En un paso histórico hacia los derechos de la
mujer, Sudán finalmente ha criminalizado la práctica de la
mutilación genital femenina. Una práctica que los activistas
en contra celebran, aunque con la preocupación de que una
ley no sea suficiente para poner freno a una práctica socialmente
muy arraigada. En el futuro, quienes llevan a cabo la mutilación
genital femenina, ya sea dentro de un establecimiento médico
o en otro lugar, ahora pueden enfrentar tres años tras las
rejas y una multa, según informó el medio The New York Times.
Esta enmienda a la legislación penal se hizo el 22 de abril
y ha sido aclamada como el comienzo de una “nueva era” para
los derechos de las mujeres en Sudán.
Según cifras de la ONU, aproximadamente el 87%
de las mujeres y niñas sudanesas entre las edades de 14 y
49 años han sufrido alguna forma de mutilación genital femenina.
Esta práctica es sumamente peligrosa para las
mujeres ya que puede provocar problemas médicos graves, como
infecciones del tracto urinario, infecciones uterinas, infecciones
renales, quistes, problemas reproductivos y relaciones sexuales
dolorosas. Organizaciones en defensa de los derechos de las
mujeres han declarado que este nuevo castigo ayudará a detener
la mutilación genital femenina. Sin embargo, creen que aún
habrá dificultades por delante.
Además, aunque esta legislación es bienvenida,
todavía existen pocas políticas para proteger a las mujeres
y las niñas. Por ejemplo, delitos como la violación conyugal
y el matrimonio infantil no se consideran delitos. Se estima
que al menos 200 millones de niñas y mujeres en todo el mundo
han sufrido esta práctica en al menos 27 países africanos,
así como zonas de Asia y Oriente Medio.

Mujeres llevando bolsas con semillas y herramientas
durante la distribución. Las bolsas contienen semillas
de cereales (sorgo y maíz) y de vegetales (calabaza,
okra y kudra, una verdura de hoja). También se proveyeron
tres herramientas manuales de jardinería: una hoz, una
azada y una maloda (una pala pequeña).
En 1953 Reino Unido y Egipto deciden dar independencia
al territorio conjunto de Sudán. En 1955 soldados
del sur del territorio protagonizan motines que derivan
en la futura Primera Guerra Civil Sudanesa, que enfrenta
a las fuerzas leales al gobierno central con el Movimiento
de Liberación de Sudán del Sur. Para 1983 se proclama
el establecimiento de una Estado Islámico, el término
no es nuevo, y la aplicación de la Sharia en todo el
país, lo que provoca el estallido de la Segunda Guerra
Civil Sudanesa.
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La mutilación genital femenina (MGF), también
llamada ablación del clítoris, aunque no es el nombre recomendado
por la Organización Mundial de la Salud (OMS), es la eliminación
parcial o total de tejido de los órganos genitales femeninos,
particularmente del clítoris (clitoridectomía), con objetivo
de eliminar el placer sexual en las mujeres, considerando
razones culturales, religiosas o cualquier otro motivo no
médico.
Los términos infibulación y escisión son expresiones
comunes utilizadas para el procedimiento aplicado para llevar
a cabo la mutilación. Esta práctica se considera una violación
de los derechos humanos de las mujeres y de las niñas. En
febrero de 2016 Naciones Unidas abordó este tema como una
prioridad entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible marcándose
como referencia el año 2030 para acabar con esta práctica.
