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El Ayuntamiento de Igualada por medio del Departamento de Promoción
Cultural y la Agrupación Fotográfica de Igualada convocan el Premio
de Fotografía Procopio Luciano.
La masacre de Múnich u Operación Ikrit y Biraamnota fue un atentado
terrorista ocurrido durante los Juegos Olímpicos de 1972 en Múnich,
Baviera, al sur de Alemania Occidental, cuando once miembros del
equipo olímpico israelí fueron tomados rehenes y asesinados por
un comando del grupo terrorista Septiembre Negro, una facción de
la Organización para la Liberación de Palestina, entonces liderada
por Yasir Arafat. Poco después del comienzo de la crisis, los miembros
del comando demandaron la liberación de 234 prisioneros alojados
en cárceles israelíes, como también la liberación de los fundadores
de la Fracción del Ejército Rojo, Andreas Baader y Ulrike Meinhof,
encarcelados en Alemania. Los atacantes, que contaron con asistencia
logística de grupos alemanes neonazis, asesinaron a once atletas
y entrenadores israelíes y a un oficial de la policía de Alemania
Occidental. Cinco de los ocho miembros de Septiembre Negro resultaron
muertos por la policía durante el fallido intento de rescate de
los rehenes. Los tres secuestradores que sobrevivieron fueron detenidos,
pero liberados tan solo 53 días después, tras el secuestro de un
avión de Lufthansa. Israel respondió a los asesinatos organizando
las operaciones Primavera de Juventud y Cólera de Dios, con el objetivo
de castigar colectivamente a todos los responsables de la masacre.
Los ataúdes de diez atletas israelíes asesinados en
la masacre se alinean a bordo de los coches de mando durante una
ceremonia conmemorativa en el Aeropuerto Internacional Ben Gurión
antes del entierro de los difuntos en los cementerios locales de
sus respectivos lugares de residencia.
En el momento de la toma de rehenes, los Juegos Olímpicos
de Múnich 1972 transcurrían en su segunda semana. El Comité Olímpico
Alemán, organizador del evento, tenía como objetivo que la atmósfera
de la villa olímpica fuese abierta y amistosa. Se buscaba de esta
manera dejar atrás la imagen de los Juegos Olímpicos de Berlín 1936,
que habían sido explotados como parte de la propaganda nacionalsocialista
del régimen de Adolf Hitler. El film documental Un día en septiembre
proclamó que la seguridad de los atletas fue intencionalmente leve
y que los mismos podían entrar y salir de la Villa Olímpica sin
presentar ningún tipo de credenciales. Varios atletas eludieron
los puntos de control en la villa y escalaban el cerco perimetral
para acceder a la misma.
La ausencia de personal de seguridad armado fue motivo
de preocupación para el titular de la delegación israelí, Shmuel
Lalkin, desde antes de la llegada del equipo olímpico a Alemania.
En entrevistas posteriores dadas a los periodistas Serge Groussard
y Aron Klein, Lalkin declaró que había hablado con las autoridades
alemanas sobre su intranquilidad. El equipo israelí se hospedaría
en un sector relativamente aislado del resto de la villa olímpica,
en un pequeño edificio cercano al alambrado, por lo que Lalkin entendía
que los atletas se encontrarían en una situación vulnerable respecto
de un asalto desde el exterior. Las autoridades alemanas aparentemente
aseguraron a Lalkin que se proveería de seguridad adicional a la
delegación israelí, pero Lalkin expresaría posteriormente que dudaba
acerca de que dichas medidas se hubieran aplicado verdaderamente.
Los organizadores del evento consultaron al especialista forense
germano-occidental Georg Sieber para que creara veintiséis posibles
escenarios de ataques terroristas y colaborase en su prevención.
El «escenario 21» previsto por Sieber contemplaba una situación
de asalto a las habitaciones de la delegación israelí por parte
de un comando terrorista que a su vez requeriría la provisión de
un avión para abandonar Alemania. La organización se resistió a
la aplicación del escenario 21, ya que iba contra la imagen de «juegos
felices» que buscaban, por lo que se negaron a aumentar las medidas
de seguridad.
Shmuel Lalkin habla en el acto en memoria de los asesinatos.
El 4 de septiembre, los atletas israelíes habían estado
disfrutando de una salida nocturna por la ciudad antes de regresar
a la villa olímpica. Hacia las 04:40 del día 5, mientras los deportistas
dormían, ocho miembros del grupo terrorista palestino Septiembre
Negro, vestidos con trajes deportivos y llevando pistolas y granadas
en bolsas de deporte, escalaban la reja de dos metros que rodeaba
el complejo. Fueron ayudados por deportistas del equipo estadounidense
que desconocían su verdadera identidad y creían que, como ellos,
querían acceder furtivamente a sus apartamentos tras una noche de
diversión. El entrenador del equipo de lucha, Moshé Weinberg, de
33 años, oyó un ruido tras la puerta del primer apartamento, observando
que alguien abría ligeramente la puerta. Se abalanzó sobre ésta
dando un grito de alerta, mientras intentaba cerrarla forcejeando
con los terroristas, que tenían sus pies en la otra pared y usaban
sus fusiles como palancas. En la confusión, nueve atletas pudieron
escapar, y otros ocho se ocultaron. El luchador Yossef Romano agarró
el arma a uno de los terroristas, pero resultó muerto por un disparo.
Weinberg recibió un tiro en la cara que le atravesó las mejillas
cuando intentó atacar a un terrorista con un cuchillo de fruta,
y fue obligado a conducirles a los otros apartamentos. El israelí
descartó deliberadamente el apartamento nº 2 y los llevó directamente
al nº 3, donde se alojaban los atletas más fuertes, creyendo que
podrían reducir a los terroristas. Sin embargo, estos fueron sorprendidos
durmiendo y no lograron oponer resistencia. Weinberg aprovechó para
darle un puñetazo a un palestino, dislocándole la mandíbula. Otro
fedayín entró en pánico y le disparó. Su cuerpo fue dejado fuera
del edificio. Tras la muerte de este, los terroristas tomaron como
rehenes a nueve integrantes del equipo: David Berger, Ze'ev Friedman,
Joseph Gutfreund, Eliezer Halfin, André Spitzer, Amitzur Shapira,
Kehat Shorr, Mark Slavin y Yakov Springer. Posteriormente se divulgó
que los secuestradores eran fedayínes palestinos procedentes de
campos de refugiados de Siria, Líbano y Jordania. El grupo comando
estaba compuesto por Luttif Afif (líder; tres de sus hermanos eran
también miembros de Septiembre Negro y dos de ellos estaban presos
en Israel), Yusuf Nazzal, Afif Ahmed Hamid, Khalid Jawad, Ahmed
Chic Thaa, Mohammed Safady, Adnan Al Gashey y su sobrino Jamal Al-Gashey.
Los fedayines palestinos se refiere a los luchadores de orientación
nacionalista entre los palestinos. La mayoría de los palestinos
considera que los fedayines son "combatientes por la libertad",
mientras que el Gobierno israelí los describe como "terroristas".
Símbolos del movimiento nacional palestino, los fedayines
palestinos fueron inspirados por las guerrillas en Vietnam,
China, Argelia y América Latina.
La ideología de los fedayines palestinos era básicamente
socialista o comunista y su propósito proclamado consistía
en derrotar al Sionismo, "liberar Palestina" y establecer
"un Estado palestino secular, democrático y no sectario".
El movimiento surgió entre los refugiados palestinos que
huyeron o fueron expulsados de sus pueblos como resultado
de la Guerra árabe-israelí de 1948; y, a mediados de los años
1950, los fedayines comenzaron a montar operaciones cruzando
las fronteras hacia Israel desde Siria, Egipto y Jordania.
A menudo, las primeras infiltraciones tuvieron como finalidad
acceder a las tierras y a los productos agrícolas que habían
perdido como resultado de la guerra, o bien para atacar a
los militares israelíes y, algunas veces, a objetivos civiles.
Fedayines de Fatah en Beirut, Líbano (1979).
Israel llevó a cabo acciones de represalia dirigidas contra
los fedayines que también apuntaron a menudo a los ciudadanos
de sus países de acogida, lo que provocó más ataques como
respuesta. Las acciones de los fedayines fueron citadas por
Israel como una de las razones para iniciar la campaña del
Sinaí de 1956, la Guerra de los Seis Días, la Operación Litani
y la guerra del Líbano. Los grupos de fedayines palestinos
estuvieron unificados bajo la Organización para la Liberación
de Palestina tras la derrota de los ejércitos árabes en la
Guerra de los Seis Días de 1967, aunque cada grupo mantiene
a su propio líder y fuerzas armadas independientes.
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Poco después de las 06:00, los secuestradores lanzaron
por la ventana los documentos que contenían sus demandas, aclarándose
que de no ser cumplidas antes de las 09:00, un atleta sería ejecutado.
El jefe de policía de Múnich, Manfred Schreiber, se personó en el
lugar y encontró a una joven guardia de seguridad hablando con un
hombre de traje de safari blanco, un sombrero del mismo color y
su cara ennegrecida con betún, quien se identificó como Issa. El
Ministro del Interior, Hans-Dietrich Genscher y el intendente de
la Villa Olímpica, Walther Tröger, se le unieron para negociar con
los árabes. Genscher intentó explicarles a los palestinos la particular
delicadeza de la situación en la que se encontraban en razón de
la historia reciente de Alemania y se ofreció como rehén voluntario
a cambio de los israelíes. Sin embargo, Issa se negó, alegando que
la cuestión no se trataba de dinero o rehenes sustitutos, sino estrictamente
de los 236 presos. Un periodista de la República Democrática Alemana,
Wolfgang Gitter, logró acceder a los apartamentos del equipo de
su país y estableció contacto visual con los terroristas. «Cinco
hombres armados sonríen a Gitter», figura en la cronología de eventos
redactada por la Stasi, que había infiltrado decenas de sus espías
en las Olimpíadas. Por la ventana se asomaba Tony, el lugarteniente
de Issa y apodado el Vaquero, dado que en todo momento llevó puesto
un sombrero gris de ala ancha.
