Hadaka Matsuri (literalmente Festival Desnudo) es un tipo
de festival japonés de ámbito religioso que llevan a cabo
los seguidores del Sintoísmo. Estos festivales se caracterizan
por la semidesnudez de los participantes como medio de purificación:
solamente llevan el fundoshi, prenda tradicional japonesa.
Dentro de los Hadaka Matsuri , existen varios tipos; los
tres más conocidos son el de la ciudad de Okayama, en el
templo Saidai-ji; el de Inazawa, en el templo Owari Okunitama
Jinja; y el de Fukuoka, en el templo Hakozaki.
El Saidai-ji Eyo se celebra cada año el tercer fin de semana
de febrero. En él se reúnen más de 9000 devotos en el templo
Saidaiji con el objetivo de ser el primero en encontrar
y coger el amuleto que un sacerdote lanza a la multitud.
Según la tradición, a la persona que lo consigue le seguirá
un año de buena suerte.
La historia del Saidai-ji Eyo Hadaka Matsuri se remonta
a hace 500 años. En aquel momento, los fieles de la religión
sintoísta competían entre ellos para conseguir los talismanes
que los sacerdotes lanzaban. Los talismanes, llamados Go-o,
eran de papel y servían como representación del final del
entrenamiento al que se sometían para el Año Nuevo. Sin
embargo, los papeles no eran lo suficientemente resistentes
para aguantar, por eso se sustituyeron por barras de madera,
llamadas shinji, que permitieron continuar con la tradición
como se había conocido hasta entonces.
El festival comienza con una celebración de prueba para
los niños a las 16:00. Acto seguido hay un concierto del
tradicional tambor japonés, el Taiko, y bailes tradicionales.
A pesar de encontrarse en pleno invierno y que las temperaturas
estén bajo cero, a medida que se acerca la hora, los participantes
se meten en una piscina de agua helada al son de «¡wasshoi,
wasshoi!», un grito de ánimo para todos ellos.
Una vez en el templo, sobre las 22:00, las luces se apagan
y comienza la competición: un sacerdote lanza el artefacto
de madera, que funciona como los antiguos talismanes, desde
una ventana a una altura de cuatro metros. Para hacerlo
más difícil, se lanzan también otro tipo de objetos a la
multitud; pero cuando cae por fin el objeto sagrado, comienza
la lucha entre jóvenes, mayores, luchadores profesionales
de sumo, y los yakuza (mafia japonesa), reconocidos por
llevar el fundoshi en color negro en vez de blanco. En ese
momento se crean olas de personas en movimiento incontrolables.
En Okayama se concentran cada año casi 10000 participantes
con el objetivo de alcanzar el shinji y conseguir un año
de buena suerte, pero de todos los que se presentan cada
año, solo unos 50 no son de origen japonés.
Debido al peligro que conlleva, es necesario que
se cumplan algunas normas para poder llevar a cabo
el festival de una forma segura:
- Cada uno de los participantes debe preparar papeles
con su nombre, tipo de sangre y número de emergencia
y guardarlo de antemano bajo su vestimenta.
- Las peleas están prohibidas: aunque a veces la
actitud ansiosa de los participantes rompe esta norma.
- No se puede beber.
- No se puede llevar tatuajes.
|
El Naoi Shinji tiene lugar en el templo de Owari Okunitama
Jinja en la ciudad de Inazawa en la prefectura de Aichi.
Este festival tiene por objetivo conseguir tocar al Shin-otoko,
persona elegida para ser el «hombre de la suerte». Se dice
que todo el que llegue a tocarlo obtendrá un año de buena
suerte.
