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Bohumil Hrabal (Brno, Imperio austrohúngaro, 28 de
marzo de 1914 - Praga, República Checa, 3 de febrero de 1997) fue
un destacado novelista checo, entre cuyas obras cabe destacar Trenes
rigurosamente vigilados (1964), Yo, que he servido al rey de Inglaterra
(1971), Una soledad demasiado ruidosa (1977, en edición «samizdat»)
y la autobiográfica Bodas en casa (1986-1987). Sus novelas han sido
traducidas a 27 lenguas.
Bohumil Hrabal estudió derecho en la Universidad Carolina
de Praga, teniendo que interrumpir sus estudios a causa de la ocupación
nazi de Checoslovaquia. Trabajó como empleado ferroviario durante
la Segunda Guerra Mundial y luego fue tramoyista, cartero y obrero
metalúrgico; también trabajó en una planta de reciclaje de papel
de libros censurados. Aunque a finales de la década de 1940 había
comenzado a escribir tanto poesía como relatos cortos, Hrabal fue
un escritor tardío, pues no sería hasta 1963 (a punto de cumplir
su medio siglo de vida) cuando publicó su primer libro Skrivánci
na niti (Alondras en el alambre). Durante los años setenta, en la
denominada «época de normalización» en la Checoslovaquia comunista,
el autor fue represaliado pese a no ser uno de los firmantes de
la «Carta 77», siendo expulsado de la Asociación de Escritores Checos
y retirándose su obra de librerías y bibliotecas. Hrabal se vio
obligado a publicar sus textos de forma ocasional en tiradas reducidas,
en lo que se conoció como ediciones «samizdat», cuando sus novelas
anteriores siempre habían agotado sus tiradas poco después de ponerse
a la venta. Pese a su fama, el escritor checo se mantuvo alejado
de la vida social, y gustaba de entretener su ocio en su habitual
cervecería praguense. Bohumil Hrabal murió a los 83 años de edad
tras caerse de un quinto piso, y todavía se mantiene el debate de
si fue accidental o se trató de un suicidio.
Samizdat fue la copia y distribución clandestina de
literatura prohibida por la censura del régimen soviético y, por
extensión, también de literatura prohibida por los gobiernos comunistas
de Europa Oriental (el llamado Bloque del Este) durante la denominada
Guerra Fría. De esa manera, muchas veces los disidentes lograban
sortear la fuerte censura política para expresar ideas u opiniones
contrarias al gobierno.
Las primeras obras de Hrabal comprenden una confusa
mezcla de pequeñas historias y anécdotas de irrefrenable comicidad,
sostenidas por un lenguaje rico y compacto. Dichos textos, situados
entre la literatura oral y la vanguardista, muestran un gran despliegue
de humor y asociaciones surrealistas. Dentro de esta época cabe
destacar Clases de baile para adultos y alumnos aventajados (Tanecní
hodiny pro starsí a pokrocilé, 1964), obra de construcción experimental
que está constituida por una infinita frase inacabada. En 1965,
Hrabal publicó Trenes rigurosamente vigilados (Ostre sledované vlaky),
relato acerca de un guardagujas y su aprendiz cuyo telón de fondo
es la angustia por la ocupación nazi de Checoslovaquia, pero que
también presta atención a los pequeños detalles y a la iniciación
sexual del joven protagonista. El autor se inspiró en hechos reales
sucedidos en el protectorado de Bohemia y Moravia, cuando un grupo
de guerrilleros atacaron un tren alemán de municiones cerca de la
estación de Stratov. La novela fue llevada al cine por el director
Jirí Menzel en 1966: Trenes rigurosamente vigilados, filme rodado
en los Estudios Barandov y protagonizado por Vaclav Neckar, obtuvo
el Óscar a la mejor película de habla no inglesa en 1967.
Nuestra bibliotecaria habla de libros prohibidos.
