Por primera vez, el llamado proyecto Moisés
ha salvado a Venecia del «agua alta». Estaba previsto que
la marea alcanzara esta mañana un pico de 135 centímetros,
pero la Plaza de San Marcos y la Basílica, uno de los puntos
más bajos de la ciudad, permanecieron secas. Las 78 gigantescas
compuertas móviles del Moisés fueron elevadas en una en una
hora y 17 minutos en la desembocadura del Puerto de la Laguna
de Venecia. La marea se quedó fuera de la laguna y el agua
no llegó a la plaza de San Marcos. Los turistas que, ante
las previsiones de marea alta, se compraron botas tuvieron
que arrepentirse porque no fueron necesarias y solo encontraron
un par de pequeños charcos.
Se explica así la euforia de Carlo Alberto Tesserin,
el primer procurador para el cuidado de San Marcos «La Basílica
está seca, seca. Es la primera vez y es un hecho muy importante.
A los 90 centímetros de marea hubiéramos tenido que enfrentarnos
al agua que viene de la plaza, pero no llegó porque la frenó
el Moisés», dijo Tesserin. Igualmente, el alcalde de Venecia,
Luigi Brugnaro, expresó su alegría: «Detener el mar, sólo
en Venecia se puede hacer». Por su parte, Claudio Vernier,
presidente de la Asociación plaza San Marcos ha comentado:
«Es un momento histórico para Venecia. Esta jornada nos hace
optimistas para nuestra plaza, para nuestra ciudad y para
todos los ciudadanos».
Para llegar a este «milagro», que hoy emociona
a los venecianos, fueron necesarios casi 40 años de estudios
y proyectos. Los primeros se presentaron en la década de 1980.
Finalmente se dio luz verde al Moisés en el 2001, iniciando
las obras dos años más tarde. Los trabajos de este proyecto
faraónico se eternizaron, entre otras cosas por investigaciones
y condenas por corrupción, y ahora por fin se ha podido utilizar
por primera vez ante una marea alta, alcanzando el objetivo
de salvar la parte baja de Venecia del mar. La obra aún no
está terminada. Hoy las compuertas se activaron por la emergencia
de la marea alta, pero se deben concluir algunos detalles
de la obra y resolver problemas técnicos El Moisés, con un
costo superior a los 6 mil millones de euros, fue siempre
muy polémico, con infinitos debates y discusiones.
Pero hoy la mayoría de los venecianos consideran
que el proyecto mereció la pena, aunque se podía haber concluido
mucho antes, como ha destacado el patriarca de Venecia, Francesco
Moraglia: «Es un día de esperanza, con algunas reflexiones
también sobre el hecho de que este resultado podría haberse
obtenido en un tiempo mucho más corto».

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El sistema MOSE o simplemente MOSE (del italiano
MOdulo Sperimentale Elettromeccanico, en español, «Módulo
experimental electromecánico») es un sistema destinado a la
protección de la ciudad de Venecia y de su laguna del fenómeno
de mareas llamado acqua alta. El sistema posee 78 compuertas
hidráulicas de tipo basculante colocadas en las tres bocas
que conectan la Laguna de Venecia con el mar Adriático emplazadas
en Lido, Malamocco y Chioggia sobre la barra arenosa de unos
30 km de largo que define la laguna. El sistema MOSE fue probado
por primera vez el 10 de julio de 2020, y fue utilizado para
contener las inundaciones por primera vez el 3 de octubre
del mismo año.
Durante las mareas bajas las compuertas permanecen
abiertas, apoyadas en un receptáculo situado en el fondo,
permitiendo así el movimiento natural del agua, entre la laguna
y el mar, con un mínimo de interacción. Cuando se tiene una
previsión de marea mayor que 1,10 m sobre el nivel medio del
mar, se inyecta aire al interior de la compuerta, el aire
expulsa el agua que había en su interior y así la compuerta
hueca, siendo más liviana, se eleva hasta alcanzar una inclinación
de 45 grados, bloqueando de esta forma la entrada de agua
proveniente desde el mar Adriático al interior de la laguna.
Con este sistema se puede alcanzar un desnivel de hasta 1,6
m entre el mar y la laguna. Al terminar la marea (la duración
media de los eventos más críticos ha sido de 4 horas y media),
las compuertas se llenan nuevamente de agua, lo que las hace
descender hasta apoyarse en sus receptáculos en el fondo.

