Uno podría pensar que con eso de habernos tenido
que saltar cenas de empresa, comidas familiares y demás festividades
habríamos controlado un poco más lo que comemos. Pues no;
nos hemos quedado en casa, pero también hemos querido cocinar
como si no hubiese un mañana, además de comprar una variedad
de chocolates, dulces navideños. Todo eso pasa factura, y
más de uno se habrá propuesto acabar con ese ‘cuerpo del confinamiento’
que se le ha quedado, bien comprometiéndose a estar más activo
o a mantener una alimentación más sana.
Por ello, hay muchos que han decidido sumarse
a un reto: Veganuary, que tal y como su nombre indica, tiene
que ver con pasarse al veganismo. Veganuary es en realidad
una asociación sin ánimo de lucro británica que promueve este
estilo de vida y, desde 2014, se embarca año tras año en este
peculiar reto en el que invita a quien quiera a ser veganos
durante el mes de enero (‘veganuary’ es un juego de palabras
entre ‘vegan’ y ‘January’, que significa enero en inglés).
Bien sea por llevar una alimentación más sana, por proteger
a los animales o al medio ambiente; siempre es un buen momento
para comenzar.
Más de un millón de personas han probado este
reto y, de momento, parece que cada vez son más adeptos. Gracias
a la iniciativa y la gran acogida del reto, se han popularizado
más de 1200 productos y platos veganos, además de conseguir
la participación de más de 600 negocios en el Reino Unido,
lo que ha provocado que los menús a la hora de comer fuera
sean más accesibles.

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¿No sabes por dónde empezar? Lo primero es tener claro qué
productos puedes consumir y cuales no están permitidos. Después,
mira el calendario de frutas y verduras de temporada (la Organización
de Consumidores y Usuarios (OCU) tiene dos muy completos)
y comienza cocinando de manera sencilla. Echa mano de especias
¡y a disfrutar!.
Para participar en la comunidad os podéis apuntar en su web
o a través de Facebook (no es imprescindible), y consultar
todas las recetas y consejos para llevar una vida vegana de
manera totalmente gratuita. Lo genial del tema es que quien
prueba, repite, y hay muchos que se han dado cuenta del tipo
de alimentación que llevaban o que les gustaría llevar gracias
a retos como este, incorporando de febrero en adelante más
alimentos vegetales cocinados de mil formas diferentes. ¿Pensando
en cambiar? Quizá este sea un buen momento.

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El veganismo, del inglés veganism, o vegetarianismo estricto
es la abstención del uso de productos de origen animal en
la alimentación, en conjunto con una filosofía que rechaza
concebir a los animales como mercancías, ya sea para vestimenta,
medicamentos, cosméticos, transporte, experimentación, ayuda
en el trabajo o entretenimiento. El veganismo es definido
como un estilo de vida, como una ideología, y por algunos
detractores como una secta. A quienes practican el veganismo
se les llama veganos. Los fundamentos del veganismo incluyen
argumentos éticos, ambientales, de salud y humanitarios. Los
principales productos y servicios excluidos en el veganismo
son: carne, huevo, miel, leche y derivados (como el queso
o yogur); cuero, lana y pieles; cosméticos y medicamentos
probados en animales; y además rechazan el uso de animales
en zoológicos, acuarios, circos, como animales de tiro, etc.
Como resultado de la eliminación de todos los productos de
origen animal, las dietas veganas pueden provocar ciertas
carencias nutricionales, algunas graves, que solo se pueden
prevenir con la adición de alimentos fortificados o la toma
regular de suplementos dietéticos, para lo cual es esencial
una educación y evaluación personalizada por parte de los
profesionales en nutrición. Una parte de los nutricionistas
consideran que las dietas veganas —bien planificadas— son
apropiadas para todas las etapas de la vida, pero otros no
las recomiendan en lactantes, niños, adolescentes, ancianos,
embarazadas o madres durante la lactancia. La historia del
veganismo se mezcla con la del vegetarianismo.
Desde la Antigüedad ha habido personas que han renunciado
al consumo de productos de origen animal, pero el término
veganismo es moderno: fue acuñado en 1944 por Donald Watson
con el objetivo de diferenciarlo del vegetarianismo, el cual
rechaza el consumo de carne pero acepta el consumo de otros
productos de origen animal, como leche, huevos y queso. En
la actualidad, el veganismo es un estilo de vida minoritario
e incluso marginal, pero de rápido crecimiento.

