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La prehistoria de la isla de Cuba comprende desde alrededor del
año 6000 a.C. con la llegada de los primeros aborígenes hasta la
llegada de Cristóbal Colón en 1492. La historia escrita de la isla
comienza con la colonización española que dio lugar a la Capitanía
General de Cuba. Cuba se independizó de España después de la derrota
de esta última en la Guerra hispano-estadounidense. Como resultado,
la isla pasó a ser controlada por Estados Unidos, que tras una intervención
militar, le da la forma de una República, aunque en los hechos haya
seguido dependiendo de aquel país hasta la Revolución cubana. Durante
la Guerra Fría, Cuba quedó sumamente dependiente de la Unión Soviética.
Durante el primer viaje de Cristóbal Colón, la primera isla visitada
y conocida por los nativos como Guanahani fue bautizada con el nombre
de San Salvador, la segunda con el nombre de "Santa María de la
Concepción" (Rum Cay), la tercera la bautizó "Fernandina" (Isla
Long) en honor a Fernando II de Aragón por su gran tamaño, y a la
isla llamada "Samaet" por los nativos la bautizó como "Isabela"
(Crooked Island) en honor a Isabel I de Castilla. Es en esta última
isla el 21 de octubre de 1492 donde Colón escucha hablar a los nativos
de la isla llamada "Colba" (Cuba) y de "Bohio" (La Española). Colón
se entusiasmó, pues estaba convencido de que Colba era Cipango,
incluso portaba cartas de los Reyes Católicos dirigidas al Gran
Khan, pues el objetivo del viaje era precisamente viajar a las tierras
de oriente en busca de perlas y oro.
Casi dos décadas después del primer viaje de Colón se inicia la
conquista de la isla por España, como parte del proceso de ocupación
que se irradiaba hacia diversas tierras del Caribe. A Diego Velázquez,
uno de los colonos más ricos de La Española, le encargó el virrey
Diego Colón sojuzgar el territorio cubano, lo cual inició en 1510
con una prolongada operación de reconocimiento y conquista, plagada
de cruentos incidentes. Alertados acerca de las tropelías cometidas
por los españoles en las islas vecinas, los aborígenes de la región
oriental de Cuba resistieron la invasión hispana, dirigidos por
Yahatuey o Hatuey, un cacique fugitivo de La Española, quien finalmente
fue apresado y quemado vivo como escarmiento. Con la fundación de
Nuestra Señora de la Asunción de Baracoa en 1511, los españoles
emprendieron el establecimiento de ocho villas con el objetivo de
controlar el territorio conquistado –San Juan de los Remedios (1513),
San Salvador de Bayamo (1513), la Santísima Trinidad (1514), Santa
María del Puerto del Príncipe (1514), Sancti Spíritus (1514) y San
Cristóbal de la Habana (1515)– hasta concluir con Santiago de Cuba
(1515), designada sede del gobierno.
Desde estos asentamientos, que en su mayoría cambiaron su primitiva
ubicación, iniciaron los conquistadores la explotación de los recursos
de la isla. Por aquellos días la industria fundamental en el territorio
se limitó a una fallida búsqueda de oro, la ganadería y una incipiente
agricultura.
Los aborígenes comenzaron a escasear como mano de obra debido a
los abusos, matanzas y enfermedades llevadas por los europeos a
la isla, por lo que se decidió traer esclavos que fueron comprados
a Portugal. La trata adquirió proporciones enormes, enriqueciéndose
principalmente con el infame tráfico decretado por Carlos V y continuado
hasta mediados del siglo xvi por los traficantes flamencos de la
corte de Carlos I, a quienes se les concedió el monopolio de la
trata de esclavos a introducirse en las Antillas, mismo que luego
se traspasó a los genoveses establecidos en Sevilla y finalmente
pasó a manos de los traficantes españoles, esto ya para principios
del siglo xvii. La relativa prosperidad de la isla provocó las incursiones
de corsarios y piratas, principalmente franceses e ingleses. Ello
ocurrió al ocupar nuevamente Rojas el gobierno y durante el mando
de sus sucesores Juanes Dávila, Luján, Tejeda y Barnuevo, último
gobernador de dicha Antilla en el siglo XVI. A Tejeda se le debió
la construcción de los castillos de Morro y de la Punta; en su tiempo
se concedió a La Habana el título de ciudad.
Bartolomé de las Casas bautizando indígenas cubanos hacia 1511.
El ascenso de la dinastía Borbón al trono español a principios
del siglo xviii, trajo aparejada una modernización de las concepciones
mercantilistas que presidían el comercio. Lejos de debilitarse,
el monopolio se diversificó y se dejó sentir de diverso modo en
la vida económica de las colonias. En el caso cubano, ello condujo
a la instauración del estanco del tabaco, destinado a monopolizar
en beneficio de la Corona la elaboración y comercio de la aromática
hoja, convertida ya en el más productivo renglón económico de la
isla. La medida fue resistida por comerciantes y cultivadores, lo
que dio lugar a protestas y sublevaciones, la tercera de las cuales
fue violentamente reprimida mediante la ejecución de once vegueros
en Santiago de las Vegas, población próxima a la capital. Imposibilitados
de vencer el monopolio, los más ricos habaneros decidieron participar
de sus beneficios. Asociados con comerciantes peninsulares, lograron
interesar al rey y obtener su favor para constituir una Real Compañía
de Comercio de La Habana (1740), la cual monopolizó por más de dos
décadas la actividad mercantil de Cuba.
Asedio del castillo del Morro en 1762 durante la guerra de los
Siete Años.
El número de fábricas de azúcar se reduce de 1190 en el año 1878
a 500 en el año 1895, pero la producción de azúcar creció de 597
000 toneladas en 1878 a más de un millón en 1895, esto se explica
por el hecho de que los pequeños y viejos ingenios se transformaron
en grandes centrales azucareros con maquinarias y técnicas modernas,
los nuevos centrales contribuyeron al desarrollo del transporte
y las comunicaciones, lo que redujo el asilamiento localista. Los
nuevos centrales necesitan más caña por lo que se incrementan los
latifundios cañeros. Los hacendados de Las Villas, Camagüey y Oriente
no pueden competir con los hacendados de Occidente que no habían
sufrido pérdidas en la guerra por lo que se arruinan y venden sus
fábricas y tierras y se convierten en colonos (arrendatarios). Fiestas
a la virgen de Montserrat en la provincia de Matanzas (1871) Entre
1878 y 1895 los Estados Unidos hacen importantes inversiones en
Cuba, principalmente en el azúcar, la minería y el tabaco. En 1895
sus inversiones ascendieron a 50 millones de pesos. También en esta
etapa Estados Unidos intensificó su control comercial sobre Cuba.
