Han pasado ya 80 años de aquella España en blanco y negro
pero las heridas todavía supuran interrogantes y mucho dolor.
En 2019 se cumplian 80 años del final de la Guerra civil
española: El 1 de abril de 1939 terminó un conflicto que
acabó con unas 150.000 vidas, cifra muy discutida por los
expertos, y más de 200.000 personas desplazadas de sus hogares,
dando inicio a un periodo de dictadura que se extendería
al menos 36 años más. Queriendo dar unas pinceladas históricas
del terrible panorama, encontramos en el camino la obra
del guionista, músico y fotógrafo Sebastian Maharg: 'Pasado
en paralelo: Madrid 1936-1939'. Se trata de un proyecto
fotográfico iniciado en 2015 mediante la unión de la tecnología
de Google Street View y fotografías bélicas extraídas del
archivo nacional.
El Madrid que conocemos es ese del que quieres volar hasta
el cielo. Una ciudad vibrante, luminosa, repleta de vida
y de planes por hacer. Pero en un pasado, no muy lejano,
fue el escenario de un guerra, como todas, dolorosa e injusta.
Una época negra que desintegró por completo cualquier oportunidad
de desarrollo y progreso. El impacto de la Guerra civil
española en los años 1936-1939, y la posterior crisis económica,
ofrecían una imagen de la urbe muy distinta a la actual.
Este proyecto nos hace reflexionar a través del pasado y
de sus errores. La energía y el dolor están ahí, pero también
la obligación de que no se repita la historia.
El proyecto ha evolucionado con el apoyo público y con
motivo de la efeméride del aniversario, Sebastian ha lanzado
un archivo compuesto por fotografías propias que recoge
hasta 50 situaciones donde se superponen tiempos y emociones;
un trabajo en curso que va abriendo ventanas a un pasado
cargado de crueldad en el Madrid del conflicto.
Nursing Now es una campaña mundial para mejorar la salud
elevando el estatus y el perfil de la enfermería. Las enfermeras
están en el corazón de la mayoría de los equipos de salud
y desempeñan un papel fundamental en la promoción de la
salud, la prevención y el tratamiento de enfermedades. Como
profesionales de la salud más cercanos a la comunidad, tienen
un papel particular en el desarrollo de nuevos modelos de
atención comunitaria y en el apoyo a los esfuerzos locales
para promover la salud y prevenir enfermedades. Al desarrollar
la enfermería y la partería, los países pueden lograr el
triple impacto de mejorar la salud, promover la igualdad
de género y apoyar el crecimiento económico. Nursing Now
es un movimiento social en crecimiento con una red activa
de grupos que trabajan para influir en la política global
y nacional. En la actualidad, hay 587 grupos de Nursing
Now activos en 117 países (a febrero de 2020) con nuevos
grupos que se registran y se lanzan cada mes, y un estupendo
concurso de fotografía.
El fotógrafo británico Terry O'Neill, que
se hizo famoso en el mundo de la moda y las celebridades,
entre ellas los Beatles o los Rolling Stones, falleció
a finales de 2019, según informó Iconic Images, firma
que le representaba. El célebre fotógrafo, que contaba con
la condecoración de Comendador de la Orden del Imperio Británico
(CBE), dejó un gran legado de trabajos que permanecen en
la National Portrait Gallery de Londres.
«Cualquiera que haya tenido suficiente suerte
para conocerlo o trabajar con él puede dar fe de su generosidad
y modestia», señaló un portavoz de Iconic Images. «Como
uno de los fotógrafos más icónicos de los últimos sesenta
años, sus instantáneas legendarias quedarán para siempre
en nuestra memoria, así como en nuestros corazones», agregó.
Una de sus últimas apariciones públicas fue el pasado octubre
para recoger su condecoración CBE de manos del duque de
Cambridge, el Príncipe Guillermo, en el Palacio de Buckigham.
O'Neill, que padecía cáncer de próstata, declaró entonces
a los medios que ese reconocimiento ha «sobrepasado cualquier
cosa» que le haya pasado en su vida.
Los trabajos de este fotógrafo se pueden ver
en galerías de arte y también en colecciones privadas en
todo el mundo, además de haber sido portadas de revistas
o de publicidad de películas. Según la Real Sociedad de
Fotografía, O'Neill pudo captar la cultura de los jóvenes
en los pasados años sesenta, más conocidos en el Reino Unido
como los «vibrantes 60», con los Beatles en el momento más
alto de su fama. Además de fotografiar a los Stones, también
tomó instantáneas de David Bowie, Led Zeppelin o Eric Clapton,
mientras que entre sus mejores amigos figuraban Michael
Caine y Raquel Welch.
La Reina Isabel II y el expresidente sudafricano
Nelson Mandela posaron para O'Neill, quien estuvo casado
con la actriz Faye Dunaway de 1983 a 1986, pero años después
contrajo matrimonio con una exejecutiva de la moda, Laraina
Ashton. También tomó fotos a Audrey Hepburn y Elizabeth
Taylor y a otros famosos como Terence Stamp o Frank Sinatra,
mientras que trabajó además para varias películas de James
Bond.
La conexión de Terry O´Neill con los sesenta
era tan estrecha que estuvo a punto de morir asesinado la
noche del 8 de agosto de 1969, una fecha que ya es un lugar
común identificar con el colofón de esa década. Sharon Tate,
a la que había fotografiado ese año, le había invitado a
la famosa fiesta que se convertiría en el crimen más sangriento
de la Familia Mason, pero por suerte ese día acababa de
aterrizar en los Angeles y, afectado por el jet lag, rechazó
la invitación y sobrevivió.
Hasta su muerte tuvo tiempo para retratar
a algunas de las personas más famosas de las décadas siguientes:
a Sting, a Woody Allen, a Isabella Rossellini…. O a Amy
Winehouse, de quien decía que era la última estrella a la
que valía la pena retratar. “Ya no hay nadie a quien quiera
fotografiar. Amy Winehouse fue la última. Todas las estrellas
de verdad se han ido”, dijo en 2018.
También por casualidad acabó convirtiéndose
Terry O’Neill, hijo de una familia humilde de irlandeses
emigrados a Lodnres, en uno de los fotógrafos más importantes
de los años sesenta. Después de que el plan de ordenarse
sacerdote, tal y como deseaba que hiciera su madre, quedara
descartado por su evidente falta de fe, quiso ser baterista
de jazz, y con ese objetivo aceptó un puesto como fotógrafo
en la compañía aérea British Overseas Airways, calculando
O’Neill que viajaría regularmente a Estados Unidos y eso
le permitiría triunfar en los clubes de jazz de Nueva York.
Un día, fotografío a un hombre que se había
quedado en uno de los asientos del aeropuerto. Resultó que
el pasajero en cuestión era el entonces ministro de Interior
británico y gracias a la repercusión que tuvo su foto en
la prensa consiguió un trabajo como fotógrafo en el Daily
Sketch. También tuvo la suerte de que el “pequeño grupo”
que su jefe en este diario le pidió que fotografiara en
1963 resultara ser los Beatles, a punto de debutar con el
que fue su primer disco de éxito, Please Please Me.
Suya es la primera imagen en prensa de los
Fab4.
Ese mismo año, Terry O’Neill fotografió a
los Rolling Stones antes de embarcarse en su primera gira,
una buen racha que en el mundo de la música continuaría
en los años setenta con sus retratos de Elton John o de
David Bowie cuando mudaba la piel de Ziggy Stardust para
convertirse en Thin White Duke. Las instituciones británicas
eran su especialidad: Terry O’Neill también fotografió a
Winston Churchill, a Laurence Olivier travestido, a los
distintos actores que han interpretado a James Bond desde
Sean Connery… o incluso a Isabel II, de quien contaba que
había sido la única persona con la que se había puesto nervioso
trabajando. “Busqué algunas bromas sobre carreras de caballos
para romper el hielo y, gracias a Dios, funcionó y se rió”,
declaró el año pasado.