Las frutas, verduras, legumbres, nueces, granos y hongos
son los elementos básicos de la comida vegana.
Los fundamentos del veganismo son los argumentos que llevan
a las personas a adoptar el veganismo. Se los suele agrupar
en cuatro categorías: argumentos éticos, ambientales, de salud
y humanitarios. Muchos veganos lo son por varias razones a
la vez. Los argumentos éticos provienen de un amplio rango
de perspectivas. En general se fundan en el rechazo del especismo
debido a la imposibilidad de encontrar diferencias morales
relevantes entre animales humanos y no humanos. Desde el utilitarismo,
el argumento básico es que adoptar el veganismo minimiza la
muerte y el sufrimiento. Desde la deontología, el principal
argumento es que los animales son seres sintientes y por lo
tanto debemos tener en cuenta sus intereses. En adolescentes,
adoptar el veganismo por razones éticas puede provocar un
bajo interés en el conocimiento de los aspectos nutricionales.
Asimismo, el veganismo no evita que se produzcan muertes y
sufrimiento de animales: existe una gran sensibilidad hacia
los animales domésticos, pero el enorme impacto negativo sobre
los animales silvestres de las técnicas agrícolas, necesarias
para sustentar las dietas veganas, se vuelve «invisible» y
poco emotivo.
Por otro lado, descubrimientos realizados durante los últimos
años sugieren que las plantas también son seres «sintientes»,
capaces de sentir estrés de manera similar a los animales
y comunicarse amplia y activamente. Los argumentos ambientales
apuntan al enorme impacto negativo de la ganadería y otras
formas de explotación animal sobre el medio ambiente. La mayor
parte de la deforestación a nivel mundial se debe a la quema
de árboles para hacer espacio a la ganadería. La ganadería
es además una gran emisora de metano y otros gases de efecto
invernadero. La sobrepesca para alimentar humanos y ganado
atenta contra la biodiversidad marina.

