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Nacida en 1971, Keum Suk Gendry-Kim salió de Corea del Sur en 1994.
Estudió pintura en la Universidad de Sejong y en la Escuela de Artes
Decorativas de Estrasburgo. Vivió en París durante 17 años colaborando
en varias editoriales traducciendo del coreano desde 2006. También
produce obras para niños inéditas en Francia. Después de haber vivido
durante varios años en Francia, regresó a su país natal durante
algún tiempo en 2011 y posteriormente se instaló allí. En términos
de influencias, la autora cita el manga shojo, The Generous Bandit
de Lee Doo-ho y los cómics de Lee Hee-jae.
En 2012 entregó su primera tira cómica, Le chant de mon père,
un relato autobiográfico del éxodo rural de su familia en la década
de 1970, a Éditions Sarbacane. En 2015 publicó Jiseul, que trata
sobre el insurrección de Jeju de 1948, basado en la obra de O Muel.
En 2017, participó en el Festival de Primavera de Corea en Nantes.
En 2018, firma con Delcourt la novela Mauvaises herbes: D'après
le témoignage d'une esclave sexuelle de l'armée japonaise, en España
se publicó con el título Hierba que cuenta la historia de Lee Oksun,
un "mujer de consuelo— esclava sexual del ejército japonés durante
la Segunda Guerrea Mundial; la historietista desea presentar el
punto de vista de la mujer a partir de una entrevista con una víctima.
Este volumen de 500 páginas tardó tres años en completarse y fue
elogiado por público y la crítica. En 2020 publica tres libros:
L'Arbre nu, Alexandra Kim, la siberiana y Jon. Jon es un niño con
autismo cuyos padres luchan contra los prejuicios sociales y que
se convierte en «un pequeño prodigio musical».
Hierba es la historia real de una superviviente: Lee
Ok-Sun, una joven coreana que durante la Guerra del Pacífico fue
explotada como «mujer de consuelo», el eufemismo utilizado por el
ejército imperial japonés para referirse a sus esclavas sexuales.
A día de hoy, aquel sigue siendo uno de los capítulos más oscuros
del siglo XX. Partiendo de las entrevistas que mantuvo con Lee Ok-Sun
en una residencia de ancianos, la autora ha narrado el devenir de
su infancia en un ambiente extremadamente humilde, vendida sucesivamente
a varias familias adoptivas, hasta que llegó la ocupación japonesa
y en 1942 fue trasladada a la fuerza a una base aérea en China.
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La Fundación de Rescate de Mujeres de Taipei
anunció este año el fallecimiento de la última
mujer superviviente taiwanesa de la esclavitud sexual que
fueron sometidas durante la Segunda Guerra Mundial a la edad
de 92 años.
Las mujeres víctimas que se las denominaron
como “mujeres de consuelo” fueron forzadas a la esclavitud
sexual en edificios regentados por el ejército japonés entre
1932 y 1945. Los activistas estiman que unas 200.000 personas
de los territorios ocupados, entre ellas unas 2.000 mujeres
de Taiwán, fueron obligadas a la esclavitud sexual durante
este periodo. La mujer, que prefirió permanecer en el anonimato,
falleció el 10 de mayo, según confirmaron las personas activistas.
Tras un funeral privado, su familia accedió a dar a conocer
la noticia de su muerte.
La Fundación para el Rescate de las Mujeres
de Taipei, que estableció una línea directa en 1992 y desde
entonces ha localizado a 59 mujeres de solaz en Taiwán, subrayó
la importancia de conservar los registros y de garantizar
que no se olvide la verdad sobre estas atrocidades.
Siguen exigiendo al gobierno japonés una disculpa
y una indemnización para estas mujeres y sus familias. Aunque
Taiwán estuvo bajo colonización japonesa de 1895 a 1945, no
fue hasta 2018 cuando se erigió en Tainan el primer monumento
dedicado a las mujeres de solaz, lo que provocó protestas
después de que un activista de la derecha japonesa profanara
la estatua. El trato histórico de Japón a las mujeres de solaz
ha tensado sus relaciones con los países vecinos, en particular
con Corea del Sur, de donde procedían miles de mujeres de
solaz.
Estatua de bronce de una “mujer de consuelo”
frente a la embajada de Japón en Seúl
En 2015, los dos gobiernos llegaron a un acuerdo
que incluía una disculpa del entonces ministro de Asuntos
Exteriores de Japón, Fumio Kishida. Sin embargo, declaraciones
posteriores del primer ministro Shinzo Abe pusieron en duda
la sinceridad de la disculpa. El tema sigue siendo polémico
dentro de Japón, con opiniones divergentes sobre los hechos
que rodean a las mujeres de solaz y sus experiencias. El gobierno
japonés se ha enfrentado a críticas por restar importancia
al asunto, eliminarlo de los libros de texto e instar a la
retirada de los monumentos conmemorativos a las mujeres de
solaz en todo el mundo. No se puede borrar el horror que vivieron
todas las mujeres que en ese momento fueron esclavizadas sexualmente,
así como tampoco se puede olvidar que hoy día siguen existiendo
mujeres y niñas sufriendo esta misma esclavitud que debe erradicarse.
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