Como consecuencia de la guerra y de las transformaciones económicas
que exigían mano de obra calificada, España decreta la abolición
de la esclavitud en 1886. La abolición de la esclavitud provocó
el aumento del proletariado nacional.
José Martí fue la figura cimera del siglo xix continental. Su ideario
político–social trascendió las fronteras de su patria, marcando
pautas que condujesen a América Latina a su “segunda independencia”.
Con la creación del Partido Revolucionario Cubano, concebido como
la organización única de todos los independentistas cubanos que
debía conseguir los medios materiales y humanos para la nueva empresa
emancipadora, y su labor como periodista, impulsó una labor de esclarecimiento
y unificación, centrada en los núcleos de emigrados cubanos, principalmente
en Estados Unidos, pero con repercusión en la isla. Martí impulsó
una renovación dentro de las letras hispanas de fines de la centuria.
El Partido Revolucionario Cubano o PRC fue una creación del ensayista,
poeta José Martí en 1892. Exiliado de Cuba, se vio en la necesidad
de reunir a los antiguos y retirados mambises cubanos para un nuevo
alzamiento. Se promovieron ideas revolucionarias y alentaron a más
cubanos a la lucha. Mientras, en Cuba, se reunieron fuerzas para
el alzamiento.
Por su desarrollo cultural y literario, Matanzas es
también conocida como «la Atenas de Cuba».
Finalmente, José Martí, héroe nacional en Cuba, inició el impulso
final hacia la independencia en 1895. A esta guerra José Martí la
nombró la Guerra Necesaria, la cual estalló el 24 de febrero de
1895 por orden directa de su organizador Martí. En los inicios de
la guerra el Ejército Libertador sufre la pérdida de dos de los
más importantes dirigentes de la guerra, Antonio Maceo, lugarteniente
general y José Martí, el organizador de la guerra, secretario general
del primer partido surgido para unir a los cubanos, el Partido Revolucionario
de Cuba (PRC). En esta guerra los cubanos consiguen objetivos que
en las anteriores no habían obtenido. Logran llevar la lucha armada
a todo el país mediante el método de invasión. España pierde cada
vez más plantaciones de caña en Cuba y sus riquezas se agotaban
por lo que la situación del ejército español no era la más óptima.
El 20 de mayo de 1902 nace la República de Cuba siendo electo Tomás
Estrada Palma como su primer presidente. El prestigio de Estrada
Palma dentro de los círculos revolucionarios lo convirtió en uno
de los candidatos favoritos entre amplios sectores de la población
cubana. La desunión existente se acentúa al producirse el fracaso
de la candidatura propuesta por Máximo Gómez, en la que Estrada
Palma sería presidente y Bartolomé Masó, quien había sido el último
presidente de la República en Armas, sería vicepresidente. A este
primer gobierno correspondería la tarea de formalizar los vínculos
de dependencia con Estados Unidos. A tal efecto, se firmaron bajo
esta administración el Tratado de Reciprocidad Comercial de 1902,
mediante el cual productos cubanos eran beneficiados a su entrada
en Estados Unidos con rebajas arancelarias del 20 % mientras que
productos estadounidenses eran beneficiados a su entrada en Cuba
con rebajas arancelarias del 20 % al 40 %; el Tratado de arrendamiento
de estaciones navales y carboneras (1903) en virtud del artículo
7 de la Enmienda Platt este concede a Estados Unidos el derecho
de arrendar tierras para crear bases en Bahía Honda y Guantánamo.
El centro de detención de Guantánamo es una prisión militar
de alta seguridad situada en la Base Naval de la Bahía de
Guantánamo, localizada en la isla de Cuba.
¿Cuánto y cómo paga EE.UU. a Cuba por el alquiler
de Guantánamo?
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El ascenso de Gerardo Machado a la presidencia en 1925 representa
la alternativa de la oligarquía frente a la crisis latente. El nuevo
régimen intenta conciliar en su programa económico los intereses
de los distintos sectores de la burguesía nacional y el capital
estadounidense, ofrece garantías de estabilidad a las capas medias
y nuevos empleos a las clases populares, todo ello combinado con
una selectiva pero feroz represión contra adversarios políticos
y movimientos opositores. Su programa económico se concentraba en
la reducción de inversiones, la política de reducción de zafra (para
estimular los precios deprimidos del azúcar en el mercado mundial),
la reforma arancelaria, cuyo objetivo era elevar los aranceles a
productos extranjeros que se podían producir en Cuba y que se compraban
en Estados Unidos como el café, arroz, huevos, carnes y otros, y
el famoso Plan de obras públicas, mediante el cual se intenta reducir
el desempleo creando puestos de trabajo en obras improductivas y
temporales como el Capitolio, la escalinata universitaria, la Carretera
Central, etc.
La mediación del embajador estadounidense Sumner Welles no pudo
evitar la caída de Machado pero sí impidió el triunfo popular: Welles
le sale al paso a la huelga e impone como presidente a Carlos Manuel
de Céspedes (hijo) que gobernará del 13 de agosto de 1933 al 4 de
septiembre de 1933. El 4 de septiembre de 1933 mediante un golpe
de Estado, el sargento Fulgencio Batista destituye a Céspedes. Esta
sublevación tiene el apoyo del Directorio Estudiantil y Batista
se convierte en jefe del Ejército con el grado de coronel. Este
golpe de Estado crea el Gobierno de la Pentarquía que durará apenas
seis días, desde el 4 hasta 10 de septiembre de 1933. Bajo la autoridad
del Directorio Estudiantil y Batista, la pentarquía se transformó
en el gobierno de los Cien Días. Este gobierno de los Cien Días,
encabezado por Ramón Grau como presidente y Antonio Guiteras como
secretario de Gobernación, critica y se opone a la Enmienda Platt
y toma medidas de marcado carácter popular (aplicación de la jornada
laboral de 8 horas, reparto de tierras a los campesinos, legalización
de los sindicatos, otorgamiento de la autonomía universitaria, rebaja
de la tarifa eléctrica, intervención de la compañía eléctrica estadounidense,
etc.)
Benjamín Sumner Welles fue un funcionario del gobierno estadounidense
y diplomático en el Servicio Exterior. Fue asesor de política
exterior del presidente Franklin Delano Roosevelt, y se desempeñó
como subsecretario de Estado de 1937 a 1943, durante la presidencia
del mismo.
Un periodo de operaciones oscuras.
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Fidel Castro y un grupo de revolucionarios atacaron el 26 de julio
de 1953 los cuarteles militares Moncada y Carlos Manuel de Céspedes
en Santiago de Cuba y Bayamo, respectivamente. Esta acción fracasó,
muchos de los asaltantes fueron asesinados por los soldados de Batista
y otros fueron encarcelados, entre ellos Fidel, su hermano Raúl,
Juan Almeida, entre otros. Debido a la presión popular y a la madre
de Fidel Castro, que tenía relaciones de amistad con la entonces
primera dama, y la intervención del entonces obispo de Santiago
de Cuba, Batista ofrece una amnistía a los presos políticos en 1955.