Según la religión Sintoísta, esta práctica religiosa comenzó
en el Periodo Nara, más o menos el año 767 D.C, debido a
una época de enfermedades y malas cosechas El emperador
Shotoku ordeno que se celebraran ceremonias de purificación,
para ahuyentar todos los males del territorio. Para ello
se elegía a un ciudadano, el Shin-Otoko (el Hombre de la
Suerte o el hombre espíritu). El día 13 de enero del calendario
lunar se capturaba indistintamente a un hombre, los únicos
que no podían elegirse eran los samuráis, los niños, las
mujeres, los sacerdotes y los mendigos. Para atraparlo se
dirigían a él con lanzas, espadas y con el tessho, una rama
del árbol Sakaki con pequeñas campanas, un talismán y un
cuchillo atados a ella. El hombre debía afeitarse todo el
bello corporal y después lo llevaban al santuario, dónde
lo ofrecían como sacrificio. Antes del amanecer del día
siguiente, el cuerpo del Shin–Otoko se llevaba fuera del
territorio sagrado. Debido a la brutalidad que acarreaba
aquel acto y a las revueltas que causaba, el festival se
ilegalizó en 1744, durante el mandato de Oda Nobunaga. Más
tarde, a comienzos de la Era Meiji, sobre el año 1867, el
rito volvió a instaurarse, pero de la manera en la que lo
conocemos hoy en día.
Hoy en día el Shin-Otoko no se captura como antes, sino
que se presentan varios voluntarios de los que solamente
se elegirá a uno. Este, siguiendo la tradición, debe retirar
todo el vello de su cuerpo para purificarse, excepto las
cejas y las pestañas. Durante tres días permanece en el
templo y solamente puede abastecerse de agua y arroz. El
tercer día todos los hombres asistentes al festival hacen
desfiles por la ciudad llevando el Naoi-zasa al templo Kounomiya.
El Naoi-zasa es un gran palo de bambú envuelto con telas
con mensajes de plegaria escritos por aquellos que no pueden
participar en el rito. Una vez llegan al santuario, el conjunto
de hombres tiene que esperar a la llegada del Shin-otoko.
A las 15:00, se realiza un rito sintoísta; acto seguido
el sacerdote agita el tessho (árbol sakaki decorado con
talismanes, una «campanita» y un cuchillo) frente a los
participantes y da comienzo al acto para que los hombre
comiencen a aproximarse al Shin-otoko y lo toquen. Es necesario
que haya personal de seguridad lo proteja debido a la cantidad
de personas que se abalanzan hacia él.
El Tamaseseri tiene lugar en el templo Hakozaki, en la
ciudad de Fukuoka, prefectura de Fukuoka. En este caso el
objetivo de los concursantes consiste en levantar una bola
de 8 kilogramos de peso y 30 centímetros de diámetro, llamada
takara-no-tama, y hacérsela llegar al sacerdote.
El templo Hakozaki se fundó en el año 923. Tradicionalmente
estaba dedicado al dios Hachiman, conocido como el patrón
de los granjeros y de los pescadores. Este dios también
era conocido como el dios de la guerra y el protector del
pueblo japonés. Se dice que el festival tuvo su comienzo
hace unos 500 años y que este tiene que ver con la leyenda
del dios Dragón, Riujin. Se conoce como el dragón de la
buena fe, relacionado también con la agricultura, la lluvia
y las cosechas. La leyenda cuenta que Ryujin le dio 2 gemas
a la emperatriz Jingu para que pudiese defenderse de la
marina coreana. La gema «Kanju» y la gema «Manju» fueron
la ayuda necesaria para ganar la batalla contra la marina
coreana.
Los hombres que participan en este festival también se
visten solamente con el fundoshi. Además, los participantes
deben dividirse en dos equipos: los hombres de la tierra
y los del mar A las 13:00, la bola del yin y la del yang,
que representan respectivamente lo femenino y lo masculino,
se conducen al templo. Más tarde, los niños llevan la bola
del yang hacia el templo Hakozaki, hasta que se la pasan
a los verdaderos participantes, que los están esperando
a mitad de camino. Se crea una gran agitación y entusiasmo
entre la multitud en el momento que los hombres cruzan el
Torii (puerta del templo) mientras se disputan la bola,
a la vez que se les arrojan agua fría por encima, a pesar
de ser invierno. Mientras tanto, la bola del yin no se mueve
del templo, junto al sacerdote, que espera en otra de las
puertas, el Romon, hasta que uno de los hombres le hagan
llegar la bola. En el caso de que el equipo que lo logre
sea el de los granjeros, habrá un año de buenas cosechas;
si, por el contrario, es el de los pescadores el que gana,
se dará un año próspero para la pesca.