Aunque ya lo había descrito en 1799 William
George Browne en su libro Travels in Africa, a mediados del
siglo XIX el explorador inglés Richard Francis Burton observó
que las mujeres somalíes poseían "un temperamento frío, resultado
de causas naturales y artificiales" y escribió que "los musulmanes
creen que este rito fue inventado por Sara, que mutiló a Agar
por celos, y luego Alá le ordenó que se circuncidara ella
también". Además, en Somalia se cortaban los labios de la
vulva y se cosían con hilo de cuero o crin de caballo para
preservar la virginidad. Pero la costumbre es de procedencia
incierta y se cree que este ritual de iniciación originalmente
se practicaba en las niñas de algunos países de África, Oriente
Medio y otros. Hay algunas versiones que afirman que comenzó
en el antiguo Egipto y a partir de allí se extendió al resto
del continente africano y, aunque se localiza sobre todo en
la zona centroafricana, no se limita al continente africano,
pues se observa también en varios países de Asia, Europa,
Oceanía e incluso América.
Practicada en muchos casos como rito de iniciación
a la edad adulta, en los años más recientes está disminuyendo
debido a la prohibición de su realización en muchos países.
En algunos casos se recurre a tradiciones religiosas para
argumentar en su favor, como en el islam. La pérdida casi
total de sensibilidad es la principal consecuencia para las
afectadas, con el añadido trauma psicológico. Hay mujeres
que mueren desangradas o por infección en las semanas posteriores
a la intervención, ya que se realiza casi siempre de manera
rudimentaria, a cargo de curanderas o mujeres mayores, y con
herramientas rudimentarias como cristales, cuchillos o cuchillas
de afeitar y nunca en centros sanitarios.
Existen varios tipos de ablación:
- Amputación del prepucio del clítoris (circuncisión):
el clítoris puede extirparse en parte o en su totalidad
(clitoridectomía).
- Otra forma consiste en la escisión o mutilación total
o parcial del prepucio del clítoris y de los labios
menores, conservando solo los labios mayores (véase
vulva).
- La infibulación es la forma más agresiva, y consiste
en la extirpación del clítoris y de los labios mayores
y menores. Después del acto, hay un cosido de ambos
lados de la vulva hasta que esta queda prácticamente
cerrada, y se deja únicamente una abertura para la sangre
menstrual y la orina. La infibulación también se conoce
como circuncisión faraónica.
- Cualquier otro procedimiento que lesione los genitales
externos con fines no médicos: perforación, incisión,
raspado o cauterización de los genitales femeninos.

El informe de Amnistía Internacional para
hacer conciencia de los malos tratos a las mujeres daba
la cifra de 120 millones de mujeres clitoridectomizadas,
y de tres millones de niñas por año en veintiocho países
diferentes:
Sientan a la niña desnuda, en un taburete
bajo, inmovilizada al menos por tres mujeres. Una de
ellas le rodea fuertemente el pecho con los brazos;
las otras dos la obligan a mantener los muslos separados,
para que la vulva quede completamente expuesta. Entonces,
la anciana toma la navaja de afeitar y extirpa el clítoris.
A continuación viene la infibulación: la anciana practica
un corte a lo largo del labio menor y luego elimina,
raspando, la carne del interior del labio mayor. La
operación se repite al otro lado de la vulva. La niña
grita y se retuerce de dolor, pero siguen sujetándola.
La anciana enjuaga la sangre de la herida y la madre,
así como las otras mujeres, "verifica" su trabajo, algunas
veces introduciendo los dedos. La cantidad de carne
raspada de los labios mayores depende de la habilidad
"técnica" de quien opera.
La abertura que queda para la orina y
el flujo menstrual es minúscula. Luego, la anciana aplica
una pasta y asegura la unión de los labios mayores mediante
espinas de acacia, que perforan el labio y se clavan
en el otro. Coloca tres o cuatro a lo largo de la vulva.
Estas espigas se fijan con hilo de coser o crin de caballo.
Sin embargo, nada de esto basta para asegurar la soldadura
de los labios; por eso, a la niña la atan desde la pelvis
hasta los pies. Le inmovilizan las piernas con tiras
de tela.
Las consecuencias de esta práctica son
negativas para la salud de las mujeres y tiene los siguientes
efectos:
Efectos inmediatos: Dolor intenso. Hemorragias
graves. Tétanos. Sepsis (infecciones). Problemas urinarios
(retención de orina). Llagas en los genitales. Lesiones
en los tejidos genitales vecinos.
