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La saga de ciencia-ficción ‘Star Wars’ estrenará tres nuevas
películas en los meses de diciembre de 2022, 2024 y 2026,
anunció recientemente Disney en un comunicado.
Todavía no se sabe ni el título ni la trama de esas cintas,
que llegarán a los cines coincidiendo con las vacaciones navideñas,
un periodo reservado habitualmente para los grandes estrenos
cinematográficos y los filmes que prometen arrasar en taquilla.
Entre los proyectos de Star Wars en desarrollo figuran una
nueva trilogía a las órdenes de Rian Johnson, el director
de Star Wars: Episodio VIII-El último Jedi (2017), así como
otras tres películas sobre este mismo universo de ciencia-ficción
a cargo de David Benioff y D.B. Weiss, que son los creadores
de la exitosa serie Juego de Tronos. Por ahora no se sabe
si las tres películas anunciadas hoy de Star Wars corresponden
a alguno de esos proyectos en desarrollo. Por otro lado, Disney,
que cerró el pasado marzo la adquisición de 21st Century Fox,
desveló hoy que las cuatro secuelas de Avatar (2009) que está
preparando James Cameron se estrenarán más tarde de lo previsto.
Así, el nuevo plan de lanzamiento de las películas de Avatar,
que acumulan ya varios retrasos, estipula que Avatar 2 se
estrenará en diciembre de 2021. Igual que con Star Wars, Disney
intentará aprovechar con Avatar las vacaciones de Navidad
de manera que en 2023 estrenará Avatar 3; en 2025 lanzará
Avatar 4; y en 2027 presentará Avatar 5. Con 2.788 millones
de dólares recaudados, Avatar es la película más taquillera
de la historia en todo el mundo sin tener en cuenta la inflación.
No obstante, Vengadores: Endgame (2018) podría batir pronto
esa marca, ya que en solo dos semanas en la gran pantalla
ha sumado 2.189 millones que la han situado como el segundo
filme más exitoso de todos los tiempos.
Siguen así las maniobras para estirar las franquicias
en un debate abierto.
La guerra de las galaxias, Star Trek, el agente 007, El Señor
de los Anillos o Alien son algunas de las grandes sagas que
nos ha regalado el cine de Hollywood. Muchos críticos creen
que las franquicias son un síntoma de la decadencia del cine,
pero otros prefieren pensar que las buenas historias merecen
ser contadas una y otra vez, enriqueciendo y expandiendo sus
universos con nuevas tramas y personajes. Tenemos en taquilla
estos días a John Wick, que regresa en John Wick Chapter
3: Parabellum con una película de acción y suspenso y un Keanu
Reeves en estado de gracia. Arrasó en su primer fin de semana
en los cines en Estados U nidos, alcanzó los 57,2 millones
de dólares superando a la última propuesta de la Factoria
Marvel. Machete (Robert Rodriguez, Ethan Maniquis, 2010) y
Machete Kills (Robert Rodriguez, 2013), Cazafantasmas y su
secuela o Hellboy con su controvertida continuación
son ejemplos de sagas que se prometian largas y quedaron interrumpidas.
No todo lo que tocaba Spielberg se convertía en oro, ni siquiera
aquello que salía bien. Prueba de ello es la joya de Amblin
dirigida por Barry Levinson, con Chris Columbus como guionista
y con los personajes de Conan Doyle en la escuela. Hablamos
de El secreto de la pirámide. Como la secuencia post
créditos dejaba claro, las intenciones de Spielberg y compañía
eran las de continuar el relato, algo que no permitió la pobre
acogida del público de la época. La que sí acudió a la llamada
fue una joven J.K. Rowling, que salió tan fascinada del cine
que, cuando años después decidió escribir el cuento de un
niño mago que investiga misterios en su colegio, tomó esta
película como referencia directa. No, que Chris Columbus dirigiese
las dos primeras entregas de Harry Potter no es casualidad.
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Hace cuarenta y cuatro años, un joven llamado George Lucas, recién
salido de la escuela de cine de California, logró firmar un acuerdo
con United Artists (UA) para dirigir dos películas. La primera,
titulada «American Graffiti», ganaría un globo de oro y estaría
nominada a cinco Oscar. La segunda incluida en el acuerdo era una
imposibilidad estadística y, como afirmó un ejecutivo de UA tras
ver la propuesta inicial, no sería filmada «bajo ningún concepto».