Su padre pertenecía a una próspera familia española afincada
durante generaciones en las Islas Filipinas. Su madre, alemana,
murió a los pocos meses de su nacimiento y su padre contrajo
segundas nupcias con una norteamericana. Así que Cristóbal
pasó su infancia en las Islas Filipinas, Alemania, Estados
Unidos y España. Estudió Derecho y Dirección de Empresas
en Madrid, Hamburgo y Múnich. Decidió dedicarse a la fotografía,
residiendo en Londres en 1969 tras conocer el trabajo de
Henri Cartier-Bresson, por lo que abandonó sus estudios.
Su trabajo se exhibió por primera vez en la exposición itinerante
Three Photographers, organizada por el Victoria & Albert
Museum. Colaboró con las agencias John Hillelson en Londres
y Viva en París. Trasladó su residencia a España en 1980,
y posteriormente colaboró con la agencia Cover en Madrid.
Hasta 1985, Hara había trabajado exclusivamente en blanco
y negro, pero desde entonces lo hará exclusivamente en color.
Quería ser fotoperiodista, pero su interés no era tanto
por los temas como por el propio lenguaje fotográfico, lo
que le llevó a una crisis que se resolvió en el momento
en el que empezó a utilizar el color, evolucionando hacia
una dirección en la que las fronteras entre realidad y ficción
dejan de ser nítidas. Sus fotografías han sido publicadas
en revistas como Camera, Creative Camera, DU. Aperture,
Photovisión y European Photography; así como en las revistas
de El País, La Vanguardia y El Semanal. Está representado
por las galerías Marlborough en Madrid y Jacob Witzenhausen,
en Ámsterdam.
Poco conocido por el gran público, Cristóbal
Hara (Madrid, 1946) es uno de los grande de la fotografía
española y toda una referencia en la nueva fotografía
documental, pese a mantenerse al margen de los círculos
oficiales. Formó parte de los Cinco Jinetes, con
Cristina García-Rodero, Koldo Txamorro, Ramón
Zabalza y Fernando Herráez.
En 2016 recibió el prestigioso premio Bartolomé
Ros, concedido por PhotoEspaña. Su obra está
presente en el Museo Reina Sofía de Madrid, el Stedelijk
de Ámsterdam o el Art Institut de Chicago.
Ahora presente en Oporto una exposición que recorre
cincuenta años de su trabajo, reflejo de su visión
de un país en transición. La muestra puede
verse hasta el 14 de Marzo en el Espaço SP620 y es
parte del proyecto Salut au monde!, del comisario Pablo
Berástegui y que se sirve de la fotografía
documental para cuestionar quiénes somos.
FOTONOJA te invita a participar en su concurso de fotografía
de naturaleza. La Villa de Noja convoca a todos los fotógrafos
de naturaleza, para mostrar sus mejores trabajos y participar
en un acontecimiento único. Un concurso de fotografía que
cuenta con un jurado compuesto de fotógrafos de reconocido
prestigio, dotado con más de 3.000 € en premios y dividido
en 6 categorías temáticas.
Las mujeres mexicanas se han plantado y han
dicho basta a la violencia y la desigualdad. La manifestación
del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, fue una de
las más multitudinarias de la historia del país: según las
autoridades, unas 80.000 personas participaron en la marcha
que atravesó el centro de Ciudad de México, y las movilizaciones
se repitieron en otras ciudades del país. Al día siguiente,
el lunes 9 de marzo, se produjo otra acción sin precedentes:
una huelga feminista que paralizó lugares de trabajo y escuelas.
Se trata de la primera de estas características en la historia
de México. Bajo el hashtag #UnDíaSinNosotras, algo más de
medio millón de funcionarias de la Administración Pública
no acudieron a su puesto de trabajo. La huelga también se
notó en el transporte público, las sucursales bancarias
y las oficinas. El Paro Nacional de Mujeres, como se ha
denominado la huelga feminista del 9 de marzo, fue convocado
por Las Brujas del Mar, un movimiento feminista surgido
en el estado de Veracruz, uno de los más castigados por
la violencia contra las mujeres: en 2019, se contabilizaron
157 feminicidios en ese territorio. La propuesta de huelga,
convocada el 18 de febrero, corrió como la pólvora en las
redes sociales, donde el colectivo es muy activo, y pronto
se viralizó. Fue compartida más de 50.000 veces.
