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El 3 de noviembre de 1957, Laika viajó al espacio
en una cabina provista de un arnés especial para combatir los efectos
de la ingravidez y de unos dispensadores de agua y alimentos. La
agencia soviética TASS informó que Laika volvería a la Tierra en
paracaídas, pero no era cierto. Durante siete días, el mundo vivió
engañado y cuando la URSS finalmente anunció su muerte, la disfrazó
de accidente. TASS aseguró que Laika había muerto sin dolor, tras
una semana recorriendo la órbita terrestre. Pero la verdad fue que
murió presa del calor y del pánico a las cinco o siete horas del
despegue, después de pasar por un estrés sin igual. Entre 1948 y
1961, nada menos que 48 perros, 15 monos y dos conejos fueron enviados
al espacio, de los cuales 27 murieron.
Sobrevivió entre 5 y 7 horas. Rusia ocultó que viajaba en una nave
sin retorno.
Al asomarse por un pequeño hueco a la antecámara de
la tumba de Tutankamón, Howard Carter (1874-1939) quedó "mudo de
asombro". La sala rebosaba cientos de objetos de oro, carros, cofres,
tronos… Era un descubrimiento impresionante, único, pero también
una responsabilidad enorme. De forma casi inmediata, el arqueólogo
británico se dio cuenta de que iba a necesitar ayuda y reclutó un
all-star de especialistas: dos conservadores con gran experiencia
en Egipto, un habilidoso fotógrafo para inmortalizar la posición
de todas piezas, dos arquitectos y dibujantes, un traductor que
escribiría la gran obra sobre la gramática de los jeroglíficos y
un ingeniero que definiría cómo mover las capillas doradas o los
ataúdes del faraón niño.
Uno de los principales legados de Tutankamón es precisamente
que sentó las bases científicas de cómo debería ser una excavación
arqueológica. "Ha habido hallazgos espectaculares en Egipto, pero
ninguno había sido registrado o conservado en la forma que lo estaba
haciendo Carter", escribe el egiptólogo Bob Brier en Tutankhamun
and the tomb that changed the world (Oxford University Press).
Solo un mes después de empezar un trabajo que les
llevaría diez años, Pierre Lacau, el director del Servicio de Antigüedades,
celebró el criterio empleado por el británico, con quien no mantenía
una buena relación, y su equipo. "Gracias a su método y persistencia,
están obteniendo resultados que sobrepasan todo lo que hemos visto
con otros arqueólogos". Carter describiría originalmente el hallazgo
y la excavación de la tumba en un triple volumen académico. A lo
largo de su vida, el descubridor del faraón niño firmaría otras
obras como La tumba de Tutankamón (Destino). La 'tutmanía' estalló
como un fenómeno mundial que llevó al arqueólogo a participar en
multitud de conferencias, entre ellas, dos en Madrid, en 1924 y
1928, propiciadas por su amistad con el duque de Alba —sobre esta
relación indagan una exposición temporal en el Palacio de Liria
y un libro, editado por Almuzara, de los egiptólogos Myriam Seco
Álvarez y Javier Martínez Babón—.
Howard Carter y su mecenas, lord Carnarvon, fotografiados
por Henry Burton en 1922 durante la apertura de la tumba de Tutankamón.
El 4 de noviembre de 1922 un escalón de piedra anunciaba la presencia
de una tumba real desconocida. Hasta ese día, el arqueólogo Howard
Carter había pasado años de búsqueda infructuosa en el Valle de
los Reyes financiado por lord Carnarvon. Finalmente, cuando el conde
inglés estaba decidido a no poner más dinero en una búsqueda que
consideraba inútil, Carter le convenció para darle una última oportunidad
que lo cambiaría todo.
Hijo de un artista que se ganaba la vida pintando
retratos de la aristocracia inglesa, Howard Carter desembarcó por
primera vez en Egipto a finales de 1891. El adolescente empezó copiando
con asombrosa pericia las escenas de la vida diaria que adornaban
las tumbas de nobles que vivieron en Beni Hassan hacia 2.000 a.C.