Los árabes comprendieron que el plazo era irracional,
puesto que llevaría tiempo notificar a Israel, esperar que el gobierno
deliberase y, en caso de una respuesta afirmativa por parte de Tel
Aviv, ubicar los expedientes de todos y cada uno de los reos. Issa
extendió el límite hasta el mediodía. A las 11:15, los alemanes
recibieron la respuesta definitiva de Israel: no habría negociación.
Para conseguir tiempo, Schreiber comunicó a los palestinos que tal
respuesta no había llegado y que «si querían matar a uno o a cinco
no podrían hacer nada para detenerlos». Issa le dio una hora, aunque
la atmósfera estaba lo bastante calmada como para ver al líder terrorista
bebiendo una gaseosa con la mujer policía y a Tony (Nazzal) fumar
y broncearse en la ventana del piso superior. Issa comentó a su
interlocutora que si no había noticias de Israel antes de las 13:00
quería que la prensa le tomara declaración y atestiguara la ejecución
de dos atletas. Schreiber se dirigió de vuelta al edificio y reconoció
que aún no había progreso por parte del gobierno israelí para excarcelar
a los 236 presos. Aun así, hizo saber al comando que Alemania había
liberado a Andreas Baader y Ulrike Meinhof. Issa le concedió otras
dos horas y pidió comida «para unas veinte personas». En ese momento,
los alemanes decidieron entrar en acción: los alimentos fueron distribuidos
en cuatro cajones, de tal manera que se necesitaran más personas
para llevarlos arriba. Dos policías disfrazados de chefs entrarían,
contarían a los terroristas y verificarían la condición de los atletas.
Sin embargo, anticipándose al plan, Issa insistió en llevar la comida
él mismo.
El 22 de marzo de 1945 tuvo lugar la creación de la Liga
de Estados Árabes, más conocida como la Liga Árabe, en El
Cairo. Los Estados firmantes fueron Egipto, Arabia Saudí,
Yemen, Irak, Transjordania, Siria y Líbano. La constitución
de la Liga se inspiró los ideales de panarabismo vinculados
al proceso de independencia de los países árabes de Oriente
Próximo, Medio y el norte de África iniciado en el período
de entreguerras y acentuado tras la Segunda Guerra Mundial.
La Liga tenía por objeto estrechar las relaciones entre los
Estados miembros, coordinar sus políticas y contribuir a la
preservación de su independencia. En los años sucesivos se
unieron a la Liga 14 países más (Libia, Sudán, Marruecos,
Túnez, Kuwait, Argelia, Yemen del Sur, Qatar, Bahréin, Omán,
Emiratos Árabes Unidos, Mauritania, Somalia y Yibuti) así
como la OLP en 1964.
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Merck, por su parte, fue a buscar al embajador de
Túnez, que también oficiaba como líder de la Liga Árabe. Ambos le
exhortaron a que «le muestre al mundo que los palestinos no son
asesinos». Issa extendió el plazo hasta las 05:00 p. m., aunque
era consciente de que estaba siendo engañado. A medida que pasaban
las horas, aumentaba el descontento popular hacia el COI por negarse
a suspender los Juegos. A las 15:30, la organización cedió ante
la presión internacional y los suspendió indefinidamente. El periodista
israelí Dan Shilon afirmó que los medios de comunicación tuvieron
una perspectiva muy cínica de la situación y se interesaron más
por la audiencia que generaba la toma de rehenes que por la vida
de los mismos. Los fedayines habían logrado el objetivo de hacer
pública la causa palestina a lo largo del globo. A las 16:20 la
multitud presente en la Villa Olímpica era de entre 75 000 y 80
000 personas. Mientras Tony hacía el signo de la victoria desde
la ventana del primer piso, Issa se ponía cada vez más nervioso
y pensaba qué hacer con los israelíes. Pese a esta fachada, los
palestinos sabían que no podrían mantenerse alerta y ocupar el edificio
por mucho más tiempo. Issa le había comentado previamente a la joven
oficial que desconfiaba de Schreiber y que los alemanes «estaban
jugando con él.»
Los germanos también intentaron otro intercambio:
los negociadores se entregarían como rehenes sustitutos y acompañarían
a los palestinos, y en un par de meses Israel liberaría discretamente
a unos cincuenta presos. La propuesta tomó por sorpresa a Issa,
quien decidió consultar con sus superiores de Septiembre Negro.
Telefoneó a un hombre llamado Talal, quien supuestamente debía estar
en Túnez. Sin embargo, desconocía que este había sido detenido en
el aeropuerto por carecer de visado y, casualmente, el teléfono
fue atendido por otro Talal, quien no entendía por qué alguien lo
llamaba desde Múnich y le hablaba en código. Issa creyó que el teléfono
podía estar siendo intervenido y colgó. Esperó unos minutos y llamó
de nuevo; el Talal erróneo atendió otra vez e Issa se rindió. Les
informó a los alemanes que la propuesta había sido rechazada. Aun
así, no iban a permitir que los fedayines se salieran con la suya:
se decidió asaltar el edificio. Debido a restricciones de postguerra,
el ejército alemán no podía operar en tiempos de paz, por lo que
las vidas de los atletas dependían de la policía de Múnich.
Un escuadrón de 38 miembros del Bundesgrenzschütz
(la guardia fronteriza alemana), vestidos con trajes olímpicos,
usando cascos Stahlhelm y llevando subfusiles Walther MPL, tomaron
posiciones en el techo del Connollystraße 31 y los edificios adyacentes.
Debían esperar a oír la palabra Sonnenschein por radio para introducirse
en los conductos de ventilación y eliminar a los terroristas. Sin
embargo, dado que las cámaras de televisión filmaban desde todos
los ángulos el acontecimiento, sumado al hecho de que todos los
apartamentos disponían de televisores, los terroristas pudieron
ver en vivo todos los movimientos de los policías por encima de
ellos. Debido a esto, la orden de atacar nunca llegó y los efectivos
debieron retirarse. La Operación Sonnenschein había fracasado. A
las 18:00, los palestinos dictaron una nueva demanda: un avión para
llevarlos a Egipto. Según Jamal al-Gashey, la idea era dirigirse
a un país árabe con buenas relaciones con Occidente, que a su vez
tuviera buenas relaciones con Israel, y poder continuar las negociaciones
allí.
Icónico recuerdo del momento.
Las autoridades fingieron estar de acuerdo con la
demanda de ir a El Cairo (aunque el primer ministro egipcio Aziz
Sedki ya había afirmado que los egipcios no querían involucrarse
en la crisis). Dos helicópteros militares UH-1H iban a transportar
a los terroristas y rehenes a Fürstenfeldbruck, una base aérea de
la OTAN. Inicialmente, el plan de los perpetradores era ir al aeropuerto
internacional de Riem, cerca de Múnich, pero los negociadores les
convencieron de que Fürstenfeldbruck sería más práctico. Las autoridades,
que siguieron a los fedayínes y rehenes en un tercer helicóptero,
tenían un motivo oculto: un asalto armado en el aeropuerto. Un Boeing
727 fue colocado en la pista, con cinco o seis policías armados
y disfrazados como tripulantes. Se acordó que Issa y Tony inspeccionarían
el avión. El plan era que los alemanes los reducirían mientras abordaban,
dando a los francotiradores la oportunidad de matar a los terroristas
restantes en los helicópteros. Al darse cuenta de que los palestinos
y los israelíes debían caminar 200 metros a través de los garajes
subterráneos para llegar a los helicópteros, la policía alemana
vio otra oportunidad para emboscar a los terroristas, y se colocaron
francotiradores allí. Pero Issa insistió en revisar el camino, y
algunos fedayines se adentraron utilizando a Schreiber, Tröger y
Genscher como escudos humanos.
En ese momento, los policías que estaban posicionados
detrás de los autos estacionados en las calles laterales se alejaron
y el ruido alertó a los terroristas de su presencia, por lo que
decidieron utilizar un autobús en vez de caminar. El autobús llegó
a las 22:00 y transportó al contingente a los helicópteros. Issa
los revisó con una linterna antes de embarcar en grupos. Los alemanes
habían presupuesto todo el tiempo que el comando palestino estaba
integrado por solo «cuatro o cinco» terroristas, de acuerdo con
lo que Genscher y Tröger habían visto en el interior del Connollystraße
31. Sin embargo, durante el traslado desde el ómnibus a los helicópteros,
el equipo de crisis descubrió que en realidad eran ocho. Esta información
nunca fue recibida por los francotiradores. Los cinco francotiradores
alemanes que fueron escogidos para emboscar a los secuestradores
habían sido seleccionados porque practicaban tiro los fines de semana.
Durante la investigación posterior, el oficial identificado como
el "Francotirador No. 2" declaró: «Yo creo que no soy un francotirador».
Los cinco tiradores fueron desplegados alrededor del aeropuerto:
tres en el techo de la torre de control, uno escondido detrás de
un camión de servicio y uno detrás de una pequeña torre de la señal
en tierra, pero ninguno de ellos tenía alguna formación ni armamento
especiales (estaban equipados con el G3, el fusil de asalto estándar
de las fuerzas armadas alemanas). Los miembros del equipo de crisis
–Schreiber, Genscher, Merk y el lugartneniente de Schreiber, Georg
Wolf– supervisaron y observaron el intento de rescate desde la torre
de control. Tanto Cooley como Reeve y Groussard ponen como observadores
en la escena al jefe del Mossad Zvi Zamir y Víctor Cohen, un asesor
de alto rango de Zamir. Este último señaló reiteradamente en entrevistas
que nunca fue consultado por los alemanes durante el intento de
rescate y que él pensaba que su presencia les incomodaba.