Su fotografía más famosa, no obstante, la
protagonizó la actriz estadounidense Faye Dunaway, a la
que Terry O’Neill retrató junto a la piscina del Beverly
Hills Hotel la mañana después de ganar su Oscar por Network
en 1979, rodeada de los periódicos del día y con el vestido
de satén que había llevado antes en Chinatown. Seis años
después, el fotógrafo y la actriz se casaron y tuvieron
un hijo, aunque esta vez la casualidad no fue tan fructífera
para O'Neill y su matrimonio solamente duró tres años.
La nueva nave espacial de la ESA para la exploración
del Sol, Solar Orbiter, se lanzó sobre el cohete Atlas V
411 de los Estados Unidos desde el Centro Espacial Kennedy
de la NASA, en Cabo Cañaveral, Florida, a las 04:03 del
10 de febrero de 2020. Liderada por la ESA pero con una
fuerte participación de la NASA, Solar Orbiter observará
algunas de las regiones nunca antes vistas del Sol, como
los polos, e intentará arrojar más luz sobre los orígenes
del viento solar, que puede derribar las redes eléctricas
e interrumpir las operaciones de satélites que orbitan la
Tierra. La nave espacial aprovechará la atracción gravitacional
de Venus para ajustar su órbita y obtener vistas sin precedentes
de la superficie solar.
Matar un ruiseñor (título original en inglés: To Kill a
Mockingbird) es una novela de 1960 de la escritora estadounidense
Harper Lee. Su publicación tuvo un éxito instantáneo, ganando
el premio Pulitzer y pasando a convertirse en un clásico
de la literatura estadounidense. La novela está inspirada
en las observaciones de la autora sobre su familia y sus
vecinos, así como en un incidente ocurrido cerca de su ciudad
en 1936, cuando tenía 10 años de edad. Aunque la novela
trata sobre temas polémicos como la violación y desigualdad
racial, también es alabada por su calidez y humor. El padre
de la narradora, Atticus Finch, ha servido como ejemplo
de moral para muchos lectores y como modelo de integridad
para los abogados. Un crítico explicaba el impacto de la
novela diciendo: «en el siglo XX, Matar un ruiseñor es el
libro más leído sobre el tema racial en Estados Unidos,
y su protagonista, Atticus Finch, es la imagen de ficción
más duradera del heroísmo racial».
Siendo una novela gótica sureña y un Bildungsroman, los
temas principales de Matar un ruiseñor comprenden la injusticia
racial y la destrucción de la inocencia. Los estudiosos
han hecho notar que Lee también toca temas de clase, coraje
y compasión, y de roles de género en el Deep South estadounidense.
El libro se utiliza ampliamente en las escuelas de países
angloparlantes, junto con lecciones que enfatizan la tolerancia
y condenan los prejuicios. No obstante, Matar un ruiseñor
también ha sido objeto de campañas para su retirada de la
escuela pública, con frecuencia por el uso que hace de epítetos
raciales. De igual modo, los estudiosos señalan que los
personajes negros no se exploran completamente, por lo que
muchos lectores negros los reciben de forma ambivalente,
a pesar de que sí tienen un profundo efecto en muchos lectores
blancos. La acogida de la novela varió ampliamente a partir
de su publicación. Los análisis literarios son bastante
escasos en comparación con el número de copias vendidas
y su uso en la educación.
La autora Mary McDonough Murphy, quien coleccionó impresiones
individuales sobre el libro realizadas por numerosos autores
y figuras públicas, considera a Matar un ruiseñor como «un
fenómeno sorprendente».
En 2006 los bibliotecarios británicos situaron la obra
por delante de la Biblia en cuanto a «libros que todo adulto
debería leer antes de morir».
Fue adaptada al cine en 1962 con título homónimo por el
director Robert Mulligan, con guion de Horton Foote, obteniendo
10 nominaciones a los premios Óscar y consiguiendo tres
premios. Desde 1990 se ha representado una obra de teatro
anualmente en la localidad natal de Lee: Monroeville, Alabama.
Fue la primera y única novela publicada de Harper Lee hasta
el 15 de julio de 2015, cuando se publicó Ve y pon un centinela,
borrador que inicialmente no fue publicado y que narra la
infancia de la protagonista de Matar un ruiseñor.
El actor Gregory Peck y la novelista Harper
Lee, en el set de Universal Pictures release durante el
rodaje de "Matar a un ruiseñor".
Harper Lee con su padre Amasa Coleman Lee,
en la casa familiar en Monroeville (Estados Unidos), en
septiembre de 1961.
Harper Lee junto con la actriz infantil Mary
Badham que interpretó a Jean Louise 'Scout' Finch en Matar
a un ruiseñor y por el que fue nominada al Óscar a la mejor
actriz de reparto, en una imagen en 1961.
Los escritores estadounidenses Nelle Harper
Lee y Truman Capote.
Entre los variados concursos que organiza
la plataforma LensCulture, desde 2008 se celebra el LensCulture
Exposure Awards, un certamen que busca descubrir fotógrafos
excelentes de diversos orígenes y con distintos niveles
de experiencia, y conectarlos con una audiencia global así
como brindarles nuevas oportunidades en su carrera. Entre
los ganadores de los tres primeros premios, en categoría
Series o Imagen individual, los ocho juror´s picks y los
finalistas hacen un total de 39 fotógrafos de 18 países
distintos que han sido galardonados por el concurso y formarán
parte (junto a los ganadores de otros concursos) de la muestra
Paris Photo New York que se realiza en primavera en la ciudad
de los rascacielos.
Los ratones son otra de las señas de identidad
del metro de Londres, casi tan habituales como el logo del
anillo rojo que acompaña al transporte público británico
desde 1917. Sam Rowley (Bristol, 1994) ha ganado el premio
del público del Wildlife Photographer of the Year, el premio
al fotógrafo de vida salvaje del año, con una fotografía
de estos rodeores. En su foto, titulada Station squabble
(Pelea en la estación), dos pequeños ratones luchan durante
la noche por quedarse un trozo de comida. La imagen ha sido
la más votada por la gente en esta edición del concurso.
El ganador pasó cinco jornadas en el metro
londinense y disparó miles de fotos hasta que captó este
momento en el que, según explica el pie de foto de la imagen
en la página del concurso, varios roedores peleaban por
restos de comida que se le habían caído a los pasajeros.
Recorría las estaciones durante las últimas horas de su
apertura al público y comprobaba que los viajeros se entretenían
más de lo que él esperaba viendo a los pequeños compañeros
de viaje recorrer los andenes, en vez de expresar rechazo.
"No todo el mundo puede disfrutar de la vida salvaje en
lugares remotos del planeta, así que quise presentar esta
foto al concurso para recordar que también hay vida salvaje
que es urbana", explica él mismo al Museo de Historia Natural
de Londres, organizador de este premio.
Rowley cuenta que su objetivo fue desde el
principio cazar a estos pequeños animales comportándose
de forma espontánea, algo que le resultó complicado: el
ruido de trenes y el continuo ajetreo humano invitaba a
los ratones a esconderse todo el tiempo. "Tiene que ser
muy duro vivir ahí abajo si hay que ganar un combate de
boxeo para lograr unas migajas", comenta el ganador del
premio. Además de estar en el suburbano hasta el final de
la jornada, Rowley pasaba buena parte del tiempo tirado
en el suelo para obtener un mejor punto de vista. El joven
británico se especializó en fotos de vida salvaje mientras
estudiaba Biología en la Universidad de Bristol. Ahora,
trabaja para la cadena BBC, en el área de programas centrados
en Historia Natural, explica en su página web. Se le ocurrió
el proyecto Station squabble después de que un amigo le
enviara un vídeo de ratones en el metro al regresar a casa
después de una noche de fiesta. "Pensé que era un reto,
el de capturar su modo de vida, que nadie había decidido
tomar antes", explica el autor de la imagen. Esta semana,
tras conocerse el galardón, la imagen se ha popularizado
en redes sociales, tanto en inglés como en español.
