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7 - Septiembre - 2024
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Parias del recuerdo.

Los zan-ryu Nippon hei, soldados de Japón dejados atrás o rezagados fueron soldados japoneses que tras la rendición oficial de Japón tras la Segunda Guerra Mundial como consecuencia de la firmeza y el dogmatismo de sus convicciones, el miedo al deshonor si se rendían al enemigo o bien por no recibir la orden de rendición por parte de sus superiores al haber cortado las tropas estadounidenses las líneas de comunicación, continuarían luchando primero contra las fuerzas de ocupación aliadas y, posteriormente, con la policía local años después de que la guerra terminase. Hiro Onoda se entregó en marzo de 1974, Teruo Nakamura, se entregó en diciembre de ese mismo año. La rendición del Imperio Japonés durante la Segunda Guerra Mundial fue proclamada por el emperador Hirohito el 14 de agosto y ratificada el 2 de septiembre de 1945, concluyendo las hostilidades bélicas.

Fueron varios los intentos llevados a cabo tanto por los estadounidenses como por los japoneses para convencer a los rezagados de que se entregaran. Se dejaron caer desde el aire en varias islas miles de octavillas que informaban del fin de la guerra, y en otras se usó equipos de megafonía pero los rezagados pensaron que se trataba de una artimaña del enemigo.

Fotografía de la entrada a la reproducción de la cueva del soldado japonés Shoichi Yokoi en Guam.

El capitán Sakae Oba, no se rindió hasta transcurridos tres meses del final de la guerra. El soldado de 1.ª clase Yuichi Akatsu permaneció en la isla filipina de Lubang desde 1944 hasta que se entregó en 1951 en el pueblo filipino de Looc. El cabo Shoichi Shimada, siguió combatiendo en Lubang, murió en 1954 durante un enfrentamiento con soldados filipinos. El oficial Shigeichi Yamamoto y tres soldados sobrevivieron durante 11 años en la isla de Mindoro. Bunzo Minagawa vivió oculto en Guam desde 1944 hasta mayo de 1960. El Sargento Tadashi Ito, miembro de la unidad de Minagawa, se entregó en Guam días más tarde que aquel, el 23 de mayo de 1960. El cabo Shoichi Yokoi, sirvió bajo las órdenes de Ito, fue capturado en Guam en enero de 1972 cuando dos cazadores le descubrieron mientras pescaba en un torrente, había leído las octavillas lanzadas por los aviones norteamericanos que indicaban que la guerra había terminado pero estaba convencido de que se trataba de propaganda enemiga.

Volvió a Japón convertido en un héroe pero él se mostraba apesadumbrado por no haber podido servir al emperador de manera satisfactoria. Kinshichi Kozuka, junto con Onoda vivió oculto durante 28 años hasta que en 1972 murió durante un tiroteo con tropas filipinas. El teniente Hiro Onoda, junto con Akatsu, Shimada y Kozuka, se ocultó en Lubang desde 1944 hasta marzo de 1974. Fue encontrado por un aventurero japonés pero Onoda no creyó que la guerra había terminado y le aseguró que sólo entregaría su oxidado fusil si su antiguo oficial al mando le daba la orden. El viajero regresó a Japón con la increíble historia y rápidamente encontraron al superior de Onoda, que regentaba una librería y volvieron a Filipinas. Cuando se encontraron y Onoda recibió la orden de incorporarse a la vida civil entendió que la guerra había finalizado. Lo primero que visitó en su país fue su tumba, que la familia había erigido convencidos de que había muerto. El soldado Teruo Nakamura fue descubierto por las Fuerzas Aéreas Indonesias en Morotai y se entregó a una patrulla de búsqueda el 18 de diciembre de 1974. Ishinosuke Uwano, a diferencia del resto, ha vivido en sociedad, creando una familia en Ucrania, ya que fue capturado por los soviéticos. Se indicó en diversos medios que dos soldados, Yoshio Yamakawa, de 87 años de edad, y Tsuzuki Nakauchi, de 85, se entregaron a las autoridades militares filipinas en 2005, pero el hecho resultaría ser un fraude.