Recuerdo del desastre en el aeropuerto.
A último momento, viendo que los helicópteros se estaban
aproximando a Fürstenfeldbruck, los efectivos a bordo del avión
votaron por abandonar su misión sin consultar al comando central.
Esto dejó a los cinco tiradores para tratar de dominar a un grupo
más grande y mejor armado. El coronel Ulrich Wegener, edecán de
Genscher y futuro creador de la unidad antiterrorista de élite alemana
GSG 9, exclamó: «¡Estoy seguro de que con esto va a explotar todo
el asunto!». Los helicópteros aterrizaron poco después de las 22:30
y los cuatro pilotos y seis de los secuestradores salieron. Mientras
que cuatro de los miembros de Septiembre Negro redujeron a los pilotos
a punta de pistola (rompiendo una promesa anterior de que no tomarían
ningún rehén alemán). Issa y Tony se acercaron a inspeccionar el
avión, solo para encontrarlo vacío. Al darse cuenta de que habían
sido engañados, corrieron de vuelta hacia los helicópteros. Mientras
pasaban al lado de la torre de control, el Francotirador 3 tuvo
una última oportunidad para eliminar a Issa, que habría dejado el
grupo sin líder. Sin embargo, debido a la mala iluminación, no logró
ver a su objetivo y le erró, en su lugar impactando en el muslo
de Tony. Mientras tanto, los alemanes dieron la orden de abrir fuego,
que se produjo alrededor de las 23:00. En el caos que siguió, Ahmed
Chic Thaa y Afif Ahmed Hamid, los dos secuestradores que retenían
a los pilotos de helicópteros, fueron muertos mientras que los restantes
—posiblemente ya heridos— se cubrieron, contestando el fuego por
detrás y por debajo de los helicópteros, y fuera de la línea de
visión de los francotiradores, disparando a muchas de las luces
del aeropuerto. Un policía alemán en la torre de control, Anton
Fliegerbauer, fue alcanzado por una bala perdida. Los pilotos de
los helicópteros huyeron. Los rehenes, en cambio, no pudieron hacerlo
debido a que se encontraban atados. Algunas de las cuerdas serían
encontradas mordidas finalizado el tiroteo. Los alemanes no habían
coordinado el apoyo de vehículos blindados, y solo en este punto
se contactó por radio a Múnich pidiendo su envío. Puesto que las
rutas hacia el aeropuerto no se habían despejado, los blindados
quedaron atascados y llegaron recién alrededor de la medianoche.
Con su aparición, los secuestradores sintieron el cambio en el statu
quo, y posiblemente entraron en pánico al pensar en el fracaso de
su operación.
A las 00:04 del 6 de septiembre, un fedayín, probablemente
Issa, fusiló a los rehenes del helicóptero oriental. Springer, Halfin
y Friedman murieron instantáneamente, mientras que Berger recibió
dos disparos en la pierna y se cree que habría sobrevivido al ataque
inicial, ya que su autopsia determinó que había muerto por inhalación
de humo. Entonces, el terrorista lanzó una granada a la cabina.
La explosión resultante destruyó el helicóptero e incineró los israelíes
atados en su interior. Luego, Issa corrió por la pista y comenzó
a disparar contra la policía, que respondió acribillándolo. Khalid
Jawad intentó escapar y fue abatido por uno de los francotiradores.
Lo qué pasó con los demás rehenes sigue siendo motivo de controversia.
Issa, ya abatido.
Una investigación de la policía alemana indicó que
la policía pudo haber disparado accidentalmente a algunos rehenes
y a uno de sus propios francotiradores. Sin embargo, una reconstrucción
de la revista Time del suprimido informe del fiscal de Baviera indica
que un tercer secuestrador –Adnan Al Gashey, según Reeve– se situó
en la puerta del helicóptero occidental y ametralló a los cinco
rehenes restantes. Gutfreund, Shorr, Slavin, Spitzer y Shapira recibieron
un promedio de cuatro tiros cada uno. Solo el cuerpo de Zeev Friedman
estaba relativamente intacto, habiendo sido expulsado del helicóptero
por la explosión. En algunos casos, la causa exacta de la muerte
de los rehenes en el helicóptero oriental era difícil de establecer
debido a que el resto de los cadáveres quedaron casi irreconocibles
debido a la explosión y al posterior incendio. Tres de los hombres
que quedaban yacían en el suelo, uno de ellos haciéndose el muerto,
y fueron capturados por la policía. Jamal Al Gashey había recibido
un disparo en la muñeca derecha, Mohammed Safady había sufrido una
herida superficial en la pierna y Adnan Al Gashey había resultado
ileso. Yusuf Nazzal huyó, pero fue rastreado con perros policía
unos cuarenta minutos más tarde en un estacionamiento. Acorralado
y bombardeado con gases lacrimógenos, fue abatido después de un
breve tiroteo.
Para la 01:30, la batalla había terminado.
En un principio, la historia pareció escribirse prematuramente.
Reuters anunció que todos los rehenes habían sido liberados, y Conrad
Ahlers, el portavoz del gobierno de Alemania, aseguró que la operación
había sido un éxito rotundo. La noticia llegó a Israel, en donde
Golda Meir brindó con su gabinete y llamó personalmente a las familias
de los rehenes para felicitarles. Sin embargo, con el pasar de los
minutos, la información proveniente de Fürstenfeldbruck se volvía
cada vez más contradictoria y confusa. A las 00:25, el jefe de prensa
de las Olimpiadas, Hans Klein, comentó al periodista Jim McKay:
«Estamos temiendo que la información dada hasta ahora
es demasiado optimista.»
A las 03:24, tras dieciséis horas de transmisión ininterrumpida,
Jim McKay anunció la muerte de todos los atletas:
«Acabo de recibir la última información. Mi padre
solía decir que nuestras más grandes esperanzas y nuestros peores
temores rara vez se vuelven realidad. Nuestros peores temores se
han vuelto realidad esta noche. Nos han dicho que había once rehenes.
Dos fueron asesinados en sus habitaciones esta ma... ayer por la
mañana (sic). Nueve fueron asesinados en el aeropuerto esta noche.
Todos se han ido.»
Sorprendentemente, la competición olímpica solo se
suspendió por un día, el 5 de septiembre, a pesar de que diferentes
personalidades pidieron su cancelación. El entonces presidente del
Comité Olímpico Internacional, Avery Brundage, y otros miembros
del COI decidieron que los terroristas no podían condicionar la
celebración de los juegos con unas famosas y a la vez polémicas
palabras pronunciadas por aquel durante la ceremonia de conmemoración
de las víctimas celebrada al día siguiente: «Los juegos deben continuar».
Al memorial por los muertos que se celebró en el estadio
olímpico asistieron 80 000 espectadores y 3.000 atletas. Brundage
no hizo ninguna referencia a los deportistas asesinados durante
su discurso, en que elogiaba la fuerza del movimiento olímpico.
Este hecho enojó a los israelíes y a mucha de la gente allí presente.
Como muestra de duelo, durante el acto, la bandera olímpica se izó
a media asta junto con la mayoría de las banderas nacionales de
los países presentes en los juegos, a excepción de los países árabes,
los cuales exigieron que sus enseñas ondeasen en lo alto del mástil.
Las naciones árabes de donde procedían los terroristas lo veían
como una claudicación frente a Israel. El 7 de septiembre, el equipo
olímpico israelí anunció que abandonaba Múnich, siendo especialmente
protegidos por las fuerzas de seguridad. Lo mismo hizo el equipo
egipcio, temiendo posibles represalias. Los familiares de las víctimas
solicitaron al COI levantar un monumento permanente en memoria de
los atletas fallecidos, pero éstos declinaron la petición, alegando
que el hecho de hacer una referencia explícita a las víctimas podría
enojar al resto de la comunidad olímpica.
El mismo 5 de septiembre, la entonces primera ministra
de Israel, Golda Meir, instó al resto de naciones a condenar el
bárbaro acto criminal. El ataque fue ampliamente condenado
por todo el mundo, incluidos significativos personajes árabes como
el rey Hussein I de Jordania. Los cuerpos de los cinco fedayínes
muertos fueron enviados a Libia, en donde recibieron un funeral
de héroes y fueron enterrados con honores militares. Las autoridades
alemanas encarcelaron a los tres terroristas sobrevivientes y, tan
solo días después, crearon la unidad antiterrorista GSG9 para dar
una respuesta contundente en futuras acciones de rescates de rehenes.
Golda Meir y Margareth Tatcher, las dos damas de hierro.
Tras el secuestro, Meir supuestamente les dijo a Yariv y a
Zamir "Enviad a los muchachos". Comenzana la Operación Cólera
de Dios.
La guerra de 1967 representó para los países árabes una humillación
total, pues después de meses de alardeo y provocaciones, el
ejército de Israel venció a sus enemigos, demostrando una
soberbia superioridad militar. Los inicios de la década de
los 70 eran para el Medio Oriente un momento de tregua, pues
aquella impactante guerra de 1967 había dejado muchos temas
por analizar. Gamal Abdel Nasser, quien había incitado a toda
la población árabe a movilizarse contra el Estado judío, ahora,
era un líder avergonzado y sin salud, pero tremendamente querido.
El 28 de septiembre de 1970 Nasser sufrió un ataque cardiaco
y su muerte causó en todo Egipto un duelo masivo. Cinco millones
de personas acudieron a su funeral.