Tras la invasión soviética de 1968 —que le supuso
varios años de silencio editorial forzado—, Hrabal escribió tres
novelas que quizás representen la cumbre de su producción literaria:
Tierno bárbaro (Nezný barbar, 1973), obra publicada sólo en el extranjero
que relata las aventuras picarescas e inverosímiles de un dibujante
y sus amigos —uno de ellos el propio Hrabal— en la Praga de mediados
del siglo XX; Yo que he servido al rey de Inglaterra (Obsluhoval
jsem anglického krále, 1971), descripción de la ascensión y caída
de un joven aprendiz de camarero en contacto con la historia; y
Una soledad demasiado ruidosa (Príliš hlucná samota, 1976), amargo
monólogo de un trabajador de un almacén de reciclaje de papel frente
a un mundo que cambia de manera inexplicable. Esta última obra fue
escrita por el sistema «samizdat», aunque no publicada en una tirada
normal hasta 1980 en Colonia (Alemania). Se trata de una obra que
puede ser considerada de trasfondo metafísico sobre la posición
del hombre en la sociedad, con una visión aún más radical que la
de su conciudadano Kafka. Yo que he servido al rey de Inglaterra
constituye una mirada irónica pero también cómica sobre la vida
de un camarero corriente. Supone el primer intento por parte del
autor de crear una obra de grandes proporciones, si bien puede argumentarse
que la novela aún está dividida en cinco secciones específicas.
Asimismo, la obra retrata un período histórico crucial en la historia
de Checoslovaquia que incluye la ocupación del país por los nazis,
el período posterior a la guerra, la nacionalización o el encarcelamiento
de los antiguos millonarios.
En 2006 el director Jirí Menzel estrenó la película
Yo serví al rey de Inglaterra, basada en esta novela. Este cineasta
definió a Hrabal como un autor que «describió muchos horrores y
bestialidades de la vida sin asomo de depresión o desesperación;
al contrario, nos enseñó a prepararnos para aguantar sus durezas
sin perder el sentido del humor.» De entre sus restantes títulos
sobresale la trilogía de recuerdos Bodas en casa (Svatby v dome,
1986-1987), obra que consta de una primera parte de título homónimo
y las continuaciones Vita nuova y Proluky. El texto recoge la trayectoria
personal e intelectual de Hrabal, narrada por su esposa Eliska y
por otras personas de su entorno, así como por el propio autor.
1985, bajo la camara de Hana Hamplová.
En un primer momento, la escritura de Hrabal muestra
las influencias del surrealismo y del dadaísmo, utilizando los principios
del collage y del montaje. Del movimiento dadaísta, Hrabal toma
la capacidad de «aplastar» la realidad, fragmentándola de tal manera
que los detalles cobran su propia importancia semántica e interactúan
de manera inesperada con otros detalles en los que uno normalmente
no repararía, considerándolos banales. En sus inicios como escritor,
Hrabal se inspiró en autores como Louis-Ferdinand Céline y Giuseppe
Ungaretti, siendo también un gran admirador de James Joyce, de cuya
obra podía evocar pasajes completos. En la obra de Hrabal destaca
la perspicacia en la observación costumbrista y un talento narrativo
novedoso y lírico. Hay que considerar que todos sus textos provienen
de acontecimientos reales; nada es inventado, sólo desplazado en
el tiempo y reajustado. A menudo los personajes de las obras de
Hrabal son raros y extravagantes, antihéroes que poseen una inagotable
alegría por existir, alegría que se manifiesta verbalmente. Actúan
de modo atrevido, caracterizados por el interés por los detalles
cotidianos y mínimos, poseyendo una gran dosis de imaginación creativa.
En palabras del propio autor:
Allí donde fallo yo como hombre, fallan también mis
personajes literarios. Por otro lado, ellos sienten orgullo por
las mismas cosas que yo, es decir, por los pormenores cotidianos
de la vida.