Hito Onoda quizás sea el mas conocido. Abnegados soldados nipones inasequibles a la derrota permanecieron emboscados durante años. A la sazón de la victoria, el Emperador y otras zarandajas.

El Teniente General Tadamichi Kuribayashi lidera las tropas japonesas en una batalla perdida contra las fuerzas estadounidenses que invadieron la isla durante la Segunda Guerra Mundial.

Hiro Onoda fue un militar japonés, oficial de inteligencia del Ejército Imperial Japonés que luchó en la Segunda Guerra Mundial y no se rindió hasta 1974, después de haber pasado casi treinta años sobreviviendo en las selvas de Filipinas. Esto hizo que fuera el penúltimo soldado en rendirse tras la Segunda Guerra Mundial —al haberlo hecho siete meses antes que el soldado taiwanés Teruo Nakamura—, y el último de nacionalidad japonesa.

Onoda fue entrenado como oficial de Inteligencia por el comando Futamata de la Escuela Nakano y el 26 de diciembre de 1944 lo enviaron a la Isla de Lubang en Filipinas. Las órdenes de Onoda eran realizar una guerra de guerrillas contra los estadounidenses, que estaban listos para invadir la isla, especialmente atacando las pistas de aterrizaje y los muelles del puerto para evitar que fueran usados por el enemigo. Sus órdenes también incluían el no rendirse bajo ninguna circunstancia o suicidarse. Cuando Onoda desembarcó en la isla, se le destinó a un grupo de soldados japoneses que habían sido enviados allí con anterioridad. Los oficiales en el grupo sobrepasaban en rango a Onoda y le impidieron llevar a cabo su misión, lo que hizo más fácil para Estados Unidos y las fuerzas de la Commonwealth de Filipinas tomar la isla cuando desembarcaron el 28 de febrero de 1945. Poco tiempo después del desembarco, todos menos Onoda y otros tres soldados habían muerto o se habían rendido y Onoda, que había sido ascendido a teniente, ordenó a los hombres que ocuparan las colinas.

Onoda, joven y lleno de sueños.

Onoda continuó su campaña, viviendo inicialmente en las montañas con tres compañeros (el soldado Yuichi Akatsu, el cabo Shoichi Shimada y el soldado de primera clase Kinshichi Kozuka). La primera vez que vieron un folleto que afirmaba que la guerra había terminado, fue en octubre de 1945 y decía lo siguiente: "La guerra terminó el 15 de agosto de 1945. ¡Bajen de las montañas!". Onoda, sin embargo, desconfió del folleto al pensar que se trataba de propaganda aliada y razonando que no lo hubieran lanzado si de verdad la guerra hubiera concluido. Hacia el final de 1945 se lanzaron panfletos por aire con una orden de entrega impreso en ellos del general Tomoyuki Yamashita. En este momento llevaban ya más de un año en la clandestinidad, y este prospecto había sido la única prueba que tenían de que la guerra había terminado. El grupo de Onoda lo examinó para determinar si era auténtico o no, y decidió que era un engaño. Uno de los cuatro, Yuichi Akatsu, se alejó de los demás en septiembre de 1949 y se rindió a las fuerzas filipinas en 1950 después de seis meses de vagar por su cuenta. Esto les pareció al resto un problema de seguridad, por lo que se hicieron aún más cuidadosos. En 1952 se lanzaron desde un avión cartas y fotos de familiares instándoles a rendirse, pero los tres soldados llegaron a la conclusión de que se trataba de un engaño. Shimada recibió un disparo en la pierna durante un tiroteo con pescadores locales en junio de 1953, tras lo cual Onoda lo cuidó hasta que se curó. El 7 de mayo de 1954, Shimada murió por un disparo efectuado por un grupo de búsqueda que trataba de detener a los japoneses. Kozuka murió por dos disparos de la policía local el 19 de octubre de 1972, cuando él y Onoda, como parte de sus actividades de guerrilla, quemaban arroz recolectado por unos agricultores, dejando a Onoda solo. Aunque Onoda había sido declarado oficialmente muerto en diciembre de 1959, este suceso sugirió que era probable que aún estuviera vivo y se enviaron grupos en su busca, aunque ninguno lo logró.