Al año siguiente, fue enviado a Amarna, donde estaba excavando Flinders
Petrie, el fundador de la egiptología moderna, para aprender las
rudimentarias técnicas arqueológicas del momento. Su entrenamiento
lo completaría entre los frescos y vestigios del templo funerario
de la reina Hatshepsut, en Deir el-Bahari, a las órdenes del suizo
Édouard Naville. A los 25, el Howard Carter copista se había convertido
en arqueólogo y trabajaba para el Servicio de Antigüedades como
inspector jefe del Alto Egipto, que incluía lugares como los templos
de Luxor o Karnak y el Valle de los Reyes. Fue un pionero que construyó
puertas de hierro a la entrada de las tumbas para evitar el vandalismo
—en una ocasión llegó a denunciar a un miembro de una conocida familia
de ladrones que dañó la momia de Amenhotep II y se llevó varios
objetos de su enterramiento— y las dotó de luz eléctrica para que
los turistas pudieran contemplar las pinturas y los jeroglíficos
de las paredes.
Howard Carter en el interior de la tumba de Tutankamón.
Carter fue trasladado a Saqqara tras una exitosa colaboración
en la necrópolis real con Theodore Davis, un abogado y empresario
estadounidense fascinado por la civilización faraónica —descubrieron
dos tumbas más de monarcas—. En el yacimiento, uno de los más grandes
de Egipto, se registró a principios de 1905 —en plena época colonial—
un incidente entre unos turistas franceses y unos guardias locales.
El británico defendió a sus trabajadores de forma efusiva y fue
degradado, dimitiendo poco después. Regresaría a Luxor y sobreviviría
vendiendo dibujos y con comisiones del comercio de antigüedades,
que entonces era legal. "Me temo que el Valle de las Tumbas está
ahora agotado", dijo Davis en 1909 tras encontrar una tumba inacabada
y saqueada que atribuyó al enigmático Tutankamón gracias al hallazgo
de una figurita de ushabti con el nombre del faraón niño. Howard
Carter, sin embargo, no estaba tan seguro y quería demostrarlo.
Un golpe de fortuna —George Edward Stanhope, quinto conde de Carnarvon,
se fue a Egipto para recuperarse de un accidente de coche— le brindó
un mecenas. Durante sus primeros trabajos conjuntos en Saqqara documentaron
tres tumbas con múltiples enterramientos y 64 ataúdes con decoración.
A finales de octubre de 2020, las autoridades egipcias
avanzaron el descubrimiento en la necrópolis de Saqqara, en una
zona conocida como Bubasteion, de cerca de un centenar de sarcófagos
intactos en tres nuevos pozos funerarios. Todos ellos se han datado
en la Baja Época, concretamente en la dinastía XXVI (664-525 a.C.),
la última dinastía autóctona antes de la conquista persa de Egipto,
y el período ptolemaico. Pásate por los destacados de Noviembre
2020.
No sería hasta 1914 cuando Carter y Carnarvon obtuvieron
la concesión para excavar el Valle de los Reyes, pero el estallido
de la Gran Guerra frenó sus planes hasta 1919. Tras varias campañas
infructuosas, el momento eureka se produjo al intento definitivo.
El 4 de noviembre de 1922 salió a la luz el primer escalón de la
entrada de una tumba que sería la del esquivo y oscuro Tutankamón.
Fue el despegue de una historia plagada de "cosas maravillosas"...
pero también de rincones oscuros.
La tumba de Tutankamón fue protegida durante 3245
años por un sello especial, en 1922 cuando se abrió por primera
vez los arqueólogos quedaron atónitos. Este sello estaba confeccionado
a partir de una cuerda anudada y un sello de arcilla conteniendo
la figura del dios chacal Anubis. Patrón de los embalsamadores y
dios de la muerte.
Durante la década que duró la excavación y limpieza
de las cámaras, se registraron momentos de enorme tensión. Los sentimientos
nacionalistas y antiextranjeros se multiplicaban en esa época en
Egipto, que hasta entonces había estado bajo control francés y británico.
Y decisiones como la de lord Carnarvon de firmar un contrato de
exclusividad sobre la evolución de los trabajos con el periódico
The Times, por un precio de 5.000 libras, enfurecieron todavía más
a la prensa y a la población local. La mayor crisis estalló el 13
de febrero de 1924, el día después de la apertura del sarcófago
de Tutankamón. A primera hora de la mañana, Carter recibió una nota
del ministro de Obras Públicas egipcio, Morcos Bey Hanna, informando
de que no permitía el acceso a la tumba a las esposas de sus "colaboradores".
