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El Premio de Fotografía Documental de la IAFOR fue lanzado por
el Foro Académico Internacional (IAFOR) en 2015 como un premio internacional
de fotografía que busca promover y ayudar en el desarrollo profesional
de los fotógrafos documentales y fotoperiodistas emergentes. Hasta
la fecha, los galardonados han recibido premios con un valor total
combinado de más de £ 15,000, junto con oportunidades de tutoría
y becas. El premio se ha beneficiado desde el principio de la experiencia
de un panel destacado de fotógrafos de renombre internacional, incluido
el Dr. Paul Lowe como juez fundador, y Ed Kashi, Simon Roberts,
Simon Norfolk, Emma Bowkett, Monica Allende, Jocelyn Bain Hogg,
Maria Teresa. Salvati, Ziyah Gafic, Poulomi Basu y Jenny Matthews
como jueces invitados.
Como organización, la misión de IAFOR es promover el intercambio
internacional, facilitar la conciencia intercultural, fomentar el
debate interdisciplinario y generar y compartir nuevos conocimientos.
De acuerdo con esta misión, en reconocimiento del gran valor de
la fotografía como un medio que se puede compartir a través de las
fronteras del idioma, la cultura y la nación, y para influir e informar
nuestro trabajo y programas académicos, se lanzó el Premio de Fotografía
Documental IAFOR como un competencia que ayudaría a subrayar la
importancia de los objetivos de la organización y promovería y reconocería
las mejores prácticas y la excelencia.
El rodaje de Parque Jurásico comenzó el 24
de agosto de 1992 en la isla Kaua'i, allí se rodó la escena
del Triceratops enfermo o la jaula de los Velociraptores.
Tras el Huracán Iniki (que retrasó un día el rodaje) fueron
hasta Oahu, también en Hawai.
El multimillonario John Hammond consigue hacer
realidad su sueño de clonar dinosaurios del Jurásico y crear
con ellos un parque temático en una isla remota. Antes de
abrirlo al público, invita a una pareja de eminentes científicos
y a un matemático para que comprueben la viabilidad del proyecto.
Pero las medidas de seguridad del parque no prevén el instinto
de supervivencia de la madre naturaleza ni la codicia humana.
Efectivamente, lo que prometía crear John Hammond parecía
una auténtica locura. Nadie podía imaginar que los sueños
del hombre pudiesen hacerse realidad, pero así sucedió. Del
mismo modo, ese brillante director llamado Steven Spielberg
decidía adaptar la famosa novela de Michael Crichton, Jurassic
Park.
Con paralelísmos importantes a la historia de
Hammond, resulta que nadie podía imaginar que Spielberg crease
unos dinosaurios a la altura de la historia, pero lo que el
director iba a hacer era crear sueños como pocos han conseguido.
Pese a que han transcurrido 27 años desde aquellos días, la
realidad es que sigue sorprendiéndonos el nivel de los efectos
visuales del filme. Todavía nadie ha logrado crear unos dinosaurios
como aquellos. Ni el dinero, ni el tiempo consiguen imponerse
a una cinta que ha envejecido gloriosa gracias a la apuesta
de su director por un rodaje orgánico y en el que sólo un
10% de las escenas tenían efectos digitales.
Un gran trabajo que hoy visitamos desde dentro
con una galería de imágenes sensacional. Atentos.
Si eres de aquellos que vibran (como aquel mítico vaso
de agua) al escuchar el rugido de un T. rex, si tu padre
dejó de ser molón cuando conociste al Dr. Alan Grant,
si tu dinosaurio favorito pasó a ser el Velociraptor
y si tuviste pesadillas nocturnas con ese ejemplar de
Dilophosaurus que escupía fluidos venenosos, eso significa
que vas a degustar este artículo con avidez.
¿Ya la has disfrutado en 3D?
Antes incluso de que se publicara su novela sobre dinosaurios,
Michael Crichton fijó el precio de sus derechos en un
millón y medio de dólares, chico listo. Warner Bros
o Fox entraron en la puja pero fue Unversal Pictures
quién se llevó el gato al agua gracias, dicen, a que
Steven Spielberg no paró de presionar a la productora.
