Almudena Grandes quiso imaginar en su última novela un futuro
que podía suceder en un país como España sorprendido por la
pandemia y analizar los peligros que veía en el presente,
un "episodio del futuro y no del pasado" al que dedicó sus
últimos meses y que se convirtió en su forma de aferrarse
a la vida.
El poeta y director del Instituto Cervantes, Luis García
Montero, viudo de Almudena Grandes, fallecida el 27 de noviembre
de 2021 a consecuencia de un cáncer, ha presentado este lunes
junto con el editor de Tusquets, Juan Cerezo, "Todo va a mejorar",
su novela póstuma, que comenzó a escribir durante la pandemia
y de la que la actriz Aitana Sánchez Gijón ha leído unos extractos.
Almudena Grandes estaba preparando "Mariano en el Bidasoa",
el sexto y último de los "Episodios de una Guerra interminable"
-que concibió como una serie de novelas para dar voz a los
perdedores de la guerra civil- , cuando comenzó el estado
de alarma y el confinamiento y decidió interrumpir este proyecto
para responder a través de la literatura a esa situación,
al igual que hizo con "Los besos en el pan" en la crisis económica
de 2008.
La autora comenzó a tomar notas para esta novela en la primavera
de 2020 y el 7 de mayo empezó a escribirla como un "regalo"
que se hacía a sí misma en su 60 cumpleaños.
Pero, como ha recordado García Montero, el 20 de septiembre
en un reconocimiento médico recibieron la noticia de que tenía
cáncer y en octubre retomó la escritura, tras la primera sesión
de quimioterapia, y se dedicó a ella porque era una forma
de aferrarse a la vida, "se convirtió en una tabla en la que
apoyarse".
Escribió y se dedicó a su historia hasta que durante sus
tres últimas semanas de vida, cuando la muerte se convirtió
en una realidad, "me explicó cómo quería acabar la novela
-recuerda García Montero-, leímos juntos las anotaciones de
los cuadernos, hablamos de las posibilidades y me pidió que
escribiese yo lo que iba a quedar sin concluir. Quería que
sus lectores conociesen el final de la historia que ella había
imaginado".
"Eso es lo que he procurado hacer en el último y breve capítulo
de este libro. No he pretendido, desde luego, estar a la altura
narrativa de Almudena, sino escribir, como ella quería, unas
páginas que siguiesen sus indicaciones. Espero no haber traicionado
el amor que sintió por sus lectores, sus lectoras y sus personajes".
Tanto García Montero como Juan Cerezo han explicado que han
sido muy respetuosos con el texto de Almudena Grandes a pesar
de que con ella viva el editor hacía sugerencias a sus anteriores
novelas que la escritora atendía y cambiaba sus textos.
Una novela que transcurre en la primera mitad del siglo XXI
cuando España se convierte en una dictadura ultracapitalista:
el país entero se transforma en una empresa privada que tiene
dueños, los propietarios de las grandes compañías españolas.
Pero, como aseguró Almudena Grandes, en ella también hay "buenos
resistentes" porque en sus historias siempre había "resistencia".
El director del Instituto Cervantes ha destacado que la novela
"tiene que ver mucho con el universo de Almudena" y ha recordado
cómo, tras el grandísimo éxito que supuso su primera obra,
"Las edades de Lulú", la autora decidió ser escritora en vez
de dedicarse a ser famosa y utilizar su literatura "en una
tradición para conocer la vida de la gente en medio de la
historia".
“Yo soy de Fabero ¿sabes?, un pueblecito de
León, cerca de la raya con Asturias, en el país del Bierzo”,
esta es la frase con la que Fabero ha querido homenajear e
inmortalizar a la recientemente fallecida Almudena Grande,
quien en su libro ‘Inés y la alegría’ hizo mención al municipio
berciano.
"Hacer de la historia un territorio de la vida cotidiana"
fue el propósito de Almudena Grandes con la mayoría de sus
novelas e "imaginar el futuro es una forma de reflexionar
y tomar conciencia sobre los problemas que nos pueden pasar
desapercibidos", ha indicado su viudo. "Hay países en la actualidad
que actúan como dictaduras reforzándose en los confinamientos
y gente que entiende la actualidad como un sálvese quien pueda.
A partir de ahí comienza el desprestigio de la política y
quien quiere convertir el país en un supermercado quiere que
se pueda perder el respeto a las instituciones", ha advertido
García Montero, que ha considerado que la sociedad hedonista
puede desembocar "en otro tipo de dictadura".
También ha hablado el viudo de Almudena Grandes de las declaraciones
que hizo el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida,
respecto a que la escritora no merecía ser hija predilecta
de la ciudad de Madrid, con las que ha considerado que "metió
la pata". Eran unas declaraciones "innecesarias" y "antipáticas"
que después se han puesto en su contra, ha destacado el poeta,
que ha señalado que "es de primero de democracia saber que
las instituciones son de todos" y ha agradecido las muestras
de cariño de los ciudadanos hacia Almudena Grandes.
Ha relatado asimismo que el día que recibieron un ejemplar
de la novela póstuma de Grandes, su hija Elisa lo dejó en
la tumba de la escritora en el cementerio civil de Madrid,
de donde desapareció poco después y donde han encontrado otro
de Pablo Neruda.
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Todo va a mejorar, la obra póstuma de Almudena Grandes, una
de las escritoras más emblemáticas de las últimas décadas
en nuestro país, llega en formato audiolibro, con la narración
en exclusiva de la actriz española Aitana Sánchez-Gijón. Esta
novela, que recoge la historia de una distopía política con
la reconocible esencia de la desaparecida escritora, relata
un mundo perfecto de felicidad obligatoria donde denunciar
la mentira puede costarte la vida. Almudena Grandes arrancó
esta obra en la última etapa de su vida, concretamente durante
los meses de confinamiento causados por la pandemia de covid-19.
Su marido, el literato Luis García Montero, se vio obligado
a terminar el relato de Almudena siguiendo las líneas maestras
de la propia autora que sitúa el argumento en un futuro muy
próximo. El audiolibro de la obra íntegra cuenta con la narración
en exclusiva de Aitana Sánchez-Gijón, quien explica así el
argumento de la novela: “Almudena Grandes construye una historia
posible en la que acabamos viviendo en una dictadura manejada
por unos hilos invisibles y con unos personajes muy perturbadores
que crean una realidad que llega a ser orwelliana”.