Fidel Castro y sus compañeros viajan a México donde se reorganizan
bajo el nombre de Movimiento 26 de Julio. Fidel Castro, su hermano
Raúl, el Che Guevara, Camilo Cienfuegos y 78 expedicionarios más
zarpan sigilosamente de Santiago de la Peña, frente al puerto de
Tuxpan de Rodríguez Cano, Veracruz, México; en los primeros minutos
del 25 de noviembre de 1956 en el yate Granma para iniciar la Revolución
cubana que derrocaría al presidente Fulgencio Batista. Después de
siete días de viaje, llegaron a Cuba, muy cerca de la playa Las
Coloradas, donde desembarcaron los 82 revolucionarios para dar inicio
a una guerra de guerrillas que desencadenaría en el triunfo de la
Revolución Cubana. El Granma fue adquirido en Tuxpan por Antonio
"el Cuate" del Conde por encargo de Fidel Castro para transportar
en él, a los hombres y las armas para derrocar a Batista. El 30
de noviembre de 1956 se produce el alzamiento de Santiago de Cuba
organizado por Frank País. Al mismo tiempo debía desembarcar el
yate Granma con 82 expedicionarios venidos de México, entre los
que se encuentran Fidel Castro, Raúl Castro, Che Guevara, Camilo
Cienfuegos y otros. Pero por las condiciones de mal tiempo los mismos
se retrasan y llegaron el 2 de diciembre; desembarcando por la playa
de Las Coloradas (Niquero), una zona rodeada de manglares situada
muy cerca de la ciudad de Manzanillo. Son sorprendidos por el ejército
de Batista en el Combate de Alegría de Pío y el grupo de revolucionarios
es diezmado, siendo asesinados varios de los expedicionarios, logrando
solo llegar a la Sierra Maestra un pequeño grupo donde desarrollan
en una guerra de guerrillas, entre los combates se encontraron La
Plata, El Hombrito y Arroyo del Infierno.
En las ciudades principalmente en La Habana y Santiago de Cuba
se continúan las actividades clandestinas dirigidas por José Antonio
Echeverría, Frank País y otros. El 13 de marzo de 1957 se produce
el asalto al Palacio Presidencial y a la Emisora Radio Reloj, donde
por instantes no fue ajusticiado Batista, cayendo en el combate
José Antonio Echeverría, líder del Directorio Revolucionario y presidente
de la Federación Estudiantil Universitaria. El periodista estadounidense
Jules Dubois describió al régimen de Batista: “Batista regresó al
poder el 10 de marzo de 1952 y empezó entonces la etapa más sangrienta
de la historia cubana desde la guerra de independencia, casi un
siglo antes. Las represalias de las fuerzas represivas de Batista
costaron la vida a numerosos presos políticos. Por cada bomba que
estallaba, sacaban a dos presos de la cárcel y los ejecutaban de
modo sumario. Una noche en Marianao, un barrio de La Habana, se
repartieron los cuerpos de 98 presos políticos por las calles, acribillados
de balas”.
Ernesto Guevara (Rosario, Argentina, 14 de junio de 1928-La
Higuera, Bolivia, 9 de octubre de 1967), conocido como «el
Che Guevara» o simplemente «el Che», fue un médico, político,
guerrillero, escritor, periodista y revolucionario comunista
argentino nacionalizado cubano. Fue uno de los ideólogos y
comandantes de la Revolución cubana. Guevara participó desde
el alzamiento armado hasta 1965 en la organización del Estado
cubano. Desempeñó varios altos cargos de su administración
y de su Gobierno, sobre todo en el área económica. Fue presidente
del Banco Nacional, director del Departamento de Industrialización
del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) y ministro
de Industria. En el área diplomática, actuó como responsable
de varias misiones internacionales.
A finales de 1951, con tan solo veintitrés años, el joven
Ernesto Guevara, aún lejos de convertirse en el legendario
guerrillero que más tarde sería, emprendía junto con su amigo
Alberto Granado un viaje que les llevaría a recorrer gran
parte de América Latina en motocicleta. En las notas que escribió
sobre su aventura se deja entrever la personalidad del joven
Che, su determinación y sus ansias de explorar el mundo, así
como una incipiente conciencia social, todos ellos rasgos
esenciales de la personalidad del célebre líder revolucionario.
"Creo que hay una gigantesca mentira alrededor del Che":
Jacobo Machover, el escritor cubano que califica de asesino
a Ernesto Guevara a 50 años de su muerte.
Lo cierto es que el tiempo a desvelado detalles oscuros del
mitificado personaje, como este extracto.
Los negros, esos magníficos ejemplares de la raza africana
que han mantenido su pureza racial gracias al poco apego que
le tienen al baño, han visto invadidos sus reales por un nuevo
ejemplar de esclavo: el portugués. El desprecio y la pobreza
los une en la lucha cotidiana, pero el diferente modo de encarar
la vida los separa completamente; el negro indolente y soñador,
se gasta sus pesitos en cualquier frivolidad o en 'pegar unos
palos' (emborracharse), el europeo tiene una tradición de
trabajo y de ahorro que lo persigue hasta este rincón de América
y lo impulsa a progresar, aún independientemente de sus propias
aspiraciones individuales.
Diarios de motocicleta: notas de un viaje por América Latina.
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El 17 de mayo de 1959 Fidel Castro firmó la ley de reforma agraria,
que daba continuidad a la del 10 de octubre de 1958, expedida en
la propia Sierra Maestra. Para realizar esta reforma, se creó el
INRA que se convertiría en el centro del poder revolucionario de
entonces. En las ciudades, la "ley de alquileres" y la "ley de terrenos
baldíos", indujeron rápidamente una reforma urbana, ideada para
resolver el problema de la vivienda popular. Se abrió entonces un
proceso de expropiaciones, nacionalizaciones y confiscaciones que
afectaron fuertemente a la clase alta y a algunas empresas extranjeras,
principalmente estadounidenses.
Antes de su victoria, Fidel Castro y los líderes de otros movimientos
revolucionarios, redactaron el Manifiesto de la Sierra Maestra en
el que se comprometieron a «celebrar elecciones generales para todos
los cargos del Estado, las provincias y los municipios en el término
de un año bajo las normas de la Constitución del 40 y el Código
Electoral del 43 y entregarle el poder inmediatamente al candidato
que resulte electo». A pesar de haberse comprometido a celebrar
elecciones dentro de 18 meses, el gobierno descartaría cumplir con
ese compromiso luego del triunfo de la Revolución. Planteando que
los gobiernos anteriores habían sido perjudiciales, corruptos, para
el pueblo de Cuba, imperando la corrupción y otros males, además
de ser sumisos a los interés de los Estados Unidos que intentaría
manipular las elecciones. No fue hasta el 30 de junio de 1974 que
se celebraron las primeras elecciones en Cuba, aunque fueron del
tipo comunista como establece la ley cubana actual. Este tipo de
elecciones se siguen celebrando hasta los días actuales y son consideradas
por las personas contrarias al gobierno como fraudulentas, puesto
que, entre otros factores, el presidente de la República no se elige
por voto popular directo, sino a través del parlamento del partido
único.