Se llamaba «Star Wars». Tener un contrato, en sí mismo, no significaba
nada. En Hollywood, los acuerdos de entrega de películas en aquella
época eran casi papel mojado, y el joven realizador no tenía una
posición fuerte en la industria. Había estado, de hecho, a punto
de no dedicarse a dirigir, porque quería ser piloto. Al salir de
la universidad había intentado enrolarse en la Fuerza Aérea de los
Estados Unidos, pero le habían rechazado por tener demasiadas multas
por exceso de velocidad. Ambos conceptos eran tan premonitorios
como providencial una diabetes que le impidió ir a la guerra de
Vietnam, aunque había sido llamado a filas. Lucas tenía un problema,
sin embargo. Él no quería hacer películas sobre el paso de la juventud
a la madurez, como «American Graffiti». La cinta había conquistado
a los críticos y a la taquilla en agosto de 1973, pero todas las
productoras querían que continuase en el camino de la comedia. Sin
embargo, el joven director estaba obsesionado con crear una película
de espadachines en el espacio, basada en el personaje de Flash Gordon.
«No logré comprar los derechos, pero sí rastreé las fuentes de la
creación de Alex Raymond hasta Edgar Rice Burroughs e incluso Julio
Verne», diría Lucas en 1999.
Cuenta Francis Ford Coppola, íntimo amigo de Lucas, que cuando
no logró los derechos para Flash Gordon dijo: «Bueno, crearé el
mío propio». Entonces comenzó a escribir un guión remotamente basado
en una película que le apasionaba, «La fortaleza escondida», de
Akira Kurosawa (1958). Había varios conceptos que se mezclaban en
su cabeza, pero eran todos ellos difusos, inasibles. Veía a un malvado
señor medieval con un casco negro, un castillo volador, sables cuya
hoja fuese de luz en lugar de metal. Veía a un par de granjeros,
uno alto y espigado y uno gordo, a una reina que cambiaba sus ropajes
con la doncella cuando se veía en peligro. Incluso pensaba que el
malvado señor medieval del casco negro debía cambiar de bando al
final de la historia, como ocurría en otra película de Kurosawa.
Lucas saqueó los motivos kurosawianos con la misma falta de rubor
con la que el genio japonés hizo con Shakespeare. Pero sus propuestas
iniciales a los estudios seguían siendo rechazadas, una tras otra.
Los estudios creían que era muy arriesgado, pese a la estrella ascendiente
del joven director, crear una película con aquellas características
en un momento en el que el público demandaba películas más oscuras,
realistas. Los setenta, para el cine, eran esencialmente gente compleja
hablando con otra gente compleja en habitaciones cerradas, y la
amplitud de miras y el maniqueismo del proyecto galáctico chocaba
con la cortedad de los estudios.
George Lucas no paró de reescribir el guión una y otra vez, deseoso
de encontrar una salida a aquella obsesión. Su primer tratamiento,
titulado «El diario de los Whills», narraba la historia de CJ Thorpe,
un joven que sería entrenado por el legendario Maxe Windy para formar
parte del comando espacial de los Jedi-Bendu. Todos los que le rodeaban
le dijeron que aquello no tenía sentido alguno, y el joven director
tuvo que volver en numerosas ocasiones a la máquina de escribir,
intentando depurar la historia, buscando su esencia. No sería hasta
que redescubrió dos libros: «El señor de los anillos» y un oscuro
ensayo titulado «El héroe de las mil caras», de Joseph Campbell,
que fue capaz de concretar su historia. Hoy en día ese ensayo es
uno de los textos esenciales de la formación de cualquier guionista
estadounidense.
Su reescritura incorporó elementos nuevos como los señores oscuros
de Sith y la Estrella de la Muerte, pero seguía acabando en la papelera
de los directivos de Hollywood. United Artists la rechazó una vez
más, Disney dijo que era muy cara (qué ironía, como se vería después).
Lucas estaba a punto de tirar la toalla, pero de pronto un joven
ejecutivo de la Twentieth Century Fox llamado Alan Ladd Jr (hijo
del famoso actor) se sintió lo bastante confiado con el proyecto
como para recibir a Lucas. La película tenía un coste de 8 millones
de dólares –que acabaron convirtiéndose en 10, por los imprevistos–.