Con la muerte de Nasser, Anwar el Sadat subió al poder. A
diferencia del resto de los mandatarios árabes, Sadat comenzó
a hablar sobre acuerdos de paz, pedía a Israel que devolviera
la Península del Sinaí que el ejército israelí había logrado
conquistar tres años atrás, sin embargo, el gobierno israelí
no tenía el más mínimo interés de negociar.
Gamal Abdel Nasser el padre del socialismo
arabe.
A diferencia de Egipto, Siria no hablaba de paz, su líder
Hafez Al Asad había iniciado un plan de rearme, y su único
objetivo era recuperar militarmente los territorios perdidos.
A pesar de que Egipto y Siria estaban optando por estrategias
distintas, ambos países compartían el mismo deseo: Egipto
quería la Península del Sinaí y Siria quería los Altos del
Golán. La derrota de la guerra de 1967 había provocado tanto
en Siria como en Egipto una crisis económica catastrófica
pero sobre todo, un colectivo sentimiento de derrota y humillación
urgente de erradicar. Así que los planes comenzaron y esta
vez el ataque para el Estado de Israel sería simultáneo, organizado
y letal. Pese a la motivación de los países árabes por entrar
en guerra, la Unión Soviética ya no mostraba el mismo entusiasmo
por el conflicto árabe-israelí, pues la última guerra le había
causado pérdidas económicas que no quería repetir. En octubre
de 1972, Sadat le expresó a su consejo supremo de las fuerzas
armadas que estaría dispuesto a entrar en guerra con Israel
aún sin el apoyo de la Unión Soviética. Fue muy claro cuando
dijo: “Estoy dispuesto a sacrificar a un millón de soldados
egipcios para recuperar la Península del Sinaí”.
Decepcionado y frustrado por la falta de apoyo, Sadat expulsó
a los asesores soviéticos que colaboraban con el ejército
egipcio; si iba a haber una guerra, el ejército de Egipto
estaría conformado sólo por soldados entregados y plenamente
comprometidos. Los generales militares egipcios que habían
sido responsables por la derrota en la guerra de 1967, fueron
destituidos y reemplazados por militares más competentes.
Finalmente, la ayuda soviética llegó, se trataba de tanques,
armamento, aviones, misiles guiados, se trataba de todo lo
necesario para lograr un ataque y restaurar el orgullo dañado.
La inteligencia israelí se enteró de los planes de ataque
de sus vecinos países árabes. Ashraf Marwan, yerno del ex
presidente de Egipto Gamal Abdel Nasser colaboraba para el
Mossad e informó que el ataque egipcio se llevaría a cabo
el 15 de mayo. Asumiendo el esfuerzo y costo económico necesario
el ejército israelí se movilizó para estar preparado, pero
el ataque egipcio simplemente no llegó. El 25 de septiembre
el rey Hussein de Jordania voló a Tel Aviv para advertirle
a la Primer Ministra Golda Meir que Siria y Egipto tenían
planes para atacar a Israel, pero la información fue subestimada,
pues Golda supuso que Egipto no tenía el apoyo soviético y
sin este fundamental apoyo, poco podría hacer el ejército
egipcio por sí solo.
Ashraf Marwan. Estaba casado con la hija del presidente egipcio
cuando fue reclutado por la inteligencia israelí. Años más
tarde su nombre fue revelado como la principal fuente de información
del Mossad y fue hallado muerto en el jardín de la Carlton
House Terrace, en Londres, tras caer de un quinto piso.
Un día antes de que estallara la guerra, el comandante Ariel
Sharon ordenó sacar fotografías aéreas a las posiciones militares
egipcias y sirias, el resultado fue escalofriante: el ejército
egipcio estaba mucho más organizado y armado de lo que los
israelíes hubieran esperado. Las fotografías aéreas mostraban
una gran concentración de misiles tanto en El Cairo como en
Damasco, fotografías en las que se veía un vasto armamento
en perfecto estado y listo para ser utilizado. Ante la sorpresiva
noticia, la Primer Ministra Golda Meir, el Ministro de defensa
Moshe Dayan y el jefe de Estado Mayor David Elazar, se reunieron
en una junta organizada de último momento. Eran las 8:00 de
la mañana del día más sagrado del calendario judío, Yom Kipur,
pero había una emergencia que atender, pues estaba en peligro
todo, absolutamente todo el territorio del Estado de Israel.
En la reunión de emergencia, Moshe Dayan decía que no había
certeza de ninguna guerra y que en todo caso, el Canal de
Suez era la mejor defensa, pues actuaba como obstáculo natural
para los tanques egipcios. Dayan argumentaba que aunado a
las toneladas de agua del canal, se sumaban altos bancos de
arena que resultaban para cualquier tanque imposibles de atravesar.
Estos bancos de arena habían sido elaborados por el ejército
israelí y muchos de ellos alcanzaban 18 metros de altura;
Dayan consideraba que aquella barrera constituía para Israel
una defensa segura.
Por su parte, David Elazar, jefe de Estado Mayor se mostraba
más temeroso y proponía un ataque preventivo sobre el ejército
egipcio, pero Golda no podía actuar, el Presidente de Estados
Unidos Richard Nixon, había sido muy claro con ella cuando
le dijo que no habría apoyo americano si Israel efectuaba
un ataque preventivo, así que Golda fue contundente: “Muy
pronto podremos estar necesitando la ayuda de Estados Unidos,
no haremos ningún ataque, pues de hacerlo, no recibiremos
ayuda de nadie”. La sospecha sobre el ataque árabe era una
información privilegiada que sólo circulaba por los altos
mandos, pero el resto del país, tanto civiles como la mayor
parte de los soldados israelíes, se encontraban ayunando o
rezando, desconociendo por completo la amenaza que estaba
por venir. Seis horas después de esa reunión de emergencia
la guerra inició, tomando al ejército del Estado de Israel
por completa sorpresa, pues eran bombas que no caían en un
día cualquiera.
Más que otra cosa, la Guerra de los Seis Días se ha convertido
en una guerra reescrita. Un mar de publicaciones muestran
lo que sucedió en ese momento. El Egipto de Gamal Abdel Nasser,
afirman los revisionistas, no tenía la habilidad de luchar
contra Israel, y de cualquier manera, no tenía intención de
hacerlo. Es cierto que amenazó, envió más y más divisiones
al Sinaí, expulsó a los observadores de las Naciones Unidas,
incitó a las masas en los países árabes. Es cierto que los
regímenes árabes se prepararon para la guerra. Es verdad que
Nasser cerró el Estrecho de Tirán, que Israel estaba sitiado
desde el sur. Es cierto que fue una grave violación del derecho
internacional, un “casus belli”. Sin embargo, todo eso no
tiene importancia, porque hay una mega-narrativa que obliga
a las fuerzas del progreso a eximir a los árabes y apuntar
el dedo acusador a Israel. Y cuando existe una narrativa,
¿quién mira los hechos? Según la mega-narrativa, Israel tenía
planes expansionistas, y simplemente aprovechó la oportunidad.
Diversos académicos distorsionan los hechos en un intento
de transformar a los árabes en víctimas y a Israel en el agresor.
Los países árabes nunca aceptaron la existencia del Estado
de Israel, ni por un momento. De 1949 a 1967 no existía la
ocupación, pero no se creó un Estado palestino, porque los
líderes del mundo árabe no querían otro Estado. Ellos querían
a Israel. Nunca ocultaron sus intenciones. La nueva etapa
comenzó en 1964. En el contexto del conflicto sobre el agua,
la Liga Árabe se reunió en El Cairo y anunció: “… los preparativos
militares árabes colectivos, una vez concluidos, constituirán
los últimos medios prácticos para la eliminación de Israel”.
Al cabo de dos años, el entonces ministro de Defensa, Hafez
Assad, que pasó a ser presidente de Siria declaró: “Ataquen
los asentamientos del enemigo, háganlos polvo, pavimenten
las vías árabes con las calaveras de los judíos”. Y en caso
de duda agregó: “Estamos decididos a saturar esta tierra con
su sangre (israelí), y arrojarlos al mar”.
Nueve días antes de que estallara la guerra,
Nasser dijo: “El pueblo árabe quiere luchar. Nuestro objetivo
principal es la destrucción de Israel”. Dos días más tarde
el presidente de Irak, Abdul Rahman Arif, se unió a las amenazas:
“Esta es nuestra oportunidad … nuestro objetivo es claro:
borrar a Israel del mapa”. Dos días antes de que estallara
la guerra, el fundador y líder de la OLP, Ahmad Shukieri,
dijo: “Quien sobreviva permanecerá en Palestina, pero en mi
opinión, nadie sobrevivirá.” ¿Alguien todavía piensa que esas
eran solo declaraciones? ¿Alguien piensa que su intención
era una ocupación ilustrada? ¿Alguien piensa que no habría
habido una matanza masiva como la de Egipto en Yemen y más
adelante en Biafra?
Para comprender que éstas no eran declaraciones
falsas, cabe señalar que en una reunión celebrada después
de la guerra entre el embajador de Israel en Londres, Aharon
Remez y el secretario de Relaciones Exteriores británico George
Brown, Remez dijo que Israel había incautado documentos del
ejército jordano que datan del 25 y 26 de mayo, cerca de dos
semanas antes del inicio de la guerra, que incluían órdenes
de exterminar a la población civil en las comunidades que
planeaban ocupar. En su momento, pensaban que eso es lo que
sucedería. No está claro, dijo Remez en aquel momento, si
Hussein sabía de estas órdenes, pero eran muy similares a
las órdenes de aniquilación emitidas por el ejército egipcio.
Estos datos aparecen en el libro de Michael Oren sobre la
Guerra de los Seis Días, en la obra de Miriam Joyce sobre
las relaciones de Hussein con Estados Unidos y Gran Bretaña,
y en la del Dr. Moshe Elad. En un principio, Hussein rechazó
las reclamaciones acerca de las órdenes de aniquilación, pero
más tarde añadió: “Que yo sepa”.