El Che Guevara se entrevista con los intelectuales franceses Simone
de Beauvoir y Jean-Paul Sartre.
Después de la caída de la Unión Soviética a finales de 1991, la
economía de Cuba sufrió una crisis, dejándola esencialmente paralizada
porque las estrechas bases económicas de esta nación se concentraban
en unos pocos productos con pocos compradores. La pérdida de casi
5000 millones de dólares que el gobierno de la URSS proveía a Cuba
como ayuda, en forma de exportaciones garantizadas para el mercado
cubano del azúcar y la obtención de petróleo barato, generó un impacto
severo para la economía cubana. En este contexto, se celebró en
octubre de 1991 el IV Congreso del gobernante Partido Comunista
de Cuba para analizar la delicada situación del país. En 1993 la
situación se agravó mucho más. La agricultura y la ganadería, productoras
de alimentos, se fueron reduciendo hasta quedar con pocos suministros
para la población. El comercio de Cuba disminuyó en un 80 %, y las
condiciones de vida empeoraron. Esta situación hizo que se intensificara
el flujo migratorio de Cuba hacia los Estados Unidos. En particular
se popularizó una peligrosa forma de emigración ilegal con los llamados
balseros, quienes, fruto de la desesperación, se lanzaban a cruzar
el estrecho de La Florida en endebles embarcaciones artesanales.
Se declaró un periodo especial, que incluía recortes en el transporte
y la electricidad, e incluso racionamiento de comida. En respuesta
a estos acontecimientos, Estados Unidos endureció el embargo económico,
comercial y financiero esperando que esto llevara a la caída del
estado socialista. No obstante, el gobierno abrió el país al turismo
internacional, realizando tratos con compañías extranjeras de proyectos
turísticos, industriales y agrícolas. Como resultado, el uso del
dólar estadounidense se legalizó en 1993, abriéndose tiendas especiales
que vendían exclusivamente en dólares.
Había entonces dos economías separadas: la economía del dólar y
la economía del peso. Extremos periodos de escasez de comida y otros
bienes, así como apagones eléctricos, dieron origen a un breve periodo
de malestar, incluyendo numerosas protestas por la mala situación
(siendo la más notoria de ellas el “Maleconazo” el 5 de agosto de
1994) y un incremento en el crimen y la corrupción. En respuesta,
el Partido Comunista de Cuba formó cientos de “brigadas de acción
rápida” para evitar males mayores. En 1995 se tomaron nuevas medidas
para aliviar la situación del país. Se fomentó la inversión extranjera
y se permitieron algunas muy limitadas formas de iniciativa privada.
Esto hizo que poco a poco mejorase algo la economía cubana. En 1997
se celebró el V Congreso del partido gobernante. En 1998 el papa
Juan Pablo II hizo una histórica visita a Cuba, en la cual se pidió
algo más de flexibilidad a la sociedad cubana, así como al resto
del mundo, pidiendo apertura de ambas partes.
Fidel Castro recibió condecoraciones nacionales
y extranjeras. Debido a su gestión y a las características
controvertidas de sus políticas, se ha generado un polémico
e intenso debate de trasfondo ideológico. Falleció en La Habana
el 25 de noviembre de 2016 a la edad de 90 años. Su hermano,
Raúl Modesto Castro Ruz, lo sucedió primero como presidente
del Consejo de Estado y del Consejo de Ministros (y, por tanto,
como presidente de Cuba), desde el 31 de julio de 2006 de
manera interina, y desde el 24 de febrero de 2008 hasta el
18 de abril de 2018 de forma oficial; y luego, como primer
secretario del Partido Comunista de Cuba, desde abril de 2011.
El 25 de noviembre de 2016, coincidiendo con
el 60º aniversario de la salida del yate Granma desde México
hacia Cuba, falleció Fidel Castro por causas naturales, a
los noventa años de edad. Los días posteriores marcaron la
procesión de sus cenizas por toda la isla, desde la plaza
de la Revolución de La Habana hasta el cementerio de Santa
Ifigenia de Santiago de Cuba, al otro extremo del país, en
donde pasaron a reposar sus cenizas. Numerosos gobiernos y
organizaciones en el mundo entero enviaron mensajes de condolencias
al gobierno y pueblo de Cuba. Durante los funerales del líder
cubano se escucharon discursos de presidentes como Nicolás
Maduro de Venezuela, Daniel Ortega de Nicaragua, Evo Morales
de Bolivia y Rafael Correa de Ecuador, entre otros.
El 19 de abril de 2018, fue elegido presidente
Miguel Díaz Canel.
Raúl Castro y Barack Obama en 2015 durante la VII Cumbre
de las Américas.
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La primera obra literaria escrita en la Isla data del Siglo XVII,
cuando en 1608, Silvestre de Balboa y Troya de Quesada escribe Espejo
de Paciencia, un poema épico-histórico en octavas
reales, que narra el secuestro del Obispo Fray Juan de las Cabezas
Altamirano por el pirata Gilberto Girón y su posterior rescate
por los vecinos de Bayamo.
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En 2004, a la muerte de su mujer, Iván, aspirante a escritor
y ahora responsable de un paupérrimo gabinete veterinario
de La Habana, vuelve los ojos hacia un episodio de su vida,
ocurrido en 1977, cuando conoció a un enigmático hombre que
paseaba por la playa en compañía de dos hermosos galgos rusos.
Tras varios encuentros, «el hombre que amaba a los perros»
comenzó a hacerlo depositario de unas singulares confidencias
que van centrándose en la figura del asesino de Trotski, Ramón
Mercader, incidente del que hablamos en nuestra biblioteca,
Febrero 2020.
Gracias a esas confidencias, Iván puede reconstruir las trayectorias
vitales de Liev Davídovich Bronstein, también llamado Trotski,
y de Ramón Mercader, también conocido como Jacques Mornard,
y cómo se convierten en víctima y verdugo de uno de los crímenes
más reveladores del siglo xx. Desde el destierro impuesto
por Stalin a Trotski en 1929, y desde la infancia de Mercader
en la Barcelona burguesa, sus amores y peripecias durante
la Guerra Civil, o más adelante en Moscú y París, las vidas
de ambos se entrelazan hasta confluir en México. Ambas historias
completan su sentido cuando sobre ellas proyecta Iván sus
avatares vitales e intelectuales en la Cuba contemporánea
y su destructiva relación con el hombre que amaba a los perros.
