Julia Margaret Cameron (11 de junio de 1815-26
de enero de 1879) fue una fotógrafa inglesa que se dedicó
al retrato fotográfico de corte artístico, así como a la
representación escenográfica de alegorías que la enmarcan
en la corriente de la fotografía academicista. Llegó a exponer
en la Exposición Universal de 1870, y su obra fue reconocida
póstumamente, junto a la de Lewis Carroll, gracias a su
reivindicación por parte de los fotógrafos del pictorialismo,
así como al apoyo del grupo literario de Bloomsbury y a
su sobrina nieta Virginia Woolf.
Nació en Garden Reach, Calcuta, como Julia
Margaret Pattle, en el seno de una familia de diez hermanos,
de padre (James Peter Pattle) escocés oficial en la Compañía
Británica de las Indias Orientales y madre (Adeline Marie
de l'Etang) descendiente de aristócratas franceses, el 11
de junio de 1815. Entre 1818 y 1834 estudió en París e Inglaterra.
En la India conoce a su marido, Charles Hay Cameron, excelente
jurista y dueño de una gran plantación de té, café y caucho
en Ceilán (hoy Sri Lanka). Veinte años mayor que ella, le
proporciona una vida más que desahogada. Tuvieron seis hijos
y otros adoptados. Así en 1848 se mudan a Inglaterra y en
1860 se establecen en la isla de Wight con los Tennysons
como vecinos, a los que fotografiará infinidad de veces.
En 1863, su hija Julia y su yerno Charles Norman le regalaron
una cámara de fotos (construida en madera con un objetivo
de la marca Jamin), para paliar la soledad por la ausencia
de su marido durante uno de sus viajes, Cameron tiene 48
años de edad y aquí comienza su carrera fotográfica. Cameron
era una aristócrata ociosa que encaja perfectamente en la
sociedad de la Inglaterra victoriana, y en ese contexto
tener de afición la fotografía era bastante exclusivo. Al
año siguiente de su regalo obtiene lo que ella llama "su
primer logro, su primera fotografía". Ese mismo año es elegida
miembro de la Sociedad Fotográfica de Londres y Escocia.
Hace un acuerdo con Colnaghi, que se ocupa
de imprimir y vender fotografías y registra sus fotos en
el Fine Arts Registres of the Public Record Office, (entre
1854 y 1875). En 1864 expone en Colnaghi's de Londres. En
1866 expone en la Galería Francesa de Londres y gana la
medalla de oro de Berlín. Se compra otra cámara de Placas
de 12×15 cm, lente focal de 30 s, trabaja con aperturas
abiertas y exposiciones de 3 a 7 minutos. En 1868 expone
en la Galería Alemana de Londres y Charles Darwin la contrata
para que realice sus retratos. En 1873 muere de parto Julia
Norman, su única hija. Al año siguiente empieza a escribir
Annals of my glass house y realiza las fotografías para
ilustrar las ediciones del poeta Tennyson del libro Idylls
of the king and other poems con doce fotografías de Cameron.
En 1875 produce la segunda parte del libro de poemas en
el mismo formato que el anterior y se muda a Ceilán. Muere
en 1879 en este lugar, tras coger un enfriamiento del que
no pudo reponerse. Henry, uno de sus hijos, abrió un estudio
fotográfico en Londres.
Se cree que Oscar Gustav Rejlander y Lewis
Carroll la instruyeron en la fotografía, los dos fotógrafos
fotografiaron a Cameron, su familia y su casa en la isla
de Wight. En 1863 Rejlander fue a la isla de Wight a fotografiar
al vecino Tennyson y parece ser que Cameron aprendió las
técnicas básicas de él. También estaba en la isla C. Jabez
Hughes que escribió que "cuando las mentes que buscan expresar
ideas morales y belleza religiosa empleen el arte fotográfico,
entonces podrán enorgullecerse de este arte e izarlo." Esta
visión concuerda totalmente con la forma de ver la fotografía
de Cameron. La literatura, el Renacimiento, la pintura pre-Rafaelista,
con autores como Edward Burne-Jones o John Everett Millais)
y la Biblia influenciaron su obra. En una carta dirigida
a su amigo Sir John Herschel; Cameron le explicó su intención
de alinear la fotografía con el arte, escribió: "mis aspiraciones
son ennoblecer la fotografía y alzarla a la categoría de
arte, combinando la realidad con la poesía y la belleza
ideal". Creía que la fotografía era la forma para resucitar
el arte sacro, para los victorianos el arte era una técnica,
el arte fino era expresión pero no necesariamente ético,
pero el arte alto era el arte sacro.
