El emperador Augusto estaba muy orgulloso de
sus legiones. De hecho, fundó una, la Legio XIX, cuando era
un joven triunviro hacia el año 41 o 40 a.C. La primera vez
que esta legión entró en combate fue en Sicilia, y lo hizo
para sofocar una revuelta encabezada por el hijo de Pompeyo
el Grande, Sexto Pompeyo. La Legio XIX también estuvo activa
a lo largo de las campañas germánicas llevadas a cabo por
Druso (13 a.C. - 9 a.C.) y por Tiberio (8 a.C.- 5 a.C.), hijos
adoptivos del emperador, hasta que fue completamente aniquilada
en el bosque de Teutoburgo en el año 9 d.C. Aquella derrota
constituyó una auténtica humillación para Roma, puesto que
además las tribus bárbaras capturaron el águila y los estandartes
de la legión, lo que provocó que su nombre desapareciera de
las listas del ejército romano.
La conocida como batalla del bosque de Teutoburgo
se libró entre una alianza de pueblos germánicos y las legiones
XVII, XVIII y XIX, 6 cohortes auxiliares y 3 escuadrones de
caballería romanos. Esta derrota está considerada una de las
más graves que sufrió Roma en toda su historia. El desastre
fue de tal magnitud que la sociedad romana quedó completamente
conmocionada al saberse que se habían perdido más de 30.000
hombres. El comandante del ejército destruido, Publio Quintilio
Varo, cayó herido durante la batalla y a causa del deshonor
optó por suicidarse.
Hebilla de un cinturón descubierta en Kalkriese.
Para saber más sobre aquel descomunal enfrentamiento,
cuya fecha aún suscita ciertas diferencias entre los historiadores
(hay quien afirma que dicha batalla pudo haber ocurrido seis
años después, durante la campaña que llevó a cabo Germánico,
nieto de Augusto), científicos del Museo Alemán de Minería
de Bochum, el Museo de Investigación de Geo-Recursos de Leibniz
y el Museo de la Batalla de Varo, han llevado a cabo un proyecto
de investigación cuyo objetivo es analizar mediante un espectrómetro
de masas la composición de los oligoelementos (elementos químicos
que entran a formar parte de la materia viva en muy pequeñas
proporciones) que contienen los artefactos romanos descubiertos
en la actual Kalkriese (el emplazamiento de la batalla) y
que están fabricados principalmente con metales no ferrosos
como el bronce o el latón.
Este nuevo método de análisis ha supuesto un
gran avance para la arqueología porque ha permitido datar
e identificar los restos de campos de batalla tan complejos
como el de Kalkriese (en realidad se necesitaron décadas para
poder identificar el campo donde se libró la batalla de Teutoburgo)
y hace posible asociar cada uno de los objetos encontrados
con su legión correspondiente. De hecho, en Kalkriese, los
arqueólogos han desenterrado más de 7.000 artefactos de metal,
desde herrajes completos para bridas de caballos hasta artículos
cotidianos de los legionarios, e incluso la armadura de placas
romana más antigua jamás descubierta en Alemania.
Y ¿qué importancia tienen estos oligoelementos?
Pues debido a que cada legión disponía de sus propios herreros,
que trabajaban a destajo para reparar y reemplazar armas y
equipos durante las batallas, las legiones que lucharon juntas
durante las campañas germánicas disponían de una firma química
distintiva en los metales con que estaban forjadas sus armas.
Fíbula descubierta durante las excavaciones
arqueológicas en Kalkriese.
De hecho, los metales utilizados para las reparaciones
en las fraguas de los campamentos romanos contienen oligoelementos
que se incorporaron a los metales a través de los minerales
originales. El procesamiento in situ provocó que las legiones
desarrollasen un patrón distinto en la composición de los
oligoelementos a lo largo del tiempo. "De esta manera, podemos
asignar una huella digital metalúrgica específica de legión
a cada una de las legiones, para lo cual conocemos las ubicaciones
de los campamentos en los que estaban estacionadas", afirma
Annika Diekmann, investigadora del Museo Alemán de Minería
de Bochum.
En base a este dato, los investigadores tomaron
muestras de todos los metales no ferrosos encontrados en Kalkriese
y los compararon con los metales no ferrosos de otros campamentos
romanos. Una vez que se completó el análisis, se pudo comprobar
que la Legio XIX en particular estuvo estacionada en Dangstetten,
en el sur de Alemania, unos años antes del desastre, a diferencia
de otras legiones que se desplegaron por Alemania más tarde
durante las campañas de venganza que los romanos llevaron
a cabo. "Encontramos que los descubrimientos de Dangstetten
y Kalkriese muestran similitudes significativas. Los hallazgos
que provienen de campamentos de legiones cuyos soldados no
perecieron en la batalla difieren significativamente de los
hallazgos de Kalkriese", concluye Diekmann.
Germánico, el general romano vengador del desastre
de teutoburgo. Sobrino nieto de Augusto y sobrino de Tiberio,
que lo adoptó como su sucesor. Amado profundamente por sus
conciudadanos, su misteriosa muerte en Siria levantó todo
tipo de sospechas
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La batalla del bosque de Teutoburgo o de la
selva de Teutoburgo, también llamada Clades Variana, «desastre
de Varo», fue un enfrentamiento armado sucedido en el bosque
Teutónico, cerca de la moderna Osnabrück (Baja Sajonia, Alemania),
en el año 9, entre una alianza de tribus germánicas encabezada
por el caudillo Arminio, y tres legiones del Imperio romano
dirigidas por Publio Quintilio Varo, legado en la región de
Germania, que abarcaba desde el Rin en el oeste a más allá
del Vístula en el este, y desde Escandinavia en el norte,
que en esos tiempos se creía que era una isla y no una península,
hasta el Danubio y el Mar Negro (siendo su parte más oriental
conocida como Germania Sarmatica). Varo y su ejército fueron
llevados mediante engaños al bosque por Arminio, noble querusco
que servía como auxiliar y tenía la ciudadanía romana. En
dicho lugar, de complicada orografía, los romanos fueron víctimas
de una emboscada donde fueron aniquiladas las legiones XVII,
XVIII y XIX, seis cohortes auxiliares y tres alas de caballería.
Varo terminó por suicidarse al ver todo perdido y los números
de esas legiones jamás volvieron a utilizarse. La catastrófica
derrota romana fue decisiva pues, a pesar de las campañas
de castigo de Tiberio y Germánico y la creación del limes
en los ríos Rin y Danubio, se terminó renunciando a todo intento
de conquistar los territorios al este del Rin, fijándose en
su curso durante cuatrocientos años la frontera entre el Imperio
y los bárbaros.
Vista de los restos del Muro de Adriano (limes
britano) en el norte de Inglaterra.
A los funcionarios capturados les sacaron los
ojos, cortaron manos y lengua y cosieron la boca. Los bárbaros
se burlaban diciéndoles: «Por fin, víbora, has dejado de silbar».
Los tribunos y centuriones fueron sacrificados en altares
construidos en el bosque. Sobre la base de los hallazgos arqueológicos
en el sitio: hasta 2003 se habían desenterrado 17 000 esqueletos,
de los que unos 16 000 eran legionarios o auxiliares según
el equipamiento que llevaban puesto. Sobre el número de muertos,
el historiador británico Adrian Goldsworthy cree que toda
estimación debe ir entre los 15 000 y 20 000 romanos y auxiliares
muertos. No hay datos sobre las bajas germanas, aunque Wells
cree que debieron ser unos pocos cientos.
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