"La imagen de Sam echa un vistazo fascinante
al modo en que la vida animal funciona en medio de un entorno
dominado por el ser humano. El comportamiento de estos ratones
está adaptado a la rutina diaria de los humanos. Este trabajo
nos recuerda que, mientras paseamos, nuestra existencia
humana está conectada con la naturaleza que vive a nuestro
lado. Ojalá esto invite a la gente a reflexionar y a valorar
más sobre esta relación entre el hombre y la naturaleza",
valora Michael Dixon, director del museo. El Museo de Historia
Natural de Londres también expone en sus salas los trabajos
ganadores y finalistas hasta el 31 de mayo de 2020. En esta
edición, más de 48.000 imágenes de fotógrafos de cien países
del mundo han concursado en las distintas categorías de
estos premios. El centro cultural ya anunció en octubre
de 2019 a los ganadores en las otras categorías. El premio
principal fue a parar a The Moment, de Yongqing Bao.
The Moment, de Yongqing Bao, ganó en octubre
de 2019 el premio principal de estos galardones fotográficos.
La poda de árboles en el siglo XIX fue una
operación tediosa y necesitaban grupos de hombres en las
ramas superiores de los árboles para crear follaje más denso
en la parte superior. Aunque, en algunos casos, los podadores
solo intentaron evitar que los árboles se convirtieran en
un peligro. Aquí, podemos ver que necesitaban un equipo
entero para trabajar en un árbol de este tamaño porque sería
una tarea importante para una o dos personas. ¿Te imaginas
la pesadez de las ramas que sujetan a los hombres a la copa
del árbol?
Un año más (y van nueve ediciones) se han
desvelado los ganadores del concurso Mobile Photo Awards,
el certamen de fotografía más importante del mundo que premia
las mejores fotos hechas con dispositivos móviles (smartphones
principalmente). Como siempre decimos, un ejemplo de que
la mejor cámara es la que uno tiene a mano, y que no se
pueden despreciar sin más las posibilidades de los móviles
(nos gusten más o menos).
Como en ocasiones anteriores, el concurso
(de origen canadiense) estaba estructurado en torno a 19
categorías más un premio principal, el de “fotógrafo móvil
del año” que en esta ocasión ha ido a parar (junto a 3.000
dólares en metálico) al húngaro Daniel Heilig por un cuerpo
de fotos realizadas con un iPhone XS Max.
Ronda es una ciudad de la provincia española
de Málaga en España, que está situada sobre un profundo
desfiladero. Ese desfiladero (el Tajo) separa la nueva ciudad,
que data de aproximadamente del siglo XV, del casco antiguo,
que se remonta a la época del dominio árabe. En el Puente
Nuevo, un puente de piedra que se extiende sobre el desfiladero,
hay un mirador con vistas. La plaza de toros de la ciudad
nueva, una plaza legendaria del siglo XVIII, es uno de los
monumentos más destacados de la ciudad.
El volcán Taal es un volcán activo situado
en la costa oeste de la isla de Luzón, en las Filipinas.
Está situado en Talisay y San Nicolás en Batangas. Es una
isla en el lago Taal, que se sitúa dentro de una caldera
formada anteriormente por una erupción muy grande. Se encuentra
aproximadamente a 50 kilómetros de la capital, Manila. Su
erupción es peleana. El volcán ha entrado en erupción 33
veces desde 1572, causando pérdida de vidas en las áreas
pobladas que rodeaban el lago (1911- 1300 muertos; 1965-
200 muertos). El período reciente más activo del volcán
se dio entre 1965 y 1977. Estuvo caracterizado por la interacción
del magma con el agua del lago, lo que produjo violentas
erupciones freáticas. Los depósitos de aquella erupción
estaban compuestos por tefra con un alto contenido en sulfuros.
Debido a su proximidad a las áreas pobladas y a la historia
eruptiva, el volcán se ha señalado como digno de estudio
cercano para prevenir los desastres naturales futuros. Y
así, en Enero de este año, despertó
de nuevo.
Los terremotos causaron grietas y fisuras
en quince poblaciones próximas al Taal y tres carreteras
en la provincia de Batangas, por lo que se instalaron controles
militares por motivos de seguridad en numerosos accesos.
En la imagen, un residente camina el martes 14 de enero
junto a viviendas y árboles dañados por las cenizas volcánicas
en Laurel.
El volcán Taal, uno de los volcanes más pequeños
del mundo, arrojó lava a media milla de altura, con
terremotos, mientras decenas de miles de personas huian
de las aldeas oscurecidas por una pesada nube de ceniza.
La mayoría de las familias que viven alrededor del volcán
se dedican a la ganadería y a la pesca en el lago Taal,
pero con la erupción han perdido su medio de vida.
Nubes de ceniza volcánica cubren los árboles
en Laurel, provincia de Batangas (Filipinas). La erupción
forzó la evacuación de más de 30.000 personas en
los municipios de los alrededores, mientras que la ceniza
alcanzó Manila, la capital del país, situada a unos
60 kilómetros. El volcán Taal, que se encuentra en medio
de un lago, es uno de los más activos del archipiélago,
situado en una zona de alta actividad sísmica al estar ubicado
en el Cinturón de fuego del Pacífico.
El volcán de Taal es parte de una cadena de
volcanes a lo largo del lado occidental de la isla de Luzon,
que fueron formados por subducción de la placa Eurasiática
por debajo del cinturón volcánico móvil filipino. El lago
Taal está dentro de una caldera de 25-30 kilómetros formada
por cuatro erupciones explosivas hace entre 500 000 y 100
000 años. Cada una de estas erupciones creó depósitos extensos
de ignimbrite, alcanzando tan lejos como donde Manila está
enclavada hoy. Desde la formación de la caldera, las erupciones
subsecuentes han creado otra isla volcánica, dentro de la
caldera, conocida como isla del volcán. Esta isla cubre
un área de cerca de 23 km², de conos volcánicos superpuestos
y cráteres. 47 diversos conos y cráteres se han identificado
en la isla.
La isla del volcán contiene un lago llamado
Lago del cráter. Dentro del lago hay otra isla volcánica,
llamada Vulcan Point. Vulcan Point es la isla más grande
del mundo dentro de un lago en una isla dentro de un lago.
Ha habido 33 erupciones registradas en Taal
desde 1572. Una erupción devastadora ocurrió en 1911, que
provocó más de mil muertes. Los depósitos de esa erupción
consistieron en un tephra (no-juvenil) amarillento, bastante
descompuesto con un alto contenido del sulfuro. El período
más reciente de actividad ha de 1965 a 1977, y fue caracterizado
por la interacción del magma con el agua del lago, que produjo
explosiones freáticas violentas. Particularmente, la erupción
de 1965 condujo al reconocimiento del flujo piroclástico
gaseoso como proceso en la erupción volcánica (debido al
hecho de que uno de los geólogos americanos, que visitaron
el volcán poco después la erupción 1965, había sido testigo
de una explosión atómica cuando era soldado). La erupción
generó gases piroclásticos y flujos piroclásticos fríos,
que viajaron varios kilómetros a través del lago Taal, devastando
aldeas en la orilla del lago y, matando a cientos de personas.
La evacuación de la población de la isla solamente ocurrió
después del inicio de la erupción.
Las señales precursoras no fueron interpretadas
correctamente hasta después de la erupción. Las erupciones
estrombolianas de 1968 y 1969 produjeron un flujo masivo
de la lava que alcanzó la orilla del lago Taal. La erupción
de 1977 produjo simplemente un cono pequeño de ceniza volcánica
dentro del cráter principal. Aunque el volcán ha estado
inactivo desde 1977, ha dado muestras de actividad desde
1991, con actividad sísmica fuerte y fracturas de tierra,
así como la formación de los géiseres pequeños del fango
en las partes de la isla.
Vista satelital del lago y el volcán Taal,
en Filipinas.