Esta edición especial conmemora el 50.º aniversario de Tusquets
Editores.
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Solitario hasta el punto de que un fotógrafo extranjero lo
considera el último habitante de una ciudad de la que todos
se han fugado, el narrador de este libro se propone contar
cómo ha vuelto a La Habana, después de veinticinco años de
prohibición, la fiesta. O, dicho más exactamente, su remedo.
Hurga con ese fin en lo que él denomina «caja negra de la
fiesta». Sus asuntos, mientras tanto, no marchan del mejor
modo: las autoridades políticas han dictado contra él orden
de censura, y verá denegado cada intento suyo de salir del
país. Lo acusan, entre otras cosas, de recibir dinero de una
agencia extranjera de inteligencia. No es casual, entonces,
que él eche mano de una historia de la Guerra Fría -Our Man
in Havana-, donde Graham Greene narraba las peripecias de
un falso espía y de una red de espías falsos. Por la fiesta
de estas páginas cruzan Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir,
Dizzie Gillespie y la Orquesta Aragón, Edith Wharton y Ernesto
Guevara, John Lennon y Ernest Hemingway, Compay Segundo y
Ry Cooder, un perro disecado y un doble de Gene Hackman. Junto
a una multitud de seres sin nombre: prostitutas, gente de
cabaret, escritores exiliados y suicidas, funcionarios estatales...
La narración avanza no en el estilo barroco que supondría
un carnaval así, sino mediante una prosa irónica y austera.
Piezas disímiles se combinan para conducir al final de toda
fiesta de disfraces: el momento de abandonar las máscaras.
La Habana de hoy es recorrida en paseos reflexivos (se incluye
una «teoría de la ruinas») que terminan en el Museo del Ministerio
del Interior. Llegado allí, el narrador solicita un expediente
secreto, pregunta por las pruebas de su culpabilidad. Búsqueda
de ascendencia kafkiana, la suya resulta atemperada por el
ejemplo de otra criatura literaria ante el absurdo: la Alicia
que, en el País de las Maravillas, echa en cara a quienes
la juzgan que no son más que un mazo de naipes. Sólo que,
a diferencia de Alicia, el narrador de La fiesta vigilada
no tiene la ventaja de haber crecido por encima de sus jueces.
Antonio José Ponte nació en Matanzas, Cuba, en 1964, y reside
en La Habana desde 1980. Ingeniero hidraúlico durante algunos
años, abandonó el ejercicio de esa profesión para dedicarse
a escribir. Poeta, narrador y ensayista, en 1997 publicó Las
comidas profundas, traducida luego al francés como Les Nourritures
lointaines. City Lights Books publicó, en 2000 y 2002, la
traducción al inglés de dos volúmenes de cuentos recogidos
más tarde en un solo volumen: Un arte de hacer ruinas y otros
cuentos, que publicó en 2005 el Fondo de Cultura Económica.
Es autor de libro de poemas Asiento en las ruinas (Renacimiento,
Sevilla, 2005) y de la novela Contrabando de sombras (Mondadori,
2002).
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Informe contra mí mismo es un libro a favor de lo que amo:
mi familia, los amigos, la isla entera. No me propuse una
memoria de la historia sino una primera historia de mi memoria.
Preciso: la emocionante memoria de los míos. Sobre la experiencia
de la Revolución cubana se ha debatido casi siempre en defensa
de posiciones extremas. A quemarropa. La razón dicta. La pasión
ciega. Sólo la emoción conmueve, porque la emoción es, a fin
de cuentas, la única razón de la pasión. ¿Será cierto que
la mejor defensa es el ataque? Lo dudo. José Martí nos llamó
a una guerra necesaria, sin odios, para alcanzar la independencia,
pienso que ahora los cubanos debemos convocarnos a una «paz
necesaria», también sin odios, para lograr la concordia nacional.
Sé que la publicación de este libro puede molestar a muchos
en la isla o en el exilio, las dos orillas del conflicto.
En todo caso, pienso que tendrán la opción de no leerlo. Yo
tuve la necesidad de escribirlo. Si algún compatriota, en
cualquier agujero del mundo, se reconoce en una de estas paginas
y se recuerda en mis recuerdos, me sentiré acompañado. Lo
único imperdonable es el olvido. Tarde o temprano, los cubanos
nos volveremos a encontrar, bajo la sombra isleña de una nube.
Hay que estar atentos: el toque de una clave se escucha desde
lejos.
Seis años después de la muerte del autor, se publicaba
su obra inédita que prolonga con cartas y recuerdos
la novela que su padre, el poeta Eliseo Diego, dejó
sin terminar.
Nadie quería más a Cuba que él, decía Eliseo Alberto,
Lichi, muerto en 2011, a los 60, en el exilio de México.
Había nacido en una familia de artistas, cuyo patrón
era Eliseo Diego, uno de los grandes poetas del siglo
XX hispanoamericano.
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El 7 de diciembre de 1990 el escritor cubano Reinaldo Arenas,
en fase terminal del SIDA, se suicidaba en Nueva York dejando
este estremecedor testimonio personal y político, que terminó
apenas unos días antes de poner fin a su vida. Arenas, en
efecto, reunía las tres condiciones más idóneas para convertirse
en uno de los muchos parias engendrados por el infierno inquisitorial
y carcelario de la Cuba castrista: ser escritor, homosexual
y disidente. Silencien o no la presencia de este libro los
interesados en perpetuar el engaño, deseamos que sean cada
vez menos los que aún digan que ignoran qué encubría, y encubre,
el célebre "paraíso caribeño" del patriarca Fidel Castro.
Dirigida por Julian Schnabel y con guion de Cunningham O'Keefe
y Lazaro Gomez Carriles, se adaptó a la pantalla grande
y nos ayuda a conocer más de cerca la vida de Reinaldo Arenas
(Javier Bardem), un brillante autor cubano que tenía un gran
afán de libertad artística, política y sexual. El retrato
de este hombre comienza desde su infancia, que se desarrolló
en un ambiente rural, y pasa por su participación temprana
en la Revolución, hasta llegar a la persecución personal que
viviría más tarde como escritor y como homosexual en Cuba.
Finalmente, tuvo que huir a Nueva York, donde se exilió, pero
Arenas representa un ejemplo de desafío a la pobreza, censura,
persecución, exilio e, incluso, la muerte. Completan el reparto
Olivier Martinez ('S.W.A.T', 'Semana Santa'), Johnny Depp
('Los diarios del ron', 'Alicia en el País de las Maravillas')
y Sean Penn ('Mystic River', 'Milk').