Por su posición social y económica, Cameron
pudo mantenerse fiel a sus principios estéticos con más
tenacidad que otros colegas. Transformó en su casa de campo
el depósito de carbón en cuarto oscuro y el gallinero en
estudio. Cameron repetía las copias una y otra vez, hasta
que se sentía satisfecha del resultado. Jamás retocaba o
ampliaba sus negativos: sacaba copias de contacto de sus
enormes placas húmedas. Trabajaba convertida en una ermitaña
de su profesión, descuidada al vestir, sucia en su propio
trabajo (sus negativos llevan manchas y huellas dactilares)
y apasionada en sus creaciones. Se trasladó a la isla de
Wight con su familia para vivir cerca de su amigo el poeta
Tennyson, allí organizó un verdadero cenáculo literario.
La personalidad de Cameron es una mezcla de excentricidad,
genio, instinto e inspiración. En sus retratos consigue
captar la fuerza expresiva de sus modelos, con tanta maestría
como podría hacerlo un pintor. Realizaba exposiciones de
7 segundos en placas de 30x40 cm. Su meta era reproducir
la grandeza del hombre interior al mismo tiempo que los
rasgos del hombre exterior, lográndolo, como se aprecia
en su retrato del Sir John Herschel. Este es un típico retrato
masculino de Cameron, el cuerpo es reducido a casi solo
la cabeza, sin ningún tipo de referencia externa, la cabeza
se convierte en un icono que implica inteligencia, individualismo
y, por encima de todo, genialidad. En cambio sus retratos
femeninos los trata de forma diferente, estos resaltan la
belleza, el ideal de belleza del Renacimiento, a veces con
ayuda de complementos, como las alas de la fotografía I
Wait que evocan las pinturas de ángeles del Renacimiento.
Una de sus preocupaciones era realizar obras genuinas, captar
la belleza ideal que emana del rostro de sus modelos. Sus
retratos de primeros planos son en realidad primerísimos
planos tal vez con una intención metafísica. Se ve en estos
retratos de Cameron una clara influencia de una corriente
de pensamiento muy de moda en la Inglaterra de la época
que es la frenología, que sostiene que la inteligencia y
el carácter de la persona está marcado en la forma de la
cabeza, parece que en ello incide la obsesión por analizar
los rostros, pero su intención última es profundizar hacia
el interior.
Cameron también cultivó la fotografía alegórica
academicista con obras como El beso de la paz de 1859, Ruega
por nosotros, alegoría de la anunciación para el Ave María,
o El aroma de los lirios, entre otras. Es esta producción
la que la lleva a ser integrada en la corriente de la fotografía
academicista.
Retrato con flou del actor Leslie Howard.
El flou artístico consiste en un desenfoque
deseado en la imagen con un fin artístico. Se emplea en
fotografía y en cine aunque su uso se ha aplicado en otras
disciplinas como la pintura y la literatura. Flou o floue
es un término de origen francés que tuvo gran éxito en el
siglo XX, especialmente en la fotografía de retrato; aunque
también se ha empleado el término "foco suave" procedente
del inglés Soft focus. Entre otros efectos el flou proporciona
una imagen dotada de mayor carga de subjetividad o un ambiente
misterioso o sorprendente. El proceso de desenfoque puede
realizarse durante la toma de la imagen, mediante el empleo
de algún accesorio o en el proceso de revelado o ampliación
de la copia. Entre los accesorios se encuentran lentes como
las desarrolladas por Nicola Perscheid para suavizar los
retratos, filtros denominados "flou" y en algunos casos
empleando tules delante de los objetivos de la cámara o
la ampliadora. En la fotografía digital también se pueden
conseguir estos efectos durante la edición de imágenes mediante
filtros o plugins.
Los retratos de Cameron tienen un aspecto
flou muy peculiar. Se cree que por azar descubrió una combinación
de elementos técnicos que le dieron como resultado la falta
de nitidez, lo que se convierte en su sello artístico, la
búsqueda del efecto flou -un cierto desenfoque con intención.
