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Alfred Eisenstaedt (Dirschau, Prusia Occidental —actualmente Tczew,
Polonia—, 6 de diciembre de 1898-Long Island, Nueva York, 24 de
agosto de 1995) fue un fotógrafo, fotoperiodista y teórico de la
fotografía alemán-estadounidense. Fue uno de los fotógrafos más
prolíficos del siglo XX, iniciando su carrera profesional en Alemania
en los años anteriores a la Segunda Guerra Mundial. Emigró a los
Estados Unidos en 1935, dejando su país porque era judío y formando
parte de un prominente equipo de fotógrafos para la revista Life,
en la cual casi un centenar de sus fotografías fueron la imagen
de portada, de entre las 2500 que publicó en esta revista.
Su familia era judía (su padre era comerciante) y se mudaron a
Berlín en 1906. Realizó sus primeras fotografías a los catorce años,
cuando le regalaron una cámara plegable Eastman Kodak N.º 3. Durante
la Primera Guerra Mundial participó en el Ejército Alemán como artillero,
siendo herido en 1918. Tras la guerra, trabajó como vendedor de
mercería (botones, etc.) y dedicaba su tiempo libre a aprender fotografía,
teniendo gran interés por todos los aspectos, tanto técnicos como
creativos. Tras el gran éxito que tuvo una foto suya de una tenista
publicada en la revista Weltspiegel, encaminó su profesión hacia
el campo de la fotografía. Eisenstaedt era conocido como "Eisie"
por su amigos más íntimos. Murió en su cama en la medianoche, a
la edad de noventa y seis años, en la compañía de su cuñada Lucille
Kaye (Lulu) y su amigo William E. Marks.
En 1927 comenzó a trabajar para el diario berlinés Berliner Tageblatt
y no tardó en hacerse un prestigioso fotoperiodista que terminó
publicando en multitud de publicaciones ávidas de buenas imágenes,
como el recién fundado Illustrierte Zeitung. En 1928 colaboraba
con "Pacific and Atlantic Photos' Berlin", que a partir de 1931
fue absorbida por Associated Press. Para 1929 la fotografía ya era
su profesión a tiempo completo y ese mismo año fue muy valorado
su trabajo en los Premios Nobel, cuando retrató a Thomas Mann, su
compatriota premiado en literatura. En los años sucesivos se orientó
más por la fotografía de retrato, siendo alabadas sus fotografías
de personalidades como Marlene Dietrich, George Bernard Shaw, Albert
Einstein, Richard Strauss o los dictadores Benito Mussolini y Adolf
Hitler, a los cuales fotografió por primera vez en Italia. Entre
otras notables fotografías suyas de esos tiempos están la toma de
un camarero en la pista de hielo del Grand Hotel en St. Moritz,
en 1932, y la imagen de Joseph Goebbels en la Liga de las Naciones
en Ginebra, en 1933. En esta toma única del líder nazi, un inicialmente
amigable y simpático Goebbels terminó frunciendo el ceño al saber
que quien le retrataba era judío, el ceño fruncido de Goebbels en
el momento exacto en que el se le sacaba la fotografía es testimonial
del antisemitismo profundo que albergaba en su ser.
Tras la victoria del nazismo en su país y con su condición de judío,
tuvo que exiliarse para poder salvar su vida y prosperar profesionalmente.
Cuando llega a los Estados Unidos, en 1935, se convierte en ciudadano
norteamericano y un año después entra a trabajar en el equipo de
la revista Life, donde estuvo cerca de cuarenta años (desde 1936
hasta 1972) como uno de los cuatro fotógrafos del equipo original,
junto con Margaret Bourke-White y Robert Capa. De este periodo destacan
sus retratos de celebridades, desde Sofía Loren a Ernest Hemingway,
pasando por John Fitzgerald Kennedy, muchas de las cuales fueron
portadas de la revista. En 1935, nada más establecerse en Nueva
York, también fue uno de los fundadores de PIX Publishing, junto
a otros emigrantes, como Leon Daniel y Celia Kutschuk. Entre otras
de sus fotografías de portada más famosas figura la conocida como
conocida como "El Beso", del Día de la Victoria sobre Japón, tomada
en Times Square, en Nueva York, mostrando a un marinero estadounidense
besando a una enfermera en una postura aparentemente de baile. Esta
imagen resumía la euforia que los estadounidenses sentían ante el
esperado final de la guerra.