Todo va a mejorar expone el nacimiento de un nuevo partido
político que arrasa en las elecciones, llamado Movimiento
Ciudadano ¡Soluciones Ya! Tras la alarma de una ola de vandalismo
sin precedentes, la formación creará un nuevo cuerpo de vigilantes,
que se pone en marcha junto a un gran apagón que provocará
un acceso limitado a Internet. Una serie de medidas extraordinarias
se entrelazan con la situación social y sanitaria del país,
que se enfrenta a nuevas formas de pandemia que exigen velar
ante todo por una falsa seguridad. Almudena Grandes perfila
en esta novela coral de anticipación política a un grupo de
mujeres y hombres corrientes que serán los únicos que se atreverán
a desmontar las mentiras del nuevo régimen que mantiene a
todo un país bajo los abusos de poderosos sin escrúpulos “Almudena
nos ha hecho un regalo antes de irse, nos ha dejado esta novela
como un testamento vital y creo que tener la posibilidad de
leerlo en papel o escucharlo narrado en versión audiolibro
es una experiencia más de felicidad de encontrarse con ella
y, además, los oyentes se van a encontrar una voz de una lectora
apasionada y amante de Almudena”, confiesa la actriz Aitana
Sánchez-Gijón, que ha manifestado su admiración por toda la
obra de la escritora madrileña: “Soy otra lectora más que
esperaba ansiosa cada libro de Almudena, ella sabía que yo
la admiraba profundamente y las veces que la vida nos juntó
fueron muy gratas para mí”, añade.
Aitana Sánchez-Gijón, que ya ha puesto voz a otras obras
disponibles en exclusiva en Audible como El Ickabog o La Regenta,
ha cumplido el sueño de narrar una obra de Almudena: “Audible
me ha regalado el libro póstumo de Almudena, que pude leer
con las correcciones aun de edición, he tenido la sensación
de entrar en un tesoro escondido y ser de las primeras privilegiadas
que han podido leer ese manuscrito”, cuenta Sánchez-Gijón.
Sobre su narración la actriz ha explicado: “Al audiolibro
aporto mi pasión, mi admiración, mi respeto por Almudena y
la emoción de tener el privilegio de poner voz a todos esos
personajes y a esa narradora. Siento que Almudena aquí está
saldando cuentas, está haciendo su testamento ideológico e
incluso hay momentos de justicia". poética”, explica. Esta
obra, que llega hoy mismo en formato audiolibro y a todas
las librerías en formato tradicional, editado por Tusquets
Editores, es, sin duda, el legado de una gran narradora, figura
literaria de nuestra época, que logra de nuevo emocionarnos
y despertar conciencias.
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La memoria de Almudena Grandes se lee, pero
también se ve. La carrera de la escritora recién fallecida
está ligada al cine casi desde el principio, con una breve
incursión como actriz y una rapidísima adaptación de la primera
novela que escribió: Las edades de Lulú (1989). El vínculo
se extiende con hasta seis películas basadas en su obra, a
las que hay que sumar un par de series.
A lo largo de 20 años y con mejor o peor suerte,
todas estas producciones hablan, de una forma libre y honesta,
de deseo, experimentación y miedo, de fracasos y segundas
oportunidades, sobre todo desde el punto de vista de las mujeres.
Testimonios de niñas, chicas y señoras que, pese a todo, buscan
su propio sentido de la vida.
Las edades de Lulú.
Sin duda, la película más conocida basada en
un libro de Almudena Grandes. El enorme éxito de la novela
erótica original animó a Andrés Vicente Gómez (productor)
y Bigas Luna (director y coguionista) a adaptar al cine esta
historia sobre las pulsiones amorosas y sexuales de una joven
llamada Lulú (Francesca Neri), que arrancan con un hombre
mayor que ella (Óscar Ladoire).
Con espíritu de la tardomovida madrileña y una
abundante cantidad de escenas sexuales -que provocaron la
salida de Ángela Molina del proyecto-, Las edades de Lulú
revuelve con crudeza los caminos del deseo sexual femenino.
El ardor clásico de Luna está en todo su esplendor en sus
turbias atmósferas. María Barranco consiguió el Goya por su
papel de la transexual Ely y aparece Javier Bardem en uno
de sus primeros papeles. Fue la única ocasión en la que Grandes
participó directamente en el guion de una película.
Malena es un nombre de tango.
La tercera novela de Almudena Grandes significó
la segunda cesión de sus derechos para convertirla en película.
La adaptación la firmó el también escritor y guionista cubano
Senel Paz, mientras que a la dirección se puso el productor
Gerardo Herrero. A través de su productora, Tornasol, Herrero
fue el principal responsable a la hora de convertir en imágenes
las palabras de Grandes (dirigió también Los aires difíciles
y produjo Atlas de geografía humana y Castillos de cartón).
Malena es un nombre de tango es un intenso drama que vuelve
a hablar de una mujer en búsqueda de su propia identidad,
esta vez a través del descubrimiento del amor, los desengaños
y el incipiente peso de la memoria familiar, tan presente
en la obra posterior de Grandes. Un auténtico recital de Ariadna
Gil para una traicionera historia sobre lo difícil que es
encontrar tu lugar en el mundo.
Aunque tú no lo sepas.
El relato breve El vocabulario de los balcones
(uno de los siete del libro Modelos de mujer) se convirtió
en la película Aunque tú no lo sepas, título prestado de un
poema de Luis García Montero, marido de Grandes. Con el beneplácito
de la escritora, Juan Vicente Córdoba sacó adelante esta romántica
y medida obra, con la que consiguió la Medalla CEC al Mejor
Guion Adaptado. El reencuentro de dos enamorados, Lucía (Sílvia
Munt/Cristina Brondo) y Pablo (Gary Piquer/Andrés Gertrudix),
cubre una historia cruzada entre presente y pasado en la que
destacan la recreación del aroma quinqui del Madrid de barrio
de los 70 y el conflicto de clase. Un melancólico filme en
el que se explora, desde el edificio de enfrente, si es posible
darle una segunda oportunidad al amor.