La construcción de MOSE fue autorizada por el
"Comitatone" en abril del 2003 y las tareas comenzaron ese
mismo año en los diversos sitios previstos. Los trabajos comenzaron
simultáneamente y en paralelo en las tres entradas del Lido,
Malamocco y Chioggia. En talleres se construyeron las estructuras
metálicas (compuertas, accionamientos y sistemas de control
y operación). En su pico unas 4000 personas trabajaban en
el sitio de construcción de MOSE. Las oficinas de operación
y mantenimiento del sistema se han emplazado en el sector
en desuso de lo que fuera en la Edad Media el Arsenal de Venecia.
La construcción de MOSE en las entradas requirió
de una organización logística compleja. Estas se encuentran
en un contexto medioambiental muy delicado para evitar en
la medida de lo posible interferir con el entorno. Los sitios
se instalaron en áreas temporales de agua con el fin de limitar
la ocupación del terreno adyacente a las ensenadas y reducir
en la medida de lo posible el efecto sobre las actividades
que allí se desarrollaban. Los materiales (por ejemplo, suministros
del sitio) y las máquinas también se movilizaron por mar para
evitar sobrecargar el sistema de carreteras a lo largo de
la costa.
Si bien inicialmente el presupuesto del proyecto
fue de 1300 millones de Euros, se estima el costo total del
sistema MOSE en €7000 millones de Euros. En enero del 2019
se instaló en su sitio la última de las 78 compuertas. En
noviembre del 2019 el proyecto tenía un grado de avance del
94% y se estimaba estuviera totalmente terminado hacia finales
del 2021, como así a sido.
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A mediados de 2014, el entonces alcalde Giorgio Orsoni
y otras 32 personas fueran detenidas por corrupción.
Las detenciones alcanzaron a numerosos cargos de todo
el arco parlamentario, desde el Partido Democrático
al que pertenece el alcalde hasta Forza Italia. Se les
acusaba de haber desviado más de 20 millones de euros
del presupuesto público de las obras a sus bolsillos
privados. El escándalo undió a los venecianos
en la estupefacción. Y todo por culpa del agua. Es sabido
que Venecia se hunde cada día un poco porque está asentada
sobre islotes y millones de estacas que descansan en
un fondo de limo. La alarma cundió al observarse que
este proceso, conocido y temido desde hace décadas,
avanzaba más rápidamente de lo previsto. En concreto,
el suelo se hunde a razón de dos milímetros cada año,
cuando se estimaba que lo hacía cuatro centímetros...
por siglo. Pero el problema no es este declive del suelo
y su ligero escoramiento hacia el Este, sino el efecto
combinado con el leve aumento del nivel del mar a causa
del cambio climático.
La sinergia de ambos factores es lo que ha sembrado
la inquietud sobre el futuro de la ciudad. Y más desde
que los científicos no paran de modificar al alza los
efectos del calentamiento global. Para evitar que la
ciudad sucumba se ideó un ambicioso plan para construir
78 compuertas capaces de cerrar los tres grandes pasos
de agua que unen la laguna de Venecia y el mar abierto.
Se le llamó Proyecto Moisés, no por el personaje de
la Biblia, sino por las siglas MOSE (módulo experimental
electromagnético). El plan Moisés, iniciado en 2007,
ha resultado ser una obra faraónica que ya llevaba aquel
año gastados cinco veces los 10.000 millones
de euros inicialmente presupuestados y nunca ha dejado
de generar polémica.
Algunos técnicos ponen incluso en duda que llegue a
ser eficaz. Las compuertas deben cerrarse cada vez que
la marea suba por encima de un cierto nivel, cosa que
ocurre 180 veces al año. Eso significa que durante ese
tiempo la ciudad de los canales puede convertirse en
una ciénaga a cielo abierto.

Durante el 2019 se vivió la segunda peor
inundación de Venecia en su historia, alcanzando 187
cm de altura. La peor inundación tiene un registro de
194 cm, ocurrida en 1966. Acqua Alta es como se conoce
a las mareas altas que ocurre con frecuencia en la Laguna
de Venecia, Italia, afectando principalmente a Venecia
y Chioggia. El fenómeno se da entre el otoño y la primavera.
