sabía que
lo que hacía no estaba permitido, y por eso lo hacía a escondidas,
y reconoció que le procuraba placer. Fueron las denuncias
de las víctimas lo que le hicieron tomar consciencia de que
sus caricias y tocamientos generaban un daño en los niños
que, ahora adultos, reconocieron que siguen arrastrando secuelas
y en algunos casos les hicieron pensar en el suicidio.
Francia vivió el proceso como un juicio
a una época en la que la Iglesia miró para otro lado y consintió
la actuación de un clérigo carismático y poderoso, que creó
un grupo de "scouts" al margen de todo control, en el que
multiplicó los abusos que también cometió en su diócesis.
El cardenal francés Philippe Barbarin durante
su juicio, donde le condenaron por encubrir casos de abuso
a menores. Su caso fue retratado en la película Grâce à dieu,
de François Ozon, estrenada en febrero pasado, coincidiendo
con otro juicio paralelo, el que acabó con la condena a seis
meses de prisión exentos de cumplimiento al cardenal y arzobispo
de Lyon, Philippe Barbarin, por haber encubierto a Preynat.
Durante la investigación, el sacerdote confesó
que él mismo fue víctima de abusos en su infancia y que comenzó
a cometerlos en su juventud, entre los 16 y los 17 años, cuando
era monitor en colonias de vacaciones, época en la que se
sitúan las primeras denuncias sobre su comportamiento. En
el seminario continuaron las señales de alerta, lo que llevó
a sus superiores a inscribirle en una terapia psiquiátrica
entre 1967 y 1968, pero ello no impidió que fuera ordenado
sacerdote en 1971. Enviado a la parroquia de Saint-Luc de
Sainte-Foylès, a las afueras de Lyon, Preynat se convirtió
en una figura influyente, muy querido por las grandes familias
locales, un estatus que le permitió organizar su grupo de
"scouts".
El goteo de denuncias de los padres fue incesante,
hasta que en 1990 lo reconoció ante el entonces arzobispo
de Lyon, Albert Decourtray, que se contentó con cambiarle
de parroquia, lo que provocó un gran descontento entre sus
fieles de Sain-Luc, que le tenían en alta estima.
Tras un breve paso por un convento de monjas,
Preynat fue enviado al pequeño pueblo de Neulise. En el verano
de 2015, una de las víctimas, Alexandre Hezez, comenzó una
batalla para apartar a Preynat del clero. Ante la inacción
del arzobispado, dirigido ya por Barbarin, Hezez escribió
al papa Francisco y a la Fiscalía y presentó una denuncia,
que sacó a la luz el caso que hizo temblar los cimientos de
la Iglesia francesa. La investigación canónica fue más rápida
de lo habitual y no esperó a la civil. Preynat fue desposeído
de su condición de clérigo en julio de 2019. Pero el escándalo
no se detuvo. La Fiscalía abrió una investigación y las víctimas
se organizaron en una asociación, "La Palabra liberada", que
acumuló testimonios de víctimas.
La onda expansiva se llevó por delante a Barbarin
y obligó a la Iglesia francesa a endurecer sus procedimientos
en materia de pederastia. Se creó una comisión interna para
detectar nuevos casos y para sensibilizar a todos los estamentos
de la forma en la que hay que actuar frente a ellos.
Bernard Preynat confesó ante la justicia
que abusaba de "cuatro a cinco niños" por semana.
La iglesia católica francesa albergó, al menos,
330.000 casos de abusos o violencia sexual sobre menores o
personas vulnerables desde 1950, según una comisión independiente
que en los últimos tres años ha investigado ese fenómeno y
que ha identificado a entre 2.900 y 3.200 religiosos pederastas.
A través de cientos de entrevistas con víctimas y del análisis
de los archivos eclesiásticos de las diferentes diócesis del
país ha emergido un panorama desolador para la iglesia católica,
"muy superior a lo esperado", según reconoció el presidente
de la Conferencia Episcopal francesa, Éric de Moulins-Beaufort.