Los aires difíciles.
La vuelta de Gerardo Herrero sobre la obra de
Almudena Grandes -esta vez adaptada en el guion por Ángeles
González-Sinde y Alberto Macías- sería con su quinta y exitosa
novela, en la que dos adultos, Juan y Sara (José Luis García
Pérez y Carme Elías), buscan reiniciar su vida en otro lugar
que les permita huir del pasado. El filme consiguió la Biznaga
de Oro en el Festival de Málaga. Los protagonistas intentan
aprender a vivir de nuevo en Los aires difíciles, que está
sobre todo centrada en el torturado personaje de Juan. La
ambientación en la blanca costa de Cádiz, con secundarios
de lujo como Cuca Escribano o Antonio Dechent, va descubriendo
en flashback lo que realmente ha sucedido en esta historia
familiar con varias subtramas.
Atlas de geografía humana.
Poco después de Los aires difíciles llegaría
la versión cinematográfica de Atlas de geografía humana, novela
que Grandes había escrito antes de aquella. Por primera vez,
una mujer dirigió -y coescribió junto a Nicolás Saad- una
película basada en su obra: Azucena Rodríguez. Cuca Escribano
hizo doblete en el cuarteto protagonista, que se completó
con Montse Germán, María Bouzas y Rosa Vila. Un filme coral
sobre la vida de un grupo de compañeras de trabajo y amigas
con ganas de darle un vuelco a todo. Menos trágica que anteriores
películas, es una esperanzadora película sobre mujeres que
rondan los 40 años y toman las riendas de su destino. Grandes
aseguró que era la película que más le gustaba de todas las
que se hicieron basadas en su obra.
Castillos de cartón.
Castillos de cartón, dirigida por Salvador García
Ruiz y que un tal Enrique Urbizu transformó en un guion. El
filme cuenta las idas y venidas de un triángulo amoroso formado
por tres estudiantes de Bellas Artes (Adriana Ugarte, Biel
Durán y Nilo Mur) durante unos poco nostálgicos años 80. Aunque
la gran presencia del sexo pueda aparentemente emparentarla
y hacerla rimar con Las edades de Lulú, la película de García
Ruiz sale del fetichismo de aquella y va por otro camino.
Uno incierto, el de los sueños de tres jóvenes que andan por
él entre sus emociones y lo que se espera de ellos, como funambulistas
con miedo a caerse. Una despedida a la Bertolucci (Soñadores,
2003) que está siendo más apreciada ahora que cuando se estrenó.
Almudena Grandes (Madrid, 1960-2021) se dio
a conocer en 1989 con Las edades de Lulú, XI Premio La Sonrisa
Vertical. Posteriormente publicó novelas como Te llamaré Viernes,
Malena es un nombre de tango, Atlas de geografía humana, Los
aires difíciles, Castillos de cartón, El corazón helado y
Los besos en el pan, y los libros de cuentos Modelos de mujer
y Estaciones de paso. La culminación de su carrera fueron
las cinco novelas que forman sus Episodios de una guerra interminable.
Tras recibir muchos reconocimientos en vida, póstumamente
ha recibido la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes
y el título de Hija Predilecta de Madrid. Varias bibliotecas
españolas llevan su nombre, así como en breve lo tendrá también
la Estación de Atocha de Madrid.
Doctorow ofrece al lector cuatro novelas cortas
de ciencia ficción sobre el presente y el futuro estadounidense
en un solo libro. Contadas por una de las voces del género
más en boga de nuestra generación, Radicalizado es una oportuna
colección de relatos conectados por visiones sociales, tecnológicas
y económicas de la actualidad y de lo que podría ser Estados
Unidos en un futuro cercano. «Pan no autorizado» es una historia
sobre la inmigración, la toxicidad de la estratificación económica
y tecnológica, y los jóvenes y los oprimidos que luchan contra
todo pronóstico para sobrevivir y prosperar. En «Una minoría
modélica», una figura similar a la de Superman intenta rectificar
la corrupción de las fuerzas policiales que durante mucho
tiempo creyó erróneamente que protegían a los indefensos,
solo para descubrir que sus esfuerzos afectan negativamente
a sus víctimas. «Radicalizado» es la historia de un levantamiento
violento en la red profunda contra las compañías de seguros,
contada desde la perspectiva de un hombre desesperado por
conseguir financiación para un medicamento experimental que
podría curar el cáncer terminal de su esposa. La cuarta historia,
«La máscara de la muerte roja», aborda la supervivencia del
individuo frente a la comunidad.
Una novela escrita por el aclamado autor Chuck
Wendig, el considerado por toda la crítica como gran relevo
de Stephen King. Una de las mejores novelas distópicas y de
terror de todos los tiempos, que relata una misteriosa epidemia
que asola Estados Unidos. NOMINADO AL PREMIO BRAM STOKER.
MEJOR LIBRO DEL AÑO PARA: The Washington Post • NPR • The
Guardian • Kirkus Reviews • Publishers Weekly • Library Journal
• Polygon.
Shana se despierta una mañana y descubre que
su hermana pequeña ha sido presa por las garras de una extraña
enfermedad. Parece que se ha convertido en una sonámbula.
Es incapaz de hablar y de despertarse, y se dirige con inexorable
determinación a un destino que sólo ella conoce. Pero Shana
y su hermana no están solas. Pronto se les unen una banda
de sonámbulos procedente de todo Estados Unidos, para realizar
el mismo viaje misterioso. Como Shana, hay otros pastores
que siguen al rebaño de sonámbulos en un intento por proteger
a sus amigos y familiares en el largo y oscuro camino que
les espera. En su recorrido, descubrirán una America convulsionada
por el terror y la violencia, donde esta nueva epidemia apocalíptica
resulta menos peligrosa que el miedo a ella.
La mano izquierda de la oscuridad, titulada
originalmente en inglés como The Left Hand of Darkness, es
una novela de ciencia ficción distópica (aunque también considerada
por muchos como utópica) escrita por la autora Ursula K. Le
Guin. Se publicó por primera vez en marzo de 1969.
En Los desposeídos la trama es la exploración,
lo que le permite analizar en detalle dos sistemas políticos,
un anárquico comunista (Anarres) y otro capitalista (Urras).