Resulta que el director ya sabía de la existencia de
este libro meses antes cuando se encontraba discutiendo
con Crichton sobre la creación de esa mítica serie titulada
Urgencias. Ambos estuvieron hablando sobre Jurassic
Park, la novela en la que estaba trabajando el escritor
en ese momento. Spielberg se obsesionó. ¿Un cruce entre
un zoológico y un parque temático? ¿Una historia que
combina ciencia, aventuras y dinosaurios? Era un proyecto
para el director de E.T. Cuando Universal ya tenía los
derechos en su poder por un módico precio de dos millones
de dólares, Spielberg, emocionadísimo, comenzó a elaborar
los storyboard. Ni si quiera se había escrito el guión.
Resulta que sí, que John Hammond es en
el libro (y en los primeros borradores del guión) un
empresario sin escrúpulos. Sin embargo, Spielberg se
sentía identificado con el personaje debido al afán
de impregnarlo todo de teatralidad y a ese amor incombustible
hacia sus nietos. Total, que el director decidió convertirlo
en un abuelete simpático. ¿Y entonces, a quién ponemos
como malo de la película? Un informático era la opción
perfecta teniendo en cuenta que el director los tenía
algo de tirria a pesar de que Jurassic Park es como
la conocemos gracias a ellos. Mucho ‘Rey Midas’ pero
Steven nunca superó el divorcio de sus padres, ella
era pianista y él… informático. ¿Casualidad?
Pero ese no fue el único cambio que se
realizó en el guión de Crichton, David Koepp, el segundo
que metió mano al libreto, incorporó el famoso cortometraje
animado que explica el proceso de clonación de los dinosaurios.
También cambió la relación del doctor Alan Grant con
los niños, al principio un borde insufrible y al final
un auténtico padrazo.
No está del todo claro a quién ofrecieron
el papel primero pero lo que sí es seguro es que el
Dr. Alan Grant pudo ser Kurt Russell, o William Hurt
o incluso Harrison Ford. Todos dijeron que no. En una
conferencia realizada en el 30 aniversario de En busca
del arca perdida Ford recriminó medio en broma medio
en serio a Spielberg que este dudara de él para el papel
de Indiana Jones. Steven miró con sorpresa al actor
y acto seguido se dirigió al público diciendo: “¿Sabéis
a quién ofrecí ser protagonista de Jurassic Park? A
este tío de aquí. Si, Alan Grant está justo aquí.” Ford
miró hacia abajo muy avergonzado y con un tímido “yeah”
cambió de tema.
El rodaje de Parque Jurásico comenzó el
24 de agosto de 1992 en la isla hawaiana Kaua’i, allí
se rodó la escena del Triceratops enfermo o la jaula
de los Velociraptores. Tras el Huracán Iniki (que retrasó
un día el rodaje) fueron hasta otra isla llamada Oahu,
también en Hawai. Allí se grabó la estampida de los
Gallimimus. Sería justo ahí en ese rincón del Condado
de Honolulú donde décadas después un tal J. J. Abrams
estrellaría un avión para comenzar a rodar la que sería
una de las series de televisión más importantes de todos
los tiempos, Perdidos. No hubiera estado de más que
J. J. Abrams nos hubiera regalado un cara a cara entre
el (dichoso) humo negro de sonidos mecánicos y el intimidante
Tyrannosaurus rex.
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En un primer momento a Spielberg se le ocurrió la idea
de hacer los dinosaurios con animatronics a tamaño real.
Pronto se dio cuenta de que eso era una quimera. Fue
entonces cuando reunió a los mejores creativos de la
industria. Una especie de Equipo A de los efectos especiales.
