El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel
Albares, ha expresado el “rechazo total” del Gobierno hacia
la Ley para la Propagación de la Virtud impuesta por los talibanes
en Afganistán, que obliga a las mujeres a guardar silencio
en público. “Condenamos toda vulneración de los derechos humanos
y las libertades fundamentales de las mujeres y las niñas”,
ha expresado el responsable de la diplomacia española en un
mensaje publicado en su cuenta de X (antiguo Twitter).
“Casi tres años de opresión y agravio a las
mujeres bajo la barbarie del régimen talibán. No nos olvidamos
de todas aquellas que ven sus libertades coartadas cada día”,
ha declarado también la vicepresidenta segunda del Gobierno,
Yolanda Díaz. El Gobierno de facto de Afganistán ratificó
una ley que impone la obligatoriedad del uso del velo para
cubrir el rostro de mujeres, y condena el sonido en público
de la voz de mujer como una falta contra la modestia, implementando
la interpretación más rigurosa de la ley islámica. La ley
relativa al Ministerio de la Virtud y Vicio, fue ratificada
este viernes por el Emirato Islámico de Afganistán, como se
denomina el régimen de facto de los talibanes. La norma consta
de 35 artículos y contiene cuatro capítulos que abordan cuestiones
como el velo integral o hiyab para mujeres, la vestimenta
de los hombres, y regulaciones de los medios de comunicación.
”De acuerdo con esta ley, el Ministerio está
obligado a ordenar el bien y prohibir el mal [...] y también
es responsable de la paz y la fraternidad entre la gente”,
indicó el portavoz del Ministerio de Justicia, Barkatullah
Rasooli, en una declaración publicada este viernes por el
canal afgano Tolo News.
Además, el temido Ministerio deberá “impedir
a la gente participar en prejuicios étnicos, lingüísticos
y regionales”, agregó. En el artículo que se refiere al hiyab,
la norma establece como necesario que las mujeres se cubran
el rostro y el cuerpo para evitar “causar tentación”, y evitar
el sonido en público o de la voz en alto de mujeres, incluyendo
cantar, recitar, o hablar frente a micrófonos. Asimismo prohíbe
a los conductores transportar mujeres adultas sin un tutor
masculino legal. Afganistán se encuentra sumido en una crisis
humanitaria y una profunda crisis económica que se ha agravado
aún más desde la entrada de los talibanes a Kabul, que el
pasado 15 de agosto cumplió tres años. La supuesta moderación
con la que se presentaron algunos líderes tras su regreso
pretendió obtener el reconocimiento de la comunidad internacional,
pero de puertas para adentro nada más lejos de la realidad.
El régimen de facto ha impuesto cada vez más restricciones
a los derechos fundamentales de los afganos, esencialmente
contra las mujeres y las niñas. Según afirma Amnistía internacional,
el fin de ello es hacerlas desaparecer por completo de la
vida pública.
Pero no se trata solo de leyes, sino de arrestos,
detenciones arbitrarias, desapariciones forzadas, tortura
y otros malos tratos que han quedado totalmente impunes. Una
represión sistemática que han llevado a asociaciones de derechos
humanos y la Comisión Internacional de Juristas (CIJ) a denunciar
que se estarían produciendo crímenes de lesa humanidad de
persecución por motivos de género.
Mujeres afganas desplazadas esperando para recibir
ayuda en efectivo para desplazados en Kabul, Afganistán en
julio de 2022.
En junio y julio de 2023, más de 4.500 mujeres
fueron despedidas de sus empleos en el sector educativo, según
el último informe anual de Amnistía internacional. Además,
en junio de aquel año, las ONG internacionales, incluidos
los programas liderados por UNICEF, recibieron la orden de
cesar la educación comunitaria y transferirla a organizaciones
locales. Las restricciones a la educación de las niñas se
intensificaron, prohibiéndoles continuar con cursos más allá
de la enseñanza primaria. En algunas provincias, como Herat,
las autoridades talibanas han impuesto aún más restricciones,
como la prohibición de que las mujeres acudieran solas a restaurantes.
También se mantuvo la prohibición de que las mujeres participaran
en actividades deportivas o visitaran parques públicos. Un
mes antes, en abril, los talibanes ampliaron la prohibición
a las mujeres de trabajar fuera de casa con los empleos en
la ONU, lo que complicó la distribución de ayuda humanitaria.
La prohibición de trabajar en el sector público continúa,
salvo en sectores específicos como la sanidad, la educación
primaria y ciertas instituciones de seguridad como aeropuertos
y cárceles de mujeres. Las mujeres también se han enfrentado
a la prohibición de aparecer en público sin acompañante masculino
o de viajar más de 72 km solas. Además, se ordenó el cierre
de salones de belleza a partir de julio, afectando a unos
60.000 negocios de propiedad femenina, según informes de la
ONU.
Mecagonsusmuelas. Malnacidos.
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