La tenista norteamericana puede presumir de haber conseguido
siete títulos individuales de Grand Slam y casi cincuenta
en torneos de la WTF, además de los dobles ganados junto
a su hermana Serena. En 2011 fue diagnosticada con síndrome
de Sjögren, una enfermedad autoinmune que estuvo a punto
de dejarla fuera de las pistas. Adoptó una dieta raw
vegan, es decir, vegetal y cruda, a fin de mejorar su
salud y recuperar su nivel de rendimiento. Poco menos
de un año después regresó a los torneos y sigue en primera
fila. Cuando habla de su dieta admite no ser perfecta
y se define como "cheagan" o "cheating vegan", es decir,
que a veces hace pequeñas trampas y cae en la tentación
de comerse algún alimento poco saludable. Por cierto,
su hermana Serena se unió a ella un poco más tarde en
su transición al veganismo.
El mítico corredor ultramaratonista estadounidense
Scott Jurek dejó de comer carne a finales de los años
noventa, pero no tardó en adoptar una dieta estrictamente
vegana por motivos de salud, ecológicos y de conciencia.
Ha ganado algunas de las carreras de ultrafondo más
duras el mundo y considera que su alimentación es una
de las claves de su rendimiento. Es autor de Correr,
comer, vivir, donde además de repasar su vida y su carrera
comparte algunas de sus recetas veganas favoritas con
las que se prepara para las carreras.
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No obstante, la agricultura tiene una enorme repercusión
negativa sobre la Tierra; provoca la reducción de la superficie
disponible para la vida silvestre, destruye gran número de
insectos, plantas y animales, tanto directamente en la preparación
de los terrenos y mediante el uso de plaguicidas u otros métodos
para defender los cultivos (incluyendo envenenamientos y caza
a tiros), como por la contaminación de las aguas por los fertilizantes
y los plaguicidas, y sus efectos negativos sobre la cadena
alimenticia. Todo ello provoca una pérdida de biodiversidad,
que no se reduce ni siquiera en aquellos países que valoran
y protegen la naturaleza. La agricultura es también una importante
fuente de contaminación del aire y de gases que contribuyen
al efecto invernadero y la lluvia ácida.
Los argumentos de salud señalan los beneficios para la salud
de adoptar una dieta vegana y los perjuicios para la salud
de consumir productos de origen animal. Los principales beneficios
son una reducción en el riesgo de contraer enfermedad coronaria,
diabetes tipo 2, hipertensión, obesidad y ciertos tipos de
cáncer.
No obstante, los efectos beneficiosos sobre la salud no
son exclusivos de la dieta vegana sino que también se logran
con otro tipo de dietas, incluyendo la dieta mediterránea,
la dieta baja en carbohidratos / alta en proteínas y la dieta
vegetariana. Además, el riesgo de graves deficiencias nutricionales
puede anular estos beneficios para la salud. Los argumentos
de salud, de por sí, no implican el rechazo de la explotación
animal para vestimenta, transporte, entretenimiento, etc.
Los argumentos humanitarios enfatizan los beneficios para
la humanidad de adoptar el veganismo. El principal argumento
es que las dietas basadas en plantas son más sostenibles que
las dietas ricas en productos animales, puesto que utilizan
menos recursos naturales y provocan menor impacto en el medio
ambiente. Por lo tanto pueden ayudar a combatir la desnutrición
y garantizar la seguridad alimentaria a más personas. Además,
la producción y el consumo de productos de origen animal fueron
y son la causa de diversas enfermedades zoonóticas, epidemias
e incluso pandemias.
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La historia del vegetarianismo y sus variantes
(veganismo, semivegetarianismo, etc.), como concepto y práctica
entre un número significativo de personas, comienza en la
antigua India, especialmente entre los jainas y en particular
en el norte y oeste. Tiempo después aparece en las antiguas
civilizaciones griegas en el sur de Italia y Grecia. En ambos
casos, la dieta estaba estrechamente relacionada con la idea
de la no violencia hacia los animales (llamada ahimsa en India)
y fue promovida por grupos religiosos y filósofos. Después
de la cristianización del Imperio Romano en la antigüedad
tardía (siglos IV-VI), el vegetarianismo casi desapareció
de Europa. Varias órdenes de monjes en la Europa medieval
restringieron o prohibieron el consumo de carne por razones
ascéticas, pero ninguno de ellos se abstuvo del consumo de
pescado, por lo que estos monjes no eran vegetarianos, sino
pescetarianos. El vegetarianismo resurgió en Europa durante
el Renacimiento y se convirtió en una práctica más generalizada
durante los siglos XIX y XX. En 1847 nace la primera sociedad
vegetariana en el Reino Unido, y pronto nacerían otras en
Alemania, Países Bajos y otros países. En 1906 surge la Unión
Vegetariana Internacional como unión de todas las sociedades
nacionales. En la actualidad, el porcentaje de vegetarianos
en Occidente varía entre 0,5% y 4%, según la región y la fuente.

Parsuá fundó el vegetarianismo jaina en el siglo
VIII a. C., la forma más estricta y más comprensiva de vegetarianismo.
Parsuá o Parsvá (siglo VIII a. C.) fue un reformador religioso
indio. Según la religión jaina, vivió cien años, entre el
877 y el 777 a. C.
"El privilegio es anteponer tus intereses por encima
de la vida de millones de animales no humanos".
Rocío, Pablo, Antía y Navia son una familia vegana.
Acaban de dejar atrás el centro de Madrid para vivir
en una zona rural de Castilla y León. Hace años que
visibilizan en redes sociales su estilo de vida y su
posicionamiento político: el antiespecismo. No hay muchos
proyectos que, como el suyo, aporten claves para una
crianza vegana. Ellas, que han decidido nombrarse siempre
en femenino, no tuvieron espejos en los que mirarse
cuando nacieron sus criaturas. Si preguntas por sus
referentes, nombran en primer lugar a Melany Joy, la
autora de Por qué amamos a los perros, nos comemos a
los cerdos y nos vestimos con las vacas, un libro que
cuestiona el antropocentrismo, la perspectiva que considera
al ser humano como medida de todas las cosas.