Ambos tendrán sus lados positivos y negativos. Como el sistema
capitalista es cercano a lo que conocemos, lo que más sorprende
del libro es toda la descripción de Anarres, hasta tal punto
que hay quien considera este libro como una utopía.
El Rebaño Ciego es uno de los mejores libros
distópicos. Cuenta con 542 páginas. Se basa en una ambientación
en la que la contaminación de la atmósfera ha llegado al punto
de tener que poner una máscara de gas para salir a casa y
las tasas de mortandad infantil suben. ¿Qué depara el futuro?
Un año en que, tras una guerra nuclear en que
se destruyó la Tierra, se ha creado una nueva civilización
en las profundidades del metro de Moscú. Su aparente seguridad
esconde algo ¿Quieres descubrirlo?
Sobre los peligros de la era digital, cuenta
la historia de Mae Holland cuando es contratada en la empresa
de Internet más influyente del mundo. Esta oportunidad pasa
a ser una historia de suspense con cuestiones como el pasado,
privacidad, memoria, los límites del conocimiento y la democracia.
¡Hagan sitio!, ¡hagan sitio! (en inglés, Make
Room! Make Room!) es una novela de ciencia ficción de 1966
escrita por Harry Harrison que explora las consecuencias sociales
del crecimiento irrefrenado de la población.
En Estados Unidos durante la década de 1960
y hasta 1980 se extendió la obsesión —motivada por la Guerra
Fría y el auge del comunismo en países asiáticos como China—
por el peligro de un crecimiento amenazador de la población
en esos países y en general la amenaza de la superpoblación.
Tanto el libro Make Room! Make Room! de Harry Harrison como
la película Soylent Green son creaciones de ficción construidas
sobre este fenómeno. El libro de 1968 del entomólogo estadounidense
Paul R. Ehrlich The Population Bomb (cuya traducción en castellano
sería La explosión demográfica) también hay que situarlo en
ese contexto pero, a diferencia de las obras de ficción, el
libro de Ehrlich aspiraba a ser un texto científico.
La novela fue la base del argumento de la película
de ciencia ficción Soylent Green, Cuando el destino nos alcance
(1973), dirigida por Richard Fleischer e interpretada por
Charlton Heston, film que cambió bastante la trama y el tema
introduciendo el canibalismo como una solución para alimentar
a la población.
Pocos meses después de publicar en España el
libro de relatos Radicalizado, Capitán Swing acaba de editar
una novela anterior, Walkaway, en la que Cory Doctorow imagina
un futuro lo suficientemente inmediato para ser reconocible,
y también lo suficientemente desfigurado por las consecuencias
del cambio climático y la codicia desbocada de las élites
como para dar miedo al mismo tiempo que deleita y divierte.
Rebelados contra el distópico statu quo consolidado,
un grupo creciente de inadaptados, los llamados andantes,
ha decidido abandonar las comodidades mínimas que garantiza
el mundo "por defecto". Se echan a andar extramuros sin nada
a cuestas, y aprovechan la chatarra del mundo y la tecnología
de código abierto para crear un germen de civilización alternativa
que pronto se verá amenazado por las diversas fuerzas del
orden que han dejado atrás.
"Es necesario distinguir entre una distopía
y un mundo con ingredientes distópicos", explica Doctorow.
"En las distopías, pienso en libros como 1984, de George Orwell,
o La carretera, de Cormac McCarthy, el mundo va mal y no hay
esperanzas de cambiarlo. Es un escenario de fin de la Historia,
y por eso creo que el fin de la Historia es la peor pesadilla
que podemos imaginar. Sin embargo, en un mundo con ingredientes
distópicos las cosas van mal pero podemos cambiarlas". Es
el caso del mundo de Walkaway y, por extensión, del nuestro.
Doctorow no pretende, pues, que Walkaway funcione
como profecía, sino como una fantasía, además de disfrutable,
aleccionadora. "La ciencia ficción debe entenderse como alegoría
y no como predicción. Pensar que se puede anticipar el futuro
equivale a decir que está predeterminado, que da igual lo
que hagamos y que las personas no importan. La ciencia ficción
es un modo de explorar a través de relatos fantásticos nuestros
miedos y nuestras esperanzas sobre la tecnología y las construcciones
sociales que la rodean. La distancia narrativa y la empatía
hacia los personajes que propicia la literatura nos permite
reflexionar sobre temas demasiado grandes y cercanos para
entenderlos y manejarlos", aclara.
"Acabar con el fascismo es el proyecto colectivo
más antiguo de la especie humana".
En la página de agradecimientos, Doctorow afirma
que nunca hubiera podido escribir esta novela sin la influencia
de Un paraíso en el infierno, el libro de Rebecca Solnit sobre
historias extraordinarias de ingenio y altruismo en medio
de crisis y desastres, y las obras de análisis crítico de
la economía y el capitalismo de David Graeber y Thomas Piketty.
Un curioso anclaje ensayístico tratándose de ciencia ficción.
"Estos escritores analizan el presente, escriben
acerca de los problemas y las amenazas del mundo, sus esperanzas
y sus soluciones. He intentado partir de su trabajo para entender
el presente con más claridad. Las parábolas futuristas utilizan
los acontecimientos e intentan simular en parte la claridad
que se obtiene después de que estos han tenido lugar. Imaginar
que hoy es ayer, hacerlo a través de la lente del futuro historiador
pensando hacia atrás en quiénes somos ahora, es muy liberador
y clarificador", asegura.
El de Walkaway es un mundo dominado desde arriba
por las ciudadelas de los ricos, donde ya no hay empleos,
sino sólo ingeniería financiera y política. La gente corriente
vive en un estado de posescasez con una renta garantizada
a cambio de su dócil asentimiento. Todo parece haber cambiado
según patrones de innovación tecnológica y de adaptación a
la debacle climática, pero el marco de capitalismo y desigualdad
permanece llamativamente inalterado.
Doctorow confirma la intención y el reflejo
de nuestro tiempo y nuestras preocupaciones: "Vivimos una
época marcada por la emergencia climática y la desigualdad,
y ambos problemas están conectados por los grandes monopolios.