El arqueólogo británico montó en cólera y decidió cerrar el enterramiento
y suspender cualquier actividad hasta que llegase a un acuerdo con
el gobierno y se mejorasen las condiciones de trabajo. La respuesta
desde El Cairo fue hacerse con el control del sitio e impedir la
entrada del investigador.
Fotografía de Harry Burton de 1922 del tesoro de la
tumba de Tutankamón, donde aparece un santuario con andas y encima
el dios Anubis. Burton (Stamford (Lincolnshire), 13 de septiembre
de 1879 - Asiut (Egipto), 27 de junio de 1940) fue un egiptólogo
y fotógrafo arqueológico británico. Desde 1914 trabajó para la expedición
egipcia del Museo Metropolitano de Arte, a menudo con Herbert E.
Winlock. El museo le prestó, en comisión de servicios a Howard Carter
y a George Herbert de Carnarvon para que registrara los hallazgos
del equipo de excavación británico en la tumba de Tutankamón. Pasó
ocho años fotografiando esta tumba KV62 y sus restos arqueológicos.
Burton experimentó también con la grabación de documentales en la
década de 1920, incluyendo varias horas que documentaban la excavación
de la tumba.
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Colorean las fotografías del hallazgode la
tumba de Tutankamon.
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A través de un panfleto titulado The Statement, Carter,
que no empezaría a abrir los tres ataúdes de Tutankamón hasta el
mes de octubre, cuando las cosas se tranquilizaron tras firmar una
nueva concesión en nombre de lady Evelyn, la hija de lord Carnarvon,
que renunciaba a los derechos de la división de los hallazgos si
la tumba ya había sido robada —es decir, todo se quedaba en Egipto—,
trató de recabar apoyos para su causa, además de airear su ira contra
las autoridades "ladronas". Ninguno de los egiptólogos a los que
se acercó el Servicio de Antigüedades para asumir la dirección de
las excavaciones aceptó. Sabían que el británico era el único candidato
posible. La tensión escaló hasta el punto de que los egipcios acusaron
abiertamente al arqueólogo de robar tesoros del faraón niño. ¿En
base a qué pruebas? Una caja con el sello de Fortnum & Manson, los
populares grandes almacenes de Londres, descubierta en la KV4 del
Valle de los Reyes, que había sido empleada como almacén. En su
interior había una hermosa cabeza de madera pintada de Tutankamón
que no aparecía mencionada en los listados de Carter.
El Valle de los Reyes es una necrópolis del antiguo
Egipto, en las cercanías de Luxor, donde se encuentran las tumbas
de la mayoría de faraones del Imperio Nuevo, y de algunos animales.
Popularmente era conocido por los egipcios como Ta-sekhet-ma'at.
Sobre el icónico personaje siempre se ha cernido la
creencia de que sacó de Egipto numerosos objetos de la tumba de
Tutankamón —algunos están o han estado expuestos en museos como
el Metropolitan de Nueva York, el Louvre de París y colecciones
privadas—. Cuando se murió, el 2 de marzo de 1939, legó parte de
sus posesiones a su sobrina Phyllis, como una pequeña colección
de antigüedades egipcias que incluía piezas con el nombre del faraón
niño. Bob Brier apunta que este conjunto, repatriado tras la II
Guerra Mundial, probablemente perteneció en un principio a lord
Carnarvon y el arqueólogo evitó que la mujer del aristócrata lo
vendiese para que no acusaran a su difunto marido de hurto. En su
nuevo libro, el egiptólogo incluye una carta inédita del académico
Alan Gardiner fechada en 1934 que ha avivado estas sospechas. El
miembro del equipo de Howard Carter le confiesa al entonces director
del Museo Egipcio de El Cairo que el arqueólogo le entregó un amuleto
que procedía de la tumba de Tutankamón. "El tema no es el valor
del objeto ni por qué se estaban regalando, el problema es que Carter
creía que tenía derecho a hacer con ellos lo que quisiese", sentencia
Brier. Ese es otro de los legados más importantes de Tutankamón:
el embrión de las leyes que frenaron el tráfico de antigüedades.
La ubicación geográfica y la topografía de Bangladesh
convierten a este país en uno de los más propensos a inundaciones
del mundo. Eso también significa que es particularmente vulnerable
al aumento del nivel del mar, una de las consecuencias más graves
del cambio climático.