El 31 de octubre de 2004 las aguas alcanzaron 135 cm
y se inundó el 80% de la ciudad. En diciembre de 2008,
tormentas provenientes del Adriático produjeron una
inundación que marcó un registro de 156 cm.
Venecia fue fundada en el siglo V, aprovechando su
particular geografía, que le daba protección contra
los ataques de los pueblos germanos. Inicialmente se
encontraba bajo el gobierno del Imperio romano de Oriente,
pero poco a poco llegó a independizarse de aquel. Durante
varios siglos, constituida en ciudad-estado, se especializó
en la navegación y desarrolló un poderío marítimo que
le permitió dominar el comercio mediterráneo. Debido
a su ubicación en la encrucijada entre grandes imperios,
ocupó una posición dominante en el comercio con los
reinos de China e India. Hasta 1797 fue capital de la
República de Venecia (conocida como La Serenissima)
y, con sus 180 000 habitantes, una de las ciudades más
pobladas de Europa. Al frente de la ciudad, a pesar
de constituirse nominalmente como república, se encontraba
una especie de monarquía electiva (el dux o dogo), quien
dirigía junto a otros órganos de gobierno la vida de
la ciudad y de sus posesiones. Después de una época
de dominación francesa y austriaca, Venecia fue incorporada
a Italia en 1866. Desde su fundación, la ciudad ha sufrido
los efectos de inundaciones periódicas. En la actualidad
la ciudad afronta una grave amenaza por las repetidas
inundaciones. En primavera y otoño tiene lugar la llamada
acqua alta (marea alta), dos veces al día, que inunda
completamente la plaza de San Marcos.
La arquitectura de la ciudad experimentó un periodo
especialmente brillante durante el Renacimiento, con
arquitectos como Mauro Codussi, Pietro Lombardo, autor
de bellísimas iglesias, y Jacopo Sansovino, que construyó
la monumental Biblioteca Marciana. Andrea Palladio y
Vincenzo Scamozzi también dejaron obras notables en
la Venecia renacentista. Posteriormente destacará Baldassare
Longhena.
En Venecia nació Antonio Vivaldi, una de las cimas
de la música barroca, el 4 de marzo de 1678 (muerto
en Viena el 28 de julio de 1741). Otro de los grandes
de la música, Richard Wagner, falleció en la ciudad
el 13 de febrero de 1883. Igualmente el gran compositor
Ígor Stravinski, aunque murió en Nueva York, quiso que
sus restos fueran llevados a Venecia y reposan hoy en
el cementerio de San Michele. Todo ello es reflejo de
la importancia de la ciudad no solo como lugar de origen
de muchos genios, sino sobre todo como inagotable fuente
de inspiración a lo largo de la historia de poetas,
músicos, pintores y todo género de artistas.
En Venecia se encuentra uno de los coliseos de ópera
más famosos del mundo, el teatro de La Fenice, que literalmente
significa "Ave Fénix" y hace honor a su nombre, habiendo
surgido de sus cenizas tras repetidos incendios, el
último a finales del siglo xx. Fue lugar de estreno
de algunas de las más famosas piezas del repertorio,
entre ellas varias de Verdi. La ciudad también fue cuna
de famosos escritores como Marco Polo (1254-1324) y
su célebre libro Il Milione y Giacomo Casanova (1725-1798)
con su autobiografía, Histoire de ma Vie (Historia de
mi vida), que vincula su estilo de vida a la propia
ciudad de Venecia. En teatro, destacaron dramaturgos
que incorporaron la tradición de teatro italiano de
la Comedia del arte pero usando el dialecto veneciano
en sus comedias, como Carlo Goldoni.

Desde 1895 la ciudad alberga la Bienal de Venecia,
nombre usado normalmente para referirse a la Exposición
Internacional de Arte de Venecia, que incluye el Festival
Internacional de Cine de Venecia, nacido el 1932. Ambos
acontecimientos son los primeros y más antiguos de su
clase que todavía se realizan. Otros eventos relacionados
con la Bienal son la Exposición Internacional de Arquitectura
de Venecia, el Festival de Teatro, el Festival de Danza
contemporánea y el Festival de Música contemporánea.