Pasaron los días. Las amenazas aumentaron. Cada
vez más fuerzas fueron enviadas al Sinaí. Más países árabes
se unieron a la coalición de guerra. No se sabe si Nasser
realmente quería una guerra, escribió Oren en su libro. Pero
él y los países árabes hicieron todo lo posible por deteriorar
la situación. El apetito de Nasser siguió creciendo e inmediatamente
después de bloquear el estrecho declaró: “Si logramos volver
a las condiciones que existían antes de 1956 (el Estrecho
de Tirán está bloqueado), Dios seguramente nos ayudará para
volver a la situación que existía en 1948”. El difunto Yitzhak
Rabin, entonces Jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa
de Israel, dijo al gobierno que “será una guerra difícil…
habrá muchas pérdidas”. Probablemente morirán 50.000 personas.
Y Oren, que había leído casi todos los documentos que habían
sido desclasificados, concluyó: “Los documentos muestran que
Israel deseaba evitar la guerra a toda costa e intentó impedirla
hasta la víspera de las batallas, incluso a expensas de un
gran costo estratégico y económico para el Estado”. Estos
son los hechos. Pero los que reescriben la historia llevan
la delantera.
Asesinato de Yitzhak Rabin: el día que el “Gran
Israel” asesinó al Israel colonialista El 4 de noviembre de
1995 era asesinado por un joven colono de extrema derecha
en el centro de Tel Aviv cuando festejaban los acuerdos con
la Autoridad Palestina que daba mínimas garantías de autonomía
a ciudades de Cisjordania y a la Franja de Gaza.
El debate político sobre el control israelí
de los territorios ha llevado a que las opiniones políticas
interfieran con los hechos. El debate político es importante.
Es legítimo. Pero no hay necesidad de reescribir la historia
para justificar una postura política, sino todo lo contrario:
los hechos deben influir en las opiniones políticas. Y los
hechos son claros y simples: los líderes de los países árabes
no sólo emitieron declaraciones de la esperada aniquilación,
sino que incluso prepararon órdenes operativas.
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El 8 de septiembre, la fuerza aérea israelí respondió
bombardeando las bases de la Organización para la Liberación de
Palestina (OLP) en Siria y Líbano, ataque que fue condenado por
el Consejo de Seguridad de la ONU. Asimismo, una resolución de la
ONU de condenaba de los hechos de Múnich, amparada por Estados Unidos,
fue rechazada. El 29 de octubre, un avión de Lufthansa fue secuestrado,
exigiendo los terroristas la liberación de los tres integrantes
de Septiembre Negro presos en cárceles alemanas. Sus reivindicaciones
fueron inmediatamente atendidas por las autoridades germanas, sin
consultar al gobierno de Israel. Los hechos acaecidos en Múnich
traerían consigo una espiral de violencia por parte de Israel, con
el fin de dar caza a los supuestos responsables del acto terrorista.
Tras el ataque a la villa olímpica y la posterior
liberación de estos tres terroristas, Golda Meir y el Comité de
Defensa Israelí dieron órdenes secretas al Mossad de matar, dondequiera
que se encontrasen, a los once hombres de Septiembre Negro y del
Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) que planificaron
y organizaron la matanza de los atletas israelíes. Para ello, el
servicio secreto israelí creó una unidad encubierta que sería ayudada
por las células de información israelíes instaladas en Europa. Esta
misión se conocería más tarde como Operación Cólera de Dios (Mivtzah
Za'am Hael en hebreo). Gracias a la información capturada a la OLP,
y a la facilitada por los servicios de inteligencia europeos aliados,
el Mossad elaboró una lista de objetivos encabezada por Wael 'Aadel
Zwaiter, un miembro sospechoso de pertenecer a Septiembre Negro
y que representaba oficialmente a la OLP en Italia, quien sería
asesinado el 16 de octubre. La muerte de Zwaiter fue seguida de
atentados mediante cartas bomba, que no causaron víctimas mortales,
contra representantes de la OLP en Argelia y Libia, contra palestinos
en Bonn (Alemania) y Copenhague (Dinamarca), y contra un representante
de la Cruz Roja en Estocolmo (Suecia).
El 8 de diciembre, el representante de la OLP en París
(Francia), Mohammad Hamshiri fue asesinado mediante una bomba activada
por control remoto, la cual estaba instalada debajo de su escritorio.
En los tres meses siguientes, cuatro integrantes de la OLP y la
FPLP fueron asimismo asesinados en Chipre, Grecia y París. El 9
de abril de 1973, Israel lanzó la operación Primavera de Juventud
en Beirut, en el Líbano. Los objetivos eran Mohammad Yusuf al Najjar
(Abu Yusuf), Kamal Adwan y Kamal Nasser, todos ellos importantes
dirigentes de la OLP. Un grupo comando israelí desembarcó en una
playa desierta del Líbano, dirigiéndose posteriormente a Beirut,
donde acabaron con la vida de los tres palestinos, cuatro civiles
libaneses, tres turistas sirios y un italiano, dejando 29 personas
más heridas. A continuación, explotaron el cuartel general del FPLP
en la ciudad y una fábrica de explosivos de Fatah.
Mohammed Oudeh, el principal instigador del ataque terrorista
durante los Juegos Olímpicos de Munich en 1972, murió
a mediados de 2010 en Damasco a causa de una insuficiencia
renal a los 73 años. Oudeh planificó el ataque, pero no participó
en lo que luego se denominaría «la masacre de Múnich» que
causó la muerte de once atletas israelíes. Dos de ellos murieron
durante el asalto de un grupo de terroristas palestinos y
el resto lo hicieron durante el fallido rescate por parte
de las fuerzas policiales alemanas. Mohammed Oudeh fue el
líder de «Septiembre Negro», una rama del grupo Fatah que
se creó para vengar la expulsión en 1970 de las guerrillas
palestinas de Jordania. En una entrevista, Oudeh aseguró que
los sucesos de Múnich fueron un punto de inflexión para los
palestinos y rechazó el término «terroristas» para describir
a los combatientes palestinos. «Antes de Munich, simplemente
eran terroristas. Después, la gente se empezó a preguntar
por el fondo de la cuestión». Hasta entonces, según Oudeh,
«nadie tenía la menor idea sobre Palestina».
Oudeh aseguró que no sentía remordimientos sobre la operación
porque consideraba que los atletas israelíes, como los reservistas
militares, eran blancos legítimos. Pero afirmó que el propósito
no era matar a los israelíes, sino utilizarlos como moneda
de cambio para liberar a más de 200 palestinos encarcelados
en Israel. El palestino reconoció por primera vez en 1999
su papel en la operación de Múnich en el libro, «Palestina:
De Jerusalén a Munich», que causó un escándalo cuando se estrenó.
Nacido en Jerusalén en 1937, Oudeh vivió allí hasta la «guerra
de los seis días» de 1967, tras la cual se trasladó a Jordania,
donde se unió a la OLP. Después del ataque de 1972, Oudeh
vivió en el este de Europa y luego en el Líbano hasta la guerra
del Líbano en 1975. Luego volvió a Jordania y desde allí a
Ramallah (Cisjordania) en 1993, después de los acuerdos de
paz de Oslo.
Sin embargo, cuando su libro salió a la venta se le prohibió
regresar a Ramallah después de un viaje a Jordania, y finalmente
se estableció en Siria. Oudeh escapó por poco de lo que él
cree fue un ataque del Mossad en 1981. Estaba sentado en la
cafetería de un hotel en Varsovia, Polonia, cuando un hombre
armado le disparó en la muñeca izquierda, el pecho, el estómago
y la mandíbula. Oudeh aseguró que fue atacado por un doble
agente palestino reclutado por el Mossad que luego fue detenido
por la OLP y posteriormente ejecutado, algo que nunca pudo
ser verificado. Hasta el último momento, Oudeh mostró su militancia
en la causa palestina. «Yo ya no puedo seguir luchando, pero
sí lo pueden hacer mis nietos y los nietos de mis nietos»
advirtió a los israelíes. Hana Oudeh aseguró a los medios
que su padre será enterrado durante tarde del sábado en Damasco.
Hana asegura que su padre era «un gran hombre cariñoso y sincero
cuyo sueño era volver a Palestina».
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El 28 de junio, el argelino Mohammad Boudia, encargado
de las operaciones de Septiembre Negro en Europa, fue asesinado
mediante un coche bomba en París. El 21 de julio de ese año, tuvo
lugar el conocido como asunto de Lillehammer. Un equipo de agentes
del Mossad mató en Lillehammer (Noruega) a Ahmed Bouchiki, un marroquí
sin relación alguna con los hechos acaecidos en Múnich, después
de que un informador del Mossad le confundiera con Ali Hasan Salameh,
integrante de Septiembre Negro. Cinco agentes del servicio secreto
israelí, incluyendo dos mujeres, fueron capturados por las autoridades
noruegas, siendo juzgados y encarcelados. Posteriormente serían
liberados y deportados a Israel. El 22 de enero de 1979, el servicio
secreto israelí dio finalmente con el paradero de Salameh, asesinándole
con un coche bomba. El 3 de julio de 2010, Mohammed Daoud Oudeh,
alias Abu Daoud (de quien se dice que fue él quien concibió la acción),
murió en el Hospital Al Andalus de Damasco (Siria), debido a una
insuficiencia renal.