La noche de los cristales rotos (en alemán, Novemberpogrome
1938 o, más populamente, Kristallnacht) fue una serie de linchamientos
y ataques combinados ocurridos en la Alemania nazi y también en
Austria, durante la noche del 9 al 10 de noviembre de 1938, llevados
a cabo contra ciudadanos judíos por las tropas de asalto de las
SA junto con la población civil, mientras las autoridades alemanas
observaban sin intervenir, siendo así el mayor pogromo en la historia.
Presentado por los responsables nazis como una reacción
espontánea de la población tras el asesinato, el 7 de noviembre
de 1938, de Ernst vom Rath, secretario de la embajada alemana en
París por un judío polaco de origen alemán, Herschel Grynszpan,
los pogromos fueron cometidos por miembros de la Sturmabteilung
(SA), la Schutzstaffel (SS) y las Juventudes Hitlerianas, apoyadas
por el Sicherheitsdienst (SD), la Gestapo y otras fuerzas de la
policía.
Era el primer paso en la persecución sistemática y
el asesinato masivo de judíos en todas partes de Europa, en lo que
fue conocido posteriormente como el Holocausto.
El 11 de noviembre de 1918, en un vagón de tren en
el bosque francés de Compiègne, se firmaba el armisticio que ponía
fin a más de cuatro años de batallas y millones de muertes. Terminaba
la Primera Guerra Mundial, pero las condiciones impuestas a Alemania
serían la semilla de la Segunda.
Pásate por Ser humano >> Tregua de Navidad.
Júpiter es uno de los planetas más misteriosos que
pululan por nuestro sistema solar. Además, también es el más grande,
y con una composición tan extraña que nos haría imposible poner
un pie sobre él. Hoy, la sonda Juno nos brinda nuevas imágenes del
querido gigante gaseoso, y son impresionantes. Hace apenas unas
semanas, esta misma sonda Juno se encontraba de visita en Europa,
una de las lunas de Júpiter y la cual no era fotografiada desde
finales del siglo pasado. Ahora que tenemos nuevas imágenes del
satélite natural del dicho planeta, ha llegado el momento de volver,
y ha aprovechado para capturar su superficie en todo detalle. La
sonda Juno fue lanzada en 2011, y llegó finalmente a Júpiter en
2016. Desde entonces, ha estado orbitando en una ruta altamente
elíptica la superficie del planeta, pasando por las regiones polares
cada cinco semanas, aproximadamente. Es en estos momentos específicos
cuando Juno puede mandar las imágenes capturadas de vuelta a la
Tierra.
Este 6 de noviembre, la sonda Juno sobrevoló por 46.a
vez en la órbita de Júpiter. Desde entonces, comenzó a transmitir
las imágenes tomadas con su cámara de dos megapixeles a la Tierra,
a través de la Red de Espacio Profundo de la NASA. La misión Juno
cuenta con su propia web. Desde aquí, cualquier científico entusiasta
puede descargar las imágenes, procesarlas, y posteriormente subir
los resultados a sus redes sociales. De hecho, eso es lo que ha
hecho Andrea Luck, quien ha publicado en su cuenta de Twitter un
vídeo de Juno acercándose a Júpiter, y creado a partir de imágenes
estáticas.
Estos científicos entusiastas también han sido esenciales
en las misiones de Juno. Es gracias a ellos que, las gravemente
afectadas imágenes de la sonda pueden ser procesadas y ofrecer los
resultados tan impresionantes que vemos por todo internet. No obstante,
la NASA y la ESA estarían a punto de poner fin a esta práctica,
creando equipos científicos especializados en procesar las imágenes
de las futuras misiones JUICE (Jupiter Icy Moons Explorer). Europa
Clipper será la próxima sonda con destino a la luna helada de Júpiter.
Una vez en su órbita, se encargará de capturar imágenes en alta
resolución de su superficie, así como estudiar la composición de
su atmósfera, aunque tendremos que esperar a 2024 para ver su lanzamiento
(y hasta 2027 para ver su llegada). En 2023, por otra parte, será
el lanzamiento de la sonda JUICE, aunque no llegará hasta 2031 a
destino. Su misión será la de estudiar a Europa, Ganímedes y Calisto
durante tres años y medio.