Por su proximidad a las áreas pobladas y su
historia eruptiva violenta, Taal se ha señalado como uno
de dieciséis volcanes de la década, convirtiéndose en un
foco de los esfuerzos de investigación y los planes para
mitigar el desastre. Mientras que la actividad sísmica es
un precursor común de la actividad eruptiva, otro indicador
útil en Taal es la temperatura del lago. Antes del comienzo
de la erupción de 1965, la temperatura del lago se elevó
varios grados sobre lo normal. Sin embargo, la temperatura
del lago no se alza siempre antes de una erupción. Antes
de algunas erupciones, la disolución de gases volcánicos
ácidos en el lago ha dado lugar a la muerte de una gran
cantidad de peces.
Una observación interesante respecto a la
isla del volcán fue hecha en 1994. Los volcanologistas que
medían la concentración del gas radón en el suelo en la
isla midieron un aumento anómalo de la concentración de
radón por un factor de seis en octubre de 1994. Este aumento
fue seguido 22 días más tarde por un terremoto de magnitud
7.1 el 15 de noviembre, centrado cerca de 50 kilómetros
de sur de Taal, en la costa de Luzón. Un tifón había pasado
por el área algunos días antes de que el índice de radón
fuera medido, pero cuando el tifón Ángela, uno de los más
fuertes que alcanzó el área en diez años, atravesó Luzón
por prácticamente el mismo camino un año después no se detectó
ningún alza de radón. Por tanto los tifones fueron descartados
como causa y se evidencia fuertemente que el radón se originó
por la tensión acumulada precedente al terremoto.
La primera imagen del Puente de Manhattan,
tomada el 21 de febrero de 1908 por Eugene de Salignac.
Captada desde la confluencia de las calles Washington y
Adams (Brooklyn). El puente de Manhattan fue inaugurado
el 31 de diciembre de 1909.
Eugene de Salignac (1861-1943) fue un fotógrafo
estadounidense que trabajó para el Departamento de Puentes/Plantas
y Estructuras de la ciudad de Nueva York. Nacido en Boston
en 1861 en el seno de una excéntrica familia de la nobleza
francesa exiliada, de Salignac no tenía ninguna formación
formal en fotografía. En 1903, a la edad de 42 años, su
cuñado le consiguió trabajo como asistente del fotógrafo
del Departamento de Puentes, Joseph Palmer. Después de tres
años de aprendizaje, Palmer murió repentinamente y, en octubre
de 1906, De Salignac asumió sus funciones. Como único fotógrafo
del departamento de 1906 a 1934 (en 1916 cambió su nombre
por el de Departamento de Plantas y Estructuras), documentó
la creación de la infraestructura moderna de la ciudad,
incluidos puentes, importantes edificios municipales, carreteras
y metros.
No son funambulistas sobre el alambre. Son
pintores trabajando en el puente de Brooklyn. Resulta impresionante
ver trabajar a estos hombres, a más de 90 metros de altura,
sin ningún tipo de medidas de seguridad. Evidentemente,
eran otros tiempos. La instantánea fue captada el 7 de octubre
de 1914.
En particular, documentó la construcción del
Puente de Manhattan y el Puente de Queensboro y el Edificio
Municipal de Manhattan pero su imagen más famosa es la de
pintores posando con indiferencia sobre los cables del Puente
de Brooklyn. Utilizando una cámara de gran formato y negativos
de placa de vidrio de 8x10 pulgadas, tomó más de 20.000
imágenes a lo largo de su carrera. La mayoría de estos negativos
y más de 15.000 impresiones antiguas se encuentran en los
Archivos Municipales de la ciudad de Nueva York. A los 70
años, de Salignac todavía escalaba puentes y trabajaba activamente,
pero se vio obligado a jubilarse en 1934 a pesar de una
petición al alcalde La Guardia.
Nueva York publicó en 2021 por primera vez
en internet más de 870.000 imágenes que forman parte de
los registros de su Archivo Municipal que se remontan al
año 1858 y que permiten a investigadores y curiosos hacer
un apasionante recorrido gráfico por más de un siglo y medio
de historia de la Gran Manzana.
Durante su vida, la obra de de Salignac fue
poco vista fuera del gobierno de la ciudad de Nueva York,
y su nombre fue olvidado después de su muerte en 1943. Sus
imágenes fueron redescubiertas en la década de 1980, pero
no fue hasta 1999 que un archivero se dio cuenta de que
la colección era en su mayor parte obra de un solo hombre.
En 2007, Aperture publicó New York Rises , la primera monografía
de su obra, que se convirtió en una exposición itinerante
que se inauguró en el Museo de la Ciudad de Nueva York.
Desde entonces, sus fotografías han sido ampliamente reproducidas
y forman parte de un creciente interés por la fotografía
industrial que ha quedado fuera del canon fotográfico tradicional.
Alzando la bandera en Iwo Jima (en inglés
Raising the Flag on Iwo Jima) es el nombre de una fotografía
histórica tomada el 23 de febrero de 1945 por Joe Rosenthal
en la isla de Iwo Jima, Japón. Muestra a cinco marines de
los Estados Unidos y un médico de la Armada alzando la bandera
estadounidense en el monte Suribachi durante la batalla
de Iwo Jima de la Segunda Guerra Mundial. La foto llegó
a ser muy popular y fue reimpresa, su autor obtuvo el premio
Pulitzer de fotografía. Está considerada como la instantánea
de guerra más importante de la historia, una de las más
reproducidas del mundo. De los seis hombres que aparecen
en la imagen, tres (Franklin Sousley, Harlon Block y Michael
Strank) cayeron en combate, mientras que los supervivientes
(John Bradley —después de una larga investigación, el Cuerpo
de Infantería de Marina de los EE. UU. reconoció que Bradley
no estuvo en la foto sino el infante Harold Schultz, quien
sobrevivió a la guerra—, Rene Gagnon e Ira Hayes) se convirtieron
en celebridades debido al uso propagandístico de guerra
que se realizó con su aparición. La imagen fue utilizada
por Felix de Weldon para esculpir el Memorial de Guerra
del Cuerpo de Marines de Estados Unidos, junto al Cementerio
Nacional de Arlington, a las afueras de Washington D. C.
Para finales de 1944 las fuerzas japonesas
comenzaron a experimentar la derrota en todos los frentes
de batalla. Lejos habían quedado los días de gloria posteriores
al ataque a Pearl Harbor del 7 de diciembre de 1941 y las
ocupaciones de Filipinas, Singapur, Hong Kong y el territorio
que había mantenido la Compañía de las Indias Orientales.
A partir de 1943 y hasta la batalla de Okinawa en 1945,
el almirante Chester Nimitz lideró una campaña consistente
en ir tomando pequeñas islas que sirvieran de apoyo en el
avance de las tropas de los Aliados.
Después de la ocupación de las islas Marianas
en agosto de 1944, la isla de Iwo Jima era lo único que
se interponía entre Tokio y los B-29 localizados en las
Marianas, además de que los dos aeropuertos que alojaba
(unidos a un tercero en construcción) servirían como zona
de despegue de los P-51 Mustang, desde los cuales podrían
custodiar a los Superfortress hasta Japón. Por ello, se
estableció como una prioridad que esta isla pasara al control
estadounidense. Iwo Jima contaba además con una estación
con radar que permitía alertar al Imperio japonés hasta
con dos horas de anticipación el ataque de bombarderos.
El desembarco estadounidense del 19 de febrero de 1945 estuvo
precedido por un intenso cañoneo de artillería desde 485
navíos alrededor de la isla. Las tropas japonesas, comandadas
por el teniente general Tadamichi Kuribayashi, decidieron
esperar a que las tropas invasoras avanzaran tierra adentro
para atacar, por lo que se habían construido 800 fortines
y refugios bajo tierra, así como 4,8 kilómetros en túneles.
Desde la base del Suribachi, alrededor de las 10:00 a. m.,
las tropas japonesas comenzaron a disparar contra las de
desembarco infligiendo graves bajas. Robert Sherrod, corresponsal
del Time-Life describió el momento como «una pesadilla en
el infierno».
A partir de este momento los estadounidenses
avanzaron contra una fuerte resistencia. El 23 de febrero
de 1945, cuatro días después, cayó el Suribachi en manos
de los invasores. Ese es el momento que Rosenthal inmortalizó.