Guam es una isla perteneciente a Estados Unidos en Micronesia, en el Pacífico Occidental. Se caracteriza por sus playas tropicales, aldeas chamorras y antiguos pilares de piedras Latte. La importancia de Guam en la Segunda Guerra Mundial se aprecia en el Parque Histórico Nacional de la Guerra en el Pacífico, cuyos sitios incluyen la playa de Asan, un antiguo campo de batalla. La herencia colonial española de la isla se manifiesta en el fuerte Nuestra Señora de la Soledad, sobre un risco en Umatac.

El 20 de febrero de 1974, Onoda conoció a un estudiante japonés que había abandonado la universidad, Norio Suzuki (1949-1986), que estaba viajando por el mundo en busca de "El teniente Onoda, un panda, y el Abominable Hombre de las Nieves, en ese orden". Onoda y Suzuki se hicieron amigos, pero Onoda todavía se negaba a rendirse, diciendo que estaba esperando órdenes de un superior. Suzuki volvió a Japón con las fotografías en las que aparecía con Onoda como prueba de su encuentro, y el gobierno japonés localizó al superior de Onoda, el comandante Yoshimi Taniguchi, que se había convertido en un librero. Taniguchi voló a Lubang el 9 de marzo de 1974 e informó a Onoda de la derrota de Japón y le ordenó deponer las armas. El teniente Onoda surgió de la selva 29 años después del final de la Segunda Guerra Mundial y aceptó la orden de rendirse, con la entrega de su uniforme y su espada, junto a su fusil tipo 99 Arisaka, todavía en condiciones de funcionar, 500 cartuchos y varias granadas de mano. A pesar de que había matado a una treintena de habitantes de la isla filipina y participado en varios tiroteos con la policía, se tuvieron en cuenta las circunstancias y Onoda recibió un indulto del presidente Ferdinand Marcos. Después de encontrar a Onoda, Suzuki rápidamente encontró un panda salvaje y afirmó haber visto un yeti desde la distancia en julio de 1975, caminando en la cordillera Dhaulagiri del Himalaya. Se casó en 1976 pero no abandonó su búsqueda. Murió en noviembre de 1986 en una avalancha mientras buscaba al yeti en el Himalaya. Sus restos fueron descubiertos un año después y devueltos a su familia.

Onoda fue tan popular tras su regreso a Japón que algunos japoneses lo impulsaron a presentarse como candidato a la Dieta Nacional, la asamblea u órgano máximo de poder de Japón de acuerdo con la Constitución japonesa. También publicó una autobiografía, No Surrender: My Thirty-Year War (Sin rendirse: Mis treinta años de guerra), poco después de su entrega, que detallaba su vida como guerrillero en una guerra que hacía tiempo que había terminado. Sin embargo, Onoda no estaba contento con el hecho de ser objeto de tanta atención y estaba preocupado por lo que consideraba como debilitamiento de los valores tradicionales japoneses. En abril de 1975, siguió el ejemplo de su hermano mayor, Tadao, y salió de Japón con rumbo a Brasil, donde se dedicó a la cría de ganado. Se casó en 1976 y asumió un papel de liderazgo en la comunidad japonesa local.

Hiroo Onoda (dcha.), entrega su sable al presidente filipino Ferdinand Marcos el día de su rendición, el 11 de marzo de 1974.

