El ideal de todo amante de las letras –lectores,
escritores, investigadores y estudiosos– es dedicarse a
ellas a tiempo completo. La arcadia soñada. El paraíso en
vida al alcance de unos pocos. La realidad se impone, sin
embargo. Las letras te gustan, pero no te las puedes permitir.
Son un lujo a tiempo parcial, un capricho para los descansos
del trabajo. Una afición para la madrugada, ejercida cuando
tu familia duerme. En esas se encontraba Harper Lee en 1956.
Trabaja en una aerolínea vendiendo pasajes y escribe en
el poco tiempo que le resta de jornada. En diciembre de
aquel año no tiene tiempo ni dinero para volver a casa (Monroeville,
Alabama) por Navidad, y se queda en Nueva York con sus amigos
los Brown –Michael, compositor; Joy, bailarina de ballet;
sus dos hijos–.
Los Brown habían leído algunos de los cuentos
con los que Lee había comenzado a escribir en sus ratos
libres; disponían de copias de los mismos que hicieron llegar
a sus propios representantes, Maurice Crain y Annie Laurie
Williams, quienes también actuaban como destacados agentes
literarios de la escena artística norteamericana. Ambos
matrimonios identificaron el potencial de Lee para la literatura.
Michael Brown –que sí vivía en la arcadia del arte a tiempo
completo– recibió en el invierno de aquel año un cuantioso
ingreso por la venta de uno de sus últimos musicales, y
en un acto de verdadera generosidad imposible más allá de
esas fechas tan especiales dieron a Lee –en realidad, por
lo que ahora se verá, a todos sus lectores– el mejor regalo
posible: un año de trabajo a gastos pagados para escribir
una novela.
Matar a un ruiseñor, dentro del monográfico
dedicado a los libros censurados.
Vaya si lo aprovechó. De los primeros seis
meses de 1957 saldrá el borrador de la inolvidable y por
muchos años primera y única novela Matar a un ruiseñor,
publicada finalmente en 1960 tras años de revisiones, reescrituras
e idas y venidas con los editores. También en aquellos meses
–anécdota añadida– un primer intento de escribir dicha novela
que fue descartado por recomendación de los editores para
dar paso a la historia presentada en Matar a un ruiseñor.
Tras permanecer medio siglo olvidado en la caja fuerte de
la editorial, el manuscrito terminará viendo la luz con
el título de Ve y pon un centinela en 2015, como secuela
de la novela definitiva que en realidad escribió en segundo
lugar.
Todavía se puede palpar la polémica que rodeó
dicha publicación. Se duda de que la escritora diera un
consentimiento real y verdadero amparándose en diversas
razones: que a sus 88 años de edad su salud se hallaba muy
mermada; que su hermana, su principal cuidadora y valedora
falleciera dos meses antes de anunciase la publicación;
o que ella misma asegurara que no firmaría nuevas creaciones.
El caso llegó a activar una investigación del Estado de
Alabama por posible caso de abuso de ancianos en el que
se interrogó a la escritora. No se hallaron indicios de
fraude.
Ayudó a su amigo cercano Truman Capote en
su investigación para el libro A sangre fría, al que dedicamos
un artículo.
Pero que el final no empañe el gran obsequio
de los Brown para la historia de la literatura. Matar a
un ruiseñor contaba para el primer mes de su publicación
entre los diez más vendidos de The New York Times. En los
seis meses siguientes se habían vendido medio millón de
ejemplares. Un año después recibe el Premio Pulitzer de
Ficción 1961. Sesenta años después es todo un clásico de
la literatura del siglo XX.
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Su novela Matar un ruiseñor fue llevada al cine
con el título homónimo en 1962 dirigida por Robert Mulligan
y protagonizada por Gregory Peck en el papel de Atticus Finch
y Mary Badham como Jean Louise "Scout" Finch. Candidata a
ocho premios Óscar, entre ellos mejor película y mejor director,
fue galardonada con tres premios: actor protagonista (Gregory
Peck), guion adaptado (Horton Foote) y dirección artística
en blanco y negro (Henry Bumstead, Alexander Golitzen y Oliver
Emert).
Harper Lee nació el 28 de abril de 1926 en Monroeville
(Alabama), un pequeño pueblo del sur de Estados Unidos de
solo 6500 habitantes y era empleada del departamento de reservas
de una aerolínea hasta su llegada al mundo de la literatura.