Si se suman los abusos provocados por laicos
que trabajan en medios religiosos, catequesis o centros educativos
católicos, el número se eleva a 330.000, reveló el presidente
de esa comisión, Jean-Marc Sauvé. Sus conclusiones muestran
que la iglesia es el tercer lugar donde más abusos sexuales
sobre menores se producen en Francia, por detrás de la familia
o los círculos de amigos. Sauvé señaló que a lo largo de casi
tres años de trabajo de su comisión, iniciada en 2018 tras
la aparición de varios escándalos en la iglesia católica francesa,
se han identificado unos 3.000 religiosos que cometieron abusos
sexuales. (Siga leyendo: Fundador de iglesia cristiana es
acusado de ocultar casos de pederastia). Señaló que se trata
de un porcentaje de incidencia de entre el 2,5 y el 2,8 %,
inferior a otros países donde se han hecho estudios similares,
como Alemania (4,4 %), Estados Unidos (4,8 %), Australia (7
%) o Irlanda (7,5 %).
Eneko, siempre certero.
El 56 % de las agresiones y actos pedófilos
identificados se produjeron entre 1950 y 1969, mientras que
en los años 70 y 80 hubo una reducción (22 %) y, a partir
de ese momento, una estabilización (22 %). Sauvé explicó esa
tendencia por la disminución del número de clérigos en esos
años y la asistencia de público a ámbitos religiosos, pero
señaló que "el problema no está resuelto". Acusó a la iglesia
católica de "negligencias" en el trato de los casos y de haber
"mantenido a clérigos acusados de tocamientos en contacto
con niños" pese a las señales de advertencia que les llegaban.
El informe apuesta por crear un mecanismo de indemnización
de las víctimas pero, sobre todo, por un reconocimiento de
su condición.
El presidente de la comisión habló de un fenómeno
"masivo", reconoció que tanto las víctimas como los agresores
identificados son "un mínimo" y apeló a la iglesia a "pedir
perdón" e indemnizar a personas que, en su mayoría, arrastran
problemas "importantes" de comportamiento sexual y psicológico.
El presidente de los obispos franceses expresó su "vergüenza"
por unos hechos que "por su carácter conmociona y por su número
abruma". Pero Moulins-Beaufort pasó de puntillas por la cuestión
de las indemnizaciones, que son la principal reclamación de
las asociaciones de víctimas, que acusan a la iglesia de mirar
para otro lado en ese asunto tras años de haberlo hecho con
los casos denunciados. Así lo expresó el presidente de la
asociación La Palabra Liberada, François Devaux, en el origen
de la revelación de numerosos casos en Lyon que sentaron en
el banquillo de los acusados en 2018 al arzobispo de esa importante
diócesis, el excardenal Philippe Barbarin, lo que llevó a
la Conferencia Episcopal a crear esta comisión independiente.
"Ustedes deben pagar por todos estos crímenes",
lanzó Devaux ante un puñado de obispos y el nuncio papal en
Francia, que tuvo que escuchar de boca de esta víctima de
abusos en su infancia que el papa Francisco "está ausente"
y que la iglesia francesa se escuda en "una estrategia fétida"
de indemnizaciones a las víctimas. Las 485 páginas del informe
reflejan un panorama "aterrador", en palabras de Sauvé, que
señaló que estos actos no son solo cosa del pasado: "Las violencias
sexuales en la iglesia no han sido erradicadas". Si el 56
por ciento de los casos identificados se produjeron entre
1950 y 1969, la caída registrada en los años 70, 80 y 90 (22
por ciento) se ha detenido en lo que va de siglo. Sauvé atribuyó
esa bajada a una menor asistencia de los franceses a ámbitos
católicos y no a la actuación de la iglesia, que solo a partir
de la aparición de escándalos mediáticos comenzó a tomar medidas
para combatir la pederastia.
François Devaux preside la asociación Parole
Liberée que acabó con el silencio sobre los casos de pederastia
de la Iglesia francesa.