Después de leer acerca de un adolescente japonés que había asesinado a sus padres en 1980, Onoda regresó a Japón en 1984 y estableció el Onoda Shizen Juku ("Escuela de Naturaleza de Onoda"), campamento de educación para jóvenes, situado en distintos lugares en Japón. Onoda volvió a visitar la isla de Lubang en 1996, donando 10 000 dólares estadounidenses para la escuela local. Su esposa, Machie Onoda, se convirtió en jefa de la Asociación de Mujeres de Japón en 2006. En sus últimos años pasaba tres meses al año en Brasil. Le fue concedida la medalla al Mérito de Santos-Dumont por la Fuerza Aérea Brasileña el 6 de diciembre de 2004. Falleció el 16 de enero de 2014 a la edad de 91 años.

El disco Nude de 1981 grabado por el grupo Camel, está basado en la historia de Onoda. En la teleserie “Fargo” (III temporada, VIII episodio) se le cita. El libro El sutil arte de que te importe una mierda de Mark Manson incluye la historia de Hiro Onoda en el Capítulo 4. En 2021, el director Arthur Harari grabó la cinta "Onoda, 10.000 noches en la jungla" dónde Yuya Endo y Kanji Tsuda interpretaban al teniente Onoda. La película, de producción francesa, ganó un premio César al mejor guion original.

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Ishinosuke Uwano es un exsoldado del Ejército Imperial Japonés que saltó a la fama en abril de 2006 después de haber sido descubierto viviendo en Ucrania seis décadas después del fin de la Segunda Guerra Mundial. Uwano fue considerado muerto en las bases de datos japonesas. Uwano estaba sirviendo en el lado japonés de la Isla de Sajalín al término de la guerra, y estuvo en contacto con su familia hasta 1958.

Cambiar de vida como quien cambia de videoclub.

Posteriormente se casó con una ucraniana y se estableció en Kiev, donde tuvo tres hijos. Sin embargo, la falta de contacto llevó a su familia a declararlo legalmente muerto en 2000. Como consecuencia, cuando volvió a Japón a visitar a su familia el 2006, tuvo que entrar a su país con su pasaporte ucraniano.

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Sakae Oba fue un oficial del Ejército Imperial Japonés durante la Segunda Guerra Mundial. Sirvió en la Segunda Guerra Sino-Japonesa y en la Guerra del Pacífico. Después de que las fuerzas japonesas fueron derrotadas en la batalla de Saipán, lideró un grupo de soldados y civiles en la selva para evitar ser capturados por las fuerzas aliadas. Bajo el liderazgo del capitán Oba, el grupo sobrevivió durante más de un año después de la batalla y finalmente se rindió en diciembre de 1945, tres meses después del fin de la guerra. Tras su regreso a Japón, se convirtió en un exitoso hombre de negocios y sirvió en el concejo de la ciudad de Gamagori, Aichi.

Sakae Oba nació el 21 de marzo de 1914 en la ciudad de Gamagori, en la prefectura de Aichi, Japón. Fue el primer hijo de Isuke Oba, un agricultor. En marzo de 1933, Sakae se graduó de la Escuela de Práctica de Educación y el mes siguiente aceptó un puesto docente en una escuela pública en el área. Mientras trabajaba como maestro se casó con Mineko Hirano (1912-1992), también de Gamagori

Una pareja con sus historias, 1937.

En 1934 Oba se unió al 18.º Regimiento de Infantería del Ejército Imperial Japonés, con sede en la cercana ciudad de Toyohashi. Fue designado como aspirante a oficial de primera clase, recibió capacitación especializada y fue enviado a Manchukuo donde la mayor parte del 18.º Regimiento, fue estacionado como unidad de ocupación. En 1936 el regimiento regresó a su guarnición en Toyohashi y Oba se reunió brevemente con su esposa. En julio de 1937 la Segunda Guerra Sino-Japonesa estalló y su regimiento fue movilizado. En agosto Oba y su regimiento fueron enviados a China, donde se unieron a la invasión anfibia de Shanghái. En diciembre de ese año Oba ya había sido ascendido a teniente segundo. En 1939 fue ascendido a teniente primero y en noviembre de 1941 se le dio el mando de una compañía de infantería. En marzo de 1943 fue ascendido a capitán.

