La revolucionaria tecnología Lidar (pulsos de
luz láser para estudiar la topografía y la superficie del
suelo en tres dimensiones) disparada a mansalva desde helicópteros
sobrevolando la selva amazónica brasileña (zona de Acre) ha
detectado una enorme red de pueblos abandonados hace mucho
tiempo, y que datan de 1300 a 1700, según un nuevo estudio
de la Universidad de Exeter. El láser reveló 25 aldeas de
montículos circulares (que tendrían un diámetro de 86 metros)
y 11 aldeas de montículos rectangulares. Otras 15 aldeas de
montículos estaban tan mal conservadas que no se podían clasificar
como circulares o rectangulares, explicaron los investigadores.

Ejemplo de aldeas de montículos circulares -
Universidad de Exeter.
Los de forma redonda tenían un diseño similar,
con edificaciones que rodeaban una plaza central, como en
un reloj, y que cuando se ven desde arriba «se parecen a los
rayos del sol, lo que les da el nombre común de 'Sóis'», que
significa «sol» en portugués, informa «Live Science» al respecto.
En un análisis más detallado de las aldeas, según cuenta «Live
Science», se observó que tenían carreteras bien planificadas,
con dos «caminos principales» que eran anchos (6 metros) y
caminos menores que te llevaban a los arroyos de cercanos.
La distancia entre las aldeas era de unos 4,4 kilómetros entre
cada una. Los investigadores creen que es posible que esta
este entramado organizativo estuviera destinado a representar
el cosmos. Cabe apuntar también que este sistema de comunicación
por carreteras «no es una sorpresa para los arqueólogos amazónicos»,
según señalan los investigadores, puesto que «se mencionan
desde el siglo XVI cuando (el misionero dominico español)
fray Gaspar de Carvajal observó anchos caminos que conducían
de las aldeas de la ribera a las del interior». Este estudio
se publicó en abril, pero se acaba de dar a conocer con amplitud
tras aparecer en el programa británico «Jungle Mystery: Lost
Kingdoms of the Amazon» de Channel 4.

Hemos hablado del laser LiDAR en otras ocasiones.
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El Amazonas es el nombre del río más grande
en América del sur y que da nombre a toda la selva que crece
a sus alrededores: la selva del Amazonas. Sin embargo, cuando
se habla de la selva del Amazonas, a lo que se está haciendo
referencia en realidad es a una región geográfica inmensa
que se extiende por diferentes países, y que es denominada
Amazonia, en referencia tanto al río como a la selva. La Amazonia
es una región que se extiende a lo largo de algunas zonas
de países como Brasil, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela,
Bolivia, Guyana, Surinam y Guyana Francesa. Se trata de una
región de una riqueza ecológica incalculable, ya que la selva
del Amazonas constituye la selva más grande de todo el mundo,
lo que le ha valido el sobrenombre de “el pulmón del planeta”.
Hablar de los pueblos indígenas es hablar de
los pueblos que habitan un territorio determinado desde tiempos
casi inmemorables. En algunos casos, estos pueblos además
son denominados pueblos aislados, haciendo referencia a que,
tanto sus gentes como sus culturas, han permanecido sin contacto
con la civilización moderna desde sus inicios a la actualidad
o que, por lo menos, el contacto ha sido mínimo. Esto constituye
un elemento fundamental, ya que permite que la riqueza inmaterial
de la tradición cultural de los pueblos aislados e indígenas
de sus tierras originales se haya podido conservar inalterada
hasta nuestros días, lo que, además de tener un gran valor
como riqueza inmaterial, también constituye una oportunidad
de estudio para los antropólogos. Los pueblos aislados e indígenas
que existen todavía en la actualidad se localizan tanto en
la región de la India, Oceanía y, sobre todo, en la región
de la Amazonia. A esto ha contribuido, como no podía ser de
otra manera, la propia selva, que constituye una barrera natural
entre las tribus del Amazonas y la civilización moderna.