Por su antigüedad y prestigio, actualmente la Bienal
es una de las citas más importantes de arte contemporáneo
en el mundo. El inmenso acervo cultural de Venecia,
resumen de su historia milenaria, fue reconocido por
la Unesco con la distinción de Patrimonio de la Humanidad
en el año 1987 para el casco histórico de la ciudad
y la laguna.
Sin duda alguna, la fiesta más popular de Venecia es
el Carnaval. Oficialmente se declaró como festividad
suprema durante el siglo XIII. Sin embargo, fue en el
siglo xviii cuando el carnaval veneciano alcanzó su
máximo esplendor. A él acudían viajeros y aristócratas
de toda Europa, en busca de diversión y placer. Con
la decadencia de Venecia como poder mercante y militar,
el carnaval palideció hasta casi desaparecer. Se recuperó
algo a finales del siglo XX, con la llegada masiva de
turistas a la ciudad, aunque las grandes épocas de diversión
desenfrenada quedaron atrás. Durante siglos, el carnaval
fue la vía de escape de los ciudadanos para evadirse
del gran control del gobierno veneciano. Con la ocupación
de Venecia por el ejército de Napoleón, el carnaval
quedó prohibido por miedo a las conspiraciones, aprovechando
el incógnito. No se recuperó hasta 1979. Durante los
diez días que dura, la gente se disfraza y sale a la
calle a pasear y a hacerse fotos, ya sea en desfiles
organizados o improvisados. Mayoritariamente, los disfraces
son elaborados trajes coloridos de época del siglo xvii
veneciano, imitando los modelos de pinturas antiguas
y cubriendo el rostro con máscaras muy decoradas, que
se han convertido en uno de los símbolos de la ciudad.
Durante el carnaval también se organizan muchos eventos
y fiestas.
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Amantes enmascarados del Carnaval de Venecia.
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Nota de prensa, 9 de diciembre de 2020:
Vuelve la alarma a Venecia, con el centro histórico
bajo el agua. Ni siquiera el Moisés la ha salvado del
«acqua alta». Un error en las previsiones y un cambio
climático imprevisto motivaron que no se activaran las
78 compuertas del llamado proyecto Moisés, el sistema
contra las inundaciones de la ciudad de los canales.
Los expertos del Centro de las previsiones de mareas
del ayuntamiento veneciano habían calculado que la marea
alcanzaría los 125 centímetros. Pero a causa del viento
el agua alta llegó a los 138 centímetros, a las 16:45
de este martes, viéndose inundada media ciudad. El Moisés
(en italiano MOSE, Módulo Experimental Electromecánico),
una obra faraónica iniciada en el año 2003 que deberá
estar concluida finalmente en diciembre del 2021, fue
probado el pasado 3 de octubre con resultados positivos.
Está previsto que hasta el final de las obras, las compuertas
del Moisés solo se elevarán cuando las mareas superen
los 130 centímetros. Pero esta vez no se pudieron activar
porque no se trata de apretar un simple botón, sino
que la alerta se debe dar con una antelación de 48 horas.
Ese tiempo, desde que se da la alerta hasta que la
marea alcanza el pico más alto, permite emitir las ordenanzas
para la navegación y convocar los equipos operativos.
Si las previsiones, como en esta ocasión, son erróneas,
el plan se va al garete.
«La situación es terrible, estamos bajo el agua de
una manera dramática», ha dicho Carlo Alberto Tesserin,
procurador de la basílica de San Marcos. El atrio o
vestíbulo de la catedral patriarcal de Venecia está
completamente inundado, al igual que sus mosaicos. «Si
el nivel vuelve a subir -añadió Tesserim- las capillas
internas también se inundarán». La indignación ha vuelto
a ser grande en Venecia, porque se esperaba, como se
había prometido, que Venecia iba a parar al mar, gracias
a esta gran obra de ingeniería, cuyo coste ha superado
los 6.000 millones de euros. Pero se ha descubierto
que el talón de Aquiles del sistema de compuertas móviles
es la precisión de los pronósticos. Si no son correctas
las previsiones de los expertos, el sistema no se puede
utilizar, porque son necesarias varias horas para permitir
que entre en funcionamiento.

Lido, Malamocco y Chioggia. Las tres bocas
de la laguna.