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Este libro es un viaje inolvidable al interior de la revolución
cubana. Carlos Pérez Cifredo se enfrenta al «cuentametuvida»,
la planilla en blanco que deberá rellenar para que sus compañeros
decidan en asamblea si merece o no la condición de «trabajador
ejemplar». A través de una extraordinaria fusión de lenguajes
-coloquiales, musicales, cinematográficos, políticos e incluso
los correspondientes al cómic-, el lector acompañará al protagonista
en la rememoración de sus peripecias a veces hilarantes, otras
dolorosas, pero siempre intensísimas, que culminan en la asamblea
donde su existencia será juzgada. Esta primera novela de Jesús
Díaz estuvo prohibida por las autoridades cubanas durante
doce años. Cuando finalmente llegó a publicarse en Madrid
y La Habana, en 1987, fue aclamada como la gran novela crítica
de la revolución cubana, mereció varias reediciones, se tradujo
al alemán, francés, sueco y griego, y consagró de inmediato
a su autor.
«Un libro sorprendente, sólido, apasionante, que se lee con
una mezcla de fascinación y vértigo» (Rafael Conte, El País).
«Las iniciales de la tierra es una novela llena de invenciones
verbales, de colores y de músicas: con un dominio perfecto
del matiz, gracias al cual las palabras, las cosas y las gentes
son miradas a la vez por dentro y por fuera» (Françoise Barthélémy,
Le Monde Diplomatique).
«Apasionada, blasfema, satírica. Una gran tormenta literaria»
(Erich Hackl, Die Zeit).
Jesús Díaz (La Habana, 1941) es uno de los grandes escritores
de la Cuba de hoy. En 1966 ganó el Premio Casa de las Américas
con el libro de relatos Los años duros. Fundó y dirigió el
magazine cultural El Caimán Barbudo. Fue profesor en el Departamento
de Filosofía de la Universidad de La Habana y coeditor de
la revista de ciencias sociales Pensamiento Crítico, hasta
que ambas instituciones fueron acusadas de «diversionismo
ideológico» y clausuradas por las autoridades cubanas en 1971.
Escribió y dirigió varios filmes en Cuba. Ha trabajado como
guionista en México, Colombia, Alemania y España.
En 1992 dio a conocer en Zurich el ensayo «Los anillos de
la serpiente», reproducido en muchos periódicos de Europa
y América, que le valió una carta brutal del ministro cubano
de cultura condenándolo al exilio. Sus libros han sido traducidos
al alemán, francés, sueco, holandés, griego y ruso.
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Medio siglo después del estallido de una Revolución, que
destruyó el orden republicano, desató la guerra civil y propició
un cuantioso exilio, la cultura cubana revive sus dramas a
través de la memoria. Entre la isla y el exilio se entabla
una feroz disputa por el legado nacional. Los herederos de
uno y otro bando forcejean por la posesión parcial o total
de un patrimonio común. La discordia del país se ha desplazado
a la esfera de los símbolos. ¿De quién son los muertos de
una guerra civil? ¿Cómo se edifican los panteones culturales
en cada orilla del conflicto? ¿Cuánto debe recordarse? ¿Cuánto
olvidarse? ¿Cómo juzgar el pasado? Tras la desaparición de
sus clásicos (Lezama, Pinera, Carpentier, Guillen, Arenas,
Sarduy, Cabrera Infante), la cultura cubana experimenta una
«sensación de cementerio».
La melancolía del heredero y el duelo del sobreviviente son
los temas de este libro. Tumbas sin sosiego describe las costumbres
funerarias de una cultura desgarrada por la revolución, la
disidencia y el exilio, y, al mismo tiempo, narra una breve
historia intelectual de Cuba. Aquí se reconstruyen los grandes
debates cubanos del último medio siglo y se ofrecen semblanzas
de sus protagonistas: Manuel Moreno Fraginals, Cintio Vitier,
Roberto Fernández Retamar, Heberto Padilla, Jesús Díaz, Raúl
Rivera...
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Excelente trabajo del crítico de arte y ensayista de origen
cubano Iván de la Nuez. Director de exposiciones del Palacio
de La Virreina de Barcelona. Es un pensador nacido ya en la
Revolución que salió de Cuba en busca de nuevas respuestas políticas,
desde la izquierda, que no convalidaran la falta de libertad.
El sugerente título de este ensayo abre, sin lugar a dudas,
el marco político filosófico en que se mueve este análisis.
Su autor pretende encontrar un sentido al imaginario colectivo
de un grupo de intelectuales de izquierdas que, en algún momento
de sus vidas, se plegaron a una fascinación, fundamentalmente
acrítica y despegada, por el modelo de revolución cubana. Analiza
los procesos mentales que pudieron llevar a intelectuales, orgánicos
o no, a creer y crear una mitología externa de la Revolución,
una mitología de palabra, obra e imagen. |
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Para entender el presente también hay que bucear en
el pasado. El académico Marrero ha trazado una historia
colonial de Cuba a través de sus documentos. Desde
cartas personales hasta mapas, pasando por documentos oficiales
o listas de inversores, que nos revelan los acontecimientos
de la isla desde su descubrimiento y su pasado azucarero a
la caída de la prosperidad, cuando perdió el
monopolio de este producto en favor de Haití.
Leví Marrero fue uno de los grandes intelectuales cubanos
que sufrieron la oprobiosa atomización y estigmatización a
la que fueron sometidos muchos de los que pertenecían por
derecho a ese círculo selecto, al serles aplicada la discriminatoria
política cultural gubernamental en Cuba.
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Los verdaderos personajes de Tres tristes tigres (el título
viene de un trabalenguas infantil cubano) son la nostalgia,
la literatura, la ciudad, la música y la noche habanera, que
al final comienza a amanecer, lenta y reveladora, y también
esa forma actual de arte que parece reunirlas en una sola
cosa: el cine.
Guillermo Cabrera Infante (Gibara, Cuba, 22 de abril de 1929
- Londres, 21 de febrero de 2005) fue un escritor y guionista
cubano, que después de exiliarse de su país obtuvo la ciudadanía
británica. Obtuvo el Premio Cervantes 1997. En 1952 los censores
del régimen de Fulgencio Batista encontraron a Cabrera culpable
de incorporar obscenidades en un cuento que había escrito
ese año. Como castigo, se le prohibió publicar con su nombre,
asunto que fue resuelto mediante el uso del seudónimo G. Caín,
una contracción de sus apellidos. En 1954, se convirtió en
crítico cinematográfico de la revista Carteles en la que firmaba
con su seudónimo (que utilizaría posteriormente en algunos
de sus guiones) y con la que colaboraría hasta 1960. En las
postrimerías de la década del cincuenta, Cabrera Infante escribió
la mayor parte de las historias que serían compiladas más
tarde en Así en la paz, como en la guerra.