Los ricos consiguen poder político y lo usan para crear poder
comercial, y a través de los monopolios consiguen controlar
la política. Por eso nuestros políticos están paralizados
aunque el mundo esté en llamas". El escritor canadiense, que
ha formado parte del núcleo duro de publicaciones como Wired
o Boing Boing y hoy sigue escrutando la realidad desde su
blog pluralistic.net, utiliza la gráfica metáfora de un autobús
dirigiéndose a toda velocidad hacia un precipicio para ilustrar
el rumbo de nuestra civilización.
"Durante décadas, los pasajeros de primera clase,
los que controlan el vehículo, nos han dicho que el precipicio
no existía, o que encontraríamos el modo de fabricar unas
alas antes de llegar, o que al llegar iríamos lo suficientemente
rápido para saltarlo", asegura, "ahora que nos acercamos al
borde, los de primera clase han cambiado de discurso, pero
dicen que es muy tarde para parar". "Walkaway es una historia
de personas que tienen los mismos problemas que nosotros,
pero nosotros tenemos la posibilidad de coger los mandos del
autobús y cambiar de rumbo", explica, "no va a ser agradable,
un volantazo a 200 por hora no puede serlo, pero es mejor
que seguir hacia el precipicio. La idea de que podemos mejorar
nuestras circunstancias, al menos un poco, y entonces encontrar
otro modo de mejorarlas otro poco y de que, ya sabes, poco
a poco [en español], podamos encontrar nuestro camino hacia
un futuro mejor, es fructífero y esperanzador porque se basa
en la idea de la capacidad humana para actuar y cambiar las
cosas, y ahí reside la diferencia entre la distopía y la utopía".
Acabamos Junio con esta maravilla, en el monográfico
dedicado a las sagas.
Página 3.
Una operación quirúrgica que extirpa el impulso
sexual masculino, un tren que nos devuelve a cualquier punto
del pasado, un invento genético que acerca la vida eterna…
En esta mítica colección de relatos, Anna Starobinets retrata
sin piedad una humanidad que se tambalea. Ciencia y religión,
razón y pasiones, instinto y civilización: no hay pieza del
puzle humano que escape a su mirada, a la vez devastadora
y comprensiva. La glándula de Ícaro es una distopía que roza
peligrosamente lo real, donde la ciencia es solo una excusa
para abrir en canal a sus protagonistas y revelar sus engranajes.
La obra de Starobinets es puro «horror lírico». Esta colección
de relatos está repleta de pesadillas que amenazan no solo
con cumplirse, sino con ser realidad en el momento en que
se leen.
Incluimos a la autora en el monográfico
de nuestra bibliotecaria dedicado a Rusia y Ucrania.
El último hombre vivo es el título español que
se puso a la película The Omega man, la adaptación cinematográfica
que el director Boris Seagal hizo en 1971 de la novela Soy
leyenda, un clásico del género de terror y ciencia ficción
que publicó el escritor y guionista estadounidense Richard
Matheson en 1954. Sin embargo, la literatura fantástica tiene
una obra de ese mismo género y título similar, The last man
(El último hombre), casi desconocida para el gran público
a pesar de que su autora fue nada más y nada menos que Mary
Shelley, que ocho años antes había firmado la célebre Frankenstein.
Nació en el Londres de 1797, segunda hija de
la filósofa feminista Mary Wollstonecraft y del periodista
William Godwin, quien al quedar viudo tras el parto crió a
su hija (y a su hijastra) en solitario, Educada por su padre
en el liberalismo político e imbuida de las ideas revolucionarias
de su fallecida progenitora gracias a los libros que ésta
había escrito, Mary adquirió una vasta cultura y se enamoró
del poeta Percy B. Shelley, de quien tomaría el apellido pese
a estar ya casado y del que quedó embarazada, aunque un parto
prematuro malogró su matenidad. Para resarcirse decidieron
veranear en Villa Diodati (Suiza), acompañando a otra hermana
de Mary, Claire Clairmont, que iba a visitar a su amante,
Lord Byron.
Como es sabido, la meteorología adversa causada
por la erupción del volcán Tambora les obligó a permanecer
en casa días varios días seguidos, lo que aprovecharon para
contar historias de fantasmas en torno a la chimenea, así
como para conversar sobre los experimentos de Andrew Crosse
y Erasmus Darwin -abuelo del autor de El origen de las especies-,
de los que se decía que habían conseguido reanimar materia
orgánica muerta con electricidad; también visitaron un castillo
cercano donde había trabajado el alquimista Johann Conrad
Dippel. Todo eso les llevó al juego de escribir cada uno un
cuento de terror.
Nuestra bibliotecaria dedica un interesante
monográfico a la autora.
Byron aportó el tercer canto para su poemario
Las peregrinaciones de Childe Harold y el esbozo de un relato
titulado El entierro, que aprovechó su secretario, John William
Polidori, para alumbrar El vampiro. Mary, que basó el suyo
en un sueño que tuvo una de aquellas noches, terminaría ampliándolo
y publicándolo en 1818, tras una revisión gramatical y estilística
de Shelley: Frankenstein o el moderno Prometeo. Salió de forma
anónima, sólo con un prólogo de Shelley y una dedicatoria
a Willian Godwin, siendo la primera tirada de medio millar
de ejemplares (en tres volúmenes, como era costumbre).
El éxito llevó a nuevas reeediciones, traducciones
e incluso al estreno de una pieza teatral, Presunción; o,
el destino de Frankenstein, firmada por el dramaturgo Richard
Brinsley Peake. La vida de Mary, en cambio, se convirtió en
una montaña rusa: la muerte de sus sucesivos hijos la sumió
en depresiones frecuentes que la alejaron de su pareja, lo
que se sumaba a su delicada salud y a la estrechez económica
con que vivía.
El golpe definitivo llegó en 1822, cuando Shelley
murió ahogado en un accidente, en Italia. Mary regresó a Inglaterra
e inició una carrera literaria propiamente dicha. El primer
producto de esa vocación, más allá de trabajos menores, fue
El último hombre, en el año 1826, y le sirvió de válvula de
escape:
“Siento que vuelve la fuerza, y eso ya es una
alegría. Al fin se disipa el invierno que había tomado mi
alma. Vuelvo a sentir el entusiasmo luminoso de la escritura
a medida que puedo volcar lo que siento en el papel. Las ideas
se elevan y me complace expresarlas”.