Mural dedicado a Bohumil Hrabal. El texto a su izquierda
dice: «Estoy de pie aquí, la frente coronada de mil arrugas, estoy
aquí de pie, como un viejo San Bernardo, y miro a la lejanía, muy
lejos, hasta el confín de mi infancia...». Cansada de ver un muro
de hormigón en lo que era la casa de uno de los más grandes escritores
checos, la artista eslovaca Tatiana Svatošová decidió tomar cartas
en el asunto. Aunque está bastante alejado del centro, el mural
de Hrabal en el barrio praguense de Liben es, quizás junto a la
taberna U Zlatého tygra, el sitio que todo gran lector de Bohumil
Hrabal desea conocer a la hora de visitar la capital checa. Lejos
de tratarse de un encargo, ese homenaje surgió de un modo absolutamente
personal.
“La idea surgió de forma muy sencilla: vivimos cerca
de esta zona hace años y aquí estaba, originalmente, la antigua
Liben, sus casas antiguas y, entre ellas, la de Bohumil Hrabal.
Pero cuando se empezó a construir el metro, se demolió todo y quedó
solo un lamentable muro de hormigón. Con mi marido tomábamos el
metro todos los días y, sentados en esa pizzería, mirábamos esa
pared de hormigón. Y, al igual que les sucede a los artistas con
el aerosol, cuando yo veo un terreno baldío también nació en mí
el impulso creativo hasta que un día me dije: ‘Vamos por eso’”.
Las novelas de Hrabal han sido descritas como una
espiral, un movimiento constante entre el placer y el miedo, así
como entre la culpa y el deleite. Presentan el difícil esfuerzo
por ser hedonista en un mundo donde el placer ha desaparecido, donde
la única verdad reconocida es la historia o la política. Considerado
un escritor genuinamente entretenido, Hrabal poseía una sensibilidad
capaz de entender la faceta cómica de lo absurdo de la existencia.
Su compatriota Milan Kundera definió a Hrabal como «la encarnación
de la Praga mágica, una unión del humor terrenal y la imaginación
barroca». Asimismo, según palabras de su traductora al español y
al catalán Monika Zgustova, «en sus libros hay tanta literatura
como filosofía».
Todo un clásico del siglo XX y todo un encantador
de serpientes a través de narraciones interminables y fascinantes
que mantienen atrapado de por vida al que sucumbe alguna vez bajo
ellas, el escritor checo Bohumil Hrabal había nacido en el país
de otros antihéroes de la literatura tan poco ejemplares como Hašek
y su caradura soldado Švejk. Pero también vio la luz en las alegres
guaridas de los insaciables bebedores de cerveza y de los fanáticos
evacuadores de palabras. «Nosotros los checos – dirá en su libro
Leyendas y romances de ciego– tenemos una cualidad que nos hace
únicos, inimitablemente checos al cien por cien: la palabridez y
la palabración. Hilarse uno mismo e hilar a los demás en una telaraña
de palabras y hechos admirables y bellos.»
Hasta llegar a ser uno de los escritores más célebres
de su época, Bohumil Hrabal fue el hombre de los mil oficios: oficial
de notaría, viajante, actor, triturador de papel viejo, oficinista.
Su etapa de trabajador ferroviario ofreció a la posteridad el regalo
de un maravilloso y lírico retrato de aquel paso suyo por el mundo
de las pequeñas estaciones de pueblos checoslovacos. Trenes rigurosamente
vigilados (de 1964) se convertiría en su obra más famosa y sería
llevada al cine de forma inolvidable por Jirí Menzel. En esta breve
y deliciosa novela, ambientada en la Segunda Guerra Mundial, Hrabal
quiso representar el despertar a la vida, al heroísmo, a la sensualidad
y al amor de un joven aprendiz de factor que, el día más crucial
de su vida, el día en que por fin se hace hombre, se enfrenta él
solo a los alemanes.
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