Es este aspecto flou lo que le da el carácter poético a
sus fotografías. De ahí que sea considerada uno de los antecedentes
del pictorialismo fotográfico de finales del siglo xix.
Sus fotografías tienen algo de religioso, de pictorialismo
cristiano, como las pinturas de Rafael. La historia sagrada
se funde con la poesía, como en las fotografías de sus Madonnas,
que transmiten la pureza, el niño durmiendo mientras su
madre lo cuida... Despreciaba la técnica, y por ello utilizaba
objetivos inadecuados para las placas utilizadas. Le era
indiferente que las placas resultaran manchadas o arañadas.
Con todo ello pretendía la obtención de unos efectos que
alejaran la realidad de las imágenes captadas. Las fotografías
estaban realizadas con un objetivo que no cubría el formato
de las placas húmedas utilizadas por ella (20x25 y 30x40
cm) y estaban descuidadas, con las placas manchadas o arañadas;
por ello los miembros de la London Photographic Society
no la admitieron entre ellos. Los fotógrafos la criticaban
porque consideraban la calidad de sus fotografías mala,
ya que no aprovechaba las ventajas técnicas de la cámara,
como la nitidez, pero para ella primaba antes lo estético
a lo técnico, buscaba más la expresión poética que la realista,
expresión que conseguía sin duda y por la que ha pasado
a la historia de la fotografía. Rechazaba la idea de que
la cámara era un objeto para documentar en vez de para crear
arte.
Julia Jackson, un retrato por Julia Margaret
Cameron, 1867.
Los críticos de su tiempo la atacaron sistemáticamente
por sus defectos técnicos, pero ella siguió su sistema revelando
el espíritu y los rasgos de los hombres más eminentes de
su tiempo. Los detractores de Cameron asumen que el desenfoque
de sus fotos no es deliberado, ese recurso estético, argumentan,
es muy posterior a su época. Según estos, algunos de sus
retratos están movidos a causa de las prolongadas exposiciones
que tenía que soportar el modelo y, otras veces, el desenfoque
se debe a los objetivos que utilizaba, inadecuados para
captar el detalle. Según otros críticos el desenfoque sí
es deliberado, pues es cómo consigue ese aspecto poético
en sus retratos. Muchas de sus fotografías están faltas
de luz, ya que solo aplicaba una pobre iluminación cenital.
Pero todos estos detalles constituyen el carácter de su
obra. Nadie la habría convencido de que apartara un poco
su cámara del rostro humano que tenía delante, su pasión
acabó por convertirse en ese poético desenfoque que se admira
en sus retratos.
Sus maestros fueron sus propios amigos: el
poeta Carlyle y el pintor Watts, que había realizado soberbios
retratos antes de dedicarse a sus obscuras alegorías. Watts
vivía en Londres en casa de una hermana de Cameron, fue
invitado por un par de semanas y se quedó 20 años allí.
Estimulada por Watts, Cameron realizó algunas fotografías
alegóricas y varias ilustraciones para la poesía de Tennyson
y muchos retratos de Watts, Tennyson y la mujer de Watts,
Ellen Terry. Sus modelos servían para buscar personajes
y sensaciones. Llegó a decirse de ella que contrataba a
sus criados según sus cualidades fotogénicas, a los que
martirizaba al parecer con larguísimas exposiciones y poses
sofisticadas. Sus retratos más famosos son de personajes
ingleses conocidos como artistas, pertenecientes a su círculo
de amistades, pero también tenía muchos de personas desconocidas,
sobre todo mujeres. Los hay aislados y en grupos, como el
conocido Retrato de verano hacia 1865, donde aparecen dos
mujeres y niñas en pose deliberadamente artificial y con
las miradas perdidas. Hay en esta obra un lirismo artificial
ya que no busca el realismo o el naturalismo. El gusto por
la poesía, la formación religiosa y la pintura la llevaron
a unir estas tres en sus fotos, creando fotografías de ambiente
bíblico, como pinturas religiosas. Sus composiciones alegóricas
con varios personajes, tienen un atractivo kitsch y revelan
la influencia de su amigo el pintor victoriano George Frederick
Watts. Cameron era una ávida creadora de álbumes fotográficos
que luego regalaba a amigos y familiares. En 1875, en uno
de sus excéntricos arrebatos, decidió volver a Oriente y
establecerse en Ceilán, donde dos de sus hijos continuaban
regentando sus plantaciones. Nadie pudo detenerla, como
ocurría siempre que su voluntad se ponía en marcha. En la
estación repartió varias fotografías de Tennyson y Carlyle
a los maleteros, como propina. Una vez en Ceilán su afición
a la fotografía disminuyó y murió en 1879, aunque realizó
algunas fotografías de los indígenas de allí.