El incremento de los feminicidios, la violencia
sexual contra las mujeres, el acoso callejero, la desigualdad
de oportunidades y la pobreza que afecta principalmente
al sector femenino de la sociedad mexicana ha encendido
la mecha de las protestas.
Los feminicidios -es decir, los asesinatos
contra mujeres con un componente de género- son una lacra
cotidiana en México y van en aumento. Según el fiscal General
de México, Alejandro Gertz, los feminicidios han aumentado
un 137% en los últimos cinco años. En 2015 se contabilizaron
426. En 2019 la cifra ascendió a 1.010. Y todo parece que
en 2020 se batirá un récord: solo en enero se contabilizaron
320 asesinatos de mujeres. Más de diez al día. Son cifras
del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad
Pública.
A pesar de estas cifras, el presidente del
país, Andrés Manuel López Obrador, está recibiendo críticas
por su laxitud a la hora de tomar medidas para erradicar
la violencia contra las mujeres, lo que ha indignado a los
colectivos feministas. Además de responder con evasivas
cuando es preguntado sobre este tema en sus ruedas de prensa
diarias, el mandatario culpa a menudo de los feminicidios
a las políticas neoliberales de los gobiernos anteriores.
Tras la violación y asesinato de de la niña de 7 años Fátima,
que conmocionó a México y encendió la indignación, López
Obrador dijo que los asesinatos por cuestión de género se
debían a una sociedad que “cayó en una decadencia, un proceso
de degradación progresivo que tuvo que ver con el modelo
neoliberal”. De hecho, intentó politizar la huelga del 9
de marzo, asegurando que había sido convocada por grupos
de derechas, lo que incendió aún más los ánimos de una sociedad
cansada de tanta violencia.
Betsabé Espinal (también apellidada como Espinosa
o Espinoza) (Bello, Colombia; 1896 - Medellín, 16 de noviembre
de 1932) fue una hilandera y una de las líderes sindicales
que dirigieron la primera huelga de obreras de Colombia
en la Fábrica de Tejidos de Bello (Antioquia) del 12 de
febrero al 4 de marzo de 1920. Esta no fue la primera huelga
colombiana, pero se considera que fue la primera vez que
las mujeres se organizaron para reclamar sus derechos laborales.
Se tienen pocos datos acerca de su vida antes
y después de la huelga. Erróneamente se le conoce como Espinosa
o Espinoza. Espinal fue bautizada en la iglesia Nuestra
Señora del Rosario de Bello en 1896. Fue hija natural de
Celsa Espinal y no tuvo hermanos, tampoco se casó, ni tuvo
descendientes.
La Fábrica de Tejidos de Bello, fundada en
1904 por Emilio Restrepo Callejas, era una importante fábrica
textil ubicada a pocos kilómetros de la ciudad de Medellín,
en lo que luego fue el barrio Playa Rica. El personal fabril
femenino, de entre 13 y 25 años, representaba el 80% de
la plantilla, con jornadas de más de diez horas, ganando
un 250 % menos que sus compañeros varones por las mismas
labores (ellas cobraban entre $0.40 y $1.00 a la semana;
mientras que los hombres, entre $1.00 y $2.70).
La huelga estalló el 12 de febrero de 1920
por una serie de abusos cometidos por la dirección de la
empresa y los capataces. No era la primera vez que las trabajadoras
textiles habían intentado paralizar la fábrica, pero en
esta ocasión se habían organizado mejor. Se exigía el despido
de dos funcionarios administrativos, cuyo trato era despótico
y abusivo con las trabajadoras, y de los capataces, acusados
de abuso sexual; además las trabajadoras pidieron que se
les permitiera trabajar con alpargatas (lo hacían obligatoriamente
descalzas), incrementos salariales y tiempo libre dentro
de la jornada laboral para la toma de alimentos.