A principios de 1944 el 18.º Regimiento, fue transferido de Manchuria y desplegado en el teatro del Pacífico. El capitán Oba fue puesto a cargo de los médicos de combate del regimiento. El 29 de febrero, un buque de transporte que trasladaba a su regimiento fue alcanzado por el torpedo disparado por un submarino estadounidense cerca de la isla de Saipán. El barco se hundió llevándose consigo más de la mitad del 18.º Regimiento. Los buques de escolta se trasladaron de forma inmediata al lugar del ataque logrando rescatar a cerca de 1800 sobrevivientes y los trasladaron a Saipán. Después de la reorganización precipitada, la mayor parte del regimiento fue transportado con éxito a Guam. Casi 600 soldados, incluyendo al capitán Oba, tuvieron que ser dejados atrás en Saipán. En la mañana del 15 de junio de 1944, el Cuerpo de Marines de los Estados Unidos desembarcaron en las playas de la isla de Saipán. A pesar de una férrea defensa los japoneses fueron empujados gradualmente hacia atrás con fuertes pérdidas. El comando nipón utilizó el monte Tapochau como centro de operaciones en el centro de la isla como sede para organizar las líneas defensivas alrededor de la montaña. Sin reabastecimiento o socorro disponibles, la situación se volvió insostenible para los defensores y ordenó un ataque final. El 7 de julio el capitán Oba y sus hombres participaron en la carga Banzai más grande de la guerra del Pacífico. Después de 15 horas de intenso e implacable combate cuerpo a cuerpo, casi 4.300 soldados japoneses murieron. Las fuerzas aliadas declararon la isla asegurada el 9 de julio de 1944. El 30 de septiembre el ejército japonés realizó una presunción oficial de muerte para todo el personal por lo que oficialmente fueron declarados muertos en combate. Eso incluyó el capitán Oba quien fue galardonado con un ascenso póstumo al rango de mayor.

Fotografía panorámica tomada desde la cima del Monte Tapochau.

En realidad el capitán Oba sobrevivió a la batalla y tomó el mando de 46 soldados y 200 civiles japoneses y los condujo a lo más profundo de la selva saipanesa para evitar ser capturados. Él y sus hombres organizaron a los civiles y los instalaron en las cuevas de las montañas, así como en aldeas escondidas en la selva. Cuando los soldados no estaban ayudando a los civiles en las tareas de supervivencia, el capitán Oba y sus hombres continuaron su batalla contra la guarnición de marines. Oba usó el monte Tapochau como su base principal. Con 474 m s. n. m., el pico ofrece una vista inmejorable y sin obstáculos de 360 grados de la isla. Desde su campamento base en la vertiente occidental de la montaña, Oba y sus hombres llevaron a cabo emboscadas tipo guerra de guerrillas en contra de las posiciones estadounidenses. Debido a la velocidad y el sigilo de estas operaciones y los intentos frustrados para encontrarlos, los infantes de marina en Saipán se referían a Oba como el Zorro de Saipán.

El capitán Oba y sus hombres resistieron en la isla 512 días, cerca de 16 meses. El 27 de noviembre de 1945, el antiguo general de división Umahachi Amo, comandante de la 9.ª Brigada Mixta Independiente durante la batalla de Saipán, pidió al capitán Oba y a sus hombres entregarse a los estadounidenses. El 1 de diciembre de 1945, tres meses después de la rendición oficial del Japón, los soldados japoneses se reunieron una vez más en el monte Tapochau y cantaron una canción por los espíritus de los muertos en la guerra. Oba y su hombres se presentaron ante los marines de la 18.ª Compañía de Artillería Antiaérea. Con gran formalidad y la dignidad acorde el capitán Oba entregó su sable o katana al teniente coronel Howard G. Kurgis y sus hombres entregaron sus armas y su bandera. Fue la última resistencia organizada de las fuerzas japonesas en Saipán.

El capitán del Ejército Imperial Japonés Sakae Oba entrega su katana en señal de rendición al Tte. Cor. Howard G. Kurgis del Cuerpo de Marines en Saipán el sábado 1 de diciembre de 1945.