Will Smith se enfrenta a los vampiros del apocalipsis
biológico en esta adaptación del clásico de Richard Matheson
que pronto tendrá una segunda parte.
Después vendrían otras novelas, como Perkin
Warbeck (1830), Lodore (1835) y Falkner (1837), además de
libros de viajes como Caminatas por Alemania e Italia en 1840,
1842 y 1843 (1844), artículos, cuentos, etc. Aunque nunca
repitió el éxito de Frankenstein, se ha hecho un hueco en
la historia del género fantástico no sólo por la historia
de la criatura que luego inmortalizó definitivamente el cine,
sino también por aquella otra con la que dio inicio a su vida
de escritora profesional. A veces se añade una coletilla al
título dejándolo en El último hombre en la Tierra, lo que
acentúa el tono apocalíptico del argumento. Dicho tono sirve
para envolver un relato que constituye una distopía, es decir,
la descripción de una sociedad futura indeseable y perversa.
Las distopías no eran nuevas en la literatura,
pues autores como Jonathan Swift (Los viajes de Gulliver)
y Ludvig Holberg (Viaje al mundo subterráneo) ya las habían
tratado en el siglo XVIII como contrapunto a la anterior Utopía
de Tomás Moro. En el siglo XX lo harían otros como Robert
Hugh Benson (Señor del mundo), E. M. Forster (La máquina se
para), Yevgueni Zamiatin (Nosotros), Eduardo Urzaiz Rodríguez
(Eugenia) o Thea von Harbou (Metrópolis), antes de la edad
de oro que tuvo en George Orwell (1984), Aldous Huxley (Un
mundo feliz) y Ray Bradbury (Farenheit 451) a sus máximos
exponentes.
Eduardo Urzaiz Rodríguez. Fue conocido por sus
trabajos como psiquiatra, pedagogo y escritor. Fue precursor
de la cesárea en México. Fundador de la Universidad Autónoma
de Yucatán y el escritor de la primera novela de ciencia ficción
mexicana: Eugenia.
Entre una época y otra, Mary imaginó su propia
distopía con la reseñada pátina apocalíptica que más tarde
practicaría también otro destacado distópico literario, H.
G. Wells, en varias de sus novelas, especialmente La máquina
del tiempo y The shape of things to come. Uno y otra tienen
en común el introducir en sus obras cierto naturalismo y -más
en Wells que en ella por la diferencia cronológica- una imaginación
que no se limita a lo mecánico (aunque Mary incluye en su
novela unos globos forrados de plumas como medio de transporte)
sino que alcanza lo social.
La escritora se inspiró, según explicó ella
misma en el prólogo, en la consulta de unos documentos durante
su estancia en Nápoles en 1818: los de la Sibila de Cumas,
aquella profetisa hija de una ninfa, natural de Jonia pero
que pasó casi toda su vida en una cueva de Campania (una región
de la Magna Grecia, hoy el sur de Italia) y redactó los Libros
Sibilinos, una colección de predicciones que los romanos conservaron
celosamente hasta el siglo V d.C. porque sus gobernantes los
consultaban cada vez que debían tomar una decisión trascendental
que afectase a su futuro. De hecho, el libro empieza en la
gruta y las peripecias del protagonista de El último hombre,
Lionel Verney, transcurren en la segunda mitad del siglo XXI.
En el primer volumen, Lionel, hijo de un noble
arruinado que se suicida, crece aislado del mundo junto a
su hermana Perdita. En 2013 se proclama una república en Inglaterra
y Adrian, un joven noble de ideales republicanos, entabla
amistad con Lionel, al que educa concienzudamente. Luego tras
una guerra anglo-griega, un héroe de ésta, Lord Raymond, regresa
y se enamora de Perdita. Se sucede entonces una trama de amores
y desamores entre los personajes, con sus correspondientes
implicaciones familiares, mientras el contexto político va
derivando hacia una dictadura.
2023. Reina un Tampax.
En el segundo volumen, Lionel y Raymond lideran
una invasión de Constantinopla en la que fallece el segundo.
Entretanto, una temible epidemia que se propaga por el aire
y devendrá en pandemia avanza imparable desde Asia y empieza
a azotar Europa y América, exterminando a cuantos se contagian
(salvo a los animales), lo que provoca la huida del proclamado
Protector inglés. Adrian ocupa su puesto tratando de gobernar
con juicio, pero emigrantes americanos saquean Irlanda y Escocia,
planeando incluso la invasión de Inglaterra, aunque Adrian
consigue reconducir la situación sin necesidad de recurrir
a las armas.
En la tercera y última parte, Lionel se contagia
de la enfermedad pero logra sobrevivir, siendo la única persona
que lo ha hecho. Mientras, los inmigrantes se escinden en
dos facciones, una de las cuales está dirigida por un líder
mesiánico que promete a sus seguidores que se salvarán de
la plaga y se enfrenta a Adrian, que ha conseguido unir a
los demás. El falso mesías termina quitándose la vida y los
protagonistas supervivientes se establecen en Suiza huyendo
de la epidemia. Cuando el tifus alcanza a alguno, se embarcan
hacia Grecia, pero una tormenta hunde el barco y ahoga a Adrian.
Sólo queda Lionel, el último hombre vivo de la Tierra, que
alcanza a nado la costa y se establece en Roma pasando el
resto de sus días recorriendo el mundo en busca de otro humano
hasta el año 2100.
¿Acertará la autora para el próximo
2100?
En esta síntesis argumental se aprecia claramente
cómo Mary Shelley aprovechó muchas de sus experiencias personales,
tal como admitió en 1824:
[«El último hombre] Podría muy bien describir
los sentimientos de ese ser solitario, sintiéndome yo misma
la última reliquia de mi querida raza, mis compañeros extintos
antes que yo…»
Así, vamos viendo desde el viaje a Suiza al
ahogamiento de Shelley -a quien identifica con Adrian-, pasando
por la asimilación de Raymond con Lord Byron, el fracaso de
los ideales del romanticismo revolucionario ante el ascenso
bonapartista, la descomposición del círculo de amistades por
la muerte de sus integrantes, la pérdida de hijos que sufren
los personajes femeninos, la lucha -fracasada- de la ciencia
para afrontar la plaga, la Guerra de la Independencia de Grecia,
etc. El hilo, por otra parte, parece ser que se inspira en
Le dernier homme, una novela que el francés Jean-Baptiste
Cousin de Grainville publicada en 1805 y traducida al inglés
al año siguiente con el título Omegarus and Syderia. En realidad
se trataba de una moda temática que llevaba prácticándose
un par de décadas y que le pasó factura a Shelley por hartazgo
general.