A la huelga se sumaron entre 400 y 500 obreras,
no obteniendo el apoyo del personal masculino de la fábrica,
quienes fueron insultados por las mujeres e increpados por
esquiroles. A la cabeza del movimiento estuvieron las obreras
textiles Teresa Tamayo, Adelina González, Carmen Agudelo,
Rosalina Araque, Teresa Piedrahita y Matilde Montoya. Betsabé
Espinal, con 24 años de edad, tuvo el rol más activo durante
la huelga, negociando con los patrones, interviniendo en
las asambleas, atendiendo a la prensa en Medellín e impulsando
la creación de un Comité de Solidaridad o de Socorro para
financiar la huelga y obtener alimentos para las huelguistas.
La noticia de la huelga fue difundida el
13 de febrero en el diario antioqueño El Correo Liberal
con un titular en primera página, a cuatro columnas. La
dirección de la empresa y las autoridades civiles y religiosas
intentaron negociar el fin del paro, pero las mujeres se
encontraban decididas a lograr sus reivindicaciones. Al
tercer día de huelga, Espinal viajó a Medellín para hacer
llegar sus reclamos al gobernador de Antioquia. También
visitó las sedes de los periódicos El Espectador, El Correo
Liberal y El Luchador, concediendo sendas entrevistas, gracias
a lo cual la huelga tuvo un gran alcance en la región. Así,
los estudiantes de medicina de la Universidad de Antioquia
hicieron una colecta para socorrer a las obreras, mientras
que una fábrica de tejidos de Medellín se ofreció a sostenerlas
durante dos meses para que no cedieran.
Tras 24 días de huelga consiguieron sus peticiones:
un aumento salarial del 40%, reducción de la jornada laboral
a nueve horas y cincuenta minutos, mejores condiciones de
higiene, el despido de los supervisores acusados de conductas
indebidas y de los administradores enemigos de las trabajadoras,
así como la regulación del sistema de multas.
El párroco de Bello y el arzobispo de Medellín
actuaron como mediadores. Una vez finalizada la huelga,
una delegación de mujeres, encabezadas por Betsabé Espinal,
viajó a Medellín para firmar el acuerdo en la sede principal
de la empresa, e impulsó una multitudinaria marcha en agradecimiento
a los apoyos recibidos, movilizándose entre la Estación
Villa y el Parque Berrío. Finalmente, una vez acabada la
huelga, Restrepo Callejas despidió a varios trabajadores
de ambos sexos a modo de represalia, incluida Betsabé. La
huelga tuvo una importante repercusión en la lucha por los
derechos laborales femeninos. En 1929, siguiendo el ejemplo
de Bello, las 186 obreras de la fábrica Rosellón de Envigado
realizaron un paro exigiendo un aumento salarial y la destitución
de algunos administradores abusivos.
Espinal emigró a Medellín en busca de trabajo,
y vivió en una casa aledaña al cementerio San Lorenzo (hoy
Niquitao) y cercana de la residencia de María Cano.
Murió en la madrugada del 16 de noviembre
de 1932, a la edad de 36 años, tras intentar reparar un
cable suelto caído por una tormenta. El suceso ocurrió en
una casa de Medellín, ubicada en la carrera Villa (carrera
41) con calle 41 (Los Huesos). Betsabé llegó al hospital
con vida, pero la gravedad del accidente hizo que los médicos
no pudieran salvarle la vida.
La ESA ha respaldado la creación de esta célula
solar ultradelgada y flexible para ofrecer la mejor relación
potencia / masa para misiones espaciales. Con aproximadamente
0,02 mm de grosor, más fina que un cabello humano y con
una eficiencia de hasta un 32%, consta de tres o cuatro
capas de diferentes materiales optimizadas para hacer uso
de diferentes longitudes de onda de luz que componen el
espectro solar. Estas células solares más delgadas que el
papel podrían aprovecharse para futuros satélites de la
ESA o pseudo satélites de gran altitud (HAPS): aviones o
globos sin tripulación para realizar tareas similares a
la que realizan los satélites desde la atmósfera superior.
En Febrero hablábamos del World Press
Photo 2020, el certamen de fotoperiodismo más importante
del mundo. Desde el enlace, eldiario.es ofrece las historias
tras todas las fotos premiadas en el World Press Photo 2018.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------