Las normas para activarlo tendrán que cambiar, para
proteger la parte más baja de la ciudad, incluyendo
San Marcos y la Basílica. Para salvarlas, las barreras
del Moisés deberían elevarse cuando el agua alta llega
de 80 a 85 centímetros. En 2018, esta zona se vio afectada
121 veces por el agua alta que llegó hasta los 110 centímetros,
por lo que los administradores de la basílica de San
Marcos están considerando qué medidas especiales pueden
poner en práctica para proteger este patrimonio universal.
El procurador de la basílica de San Marcos, Carlo Alberto
Tesserim, pide con urgencia que se cambien las reglas:
«Necesitamos modificar el límite para levantar las compuertas
del Moisés, porque incluso a 115 centímetros (ahora
se elevan a partir de 130 cm) el problema de la Basílica
no está resuelto: es necesario levantar toda la plaza
de San Marcos; además, nuestro proyecto debe ser aprobado
en poco tiempo para la barrera transparente y temporal
frente a la Basílica que tenemos preparada desde hace
tiempo; se debe hacer antes de que sea demasiado tarde».
El presidente de la Asociación Plaza San Marcos, Claudio
Vernier, gerente de un bar heladería, considera dramática
la situación: «Es vergonzoso no considerar esto como
una marea excepcional. El martes existía ya el pronóstico
de al menos 125 centímetros de pico en la marea alta.
Tener el Moisés y no usarlo es absurdo porque 5 centímetros
de agua en Venecia lo cambia todo. Y si el agua llega
a los 145 centímetros, solo yo tendré al menos 15.000
euros en desperfectos», declara Vernier a La Repubblica.
Ante la indignación de los venecianos, su alcalde Luigi
Brugnaro ha prometido esta noche que se activará el
Moisés en las próximas horas en previsión del pico que
alcanzará mañana la marea.
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Altinum (actual Altino, una frazione de Quarto d'Altino)
es el nombre de una antigua ciudad costera de los vénetos
en la provincia de Venecia, 15 km al sureste de Tarvisium
(actual Treviso), en Italia, al borde de los lagos.
Está registrado que fue muy rica. Situada en la costa
este del país, en la desembocadura del río Silis, fue
destruida primero por Atila en 452 y abandonada gradualmente
por sus habitantes, que buscaron refugio en las islas
de la laguna, como Torcello y Burano, en la zona donde
más tarde se construiría Venecia. Altino tiene actualmente
unos 100 habitantes y un museo histórico.
Altinum era bella y estratégica. Los hallazgos e inscripciones
funerarias vénetas muestras que fue un núcleo tan pronto
como el siglo V a. C. Creció en importancia con la romanización
de la región y específicamente con la construcción de
la Via Annia (131 a. C.), que la atravesaba, comunicando
Atria con Aquilea. Al final de la República, Altinum
se convirtió en un municipium cuyos ciudadanos fueron
adscritos a la tribu romana de Scaptia. Augusto y sus
sucesores le dieron aún más importancia con la construcción
de la Via Claudia Augusta, que empezaba en Altino y
alcanzaba las limes del noreste del Danubio, una distancia
de 350 km, aparentemente por el camino del lago de Constanza.
El lugar, pues, pasó a tener una considerablemente importancia
estratégica y comercial, y el clima comparativamente
suave (considerando su ubicación) llevó a la edificación
de villas que Marcial compara con las de Bayas. Lucio
Vero murió allí en el año 169 d. C. Altinum se convirtió
en obispado al menos desde el siglo V, siendo el primero
obispo Heliodoro de Altino (Eliodoro). Sobre el 452,
Atila el Huno capturó la ciudad y quemó su mayor parte,
junto con varias otras ciudades cercanas. Los supervivientes
se refugiaron en las islas de los lagos, fundando asentamientos
que terminarían conociéndose como Venecia. En el 568
fue conquistada por los lombardos, cuya dominación ocasionó
más migraciones hacia la Laguna Veneta. La diócesis
católica fue trasladada a Torcello en 647. En los siglos
X y XI la región de Altinum fue abandonada totalmente.
En el siglo XV apareció un nuevo asentamiento que se
convertiría en el cercano Quarto d'Altino. La actual
frazione de este último fue fundada en el siglo XIX.
Los cimientos de la ciudad fueron descubiertos en 2009,
cerca del aeropuerto Marco Polo, 11 km al norte de Venecia.

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