Efectos a largo plazo: Trastorno psicológico.
Quistes. Infecciones recurrentes en la vejiga y en la
orina. Esterilidad. Complicaciones del parto. Aumento
del riesgo de muerte del recién nacido. Necesidad de
nuevas intervenciones quirúrgicas.
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Según las estadísticas, la práctica de la ablación
afecta en la actualidad alrededor de unos 138-140 millones
de mujeres y niñas en el mundo. Se cree que cada vez se practica
a niñas con una edad mucho menor, a fin de evitar que quienes
sufren la mutilación juzguen la práctica por sí mismas al
ser mayores. Según datos de la OMS, suele practicarse en la
infancia, entre la lactancia y los 15 años. En África, hay
aproximadamente 92 millones de mujeres y niñas de más de 10
años de edad en quienes esta práctica se ha llevado a cabo.
La mayoría de las víctimas se concentran en Egipto, Etiopía
e Indonesia.
Una revisión sistemática de 8 estudios de efectividad
y 27 estudios de contexto realizados en Burkina Faso, Egipto,
Etiopía, Somalia/Kenia, Mali, Nigeria y Senegal, concluyó
que las intervenciones para alentar el abandono de la mutilación/ablación
presentan efectos positivos sobre las actitudes, pero los
efectos sobre su práctica son limitados. Esto último puede
deberse a una intensidad deficiente del programa, problemas
de implementación o una cantidad insuficiente de participantes
como para detectar cambios. Asimismo, los factores que respaldaron
la mutilación/ablación fueron la tradición, religión y reducción
del deseo sexual femenino, mientras que la obstaculizaron
las complicaciones médicas y el impedimento de la satisfacción
sexual.
Según Naciones Unidas Sudán es uno de los países donde
más se practica la MGF. El 86,6 % de niñas y mujeres
de entre 15 y 49 años han sido sometidas a ella.
Hablamos de la MGF en nuestros destacados de Agosto
de 2019.

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El aumento de la inmigración ha llevado esta
práctica a Europa. La mutilación genital femenina, en cualquiera
de sus modalidades, se encuentra penada por la ley en los
principales países de dicho continente con algunas excepciones
como Italia o Irlanda. No obstante, aunque existen en algunos
países europeos con normativas legales de control sobre el
permiso de salida para las niñas en situación de riesgo por
este tipo de costumbres, hay denuncias de que medio millón
de mujeres y niñas han sufrido la MGF en Europa, incluso en
centros sanitarios bajo cuerda. Un imán de Bristol aconsejaba
que la ablación de las niñas sea realizada en el extranjero
para burlar la prohibición que desde 2003 pesa sobre esta
práctica en el Reino Unido.
La mutilación genital femenina, particularmente
en su forma de circuncisión sunna, está presente en prácticamente
todos los países musulmanes del continente asiático,
así como en las comunidades kurdas. Afganistán, Tayikistán,
Brunéi, Malasia e Indonesia también la practican, los tres
últimos incluyendo los tipos de mutilación más radicales.
En 2002 el médico francés Pierre Foldes en colaboración
con el urólogo Jean-Antoine Robein iniciaron la práctica de
una cirugía reparadora del clítoris. En 2012 presentó un informe
indicando que en 11 años su equipo operó a casi 3.000 mujeres.
Unas 866 pacientes (el 29%) participaron en un seguimiento
después de un año de someterse a la cirugía. De ellas, 821
informaron tener una mejoría o al menos no un empeoramiento
del dolor; 815 dijeron experimentar placer clitoriano y 431
aseguraron tener orgasmos. En Francia desde 2004 la operación
está asumida por la Seguridad Social entendiéndose no una
operación de cirugía estética sino de cirugía funcional.