Según destapó el diario Der Spiegel, el 14 de agosto 1972,
tres semanas antes de la masacre, la Embajada de Alemania
en Beirut envió un informe a Bonn en el que alertaba de un
posible atentando palestino contra los israelíes. Cuatro días
después, el Ministerio de Relaciones Exteriores en Bonn alertó
al servicio secreto y a las autoridades de Munich para tomar
medidas… nada se hizo. Este informe permitió a las familias
de las víctimas presentar una demanda en 1994 contra el gobierno
federal, el gobierno de Baviera y la ciudad de Munich. En
2004, las familias aceptaron la oferta alemana de 3 millones
de euros como una forma de compensación monetaria y una aceptación
muda de la responsabilidad del gobierno.
El gobierno de Golda Meir se ofreció para enviar un grupo
de operaciones especiales pero los alemanes decidieron resolver
el secuestro con sus medios (sólo pudo intervenir la policía
ya que el ejército alemán tenía prohibido intervenir en suelo
alemán en tiempos de paz). Aún así, Zvi Zamir, jefe del Mossad,
viajó a Munich para supervisar el asalto. Según el informe
que Zamir elaboró para el gobierno israelí: sólo había 5 francotiradores
para hacer frente a 8 terroristas fuertemente armados cuando
en este tipo de intervenciones se requieren dos por cada terrorista,
sus rifles no eran de precisión ni de visión nocturna además
de estar mal situados – incluso se hirieron entre ellos -,
los helicópteros aterrizaron en otros lugares de los dispuestos
de tal forma que los terroristas los pudieron utilizar como
barricada de defensa, los vehículos blindados llegaron tarde
al aeropuerto por un atasco de tráfico… En palabras de Zamir,
The Germans were useless (los alemanes fueron unos inútiles).
A raíz de la toma de rehenes, la competición fue suspendida
por primera vez en la historia olímpica moderna. El 6 de septiembre,
se ofició un servicio conmemorativo en el Estadio Olímpico
al que asistieron 80.000 espectadores y 3.000 atletas. El
presidente del COI, Avery Brundage, apenas hizo referencia
a los atletas asesinados durante un discurso alabando la fuerza
del movimiento olímpico. Durante la disputa en el Estadio
Olímpico del partido de fútbol de Alemania Occidental con
Hungría, algunos espectadores desplegaron una pancarta con
la leyenda «17 muertos, ¿ya olvidados?«… Agentes de seguridad
la quitaron y expulsaron a los responsables. Durante el funeral,
la bandera olímpica fue izada a media asta, junto con las
banderas de la mayoría de las otras naciones que competían
pero diez naciones árabes se opusieron a que se bajaran sus
banderas en honor a los israelíes asesinados. Así que, los
Juegos Olímpicos continuaron… entre las múltiples excusas,
una fuera de lugar: la TV alemana no tenía ningún tipo de
programación alternativa.
Los archivos oficiales del Estado de Israel difundieron en
2012, por primera vez en la historia, los documentos secretos
que guardaban relación con el ataque. La decisión del Gobierno
hebreo coincidió con la conmemoración del cuarenta
aniversario del atentado que se cumplió el 5 de septiembre
de ese año. La publicación de los documentos por los
principales diarios locales sigue a una negociación durante
seis meses entre el principal diario de Israel, el “Yediot
Aharonot”, y la Oficina del entonces Primer Ministro, Benjamín
Netanyahu, que se oponía a su difusión por el daño que podía
causar a las relaciones germano israelíes.
Los documentos no aportan ninguna revelación extraordinaria
sobre el atentado o la operación de rescate llevada a cabo
por comandos alemanes, pero sí describen el estado de gran
ansiedad que vivió el Gobierno de la primera ministra Golda
Meir y su frustración con el resultado. “No hicieron el mínimo
esfuerzo por salvar vidas”, menciona uno de los miembros del
Ejecutivo, el entonces jefe del Mosad, Zvi Zamir, al comentar
la operación de las fuerzas de seguridad alemanas. El responsable
de las fuerzas de seguridad israelíes de la época también
menciona que la preparación de los comandos fue insuficiente
y atribuye las muertes de los israelíes a que “los alemanes
lo único que quieren es seguir con las Olimpíadas y terminar
el asunto como sea”. Según otros documentos, Israel pidió
a Alemania que enviase a la villa olímpica a una unidad de
elite para rescatar al grupo de atletas y entrenadores israelíes
que habían sido secuestrados por la organización armada palestina
Septiembre Negro.
El Gobierno de Bonn se opuso a la petición y dejó la operación
en manos de sus fuerzas de seguridad, que en el rescate mataron
a cinco de los ocho secuestradores. En el secuestro y en la
fallida operación de rescate murieron un total de once atletas
y entrenadores israelíes. La conmemoración del 2012 generó
una agria polémica entre Israel y el Comité Olímpico Internacional
(COI), a raíz de la petición israelí de que se recordase el
episodio durante la ceremonia inaugural de los recientes juegos
de Londres. El COI se negó para no introducir elementos políticos
en el acto de apertura, pero su presidente, Jacques Rogge,
sí participó en la ceremonia de conmemoración del Comité Israelí.
Una bandera desplegada en el Estadio Olímpico
de Londres recuerda a las víctimas de Múnich de 1972.
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Mark Andrew Spitz es un exnadador estadounidense que
consiguió siete medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Múnich
1972. Rompió marca mundial en cada uno de sus triunfos y fue el
primer atleta en la historia de los Juegos Olímpicos en conseguir
dicha hazaña en una sola edición (hasta Pekín 2008 en el que fue
superado por el también nadador estadounidense Michael Phelps).
A pesar del éxito alcanzado y con tan solo 22 años decidió retirarse
para trabajar en Bienes Raíces. Es considerado uno de los más grandes
atletas olímpicos de todos los tiempos.
En el primer plano de la imagen, un policía de la
Alemania del Oeste vigila a una mujer que observa lo que ocurre
tras la valla de alambre de espino entre el sector francés y soviético
del Muro de Berlín. La escena que contempla esta mujer sucede al
fondo a la izquierda de la imagen y muestra a una familia de Alemania
del Este que es obligada a abandonar su casa por estar cerca de
la línea fronteriza cargando sus pertenencias en una furgoneta bajo
la mirada de tres guardias dentro de su sector en septiembre de
1961. Unos guardias que no dudaban en disparar a todo aquel que
pretendiese cruzar. El Muro de Berlín fue uno de los símbolos de
la Guerra Fría (1945-1989). Se levantó en 1961 para evitar el libre
movimiento de los ciudadanos y marcó la frontera entre las áreas
de influencia de República Federal Alemana (RFA) y la República
Democrática Alemana (RDA) dentro de la ciudad de Berlín hasta 1989,
cuando fue derribado por la presión popular e internacional.
Dhritiman Mukherjee captó una excepcional escena con
su cámara que se perfila como gran favorita para ganar el concurso
Fotógrafo de Vida Silvestre del Año (WPY, por sus siglas en inglés),
una iniciativa apoyada por el Museo de Historia Natural de Londres,
Reino Unido. La instantánea de este fotógrafo indio presenta a un
gavial del Ganges de cuatro metros ('Gavialis gangeticus') llevando
sobre su lomo a más de un centenar de sus crías. Esta especie de
cocodrilo de hocico largo y delgado fue retratada en junio en el
Santuario Nacional Chambal, en Uttar Pradesh, en el norte de la
India. "Son cocodrilos que se alimentan de peces y que, por lo general,
temen mucho al hombre, pero durante la temporada de reproducción
se ve un cambio en el comportamiento", detalla el autor.
La espectacularidad de la fotografía radica en el
hecho de que el gavial se encuentra ahora en "peligro crítico" de
extinción. Se estima que quedan 650 adultos, 500 de los cuales habitan
en santuarios naturales, asegura el museo londinense. Por tal motivo,
ver a este ejemplar con tan numerosa descendencia (150 crías que
se calcula tuvo tras aparearse con siete u ocho hembras) no solo
resulta inusual, sino también esperanzador para esta especie. Al
respecto, Mukherjee señala que la conservación del gavial es su
principal objetivo y cree que "las fotos construyen una conexión
emocional que desencadena empatía".
La población de este reptil llegó a superar los 20.000
ejemplares en el sur de Asia, pero se ha reducido drásticamente
en el último siglo, principalmente por cambios en el caudal de los
ríos debido a la construcción de represas, la sobrepesca y la extracción
de arena, entre otros motivos. Los ganadores del concurso WPY 2020
en cada una de las categorías se darán a conocer el próximo 13 de
octubre. La ceremonia de premiación se llevará a cabo en línea debido
a las restricciones por la pandemia de coronavirus. El Museo de
Historia Natural de Londres ofrecerá a partir del 16 de octubre
una exposición con las mejores imágenes participantes.
El Museo de Historia Natural de Londres (Natural History
Museum) es uno de los museos más importantes de Londres, del
país y, por no decir, del mundo. Ubicado en un maravilloso
edificio de arquitectura victoriana y ambiente romántico,
acoge una inmensa colección dedicada al fascinante mundo natural
y sus ciencias. Esqueletos de dinosaurios enormes, ejemplares
únicos de flora, fauna, rocas y fósiles; salas hermosamente
decoradas y organizadas… Todo ello convierte al Museo de Historia
Natural en una joya de la capital británica.
Su entrada es gratuita exceptuando algunos eventos, actividades
o exposiciones concretas de las que puedes informarte en su
página web, donde también podrás comprar tus entradas anticipadamente.
Su origen está ligado al del British Museum.
En el siglo XVIII, la colección privada del médico y naturalista
Sir Hans Sloane, que contaba con más de 71.000 piezas de gran
valor histórico, natural, cultural y etnográfico, fue legada
al Estado británico. Poco después el British abrió sus puertas
y un siglo más tarde, el Museo de Historia Natural se independizó,
absorbiendo el museo de geología de la ciudad. Ahora es un
importante centro científico reconocido a nivel internacional
así como un gran museo, de los mejores en su ámbito y casi
solo comparable al de Nueva York.