Ladd no comprendía muy bien la historia, pero le impresionó el talento
del joven realizador, y acabó estampando su firma en un acuerdo
que a la postre redefiniría la industria del cine al completo. El
contrato le daba a Lucas 151.079 dólares a cambio del guión y la
dirección, con la salvedad –importante letra pequeña– de que el
autor se quedaría con los derechos derivados de la obra, una pequeña
cantidad habitualmente residual, que venía dada por vender camisetas
y muñecos de la película.
Con tan escaso presupuesto, una muy exigente fotografía en exteriores
y la necesidad de crear a mano todas y cada una de las naves, armas,
armaduras y efectos prácticos –el ordenador era, afortunadamente,
algo que estaba aún muy lejos de arruinar la experiencia cinematográfica–,
Lucas tuvo que contar con actores completamente desconocidos, incluyendo
a Mark Hamill, Carrie Fisher y un emergente Harrison Ford. Solo
Peter Cushing y Alec Guinness tenían un cierto peso en el cartel,
aunque en una fase ya muy tardía de sus carreras no cobraron demasiado.
Así comenzó la fotografía principal de una película titulada «Aventuras
de Luke Starkiller, según el Diario de los Whills, saga I: Star
Wars». A lo largo del rodaje, harto de tener que mecanografiar cada
vez en los encabezados de los guiones tantos vocablos, Lucas iría
dejando caer palabras hasta quedarse con las dos últimas, que a
la postre fueron el título final. Luego llegó el 25 de mayo de 1977.
Y se estrenó. Y todo cambió. «Star Wars» se convirtió enseguida
en el mayor éxito cinematográfico de todos los tiempos, con 775
millones de dólares. Si ajustamos el precio de la entrada y la inflación,
sigue siendo a día de hoy la segunda película más taquillera de
la historia, por detrás de «Lo que el viento se llevó» (1939).
Considerada como un fenómeno de masas. En ella se representa el
mundo de los héroes, que son esenciales en la vida misma de los
seres humanos, son los arquetipos que siempre estamos buscando.
La increíble historia, hace que no nos sintamos ajenos, pues todos
tenemos que afrontar retos alguna vez en nuestra vida. Es considerada
como una ordalía iniciática, pues muestra que mediante el desarrollo
interior, la meditación y el acrecentamiento de las cualidades internas,
junto a la ayuda del Maestro adecuado, el héroe logra transformarse
completamente. La acción de los Jedis, está basada en la ética,
en los valores como la verdad, la tolerancia, el amor y la justicia.
Un Jedi, es una especie de monje que realiza un voto de abstinencia
y se dedica a sensibilizarse para poder percibir la fuerza y desarrollar
habilidades como la telequinesis, la clarividencia, el control mental,
la amplificación de reflejos, la velocidad y otras capacidades físicas
y psíquicas, así como el conocimiento de los principios de la filosofía
de la fuerza.
Un Jedi lucha contra el lado oscuro de la fuerza. El lado oscuro
de la fuerza, es el más rápido y fácil en el que puede incurrir
un Jedi, el temor, el miedo, el rencor, la ira, hacen que broten
los sentimientos más agresivos, son el primer canal de expresión,
una vez que los toma, para siempre dominaran su destino y consumirán
su voluntad. La Orden Jedi, un grupo de guerreros místicos, defensores
del lado luminoso de la fuerza, esforzados por mantener la paz y
la justicia en toda la galaxia. La Fuerza es un campo de energía
omnipresente, creado por las cosas que existen que impregna todo
el universo y todo lo que hay en él manteniéndolo unido. La idea
de la fuerza se basa en el Tao, que es un flujo en el universo,
que fluye, es poderoso y mantiene las cosas del universo en orden
y equilibrio.
“Debes sentir la fuerza a tu alrededor y aquí entre tú y yo, el
árbol, la roca, por todas partes” Yoda
“La fuerza es lo que le da al Jedi su poder, es un campo de energía
creado por las cosas vivientes, nos rodea, nos penetra y mantiene
unida a la Galaxia” Obi One Kenobi
Una de las cosas que siempre ha llamado la atención
en Star Wars es el hecho de que la primera película se acabase titulando
Episodio IV. En 1977, se estrenó bajo el título de La guerra de
las galaxias (Star Wars). Como se puede apreciar en el propio guión,
se trataba de una película cerrada y con un argumento principal
con sus tres fases: Presentación, nudo y desenlace. No fue hasta
1980 con el estreno de El Imperio contraataca cuando a la película
original se le asignó el título final de Star Wars: Episodio IV:
Una nueva esperanza, dejando abierto a especulaciones la cantidad
de episodios que podría haber.