Alfred Eisenstaedt, un gran fotoperiodista y retratista
“eclipsado” por una de las imágenes más icónicas de la historia.
Sus fotos coparon las páginas de la revista Life,
del que fue uno de los mejores fotógrafos de su historia. De hecho
suyas fueron casi cien portadas, entre ellas la del beso en Times
Square. Pero además, se prodigó retratando a todo tipo de personajes
conocidos de la sociedad norteamericana. Aunque antes ya había tenido
una etapa como fotoperiodista en Berlín en la que incluso tuvo el
dudoso honor de fotografiar a Hitler y Mussolini juntos.
Eisenstaedt es reconocido por su habilidad para capturar imágenes
memorables o gente importante en las noticias, incluyendo hombres
de estado, estrellas de cine y otros artistas, así como por la candidez
de sus fotografías, tomadas con una pequeña cámara Leica M3 de 50
mm y utilizando sólo luz natural. De acuerdo a su biógrafo, "sus
fotografías tenían un poder y una resonancia simbólica que lo hizo
uno de los mejores fotógrafos de Life". En años posteriores también
trabajó para Harper's Bazaar, Vogue y Town & Country, así como otras
publicaciones.
Eisenstaedt trabajaba habitualmente con una Leica M3 con película
de paso universal de 35mm, que usaba desde los comienzos de su carrera
y de la que era un entusiasta a diferencia de otros muchos fotógrafos
de noticias de ese tiempo, que preferían cámaras de prensa, más
grandes (de 4" x 5") y no realmente muy portátiles, que además precisaban
voluminosos aditamentos como el flash. El apostaba por una pequeña
cámara Leica que le aportaba gran rapidez y flexibilidad ante los
actos públicos y le permitían capturar la candidez de la gente en
acción. Sus fotos eran también notables como resultado de utilizar
la luz natural en oposición a la luz emitida por el flash. En 1944,
la revista Life lo describió como "decano y experto de la cámara
miniatura de hoy". El uso de este tipo de cámara le ayudaba notablemente
a crear una atmósfera de relajación cuando fotografiaba a gente
famosa, donde capturaba sus poses y expresiones naturales: "Ellos
no me tomaban seriamente con mi pequeña cámara" solía decir. "No
vengo como un fotógrafo. Vengo como un amigo". Este fue un estilo
que aprendió de sus treinta y cinco años en Europa en donde prefería
fotografiar de un modo más informal. Su éxito logrando establecer
un ambiente más distendido con sus sujetos no le libraba de dificultades,
por ejemplo cuando necesitaba capturar sentimientos de personalidades
más fuertes y/o esquivas. Anthony Eden, por ejemplo, se resistió
a ser fotografiado, llamándolo "El gentil ejecutor", y Winston Churchill
se empeñaba en indicarle el lugar donde colocar la cámara para obtener
una buena fotografía. Dos años antes de su muerte fotografió al
entonces presidente de su país de adopción, Bill Clinton, con su
esposa Hillary y su hija Chelsea. La sesión fotográfica fue documentada
para su publicación en la revista People el 13 de septiembre de
1993.
Más allá de la foto del beso, su obra está plagada de grandes imágenes,
que inmortalizaron la sociedad norteamericana de sus tiempos, y
excelentes retratos que supieron captar la personalidad de los protagonistas
con una gran naturalidad. A diferencia de otros reporteros de la
época, Eisensteadt era un fotógrafo generalista conocido por su
“ojo rápido” y su habilidad para tomar buenas fotos de cualquier
tipo de evento.
Como fotoperiodista, su éxito se debió a una combinación de aptitudes
(determinación, anticipación, buen ojo para la composición y una
baja altura que le ayudaba a pasar desapercibido) y al uso de cámaras
de pequeño formato, de las que fue pionero desde sus comienzos.
De hecho, en vez de las cámaras de gran formato, él trabajó desde
el comienzo con pequeñas Leica de 35 mm utilizando sólo luz natural.
Gracias a este tipo de cámaras pequeñas (primero las Leica y más
tarde Rolleiflex) conseguía una gran libertad de movimientos, rapidez
y flexibilidad para “encontrar y captar el momento que cuenta una
historia”. En el campo del retrato, también se limitaba a este tipo
de cámaras y al uso únicamente de luz natural. Una forma de trabajar
bastante informal para la época, pero que le permitía crear una
atmósfera relajada para fotografiar a personajes famosos, a los
que trataba como amigos.
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