Muchos de los pueblos indígenas de la selva
del Amazonas difieren muy poco los unos de los otros. De este
modo, los antropólogos han agrupado a los indios del Amazonas
en diversos grupos formados por varias tribus que, aunque
tienen diferencias entre sí, las similitudes son lo suficientemente
importantes como para considerarlos en el mismo grupo (por
ejemplo el idioma). Esta es una lista de pueblos indígenas
de la Amazonia, verás a algunos de los que han sido más estudiados:

Actualmente, se desconoce con seguridad cuántos
de estos pueblos indígenas viven en el interior de la selva
del Amazonas. A pesar de ello, se estima que la cifra de pueblos
aislados en la Amazonia podría rondar los 400 pueblos, de
los cuales al menos más de 80 sí que han sido estudiados y
descritos por los antropólogos. De todos los países en los
que encontramos pueblos indígenas, Brasil es con diferencia
donde mayor cantidad se localizan, llegando a más de 100 pueblos
diferentes, y seguido de Perú con 25 pueblos.
Estos grupos de humanos que viven en la selva
del Amazonas han mantenido sus costumbres y estilos de vida
inalterados durante miles de años. De hecho, constituyen un
referente sin comparación a la hora de comprender cómo pudieron
ser los primeros estilos de vida del hombre durante el paleolítico
(antes de la invención de la agricultura). De este modo, nos
encontramos ante unos pueblos que son cazadores y recolectores
en la mayoría de los casos, cuyos grupos no suelen superar
la veintena de personas, y que viven en armonía con la naturaleza
que los rodea, a la que identifican en la mayoría de los casos
como una especie de “madre naturaleza”, en una forma de religión
propia de cada pueblo y que se acerca, según los antropólogos,
a una creencia que aúna panteísmo y animismo al mismo tiempo.

Sin embargo, a pesar de que estos pueblos han
sobrevivido en el ecosistema del Amazonas durante miles de
años, la realidad es que la civilización moderna está suponiendo
un verdadero peligro para su supervivencia. Uno de los problemas
más acuciantes a los que se enfrentan es a la supervivencia
de la propia selva que, debido a la deforestación motivada
por la industria maderera, la agricultura y la ganadería,
cada año pierde más y más kilómetros cuadrados de extensión.
De hecho, entre los años 70 del siglo XX y el año 2014, se
ha talado el 19% de la superficie del Amazonas, lo que supone
un daño medioambiental gravísimo y sin precedentes a esta
escala. En este otro artículo podrás conocer más sobre la
Deforestación del Amazonas: causas y consecuencias y, además,
en el vídeo de abajo podrás aprender más acerca de este tema.
Por otro lado, más allá de la destrucción del entorno, los
pueblos indígenas se tienen que enfrentar a situaciones de
violencia que conllevan otra amenaza a su supervivencia. En
este sentido, la violencia que ejercen agentes como algunos
gobiernos locales, empresas con intereses económicos en la
zona, o la lacra del narcotráfico, constituyen un verdadero
lastre a la hora de garantizar su supervivencia.
No obstante, acciones provenientes de algunos
gobiernos que sí que están concienciados con el problema que
supone la supervivencia de los pueblos indígenas del Amazonas,
así como acciones promovidas por algunas ONG, están ayudando
a frenar la destrucción tanto de la Amazonia como de los pueblos
que todavía la habitan. En este sentido, algunas iniciativas
como declarar zonas protegidas, dotar de derechos a los pueblos
indígenas y luchar contra la corrupción y el narcotráfico,
constituyen una ayuda inestimable a la hora de garantizar
que estos pueblos indígenas, y la propia selva del Amazonas,
tengan un futuro.
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“No atender la demanda de los pueblos amazónicos
ahora significa mandarlos a la muerte”.
La antropóloga peruana Luisa Elvira Belaunde analiza
la situación de las comunidades de la Amazonia, que
piden alimentos, medicinas y herramientas para sobrevivir
durante la cuarentena.


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Una de las tareas de los arqueólogos es analizar los
impactos que el clima ha tenido en las distintas sociedades
humanas a lo largo de la historia. Con frecuencia, los
diversos estudios al respecto han podido identificar
correlaciones entre períodos de cambio climático y cambios
sociales más o menos drásticos. Teniendo en cuenta estos
parámetros, el arqueólogo Timothy R. Pauketat, de la
Universidad de Illinois en Urbana-Champaigne, ha publicado
en Journal of Anthropological Research un artículo en
el que expone cómo la trayectoria del óptimo climático
medieval (un período de clima extraordinariamente caluroso
en la región del Atlántico norte, que duró desde el
siglo IX hasta el siglo XIII, momento en el que disminuyó
drásticamente la temperatura global) influyó en el devenir
histórico de Cahokia, una antigua ciudad indígena que
se ubicó en el valle del río Mississippi. El gran período
de esplendor de Cahokia tuvo lugar a partir del siglo
X, y fue entonces cuando la ciudad se convirtió en la
capital de la cultura misisipiana, quizá gracias a su
posición privilegiada, cerca de la confluencia de los
ríos Misisipi, Misuri e Illinois. La población amerindia
del emplazamiento creció entonces desde los 1.000 habitantes
hasta, tal vez, los 40.000, según los especialistas
arqueológicos. Ninguna otra localidad norteamericana
superó ese número hasta finales del siglo XVIII.