Después de que el gobierno japonés confirmó que Oba estaba vivo en Saipán, la promoción póstuma a mayor fue rescindida. Tras su liberación de la custodia de los aliados, fue repatriado. Una vez de vuelta en Japón, Oba se reunió con su esposa y finalmente conoció a su hijo, el niño nació en 1937, justo después de que su padre había ido a China. Oba fue contratado por la tienda departamental Marue en 1952 donde trabajó como representante y portavoz de la junta directiva hasta 1992. Desde 1967 hasta 1979, Oba trabajó en el ayuntamiento de la localidad de Gamagori, en la Prefectura de Aichi. Don Jones, un ex infante de los marines de los EE. UU., que una vez fue parte de un grupo emboscado por los hombres Oba en Saipán, estaba intrigado por la historia de guerrilleros japoneses, buscó a Oba después de la guerra y juntos escribieron un libro sobre sus experiencias en Saipán. Jones se convirtió en un amigo de toda la vida de la familia Oba y se fue tan lejos como para localizar a al Tte. coronel (retirado), Kurgis ante quien Oba rindió el 1 de diciembre de 1945 y le preguntó si le podía devolver la katana que Oba le había entregado cuando se rindió. Kurgis estuvo de acuerdo y Jones llevó el sable a Japón donde se la presentó a su muy agradecido amigo. La katana permanece como una reliquia en posesión de la familia Oba. Sakae Oba falleció el 8 de junio de 1992, a la edad de 78 años. Sus restos fueron enterrados en la tumba familiar en Oba Kou'un templo en Gamagori.

El capitán Oba durante su rendición el 1 de diciembre de 1945.

Como resultado de la colaboración entre Oba y el escritor Don Jones se escribió una obra novelada que fue traducida por primera vez en Japón y publicada en 1982, titulada Oba, el último samurái, Saipán 1944-1945. Curiosamente, Don Jones estuvo destinado en Saipán y sufrió en una ocasión el ataque de los hombres de Oba. El libro se convirtió en un éxito popular de la noche a la mañana y la versión en inglés fue publicada en 1986. En mayo de 2010, el segundo hijo Sakae Oba, Hisamitsu, descubrió más de 1,200 páginas de cartas y tarjetas postales escritas entre sus padres, Sakae y Mineko, la mayoría entre 1937 y 1941, aunque algunas son de fecha tan tardía como 1944. Hisamitsu mostró las cartas a su primo, Keiichiro Hirano, un novelista ganador del prestigioso Premio Akutagawa en 1998. Hirano, profundamente conmovido por lo que leyó en la correspondencia de sus tíos durante la guerra, ayudó a encontrar un editor local. Se ofreció para la tarea de la publicación a Mari Mizutani, de Toyohashi, quien ha declarado que las cartas son especialmente significativas por sus descripciones de la vida cotidiana durante la guerra, mientras que el marido y la esposa se escribieron de su profundo afecto entre ambos, se detallan innumerables actividades diarias de Mineko en Gamagori y de Oba en China durante la ocupación de Manchuria, antes de ser enviado al Pacífico.

Una selección de las cartas ha sido compilada y publicada en enero de 2011 bajo el título de Cartas de amor de los fuegos de la guerra. El 11 de febrero de 2011, la película El milagro del Pacífico: el hombre llamado Zorro fue estrenada en los cines retratando las luchas de Oba y su grupo en Saipán, así como la implacable persecución de los marines. Fue producida por Toho Pictures, bajo la dirección de Hideyuki Hirayama y con producción de Japón, los Estados Unidos y Tailandia. El filme está protagonizado por Yutaka Takenouchi como el capitán Sakae Oba. En preparación para el papel, Takenouchi se reunió con el hijo de Oba, Hisamitsu Oba, para presentar sus respetos ante la tumba de Sakae Oba. La película recibió comentarios favorables de los críticos de cine.