A pesar de haber tomado este importante lugar estratégico,
la isla no fue declarada como lugar seguro sino hasta 31
días después, el 26 de marzo. Se estima que en el conflicto
perecieron 6825 estadounidenses y resultaron heridos más
de 19 000, mientras que en el bando japonés fallecieron
más de 22 000 militares.
Ioto (hasta 2007 se le conoció como Iwo Jima)
está entre las islas Volcánicas localizada a 1200 km (650
millas náuticas) al sur de Tokio. Con forma de trapecio
de 21 km², su paisaje es rocoso, retorcido, lleno de cuevas,
barrancos y montañas, elementos que jugaron en favor de
los defensores durante la batalla.1? En la geografía predomina
el monte Suribachi, un volcán dormido de 166 metros en el
extremo sur. Forma parte de la metrópolis de Tokio, por
lo que el gobernador de Tokio es su administrador. Iba a
ser el primer territorio japonés en ser capturado por los
estadounidenses, por lo que era de suma importancia evitar
la derrota.
El monte Suribachi, ubicado en la punta sur,
es la característica más predominante de la isla.
Joe Rosenthal nació en Washington D.C. en
1911. Al principio tomó la profesión de fotógrafo como un
pasatiempo pero durante la Gran Depresión se mudó a San
Francisco, donde encontró empleo en el Newspaper Enterprise
Association en 1930. Dos años más tarde se convirtió en
reportero y fotógrafo para el San Francisco News, donde
comenzó su carrera en varios medios. En 1944 fue contratado
por la Associated Press para cubrir las zonas bélicas, su
primer destino fue Nueva Guinea. Luego cubrió la invasión
a Guam antes de ir a la batalla de Iwo Jima.1 Su vida cambió
al regresar de Iwo Jima: se convirtió en una celebridad,
recibió un buen aumento de sueldo, fue galardonado con el
Premio Pulitzer de Fotografía y se entrevistó con el Presidente
Harry Truman, aunque se estima que tan sólo recibió US$10.000
por esa foto. Entró al San Francisco Chronicle, donde estaria
35 años hasta su retiro.
Rosenthal falleció en 2006, a los 94 años.
Fue galardonado post mortem con la Medalla
al Servicio Público Distinguido por parte del Cuerpo de
Marines.
La famosa foto plasmó la segunda vez que se
alzó la bandera de Estados Unidos ese día. Primero se alzó
en la cima del Suribachi al poco tiempo de que la montaña
fuera tomada ese 23 de febrero (a las 10:20). El comandante
del segundo batallón, Chandler Johnson, le ordenó al capitán
Dave E. Severance que enviara una sección y tomara la montaña.
Severance, comandante de la Compañía Easy (2.º Batallón,
28.º Regimiento, 5.ª División), ordenó que el teniente Harold
G. Schrier liderara la patrulla. Justo antes de que Schrier
se dirigiera a la montaña, el comandante Chandler Johnson
le dio una bandera y le dijo: «si llegas a la cima, ponla».
El Ayudante de Campo de Johnson, teniente Greeley Wells,
había tomado una de 1,37 metros x 0,71) de su barco de transporte,
el USS Missoula (APA-211). La patrulla llegó hasta la cima
sin incidentes y se alzó la bandera, lo que fue plasmado
por Louis R. Lowery, un fotógrafo de la revista Leatherneck.
En ese momento se encontraban el cabo Charles W. Lindberg,
el sargento de sección Ernest I. Thomas Jr., el sargento
Henry O. "Hank" Hansen y el soldado raso James Michels.
Aunque esta bandera era muy pequeña, podía
verse desde las playas.
El Secretario de la Armada, James Forrestal había
decidido la noche anterior que quería desembarcar
y presenciar la fase final de la lucha por la montaña.
Su bote tocó tierra justo después de que se alzó la
bandera y el ánimo del alto mando se tornó en júbilo.
Mirando hacia lo alto, en la mancha roja, blanca y
azul, Forrestal le aseguró a Smith: «Holland, el haber
alzado esa bandera en Suribachi significa un Cuerpo
de Marines para los siguientes quinientos años».
Forrestal se dejó llevar de tal manera por el fervor
del momento que decidió que quería esa bandera como
recuerdo. Su voluntad no fue del agrado del comandante
del 2.º Batallón, Chandler Johnson. «Al diablo con
ello», espetó el coronel cuando recibió el mensaje;
creía que la bandera pertenecía al Batallón. Decidió
asegurarla lo más pronto posible y envió a su asistente
de operaciones, el teniente Ted Tuttle a la playa
a buscar una bandera de reemplazo. Después de pensarlo
un poco, Johnson le comentó a Tuttle: "y que sea más
grande"».
El clamor de los marines y las bocinas de los barcos
alertaron a los japoneses en los búnkeres. Pronto
se vieron bajo los disparos de los japoneses, pero
fueron capaces de eliminar la amenaza con solo una
baja: la cámara de Lowery.
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Por órdenes del coronel Chandel Johnson, enviadas
por medio del capitán Severance, el sargento Michael Stank,
el cabo Harlon H. Block, y los soldados raso Franklin R.
Sousley e Ira H. Hayes pasaron la mañana del 23 tendiendo
un cable telefónico hasta lo alto del Suribachi. Severance
también envió al soldado raso Rene A. Gagnon, un mensajero,
al puesto por baterías nuevas para un walkie-talkie SCR-300.
De acuerdo con la historia oficial del Cuerpo de Marines,
Tuttle recibió la bandera del alférez Alan Wood, quien a
su vez la había recibido en un depósito de suministros en
Pearl Harbor. La bandera más grande (2,44 x 1,42 m) fue
llevada por Tuttle de regreso a su puesto de mando y se
la entregó a Johnson, quien se la dio a Gagnon, con órdenes
de que la llevara a la cima del Suribachi para que fuera
alzada.
Sin embargo, la Oficina de Historia de la
Guardia Costera apoya la versión de Robert Resnick, quien
sirvió a bordo del LST-758: «Antes de que muriera en el
2004, Resnick dijo que Gagnon abordó el LST-758 la mañana
del 23 de febrero buscando una bandera. Resnick dijo que
tomó una de una caja y solicitó el permiso a su Comandante,
el teniente Feliz Molenda, para donarla. Resnick mantuvo
en silencio su participación en este evento hasta 2001».
Los marines llegaron a la cima a mediodía
y Gagnon se les unió. A pesar de la cantidad de tropas japonesas
en los alrededores, la patrulla de 40 hombres llegó sin
que les hubiera disparado debido a que se encontraban bajo
bombardeo. Rosenthal, junto con los fotógrafos de la Marina
Bob Campbell y Bill Genaust (fallecido nueve días después)
subieron al Suribachi. En el camino consideraron regresar
pero se encontraron con Lowery, quien les aseguró que la
cima era excelente para tomar fotos. Los tres llegaron cuando
los marines ataban la bandera a un viejo tubo de agua que
habían usado los japoneses. Rosenthal dejó su cámara en
el suelo en pos de apilar rocas para tener un lugar más
alto desde el cual fotografiar. Casi perdió la toma pues
en esos momentos los cinco marines y el oficial médico comenzaron
a subirla. Alzó su cámara y sacó la foto sin usar el visor.
Diez años después, escribió:
«De reojo vi que los hombres comenzaron a
alzar la bandera. Alcé mi cámara y tomé la escena. Esa es
la forma en que tomé la fotografía, y cuando tomas una fotografía
de esa forma, no te vas pensando en que hiciste una gran
toma. No lo sabes».
Bill Genaust, parado hombro con hombro con
Rosenthal, tomó una película cinematográfica del momento,
por lo que tiene un ángulo de visión idéntico al de la famosa
foto.
De los seis militares —Michael Strank, Rene
Gagnon, Ira Hayes, Franklin Sousley, Harold Schultz y Harlon
Block— solo tres (Hayes, Gagnon y Schultz) sobrevivieron
a la batalla. Strank murió seis días después cuando un misil,
es muy probable que lanzado desde un destructor estadounidense,
impactó en su pecho; horas después, Block murió a causa
de un mortero; Sousley, recibió un disparo de francotirador
el 21 de marzo, pocos días antes de que la isla fuera declarada
segura.