Según Pauketat este crecimiento repentino de la población
coincidió con un renacimiento religioso en Cahokia,
probablemente ocasionado por la explosión de una supernova
en el año 1054 que iluminó los cielos durante un mes
entero. Las excavaciones realizadas durante los últimos
años han demostrado que la mayor parte de la población
estaba formada por grupos de inmigrantes que acudían
a la ciudad en peregrinaje religioso y acabaron por
instalarse en ella y sus aledaños. En ocasiones se establecieron
muy lejos del centro de la ciudad, donde se alza el
conocido como Monks Mound o Túmulo de los Monjes, un
monte artificial de 100 metros de altura y 5,6 hectáreas
que se alza en el centro de la ciudad, y es el más grande
conocido al norte de México. Se trataba del marcador
del centro urbano, ya que se alzaba sobre la Gran Plaza
donde se realizaban los juegos y rituales públicos.
Recibe su nombre por la comunidad de monjes trapenses
que vivieron allí durante un tiempo siglos después del
abandono de la ciudad.

Uno de los monti´culos de Cahokia en una fotografi´a
tomada en 1907.
Pauketat ha analizado el flujo de aire y los niveles
de precipitación en Cahokia durante el óptimo climático
medieval y ha llegado a la conclusión de que la evapotranspiración
(la pérdida de humedad de una superficie por evaporación
directa junto con la pérdida de agua por transpiración
de la vegetación) dio forma a la vida en el valle del
Misisipi y jugó un papel fundamental en la determinación
de la progresión del urbanismo en la ciudad de Cahokia.
En particular, el investigador ha estudiado una forma
institucionalizada de evapotranspiración, un rito sagrado
conocido como "ceremonia del baño de vapor". Utilizando
un enfoque que enfatiza las relaciones entre entidades
humanas y no humanas, Pauketat explica que los extremos
climáticos de la cuenca fluvial y las fuertes tormentas
que se dieron en la zona fueron interpretados por los
habitantes de Cahokia como transferencias espirituales
de poder de la atmósfera a la humanidad. De este modo,
la ceremonia del baño de vapor presenta otro ejemplo
de transferencia de energía poderosa. En este ritual,
el agua líquida se convertía en vapor, y los asistentes
lo absorbían captando igualmente algún tipo de energía
curativa en la que creían.

De este modo, los investigadores creen que la ceremonia
del baño de vapor fue uno de los muchos cambios acaecidos
en Cahokia durante un período de crecimiento urbanístico
que Pauketat ha denominado el "Big Bang" de la ciudad.
Alrededor de 1050 d.C., se adoptaron nuevos estilos
y elementos arquitectónicos, en particular asociados
con el agua y los ciclos lunares, ya que la ciudad se
planificó de acuerdo a una cuadrícula de recintos, y
las aldeas más antiguas fueron reemplazadas por montículos,
plazas y edificios religiosos. Se ampliaron asimismo
los santuarios existentes y se construyeron calzadas
para establecer caminos que llevasen a los montículos
con baños de vapor.Si bien en la región llovía bastante,
los modelos PDSI (Índices de Severidad de Sequía de
Palmer por sus siglas en inglés) revelan un cambio hidroclimático
importante a lo largo del siglo XII, lo que se tradujo
en menos lluvias y en unas condiciones climáticas progresivamente
más secas. Según las conclusiones del estudio, la reducción
de las precipitaciones actuó como catalizador de cambios
dramáticos en Cahokia, como la emigración de los agricultores,
la construcción de barreras defensivas, el ocultamiento
de los suministros de alimentos y, en suma, el declive
de una ceremonia religiosa tan importante como el baño
de vapor.
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