Sus nombres eran: Stan Winston, el tipo que creó el
exoesqueleto de Terminator se encargaría de algunos
de los animatronix (la mayoría solo eran la mitad del
cuerpo del dinosaurio, lo que salía en pantalla); Michael
Lantieri, que venía de Indiana Jones y Regreso al futuro,
tenía el cometido de supervisar los elementos interactivos;
Phil Tippett, éste traía un Oscar bajo el brazo por
El Retorno del Jedi, él sería el hombre del Go-Motion
y por último Dennis Muren, el tío que había supervisado
los efectos de Star Wars y E.T. llevaría al equipo de
Industrial Light and Magic a hacer historia colocando
a los dinosaurios más reales de la historia del cine
en postproducción.
Ya hemos hablado de la tirria que Spielberg
tenía a los informáticos y a todo lo que salía de ellos,
no es raro que dudara de los dinosaurios creados mediante
ordenador. La primera prueba de Muren y su equipo fue
un grupo de esqueletos de Gallimimus corriendo por un
campo. Steven estaba asombrado pero no del todo convencido
ya que dudaba del realismo de los bichos en la pantalla,
digamos que no descartaba la animación Go-Motion de
Tippett. Un día Muren decidió cruzar la línea y volvieron
con otra prueba, un T. rex caminando a través del campo
en plena luz del día. Spielberg se quedó blanco y sin
pensárselo dos veces decidió utilizar los efectos para
todas las escenas en las que los dinosaurios salían
enteros. Probablemente los efectos digitales no estarían
tan evolucionados si Spielberg no se hubiera tirado
al vacío allá en 1992.
“Creo que soy una especie extinguida”.
Esto es exactamente lo que dijo Tippet cuando vio el
T.rex creado con efectos digitales. Él mismo cuenta
que se vio sin trabajo. ¿Cómo iba a competir la técnica
del Go-Motion con ese dinosaurio que parecía tan real?
Spielberg le tranquilizó y le encomendó el papel de
consultor del equipo de animadores, de algo tenía que
servirle toda la investigación sobre el movimiento de
animales que había hecho anteriormente. En cualquier
caso su comentario tras ver al Rex fue utilizado en
la película:
Dr. Grant: Creo que estamos sin trabajo.
Malcolm: ¿No querrá decir extintos?
Imaginad a un montón de informáticos,
creativos, artesanos y diseñadores correteando por el
garaje de las oficinas como si fueran auténticos Gallimimus.
Esto lo sabemos porque se grabaron en vídeo. No es que
se hubieran vuelto locos, que igual ya lo estaban, lo
que pretendían era tomar una referencia antes de la
escena de la estampida y así crear dinosaurios con un
comportamiento más realista. Sin embargo, los que realmente
y literalmente se metieron en la piel de un dinosaurio
fueron los chicos que trabajaban con Stan Winston. El
equipo de animadores construyó trajes de Velociraptores
y se metieron en ellos,
Los raptores originales, llamados por
los científicos Velociraptor mongoliensis, no eran suficientemente
terroríficos para Spielberg y éste decidió arrancarles
las plumas y aumentar su tamaño para que midieran unos
tres metros de altura pasando por encima de la sabia
naturaleza. Lo curioso fue que justo durante la producción
de Jurassic Park, en enero de 1992, unos científicos
descubrieron una especie de raptor que medía exactamente
lo mismo que la hembra ideada por Steven, lo llamaron
Utahraptor. Stan Winston, uno de los creativos, dijo
en una ocasión: “nosotros lo hicimos y ellos lo descubrieron”.
Cuando era pequeño sus padres le regalaron
un triceratops y el joven Steven lo convirtió desde
entonces en su dinosaurio favorito. Era inevitable que
esta especie de saurio herbívoro saliera en la película.
Su escena es, además, una de las más impresionantes
ya que el animatronic tumbado y enfermo parece estar
completamente vivo, qué paradoja. Su lengua viscosa,
su mirada y sobre todo su respiración nos pusieron los
pelos de punta. Es justo en ese momento del filme cuando
el espectador se da cuenta de que definitivamente el
equipo de efectos especiales de esta película ha revivido
una especie extinta. Y claro, el niño que vive dentro
de Steven, debió de enloquecer con este triceratops.