Hasta entonces, denunció, hubo "una indiferencia
profunda y total, incluso cruel, con las víctimas", porque
todo su esfuerzo iba dirigido a "proteger la institución"
y a "mantener a los clérigos en el sacerdocio". Entre las
recomendaciones de la comisión figura revisar el secreto de
confesión para que no pueda ser aplicado en caso de la comisión
de crímenes, introducir laicos en los órganos de gobierno
de la iglesia para evitar que los religiosos acumulen todo
el poder, adaptar la formación de los curas o revisar la moral
sexual, considerada ahora un tabú en el seno de la institución.
El presidente de la Conferencia Episcopal de
Francia, monseñor Éric de Moulins-Beaufort, pidió este martes
"perdón" a los menores víctimas de agresiones sexuales en
la Iglesia católica francesa, tras la publicación del informe.
"Mi deseo en el día de hoy es de pedirles perdón", aseguró
De Moulins-Beaufort, durante la presentación del informe elaborado
por una comisión independiente Ciase, tras expresar su "vergüenza"
y su "determinación a actuar" con las víctimas.
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Estados Unidos, Australia, Irlanda, Bélgica,
Alemania y ahora Francia han ido destapando la magnitud de
unos crímenes sepultados por décadas de silencio. La última
investigación realizada sobre las víctimas de abusos sexuales
en la Iglesia francesa ha vuelto a escandalizar al mundo.
La Comisión Independiente sobre Abusos en la Iglesia Católica
(Ciase) reveló este martes que al menos 216.000 menores fueron
víctimas de pederastia en el seno de la Iglesia católica francesa
en los últimos 70 años, una cifra que alcanza las 330.000
víctimas si también se cuentan los abusos cometidos por personal
laico relacionado con la institución: enseñantes, catequistas
o responsables de movimientos juveniles. En Francia fue la
Conferencia Episcopal la que decidió encargar a una comisión
independiente la tarea de investigar posibles casos de pederastia
desde 1950. En España se publicó a finales del pasado junio
una investigación de tres universidades –la Universitat Oberta
de Cataluña, la Universidad de Barcelona y la Universidad
del País Vasco– cuya principal conclusión es que las autoridades
religiosas en España han eludido hasta ahora investigar “a
fondo” este problema. Actitud que no parece haber variado,
pese a la presión de la opinión pública, y que quedó reflejada
en las palabras pronunciadas por el portavoz de la Conferencia
Episcopal Española (CEE), Luis Argüello, el pasado 30 de septiembre,
cuando admitió que no tienen una actitud “proactiva”. Es decir,
afirman que si alguna víctima se dirige a los obispos, la
atenderán, pero ellos no harán nada por saber la verdad. Ni
revisar archivos, ni contabilizar casos, ni establecer indemnizaciones,
ni emprender una investigación a gran escala del pasado.
En España la única contabilidad de víctimas
es la que lleva EL PAÍS, ante la ausencia de datos oficiales
y de la Iglesia. Frente a esa opacidad en los casos ocurridos
en España, a lo largo de las últimas dos décadas se han sucedido
otras macroinvestigaciones en diferentes países del mundo.
Unas veces las ha impulsado el Parlamento, como ha ocurrido
en Bélgica; la Conferencia Episcopal y algunas diócesis concretas
han sido las impulsoras en el caso de Alemania y en otros
casos, como ocurrió en Estados Unidos, la primera gran iniciativa
que dio frutos corrió a cargo del equipo de investigación
del diario The Boston Globe. Datos, nombres de víctimas y
abusadores que solo han dejado entrever la magnitud de un
problema que subsiste y sobre el sigue siendo habitual que
gane el silencio y la impunidad de los agresores.
Los casos de abuso sexual cometidos por miembros
del clero de la Iglesia católica hacen referencia a una serie
de condenas, juicios e investigaciones sobre casos y crímenes
de abuso sexual infantil cometidos por sacerdotes y miembros
del clero católico en contra de menores de edad, que van desde
los 3 años, e involucran, en la mayoría de los casos, a niños
y adolescentes de entre 11 y 14 años de edad. Estos crímenes
pueden incluir sexo anal y/o penetración oral. Los casos han
sido documentados y denunciados ante las autoridades civiles
de varios países, resultando en la persecución de los pederastas
y demandas civiles contra las diócesis de la Iglesia católica.