Rosenthal envió el rollo a Guam para que fuera
revelado e impreso. Tras observarla, el editor de fotografías
de la agencia Associated Press, John Bodkin, exclamó: «¡Aquí
hay una para todos los tiempos!». De inmediato la envió
por fax a la oficinas de la AP en Nueva York. Apareció en
cientos de periódicos con un tiempo muy corto desde su toma,
diecisiete horas y media. Sin embargo, no quedó exenta de
controversias. Después de que se alzó la segunda bandera,
Rosenthal les pidió a los marines que posaran para una fotografía
grupal conocida como Gung-ho, lo cual quedó documentado
por Bill Genaust. Días después de la toma, ya de regreso
en Guam, alguien le preguntó a Rosenthal si habían posado
para la foto. Pensando que le preguntaban por la foto Gung-ho,
contestó «Claro». Después de eso, Robert Sherrod, corresponsal
de Time-Life, le contó a su editor en Nueva York que Rosenthal
había hecho posar a los marines. Durante el programa de
radio de la revista, Time Views the News, se difundió el
reporte de que «Rosenthal subió el Suribachi después de
que la bandera había sido plantada [...] como la mayoría
de los fotógrafos no pudo resistir acomodar a los personajes
en una pose histórica». Como resultado de este reporte,
Rosenthal fue acusado de haber montado la foto o al menos
de haber encubierto la primera vez que se alzó la bandera.
Un editor del New York Times sugirió que le quitaran el
Pulitzer. Por décadas, Rosenthal debió refutar los argumentos
de quienes aseguran que el momento fue montado.
John Bradley, quien necesitó muletas durante
algún tiempo después de la batalla a causa de las heridas
causadas por metralla, en una aparición junto a un póster
en favor de la séptima colecta de bonos de guerra.
Después de ver la foto, el Presidente Franklin
D. Roosevelt comprendió que dicha imagen sería un excelente
símbolo para la próxima recaudación de bonos de guerra,
por lo que ordenó que los marines identificados regresaran
al país. Utilizando una ampliación, Rene Gagnon identificó
a los que participaron, aunque se rehusó a identificar al
sexto hombre (Hayes), alegando que había prometido guardar
el secreto de esa identidad. Gagnon había prometido no revelar
la identidad de Hayes pues éste había amenazado con matarlo.
Después de ser llevado a las oficinas centrales del Cuerpo
de Marines e informarle que era una orden directa del Presidente
que revelara la identidad, Gagnon aceptó identificar a Hayes.
Gagnon además se equivocó al identificar a Harlon Block
como el sargento «Hank Hansen», que no sobrevivió a la batalla,
pero había participado en el alzamiento de la primera bandera.
John Bradley estuvo de acuerdo con la información proporcionada
por Gagnon y el 8 de abril de 1945 el Cuerpo de Marines
reveló la identidad de cinco. Faltó la mención a Sousley
debido a que el anuncio de su muerte durante la batalla
no había sido emitido a sus familiares. Los sobrevivientes
hicieron una gira de recaudación que reunió $26,3 mil millones
de dólares, más del doble de la meta inicial.
Estatua en honor al evento en el Memorial
del Cuerpo de Marines de los Estados Unidos del Condado
de Arlington.
Bell Block, madre de Harlon, rechazó la versión
oficial y aseguró a los medios que su hijo aparecía en la
foto. Apenas arribó a Washington D.C. el 19 de abril, Hayes
avisó del error en la identificación de Block a un oficial
de relaciones públicas que le asignó la Marina. Dicho oficial
le dijo a Hayes que la información había sido publicada
de manera oficial y le ordenó que guardara silencio. Alrededor
de año y medio después, y sumido en la depresión y el alcoholismo,
Ira Hayes fue hasta Texas para informarle a la familia de
Block que Harlon había participado en el evento histórico.
Ira recordó que Rene Gagnon y John Bradley
no habían podido recordar, pues se habían unido al pequeño
grupo casi en el último momento: que habían sido Harlon
[Block], Mike [Strank], Franklin [Sousley] y él mismo quienes
habían subido el Suribachi a media mañana para tender un
cable telefónico; fue Rene [Gagnon] quien había subido con
la bandera de repuesto. Hansen no había participado en esta
acción.
La madre de Block, Belle, escribió una carta
al Representante del Congreso Milton West, quien por su
parte reenvió la carta al Comandante del Cuerpo de Marines
Alexander Vandergrift, quien ordenó una investigación. Después
de la evidencia, tanto Gagnon como Bradley aceptaron la
posibilidad de que fuera Block y no Hansen quien aparecía
en la foto.
A finales de 1946, Ira Hayes rompió el silencio
y reveló que Harlon Block había sido identificado erróneamente
como Hank Hansen.
La foto de Rosenthal ganó el Premio Pulitzer
de fotografía en 1945, fue la única en ganar el premio el
año en que fue tomada. A comienzos de 1951 Felix de Weldon
fue comisionado para el diseño del memorial del Cuerpo de
Marines, quien escogió la foto para reproducirla en bronce
con una base de granito. La construcción tardó tres años.
Los tres sobrevivientes posaron para Weldon, quien utilizó
sus rostros como modelo. Los tres que no sobrevivieron fueron
recreados en fase a fotos. El memorial fue dedicado el 10
de noviembre de 1954 por el Presidente Dwight Eisenhower,
acompañado por el Vicepresidente Richard Nixon así como
los tres sobrevivientes. El nombre de Rosenthal no apareció
sino hasta años después en una placa en la base.
La mayoría desconoce que la foto de Rosenthal
capturó un segundo alzamiento de la bandera, lo que llevó
al resentimiento de los marines que tomaron parte del primero.
Charles W. Lindberg, quien participó en aquel, comentó:
«Fui llamado mentiroso y muchas cosas más. Fue terrible».
La foto original está en posesión de Roy
H. Williams, quien la compró en la finca de John Faber,
historiador oficial de la National Press Photographers Association,
quien la recibió de Rosenthal.
Las banderas se encuentran en el Museo Nacional
del Cuerpo de Marines en Quantico, Virginia.
La primera y segunda bandera que fueron alzadas
ese día se conservan actualmente en el Museo Nacional del
Cuerpo de Marines. Es de hacer notar que esta bandera, como
todas las utilizadas durante la Segunda Guerra Mundial,
tenía solo 48 estrellas ya que ni Alaska ni Hawái habían
alcanzado aún el nivel de Estado.
Bradley mantuvo en silencio sus experiencias,
alegaba que había olvidado lo pasado. Durante 47 años de
matrimonio, solo habló del tema una sola vez con su esposa
Betty, durante su primera cita. A petición de ella, «por
el bien de sus nietos», dio una entrevista en 1985. Tres
años después de su muerte en 1994, su familia fue a Suribachi
y colocó una placa (elaborada con granito de Wisconsin y
con la forma de dicho estado) en el lugar en que fue alzada
la bandera. A modo de catarsis James Bradley, hijo de John,
pasó cuatro años entrevistando a los familiares de los participantes
en dicho evento y publicó el libro Flags of Our Fathers
(Banderas de nuestros padres). Este libro sirvió de inspiración
para la película del mismo nombre, dirigida por Clint Eastwood.
Otro de los involucrados, Gagnon, quiso recibir algo, incluso
participó en una película. Durante su última entrevista,
en 1953, se lamentó:
«Durante los días de mayor fama muchos políticos
se arrimaron a mí mientras me prometían grandes cosas. Todo
eso se evaporó en poco tiempo. Los políticos desaparecieron
y yo volví a Manchester, donde soy toda una celebridad.
Cuando me presentan a alguien, siempre me preguntan si soy
yo el tipo de la foto, y después añaden que no pueden creer
que tenga el trabajo que tengo; ‘deberías tener un buen
trabajo y un montón de dinero’, dicen».