Un grupo de mujeres estadounidenses toman clases de
fotografía organizadas por el Servicio Americano de Voluntariado
para Mujeres en 1942. Estos cursos se dirigían a mujeres que tuvieran
experiencia previa de fotografía y quisieran profesionalizarse,
especialmente para ejercer como reporteras: la entrada de Estados
Unidos en la Segunda Guerra Mundial había generado una escasez de
profesionales masculinos, lo que abría nuevas posibilidades para
las mujeres en muchos sectores profesionales.
El conflicto dio a conocer nombres como el de Martha
Gellhorn, que vivió en primera persona el Desembarco de Normandía;
o Lee Miller, que documentó los bombardeos de la aviación americana
sobre Londres y es la protagonista de una icónica foto en la que
aparece bañándose en la bañera que había pertenecido a Adolf Hitler.
Más de tres décadas después de la masacre de Tiananmen,
el grito de "libertad" volvió a retumbar en la escena de Pekín.
Hubo pequeños ecos de aquellas siete semanas de protestas estudiantiles
en 1989 contra la corrupción, la inflación y a favor de la democracia,
que culminaron con cientos, tal vez miles, de manifestantes asesinados
por las tropas chinas. "Muchos de mi generación ni siquiera conocen
lo que pasó en Tiananmen porque el gobierno hizo un ejercicio de
amnesia colectiva enorme, convirtiendo en tabú la sombra de la matanza
que hubo y borrando todo rastro en los archivos. Si de algo no se
habla, no aparece en los medios ni está en la lista de preocupaciones
oficiales de las autoridades, es que no existe. Eso es lo que tratan
de hacer ahora también con las nuevas protestas que están estallando
por todo el país. Enciendes la televisión y te hablan del tiempo
y de que el presidente de Cuba ha estado por Pekín, pero ni una
mención sobre cómo cientos de miles de chinos, sobre todo los más
jóvenes, se están levantando y pidiendo más libertades. Nuestro
gobierno no puede ignorarnos".
Hana Yun lo cuenta unas horas después de participar
en la madrugada del lunes en una protesta de alrededor de un millar
de personas junto al río Liangma, en el corazón de Pekín, contra
la extrema política nacional de Covid cero. Tiene 22 años y es estudiante
de Medicina. Ella fue una de las jóvenes que levantaron hojas de
papel en blanco. Un gesto que se está repitiendo en las protestas
de Shanghai. Y en las de Chengdu, Wuhan o Guangzhou. De norte a
sur, cientos de miles de chinos salen a la calle sosteniendo esas
hojas como táctica para evadir el arresto y denunciar la censura.
"Es un símbolo que representa todo lo que queremos, pero no podemos
decir, por la censura. Esto no es Europa, aquí todo queda grabado
y el mínimo gesto o palabra escrita que la policía interprete como
un acto de disidencia, te meten en un agujero sin ningún derecho
o amenazan a tu familia. Tenemos que cuidar cada movimiento que
hacemos porque lo que queremos es que el gobierno nos escuche y
no empañar nuestras quejas con imágenes de detenciones masivas y
más represión", explica un joven de apellido Li que lleva desde
el sábado por la noche participando en las protestas de Shanghai.
"No hemos salido a la calle para desafiar al gobierno
ni cuestionar al presidente. La mayoría apoyamos al Partido Comunista.
Pero no podemos seguir encerrados bajo un Covid cero que está arruinando
muchas vidas. Solo pedimos que dejen de usar la excusa del virus
para someternos y saltarse todo tipo de derechos y libertades individuales.
Los políticos nos tienen que escuchar. Si no lo hacen, estas protestas
pueden encenderse y acabar en una rebelión por la democracia", dice
otro manifestante de Shanghai, donde este lunes, en un extraño anuncio,
una empresa que imprime folios blancos para oficinas anunció que
suspendía de manera temporal su suministro En la capital financiera
llevan desde el sábado levantando hojas de papel. Este gesto ya
se vio en Hong Kong en 2020, cuando los activistas pro democracia
trataban de evitar lemas prohibidos por la nueva ley de seguridad
nacional de la ciudad, que se impuso después de las protestas masivas
del año anterior. Más recientemente, en Rusia, se ha visto a muchos
críticos con el régimen de Putin protestar con folios blancos por
la invasión de Ucrania.