En 2009 aparecieron los primeros signos de una reconcilación
de Cuba con el escritor, después de que los periodistas Elizabeth
Mirabal y Carlos Velazco ganaran ese año el premio de ensayo
de la Unión Nacional de Escritores y Artistas, cuya editorial
publicó el texto —más de 300 páginas sobre la vida y trayectoria
de Cabrera Infante desde su infancia en Gibara hasta que abandonó
definitivamente la isla en 1965— en 2011. Reynaldo González,
Premio Nacional de Literatura, opina al respecto "que el libro
tiene valor entre otras razones porque 'es bueno que cada
vez haya menos adentros y afueras' en la literatura cubana".
Leonardo Padura sostiene, por su parte, que Cabrera Infante
"es un indispensable de la cultura cubana", pues "tiene el
gran mérito de haber convertido el lenguaje del habanero en
lenguaje literario"; con independencia de las revelaciones
que haga el ensayo en cuestión, el mero hecho de haber obtenido
un premio oficial y ser publicado es un signo "positivo y
reflejo de que poco a poco se vuelve a la normalidad".
Pero para el filósofo y narrador Fernando Savater, "esta
publicación no es más que la típica jugada de los burócratas
de las dictaduras moribundas, que intentan echar el lazo a
escritores y artistas relevantes de la disidencia" y "fingen
un reconocimiento tardío a sus méritos ensalzando sus logros
creativos para mejor difuminar su oposición al régimen, que
queda soslayado como algo circunstancial y menor".
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El triunfo de la Revolución cubana culminó en 1959 con la
entrada en La Habana de la guerrilla victoriosa. Tres comandantes
encabezaban la marcha: Fidel Castro, flanqueado por Camilo
Cienfuegos y Huber Matos. Nueve meses más tarde, este último
caía en desgracia y, tras un juicio sumario, era condenado
a veinte años de cárcel, que cumplió íntegramente. Cómo llegó
la noche, de un «indiscutible valor testimonial» según el
jurado, obtuvo el XIV Premio Comillas de biografía, autobiografía
y memorias. Tusquets Editores ofreció la oportunidad
de dar la palabra a un testigo privilegiado de uno de los
acontecimientos más controvertidos y mitificados del siglo
XX, cuya voz disidente quedó injustamente silenciada. Muerto
Cienfuegos en un accidente de aviación nunca esclarecido,
de la célebre fotografía triunfal sólo Castro quedaba en la
isla, en el momento de la edición, en el poder desde
hace más de cuarenta años...
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Novela autobiográfica que lanzó a la fama a Roberto
Ampuero. Uno de los testimonios más contundentes sobre
el desencanto político de una revolución que marcó el
siglo XX.
El protagonista de esta novela autobiográfica abandona
el Chile de la Junta Militar en 1974 para buscar refugio
en Alemania Oriental. Allí se enamora de Margarita,
la hija del comandante Cienfuegos, el poderoso embajador
de Fidel Castro en Moscú. El matrimonio se celebra pocos
meses después en la «isla de la Libertad», sin que el
joven veinteañero de entonces intuyera que todas las
ilusiones se derrumbarían una tras otra en la medida
en que la Revolución cubana mostrara su otra cara. Nuestros
años verde olivo es uno de los testimonios más contundentes
sobre el desencanto político de una revolución que marcó
el siglo XX. Y es a la vez la comprobación de que solo
la literatura es capaz de narrar lo inenarrable.
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En la Habana del siglo XIX, una mujer decide tomar
las riendas de su vida y forjarse su propio destino.1858.
Cuando Valentina zarpó desde España hacia la colonia
de Cuba en pasaje de tercera clase, tenía un joven marido
a su lado y el corazón repleto de ilusiones. A su llegada
a la isla, sin embargo, sus sueños se resquebrajan:
su esposo ha muerto durante la agotadora travesía y
el lugar, de pronto, se revela como un entorno hostil.Solo
Tomás Mendoza, un atractivo médico que viajaba en el
mismo barco que ella, intenta ayudarla proponiéndole
matrimonio. Pero Valentina le rechaza por orgullo, pues
no está dispuesta a inspirar lástima, aunque eso signifique
tener que vender su cuerpo en un refinado prostíbulo
caribeño.
Lo que no sospecha es que hay hombres que no se conforman
con unas horas de lujuria comprada y que algunos, como
el rico y apuesto Leopoldo Bazán, bajo sus caballerosas
formas esconden la más abyecta crueldad.Con el pulso
firme y sagaz de los grandes novelistas, Carmen Santos
ha tejido una historia inolvidable que tiene mucho de
las grandes sagas. De las calles habaneras al prostíbulo
y de allí a los fastuosos salones de la alta sociedad
isleña, enriquecida hasta lo inimaginable con el cultivo
de la caña de azúcar, El sueño de las Antillas nos cuenta
la historia de una mujer fuerte, valiente y carismática
que, en una época de intrigas políticas por la independencia
de Cuba y por la abolición de la esclavitud, se debate
entre la ambición, la venganza y el amor verdadero.
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En 1830, un velero arriba frente al puerto de La Habana;
lleva en sus bodegas el máximo de lo que le permite su
capacidad de carga; una mercancía muy apreciada para la
colonia española. Es un cargamento de esclavos recién
capturados en la costa occidental africana que serán vendidos
y pasarán a ser propiedad de los ricos hacendados que
necesitan de esa mano de obra para cubrir sus necesidades,
fundamentalmente como braceros de sus vastas plantaciones.
Desde el primer momento que los esclavos tomaron contacto
con su nueva forma de vida, en sus mentes, y sobre todo
en las de su numerosa descendencia, pronto surgirá un
imparable deseo de libertad que les llevará a mantener
una lucha encarnizada y muy prolongada en el tiempo, contra
las tropas coloniales españolas.Mientras se producen los
primeros combates sobre suelo cubano, siempre encaminados
a la consecución de la independencia nacional, al otro
lado del océano, una familia gaditana que tradicionalmente
se dedica al comercio negrero, comienza a sentirse amenazada
ante el aumento de la presión internacional empeñada en
erradicar definitivamente este tipo de negocios. Por ello,
decide hacer los preparativos necesarios para liquidar
su patrimonio y emigrar lo antes posible a Cuba; lugar
donde mantiene magníficas propiedades e importantes contactos
que con toda seguridad podrán ayudarle. |
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Espiridiona Cenda, una joven cubana de solo veintiséis
pulgadas de estatura, llega a la Nueva York de fines
del siglo XIX con el deseo de triunfar como bailarina
y cantante. Chiquita fue galardonada con el Premio Alfaguara
de novela de 2008.