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Uttar Pradesh es un estado en el norte de la India. La ciudad de
Agra cuenta con el icónico monumento Taj Mahal, un mausoleo colosal
de mármol blanco con una cúpula que honra a la esposa del emperador
mogol del siglo XVII Shah Jahan. Cerca están las murallas de ladrillo
rojo del fuerte de Agra, un palacio fortificado que data de los
siglos XVI y XVII. La capital Lucknow tiene los santuarios memoriales
musulmanes de Bara Imambara y Chota Imambara, adornado con caligrafía.
Benarés, ciudad del río Ganges con unos 2000 templos hindúes (como
el de Kashi Vishwanath) y el fuerte de Ramnagar o el Parque nacional
de Jim Corbett, santuario de fauna con la presa Ramganga, tigres
de Bengala, leopardos y elefantes, son otros alicientes.
El río Ramganga es un río de la India, un afluente del río Ganges
por la margen izquierda, que discurre por los estados de Uttarakhand
y Uttar Pradesh.
La fotografía astronómica suele regalarnos imágenes que nos dejan
boquiabiertos. Se anuncian las ganadoras de uno de los certámenes
más prestigiosos de esta disciplina, el Insight Astronomy Photographer
of the Year, concurso organizado por el Royal Observatory de Greenwich
que ha celebrado su duodécima edición.
Royal Museums Greenwich es una organización que comprende cuatro
museos en Greenwich, Londres.
Mohamed Bourouissa es el ganador del premio Deutsche Börse Photography
Foundation 2020 por su retrato de las clases desfavorecidas. El
artista franco-argelino ha sido galardonado con el Deutsche Börse
Photography Foundation Prize 2020 que otorga dicha fundación y The
Photographers 'Gallery. Un premio de prestigio que reconoce a fotógrafos
que hayan contribuido significativamente al desarrollo de la fotografía
en los últimos 12 meses y que está dotado con un jugoso premio en
metálico: 30 mil libras (unos 32.500 euros al cambio actual). Mohamed
Bourouissa ha ganado este galardón gracias a su proyecto 'Free Trade',
una instalación que fue exhibida por primera vez en un supermercado
de Arles, como parte del conocido Festival Encuentros de Arlés del
año pasado, y que recopilaba un extenso catálogo de proyectos producidos
por el autor en los últimos 15 años.
El 18 de septiembre de 1889 los kawésqar confinados forzosamente
en la misión salesiana de isla Dawson se rebelaron contra sus captores.
Uno de los misioneros, el salesiano José María Beauvoir, transcribió
el discurso del líder kawésqar, el llamado capitán Antonio, que
resultó muerto en la revuelta:
"Queremos ser libres. Queremos ser dueños de estar aquí o salir
cuando se nos antoje, sin tener que pedir permiso a nadie. Nuestros
son estos campos, las islas y los canales que nos vieron nacer;
nuestros son, porque nuestros antepasados aquí también nacieron
y vivieron dejándonoslos en herencia. Los coipos y las nutrias que
pueblan los tortuosos ríos y canales, así como los lobos, los peces
y ballenas que nadan libremente por sus anchas y alborotadas aguas,
todos nos pertenecen y queremos poder pescarlos y utilizarlos a
nuestro albedrío siempre, dónde y cuándo nos convenga. Sí, estos
mares y bahías y canales, con todos los sectores que en ellos se
mueven, son nuestros, no menos que estas tierras e islas, montañas
y llanuras, selvas y praderas con todas sus aves y animales. Todo
es nuestro y de ello debemos servirnos en la forma que nos dé la
gana, ya cazando con certeros certeros arcos y agudas flechas, ya
con nuestras nervudas redes y fuertes arpones o de cualquier otro
modo que nuestra industria los procure poseer. Es nuestro todo lo
que nos rodea, lo que pisamos y lo que vemos arriba de nosotros.
Ahora bien. ¿quines son los que nos impiden que nos adueñemos?¿quiénes
los que coartan nuestra libre, independiente y soberana voluntad?¿quién
nos podrá mandar salir de aquí no queriéndolo nosotros e impedir
que nos quedemos, si a nosotros nos gusta quedarnos? ¿quién…!quien
sino estos extranjeros que, vistiendo negros y largos vestidos,
se llaman misioneros y no son más que unos intrusos que codician
nuestros mares y tierras, que, con el pretexto de civilizarnos,
han venido de sus lejanos países para hacernos esclavos o para echarnos
de aquí apoderándose de los campos y montes que son, fueron y deben
ser siempre nuestros y de nuestros hijos! ¿seremos nosotros tan
necios y cobardes que dejemos en sus manos nuestra libertad y la
de nuestros hijos y mujeres? ¡No, no!, queremos ser libres, independientes,
soberanos, y esto lo quiero yo y os impongo y mando a vosotros.
Desgraciado de aquel que a mi voluntad se oponga, porque le costaría
la vida… Las circunstancias nos favorecen. Los misioneros, confiados
en nosotros, se han ido la mayor parte y aquí no quedan más que
dos. Les cortamos la cabeza con un golpe de hacha o de cuchillo
y en seguida saquearemos la casa tomándonos lo que creamos conveniente
de ropas y manjares y daremos fuego a lo demás, marchándonos contentos
y satisfechos de habernos vengado… Cuando vuelvan los otros y vean
que sus casas y cosas no son más que un montón de cenizas y escombros,
se marcharán dejándonos completamente libres."
Familia kawésqar recluida en la misión católica, 1890.
Los Kawésqar (también conocidos como kawashkar, y
llamados por los navegantes europeos en el siglo XIX como alacalufes,
alakaluf o halakwulup) son un pueblo originario de la zona Austral
de Chile. Hasta mediados del siglo XX eran nómadas que recorrían
en canoas los canales australes de la Patagonia occidental, entre
el golfo de Penas y el Estrecho de Magallanes. En el último siglo
su población se ha visto reducida por matanzas y muerte por enfermedad,
así como abandono del grupo, y su modo de vida tradicional sufrió
una fuerte transformación tras el contacto con chilenos y navegantes
extranjeros. En el siglo XXI la mayor parte del grupo vive en el
poblado de Puerto Edén y en las ciudades de Puerto Natales y Punta
Arenas.
Los europeos, desde su primer contacto, consideraron
a los indígenas patagónicos como salvajes dignos de estudio. A partir
de 1871 comenzó la exhibición de indígenas vivos en ciudades europeas
y norteamericanas, costumbre que cesó a comienzos del siglo XX.
Familias completas de las etnias kawésqar, yagán, selknam y mapuche
fueron exhibidas en Francia, Inglaterra, Bélgica y Alemania. Llegaban
por encargo de sociedades científicas y por comerciantes que lucraban
con su exhibición al público. Los viajes duraban entre 4 y 6 meses
y en ellos los indígenas solían enfermar y morir. Estos hechos se
detallan en el libro de Christian Báez y Peter Mason: Zoológicos
Humanos.
A fines del siglo XIX misioneros salesianos obtuvieron
la concesión de la isla Dawson donde establecieron una misión con
el propósito de evangelizar, “proteger y cuidar” a los indígenas
de la zona, con ello comenzó el proceso de transformación de su
vida nómada en sedentaria y el cambio de sus hábitos ancestrales,
como la vestimenta, dejando de usar el aceite de lobo marino y la
capa que los protegía del agua de la lluvia y del frío, debiendo
usar ropa occidental, la que al estar permanentemente húmeda les
trajo nuevas enfermedades. En 1900 se estimaba una población de
1000 kawésqar la que 1924 había descendido a 250.
La asociación Art Photo Travel ha desvelado los ganadores
de sus Drone Photo Awards, certamen que desde hace dos años premia
las imágenes de esta disciplina. Así, el listado de ganadores nos
regala una buena colección de imágenes, posiblemente las mejores
fotos de drones de 2020 (con permiso del certamen de Skypixel),
cuyo punto de vista nos sorprende y nos desvela otra forma de ver
lo que nos rodea.
Fue un viernes por la mañana. Los miembros de uno
de los grupos más famosos en la historia de la música, es decir,
The Beatles, se reunieron afuera de EMI Studios, ubicado en la calle
de Abbey Road, en la ciudad de Westminster, en el corazón de Londres.
En este mítico estudio serían grabados casi la totalidad de los
discos de la banda y otros importantes álbumes de la historia del
rock.
John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo
Star estaban listos para la sesión fotográfica de su nuevo disco.
El fotógrafo, Iain MacMillan, amigo de John Lennon y de Yoko Ono,
también se dio cita esa mañana del 8 de agosto de 1969, es decir
hace 49 años, y tomó una serie de seis fotografías. La sesión duró
alrededor de 10 minutos, los suficientes para obtener una de las
imágenes más representativas de la música y sobre la que giran —y
siguen girando— teorías e historias que sólo la han hecho mucho
más fascinante al paso de los años.
Abbey Road es el duodécimo álbum de estudio (duodécimo lanzamiento
estadounidense) publicado por la banda británica de rock y pop
The Beatles. Fue lanzado el 26 de septiembre de 1969 en el Reino
Unido, y el 1 de octubre del mismo año en los Estados Unidos.
Las grabaciones de Abbey Road comenzaron en abril de 1969, haciendo
de este el último álbum grabado por la banda, ya que Let It
Be, lanzado en 1970, había sido grabado con anterioridad. |
Se dice que luego de siete vertiginosos años, es decir
desde que fuera lanzado en 1962 su primer sencillo, Love Me Do,
los miembros de la banda estaban cansados y su relación más bien
desgastada. Incluso George Martin, el famoso "quinto beatle", participó
en el álbum sólo después de que McCartney se lo pidiera con ahínco.
Martin declararía años después que la grabación de Abbey Road "Había
sido bastante feliz porque todo mundo pensaba que sería el último".