Placa conmemorativa ubicada en el Monte Suribachi,
la cual fue colocada por los familiares de John Bradley
y que tiene la forma del estado de Wisconsin.
Gagnon falleció el 12 de octubre de 1979 con
el sentimiento de haber sido estafado por el gobierno. El
tercero, Ira Hayes, sobrevivió con culpa; se tornó alcohólico
y fue arrestado quince veces hasta su muerte, a los 32 años.
Su efímera fama lo hizo aparecer en la película de John
Wayne, Arenas de Iwo Jima; su biografía fue protagonizada
por Tony Curtis. Johnny Cash le cantó The Ballad of Ira
Hayes (La balada de Ira Hayes).
La foto de Rosenthal ha sido reproducida en
distintos formatos y medios. Apareció en 3,5 millones de
panfletos durante la séptima colecta de bonos de guerra.
En películas, el final de Sands of Iwo Jima de 1949, tiene
a los tres sobrevivientes en un cameo. The Outsider, de
1961, es la vida de Hayes por Tony Curtis. Para elevar la
moral y vender más bonos de guerra, los supervivientes “Doc”
Bradley, Gagnon y Hayes fueron llevados de gira como si
fueran estrellas del cine, treparon a un Monte Suribachi
de cartón piedra en un estadio de béisbol de Chicago y recibieron
honores en Times Square. En julio de 1945, la Oficina Postal
de los Estados Unidos lanzó una estampilla con la imagen,
que fue incluida entre las diez de una colección lanzada
por el gobierno en 1995 para conmemorar el 50.º aniversario
de la Segunda Guerra Mundial.
En 2005, la United States Mint lanzó una
conmemorativa moneda de plata con la representación del
momento, para el aniversario 230 del Cuerpo de Marines.
A partir de su presentación el 20 de julio en Quantico,
Virginia, vendieron 600 000 monedas. Una foto similar fue
tomada por Thomas E. Franklin, del periódico Bergen Record,
después de los atentados del 11 de septiembre de 2001. Aunque
es conocida como Ground Zero Spirit (Espíritu de la Zona
Cero), es nombrada como «Raising the Flag at Ground Zero»
(Alzando la bandera en la Zona Zero), en una clara alegoría:
tres bomberos alzan la bandera de los Estados Unidos en
medio de las ruinas del World Trade Center. Franklin aceptó
que en cuanto vio la escena notó coincidencias con la foto
de Rosenthal. En 2008, la revista Time parodió la foto en
el artículo How to Win the War on Global Warming, en el
que el asta y la bandera son reemplazados por un árbol,
además de que el marco rojo cambió por segunda vez en 85
años, esta vez a color verde. La publicación recibió opiniones
muy desfavorables. El grupo de teatro español Yllana hizo
una versión de la imagen para el cartel de su espectáculo
Brokers: Sus cuatro componentes se colocan en la misma posición
para alzar un dólar.
Memorial erigido sobre el lugar donde se alzó
la bandera.
La Fuerza Aérea de los Estados Unidos mantuvo
allí una base durante veinte años y un contingente de la
Guardia Costera permaneció hasta 1968. En 1993 la isla regresó
a jurisdicción de Japón como base marítima de autodefensa
del país. Tiene 325 habitantes y los civiles no tienen acceso
debido a las instalaciones militares. Solo una vez al año,
en marzo, se realiza un recorrido promovido por el Cuerpo
de Marines, casi exclusivo para veteranos de guerra.
En 2007, tras la protesta de antiguos habitantes
de la isla, fue devuelto su nombre original: Ioto, isla
de azufre.
A pesar de que esta instantánea no es tan ilustre
como su "prima segunda", la fotografía sobre estas
líneas fue tomada antes que la archiconocida imagen
donde varios soldados estadounidenses izan una bandera
en la cima del monte Suribachi, en la isla de Iwo
Jima. En el contexto del avance de las tropas norteamericanas
por la islas del Pacífico durante los últimos meses
de la Segunda Guerra Mundial, Iwo Jima fue un objetivo
estratégico conquistado a los japoneses en febrero
de 1945. Cuando los primeros soldados subieron a lo
alto del Suribachi izaron una primera bandera más
pequeña, momento plasmado aquí por la cámara de Louis
R. Lowery. Más tarde, recibieron otra bandera de mayor
tamaño, cuyo izado sí fue captado por el objetivo
de Joe Rosenthal. Las dos fotografías inmortalizaban
un momento muy parecido con pocas horas de diferencia,
sin embargo, tras el Pulitzer, la foto de Rosenthal
saltó a la fama y de ahí al imaginario de todos como
una de las imágenes más simbólicas de la Segunda Guerra
Mundial.
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El 11 de septiembre de 2001, entre los escombros, tres
bomberos levantaron un mástil e izaron una bandera estadounidense,
protagonizando así una imagen simbólica, que evocaba aquella
otra de la batalla de Iwo Jima, 60 años atrás, que inspiró
una película de Clint Eastwood (Bandera de nuestros padres,
2006). La tela, que se extravió, y encontrada 10 añós
despues, se exhibe en el museo homenaje a las víctimas del
11-S en el sur de Manhattan.
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Las cicatrices de una Siria en llamas y otras
imágenes que compiten por el World Press Photo 2020, el
certamen de fotoperiodismo más importante del mundo, que
selecciona las imágenes candidatas a los premios que se
otorgarán el próximo 16 de abril.
'Combatiente kurdo herido recibe visita al
hospital' © Ivor Prickett, The New York Times.
© IVOR PRICKETT, THE NEW YORK TIMES.
En 2011, la Primavera Árabe que había estallado
en Túnez, Libia y Egipto, llegaba a países como Siria. Lo
que comenzó como una protesta pasó allí a ser un enfrentamiento
entre los partidarios del presidente sirio y sus opositores,
hasta derivar en una guerra civil que dura hasta nuestros
días.
Nueve años después, la guerra ha dejado millones
de víctimas. Los supervivientes se juegan la vida para escapar
del horror: según ACNUR, se han registado 5,6 millones de
refugiados, algunos intentando llegar hasta las fronteras
de países como Turquía o Jordania, otros atravesando el
Mediterráneo para alcanzar Grecia o Italia. También 6,2
millones de desplazados internos, de los cuales el 80% vive
en situación de pobreza. La contienda ha dejado más de 7.000
niños asesinados o mutilados y más de 3.000 reclutados para
combatir.
Ahmed Ibrahim se enroló muy joven como combatiente
de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS). Tenía dieciocho
años cuando una bomba le dejó graves quemaduras por todo
el cuerpo. Tras las curas e intervenciones, el pasado 20
de octubre de 2019, su pareja reunió el valor para visitarlo
en un hospital de Al-Hasakah. Se había negado a verle así,
aterrorizada por las heridas, pero una enfermera la convenció
de entrar en la habitación en la que Ahmed se recuperaba
lentamente. Entonces le sostuvo la mano y habló con él.
El fotógrafo irlandés Ivor Prickett captó
el momento, que se ha convertido en uno de los instantes
destacados entre las seis nominadas a mejor fotografía del
año del World Press Photo 2020. El certamen de fotoperiodismo
más importante del mundo celebra ahora la 63 edición, para
la que han concurrido 4.282 fotógrafos de 125 países con
más de 78.800 profesionales. Los ganadores de todas las
categorías se darán a conocer el próximo 16 de abril.
La pariente de una víctima del accidente del
vuelo ET302 de Ethiopian Airlines se arroja tierra en la
cara mientras llora en el lugar del accidente del vuel,
en las afueras de Addis Abeba, Etiopía, el 14 de marzo de
2019.
© MULUGETA AYENE, ASSOCIATED PRESS.
Estudiantes combaten a la policía antidisturbios
durante una manifestación antigubernamental en Argel, Argelia,
el 21 de mayo.
© FAROUK BATICHE, DEUTSCHE PRESSE-AGENTUR.
Un hombre de negocios guarda un lanzagranadas
antitanque tras un día de exhibición en la Feria Internacional
de Defensa (IDEX) en Abu Dhabi, Emiratos Árabes Unidos,
el 18 de febrero.