Esta biografía imaginaria de un personaje real
recrea con libertad y una fabulación ilimitada
las aventuras y desventuras de Chiquita, una mujer seductora
e independiente que llegó a convertirse en una
de las celebridades mejor pagadas de los teatros de
vaudeville y las ferias de su tiempo. Elegante, humorística
y llena de peripecias, la novela es un ambicioso fresco
de una época pródiga en transformaciones
sociales y milagros tecnológicos, en que las
potencias se disputaban territorios, las cofradías
secretas no habían perdido la esperanza de convertir
el mundo en una gran Arcadia y las "curiosidades humanas"
ejercían una extraña atracción
sobre las multitudes.
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La experiencia del autor en La Habana como representante
del gobierno de Salvador Allende en 1971. Jorge Edwards
fue el primer escritor latinoamericano en notar que algo
iba irremediablemente mal en la Revolución cubana. Las
ilusiones románticas de la primera etapa, que despertaron
la esperanza de las masas latinoamericanas y de los intelectuales
de izquierda a nivel mundial, comenzaban a resquebrajarse.
En Persona non grata el autor narra con agudeza su experiencia
en La Habana como representante del gobierno de Salvador
Allende, adonde llegó en 1971 con la misión de reanudar
las relaciones diplomáticas entre ambos países. Tres meses
después debió partir prácticamente expulsado por el régimen
castrista. |
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Concluye aquí el ciclo dedicado por Carme Riera
a los judíos conversos mallorquines, iniciado con
su anterior novela, En el último azul. Los protagonistas
de esta historia descienden de Isabel Tarongí,
muerta en el brasero inquisitorial en 1691. La acción
transcurre a mediados del siglo XIX en la isla de Cuba,
adonde emigran dos ramas de la familia Forteza. En La
Habana, cuando empiezan a respirarse los primeros aires
independentistas contra la corona española, unos
hermanos se juegan a las cartas a cuál de los dos
le corresponderá el sacrificio de casarse, y poco
más tarde será el destino quien se encargue
de escoger una víctima propiciatoria: María
de Fortaleza. Por el cielo y más allá, una
narración que combina el relato psicológico
y la novela histórica, es a la vez un retablo de
vida bullente, animada por variopintos personajes, galanteos
refinados, muertes violentas y convulsiones sociales y
polóticas tan decisivas para la historia de España
y Cuba como para la protagonista. |
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Artemisa, capital de la trocha y de la guarnición militar
de Pinar del Río, Cuba, 1896: un imperio se resquebraja,
y con él los militares que lo defienden. El misterioso
e instruido Juan Vives, el inocente Martínez Calonge
y -sobre todo- el escritor Manuel Ciges Aparicio, que
no duda entre su deber ante la patria y su derecho a
la libertad, nos mostrarán sus penurias y deseos en
una novela sobre la capacidad humana no ya para sobrevivir,
sino para resistir ante el horror. En Las guerras de
Artemisa, su obra más ambiciosa, Andrés Sorel aborda
-por primera vez en nuestra literatura- la reconcentración
en la Guerra de Cuba, que ordenó el general Valeriano
Weyler cuarenta años antes de los campos nazis. Sexo
y violencia, paisajes físicos y humanos, historias íntimas
y dramas colectivos con los que Sorel narra el acontecimiento
que cambió nuestra historia.
«Andrés Sorel defiende el compromiso del escritor con
sus propias convicciones, al margen del mercado, el
consumismo y el poder corrupto.» El País
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Finales del siglo XIX, España está a punto de perder
Cuba como colonia. Mientras en tierras cubanas se libra
una guerra sangrienta, en España, sin embrago, la mayoría
de los españoles no se percata de lo que está ocurriendo.
Gabriel y Tam, dos muchachos cubanos de trece años,
están dispuestos a luchar como sus padres, sin ser conscientes
del riesgo que conlleva y de que todavía son demasiado
jóvenes para ello. Paralelamente, en Jerez de la Frontera,
Pedro, un muchacho español que sirve en casa de una
familia adinerada, sufre por su hermano Juan, que ha
sido enviado a la guerra a Cuba. Una historia de amistad
y de esperanza, en la que asistimos al conflicto bélico
visto desde las dos orillas.
El día comienza mal para Adela, joven neoyorquina de
ascendencia cubana, cuando recibe la llamada de su madre.
Llevan enfadadas más de un año, porque Adela no solo
se ha trasladado a Miami, sino que vive con Marcos,
un joven habanero recién llegado a Estados Unidos que
la ha seducido por completo y al cual, por su origen,
su madre rechaza. Marcos le cuenta a Adela historias
de su infancia en la isla, arropado por un grupo de
amigos de sus padres, llamado el Clan, y le muestra
una foto de la última comida en que, siendo él niño,
estuvieron juntos veinticinco años atrás. Adela, que
presentía que el día se iba a torcer, descubre entre
los rostros a alguien familiar. Y un abismo se abre
bajo sus pies. Como polvo en el viento es la historia
de un grupo de amigos que ha sobrevivido a un destino
de exilio y dispersión, en Barcelona, en el extremo
noroeste de Estados Unidos, en Madrid, en Puerto Rico,
en Buenos Aires ...
¿Qué ha hecho la vida con ellos, que se habían querido
tanto? ¿Qué ha pasado con los que se fueron y con los
que decidieron quedarse? ¿Cómo les ha cambiado el tiempo?
¿Volverá a reunirlos el magnetismo del sentimiento de
pertenencia, la fuerza de los afectos? ¿O sus vidas
son ya polvo en el viento? En el trauma de la diáspora
y la desintegración de los vínculos, esta novela es
también un canto a la amistad, a los invisibles y poderosos
hilos del amor y las viejas lealtades. Una novela deslumbrante,
un retrato humano conmovedor, otra obra cumbre de Leonardo
Padura.
Leonardo Padura (La Habana, 1955), antes de recibir
el Premio Princesa de Asturias de las Letras 2015 por
el conjunto de su obra, había logrado el reconocimiento
internacional con sus novelas policiacas protagonizadas
por Mario Conde: Pasado perfecto, Vientos de cuaresma,
Máscaras, Paisaje de otoño, Adiós, Hemingway, La neblina
del ayer, La cola de la serpiente y La transparencia
del tiempo, traducidas a numerosos idiomas y merecedoras
de premios como el Café Gijón, el Dashiell Hammett,
el Premio de las Islas 2000, el Brigada 21 o el Premio
de Novela Histórica Barcino. Las primeras han dado origen
a la serie televisiva Vientos de La Habana (Premio Platino).
También es autor de La novela de mi vida, El hombre
que amaba a los perros (Premio de la Crítica en Cuba,
premio Francesco Gelmi di Caporiacco, Carbet del Caribe,
Prix Initiales y Prix Roger Caillois), Herejes (Premio
de Novela Histórica Ciudad de Zaragoza), Como polvo
en el viento, del libro de relatos Aquello estaba deseando
ocurrir, y de la novelización de Regreso a Ítaca, así
como de los ensayos reunidos en Agua por todas partes
y del reportaje sobre la música latina Los rostros de
la salsa.
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