Muchos de los casos salen a la luz pública varias décadas
después de los hechos. Las demandas ante las autoridades han
sido hechas también contra la jerarquía católica, quien en
muchas ocasiones obstaculiza las investigaciones, además de
no reportar y de hecho encubrir a los sacerdotes pederastas,
trasladándolos de las parroquias para evitar su detención
y juicio. A partir de la segunda mitad del siglo xx se ha
incrementado el número de denuncias por abuso sexual infantil
en todas sus variedades por parte de religiosos católicos.
En los últimos años, han cobrado relevancia los casos de Irlanda,
Estados Unidos, Alemania y Chile, donde las autoridades locales
han encontrado culpables a sacerdotes de cientos de acusaciones
de pedofilia. El escándalo ha alcanzado a congregaciones como
la Legión de Cristo; ocasionó la renuncia de los obispos irlandeses
de Cloyne, John Magee, y de la diócesis de Kildare y Leighlin,
James Moriarty, quienes reconocieron haber sido negligentes
ante las denuncias de pedofilia por sacerdotes en sus diócesis;
y ha llevado a la cárcel a varios sacerdotes católicos.
En abril de 2010, Roger Joseph Vangheluwe dimitió
como obispo de Brujas por haber abusado sexualmente de un
joven cuando era sacerdote y al comienzo de su episcopado.
Organizaciones de víctimas de pedofilia han señalado que los
papas Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco I tienen algún
grado de responsabilidad al haber encubierto abusos, o bien
omitido las denuncias. La Santa Sede, por la voz de Benedicto
XVI, ha condenado la pedofilia y reconocido los casos que
han llevado al escándalo por esta causa en los últimos años
de la primera década del siglo xxi. A través de un comunicado
dirigido a los católicos de Irlanda, el máximo jerarca católico
ha reconocido la actuación "insuficiente" de la Santa Sede
en los casos de pedofilia denunciados y reconoció que se trataba
de actos criminales que dañaron a las víctimas y han dañado
la imagen de la Iglesia en el mundo; actos por los cuales
los sacerdotes "deberán responder —dijo el papa— ante Dios
y los tribunales debidamente constituidos". El papa Benedicto
XVI ha reconocido públicamente los casos de pedofilia cometidos
por sacerdotes, ha pedido perdón a las víctimas y sostenido
que los culpables deben responder ante los tribunales. Así
mismo, el papa Francisco publicó una carta dirigida «al Pueblo
de Dios» el 20 de agosto de 2018 en la que condena los abusos
sexuales cometidos por los sacerdotes.
"Ni me vio desnudo ni hubo penetración. Fue
sin malicia". Roger Joseph Vangheluwe, aseguró que jamás pensó
en el impacto de sus actos, que consideró hechos "superficiales".
El director de la Oficina de prensa de la Santa
Sede indicaba que el papa Francisco dice que se necesita urgentemente
que los culpables rindan cuentas, no solo los que cometieron
esos crímenes, sino también aquellos que los cubrieron. Lo
cual en muchos casos incluye a los obispos. Además de hacer
un llamamiento a toda la Iglesia Católica para que se adopten
las medidas de protección necesarias en todas las instituciones;
y, así mismo, que el texto del papa «es para Irlanda, para
Estados Unidos, es para Chile, pero también para el resto
de fieles que conforman el pueblo de Dios.»
Sin embargo, a juicio de las organizaciones
de sobrevivientes de abuso eclesiástico no se han producido
avances significativos en el encubrimiento de estos crímenes,
desde la curia vaticana y el propio papa Francisco.
Los expedientes que en el Vaticano documentaban
los nombres implicados y los hechos sobre los abusos sexuales
del clero "han sido destruidos o ni tan solo abiertos". La
alarmante denuncia, en 2019, no procedia de un anticlerical,
sino de Reinhard Marx, arzobispo de Múnich, presidente de
la conferencia episcopal alemana y uno de los seis cardenales
que colaboran con el Papa para reformar el gobierno central
católico.
"En lugar de los culpables, quienes han recibido
reprimendas han sido las víctimas, a las que ha sido impuesto
el silencio", ha dicho Marx este sábado en la tercera y penúltima
jornada del encuentro mundial convocado por Francisco para
enfocar de una manera global la lacra de la pederastia clerical.