© NIKITA TERYOSHIN, RUSSIA.
Una niña armenia de 15 años despierta del
estado catatónico provocado por el Síndrome de Resignación,
y se sienta en una silla de ruedas flanqueada por sus padres,
en un centro de recepción de refugiados en Podkowa Lesna,
Polonia.
© TOMEK KACZOR, DUZY FORMAT, GAZETA WYBORCZA.
Un joven, iluminado por teléfonos móviles,
recita un poema mientras unos manifestantes cantan consignas
pidiendo un gobierno civil, durante un apagón en Jartum,
Sudán, el 19 de junio.
© YASUYOSHI CHIBA, AGENCE FRANCE-PRESSE.
Yana, de Honduras, llora cuando su madre,
Sandra Sánchez, es cacheada por un agente de la Patrulla
Fronteriza de los Estados Unidos en McAllen (Texas) el 12
de junio. Las familias inmigrantes habían viajado en balsa
por el río Bravo desde México y fueron detenidas por las
autoridades. Yana (que se acercaba a su segundo cumpleaños)
y su madre habían formado parte de una caravana de refugiados
que comenzó su viaje en el sur de México.
© JOHN MOORE, GETTY IMAGES.
Yana, una pequeña niña hondureña que está
a punto de celebrar su cumpleaños, llora mientras su madre
es registrada por un agente de la Patrulla Fronteriza de
los Estados Unidos en Texas. La escena no es insólita. Otras
familias que viajaron desde México, primero en balsa por
el rio Bravo y luego en furgonetas, también fueron detenidas
por las autoridades corroborando así la "tolerancia cero"
en inmigración que en abril de 2018 anunció Jeff Sessions,
fiscal general del país presidido por Donald Trump.
La desgarradora imagen fue tomada por John
Moore, quien confesó al Huffington Post que "fue muy difícil
ver lo que sucedía frente a mi lente y pensar cómo sería
para mis hijos separarse de mí". Como se explica en el periódico,
el padre de Yana aseguró que la niña y su madre no habían
sido separadas. Sin embargo, el momento se viralizó rápidamente
por redes sociales despertando la indignación de miles de
personas críticas con la política del gobierno de Estados
Unidos que, según un informe recientemente publicado por
The New York Times, habría alejado a miles de niños de sus
familias.
Además de las ya conocidas categorías, como
naturaleza, retratos o deportes, esta vez se introduce la
de Historia del año, que busca honrar a las mejores series
de instantáneas de la temporada. El resultado es una selección
de candidatos de 25 nacionalidades distintas con algo en
común: han inmortalizado una historia que debe conocerse
en cualquier rincón del mundo.
Los ganadores para las diferentes modalidades
se anunciarán durante una entrega de premios en Ámsterdam.
Tres días después, como viene siendo habitual, comenzará
una exposición con las imágenes reconocidas que recorrerá
alrededor de 100 ciudades comenzando por la capital de los
Países Bajos.
Las víctimas del que se cree que fue un ataque
con gas reciben tratamiento en Ghouta Oriental, un distrito
suburbano fuera de Damasco y uno de los últimos enclaves
rebeldes en el conflicto sirio. Ha estado bajo el asedio
de las fuerzas gubernamentales durante cinco años. Durante
la ofensiva final, la región fue atacada con cohetes y bombardeos
aéreos, incluido al menos un ataque con gas.
© MOHAMMED BADRA, EUROPEAN PRESSPHOTO AGENCY.
Un niño huérfano pasa junto a una pared con
dibujos que muestran granadas propulsadas por cohetes en
el país africano Chad, donde sufren una crisis que combina
factores políticos y ambientales. El lago de Chad, que fue
uno de los lagos más grandes de África y un salvavidas para
40 millones de personas, está experimentando una desertificación
masiva. Sin embargo, como resultado del riego no planificado,
la sequía prolongada, la deforestación y la mala gestión
de los recursos, su tamaño ha disminuido en un 90% en los
últimos 60 años.
© MARCO GUALAZZINI, CONTRASTO.
Yorladis está embarazada por sexta vez, después
de tener otros cinco embarazos durante sus años en las FARC.
Ella dice que logró ocultar el quinto embarazo a su comandante
hasta el sexto mes con ropa suelta, ya que se creía que
el embarazo era incompatible con la vida guerrillera. Desde
la firma de un acuerdo de paz entre el gobierno colombiano
y el movimiento rebelde de las FARC en 2016, ha habido un
baby boom entre las exguerrilleras. Las mujeres se vieron
obligadas priorizar la guerra antes que los niños, dejando
a los bebés con parientes o, según algunos, sometidos a
abortos forzados, algo que las FARC niegan.
© CATALINA MARTIN-CHICO, PANOS.
La historia tras la imagen de la primera mujer
nominada al World Press Photo: "Me volví invisible".
Un hombre no identificado trata de detener
a la prensa cuando los investigadores saudíes llegaron el
15 de octubre al Consulado de Arabia Saudita en Estambul
(Turquía), en medio de una creciente reacción internacional
contra la desaparición del periodista Jamal Khashoggi.
© CHRIS MCGRATH, GETTY IMAGES.
World Press Photo, fundada en 1955, es una
organización independiente sin ánimo de lucro con sede en
Ámsterdam (Países Bajos), conocida por organizar el mayor
y más prestigioso concurso anual de fotografía de prensa.
Durante el mes de febrero de cada año, un jurado internacional
independiente formado por trece miembros –y compuesto por
editores gráficos, fotógrafos y representantes de agencias
de prensa- escoge las fotografías ganadoras entre todas
las enviadas el año anterior por fotoperiodistas, agencias,
periódicos, revistas y fotógrafos de todo el mundo.
La organización World Press Photo no tiene
ninguna influencia en las decisiones del jurado.
World Press Photo busca estimular el desarrollo
del fotoperiodismo, fomentar la difusión del conocimiento,
ayudar a consolidar altos cánones profesionales dentro del
sector e impulsar un intercambio gratuito y sin restricciones
de información. En definitiva, World Press Photo trata de
promover la prensa fotográfica profesional a escala global.
Con este fin, organiza además varios proyectos educativos
por todo el mundo, como seminarios, talleres y el exclusivo
curso anual Joop Swart Masterclass.
Una dinámica imagen de un grupo de focas cangrejeras
nadando alrededor de un iceberg en la Antártida es la ganadora
absoluta de la última edición del concurso Underwater Photographer
of the Year, posiblemente el certamen de fotografía subacuática
más prestigioso del mundo que es de origen británico y se
celebra desde 1965.
La imagen ganadora es obra del francés Greg
Lecoeur, nombrado gracias a ella como “Fotógrafo subacuático
del año”, y fue realizada durante un viaje para documentar
la vida silvestre en los icebergs a la deriva de las corrientes
polares. Unos “hábitats masivos y misteriosos de los que
se sabe poco” cuenta el autor. “Los icebergs fertilizan
los océanos transportando nutrientes de la tierra que despiertan
las floraciones de la vida marina y también proporcionan
hogares para animales más grandes, como estas focas cangrejeras”.
Esta imagen resultó ganadora en una competición
a la que se presentaron más de 5.500 fotografías de autores
subacuáticos de 70 países de todo el mundo. Todas ellas
dentro de trece categorías y con la opción de optar a varios
premios principales, además de dos especiales para premiar
exclusivamente a fotógrafos británicos.
Uno de los premios destacados es el denominado
Marine Conservation Photographer of the Year 2020 que fue
a parar al italiano Pasquale Vassallo por una foto de un
atún arrastrado en una red hacia un barco de pesca. También
el Up & Coming Underwater Photographer of the Year 2020,
para autores emergentes, que este año es para la austriaca
Anita Kainrath con una foto de tiburones limón nadando en
un manglar de las Bahamas.
Un español entre la lista de nominados. Rafael
Fernández en la categoría Marine Conservation por su foto
‘Tuna fishery during the moment of rising nets’ captada
en Ceuta.
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