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Si eres de los que no puede pasar ni un segundo de
su vida sin comer carne y, además, piensas que para
comer otra cosa deberían pagarte, estás de suerte. La
compañía de comidas Vibrant Vegan está buscando a la
persona más carnívora de Reino Unido para ofrecerle
50.000 libras (más de 55.000 euros) si deja de comer
carne durante tres meses. El participante elegido tendrá
que probar los productos veganos y compartir su honesta
opinión en las redes sociales. Un nutricionista estará
disponible para ayudar a planificar las comidas a base
de plantas y un chef ayudará al excarnívoro a adaptarse
a su nueva rutina culinaria.
Si llega con éxito al final de los tres meses sin tomar
absolutamente nada de origen animal, Vibrant Vegan ofrecerá
una prueba final: ¿podría decir adiós a la carne durante
el resto de 2021? Si cree que la respuesta es sí, la
compañía suministrará de por vida sus comidas, por un
valor de 100.000 libras (aproximadamente, 110.000 euros),
a cambio de una evidencia de veganismo que deberá compartir
a través de las redes sociales. Para tener la oportunidad
de enfrentarte a este reto, tendrás que postularte como
candidato a través del sitio web de Vibrant Vegan. El
plazo de solicitud finaliza el 25 de enero y el desafío
dará comienzo en febrero.

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En el mundo son cada vez más las personas que deciden
unirse al mundo del veganismo, diciéndole adiós a los
alimento que provenga de un animal, y no es raro que
sean cada vez más quienes se dejan seducir por esta
tendencia, pues hace tiempo que vienen derrumbando los
muros relacionados con el sabor y nos ofrecen alternativas
cada vez más deliciosas, como la de los smoothies. Además
del rico sabor, los smoothies también nos proporcionan
beneficios saludables para nuestro organismo cómo regular
la presión arterial. En este caso conoceremos unos ricos
smoothies veganos que tiene tanto sabor como cualquier
otro, y lo mejor de todo es que son muy fácil de preparar
en casa y consentirnos a nosotros mismos o consentir
a los miembros de nuestra familia.
Apto para veganos. Y para todo el mundo.
Smoothie de crema de maní con mermelada de fresa:
Ingredientes:
- 2 cucharadas de crema de maní.
- 5 fresas.
- 1 cucharadas de semillas de chía.
- 1 cucharada de miel de maple.
- 1 taza de leche de almendras.
- 2 dátiles sin semillas.
- 1 cucharada de vainilla.
- ½ plátano maduro.
- ½ taza de avena ½ de taza de agua.
Preparación:
Lo primero que se debe hacer es desinfectar las fresas
lavándolas con abundante agua, para luego cortarlas
en trozos pequeños y proceder a tritúrarlas con un tenedor.
Luego se colocan las semillas de chía en un recipiente
y se vierte el agua sobre ellas, se mezcla por un tiempo
aproximado de 10 minutos, hasta conseguir que se desprenda
una sustancia gelatinosa. Luego de separar este gel
en un recipiente, se mezclan con las fresas trituradas
para luego reservar. Se procesa la leche de almendras,
la crema de maní, la avena, los dátiles, el plátano
y la vainilla hasta obtener una consistencia uniforme.
Por último solo queda servir y cubrir la superficie
con la mermelada de fresa.

Smoothie de tofu:
Ingredientes:
- 1 taza de tofu firme.
- 1 taza de leche de almendras.
- ½ cucharada de vainilla.
- ½ cucharada de canela en polvo.
- 2 cucharada de miel de agave.
- ¼ de cucharada de nuez moscada.
- ¼ de cucharada de jengibre molido.
- 1 pizca de sal.
Preparación:
El procedimiento es sencillo. Basta con
procesar todos los ingredientes en una batidora o licuadora
y al obtener una mezcla homogénea, refrigerar para luego
servir.

Smoothie de kale y moras:
Ingredientes:
- 1 taza de leche de almendras.
- 1 taza de kale.
- 1 taza de espinacas.
- 1 taza de moras.
- 1 ½ cucharada de crema de maní.
- 1 cucharada de miel de maple.
- 1 cucharada de semillas de chía.
Preparación:
Primero se debe lavar muy bien las hojas
de espinacas y las hojas de kale para que queden perfectamente
desinfectadas. Luego se procesa en un batidora o en
un licuadora, la crema de maní, las moras, la leche
de almendra, las semillas de chía y la miel de maple
junto a las espinacas y el kale. Al conseguir una consistencia
homogénea y que no se sientan grumos ni ingredientes,
se sirve y se toma.

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