Y es que, aunque su autora la consideraba una
de sus novelas favoritas, El último hombre fue un fracaso
absoluto. Su visión implacable de un futuro en el que la peste
extingue a los seres humanos entre guerras, revueltas, racismo
y otras mezquindades egoístas, lo que paralelamente favorece
el desarrollo de la naturaleza -el surgimiento de un nuevo
jardín del Edén, se podría decir-, provocó la burla general
de la crítica e incomodó a muchos lectores que desde poco
antes, con la explosión de descubrimientos de fósiles de dinosaurios
por Mary Anning, sabían que las especies no eran eternas y
podían desaparecer.
Consecuentemente, el libro sólo tuvo una edición
nacional (hubo otra en Francia ese mismo año y una tercera
en EEUU en 1833, esta última ilegal), no volviendo a publicarse
hasta una fecha tan tardía como 1965, cuando los nuevos tiempos
parecían más propicios para acoger un tema como el que trata.
Sin embargo, a la par, también habían cambiado los gustos
estilísticos y el lenguaje romántico resultaba demasiado ampuloso,
por lo que tampoco en el siglo XX consiguió repercusión. Quizá
hubiera sido oportuno reeditarlo en 2019, con ocasión de la
pandemia de Covid.
Emerald Steinfeld tiene dos problemas: que sufre
de amnesia y que no lo sabe. A pesar de que la Fortaleza oprime
a sus habitantes con la excusa de sobreponerse a la guerra
contra los robots, la pequeña Steinfeld parece tenerlo todo.
No solo vive rodeada de comodidades, sino que, además, su
apellido es de los más influyentes de la nación. Entonces,
¿por qué decidió formar parte del ataque que casi acaba con
su sociedad? Emerald, nada dispuesta a colaborar con la nación,
es sometida a amnesia química, un proceso que borra parte
de la memoria y la muestra a través de sueños confusos que
posteriormente se analizan. Pero el tiempo se agota y el gobierno
necesita que Emerald delate a los implicados en el golpe cuanto
antes ¿Amigo o enemigo? ¿Verdad o mentira? ¿Cómo confiar en
tus propios recuerdos cuando han sido manipulados?
Una interesante distopia para los jovenes de
la casa.
Nuestra bibliotecaria incluye a Esperanza en
la tercera página de los autores recomendados.
Tres mujeres viven vigiladas por drones en un
mundo que la tecnología ha pervertido. Un relato que nos sitúa
en un futuro que parece muy cercano en el que la inteligencia
artificial controla hasta la poesía, las personas se desvanecen
y los boots se vuelven casi humanos. Rebelde, exigente e incómoda,
Sanz explora en esta distopía apocalíptica las implicaciones
éticas, sociales y políticas de la Inteligencia Artificial.
Esta novela sitúa al lector en el mundo futuro de Land in
Blue (Rapsodia). Allí una mujer madura vive con Flor Azul,
un dron a través del que mantiene conversaciones con su amiga
Bibi, que en realidad es la voz de una actriz. La mujer, solitaria
y desmemoriada, vive separada de sus hijas, Selva y Tina,
protegidas y vigiladas cada una por otro dron: el desencantado
Obsolescencia y el adolescente Cucú. La mujer habita un mundo
regido por lo virtual, las empresas de paquetería y los programas
del corazón. La banda sonora de esta ciudad-país-mundo es
la de las persianas metálicas que bajan de golpe.
Silvia P. Martín es bookstagrammer, la comunidad
de jovenes (en su mayoria) que se juntan a traves de internet
para compartir reseñas y recomendaciones, y escritora.
Con más de ocho mil seguidores en Instagram, comenzó haciendo
reseñas de libros y publicó su primera novela, 48 horas antes
de ser un zombie, con mucho éxito. Silvia destaca por las
caracterizaciones a través del maquillaje, la vestimenta y
el retoque fotográfico que hace en sus redes sociales sobre
los libros que lee y ahora le llega el turno a su nueva novela,
Casa de sueño y pesadilla, que ya se ha colocado en los primeros
puestos del ranking del Premio literario Amazon Storyteller
2022 y es el libro más vendido en Aventuras de ciencia ficción.
Cultiva varios géneros. Hoy recomendamos
su peculiar distopia, futurista y envolvente con una gran
crítica social.
La autora con su segundo libro.
En Casa de sueño y pesadilla nos trasladamos
al año 2320, a un mundo en el que la humanidad ha perdido
la capacidad de dormir por sí misma. Ya no existe el dinero
y la moneda de cambio son las horas de sueño, llamadas Tiempo
Rem (TR). Esto lleva a la creación de dos clases sociales:
los Rem, que tienen millones de horas de sueño en el banco
y pueden disfrutar de una vida descansada, y los Norrem, los
pobres que luchan por sobrevivir durmiendo apenas un par de
horas al día.
Kawachi es una Norrem cuya vida da un giro de
180º y se sumerge en la sociedad de los Rem. Ivo trabaja como
conductor de sueño en La Casa, donde los clientes ricos pagan
por soñar gracias a un innovador sistema neuronal, y lleva
una vida lo bastante acomodada en comparación con el resto
de los de su clase. Viven cada uno en una punta del mundo,
pero un día sus caminos se cruzan y da comienzo una carrera
contrarreloj que transformará todo lo que habían conocido
hasta ese momento. ¿Pueden convertirse los sueños en pesadillas?
Nosotros es una novela distópica rusa escrita
por Yevgueni Zamiatin en 1920 ambientada en una sociedad futura
donde la vigilancia y represión por parte del Estado es total.
No fue publicada en ruso hasta 1988, debido a problemas de
censura. Es una de las primeras obras del subgénero de las
distopías e inspiró, entre otras novelas, 1984 de George Orwell,
quien, según el propio autor británico, había leído a Zamiatin
en su traducción francesa, Nous autres.