Tiananmen. Pásate por esta misma sección.
En China, estos días, muchos usuarios de redes sociales
están jugando al gato y al ratón con los censores, tratando de saltarse
los controles en el ciberespacio chino compartiendo capturas de
pantalla de cuadros blancos o selfies sosteniendo hojas de papel.
El hashtag "ejercicio de papel blanco" fue muy popular en Weibo,
el hermano censurado de Twitter, hasta que el aparato de vituperio
lo eliminó. Los censores en línea están teniendo bastante trabajo.
Y si algo representa el fuerte apoyo a las protestas que hay es
que, tanto en las redes sociales patrias como en WeChat -el WhatsApp
chino-, se siguen colando vídeos y comentarios sobre este despertar
del pueblo chino contra la política de cierres y testeos masivos.
"No queremos mascarillas, queremos libertad. No queremos pruebas
PCR, queremos libertad", gritaban el domingo los manifestantes de
Pekín, reclamando más libertad de expresión y que soltaran a los
varios detenidos que hubo unas horas antes en las protestas más
numerosas y violentas que sacudieron Shanghai, con algunos enfrentamientos
entre manifestantes y la policía. En ambas ciudades, los jóvenes
cantaron el himno nacional de China ("Levántense, gente que no quiere
ser esclava", dice la letra) y La Internacional. Las mismas consignas
se están escuchando en cada vez más rincones por todo el país. Los
cánticos normalmente acompañan a las vigilias por las 10 personas
que fallecieron el pasado jueves en un incendio en Urumqi, en la
región de Xinjiang. Esa tragedia fue la que desencadenó las protestas
por todo país, comenzando en Urumqi, después de que varios testigos
dijeran que el edificio que ardió estaba bloqueado bajo las restricciones
del Covid cero, lo que dificultó a los vecinos escapar y a los bomberos
llegar al lugar a tiempo. Los funcionarios locales lo niegan. Muchos
de los cuatro millones de residentes de esa ciudad llevaban hasta
100 días sin poder salir de sus hogares. Urumqi se llama también
la calle de Shanghai donde los dos últimos días una marabunta de
chavales cabreados comenzaron a organizar las vigilas por las víctimas
del incendio que luego se extendieron a otras ciudades como Pekín.
Diversas ONGs, como Amnistía Internacional y Human
Rights Watch, han responsabilizado al gobierno de Xi Jinping por
el aumento de las violaciones de derechos humanos en China.
El domingo por la noche, la policía se llevó el letrero
de la calle, en la céntrica área de la Concesión Francesa, y los
operarios vallaron todas las aceras del barrio con altas láminas
de acero azules, las mismas que se usan para confinar las urbanizaciones,
con el fin de dificultar la concentración de manifestantes. Durante
la tarde del lunes, en la acordonada zona de protestas de Shanghai,
los agentes fueron parando aleatoriamente a residentes jóvenes que
pasaban por allí y les pedían el móvil para examinar si usaban aplicaciones
como Telegram, Instagram y Twitter, así como verificar si tenían
una VPN para saltar el Gran Cortafuegos del internet patrio y navegar
por las aplicaciones occidentales vetadas. En las redes chinas,
varios de los voceros habituales de Pekín habían corrido la voz
de que las protestas del fin de semana habían sido empujadas por
"fuerzas extranjeras" que estaban conectando con los manifestantes
por canales de Telegram para agitar las calles.
Ya de madrugada, eran 28 los furgones de policía que
rodeaban las calles vacías en ese momento de Shanghai donde habían
concurrido los manifestantes el día anterior. En Pekín, donde tampoco
hubo movimiento, eran más de 30 los furgones apostados alrededor
del río Liangma. Solo en Hong Kong hubo algunas pequeñas protestas
el lunes por la noche: un grupo de jóvenes se reunió en uno de los
barrios comerciales de la ciudad y alzó los folios en blanco. De
todas las protestas históricas, como bien decía la estudiante Hana,
no hay rastro en los muchos canales de propaganda que tiene el gobernante
Partido Comunista, tanto de televisión como de prensa. Lo importante
en los portales chinos de información es que se va a lanzar un cohete
con tres nuevos astronautas para la estación espacial que están
construyendo o que en la rebelde Taiwan, el partido de la presidenta
de corte independentista se ha llevado un batacazo en las elecciones
locales.
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