¿Quién no pensó en algún momento lo maravilloso que
sería acariciar a esta criatura?
Quién no haya pensado nunca que Jeff Goldblum
y Laura Dern tienen bastante más química que la pareja
formada por ella y Sam Neill que tire la primera piedra.
Efectivamente y por mucho que nos guste esa valentía
y honestidad que visten al Dr. Alan Grant, la chica
se la llevó el tipo del caos. Goldblum y Dern se comprometieron
tras la película. Sin embargo, el idilio no duró mucho
y antes de que llamaran a Goldblum para rodar El mundo
perdido la pareja ya se había separado. Quizá la culpa
de esa ruptura la tuvo la excentricidad del actor.
Ariana Richards, la joven sobrina de Hammond,
cuenta una anécdota en la que Joey Mazzello, su hermano
en la película, y ella estaban en un descanso del rodaje
cuando oyeron la voz atronadora de Goldblum leyendo
el guión. La visión debía ser la de un predicador loco
hablando de dinosaurios. “Goldblum no estudiaba el guión
como la mayoría de los actores con los que había estado
antes, de forma silenciosa y discreta. No. ¡Jeff leía
a toda velocidad y en voz muy alta!” Quizá sólo quería
llamar la atención de Laura Dern, en cualquier caso,
se salió con la suya.
No, de momento el sueño de la empresa
del señor Hammond no es posible. O al menos sería bastante
más complicado, si cabe, de lo que sale en la película.
Primero. El mosquito en cuestión tuvo que haber tenido
sólo una especie de dinosaurio como fuente de alimento,
además sería imposible saber cuál es la especie ya que
podría ser desde un pájaro a un lagarto. Segundo. En
la actualidad no se pueden amplificar grandes cantidades
de ADN, como el genoma completo de un dinosaurio, por
ejemplo. Tercero. Como todos sabéis los huecos de ADN
son rellenados con el de ranas, esto es casi imposible
teniendo en cuenta que tienes que saber cuáles genes
de dinosaurio son homólogos con los de las ranas. Cuarto.
Imaginamos que hubieran conseguido rellenar esos huecos,
entonces habría que inyectar el ADN en un núcleo de
célula fertilizada del huevo de una avestruz -el que
utilizan en la película-. Y Quinto. Llegados a este
punto sólo quedaría regular el embrión con las hormonas
originales con las que se alimentaría esa especie concreta
de dinosaurio. ¿Parece complicado no?
Los rugidos de estas criaturas jurásicas
son una invención del equipo de efectos, pero una invención
admirable, en cualquier caso. El del T-Rex, por ejemplo,
se hizo mezclando los sonidos de un tigre, un cocodrilo
y una cría de elefante, por otro lado su respiración
es la de una ballena. Uno de los chillidos más elaborados
es el de ese terrorífico y engañoso (por su tamaño)
dinosaurio llamado Dilophosaurus– el que escupe una
especie de sustancia venenosa-. Sus molestos graznidos
fueron creados mediante una combinación de canto de
cisne, mono aullador, víbora de cascabel y halcón. Bastante
más intimidante que el Velociraptor, cuya voz está formada
por dos sonidos de animales completamente inofensivos
como el delfín y la morsa.
Wayne Elliot Knight en el papel de Dennis
Nedry, a punto de ser merendado.
El equipo de Winston creó unos robots
prácticamente perfectos. Primero los dibujaban, luego
hacían modelos de arcilla a escala real y por último
construían los esqueletos de control remoto, para crear
el movimiento tras la piel (de látex) de los dinosaurios.
Sin embargo, sólo una de estas mastodónticas máquinas
salió a pasear por Hawái, fue el Triceratops. Las demás
se utilizaron en sets. El Rex, un bicho enorme que el
equipo de animación dijo que era tan peligroso como
el animal que representaba, se utilizó en la escena
del dinosaurio atacando a los vehículos, el rodaje,
de hecho, tuvo bastantes retrasos por la recreación
del ciclón. La piel de goma espuma del dinosaurio se
mojaba y había que parar de filmar. Intentaron arreglar
lo que pudieron en postproducción.