Así estaban las cosas cuando se estaban decidiendo
los últimos toques para el álbum. Everest fue el título sugerido
por McCartney, en honor a la marca de cigarrillos que solía fumar
el ingeniero de sonido, Geoff Emerick. Incluso, pensó que la sesión
de fotos podría ser tomada en el mismísimo Monte Everest. Al parecer
los ánimos eran tan pocos que una producción de esa magnitud fue
denegada por todos y se decidieron por algo mucho más a la mano.
Esto parece casi al pie de la letra pues se tomó el nombre de la
calle del estudio de grabación, para ese entonces llamado Emi Studios;
en 1985 se cambiaría a Abbey Road, en honor este álbum de The Beatles.
Abbey Road fue lanzado el 26 de septiembre de 1969.
Sus canciones, su alocado lado B —un meadley de 16 minutos—, su
sonido único y su icónica portada son algunos de los principales
elementos que lo convirtieron en una de las mejores producciones
musicales y de las más queridas en la historia del rock. En 2012
fueron redescubiertas el resto de las imágenes de aquella sesión
fotográfica del 8 de agosto de 1969.
A estas se suman otras que fueron tomadas por Linda
McCartney, en donde muestra a The Beatles en las escaleras de EMI
Studios y poco antes de cruzar la calle.
El álbum Abbey Road no sólo se convirtió en un punto
de inflexión en la historia del rock, sino que también transformó
otras manifestaciones culturales, incluso el cruce donde se hicieron
las fotos. Para empezar, fanáticos de todo el mundo se dan lugar
en esta calle de Londres para cruzarla, tomarse fotos y dejar una
firma en la fachada del estudio —cada tres meses se vuelve a pintar—.
Además, gran parte de Abbey Road es en sí un recorrido turístico.
La calle y el estudio han alcanzado la categoría de Monumento Clasificado,
un reconocimiento que otorga el gobierno de Reino Unido a lugares
con importancia histórica. Otro dato curioso es el de el Volkswagen
Escarabajo que aparece en la fotografía. Este pertenecía a un vecino
del barrio y, aunque su auto se inmortalizó, durante un buen tiempo
sufrió el robo de sus placas. El auto original se encuentra en el
museo de Volkswagen en Alemania, fue subastado en 1986 por 2,530
libras esterlinas. También Abbey Road Studios ha comprendido su
gran papel en la historia de la música y ha abierto sus puertas
al público. A través de Google podemos visitar el estudio en el
que se escribieron varios de los capítulos más importantes del rock.
Cada primavera, los jueces de los Premios de Fotografía Audubon
se reúnen en la sede de Audubon en Manhattan para revisar sus imágenes
favoritas y seleccionar a los finalistas. Pero al igual que con
gran parte de la vida en 2020, los premios de este año tuvieron
que manejarse de manera diferente debido a las restricciones de
viaje, trabajo y distanciamiento social relacionadas con la pandemia.
Entonces, para nuestro undécimo premio anual, que contó con más
de 6,000 presentaciones, los jueces se reunieron en una reunión
épica de Zoom de un día de duración para reducir el grupo restante
a solo los 10 ganadores y menciones honoríficas que se muestran
aquí.
La misión más ambiciosa que nunca haya puesto en marcha
la Agencia Espacial Europea acabó tal día de 2016.
La sonda Rosetta nos dejó para siempre. En una maniobra sin
precedentes, Rosetta se precipitó sobre el cometa que lleva acompañando
en su viaje hacia el sol durante los últimos años. Una sucesión
de proezas técnicas, pero también de complicaciones y fallos que
nos han ayudado a entender algunas de las partes menos conocidas
del universo. Despedimos a Rosetta como despediríamos a una estrella
de Rock, con esas imágenes que nos han enseñado la belleza del Universo.
La odisea de 12 años nos deja un viaje increíble,
un montón de datos y más de 15.000 fotos que, por primera vez, nos
dejan ver un cometa de cerca y nos permiten compartir buena parte
de su viaje hacia el corazón del Sistema Solar. Entre esos miles
de fotos, hay algunas que sobresalen por su fuerza y originalidad.
No sólo eso, la ESA ha puesto toda la carne en el asador y ha creado
muchísimo material para ayudarnos a entender mejor todo lo que representa
Rosetta. Incluso un corto protagonizado por alguna de las estrellas
de moda.
El 2 de marzo de 2004 y en un Ariadne 5 como este,
empezó el viaje de Rosetta.
La Luna saliendo sobre el Pacífico.
Postales desde Marte.
En febrero de 2007, Rosetta pasó junto a Marte. No
sólo nos envió esa preciosa imagen del planeta que nos permite ver
el verdadero color del planeta, tuvo tiempo para hacerse un selfie
con él.
El 10 de julio de 2010, Rosetta se encontró brevemente
con el asteroide Lutetia.
Esta fue la primera vez que observamos de cerca el
perihelio de un cometa (es decir, su máximo acercamiento al Sol).
El selfie más famoso fue este: el que se hizo con
su propio cometa.
Philae, el módulo de aterrizaje de la misión, hizo
historia aterrizando por primera vez en un cometa.
Cartas desde el 67P. 67P/Churyumov-Gerasimenko es
un cometa descubierto en 1969 por el científico soviético Klim Ivánovich
Churiúmov, estudiando las fotografías de Svetlana Ivánovna Guerasimenko,
también científica soviética. Tiene un periodo orbital de 6,6 años.
Este cometa fue el destino de la misión espacial europea Rosetta,
lanzada el 2 de marzo de 2004.
Según datos publicados por la ESA, el
cometa mide alrededor de 3x5 kilómetros de diametro.
Un usuario de Flickr quiso compararlo con el downtown de Los
Ángeles. A pesar del impacto visual nuestro amigo es
considerado de los pequeños, si tenemos en cuenta que
los cometas tienen una media de 91 metros los mas pequeños,
hasta los 50 kilómetros de los más grandes.
La apuesta de la ESA ha sido tan grande que
no sólo hicieron una serie de animación sobre el proyecto,
sino que prepararon este corto "Ambición" con dos actores
de Juego de Tronos (Aidan Gillen, - Petyr "Meñique" Baelish,
- y Aisling Franciosi - Lyanna Stark).
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A 22 kilómetros se encontraba el cometa 67P/Churiumov-Guerasimenko
cuando Rosetta lo fotografiaba.
67P/Churiumov-Guerasimenko con el guapo subido.
67P/Churiumov-Guerasimenko en su ángulo bueno.
Cierra la puerta ...
Philae se quedó dormido en uno de los problemas más
comentados de la misión. Pero ahí estaba y ahí estará por muchos
años.
Una de las últimas fotos del cometa.
Cerca de un año después de que se estrellara contra el cometa
67P/Churyumov-Gerasimenko, la sonda de la Agencia Espacial
Europea (ESA) Rosetta sorprendió a los científicos con una
última imagen. La imagen recuperada y publicada por la ESA
fue tomada a último momento antes de hacer contacto con el
cometa y muestra su superficie desde unos 18 metros de altura.
Después de viajar más de 12 años por el espacio
y perseguir por dos a 67P en su órbita alrededor del Sol,
la misión concluyó el 30 de septiembre de 2016 con un descenso
de la sonda sobre una región que contiene varias fosas antiguas.
Durante su aproximación, fue enviando numerosas imágenes así
como otros datos científicos sobre la composición química
de este cometa que por su forma fue comparado con un pato
de goma. La última imagen que logró capturar fue dividida
por la sonda en seis paquetes (o unidades) de información
antes de enviarla a la Tierra. Pero como la transimisión se
vio interrumpida durante el envío, sólo tres de esos paquetes
llegaron al centro de control. Y así fue que más tarde, al
volver a analizar los datos de aquella transmisión final se
toparon con la agradable sorpresa.
El cometa 67P se encuentra en su punto más cercano
al Sol.
"La última imagen completa transmitida por Rosetta
fue la que vimos llegar entera a la Tierra poco antes del
impacto final en Sais", explicó Holger Sierks, investigador
principal de la cámara Osiris en el Instituto Max Planck para
la Investigación del Sistema Solar en Gotinga, Alemania. "Más
tarde, descubrimos algunos paquetes de telemetría en nuestro
servidor y, caramba, (pensamos que) podía tratarse de una
nueva imagen". Si bien ya no se esperan nuevas sorpresas en
cuanto imágenes, los investigadores han recopilado toneladas
de material para estudiar cómo se formó el cometa.
La sonda espacial Rosetta fue lanzada en 2004
y orbitó alrededor de 67P desde 2014.
¿Llegó la vida a la Tierra a través de cometas?
El hallazgo en 2016 de dos moléculas necesarias para la vida
en la nube de polvo y gas que envuelve al cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko
refuerza esta teoría. La sonda espacial Rosetta, que fue lanzada
en 2004 y que orbitó alrededor del 67P desde 2014,
detectó glicina, un aminoácido presente en las proteínas,
y fósforo, elemento que forma parte del ADN, de las membranas
celulares y que sirve para transportar energía, según un artículo
publicado en la revista Science. Los datos fueron reunidos
desde agosto de 2014 a agosto de 2015, cuando la sonda se
hallaba a entre 10 y 200 kilómetros del cometa.
¿Tuvo nuestro Sistema Solar un origen tan violento
como el que creemos? La sonda espacial Rosetta tambien detectó
oxígeno molecular en la nube de gas que rodea al cometa 67P.
El hallazgo tomó a los científicos de la misión completamente
por sorpresa, ya que la molécula de este gas es tan reactiva
que se pensaba que habría reaccionado con otros elementos
durante la formación de los planetas. La nave espacial Philae,
que aterrizó de forma accidentada en noviembre de 2014, encontró
en el mismo una rica variedad de compuestos orgánicos.
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