Nosotros surge a partir de las vivencias del
autor en la Rusia de antes y de después de la Revolución rusa
de 1917. Había sido encarcelado primero por el régimen zarista,
en 1906, y posteriormente por los bolcheviques en 1922. También
recoge las experiencias de su trabajo como ingeniero naval
en Newcastle, en los astilleros del río Tyne, durante la Primera
Guerra Mundial. Respondiendo a la reseña que Orwell había
escrito en 1946 sobre el libro para la revista Tribune, Gleb
Struve, autor de 25 Years of Soviet Russian Literature (obra
citada por Orwell) afirma que aunque la novela critica claramente
el régimen soviético, puede que también haga referencia al
fascismo de Mussolini.
Como la mayoría de los intelectuales rusos de
fines del siglo XIX, Zamiatin tuvo una vida agitada y expuesta
al peligro. Nacido en 1884, cursó estudios de ingeniería naval
y en 1913 se unió a los bolcheviques. Tras su detención, fue
enviado a la cárcel y al destierro en Siberia. Tras conseguir
escapar, regresó a San Petersburgo, donde de nuevo fue apresado
y mandado al exilio. De ese periodo, surgirán dos importantes
novelas suyas El provinciano y En el fin del mundo. En 1917,
se produjo la Revolución de Octubre, y Zamiatin estuvo, al
igual que casi todos los escritores jóvenes rusos, entre sus
sostenedores y defensores. En 1918, publicó una serie de relatos,
entre los que destaca La cueva (obra cercana a El jinete del
cubo de Kafka), la cual era considerada en la época como «la
materialización de una pesadilla, la historia de la degradación
y miseria de personas cuyo único objetivo es la obtención
de comida y alimentación».
Hacia 1920, cuando escribió Nosotros, Zamiatin
era ya un autor reconocido. En ese año, la situación económica
y cultural de Rusia tocaba fondo. La guerra civil provocó
el cierre de diferentes espacios de difusión, tales como escuelas,
editoriales y universidades, entre muchos otros. Lo anterior
causó que muchos de los escritores jóvenes se alistaran al
Ejército Rojo y los más ancianos emigraron. No fue sino hasta
el fin de la guerra civil cuando se volvió a retomar la cultura,
donde el régimen apoyó campañas de alfabetización y superación.
Posteriormente, aparecieron innumerables tendencias
literarias, siendo tres las principales: el LEF (acaudillado
por Mayakovski), cuya consigna era barrer el pasado cultural
y hacer del escritor el «escudo y lanza» de la Revolución;
el Proletkult, que era similar al LEF, pero con la diferencia
de que la nueva cultura solo podían engendrarla obreros y
campesinos, quienes debían ponerse al servicio incondicional
de la Revolución, y escribir bajo los intereses de esta; y
la de los «Hermanos de Serapión» (que tomaron su nombre de
un personaje de E. T. A. Hoffmann), quienes desde el inicio
apoyaron la Revolución y que pelearon en las filas del Ejército
Rojo. Desde el primer momento reivindicaron su derecho a escribir
con libertad. Esta tendencia se manifestó por la experimentación
formal en la literatura, con rupturas en el lenguaje, sintaxis
e incorporación de los nuevos vocablos precedentes del folclore
ruso. Zamiatin fue mentor de esta tendencia.
Pásate por Intro >> Resumen temático.
Desde su publicación original en inglés y después
de muchos años, en ruso, Nosotros causó controversias, provocando
una violenta campaña en su contra. Se prohibieron los libros
y obras de teatro del autor. En 1931, tras esta circunstancia,
le enviará una carta a Stalin solicitando el permiso de emigrar
de la URSS. Gracias a su amistad con el entonces patriarca
de las letras soviéticas, Máximo Gorki, se le concedió dicha
solicitud hasta el año 1932.
Nosotros es considerada una de las obras más
influyentes del género de las novelas distópicas. Entre las
obras más citadas más directamente influidas por ella, se
encuentra Un mundo feliz (1932), de Aldous Huxley, y 1984
(1949), de George Orwell. El segundo autor planteó que Un
mundo feliz debía estar, al menos en parte, inspirada por
Nosotros. Sin embargo, Huxley afirmó que su novela era una
reacción a las utopías de H. G. Wells y que lo había escrito
mucho antes de conocer la obra de Zamiatin. Orwell comenzó
a escribir 1984 unos meses después de haber leído Nosotros
y mencionó que lo iba a utilizar como modelo para su próxima
novela.
En un futuro cercano, nada imprevisible ha ocurrido.
Al contrario, todo es un poco más frío, más distante. Los
ancianos, los sentimientos o la vida de los outsiders valen
menos y las fronteras, más. Esta es la historia de Shasta,
hija de un disidente y locutor furtivo de relatos. Ambos construyen
emisoras de radio en un taller secreto de su casa. Con ellas
realizan incursiones nocturnas y narran historias que forman
parte de un plan cuyo propósito completo Shasta desconoce.
También es la historia de Matt Scott, director del cuerpo
de seguridad de fronteras, el peor enemigo de los disidentes
y vecino de Shasta. La trama los unirá en un duelo psicológico
de mutuos intereses escondidos en conversaciones íntimas que
ninguno elude. La intuición y la inteligencia serán las únicas
armas de un juego que poco a poco se intuye fatal. Disidentes
se plantea con todo el suspense de un thriller de ciencia
ficción.
No obstante, la tensión argumental de esta novela
no es su máximo valor, el diseño de su arquitectura permite
que asome en la novela una nueva capa más profunda, más vital.
Disidentes está construida por una historia trasversal la
cual se ve atravesada por la narración furtiva de diez relatos.
Diez relatos de gran fuerza visual, cosidos sobre ella de
tal forma que cada uno aporta un eco importante a su paso.
En cada narración, el suspense del thriller deja lugar a materias
más íntimas. El amor, la vejez, los recuerdos, el concepto
del tiempo o del mal flotan en la trama de cada relato y,
gracias a ellos, la historia trasversal consigue revelarse
en todas sus dimensiones llegando a tomar una entidad y un
calado inesperados.
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