Si uno piensa en Jurassic Park su mente
recurre a la imagen de un T.Rex corriendo detrás de
un coche y un vaso de agua con varias ondas que se propagan
en el líquido. El vaso de agua que nos informa de la
inminente presencia del Rex es uno de los grandes iconos
de la película. Hacer ese efecto casi vuelve loco a
Michael Lantieri, el supervisor de efectos especiales
ha dicho en alguna ocasión, “creamos los dinosaurios,
sí, pero hacer vibrar el vaso de agua fue sin duda lo
más difícil de la película”. La dichosa idea vino de
Spielberg. Al director le gustaba escuchar Earth, Wind
& Fire a todo trapo en su coche y viendo como vibraba
el retrovisor con el bajo se le ocurrió que sería fantástico
que la llegada del rex causara esos círculos concéntricos
en el vaso de agua.
Lanteri probó con todo, consultó a ingenieros
de sonido, físicos y expertos en ondas, pero no conseguía
ese efecto en el agua. La noche antes de la toma estaba
en su casa dándole vueltas al asunto, cogió la guitarra
y puso un vaso encima, cuando tocó unas cuerdas vio
que vibraba. En el momento de rodar la escena, Lantieri
cogió una cuerda de guitarra y la pasó a través del
coche hasta el suelo, donde colocaron a un tipo para
que hiciera un punteo y… voilá.
Todos sabemos que si algún día, por lo
que sea, nos cruzamos con un Tyrannosaurus en nuestro
camino lo único que tenemos que hacer es estar muy quietos.
O eso nos enseño Parque Jurásico. Pues siento decepcionaros
pero el tío Steven se equivocó, si le hiciéramos caso
nos convertiríamos en la merienda del dinosaurio. Cuando
se rodó Jurassic Park no estaba muy claro si el T-Rex
tenía una visión que se basaba en el movimiento pero
Spielberg quería incluir esa característica en la película
y cuando lo consultó con Horner, el paleontólogo, este
le dio el visto bueno ya que muchos reptiles presentan
ese rasgo. Sin embargo, el tiempo ha traicionado esa
teoría ya que al parecer y según las últimas investigaciones
el Tyrannosaurus Rex poseia una vista maravillosa.
Spielberg se puso a rodar La lista de
Schindler nada más acabar Jurassic Park, de hecho se
desentendió de la postproducción en la que dejó al mando
a un tal George Lucas. De ahí los especiales agradecimientos
en los créditos. Ambas película, La lista de Shcindler
y Parque Jurásico, compitieron en la misma ceremonia
de los premios Oscar
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El rodaje finalizó el 18 de noviembre, pocos
días antes de que Michael Kahn acabara el libreto de La lista
de Schindler, aunque la compleja posproducción se alargó hasta
el 28 de mayo de 1993.
En total, Parque Jurásico recibió 23 galardones,
y tuvo otras 14 candidaturas. En marzo de 1994, Parque Jurásico
ganó los tres premios Óscar a los que era candidata: mejor
edición de sonido, mejor sonido y mejores efectos visuales.
Otros de los premios en los que la película fue considerada
son el premio Hugo en la categoría de «Mejor película dramática»,
y los reconocimientos Saturn por «Mejor película de ciencia
ficción», «Mejor dirección», «Mejor redacción» y «Mejores
efectos especiales». También se hizo acreedora al premio People's
Choice en la categoría de «Película favorita del año». Además,
los actores Ariana Richards y Joseph Mazzello ganaron el premio
Young Artist en la categoría de «Premio destacado a película
familiar de acción y aventura». Igualmente, obtuvo premios
a nivel internacional, tales como el BAFTA en las categorías
de «Mejores efectos especiales» y «Premio de la audiencia
para su película favorita del año», así como por parte de
la Academia Japonesa de Cinematografía y los festivales Mainichi
Eiga Concours, Blue Ribbon junto con el galardón León Checo.
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