La cantante franco-maliense Inna Modja activista
contra la ablación explicó que ella misma había sido víctima
de mutilación y explicó su experiencia al someterse a la reconstrucción
del clítoris. En España en 2013 el Dr. Pere Barri Soldevila
aprendió la técnica en París y empezó a realizar este tipo
de cirugía. En el marco de la sanidad pública española, la
Consejería de Sanidad de la Generalidad de Cataluña puso en
marcha en octubre de 2015 un programa de reparación de la
ablación genital femenina. Este programa se desarrolla en
el Servicio de Ginecología del Hospital Clínico de Barcelona
coordinado por la Dra. Mª. José Martínez-Serrano. También
en Alemania, en septiembre de 2013, se inauguró el Desert
Flower Center en el Waldfriede Hospital de Berlin-Zehlendorf
realizando este tipo de intervenciones.
A finales de 2017 se presentó en
Madrid “La manzana de Eva”, un documental de denuncia
de la mutilación genital femenina.
Cada minuto seis niñas sufren la ablación
de clítoris en el mundo, donde 200 millones de mujeres
han sido víctimas de este atropello a su cuerpo. En
España residen 57.000 mujeres que han padecido esta
mutilación sexual. Con “La manzana de Eva” se muestra
esta dura realidad para propiciar cambios sociales e
institucionales que acaben con este reprobable práctica.
En este película de 90 minutos de duración y rodada
en 4K se recoge el trabajo de médicos, sicólogos y terapeutas
que trabajan en España (en concreto en Barcelona) y
el testimonio de mujeres africanas afincadas en nuestro
país. El documental se adentra en este drama personal
contando la experiencia en Gambia de mujeres que han
sufrido la mutilación de sus genitales. O en Kenia,
con la historia de 40 niñas que han logrado huir de
la ablación y las declaraciones de Agnes Pereyio, una
activista de origen masai que visita escuelas de su
comunidad para concienciar sobre los trastornos físicos
y psicológicos que produce la ablación.
La mutilación genital femenina, una práctica
extendida en el África subsahariana y en el centro de
este continente donde se la conoce como sunna o ñyakaa,
consiste en la resección total o parcial de los genitales
femeninos, sin finalidad terapéutica. Se suele realizar
en el marco de un rito de paso de la infancia a la edad
adulta.

Freedonia pone la música, una asociación
cultural sin ánimo de lucro cuyo propósito es hacer
música sin las ataduras asociadas a los rigores de la
industria.

Podeis leer una entrevista en el siguiente
enlace.

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La circuncisión femenina antecede históricamente
a la aparición del islam en el siglo VII.
Aunque durante las dos últimas décadas del siglo
XX tanto medios de comunicación como publicaciones académicas
atribuyeron al islam la práctica de la circuncisión femenina,
según Noor Kassamali, la actitud de los religiosos musulmanes
ha sido diversa. La práctica se observa en regiones de población
musulmana donde existía ya antes de la islamización, tras
la cual los alfaquíes la justificaron con argumentos religiosos
y pasaron a considerarla una tradición del islam. Son así
numerosos los casos registrados en que jurisperitos musulmanes
han aprobado la circuncisión, si bien en la actualidad la
mayoría de los teólogos musulmanes consideran la circuncisión
femenina una práctica innecesaria o contraria al islam verdadero.
Al no mencionar el Corán en ningún momento la
circuncisión femenina, muchos alfaquíes que la ratificaron
lo hicieron basándose en un conocido hadiz, atribuido al profeta
Muhammad, según el cual una mujer de Medina, Umm Atiya, se
dedicaba a la circuncisión de las mujeres y el profeta le
dijo: «Cuando circuncides a una mujer no cortes demasiado
de su miembro, para que tenga la cara más luminosa y sea más
amistosa con su marido».