El encuentro concluirá este domingo y el lunes el Vaticano
ha organizado una rueda de prensa para ilustrar con detalle
el contenido y las consecuencias de la primera cumbre mundial
católica sobre los abusos sexuales del clero.
El cardenal alemán ha acusado de la desaparición
o destrucción de los expedientes a la burocracia vaticana.
"Los abusos sexuales contra menores y jóvenes son, en una
medida no leve, debidos al abuso de poder en el ámbito de
la administración", ha dicho a los 190 participantes en el
encuentro, que reúne a las máximas autoridades jerárquicas
de la Santa Sede y del catolicismo. Por esta razón, según
el cardenal, "la administración no ha contribuido a cumplir
la misión de la Iglesia, sino al contrario, la ha oscurecido,
desacreditado y hecho imposible". La causa concreta sería
que "las formalidades y procedimientos establecidos para perseguir
los delitos han sido deliberadamente desatendidos, o mejor
borrados o desguazados". Por esta razón "los derechos de las
víctimas han sido pispoteados y abandonados al arbitrio de
individuos singulares". Por si no quedase claro, el arzobispo
de Múnich ha cerrado su intervención, afirmando que "la manera
como la administración de la Iglesia ha sido estructurada
y llevada a cabo no ha contribuido a unir a todo el género
humano y a acercar a los hombres más hacia Dios, sino que
al contrario ha violado tales objetivos". Nadie en el Vaticano
ha comentado por el momento la dura acusación del cardenal,
que se ha producido mientras unas 50 víctimas de los abusos
recorrían varias calles de Roma para acercarse hasta el Vaticano.
El papa rechazaba hace unos meses la renuncia
del cardenal alemán Reinhard Marx, frontal crítico de abusos
sexuales en la Iglesia. Francisco rechazó la renuncia del
arzobispo de Múnich, el cardenal Reinhard Marx, presentada
como gesto para asumir responsabilidades ante los abusos a
menores. "Toda la Iglesia está en crisis", reconoció
el papa.
"Nosotros nos acercamos al Vaticano, que el
Vaticano se acerque a nosotros", dijo uno de los oradores
en una especie de sentada y rueda de prensa frente al Castillo
de Sant’Angelo. Poco antes de su intervención, el cardenal
Marx se había reunido con 16 víctimas de abusos, excluidas
en estos días de poder hablar con los 190 participantes en
la cumbre. "No existen alternativas a la trazabilidad [de
los abusos] y a la transparencia", ha dicho después del encuentro.
El Papa había entregado a cada uno de los participantes 21
puntos de reflexión y trabajo para afrontar por primera vez
de una manera global, es decir en todo el orbe católico, la
plaga de los abusos, que ha alcanzado un promedio de 400 casos
al año, según cifras oficiales citadas en el volumen (anual)
titulado 'Actividad de la Santa Sede'. Hasta hoy el problema
lo afrontaban las conferencias episcopales, que se han demostrado
inadecuadas: solo 26, sobre 144, han elaborado una guía práctica
a seguir frente a los abusos, guía pedida hace 10 años por
Benedicto XVI.
Al final de la tercera jornada de trabajo, también
inaugurada como las demás con el testimonio de una o más víctimas,
se están perfilando las posibles novedades o cambios que se
prodrían producir: una revisión del secreto pontificio sobre
los casos de pederastia clerical, la creación de una comisión
externa, o sea no eclesiástica, para que examine todos los
casos antes de llegar al Vaticano y un nuevo procedimiento
para evaluar a los obispos negligentes o encubridores.
Phil Saviano: "Sufrir abusos horribles de crío
no significa que toda tu vida deba ser horrible" El activista
contra la pederastia eclesial fue el personaje clave para
destapar la ocultación de la pederastia en la iglesia de Boston.
Pásate por Ser Humano >> Activistas
>> USA.
Pásate por Destacado >> Marzo 2021.
Nota de prensa, Diciembre 2021:
La iglesia católica afronta en España
una gran investigación.
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