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Shoichi Yokoi fue un sargento del Ejército Imperial Japonés presente en la Segunda Batalla de Guam de 1944, durante la Segunda Guerra Mundial. Tras la capitulación japonesa, varios soldados japoneses se internaron en la jungla e ignoraron la derrota de su país. El último, el sargento Shoichi Yokoi vivió en una caverna durante 28 años, temiendo salir de su escondite incluso después de encontrar folletos declarando que la Segunda Guerra Mundial había terminado. Yokoi nació en Saori, Prefectura de Aichi. En su juventud fue aprendiz de sastre hasta su reclutamiento en 1941.

Yokoi fue llamado al servicio activo por el ejército japonés en 1941. Inicialmente sirvió con la 29ª división de infantería en Manchukuo. En 1943 lo transfirieron al 38º regimiento, destacado en las Islas Marianas como parte del equipo de suministros. Arribó a Guam en febrero de 1943. Cuando el Cuerpo de Marines de los Estados Unidos capturó la isla durante la Segunda Batalla de Guam, Yokoi se internó en la jungla con otros diez soldados nipones transformándose en holdouts (fugitivos). Yokoi y sus compañeros ignoraron las llamadas de rendición ya que a menudo algunas patrullas americanas cazaban y asesinaban a los que así lo hacían. Además, caer prisionero era una deshonra. El sargento Yokoi permaneció escondido hasta 1972. Siete de los militares originales finalmente se fueron alejando. Solo tres permanecieron en la región. En 1952 escucharon rumores de que la guerra había acabado, pero pensaron que era una artimaña para hacerlos salir y asesinarlos. Más tarde, estos tres últimos se separaron y se visitaban mutuamente hasta alrededor de 1964, cuando Yokoi encontró a sus dos amigos muertos, a causa de la inanición. Los siguientes ocho años vivió totalmente solo. Yokoi vivía de la caza y pesca, sobre todo por las noches. Usó plantas nativas para hacer ropa, ropa de cama y utensilios de almacenamiento, que cuidadosamente escondía en su cueva situada cerca de las cascadas de Talofofo.

En la noche del 24 de enero de 1972, Yokoi fue descubierto por dos hombres de la localidad que estaban revisando sus trampas de camarones en un afluente del río Talofofo. Los dos hombres habían asumido inicialmente que Yokoi era un aldeano de Talofofo (al este de la isla de Guam), pero se las arreglaron para sorprenderlo y someterlo con pequeñas contusiones. Fue llevado a la policía y Yokoi se identificó con su grado y unidad a la que pertenecía. Fue devuelto al Japón donde fue recibido con honores. "Es un poco vergonzoso, pero he vuelto", dijo Yokoi a su regreso a su patria. La observación se convertiría en un dicho popular en Japón. En octubre del mismo año 1972 el soldado Kinshichi Kozuka murió en un tiroteo con la policía en Filipinas. En marzo de 1974 el teniente Hiro Onoda se entregó en Lubang, Filipinas y el 18 de diciembre de 1974 el soldado Teruo Nakamura, nativo de Taiwan, descubierto por la Fuerza Aéra Indonesia en la isla Morotai, fue el último caso comprobado.

Sin contar al que se aficionó al vodka ...

Más tarde tras una espectacular gira de medios en Japón, Yokoi en noviembre de 1972 se casó con Mihoko Hatashin (nombre de soltera) 13 años menor de edad que él y se instaló en la zona rural de la Prefectura de Aichi. Después de haber vivido solo en una cueva durante veintiocho años Yokoi se convirtió en una celebridad de la televisión y un defensor de la vida austera. Apareció en un documental de 1977 llamado Yokoi y sus veintiocho años de vida secreta en Guam. Con el tiempo recibiría una exigua pensión con el equivalente de $300 dólares en pagos atrasados, además de un aporte estatal vitalicio. Su último período de vida fue el más difícil, dice su sobrino, Omi Hatashin, quien se dedicó varios años a recopilar los detalles de las vivencias de su tío político, que nunca consiguió adaptarse completamente a la sociedad japonesa moderna y además que visitó a Guam varias veces. En 1991 se le concedió una audiencia con el Emperador Akihito. A su juicio, la reunión fue el honor más grande de su vida. Yokoi falleció en 1997 de un ataque al corazón a la edad de 82 años. Fue enterrado en un cementerio de Nagoya, bajo una lápida que había sido encargado inicialmente por su madre en 1955. En la ciudad de Nagoya, en Nakagawa ku, Tomita cho, se encuentra ubicado el Salón conmemorativo de Yokoi (Shoichi Yokoi Memorial Hall).