En otra versión del hadiz, la recomendación
del profeta es: «en la circuncisión de las mujeres, no os
sobrepaséis, que así será mayor el placer de la mujer y placerá
al marido». Sin embargo, la generalidad de los alfaquíes han
considerado dudosa la cadena de transmisión del hadiz, que
aparece en las Tradiciones de Ibn Dawud, pero no en los canónicos
Sahih al-Buhari y Sahih Muslim. Otros hadices hacen remontar
la circuncisión femenina a Agar y Sara. Agar, esclava egipcia,
concubina de Abraham, madre de Ismael. El Génesis narra la
expulsión de Agar y su hijo provocada por maltratar a Sara,
esposa de Abraham. Sara, esposa de Abraham y madre de Isaac
mencionada en la Biblia.
El Talmud señala que Sara era tan hermosa que a su lado
las otras mujeres parecían monos y ni siquiera los duros
viajes junto a Abraham afectaron su belleza. El Talmud
afirma además que Sara fue superior a Abraham en los dones
de profecía siendo como una "corona" para su marido. Abraham
oía y obedecía sus palabras pues reconocía su superioridad
espiritual. Además Sara sería la única mujer con quien
Dios se comunicó directamente ya que las demás profetisas
mencionadas en la Biblia recibieron mensajes de Dios por
medio de ángeles. Su nombre original era "Sarai" pero
posteriormente se le llamó "Sara" (princesa) porque era
la princesa de su casa y de su tribu. |
Entre las cuatro escuelas jurídicas del islam
sunní, tan sólo la shafi ha considerado tradicionalmente necesaria
la circuncisión femenina. El imam shafi Al-Nawawi (Siria,
1233-1277) califica de wayib («deber religioso») la escisión
del clítoris. El tradicionalista conservador sunní Ahmad ibn
Hanbal (Bagdad, 780-855), fundador de la escuela hanbalí,
calificó la circuncisión femenina como makruma («acto noble»),
pero no wayib. Si bien la cuestión de la circuncisión femenina
era controvertida, los alfaquíes tradicionales tendían a considerar
necesario reducir los «deseos sensuales excesivos de las mujeres».
En 1997, cuando un grupo de ulemas de la Universidad de al-Azhar
declararon islámica la circuncisión femenina, provocaron la
reacción de la mayor parte de los ulemas, que rechazaron esa
afirmación replicando que el profeta del islam Muhammad había
reprendido esa práctica y la calificaron como «tradición faraónica».
El entonces líder del Estado Islámico (ISIS)
en Irak, Abu Bakr al-Baghdadi, habría ordenado en un comunicado
(y habría publicado en Internet) que «todas las mujeres del
califato de edades comprendidas entre los 11 y los 46 años
sean sometidas a mutilación genital». Le Monde le calificó
como el sucesor de Osama Bin Laden. En el texto, los yihadistas
afirman que la práctica ha sido impuesta por el profeta Mahoma
y muestran una lista de sus hadith («los dichos»), que a su
parecer contienen esta indicación. No obstante, algunas agencias
periodísticas desestimaron estas informaciones al considerarlas
un intento de desacreditar al Estado Islámico; incluso Jenan
Moussa, un corresponsal de la emisora con sede en Dubái, Al
AAan TV, dijo por medio de las redes sociales que sus contactos
en Mosul no habían oído hablar de un edicto que impusiera
dicha práctica.
El Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación
Genital Femenina se celebra anualmente el 6 de febrero
para denunciar los efectos de la extirpación total o
parcial de tejido de los órganos genitales femeninos,
particularmente del clítoris (clitoridectomía), con
objeto de eliminar el placer sexual en las mujeres,
considerando razones culturales, religiosas o cualquier
otro motivo no médico. La práctica está considerada
por Naciones Unidas una violación de los derechos humanos
de las mujeres y de las niñas. En diciembre 2012 la
Asamblea General de las Naciones Unidas exhortó a los
Estados, el sistema de las Naciones Unidas y a la sociedad
civil a luchar para lograr su eliminación a través de
la Resolución 67/146.
.jpg)
Campaña en Senegal contra la MGF.
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