Si queremos meternos en la piel de un warsie de la
vieja escuela, aquellos que han vivido la saga desde 1977, la opción
que escogeremos será la de ver las diferentes películas en el orden
en que se estrenaron, obviando los acontecimientos que suceden en
cada una ya que el orden sería diferente. Esta opción nos hará ver
primero la denominada Trilogía Clásica, que engloba los episodios
IV, V y VI y que son la pura esencia de Star Wars, tres películas
rodeadas de un aura inconfundible.
Del episodio VI publicado en 1983, saltaríamos al
Episodio I, La amenaza Fantasma, que se estrenó la friolera de 14
años después, y que incluirá todas esas mejoras tecnológicas que
se fueron desarrollando a lo largo de los años. También incluye
a Jar Jar Binks pero qué le vamos a hacer... Durante esta Trilogía
de las precuelas veremos también los episodios II y III, estrenados
en 2002 y 2005 respectivamente, y que cerrarán en gran parte los
acontecimientos que precedieron a la Trilogía Clásica. De 2005 saltaremos
a 2015, ya más reciente en nuestra memoria, con El despertar de
la Fuerza, el séptimo episodio que nos mandará 30 años después de
los acontecimientos de El retorno del Jedi, es la primera película
de una nueva trilogía que tendrá su continuación en diciembre con
el estreno de Los últimos Jedi. Para terminar con esta opción veríamos
la reciente Rogue One: Una historia de Star Wars, que nos narrará
los acontecimientos que suceden justo antes del inicio del episodio
IV.
Resumiendo, el orden de visionado por fecha de estreno
quedaría así: Star Wars Episodio IV: Una nueva esperanza (1977)
Star Wars Episodio V: El Imperio contraataca (1980) Star Wars Episodio
VI: El retorno del Jedi (1983) Star Wars Episodio I: La amenaza
Fantasma (1997) Star Wars Episodio II: El ataque de los clones (2002)
Star Wars Episodio III: La venganza de los Sith (2005) Star Wars
Episodio VII: El despertar de la Fuerza (2015) Rogue One: Una historia
de Star Wars (2016) Star Wars Episodio VIII: Los últimos Jedi (Diciembre
de 2017).
Star Wars: Episodio IX - El ascenso de Skywalker esta
pendiente de estreno para el 20 de Diciembre de 2019 ( España).
La lógica que nos brinda la comprensión lectora le
dice a cualquiera que no conozca la peculiaridad de estas películas
que se puede fiar del número de los episodios. Y realmente se puede
hacer si obviamos que cuando pasemos del Episodio III al IV nos
encontraremos con un receso temporal de 28 años, con los cambios
de estilo y tecnológicos que eso supone. E igualmente al pasar del
Episodio VI al VII habrá un salto enorme en lo que a tecnología
se refiere, 36 añitos nada más.
También hay que tener en cuenta la posición de Rogue
One: Una historia de Star Wars en la cronología, ya que debemos
verla justo después del Episodio III y antes del IV, o nos haremos
un lío considerable con los acontecimientos. En este orden, todos
los acontecimientos que veamos en la pantalla irán encajando en
orden y no habrá preguntas como ¿Pero este niño quién es? Si optamos
por esta opción, veremos las películas en este orden: Star Wars
Episodio I: La amenaza fantasma Star Wars Episodio II: El ataque
de los clones Star Wars Episodio III: La venganza de los Sith Rogue
One: Una historia de Star Wars Star Wars Episodio IV: Una nueva
esperanza Star Wars Episodio V: El Imperio contraataca Star Wars
Episodio VI: El retorno del Jedi Star Wars Episodio VII: El despertar
de la Fuerza Star Wars Episodio VIII: Los últimos Jedi.
Cada uno decide cómo vivir la experiencia de Star
Wars, y una buena manera de enriquecerla sin usar Avecrem es disfrutar
también de series como The Clone Wars, que narra acontecimientos
sucedidos entre los episodios II y III. También tenemos Star Wars
Rebels, la serie de animación que se desarrolla entre los episodios
III y IV. También contáis con libros como Star Wars Catalizador,
o Thrawn, para aumentar más aún vuestra pasión por la saga galáctica.
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