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Teruo Nakamura fue un soldado originario de Taiwán que militó en el Ejército Imperial Japonés que combatió por Japón durante la II Guerra Mundial y que no se rindió hasta 1974. Su nombre nativo fue aparentemente Attun Palalin. La prensa de Taiwán se refería a él como Lee Guang-Hui, un nombre que no conoció hasta 1975.

Nakamura era un aborigen taiwanés, probablemente de la etnia amis, de Taiwán durante el control japonés. Nacido en 1919, fue obligado a ingresar a la 4ª Unidad Voluntaria Takasago del Ejército Imperial Japonés en 1943. Fue situado en la isla de Morotai de Indonesia poco antes de que la isla fuese controlada por los Aliados en septiembre de 1944 en la batalla de Morotai. Después de la captura de la isla, aparentemente Nakamura vivió junto a otros rezagados, hasta bien entrados los años 50, mientras iba a periodos extendidos por su propia cuenta. En 1956, aparentemente decidió renunciar a la resistencia con otros rezagados en la isla y se construyó un pequeño campo para sí mismo, que consistía en una pequeña cabaña de entre 20 y 30 metros cercados. Cuando le preguntaron las razones por las cuales abandonó a los otros, Nakamura dijo que estos intentaron matarlo; sin embargo, los otros rezagados negaron estas afirmaciones por su grupo que fue descubierto en 1950.

Nakamura en 1975.

La cabaña de Nakamura fue descubierta accidentalmente por un piloto a mediados de 1974. En noviembre de 1974, la Embajada Japonesa en Indonesia situada en Yakarta pidió la asistencia del gobierno indonesio en una misión de búsqueda llevada a cabo por las fuerzas aéreas de Indonesia en Morotai que llevó a su arresto el 18 de diciembre de 1974. Fue llevado a Yakarta y hospitalizado. Las noticias de su descubrimiento llegaron a Japón el 27 de diciembre de 1974. Nakamura decidió ser repatriado a Taiwán, pasando por Japón y murió de cáncer de pulmón cinco años después en 1979. La repatriación de Nakamura y su percepción ante el público japonés de su tiempo, difirieron de otros hallazgos recientes, como el de Hiroo Onoda, quien fue descubierto unos meses antes. Una razón fue la cuestión de su nacionalidad. Nacido en Taiwán, Nakamura, que era étnicamente amis, legalmente no tenía una nacionalidad propia. Las cuestiones de la nacionalidad eran de gran importancia en el público nipón de aquel entonces y aunque la embajada japonesa ofreció repatriarlo, también había inseguridad acerca de cómo tratarlo en caso de que quisiese ir de nuevo a Taiwán. En el momento de su captura Nakamura no hablaba ni japonés ni mandarín. La segunda razón del poco reconocimiento recibido por Nakamura, fue que Onoda era oficial, mientras que Nakamura era un soldado raso de una colonia japonesa, lo que no excitó la imaginación del público y puso en cuestión el papel del colonialismo japonés durante la guerra. Otra cuestión delicada fue el pago de la pensión al soldado. Como voluntario, Nakamura no tuvo derecho a pensión hasta después de 1953 cuando se cambiaron las leyes de pensión y por tanto recibió una suma de ¥68,000 (US $227.59) Esto motivó una controversia en los medios, lo cual provocó que se le diese una cifra similar a la de Onoda. Esto generó malestar entre otros rezagados taiwaneses causando una discusión pública acerca del trato distinto que se le dio a japoneses y taiwaneses.

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