The red and white Roses, 1865.
En su autobiografía Annals of my glass house,
publicada en 1874, Cameron nos relata su pasión por la fotografía:
esta comienza con la cámara que le regaló su hija y así
ella se determina a apresar la belleza con dicha cámara.
Al principio nada sabe del manejo de esta, su primer retratado
fue un granjero al que pagaba media corona por hora; después
de muchas medias coronas gastadas en experimentar, obtuvo
su primera fotografía "buena". Después del granjero probó
con los niños, y su hijo, de vacaciones de Oxford, la ayudó
con la dificultad del enfoque. A la mitad del proceso de
conseguir una maravillosa fotografía, un niño rio y le hizo
perder la toma de esta. Así que lo intentó con una sola
niña, Annie, explicándole el despilfarro de químicos y esfuerzo
malgastados si se movía, ya que necesitaba un tiempo de
exposición muy largo. Fue así como consiguió su fotografía
llamada My first success, (Mi primer éxito); la reveló y
amplió en 11x9 y ningún premio posterior le hizo tan feliz
como aquel día. En esta autobiografía Cameron nos habla
del discutido desenfoque de sus fotografías, nos dice cómo
esta primera imagen que tomó la marcó, tanto esta como las
demás fotografías estaban un tanto desenfocadas, pero tenían
un encanto especial, así que cuando empezaba a enfocar y
llegaba a algo que para su ojo era bonito, paraba y lo fotografiaba
en vez de continuar hasta el enfoque definitivo que los
demás fotógrafos perseguían. Por lo tanto según ella el
desenfoque sí era deliberado, pues era algo que ella buscaba.
Cameron nos relata cómo mandó sus fotografías a Escocia,
fotos de la Madonna en mayo de 1865 a concurso, pero no
ganó. Para estas fotos de la Madonna, Cameron retrató a
su amiga Mary Hillier, una de sus más constantes modelos,
y a las niñas Elizabeth y Kate Kuhn, hijas de un guarda
de la isla de Wight. Vistió a Mary como a la Madonna de
las pinturas renacentistas y pintó un halo alrededor de
su cabeza directamente en el negativo para imbuir la escena
de una sensación sacra. Después las envió a Berlín, la ciudad
de la fotografía artística, según ella, y se le premió con
una medalla de bronce y al año siguiente con la medalla
de oro; el instituto Hartley le premió a su vez con una
medalla de plata.
Charles Darwin, 1868.
La simpatía personal de sus amigos y familiares
la ayudaron en todo momento, su marido miraba todas y cada
una de las fotografías con satisfacción y tomó por costumbre
ir corriendo a enseñarle cada cristal, pues usaba la técnica
del colodión húmedo, a su marido, que las acogía con entusiasmo.
En este libro también nos relata cómo fotografiaba a sus
amigos, convirtiéndolos en personajes, como cuando fotografió
a su amigo Sir Henry Taylor convirtiéndole en el fraile
Lawrence, para la fotografía Friar Lawrence and Juliet,
o en Próspero, el duque milanés de La Tempestad de Shakespeare
en la fotografía Prospero and Miranda, como el rey Lear,
etc. O cuando lo fotografiaba en un retrato imitando al
profeta Jeremías del pintor Masaccio en su cuadro El tributo
del césar, aquí se ve claro la influencia de la pintura
pre-Rafaelista, la pintura religiosa italiana en Cameron,
tanto que reproducía pinturas con personas reales, retratándolas
en vez de pintándolas, pero guardando ese toque pictórico
y poético. Nos habla de cuando fotografiaba a su querido
amigo Sir Jonh Herschel, del cual realizó varios retratos.
También fotografió a su amigo Alfred Tennyson, con quien
colaboró ilustrando sus poemas. Una de sus modelos preferidas
fue Julia Jackson, su sobrina, que más tarde sería Mrs Herbert
Duckworth y la madre de la famosa escritora Virginia Woolf.
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