Al igual que el escritor J. D. Salinger, Harper Lee no concedía
entrevistas y vivió retirada en su localidad natal tras haber
publicado una única novela, aunque el 5 de noviembre de 2007
(a los 81 años) viajó a Washington para recibir de manos del
presidente de EE. UU. George W. Bush en la Casa Blanca la
"Medalla Presidencial de la Libertad". En febrero de 2015
la editorial de Lee, Harper Collins, anunció la publicación
de la secuela de Matar un ruiseñor, titulada Ve y pon un centinela
(Go, Set a Watchman), que se publicó el 14 de julio de 2015.
La autora falleció mientras dormía el 19 de febrero de 2016
a los 89 años en una residencia de ancianos llamada "The Meadows"
de su ciudad natal, Monroeville (Alabama), según informó su
sobrino. Harper Lee nunca se casó ni tuvo hijos.
Estatua de bronce de una niña leyendo
Matar a un ruiseñor en Monroeville.
Truman Capote basó el personaje de Idabel de
su libro Otras voces, otros ámbitos en su vecina de Monroeville
y mejor amiga, Harper Lee. Capote una vez reconoció y dijo:
«El señor y la señora Lee, la madre y el padre de Harper Lee,
vivían muy cerca de mi casa, y ella era mi mejor amiga. ¿Has
leído su libro Matar a un ruiseñor, que tiene lugar en el
mismo pequeño pueblo de Alabama donde vivíamos? Soy un personaje
de ese libro. Su padre era abogado, y ella y yo solíamos ir
a los juicios juntos todo el tiempo cuando éramos niños. Íbamos
a los juicios en vez de ir al cine, como lo hacían otros niños».
Matar un ruiseñor (To Kill a Mockingbird, 1960)
es un alegato por la igualdad, la justicia y contra el racismo;
narra la vida en el pueblo de la escritora durante los años
de la Gran Depresión y, en concreto, un episodio ocurrido
en el cual Atticus Finch, un respetado hombre en su comunidad
y modelo de rectitud, defiende a un hombre afroamericano acusado
falsamente de la violación de una mujer blanca, en el marco
de un Sur muy racista, donde los prejuicios por el color de
la piel le suponen la condena. La defensa de este hombre va
a acarrear a Atticus muchas dificultades con sus vecinos racistas.
Hay otras tramas paralelas, como las travesuras de sus dos
hijos huérfanos de madre y otra sobre un hombre que vive encerrado
en su casa y del que no se sabe nada desde hace años. Plantea
diferentes conflictos que pueden surgir en la convivencia
de las gentes de una ciudad sureña, Maycomb, que se manifiestan
en el enfrentamiento entre ricos y pobres, blancos y negros...
Como contrapunto a todos los conflictos se alza la integridad
de un hombre, el abogado Atticus Finch, que defiende lo que
cree justo, y cuya rectitud es puesta a prueba. Aparte de
estos trascendentales temas, se dan otros de fondo que tienen
como protagonistas a los niños, sus juegos infantiles, sus
miedos sus conflictos y su visión de la vida, que a veces
se enfrenta a la de los adultos. La obra tiene rasgos autobiográficos;
el personaje de Scout estaría inspirado en la propia Harper
Lee y el de Atticus Finch en su padre. Finch, por cierto,
es el apellido de soltera de la madre de Lee. El tercer niño,
un visitante, está inspirado en las historias que Truman Capote
le contaba a Lee sobre sí mismo en su infancia.
De aquellos polvos hablamos en Ser humano >>
Segregación.
Ve y pon un centinela (Go, Set a Watchman, 2015)
fue escrita a mediados de los años cincuenta, antes de redactar
Matar un ruiseñor. El título alude a una cita del Libro de
Isaías, capítulo 21, versículo 6: "Porque el Señor me dijo
así: Ve, pon centinela que haga saber lo que vea" (versión
Reina-Valera, 1960). Siendo una secuela de su primera novela,
"la historia se sitúa unos 20 años después, cuando Scout regresa
a Maycomb desde Nueva York para visitar a su padre, Atticus
Finch". El manuscrito estuvo perdido por muchos años, hasta
que fue encontrado por Tonja Carter, la abogada de Lee, en
el otoño de 2014. La novela fue publicada tal como quedó escrita
y sin revisiones, y consta de 304 páginas. Su primera edición
tuvo un tiraje de 2 millones de ejemplares. Debido a su edad,
la autora no pudo hacer promoción de su nuevo libro.
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