Es una situación incomprensible, por la excesiva
dilatación en el tiempo. El fotógrafo Josep Maria Roset
(Rubí, 1932-2020), Creu de Sant Jordi, donó la mayor parte
de su archivo al Ayuntamiento de Rubí en 1997; un legado
con cerca de 380.000 negativos y unos 150.000 objetos fotográficos
de gran valor histórico, imágenes que Roset obtuvo de profesionales
y particulares. A cambio, pidió que se hiciese un centro
de la imagen en su ciudad, donde conservar y exponer uno
de los archivos gráficos más vastos e interesantes de la
fotografía catalana y estatal. Nunca se construyó. Más de
25 años después, tras un convenio de cesión en 2003 con
el consistorio y una prórroga del mismo en 2011, el archivo,
gigantesco en calidad y material, sigue ocupando toda la
planta baja de la casa familiar. Y se está deteriorando
a toda marcha; el color, especialmente.
Muere el fotógrafo rubinense Josep Maria Roset
a los 88 años.
Su hija, la profesora Gemma Roset -que lo
ayudó durante años a clasificar todo el material- se muestra
desesperada por la parálisis municipal. “Además de frustrante
y doloroso, es incomprensible que llevemos tantos años de
espera. Es un abuso por parte del ayuntamiento”, afirma.
“Si el consistorio no puede asumirlo, que lo derive al Arxiu
Nacional de Catalunya, como llevamos proponiendo desde 2014”.
De hecho, las imágenes “tendrían que estar a una temperatura
determinada, sin polvo, condiciones ahora mismo imposibles.
Estamos sin espacio, pagando un parking a fuera de casa
y todo está paralizado”, denuncia la familia.
Un guardia civil en una mesa electoral en
Rubí durante las elecciones generales de 1977, las primeras
libres desde la Segunda República.
Pero, ¿quién fue Roset? En 1959 se fue a Madrid
para trabajar para Europa Press. Fue el único fotoperiodista
español que cubrió la boda del Sha de Persia en Teherán.
Llegó a publicar en la revista Life las fotografías de la
muerte del doctor Gregorio Marañón. Esos años prolíficos
se vieron truncados al ser perseguido por el régimen de
Franco, lo que lo obligó a exiliarse a Francia. Pero en
los 60 regresó a Catalunya y retrató a Carmen Amaya, El
Cordobés, Tàpies…. Su objetivo, el de la cámara y el personal,
se centró en fotografiar y documentar, con una devoción
casi notarial, la transición democrática. Fue retratista
de teatro de El Globus, el CATEX y el Centre Dramàtic del
Vallès.
Su archivo también atesora fotos históricas
de compañeros locales, como las de Santiago Grau Carol.
“Hay una imagen excepcional de las campanas derribadas de
la iglesia, el primer día que comenzó la guerra civil. Son
muy impactantes”, recuerda el exconseller de Cultura de
la Generalitat, Joan Manel Tresserras. Buen amigo de Roset,
lleva años reivindicándolo por su profesionalidad. “Desde
Cultura dimos una subvención al ayuntamiento para que crease
el centro de fotografía y nunca se hizo. No ha tenido una
visión estratégica y cultural. ¡Y mira que hay material
de calidad!”, exclama Tresserras. Varias personalidades
de Rubí y del mundo de la cultura se han movilizado a lo
largo de los años para que se resuelva el caso.
Gemma Roset, hija del fotógrafo, en la planta
baja de la casa familiar con el archivo ocupando el espacio.
Entre el 2012 y el 2014, Roset hizo inventario
de su archivo y trabajó en su exposición retrospectiva.
Se publicó un libro sobre su obra y se hizo la muestra.
Justo entonces, se le diagnostica Alzheimer. En 2018 recibió
la Creu de Sant Jordi. En 2020, afectado por la enfermedad,
falleció. Pocos meses antes, el ayuntamiento contactó con
la familia para encontrar una solución.
“A los seis meses, llegamos a un acuerdo para
cumplir en dos tiempos: (el segundo para nuevas donaciones).
Pero, lamentablemente, no se acabó firmando”, detalla la
hija. Tras su fallecimiento, ella y los técnicos municipales
identifican los materiales donados y se precintan los que
deben salir. En junio del año pasado, se redacta un convenio
final que solo hay que firmar. Pero, el consistorio argumenta
que no tiene juristas y, “de nuevo, todo se bloquea”, lamenta
la familia; dolida y agotada.
Josep Maria Roset fue el único fotoperiodista
español que cubrió la boda del Sha de Persia en Teherán.
La historiadora de la fotografía y comisaria
de su exposición, Laura Terré, explica que Roset “tenía
una mirada propia muy personal”. En su archivo “está el
mejor fotoperiodismo de los sesenta, el retrato introspectivo
de los personajes de la cultura, del teatro, a la altura
de los mejores retratos del primer Schommer… También la
gracia de la sátira social de Maspons o de Colita. Y el
atrevimiento, la denuncia y la insolencia en contra del
sistema. Hay que rescatarlo y cuidarlo ¡ya!”, concluye la
experta.
“Hemos buscado que el extenso trabajo de Roset
sea de carácter público porque entendemos que es patrimonio
de nuestra ciudad y desde el inicio se ha trabajado en esta
vía de preservar el patrimonio local”. Por eso, -matizan-
“apostamos por un acuerdo entre los herederos de Roset,
el Arxiu Nacional de Catalunya (ANC) y el ayuntamiento.
Consideramos que sería la solución idónea para la conservación,
difusión y estudio y para garantizar su unidad”. Las fuentes
aseguran que “siempre hemos querido ir de la mano del ANC
para que garantice la conservación en sus dependencias.
Hemos solicitado su intermediación y estamos esperando respuesta”.
Fotografía de la bailaora Carmen Amaya en
1986.
Desde el Arxiu Nacional están al caso de la
calidad del fondo, “pero el acuerdo inicial impide la salida
del material del municipio. Desde el primer momento, estamos
abiertos a la colaboración y al diálogo, a la espera de
la resolución entre las partes implicadas”. Apuntan que
este 2023, el consistorio “ha enviado un escrito al ANC
solicitando la intermediación, pero jurídicamente no podemos
actuar porque no somos parte afectada. Una vez las partes
lleguen a un acuerdo, el Arxiu estará abierto a colaborar
para la mejor conservación, descripción y difusión del fondo
fotográfico”. Gemma Roset plantea: “es un pez que se muerde
la cola. Si el ayuntamiento debe resolver, ¿quién defiende
el patrimonio ante tal abandono? Poco debe querer el archivo
para tratarlo tan mal”, concluye.
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